34. ¿Quién es el señor en el sofá?

—Estas en problemas Dylan Evans.

—Mamá no fue mi culpa ella dijo que era un gilipollas y era un mujeriego—se defiende mientras caminamos hacia mí auto.

—Deja de maldecir y repetir malas palabras.

—Ajá.

—Y no se te podría ocurrir hacer otra cosa que tirarla al lodo y recibir un putazo de esa manera—le digo y el bufa.

—Artemisa Weigel es una dramática—se queja, mientras sostiene la bolsa de hielo sobre su ojo, el cual está adquiriendo un color morado.

—Lo suficientemente para darte un buen putazo—dice la voz de una niña a mí espalda y me giro sobre mis talones, encontrándome con un hombre alto y fornido de cabello castaño oscuro y ojos verdes, su piel es clara y sostiene a la niña sucia de lodo que dejo a Dy con un ojo morado, ella sonríe mirando a mi hijo y le saca la lengua.

—Eres una dramática—le grita Dy, mientras le saca el dedo de corazón.

—Y tu un gilipollas—le responde la niña y yo trato de reprenderla pero me interrumpen.

—¡Artemisa ya basta!—demanda el hombre que la sostiene y ella agacha la cabeza.

—Jajaja—se burla Dylan y lo reprochó con la mirada.

—Los dos se van a disculpar, ahora—aclaró y los dos se les descuelga la mandíbula.

—Pero ma...

—Pero nada, dije ahora.

—Lo siento Artemisa—se disculpa mi hijo con la mirada en el suelo.

—Artemisa, ahora tu.

—Papá no...

—Ya-demanda y ella mira a Dy.

—Lo siento—es lo único que dice la niña de cabello castaño y ojos azules.

—Soy Alek, mucho tiempo sin vernos Brooke—dice su nombre y me atraganto con mi propia saliva.

Mierda.

—Lo mismo digo...

—Muy interesante la forma de reencontrarnos ¿no?—pregunta sonriente y asiento.

Super casual diría yo.

—¿Te parece si vamos por un café un día de estos?—pregunta y no suena nada mal la idea.

—Claro, dame tu teléfono y arreglamos todo.

El me pasa su celular y anoto mi teléfono, el sonríe y nos despedimos. Subo a Dy en el asiento de atrás mientras ajusto el cinturón de seguridad, doy la vuelta y me monto en el asiento del conductor, miró por el retrovisor y observo como el empieza a jugar con sus dedos, empiezo a conducir y al ver que no se detiene...

—A ver pregunta—le digo y el levanta la mirada.

—¿Cómo conoces al papá de Artie?

Follamos.

NO le voy a decir eso

—Nos conocimos en un ba—-respondo, mientras llegamos al edificio donde vivimos, el forma una O con la boca y luego asiente.

***

—¿Que quieres para cenar, muñeco?—le preguntó terminando de secar su cabello mojado.

—Pizza con mucho queso—dice entusiasmado y sonrió cargandolo entre mis brazos.

—Bien, pues pizza será—digo y él envuelve sus brazos por mi cuello y esconde su cabeza en mi en el pequeño hueco de mi cuello.

***

Dejo a mi niño en el colegio y conduzco hacia mi trabajo, tengo mucho pensando sobre si decirle o no a Aaron y joder por qué no puedo mirarlo a los ojos y simplemente decirle.

Tu orgullo no te dejaaa.

Frustrada aparco en mi lugar y bajo de mi auto, adentrándome en la empresa hoy tengo una reunión para mostrar un proyecto importante y tengo que verle la cara a...

Y si mejor le ponemos kiwi.

Pero el kiwi te cae mal...

Exacto.

Entró a la sala de juntas con los papeles y planos en mis manos, solo está Nicolás y varios de los socios supongo, ya que está de espaldas, antes de que salude, hablan digo más bien demandan en mi espalda.

—Buen día, empezamos.

Las personas que estaban de espaldas se voltean hacia mí.

Creo que se nos juntó el ganado...

