Capítulo 20: Dolorosas heridas




Viernes 1 de diciembre 2018, 2 semanas después

Mirándolo fijamente, sus ojos color café brillando con la emoción, sus labios enrojecidos enmarcando cada gemido que brotaba de su garganta. Tenía a su muñequito empotrado contra una pared mientras lo penetraba tan lentamente que podía sentir cada textura de su cavidad interior. Ambos jadeaban al unísono, un sonido sensual y bajo irrumpiendo en las paredes de aquel baño, las gotas que perlaban sus cuerpos tras una reciente ducha, besos que se mezclaban con lenguas juguetonas y sonrisas enamoradas. Mierda, había sido bendecido.

Las piernas del príncipe Kim SeokJin se envolvieron tras su espalda como una llave de seguridad y otra manera de poder acercarlo, quería que lo penetrara sin piedad, que se comportara salvaje e insaciable, quería llenarse de su esencia, no quería consideraciones especiales por ser de la realeza.

Jeon Jungkook tiró de su cabello y antes de apoyarlo en una barra metálica que convenientemente había instalado allí, no dudó en extender las piernas del muchacho hacia los costados mientras regaba besos y mordiscos a su conveniencia.

—Señor... señor Jeon —se mordió los labios moviendo los dedos de sus pies inquieto.

—Ahh señor Jeon, señor Jeon —dijo sensualmente Jungkook— ¿No soy yo quien debe hablar con honoríficos, su majestad? —besó larga y amorosamente el costado de su rodilla izquierda— ¿Acaso no soy yo quien debe rendirle honores?

Las mejillas del muchacho se volvieron rojas hasta las orejas, no podía negar que esto era un momento delicadamente sensual. Con lentitud el modelo lo tomó entre sus brazos y lo llevó hacia su habitación antes de depositarlo como un tesoro sobre la superficie de la cama, una cama que había pasado más desordenada que otra cosa con sus continuos encuentros sexuales.

Ambos tenían muy claro una cosa y es que, aunque quisieran negarlo, el tiempo estaba en contra. El modelo (y actor), prácticamente se acostó encima del muchacho y sin quitarle la vista de encima elevó sus rodillas al hombro para tener un mejor acceso a su trasero. ¿Qué conveniente no? El príncipe era tan elástico como una chiquilla.

—¿Quieres esto bebé? —asintió jadeante, no estaban usando protección, un código de confianza entre ambos— ahhhh

—No me sonrías así, idiota... voy a correrme —susurró con un confianza dejando de lado por un segundo todo lo de honoríficos y esas cosas.

El modelo frunció el ceño ¿Podían unas palabras encenderlo aún más? su polla estaba irritantemente gruesa dentro del muchacho. Levantó una ceja antes de besarlo profundamente y penetrarlo salvajemente mientras lo escuchaba jadear dentro de él, quería absorberlo todo, lo quería a él.

¿Por qué se había enamorado de alguien que no podía retener? La cama empezaba a sonar cuando el respaldo se golpeaba contra la pared aunque no importaba en absoluto, vivían solos en los maravillosos espacios de su amplio penthouse.

Debería ser vergonzoso pero era obscena la manera en la que sus cuerpos hacían sonidos, la humedad de la carne, los jadeos y gemidos, los besos desesperados. El modelo creía poder rasgarlo si lo penetraba tan salvajemente pero el muchacho parecía querer devorar el miembro de esa manera. Tiró de su cabello hacia atrás y enterró los dientes en su manzana de Adán, podía percibir la vibración de sus soniditos guturales sobre sus labios, incluso podía llenarse un poco con el sudor que caía por el costado de su rostro. Era suyo, el príncipe Kim SeokJin era suyo y aunque volviera a 1700 seguiría llevando en su cuerpo parte de sus recuerdos.

—¿Quieres más de esto? ¿Lo... ahh lo quieres? —cambiaron de posición cuando él se acostó y dejó al muchacho sobre su miembro, asintió con dificultad— tómalo, móntalo.

