CAPÍTULO VII: NUEVA ESTUDIANTE
El fin de semana había terminado y con él la libertad de quien anda como quiere. Nadie quería volver a la rutina del colegio y muchos menos los extranjeros a volver a usar el uniforme.
Luego de aquel día de lluvia, la distancia entre Egmont y Mitsuki se volvió casi un abismo. Poco se dirigían la palabra, y es más, si podían trataban de no estar en el mismo lugar. Él seguía inmune ante sus acciones desenfrenadas y cada vez que podía la buscaba con su mirada a diferencia de ella, que cada hora que pasaba su confusión crecía aun más; sólo le hablaba lo justo y necesario y trataba por todos los medios forzar su relación con Imre que seguía indiferente ante ella.
Ya el lunes sacaba a relucir sus rayos de sol, otra semana en el Colegio Kagome comenzaba y con ella la mitad de los exámenes, cada uno de los jóvenes estaban preparados para lo peor, pero lo inesperado sucedió en el curso de Akemi.
El profesor entraba en el curso con un aura distinta, estaba raro, como si estuviera nervioso, pero a la vez eufórico. Sus palabras torpes y sus movimientos entrecortados daban cuenta de su nerviosismo.
—Alumnos hoy ingresará una nueva alumna — y todos miraban sus expresiones desconcertadas — Adelante por favor, preséntate ante tus compañeros.
—¡Buenos días! Mi nombre es Fuwa Sakura, un placer para mi tenerlos como compañeros — se escuchó retumbando suavemente en todo el curso.
La voz de la joven era suavemente fuerte, su cuerpo de estatura mediana coincidía con su delgadez; su cabello largo y lacio era como el negro de la noche, sus ojos verdes rasgados parecían los de un pequeño gato, pero lo que más llamó la atención fue su rostro inexpresivo.
—Por favor señorita Fuwa tome asiento en donde gustes — dijo amablemente el profesor — Es un gusto volver a tenerte aquí en el colegio.
—¿Cómo, ya estuvo en este curso? Eso quiere decir que es repitente, ¡que deshonra más grande! — exclamó soberbio Akemi.
—Silencio Hitomi — dijo la voz temblorosa del profesor, haciendo callar por primera vez a alguien de la nobleza — La alumna Fuwa jamás repetiría por el solo hecho de ser la alumna más inteligente del colegio en años — dijo con voz enojada.
—¿Y si es así no debería estar recibida? se nota que no tiene nuestra edad — contestó indignado por las palabras del profesor.
—¡Perdón! — se escuchó una voz al fondo del salón — Sólo tengo dos años más que ustedes, y por problemas familiares tuve que abandonar el colegio. Perdón por ser una deshonra — dijo con una sonrisa en la cara — Me esforzaré para estar a tu nivel.
—¡Intolerable! — susurró indignado Akemi.
Las clases continuaron su curso, pero en el salón de Akemi el aire había quedado bastante cargado desde la llegada de Sakura. Era obvio que estaba más avanzada que el resto de sus compañeros, ya que al llegar en su primer día de clase se halló con un examen ante el cual no se inmutó. También parecía ser de ese tipo de jóvenes que no hablan hasta que se les pregunta, tenía una mirada perdida y sombría; y su personalidad se ajustaba conforme a la situación.
Sin embargo, a pesar del clima tenso, alguien había quedado flechado a primera vista; quizás porque sus formas de ser eran parecidas. Imre no podía pensar en otra cosa que no fuera su nueva compañera. En Alemania, a pesar de tener una doble personalidad, era perseguido por todas las jóvenes de la Academia, y lo mismo le sucedía cuando tocaba con su banda, más bien, nunca correspondió a los sentimientos de ninguna. Para él el amor no era algo físico, sino algo que estaba más allá de todo, era algo que requería de una conexión intensa entre ambas personas, era algo ciego y preciado. Con ese concepto, Imre había rechazado a cuantas chicas se le acercaban; pero hoy no había sido el caso, estaba hipnotizado completamente por la actitud que Sakura tenía ante el ataque constante de Akemi.