Observó como Ian y Alek me sonríen al mismo tiempo que me siento frente a ellos, Nicolás me saluda con un asentimiento de cabeza y le correspondo de igual manera. Una hora y cuarenta minutos después la reunión termina, los socios terminan firmando con nosotros por el tema del plan de trabajo y sus respectivos beneficios al momento de realizar la compra de los terrenos para la construcción de los nuevos edificios comerciales.

—¿Como está Nessa?—le preguntó a Ian cuando estamos fuera de la sala de reuniones, me sonríe antes de tirar de mi brazo y envolverme en un abrazo fuerte.

—Bien y Dy ¿como está? —murmura sin dejar de abrazarme.

—Bien, me alegro por Nessa.

—Debería soltar a una de mis socias, nos están viendo raro—dice riendo mientras rompemos el contacto de nuestros cuerpos.

—¿Nos vemos más tarde?—me pregunta con una sonrisa.

—Hoy trabajo hasta tarde—me disculpo, él sonríe antes de estampar un beso en mi mejilla y susurra en mi oído que nos vemos después, asiento y me despido con una sonrisa, trato de irme a mi oficina pero...

—Hola, no sabía que trabajabas aquí—me dice Alek sonriente.

—Son cosas que se dicen una cita—le digo con una sonrisa y la suya se ensancha.

—Eso quiere decir que te puedo invitar a una—inquiere mientras se acerca a mi.

—Exactamente—le aseguro cuando el está un poco más cerca de mí.

—¿El viernes a las 9?—pregunta sin borrar su sonrisa y es cuando noto que en una de sus mejillas se hace un hoyuelo.

Eso se ve muy sexy...

—Me parece perfecto.

—Luego me pasas tu dirección y paso por ti—me avisa y asiento, el se acerca y deja un beso en mi mejilla izquierda, para luego marcharse.

—¿Se le juntó el ganado Evans?—preguntan a mi espalda y respiro hondo antes de que mande al carajo a mi jefe.

—Eso no le importa señor White y si me disculpa tengo que ir a trabajar —aclaro pasando por su lado y para dirigirme a mi oficina.

—Buenos días señorita Brooke—saluda la secretaria del área donde trabajó, le sonrió y me adentró en mi oficina. Varias horas después terminó de trabajar, recojo mis cosas, salgo de mi oficina hace unas horas eh hablado con Dylan me dijo que estaba bien y que Clara (su niñera) estaba mirando la saga de Harry Potter junto con él. Presionó el botón del ascensor esté indica que viene bajando me recuesto en una de las esquinas, sacó mi teléfono junto a mis audífonos y empiezan a sonar canciones aleatorias hasta que el ascensor se abra, mi mirada se clava en las personas que están dentro, entro sin decir nada, ella sonríe y solo asiento en forma de saludo, subo el volumen de mi teléfono hasta mas no poder.

Cierro los ojos mientras la música fluye, hasta que siento como tiran de mi brazo y me plantan un beso en la comisura de mi boca, mi pecho se detiene...

No son sus labios.

Abro los ojos mientras Nicolás me sonríe, ni siquiera me había dado cuenta que se había subido al ascensor.

—Perdón, pero me da impotencia que hagan eso estando tu aquí—susurra en mi oído antes de que mueva mi rostro lentamente haciendo que mi mirada se centre en Aaron y Elena los cuales se están besando.

—Ni siquiera sabía que se estaban besando—susurro solo para los dos, él asiente, el ascensor se detiene y las puertas se abren, ellos dejan de besarse Nick toma mi mano jalandome fuera de allí.

—¿Te puedo llevar a tu casa?—me pregunta sonriendo, levanto la mirada clavando sus ojos en los míos, me inclino hacia delante y dejó un suave beso en su mejilla, el da un paso hacia mí tomando mi cintura pegandome a su cuerpo.

—Lo siento, pero no—susurro por la cercanía, el solo asiente y deja un beso en el mismo lugar que antes. Sonrió y el se aparta de mi cuerpo antes de dejarme sola en el estacionamiento y con un nudo de emociones en el pecho.