La duda cruzó la mirada del muchacho ¿Estaría bien si lo follaba así? antes que pudiese retroceder, Jeon Jungkook lo sujetó de las caderas y con los movimientos suaves de la suya fueron encontraron el equilibrio perfecto hasta que el propio cuerpo de Kim SeokJin lo fue cabalgando. Hubiese deseado por un segundo verlo con el cabello largo y algunos mechones moverse con el vaivén de sus cuerpos, sin embargo lo tenía corto, seguía siendo perfecto.

Bajó la vista un segundo a su cintura y vientre marcado, allí brillaba su pene esperando que alguien le prestara la atención que se merecía. ¿Cuánto llevaban tocándose y amándose? Tal vez una hora, solo que en la última instancia pidieron a gritos encontrarse en el cuerpo del otro.

Sostuvo la base de su miembro con decisión y movió la mano de arriba hacia abajo. Quería meterlo en la boca y succionarlo hasta enloquecerlo, se le apetecía tanto como el muñeco salivaba por los pasteles. Bastó tan solo un poco para que el muchacho inclinara la cabeza hacia atrás y maldijera en una jerga antigua mientras explotaba compulsivamente en un orgasmo. Jungkook se sintió embrujado con su expresión, tanto que terminó corriéndose a los pocos segundos, llenando hasta el lugar más recóndito de su cuerpo con su semén.

Agotado y extremadamente jadeante, el príncipe cayó hacia adelante descansando su rostro en el cuello de Jungkook y bebiendo de su piel para calmar las ansias, podía sentir sobre sus labios el latido frenético de su arteria y el olor mismo que su piel emanaba.

Jungkook, por su parte, besaba su frente lleno de amor tratando de captar algo de oxígeno, le dolía cada parte de su cuerpo, le dolía de la más deliciosa y jodida manera.





—¿Y qué sientes cuando tu cuerpo se vuelve transparente? —susurró el gigante, ambos estaban abrazados y mimándose bajo las sábanas después de una ducha, había sido difícil no tocarse de nuevo.

—Siento náuseas y miedo, como si mis piernas y brazos me hicieran cosquillas, yo... yo realmente no quiero irme sin sentir que estoy haciendo las cosas bien —besó su cuello unos segundos— en sus brazos me siento seguro, señor Jeon.

Quería detener los relojes del tiempo, retenerlo a su lado y olvidar todo lo demás, pero hacer eso significaba arruinar los planes del destino, condenar a inocentes e incluso a sí mismo. Había sido injusto con el infierno no corresponder el mismo espacio tiempo. Pero ¿Qué sacaba con lamentarse y no disfrutar cada segundo? Hundió la nariz en su cabellera antes de continuar hablando, tenía sueño, el día había sido agotador después de filmar algunas escenas de su nueva película.

—¿Hay personas que consideres importante en este siglo? ¿Personas con las que quisieras compartir más? —el muñeco iba a mencionar al Dr. Kim Taehyung pero ese hombre se había alejado un poco cuando Jungkook le contó que ambos estaban saliendo.

—Park Jimin y Kim Namjoon son personas muy importantes, ellos nos han ayudado a comprender todo esto...

—Podríamos compartir con ellos, podríamos compartir con más personas —sostuvo su barbilla, verlo bajo la luz tenue de las lamparillas era un acto sensual— el fin de semana mis padres saldrán por una premiación en América, siempre podríamos hacer algo en la mansión —el muchacho solo pestañeaba— necesitamos que esta cabecita empiece a crear lindos recuerdos —tocaba su frente con amor— ¿Sabes? aunque no lo creas Hoseok me pregunta por ti, él se preocupa de que sea feliz y haga las cosas bien.

—Podría invitarlo —dijo genuinamente sincero— ¿Invitará al señor Taehyung?

