Capítulo 18: El muñeco desaparecido
Dejó tiradas en el suelo las cosas que SeokJin le había entregado en las manos ¿Para qué las quería? Después de escuchar las palabras de Taehyung sobre él, al principio no pudo creerle porque su muñeco dictaba una confianza enorme y una pureza tal que era difícil pensar mal de su persona, sin embargo la mirada del médico era triste y sabía que no mentía. Sintió tanta rabia y pena que le pidió que se retirara y aunque Taehyung le dijo que tuviera cuidado al expresarse, que no agrediera ni se excediera con el muchacho, fue difícil prometerle un "sí".
Estaba tan profundamente herido que se reía solo ahora que caminaba a la cocina ¿Quererlo? ¿Amarlo? ¡A la mierda! Pero mientras sacó una botella de vino de un mueble de madera y lo vertía en la copa, recordó las palabras que un día la última chica con la que había salido le dijo.
Flash Back
—Escúchame Jeon Jungkook, escúchame aquí y ahora... Un día, te lo juro, un día te vas a enamorar de alguien que no podrá estar a tu lado para siempre, un día esa persona será un imposible y vas a pagar por todas aquellas a quienes ilusionante y no tuvieron el valor de decírtelo a la cara... Recuérdalo —apuntó su pectoral con un dedo— un día eso sucederá.
—Es... es que —no podía evitar sonreír con burla— ¿Ahora eres vidente?
—Te acordarás de mí, Jeon Jungkook... Te acordarás de mí.
Fin Flash Back
—Mira, resultaste ser una jodida vidente... —dejó que el vino quemara exquisitamente su garganta, quería emborracharse y quedar tan alcoholizado que fuera imposible estar en pie. No quería recordar que SeokJin había salido de su vida pero tampoco quería recordar los motivos por los que llegaron a eso— de todas las cosas que pudiste inventar, incluso la amnesia sonó creíble pero ¿Reencarnación? ¿Viaje en el tiempo? Realmente era... realmente me enamoré de un hombre demente
Una tras otra, una tras otra tomaba las copas de vino mirando las bolsas de supermercado que quedaron sobre la encimera. Saber la verdad dolía pero mucho más cuando se daba cuenta que se lo merecía por haber tratado a las mujeres y pequeñas aventuras con hombres como objetos sexuales para su propio deleite. No alcanzó a decirle pero hubiese deseado gritarle a la cara que la mejor decisión que podría haber tomado habría sido dejarlo en el hospital y no volver jamás.
Estuvo así por 3 horas, sentado en la cocina con la botella de vino consumida más allá de la mitad, el cuerpo le pesaba, no tenía ánimos de caminar a la habitación.
—Le diré a SeokJin que veng... mierda —las palabras desaparecieron con el viento cuando recordó que él ya no estaba. ¿A dónde se habría ido? ¿Habría comprado un pasaje de vuelta a donde sea que pertenecía? Tenía tantos deseos de saber quién lo había enviado a meterse en su vida.
Las consecuencias de 7 copas de vino se hicieron presentes, cuando se paró del taburete sintió sus piernas adormecerse. Quería llorar, quería reír, quería besar a Kim Seokjin y decirle que no importaban sus mentiras porque lo quería pero a la vez no lo quería cerca porque se sentía más que herido. Mierda, manejar sus sentimientos era difícil porque no había experimentado antes el dolor de esta manera.
Dando pasos torpes en su camino se encontró con algo en el suelo. Su visión era un poco borrosa pero podía distinguir lo que estaba tirado bajo la mesa de centro. Con cuidado se agachó para no irse directamente contra la alfombra, sostuvo aquello pestañeando varias veces porque emitía luz. ¿Qué hacía su teléfono allí? Pero no, no era el suyo, el suyo estaba en el bolsillo trasero de su pantalón. Con el poco equilibrio que le quedaba se sentó en un sofá a revisarlo.
—Su teléfono.