—¡Joderrrr!—exclamó frustrada, frotó mis manos por mis ojos con fuerza.

Y me doy cuenta que me están mirando esos ojos malditos, aprieto mis labios con fuerza y me dirijo hacia mi auto estallando la puerta cuando estoy dentro, aprieto el volante con fuerza y dejo caer mi cabeza hacia atrás.

***

Aída

Estalló a carcajadas con lo que me cuenta mi hermano, él frunce el ceño mientras me da una mirada de pocos amigos y yo no paro de reír.

—Puedes parar de reír joder.

Me limpio una lágrima por la risa mientras niego.

—Eres una persona claramente afectada por el karma—lo miró divertida.

Lo gracioso aquí que él no es el único con ese tipo de sueños jsjjsjsjsjjsjs.

Me vuelvo a carcajear mientras observo su mirada asesina.

—Bueno ya—detengo mis burlas y lo miró tratando de ponerme seria—¿Es raro? Quizás... Pero peor es que estés tomando como si se fuese a desaparecer de tu cabeza.

—No ayudas mucho Aída—se queja tomándose todo el vaso de Vodka de una.

—Es divertido verte así—se me escapa una carcajada.

—Gracias—dice sarcásticamente.

—Por lo menos yo te acompaño a tu despecho.

—No estoy despechado.

—Ajá...

—Y Dylan no es tu hijo—mascullo por lo bajito.

—¿Que?

—Nada... Que el tequila está muy bueno—miento entre carcajadas y el asiente no muy convencido.

Mi teléfono suena y pongo los ojos en blanco al observar que es mi cuñada del alma.

Y no me refiero a Brooke, sino a Elena, le hago una seña a mi hermano y el asiente, salgo a un lugar mas privado y contesto.

—¿Mi esposo está contigo?—pregunta de manera directa, esta y sus celos de mierda.

¿Es normal tenerle preferencia a la ex de tu hermano en lugar de su esposa? Pues sí, porque la esposa es una arpía que esconde algo y me encargaré de saber que es.

—Se te olvida que vivo en España, querida.

—Aída si me estas tomando el pelo te juro que...

Ups se calló la llamada, bueno que mala suerte, a tomar alcohol. Camino de regreso hacia donde está mi hermano, pero me detengo cuando mi teléfono vuelve a vibrar en mi bolsillo, si es Elena voy a... Me calmó al ver el nombre de Brooke en la pantalla.

—Hola guapaaa—saludo con entusiasmo.

—Hola cariño ¿Estas con él, verdad?.


—Si, ¿Porque?

—Elena está preocupada por él y me llamó llorando, tengo sueño así que dile que su esposo esta bien—dice todo con molestia en su voz.

Es una manipuladora de mierda, si hace dos minutos me habló molesta.

En fin la zanahoria amargada

—Bien—bufo y ella se mantiene en silencio unos segundos.

1...

2...

Y...

—Te estoy hablando en serio Aída—me río y le digo que esta bien, para luego finalizar la llamada. Esta vez si le mando un mensaje a mi "cuñada", apago mi teléfono para evitar sus rabietas, vuelvo hacia donde mi hermano y sonrió mientras tomo un poco de mi tequila.

Todo pasa con normalidad hasta que...
Empieza a sonar Si Estuviésemos Juntos de Bad Bunny.

Y si antes me estaba orinando de la risa ahora si se me salen, miro a mi hermano con una sonrisa, en aprieta los labios y los ojos, mientras la canción suena.

Hora de joder a mi hermano.

—¡Y me pregunto qué hubiera pasado!

—¡Si estuviésemos juntos!

—¡Aún enamorados!

—¡Y me pregunto qué hubiera pasado!

—¡Si estuviésemos juntos! ¡Aún enamorados!

Grito la canción a todo pulmón, mientras no aguanto la risa por la cara de fastidio de mi hermano.