El toque de la primera campana había sonado e Imre no sabía como acercarse a la joven que lo había cautivado.
—Vamos Imre, quedamos con los demás en juntarnos en el buffet — dijo Bluma tomándolo por el brazo.
—Vayan ustedes, adelántense, yo todavía tengo algo que hablar con el profesor.
—De acuerdo. ¿Nos vamos? — Bluma tomó del brazo a Yuki y junto a Akemi partieron.
Una vez que salieron del salón el tema de conversación giró entorno a la nueva alumna que había ingresado. Las opiniones fueron diversas, pero todos lograron coincidir en que era una joven rara y que debían cuidarse de ella.
—Allá esta los demás — comentó Yuki luego de ver que sus amigos ondeaban sus manos para mostrarles su ubicación.
—¿Y qué les pareció el examen? — dijo Bluma — ¿El de ustedes fue fácil o difícil?
—Gracias a la explicación de Egmont y Amara fue bastante fácil — explicó sonriendo Mitsuki mientras daba un sorbo a su tasa de té.
—¿Y a ustedes cómo les fue? — preguntó Otto sentado al lado de Nagisa.
—La verdad es que no sabemos cómo nos fue porque nuestro salón estuvo revolucionado por la llegada de una compañera nueva.
—¿Se puede recibir a alumnos en época de exámenes? — preguntó Egmont un poco desorientado.
—La verdad es que tenía entendido que no — afirmó Nagisa — ¿De qué nacionalidad es?
—Es una cualquiera de aquí — dijo Akemi — Incluso hasta su apellido no tiene historia real, así que ni la pena vale hablar de ella.
—Se ve hermano que no te ha caído bien ¿Cuántas veces te he dicho que las personas no se juzgan por la riqueza de su familia o por la realeza de su apellido? — dijo reprochándolo.
—En fin ¿cómo se llama? — preguntó interesada Walquiria.
—Creo que Fuwa Sakura. El profesor nos dijo que era una ex alumna del colegio y de las más importantes. Sin embargo, ella nos dijo, en su debate con Akemi, que por problemas familiares tuvo que abandonar sus estudios.
—Pobre tiene que haber sido duro dejar sus estudios por la familia, y más si era una alumna sobresaliente — comentó Otto.
—¿Podemos dejar de hablar de esa? — preguntó indignado Akemi.
—Por cierto, ¿dónde está mi hermano? — preguntó Walquiria dándose cuenta de la ausencia de Imre.
—Dijo que tenía cosas que hablar con el profesor, quien sabe — comentó Bluma.
Y la conversación en el buffet siguió desarrollándose entorno a otros temas, para no molestar a Akemi. Mientras tanto Imre permanecía en el salón buscando alguna excusa para acercarse a Sakura.
—Disculpa — se oyó una voz atrás suyo — ¿Tú no eres de acá?
—N...n...no — comenzó a tartamudear de los nervios.
—¿Eres europeo?
—Si
—Me imagino que del centro de Europa por el color de tu piel y tus rasgos faciales.
—S...s...si, soy alemán.
—¡Qué bien! ¿cuál es tu nombre?
—Imre Gottschalk, un gusto en conocerte.
—El gusto es mío ¿Y cómo fue que llegaste hasta aquí?
—Mis hermanos, unos amigos y yo llegamos tras haber ganado una beca en el colegio.
—Eso suena interesante, ¿puedo conocerlos? — preguntó ella justo en el momento en el que la campana volvía a sonar.
—Si, por supuesto. Pero me temo que tendrá que ser en el segundo descanso — dijo volviéndose a acomodar cada uno en su respectivo asiento.
Luego de ese momento, todos los alumnos comenzaron a ingresar en el salón de clases, Yuki y Bluma venían a las carcajadas mientras que Akemi se encontraban pensativo; sin embargo, al volver a sentir la presencia de Sakura, el ambiente se volvió tenso. El cursado continuó sin ningún problema y finalmente sonó la segunda campana que daba por finalizado el cursado y el inicio de las actividades extracurriculares.
—Bueno chicos, los dejo — dijo entusiasmada Bluma.