Tenía de fondo de pantalla una foto de ambos haciendo caras graciosas, sus mejillas estaban pegadas una a la otra y parecían más que felices. La pena estrechó su garganta, no sabía dónde ir, qué hacer, no quería recurrir a sus amigos y en cambio optó por el alcohol. De pronto llegó un mensaje de Kakaotalk de un tal "Jimin", la ira reemplazó su pena.
—Ha de ser su cómplice —de inmediato revisó el mensaje, pero lo que sus ojos vieron terminó por confundirlo más— pero qué... que mierda.
Jimin: Su Majestad ¿Está bien? su mal presentimiento era por algo :( ¿No? 00:20
Lo he llamado pero no contesta y espero sea positivo. Cuando fuimos al palacio Changdeokgung vio su retrato en la pared ¿Recuerda? 00:21
Creyó que no pudo tomar evidencia de ello pero, señor, yo sí le tomé una fotografía, quiero que la tenga por si llega el momento de contar la verdad. Se la envío, por favor responda cuando pueda, buenas noches 00:21
Bajó un poco más para ver la imagen que había mandado y fue en ese momento que su respiración se había cortado. Era una imagen de él, una pintura clásica de la era Joseon con un hombre con un traje azul mirando hacia el frente, la leyenda escrita en hangul decía "Kim SeokJin, príncipe heredero".
El teléfono se resbaló de sus manos como si de líquido se tratara porque fue incapaz de sujetarlo más tiempo, incapaz de observarlo, incapaz de todo lo demás. Pero antes de lanzarlo contra una pared una idea cruzó su cabeza. Mientras las lágrimas mojaban sus sonrojadas mejillas comenzó a escribir un texto haciéndose pasar por el dueño de aquel aparato ¿Acaso querían seguir burlándose tras su espalda?
Estoy bien, Jimin pero necesito que vengas al departamento del señor Jeon, tengo que hablar urgentemente contigo 00:23
Y sin dudarlo le puso enviar para que fuese leído. Caminó tropezando con las cosas, la cocina parecía estar más lejos ahora que todo daba vueltas, podía estar borracho pero no era capaz de borrar de su cabeza la imagen de SeokJin mientras le hablaba y le decía todas esas cosas absurdas, su pena, la desesperación en su voz, el ruido de la puerta cuando se marchó.
Tragó el nudo en su garganta cuando logró sentarse otra vez en el taburete de la cocina para continuar bebiendo, lo quería, maldita sea lo quería tanto que correría tras él pero la palabra "engaño" se estampaba en sus pensamientos.
No supo cuánto tiempo estuvo con la cabeza apoyada en la superficie de mármol hasta que el ruido del timbre llegó a su oído. Apartó la copa de vidrio, tuvo que sujetarse de las paredes para llegar a la puerta.
—Su Majestad ¿Qué su...
—¡HIJO DE PERRA!
El puñetazo impactó su mandíbula empujando al rubio contra la pared del elevador. Park sintió un líquido caliente salir por sus comisuras labiales, ni siquiera tuvo que tocar con sus dedos para saber que era sangre, ni siquiera tuvo que preguntarle qué pasaba porque sospechaba la razón. Antes que volviera a darle otro puñetazo sujetó su brazo y se movió de tal forma que el rostro del americano quedó apretado contra una pared.
—Tú y yo vamos a conversar siempre y cuando te dejes de mierdas—no dejó de apretar las muñecas de sus brazos para que quedara "prisionero".
Un solo movimiento bastó para "lanzarlo" al sofá más cercano, un movimiento seco y certero que impidió que Jungkook cayera al suelo. Jimin cerró la puerta de una sola patada, escupió unas cuantas gotas de sangre hacia el lado porque le era imposible hablar.
—Este es mi penthouse, tú... tú —estiró el brazo apuntándole con el dedo izquierdo— tú vas a pagar.
—¿Qué hiciste con el príncipe? —Limpió el resto de sangre de su boca con la camiseta que traía puesta— dime ahora ¡¿Qué hiciste con él?!