Jungkook frunció el ceño, las conversaciones con su "mejor amigo" cada día se volvían más escasas, entendía que tenía una vida muy ocupada con el hospital pero ¿Alejarse tan notoriamente de su vida después que le dijera que salía con SeokJin? Tal vez tampoco estaba siendo justo con él, tal vez tampoco la estaba pasando bien.

Poco a poco el príncipe acomodó su rostro en el pectoral del modelo antes de abrazarlo con sus brazos, piernas y dormir plácidamente. Jungkook sentía que la vida lo estaba poniendo en aprietos, estaba enamorado de un hombre que le sería arrebatado y devuelto en otra forma ¿La reencarnación? ¿Aceptaría al "SeokJin del siglo 21"?



Al otro día, sábado 2 de diciembre

Como un niño pequeño, Kim SeokJin veía tras un vidrio la sección de pasteles del supermercado, sus ojos viajaban en todas las direcciones y es que las delicias del siglo 21 no podría repetirlas en el siglo 18 al menos que adaptara las recetas. Jungkook lo miró desde atrás con una sonrisa bobalicona, verdaderamente su pequeño era el "monstruo devorador de pasteles".

Lo complació, le compró un par de cosas y las metió al carro antes de continuar por otras partes del supermercado. Hoy la mansión Jeon estaba a completa y plena disposición para hacer lo que quisieran ¿Qué mejor que invitar a la gente con la que estaban agradecidos?

Movía el carrito bajo la mirada curiosa de algunas personas, todo el mundo lo reconocía pero pocos se atrevían a acercarse y pedirle un autógrafo, como si el hecho de introducirse en el mundo del cine lo hubiese hecho aún "más imposible". SeokJin estaba consciente de ello y por eso actuaba con el mayor recato posible, no quería meterlo en problemas si lo veían en modo "cariñoso" con un hombre.

Llegaron a la mansión tan pronto como pudieron, Jimin, Namjoon y Hoseok llegarían pronto, cada uno llevaría alcohol y otras cosas para beber.

—No me sorprende que el señor Kim Taehyung haya dicho que no —susurró el príncipe cuando extendía un mantel blanco sobre la mesa de la terraza, comer dentro de una pérgola con luces blancas podía ser muy íntimo— si soy el causante de que su amistad se esté de esta manera, es mejor que...

—Alto ahí, Kim SeokJin —lo sostuvo de los hombros antes de mirarlo con firmeza— lucharé por salvar esa amistad que tanto me importa, pero que te quede claro que tú no tienes absolutamente la culpa en algo de lo que esté sucediendo.... —presionó sus labios unos segundos hasta sentirlo menos tenso— no pienses esas cosas muñeco —susurró— no ahora cuando solo tenemos que crear lindos recuerdos.

Escucharon un silbido antes de voltearse sorprendidos hacia un costado, allí parado estaba Hoseok con una sonrisa cómplice y alzando una bolsa con una cantidad exorbitante de la mejor cerveza. Parecía divertido con la escena de amor.

—Si quieren puedo ir a preparar yo la comida, ustedes pueden seguir... seguir en lo suyo.

Después de saludarse e intercambiar un par de bromas, Jungkook y Hoseok empezaron por cortar la carne en la enorme cocina mientras el muñeco se sentaba en un taburete a observarlo todo, si antes hubo celos porque el hombre de hoyuelos hubiese sido la pareja sexual de Jungkook, ahora no tenía importancia. El pasado era pasado ¿No?

Miró la hora en el teléfono en el momento preciso cuando sonó el timbre de la mansión, Jeon Jungkook les había dado el día libre a los trabajadores, parecía afanado con Hoseok tanto así que no escuchó. Caminó por el lugar hasta la entrada principal cuando abrió la puerta y vio a un avergonzado Jimin sonriendo con una bolsa en la mano, era carne.

—Hola su majestad —murmuró inclinando su cuerpo, SeokJin se acercó.