—¿Y tú adónde vas? — preguntó intrigado Imre.
—Desde hoy me uní al equipo de natación — dijo sonriendo.
—¿Y con qué fin si se puede saber?
—No te incumbe Imre, somos amigos no pareja. No me celes — y salió corriendo.
—¿Pero qué es lo que le pasa, acaso se volvió loca?
—No tengo idea Imre, sino sabes tú que eres su amigo.
—¿Qué vas a hacer ahora?
—Creo que iré a mi cuarto a descansar un rato para luego hacer las tareas de hoy. Bueno nos vemos más tarde — mientras se despedía salió del salón.
Sólo quedaban algunos alumnos hablando con el profesor y otros ordenando sus cosas para salir.
—¿Qué vas a hacer ahora Sakura? — preguntó el joven ruborizado y nervioso.
—Nada en especial, creo que la tarea la haré de noche más tranquila.
—¡Genial! — expresó felizmente — Si quieres me puedes acompañar hasta donde están mis amigos así los conoces.
—Me encantaría.
En ese instante se marcharon en busca de los demás que se hallaban en la biblioteca, Amara y Egmont, para no perder la costumbre, leían algún viejo libro; Walquiria investigaba un poco con la bibliotecaria; mientras Otto y Nagisa estudiaban.
Sentados en una mesa aparte; pero no muy alejados del resto, Otto estaba sentado junto a Nagisa. El quería hacerle saber que estaba interesado en ella, y que sería capaz de darlo todo si ella se lo permitiera. Se había terminado enamorando cuando empezaron a ser amigos, su sencillez lo había dejado preso y su dulzura lo había condenado a seguirla hasta la muerte si ésta lo reclamaba. Pero por más que él tratara de darle señales, ella parecía no captarla.
Nagisa era una joven muy dulce, era carismática, siempre con una sonrisa en el rostro; pero era muy despistada y con el autoestima baja. Mitsuki se había vuelto su defensora desde que se conocieron, y desde que le presentó a su hermano se perdió en aquella mirada; se enamoró de un joven tierno de corazón, aunque él no lo notara. Por su amor soportó todos los maltratos de Akemi, sin embargo, ella nunca supo la razón.
Otto que ya estaba muy cerca de ella escribió en japonés "AI SHITERU", que significa TE AMO en su idioma. Ella comenzó a sentirse muy nerviosa, Mitsuki le había estado diciendo unos días atrás sobre el amor que Otto sentía por ella, pero nunca pensó que sería cierto.
—Perdona Nagisa, pero en verdad es lo que siento y necesitaba decírtelo.
—N...n...Está bien — respondió con un tímido tartamudeo.
—Entonces, quieres decir ¿Qué aceptas mis sentimientos?
—¡No! — se escuchó fuerte la respuesta de ella, mientras él la miraba sorprendido por la rudeza de sus palabras — No es eso, disculpa pero no puedo corresponder a tus sentimientos, sólo como una forma de amistad.
—Pero porqué, quisiera saber los motivos, por más dolorosos que sean.
—Los motivos son sólo míos, pero puedo decirte que no es porque no seas atractivo, eres simpático, alegre, estudioso, pero...
—Debí haberme dado cuenta antes, ya hay alguien en tu corazón ¿no es así?
—Si, perdona — dijo ella buscando con sus ojos las tablas de su pollera.
—Bueno aquí no ha pasado nada, mejor sigamos estudiando, pero antes necesito ir al baño — y se marchó con un nudo en la garganta.
—Quizás no tendría que haber sido tan dura con él, pero no puedo ser falsa a mis sentimientos y él tampoco se lo merece — se dijo para sí misma casi en un susurro.
Otto iba saliendo de la biblioteca con el paso rápido, no quería que nadie lo viera llorar, más quería pretender como si nunca hubiera pasado nada.
—Espera Otto ¿A dónde te diriges?
—Al baño, Imre si buscas a los demás están en la biblioteca.
—Espera, ven aquí, quiero presentarte a alguien — dijo mirando a la joven — Ella es Sakura la estudiante nueva de nuestro curso.