—¿Por qué? ¿Ya no te sirve para seguir engañándome? —Trató de hacer el esfuerzo de levantarse pero estaba cansado, borracho y angustiado.
—Qué...le...hiciste —lo dijo con los dientes apretados, no le importaba ser golpeado con tal de ponerle las manos encima a Jeon Jungkook, no le importaba que fuese una figura conocida en el mundo, para él en este minuto era uno más del montón.
—Simple, él debía, debía irse... me engañó ¿Acaso no lo sabes? —Cerró los ojos y tensó la mandíbula— la amnesia, todo era una jodida mentira desde el hospital, desde el día que estuvo aquí
El rubio bajó los ojos al suelo, por supuesto que reaccionaría mal, él también lo había hecho cuando le dijeron que Kim SeokJin era del pasado ¿Quién creería semejante cosa? Sostuvo su propio teléfono y buscó en internet lo necesario para que él fuera consciente de lo que estaba pasando. Observó unos segundos a Jeon que se mantenía en silencio boca abajo, sus ojos estaban perdidos en el vacío de sus pensamientos. Sintió pena ¿Por qué no? Era evidente que estaba enamorado del príncipe, enterarse que las cosas no eran como lo esperaba era fuerte.
Se sentó en el suelo delante de su rostro para mostrarle lo que tenía en la mano, por el bien del destino y la existencia de todos no hablaría de Jin Kim en el presente, por ahora, sin embargo tenía el derecho de hablar de Kim SeokJin, el príncipe.
—¿Hace cuánto salió del departamento?
—Más de 3 horas ¿Unas cuatro? —Esta vez el nivel de alcohol no le impedía hablar bien, solo un poco más lento— de... de hecho ¿Qué haces aquí aún? Eres... eres tan sucio como él ¿Realmente eres su amm amigo?
—Estás destruido, borracho, cansado y te ves terrible ¿Viste lo que le mandé? —Después de varios segundos asintió— eso no lo hice yo pero no me crees ¿Cierto? —Su silencio le daba una respuesta evidente— esa pintura fue hecha hace 300 años atrás por un pintor de la familia real, es la única prueba de lo que el príncipe dice.. es... es.. Dios, es ridículo lo sé pero Kim SeokJin no es de este siglo
—Basta con eso... ¡BASTA! Deja de ser tan jodidamente... jodidamente retorcido como él —jadeaba.
Los ojos del rubio observaron la pantalla, tragó saliva, buscó en internet lo que necesitaba y le entregó el teléfono aun temiendo de su seguridad, no quería que se lo hiciera trizas.
—Solo ve esto, lee, mira, piensa bien en las cosas Jungkook, por Dios ¿O Dime que él apareció en tu vida de una forma normal? ¡¿Acaso nunca tuviste pensamientos o sueños extraños que no correspondían a una época contemporánea?!
Lo poco y nada que podía enfocar lo trató de hacer con la pantalla del teléfono que el rubio le ofrecía. No quería leer, tenía tanto miedo de ser herido por segunda vez. Era el sitio web del palacio de Chandeokgung, había fotografías de algunos objetos que eran exhibidos en el lugar pero destacaba como "Nueva adquisición" para el deleite del público el único testimonio gráfico del desaparecido hijo de Kim Donghae, el rey.
Kim SeokJin. Su pintura estaba enmarcada y puesta en un sitio que solo algunos pudieran acceder a él, sus fotografías no estaban permitidas.
—¿Te parece extraña ahora su forma de ser tan decorosa? Sus costumbres, su forma de caminar, el vasto conocimiento de costumbres y modo de vida del antiguo Joseon ¿O no?
—Esto... —quedó mirando fijamente el cuadro y todos los detalles ¿Era posible que solo se pareciera? Pero no, incluso en la página aparecía su nombre— esto... esto es una locura, no es real.