—Por ahora debemos obviar el hecho que lo soy, está un muy buen amigo de Jungkook y... él claramente no sabe la verdad.

Asintió repetidamente antes de entrar y abrir la boca sorprendido, la mansión Jeon era tan magnífica como decían las revistas, incluso las fotografías no le hacían justicia. Entró a la cocina en el mismo instante en que el modelo y su amigo se voltearon, Park Jimin quedó con la boca abierta, Jung Hoseok igual.

—El mundo realmente es pequeño —murmuró secando sus manos con una toalla e inclinando el cuerpo— Has crecido muy bien.

—No sabía que conocías a Jungkook, no sabía que conocías a SeokJin... el mundo realmente es pequeño.

Jungkook le dio una mirada rápida al muñeco, este solo se encogió de hombros modulando un "no tengo idea", sin embargo cuando ambos se abrazaron, el príncipe captó la misma complicidad que había cuando saludaba al modelo. Sus mejillas se tiñeron rojas al instante, no podía ser cierto ¿O sí? entre ambos habían al menos 5 años de diferencia. "Con el señor Jeon te llevas 9", pensó.

Jimin lo soltó y saludó al modelo antes de sentarse en un taburete después que los mayores les dijeran que no tenían nada por lo que preocuparse, ellos continuarían cocinando. El rubio miró hacia los costados ¿Vendría Kim Namjoon? por lo que SeokJin había dicho, sí, aunque se sorprendía de una cosa ¿No era un hombre extremadamente puntual?

—Me gusta fotografiar mucho más que modelar, me gusta crear obras de arte... no que me utilicen para tal, por eso dejé la carrera de modelo y me enfoqué en lo que me apasionaba —levantó una pequeña copa con vino blanco— y me va bien.

—Es cierto, es muy solicitado —murmuró Jeon, Jimin asintió, sabía lo mucho que le gustaba fotografiar las cosas, lo único que le sorprendía era ver que, en el poco par de años que estuvieron sin verse, hubiese madurez en su aspecto y algo de dolor en sus ojos, un dolor que significaba amor.

La carne estuvo lista, los acompañamientos también, llevaron una parrilla a la pérgola para que cuando la carne se terminara siguieran cocinando en la mesa. Justo en ese instante sonó el timbre, Park tembló mirando hacia atrás porque sabía de lo que se podía tratar. Y temblar era algo que no le gustaba, su significado era claro. Jungkook caminaba entusiasmado con Kim Namjoon a su lado, pero nadie reconocía al otro chico que traía consigo, nadie excepto Hoseok cuando las luces blancas de la pérgola iluminaron su rostro.

—Hola a todos —dijo Namjoon inclinando su cuerpo, el hombre a su lado parecía congelado y muy dañado— lamento no avisar con tiempo pero estaba con un amigo y no quería dejarlo solo, trajimos cosas para beber y comer —alzó unas bolsas de supermercado en sus manos— espero realmente no sea inconveniente...

Namjoon los miró uno a uno, cuando llegó a la figura de Jung Hoseok sintió que cada uno de sus músculos se tensaba, luego recordó que debía ser racional, tomar partido por alguien no era bueno en tiempos de crisis. Le dio un pequeño y sutil empujón a su amigo antes que este inclinara su cuerpo con modales exquisitos.

—Lo siento por no presentarme antes, soy Wonho.

Jeon Jungkook nunca lo había visto a la cara pero conocía el conflicto que tuvo con Hoseok y cuánto había sufrido este último por amor. SeokJin y Jimin se miraron con el ceño fruncido ¿Podía sentirse el ambiente más extraño? Por supuesto que sí.

No quería ser ordinario, no quería que la reunión en la que pretendía crear lindos recuerdos para su muñeco terminara en un desastre, no era justo para él. Tomó aire profundamente antes de invitar a Namjoon y Wonho a sentarse junto a la mesa donde la comida ya estaba lista. El fotógrafo se lamió los labios inquieto antes de beber la copa de vino mirando hacia la nada, su corazón, el pulso en cada parte de su cuerpo, el deseo al borde de su piel, mierda, seguía deseando a ese hombre ¿Lo desearía él?