—Mucho gusto — dijo sonriente ella.
—El gusto es mío. Mi nombre es Otto. Así que tú eres la nueva compañera de mi amigo.
—Sí, hasta ahora es el único que ha sido amable conmigo; si tu eres su amigo debes ser igual de bueno que Imre.
—No es para tanto — dijo sonrojado Imre.
—Bueno, enseguida regreso. Vayan, están todos adentro en la sección de Historia.
Mientras ingresaban a la biblioteca Imre se sentía cada vez más atraído por Sakura; aunque para ella Imre fuera algo distinto; y todo iba quedando registrado en su memoria. Luego de la charla que tuvo con Mitsuki aquella noche, planeó algo, ya que se había dado cuenta de que todavía no había despertado.
—Se ve que no pierden el tiempo — se escuchó una voz ajena a la familiar.
—Así son mis amigos — respondió Imre tímidamente.
—¿Con qué aquí estabas hermanito? — dijo irónicamente Walquiria — ¿Con quién andabas?
—Quiero presentarles a Sakura. Ella es mi hermana Walquiria, éste de aquí es mi hermano Egmont, ella es su amiga Amara, y nuestra amiga desde que llegamos aquí, Nagisa — terminó por presentarlos a todos y cada uno.
—Un gusto en conocerlos a todos, espero que nos podamos conocer mejor y ser buenos amigos.
—Toma asiento, sólo te falta conocer a Mitsuki que en estos momentos está practicando natación con Yuki y Bluma.
—¿Qué, Yuki también practica natación? — preguntó un poco desconcertada.
—Si, no lo habías notado, Mitsuki es la hermana menor de Akemi, y también está en el equipo de natación, son el equipo que compite a nivel nacional.
—¡Qué horror! — dijo asustada — Me imagino que debe ser igual a su hermano.
—No te preocupes, Mitsuki es totalmente lo opuesto a Akemi — tranquilizó Amara a Sakura con una sonrisa agradable en el rostro.
—¡Qué alivio! — suspiró con un rostro lleno de paz — No puedo esperar a conocerla.
—Ya tendrás tu oportunidad.
El resto de la tarde se fue entre risas y chistes, aunque sólo Sakura notó el distanciamiento que había entre Otto que no paraba de mirar a Nagisa, y ella que lo esquivaba todo el tiempo. Pero por lo demás, todos parecían aceptar dentro del grupo a Sakura.
La noche cayó repentinamente sobre el colegio, y cada uno decidió retirarse a su cuarto, para terminar de hacer sus cosas. Nagisa, Sakura, Amara y Walquiria se encaminaron hasta el cuarto de mujeres. Por los pasillos, en los ventanales la luna llena reflejaba sus rayos, y entonces Walquiria que algo podía ver, notó un aura extraña alrededor de Sakura. Al principio se asustó, pero trató de no decir nada, ya que el resto de las chicas no conocían su secreto. Finalmente todas se despidieron y terminaron entrando cada una a su habitación.
Una vez que Walquiria estuvo sola, trató de pensar en lo que había visto, pero no podía hacerlo claramente, así que se comunicó con Akemi. Ambos decidieron encontrarse en el lago, bajo el cerezo alrededor de una hora, para que nadie los viera.
Akemi pensaba que se trataba de otro capricho de la joven para pasar más tiempo con él; pero como había hecho una promesa no podía romperla; finalmente cuando estuvo frente a ella vio a través de su rostro que su llamado no era mero capricho, ya que de hecho la notó algo tensa.
—Aquí estoy — se anunció a penas puso un pie en el lugar.
—¿Podrías ser más cariñoso no? — inmediatamente la tomó de la cintura y la besó.
—¿Así te gusta? — preguntó de manera arrogante.
—Siempre igual, aunque hoy hay luna llena y algo puedo observarte y definitivamente tus ojos me enamoran cada días más.
—Bueno, ya basta de cursilerías, si para esto me llamabas me quedaba en mi cuarto estudiando.