—Yo actué de la misma manera cuando supe que Kim SeokJin había viajado en el tiempo, es decir, no hay registros que algo así sucediera.. pero puedo asegurarte 100% que lo que dice es cierto, hay hechos inexplicables ¿Te atreverías a mirar un libro de historia para que leas los registros del cómo repentinamente desapareció el príncipe?
Y como si le hubieran iluminado una ampolleta, Jungkook se paró torpemente para caminar hacia la habitación que hasta hace unas horas había sido del muñequito. Cuando abrió la puerta encontró los libros y las cosas tal cual las había dejado tiradas, se agachó tan rápido que se mareó pero continuó buscando lo que el rubio le había dicho, mientras estaba en eso, Park Jimin apareció detrás suyo para mirar con angustia la escena, el pobre tipo estaba enamorado y no le quedaban dudas.
Comenzó a leer donde el muñeco había dejado marcado con un separador.
—Pocos se atrevieron a contar sobre el único varón que tuvo el Rey Kim Donghae. Eso se debió a la prohibición misma que dictó el rey para que el pueblo no hablara otra vez de Kim SeokJin tras su fortuita desaparición una noche de julio de 1717. ¿Secuestro? ¿Asesinato? Muchos se inclinaron por esas teorías tras intensas búsquedas infructuosas, mientras otros pensaban que dado sus problemas psicológicos pudo haberse quitado la vida —lágrimas empezaron, de nuevo, a salir de sus ojos de manera intensa— Muñequito, Dios, muñequito.
—Trata de pensar, como te dije.... ¿Has tenido algún sueño o algún recuerdo que no corresponda? Porque quieras admitirlo o no, tú también perteneces a la época de Joseon.
Jeon Jungkook se quedó mirando el libro que tenía tirado en el suelo en busca de algo, seguía borracho pero muy consciente de las cosas que pensaba o decía. Otra vez las cosas se fueron iluminando en su cabeza, la imagen de dos sueños incoherentes llegaron a su mente, recuerdos.
—Pe... pero... ¿Por qué me mintió? Por qué... porque espero a que sintiéramos cosas el uno por el otro... ¡MALDITA SEA!
—¿Acaso crees que es fácil saber que viajaste por el tiempo y caíste en un lugar totalmente diferente al que conoces?
—El miedo, esas cosas... Dios —ahora todo tenía sentido, el constante pavor de SeokJin con las cosas simples, el traje anticuado con el que había estado mojado en su cama, cada cosa comenzó a tener sentido, incluso el hecho que no lo buscara algún familiar —Dios... ¿Por qué?
—Hay tanto por saber Jeon Jungkook, tanto por creer pero ¿Eres consciente de que echaste a Kim SeokJin del departamento? Hay una razón tan clara para la que te hubiese mentido, tan justo como dolorosa pero solo él puede decírtelo —se agachó ante él para que le viera la cara— pero ¿Te das cuenta que pudo haber regresado ya?
Jungkook cayó de lado en el suelo con las manos en su cabeza mientras lloraba desesperado porque estaba aterrado en todo sentido de la palabra, no podía ser cierto que el hombre que él quería fuese 300 años más grande, 300 años con más experiencia y 300 años imposible. Aunque tratara de negarlo las cosas iban encajando, volviéndose realistas y con sentido... tenía tanta pena de haberse enamorado de un imposible.
El hombre que llora y muestra sus sentimientos es más valiente y más varonil que aquellos que resguardan sus sentimientos por temor a ser juzgados. Jeon estaba convertido en alguien que apenas podía pararse, más allá del alcohol en su sangre era el impacto de saber que algo tan imposible había ocurrido.