Sonrió con sarcasmo, no, por la forma en la que había terminado la relación no aunque ¿Podía leer la mente de un hombre igualmente herido?

—¿Ha estado complicado el trabajo? —murmuró SeokJin para disipar la tensión, Namjoon asintió— admiro tu labor, Kim Namjoon, yo... yo simplemente no podría escuchar el lamento de cientos de personas, soy una que tiene sus propios conflictos.

—Incluso nosotros mismos necesitamos la ayuda de otros, es la única manera de que las cosas no nos afecten ¿Sabes?

Wonho observó unos segundos a Hoseok, seguía siendo muy blanco aunque había cambiado el color de su cabello, su perfil era perfecto, sus labios... ohhh aun recordaba lo bien que podían hacer sentir esos labios a cualquier persona. Tímido acercó un trozo de carne a su plato con los palillos mientras Jungkook contaba lo que significaba ser hijo de famosos, para Namjoon y él claro, que no lo conocían del todo.

—¿Tú y SeokJin están saliendo? —preguntó Lee Hoseok— si mi pregunta molesta o si he...

—No te preocupes.... y sí, estamos saliendo, por eso decidí que nos reunamos el día de hoy, para crear lindos recuerdos para él, estoy enamorado lo suficiente como para decidir que su vida debe ser así, llena de positivismo —todo lo que decía era cierto pero nada lo suficientemente explícito para que no revelara la verdad a Hoseok y el amigo de Namjoon que no sabían la verdad.

—El amor es lindo cuando estás con las personas correctas —susurró Wonho justo cuando Hoseok frunció el ceño lleno de molestia hacia él.

—Es fácil decirlo, para quienes hacen daño es fácil decir esas palabras como una poesía.

En ese instante Park Jimin comprendió de qué se trataban las cosas, el dolor en los ojos de su ex amante era por el hombre con ojos brillantes iguales a los de un apuesto conejo, lo peor de todo es que no estaba seguro que tan malo el "acusado" podía ser cuando también tenía el mismo dolor en su mirada. ¿Qué estaba sucediendo? Barrió su mirada hacia el psicólogo de cabello platinado, sus ojos estaban fijos en su persona como si tratara de leer su mente.

"¿Tú también guardas secretos, pequeño rubio?" escuchó en su mente con un tono tan bajo que parecía un susurro acariciando el borde de su nuca. Kim Namjoon le había hablado por telepatía. Asustado trató de bloquear su mente pero fue imposible, el poder del psicólogo era más fuerte.

"Hoseok... y... y yo" quería bloquear cualquier cosa que le diera indicios de algo a ese hombre que seguía siendo un extraño para él, pero los recuerdos de las drogas, la ayuda de su mejor amigo Kim Jin y lo que había hecho Jung Hoseok por él para calmar toda su mierda... regresó más nítida que nunca ¿Lo peor de todo? Es que Namjoon lo estaba leyendo completamente y su expresión pareció endurecerse.

—SeokJin y yo tenemos que ir a conversar algunas cosas, sería bueno que ustedes también lo hicieran —murmuró Jungkook apenas siendo tomado en cuenta por las personas de la mesa.

El príncipe saltó de su asiento, sostuvo la mano del hombre que amaba y caminaron tan rápido que salieron de allí sin problemas.

—Señor Jeon ¿Qué es lo que sucede con las personas de la mesa? ¿Por qué todo se volvió tan extraño? —se aferró aún más fuerte a esas manos calientes.

—Vamos a sentarnos en la entrada principal, hay algunas cosas que no sabes bebé, cuando te las diga entenderás el por qué.

Jimin miró a Hoseok, luego a Wonho, y así hasta que la voz en la cabeza volvió a aparecer.