—¡YEH yeh! ¡Todavía yo te espero!
¡Aunque yo sé que tú no vas a volver! —lo señaló riendo.

—¡Todavía yo te quiero! ¡Aunque yo sé que eso me puede joder!—lo sigo molestando esperando la parte que se que le va a doler.

—¡Y tengo tu foto guarda! ¡Tú y yo bailando cuando éramos menores de edad!—me detengo a esperar esa parte y ahora...

—¡Cada polvo mejor que el anterior! ¡Pero no como el primero! ¡Tú sabe' que ese no se va a borrar!

—¡Ahora me paso en el putero, yeh!

—¡A otra persona no he podido amar!

—¡Y te juro que lo he tratado!

—¡Pero es que ninguna se te para al lao'! ¡Desde que te fuiste sigo trastornao'!—explotó de risa mientras él sigue bebiendo mientras la canción se oye por todo el lugar.

—Eres un fastidio—se queja, mientras se ahoga en alcohol.

Si se emborracha lo dejamos en casa de Brooke.

Miro a mi hermano mientras sopeso la idea de mi conciencia...

***

Brooke

Jodido insomnio, son las tres de la madrugada y no tengo ni señales de sueño, salgo de mi cama, caminando por el pasillo me detengo frente a mi librero, tomando uno de los libros de la saga de Harry Potter (cuando digo uno es que ya me los leí todo y terminé eligiendo a cualquiera, son los libros que más me gusta releer) me dirijo a la cocina, sentándome en una de las sillas que están alrededor de isla de la cocina sumergiéndome en el libro, varios minutos después, el timbre de la casa suena mi ceño se frunce inmediatamente por la confusión de quien podría ser.

Puede ser Aída, te dijo que estaba en la ciudad.

Touche.

Camino hacia la puerta y la abro y maldigo arrepintiendome por no haber mirado por el agujero de la puerta.

—¿Que demonios haces aquí a las tres de la madru...

Me callo al observar su estado, esta despeinado, tiene el traje de esta mañana, su camiseta tiene los primeros botones desabrochados y no trae corbata, unas ojeras de mierda... Maldición, se supone que ya te supere idiota, a pero no.... Respiro hondo mientras el se tambalea por la borrachera, me meto bajo sus brazos y camino con el dejándolo caer en el sofá.

—Voy a llamar a tu esposa, espera aquí—le aclaro, él levanta la mirada, y me jala hacia él... Su perfume embriagador junto a la mezcla de alcohol me absorbe... Lo empujó para levantarme de sus brazos, pero no me suelta.

—Suéltame Aaron—digo entre dientes tratando de no mirarlo a los ojos.

—Mírame a los ojos y dímelo, solo así te suelto—mierda, lo miró y nuestras miradas se anclan es un jodido imán, se acerca un poco y lo que sucede después me deja helada.

—¿Mami?—su vocecita me saca del trance de los ojos de su pa... Aaron, mi mirada se mueve hacia mi hijo.

—Cariño—murmuró levantándome y caminando hacia mi niño.

—No puedo dormir mami—murmura cuando me termino de acercar a él, sonrió y lo levanto entre mis brazos.

—Vamos por leche tibia—le propongo mientras camino hacia la cocina con mi hijo aún entre mis brazos.

—¿Quién es el señor en el sofá?—pregunta cuando le pasó el vaso con leche tibia, me tenso unos segundos.

—Es tu pa...

—¿Mi papá?—entrecierra los ojos al decirlo y siento un pinchazo en el pecho.

Sí.

—Es mi jefe—me limito a decir.

Y su papá

—No se ve mal, si podría ser mi papá, sus ojos son azules, su pelo negro el porte de amargado nos parecemos un poco, pero soy más guapo y...

Awwww describe a su papi.

¿Eres bipolar o que?, no se supone que tenemos dignidad.

Teníamos*

—Dylan—lo reprochó y el levanta las manos en forma de rendición.

—Entonces tu eres el pequeño Dylan—Hablan desde el umbral de la puerta, esto no puede ser peor.