—Ven, acompáñame por favor —lo abrazó de lado para que no se cayera al caminar— ruega Jeon Kook, ruega para que SeokJin no se haya ido a Joseon
Recorrieron los sitios más comunes de Seúl pero aquello sumado al hecho que el muñequito dejara su teléfono en el departamento, localizarlo sería realmente difícil, era como si la tierra se lo hubiera tragado o como si quisiera ocultarlo de Jungkook por un buen rato. Después de 2 horas tuvieron que detenerse al lado de la avenida para descansar un rato, los ojos del americano estaban cansados. Eran las 3:30 de la madrugada ¿Valía la pena seguir buscando? Tenían las ventanas abajo para que el aire refrescara sus rostros, Jimin estaba hundido en su asiento tratando de pensar, tenía ganas de llorar por supuesto pero no podía perder las esperanzas, el destino no habría querido traerlo para arrebatarlo de prisa.
De la nada se sentó de golpe ante, seguramente, una gran idea que habría llegado a su cabeza.
—Espera un momento, ya regreso —tomó su teléfono y salió del vehículo para acercarse a hablar frente al puente, Jungkook se permitió cerrar los ojos unos segundos, quizás realmente estaba exhausto, luchar contra el estado de ebriedad era algo muy grande.
Sintió tantas náuseas que no aguantó más, abrió la puerta del copiloto y expulsó todo lo que tenía en su estómago, ni siquiera quería ver, era tanto el dolor en su cuerpo, el cansancio y la pena que rogaba pegarse un tiro en la frente. Después de unos minutos el amigo del muñeco volvió.
—Jungkook ¿Qué tan dispuesto estás por hablar con Kim SeokJin?
—¿Ah? —Levantó la cabeza, su estado era terrible— lo que sea necesario, me debe... me debe tantas explicaciones antes que me vuelva loco de verdad.
—Te llevaré al penthouse para que duermas, no sé dónde está pero puedo asegurarte una cosa, él sigue en el siglo 21, descansemos y en unas horas más lo buscamos.
Cuando Jungkook llegó a su cama no se preocupó de meterse dentro de las sábanas, apenas tocó la almohada se quedó profundamente dormido.
5 días después, domingo 19 de noviembre 2018
Mientras ambos cenaban, el rubio empezó a fijarse en los detalles del rostro de la persona que tenía al frente. Los ojos de Jungkook habían empezado a tener una pequeña sombra bajo el párpado inferior que solo cubría con un poco de maquillaje, aquello no eran drogas ni alcohol, aquello era dormir poco en las noches tratando de pensar donde estaba Kim SeokJin.
No estaba en el pasado, lo sabía y estaba seguro, su amigo Jin no había despertado por lo tanto las cosas eran mejor de lo que pensaban. Le había traído comida de un restaurante griego para que comieran antes de emprender otra salida para encontrarlo, incluso Taehyung se había unido durante los días mientras el trabajo no se lo impidiera. Las fuerzas se estaban agotando, las esperanzas parecían más lejanas pero Park le repetía a Jeon que rendirse no estaba dentro de los planes.
—¿Se te ha ocurrido algún lugar donde encontrarlo?
—La única persona que... —se le iluminaron los ojos— Kook, la única persona que sabía desde un principio lo que SeokJin era, fue Kim Namjoon —no entendía a quién se refería, entrecerró los ojos dejando el tenedor sobre la mesa— Kook, Namjoon es el psicólogo que habló con SeokJin y el que me hizo entender porque tenía la razón.
—¿Es vidente? no creo en esas cosas.
—Dios —cerró los ojos para sacar paciencia de no donde no creía tenerla— pues creer en él es parte de creer que Kim SeokJin viene de pasado. Has leído de todo, has visto la foto de la pintura ¿Sigues teniendo alguna duda de lo que él dijo no sea verdad?
—Es que, es... —se le apretó la garganta, había perdido el apetito— ¿Sabes cuán difícil suena creer en algo así? Estoy muy aterrado —la piel de su rostro estaba húmeda.
—No sé cómo no se nos ocurrió antes pero, si SeokJin está bajo un techo tiene que ser Namjoon —ambos comieron lo que quedaba en sus platos antes de pararse de sus taburetes y dejar las cosas en el lavaplatos— ¿Estás dispuesto a dejar de lado los prejuicios y acercarte a ese lugar?