"Ambos están demasiado heridos y necesitan conversar... no traje aquí a mi amigo por nada, es mejor que salgamos de acá".

Estaba absolutamente de acuerdo con eso, lo que no estaba de acuerdo era de quedar a solas con Kim Namjoon, porque, comparado con otros días, ahora parecía otro hombre, uno que podía ver a través de sus ojos con libertad sin que pudiese usar un instrumento para detenerlo. Se hizo hacia un lado y caminó por delante pero la mano grande de ese hombre se posó en su espalda para guiarlo, ninguno de los dos conocía la mansión y los espacios eran demasiado oscuros bajo una fría noche de otoño ¿Qué sucedía?

—Ya viste ¿No? Lo has arruinado todo, una cena para Kim SeokJin... tu presencia lo ha arruinado todo —masculló Hoseok de brazos cruzados y con los ojos brillantes— se suponía que no debía verte más ¡¿Cómo tienes el descaro de venir?!

—Dices que te hice daño —susurraba agotado, llorar todo el tiempo y hundirse en sus propios lamentos era agotador— pero crees que todo fue contra tu persona cuando no eres capaz de mirar más allá, mirar sin racionalidad... Hobi ¿Cómo podía aceptar tu propuesta de matrimonio cuando llevábamos menos de 1 año de relación?

—Yo te amaba —se le quebró la voz— sabes que he sido un maldito hijo de puta que ama el sexo, pero cambié porque me enamoré de ti.

—Yo también te amé —"Te amo"— pero la vida me enseñó que las cosas no pueden hacerse así a la ligera, rápido y sin medir consecuencias, mis padres están separados, se casaron sin conocerse del todo y yo... yo no quería eso para nosotros, lo más sano que podía hacer era decirte que no y que continuáramos en una relación hasta consolidarnos lo suficiente pero —apretó los puños— ¿Qué fue lo primero que hiciste? te comportaste como un niño malcriado, le hiciste parecer al mundo que eras una víctima, cortaste la relación y me mandaste a la mierda solo porque quería que hicieramos las cosas correctas.

—Cuando hay amor todo se puede.

—Esa es respuesta de alguien inmaduro —soltó los palillos e inclinó el rostro hacia adelante— y de alguien caprichoso, sé que te duele como la mierda el corazón pero yo que pasé por otro dolor muy grande antes de conocerte, no necesitaba que, en caso que lo nuestro no hubiese resultado, tener otro dolor que me llevara al borde la locura y... ¿Qué crees que pasó? terminaste acabando las cosas tal cual yo no quería que terminaran ¿Tu capricho de casarte era más importante que lo que teníamos? ¿No podías confiar en mí cuando te decía que esperáramos?

Los ojos llenos de lágrimas de Jung Hoseok se fueron a sus manos que se retorcían inquietas sobre su regazo, estaba haciendo un intento inútil por no terminar llorando pero los quejidos y todo el conflicto emocional se hacía presente, hace meses habían roto pero el dolor era tan reciente como una herida en la piel, profunda y fresca.

Jimin, por su parte, se cruzó de brazos cuando dejaron de caminar por el extenso césped, habían llegado bajo un árbol que pocas hojas le quedaban. Namjoon se paró delante de él con una mirada extraña como si le fuese a hacer daño.

—Sabía que guardabas secretos, Jimin...

—Eso a ti no te importa —susurró y aunque Park Jimin tenía razón, Namjoon quería seguir ahondando en el tema.

—Hay otras maneras de escapar de las drogas, podrías haberte refugiado en tu amigo Kim Jin solamente.

—Jin fue lo más importante para salir de esa mierda, pero aún así me faltaba algo, de todas formas ¿Qué te importa? —casi sintió que quería escupirle el rostro a ese hombre alto— ¿Por qué haces tantas preguntas? De seguro con tus poderes mentales puedes tener todas las respuestas que necesitas y no, no me avergüenzo de lo que hice, de todas formas nadie lo hizo tan bien como Hoseok, él fue muy importante para mí, nadie supo como tocarme de esa manera.