Mejor no tientes el universo.

—Te faltó superior—responde airoso, este niño y su ego.

—Valla si que heredaste el ego de tu madre—responde, acercándose.

Y de su padre...

Puedes calmarte.

Naaa

—No se parece al gilipollas de su papá.

Te dices gilipollas a ti mismo.

—Ethan no es su padre—aclaró entredientes.

—Claro y se puede saber quién es—inquiere recostandose en la isla de la cocina mirándome a los ojos, mientras mira de reojo a Dylan.

Si claro se llama Aaron imbécil White.

Awww como mira a Dy.

Vez a que me refiero.

—No querías saberlo hace seis años ¿Que cambio?—inquiero tomando el vaso vacío y llevándolo la isla que estas detrás mío.

—¿Se conocen hace mucho?—pregunta Dy, muerdo el interior de mi mejilla.

—Si campeón—responde Aaron, mientras Dy intercambia miradas entre su padre y yo.

Wow dijiste su padre, eso es un avance...

Cállate.

—Es cierto, muñeco.

—¿De dónde?—pregunta y pongo los ojos en blanco.

—Fue mi...

—Son las cuatro de la madrugada tu mañana tienes colegio, yo tengo que trabajar y él señor aquí presente debe ir con su familia—interrumpo a Aaron y Dy lo mira con curiosidad.

—¿Estoy ebrio dejarías que conducirá hasta mi casa?—pregunta ladeando la cabeza, mientras Dy sigue analizando su presencia.

—Conduciste hasta aquí, ¿cuál es la diferencia?—inquiero enarcando una ceja.

—Qué Aída me trajo—aclara encogiendose de hombros y yo abro los ojos como platos.

—Voy a matar a tu hermana—mascullo y el suelta una carcajada.

—Te acompaño—me asegura y Dy me mira con curiosidad.

—Tu señorito vamos a tu habitación.

—¿No puedo quedarme con ustedes?—pregunta haciendo un puchero y yo niego.

—¡Pues vamos!—exclama mi niño extendiendo sus brazos hacia mí, y lo tomó entre mis brazos, camino con el hacia fuera de la cocina.

—Usted también señor—dice y trago grueso, su carcajada llega poco después.

—Tu mamá no quiere.

—Mami—me súplica con la voz.

—Bien—mascullo y escucho sus pasos llegar hasta mi, camino hacia la habitación de mi hijo. Maldigo lo suficientemente bajito que solo las hormigas podrían oír, sumamente incómoda al sentir su cercanía.

—Deja de maldecir, es malo para el niño—susurra en mi oído, haciendo que un escalofrío se esparza por mi columna, entramos a la habitación y dejó a Dy sobre su cama, dejó un pequeño beso en su cabeza, tapó la mitad de su cuerpo con su sabana.

—Buenas noches mami, adiós señor—murmura pero lo suficiente para que ambos escuchemos.

—Buenas noches amor—vuelvo a besar su frente y sonrió.

—Buenas noches campeón—dice a unos metros de mi.

Salimos de la habitación y entrecierro la puerta para luego caminar hacia la sala.

—No pareces estar tan ebrio—digo volviendo a la cocina siendo conciente de que me sigue.

—No estoy ebrio, pero tampoco es que esté en mis cinco sentidos—aclara y yo asiento, quedándonos en un silencio que nos consume a ambos—¿Sigue en pie lo de llamar a mi esposa?—masculla con cuidado.

—¿Quieres que lo haga?—preguntó en un simple susurro.

—¿Quieres hacerlo?—pregunta acercándose más a mi.

—Voy a hacerlo—aseguró con el poco control de mi cuerpo.

—Si eso quieres bien, pero si me dices que me quede lo haré—susurra acercándose aun más, cuando estamos frente a frente y nuestras respiraciones chocan, nuestros labios rozan...

—Iré por mi teléfono—es lo único que tengo control de decirle, no le doy tiempo a responder, ya que, salgo echa humo fuera de la cocina.

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