—¡Espera! No te apresures, te llamé por otra cosa; pero si no te importa ¿me puedo recostar sobre tu regazo? Es que me duele un poco la cabeza — dijo ella recostándose suavemente sobre las piernas extendidas de Akemi.
—¿Te sientes mejor así? - preguntó preocupado.
—Si, muchas gracias.
—Ahora dime ¿de qué quieres hablar, que no podías esperar hasta mañana?
—Ciertamente estoy preocupada por mi hermano.
—¿Egmont?
—No, él no. Por Imre.
—¿Por qué, acaso está enfermo?
—No, me preocupa su junta.
—No entiendo, sinceramente, lo que quieres decir.
—Dime Akemi, ¿Qué piensas sobre la nueva estudiante?
—¿De esa tal Sakura...? creo.
—Si, ella misma.
—Ciertamente me molesta que sea alguien mayor que nosotros y que esté en nuestro curso, para mi es una deshonra al prestigio del colegio. Además me molesta que sea inferior a mí.
—¿Solamente eso?
—No. No sé porqué, pero personalmente creo que no es una persona sincera, que no es de confianza, siento que esconde algo... ¿Pero porqué lo preguntas?
—Resulta que luego de que terminaran las clases Imre la llevó hasta la biblioteca donde estábamos todo y nos la presentó. Se hizo de noche y todas las chicas nos fuimos juntas a los cuartos. Como te habrás dado cuenta hoy hay luna llena, por lo que algo puedo ver.
—Si, continúa porque la verdad sigo sin entender a dónde quieres llegar.
—La cuestión, es que mientras caminábamos por uno de los pasillos, los ventanales reflejaron la luz lunar y fue ahí cuando vi....
—¿Qué viste? No te quedes pensativa.
—Fue cuando vi un aura negra alrededor de ella y me asusté tanto que casi me desmayo. Llegué a mi cuarto y no paraba de pensar en lo que había visto, pero no podía hablarlo con nadie, salvo tu que conoces mi secreto.
—La verdad es que no se que decir.
—Tiene algo oscuro que acecha; y estando cerca de ella puedo percibir dolor y crueldad. Me da miedo estar cerca.
—No creo que sea el mismo sentimiento, pero algo en lo más profundo de mí la rechaza de manera constante.
—Creo que tendremos que ser muy cuidadosos cuando estemos cerca de ella.
—Si, tampoco tenemos que dejar que el resto se entere para no levantar sospechas y que se aleje. Luego veremos con el tiempo como nos las arreglamos para descubrir lo que oculta.
—Por otro lado, y desde esta perspectiva, que por cierto me encanta, siempre me llamó la atención el color de tu pelo.
—Es un misterio de familia, nadie en mi árbol genealógico posee este color, y la verdad se siente raro.
—Es la primera vez que te lo veo suelto, lo tienes muy largo — y con sus dedos entrelazados en ellos se acercó a besarlo y entre sus labios una frase silenciosa se la llevó el viento.
Continuaron así durante un rato más, quizás Akemi ya se estaba acostumbrando al cariño de Walquiria, pero no se olvidaba todos los días de amar más a Nagisa; y más tarde partieron a sus cuartos de manera tan ausente, que la presencia de cada uno se hacía nada al lado del otro.
En su cuarto, Sakura se hallaba planeando una estrategia...
—Por lo visto Mitsuki no ha despertado de su pasado, y según mi intuición él duerme en su alma. Sin embargo, el rechazo constante de Akemi sólo ha conseguido que entienda que ella también sigue durmiendo — se decía paseando de la cama hasta el escritorio — Sin embargo, hay algo raro en esos tres hermanos extranjeros, pero no logro adivinarlo por lo que tendré que seguir al lado de Imre, aunque por alguna razón él no me desagrada tanto — y desplomándose sobre la alfombra roja del piso — Tengo que hacer algo para que despierten y así poder cobrar venganza.
Una espesa cortina negra se deslizaba sobre el cielo, y la luna llena le ofrecía su resplandor dorado a la noche silenciosa, una noche de redes tejidas y por tejer; una noche hecha cofre para los secretos.
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