—Me muero si no lo encuentro —estaba agotado tanto física como mentalmente, su voz se había quebrado— ya no doy más, no doy más.
El universitario apretó su hombro para darle su apoyo, en pocos días se habían acercado más gracias a la búsqueda de SeokJin.
Se subieron al auto del rubio ¿Quién más que Kim Namjoon podía darle refugio al muchachito? ¿Con qué cara iba a mirarlos cuando fuesen a su oficina? Lo único que pedía era que estuviera abierta, un día domingo podía cerrar todas las posibilidades. Cuando logró emprender rumbo se dio cuenta que las manos del modelo empezaban a enredarse solas.
—Tonto ¿Podrías dejar de hacer eso? Trata de controlar tu cuerpo porque no estamos conscientes de cómo podrías reaccionar si ves a SeokJin.
—Lo siento.
La distancia no era realmente tanta entre el edificio donde vivía Jungkook y el lugar donde Namjoon atendía a sus pacientes. El peor de los casos es que no estuviera con el psicólogo, posibilidades de encontrarlo serían nulas.
El auto lentamente aparcó afuera del lugar que tenía las luces encendidas. Ambos se miraron con los ojos más abiertos que nunca ¿Habría alguien adentro? Tratando de no hacer mucho ruido salieron de allí, tocaron la puerta de vidrio pero esta se abrió sola, era ahora o nunca. Respiraron profundamente antes de caminar rogando que el psicólogo estuviese en su oficina.
Se apoyó en el picaporte antes de entrar, el olor a velas aromáticas inundaba el ambiente dándole un toque aún más místico de lo que creyeron. Una vela que estaba sobre una repisa en toda una esquina, se apagó dejando su pequeño humo suspendido en el aire, Jungkook y Jimin se miraron rápidamente sin mover la cabeza, de pronto la puerta del baño de la oficina se abrió y apareció él.
Miró ambos en silencio pero no estaba enojado, los había estado esperando. Se quedó fijamente en Jeon Jungkook.
"Siéntate tras mi escritorio, bebé un poco de té, te hará bien. Kim SeokJin viene en 5 minutos".
Sin dar mayores detalles caminó por el lado de Jeon Jungkook y sostuvo a Park Jimin por el codo para sacarlo de allí, el rubio había perdido el aliento al ver la autoridad enigmática en aquel hombre que fue fácil dejarse llevar. ¿Lo peor? es que le había gustado la fuerza precisa de su agarre ¿Lo extraño? es que Jungkook lo había escuchado, pero Kim Namjoon ni siquiera había movido los labios.
Las bolsas que traía en sus manos estaban livianas, sin embargo su caminar lento era por el cansancio emocional que desde hace 5-6 días traía, cansancio que no lo dejaba dormir más de 4 horas al día y lo tenía llorando la mayor parte de ella. Kim Namjoon se había convertido en su refugio y en su amigo, alguien con el que podía confiarle todo lo que pensaba porque, a pesar que el psicólogo había descubierto tener el don de leer las mentes, le daba la libertad de hablar sin meterse en ella.
Abrió la puerta, el psicólogo había insistido que lo acompañara al centro de salud porque tenía "cosas que hacer" en su oficina para atender pacientes el día de mañana.
—Ya llegué Namjoon, traje los pasteles de pescado que tanto te... —caminó hacia la oficina que tenía la luz apagada— ¿Nam? —Las luces se encendieron de golpe y la figura masculina apareció sentada sobre un escritorio— se... señor Jeon
Suspiró tan evidentemente, las bolsas cayeron al suelo y aunque trataba de hablar era incapaz de hacerlo, tenía al hombre que amaba en persona, el hombre que tanto daño le había hecho.
Él por su parte estaba tratando de hacer memoria de cómo se hablaba, había ensayado que le diría pero verlo frente a él con sus ojitos brillando tan sorprendidos y asustados le preocupaba. Iban a tener una conversación larga y muy dolorosa.
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