Todo lo que podía llegar a la mente de Namjoon era la imagen de un Park Jimin adolescente lleno de ira y luchando por calmar esa energía que emanaba. No era fácil lidiar con las drogas aún cuando hubiese salido del centro de rehabilitación, su frustración y un marcado síndrome de abstinencia lo hacían tener un carácter difícil. No caía, tenía a su mejor amigo Kim Jin con quien tenía 4 años de diferencia, pero nada era suficiente. En ese momento conoció a Jung Hoseok cuando aún era un descarrilado hombre que amaba del sexo sin frenos y se dejó poseer de las maneras más increíbles.

El sexo con Jung Hoseok, esos azotes, esa pasión que lo llevaba al orgasmo una y otra vez, esas caricias, ese toque que le decía lo mucho que conocía su cuerpo y como podía canalizar sus frustraciones a través del sexo pasional... De esa manera Hoseok, el reciente fotógrafo, se convirtió en un amigo muy importante, en un hombre que le daba lo que quería, en un buen amante, un buen confidente. Hasta que la personalidad del rubio se fue amansando y convirtiendo en la de un hombre normal que había superado la irritación de la abstinencia a las drogas.

Nunca se enamoraron, así como nunca se enamoraron Hoseok y Jungkook también compañeros de cama, pero cuando dejaron de verse, siempre guardó un lindo recuerdo en su corazón, como un ángel que te salva en una situación de vida y muerte.

Namjoon lo sabía, lo había leído, las imágenes de esas escenas llegaron a su cabeza. Toda esa intuición sobre que algo escondía tenía un porqué y ahora sabía la respuesta. El problema era que se sentía perturbado de todas las maneras posibles.

—¿Ya lo sabes no? —el irritante rubio levantó la barbilla, desafiándolo— ¿Qué vas a hacer con eso?

Kim Namjoon lo miró hacia abajo y sin saber que estaba haciendo, lo empujó de los hombros para que chocara contra la pared, tiró con ira los cabellos de su nuca e inclinó hacia adelante su boca para devorarle los labios tan hambriento y salvaje como nunca antes lo había hecho.

Park luchó por ser liberado pero en el fondo sabía que no quería serlo, sus movimientos se fueron enlenteciendo y dejó que las manos de ese hombre lo aferraran a su cuerpo para recorrerlo lentamente como si lo conociera de toda la vida. Un suspiro brotó de sus labios antes que Namjoon siguiera deleitándose con su boca, antes que lo acorralara dominante contra la pared y lo empotrara para seguir probándolo.

—Si él sabía tocarte... —susurró jadeante acariciando el lóbulo de su oreja, Namjoon era un verdadero diablo— si crees eso es porque nunca has estado conmigo, pequeña mierda atrevida.

Por otra parte de la mansión Jeon, Jungkook tenía sentado entre sus piernas como un niño pequeño al príncipe Kim SeokJin mientras lo mecía y le daba besos cargados de amor. Las puntas de sus narices se rozaban suavemente disfrutando del calor y la presencia del otro.

—Siento... siento que queda tan poco señor Jeon, si usted me dijera como sobrellevar el dolor, todo sería menos...

—Yo puedo hacerte una promesa —dijo con la voz estrangulada— tengo la intuición que en el pasado te voy a desear y cuidar tanto como lo estoy haciendo ahora, mi amor... y aunque sé que las cosas no saldrán bien, ese guerrero va amarte y tú lo amarás a él.

— Y usted ¿Me amará a mí aquí en el presente? —dio un suspirito al borde de las lágrimas— solo haga el esfuerzo ¿Sí? Estoy seguro que Jin Kim puede darle lo que merece, solo recuerde... él es yo y yo soy él.






—————
Como dice SeokJin, queda... queda tan poco

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