28. No quiero hablar con nadie, vete
Mis sollozos junto a mis lágrimas desaparecen, quedándome dormida, cuando despierto él no está a mi lado, me incorporó en la la cama, mientras siento mis ojos arder por el tiempo que tarde llorando, salgo de la cama y me voy directo a la ducha, el agua se desliza por mi cuerpo mientras una lágrima se desliza por mi mejilla, termino de ducharme y salgo del baño envuelta en una toalla. Me dirijo a mi maleta para buscar mi ropa interior junto a unos shorts cortos y un crop top, junto a unas sandalias sin tacón, salgo de la habitación y camino hacia el balcón, mis ojos se humedecen y mis lágrimas empiezan a caer, escucho sus pasos y rápidamente limpio mis lágrimas.
—Buenos días bebe—me saluda, no le respondo simplemente asiento, siento sus manos rodear mi cintura y me retuerzo incómoda, él deja un beso en mi mejilla y luego se aparta.
—¿Pasa algo nena?—pregunta y niego, él no dice nada simplemente se queda en silencio. Me dirijo a la habitación y me dejó caer en la cama, unos minutos después él entra a la habitación y se acuesta a mi lado, me mira de reojo para luego apartar la mirada.
—¿Por qué estabas llorando nena?—pregunta sin mirarme.
—No te importa—decido hablar luego de un rato.
—Todo lo que tenga que ver contigo me importa nena—me asegura y pongo los ojos en blanco.
—Bien ya que tanto te importa se puede saber quien carajos es Aída—inquiero con un tono de voz frío, él se tensa pero no responde—Responde—le exijo y él me mira a los ojos.
—¿Como sabes ese nombre?—me pregunta y aprieto los labios tratando de autocontrolarme.
—La mencionaste anoche—respondo con cierta molestia.
—Nadie importante—es lo único que responde.
—Uno no va por la vida soñando con nadie importante—aclaro de manera fría.
—Pues para mi no es importante—responde tratando de acercarse a mi, pero una chica pelinegra detiene cualquier movimiento de su parte. Es aproximadamente de la edad de Aaron, su cabello es negro, es muy alta, sus ojos son azules, su piel es un poco más clara que la mía y su cuerpo es bastante más marcado que el mío.
Pero soy más hermosa
—Cariñooo no sabía que estaba aquí—dice la chica y luego entrecierra los ojos mirándome, Aaron esta completamente tenso y yo lo miro con una ceja enarcada.
—¿Cariño? —inquiero mirándolo.
—Aída deja de joder—su nombre hace eco en mi cabeza—nena no es lo que... —trata de decir pero la chica lo interrumpe.
—¿Ya no soy tu nena?—le pregunta la pelinegra—Me cambiaste tan rápido cariño—dice haciendo un puchero.
A la mismísima mierda el autocontrol
—Quedate tranquilo que al parecer si es importante la estúpida esa—aclaro levantándome furiosa de la cama, tomo mi teléfono y salgo de la habitación echa humo.
—¡Nena!—exclama y yo camino más rápido.
—¡Estoy aquí cariño! —responde la chica, termino de salir de la casa y mi pecho se hunde, mis ojos amenazan con volver a llorar, corro lejos de la casa, mis pies tocan la arena, mientras mis lágrimas se deslizan nuevamente por mis mejillas.
—¡Nena déjame explicarte por favor! —vuelve a exclamar Aaron.
—Deja de llamarme así, mi nombre es Brooke—le grito, sin detenerme, sin embargo siento sus manos rodear mi cintura mientras me pega a su cuerpo.
—Amor déjame explicarte por favor—me súplica, mientras yo sigo llorando.
—¡Suéltame!—exclamó tratando de liberarme de sus brazos mientras las personas nos miran raro, sigo tratando de que me suelte pero es inútil.
—Por favor escúchame—vuelve a pedirme y yo niego.
—Suéltame, me estas haciendo daño, quedate con ella pero no me pidas que me quede—le pido mientras mi voz se rompe.
—Amor solo déjame explicarte, si quieres luego de que lo haga sino me crees te llevo a casa, pero por favor dejame explicarte lo que esta pasando—me pide y mientras mi pecho sigue quemando asiento, él suelta mi cintura lentamente, cuando me suelta completamente se para frente a mi buscando mis ojos llorosos.
—Es mi hermana—me dice, trata de decir algo más pero...
—¿Tu hermana? Que mala excusa cariño—responde la chica y mis ojos vuelven a volverse un mar de lágrimas, paso por su lado corriendo mientras mi pecho se vuelve a hundir.
Sus manos rodean mi cintura otra vez y trató de salir de su agarré él me levanta mientras camina conmigo de regreso a la casa, cuando estamos adentro decido hablar.
—¡Suéltame carajo!—exclamó enojada, mientras mi corazón sigue doliendo.
—Te amo, te amo y lo sabes mejor que nadie, no te estoy mintiendo nena—susurra y me suelta, no le respondo simplemente camino hacia el balcón, duele mucho...
Sigo llorando, hasta que escucho unos pasos.
—No quiero hablar con nadie, vete—le pido.
—No puedo, por alguna razón eres importante para él, lo que significa que para mi también—responden y volteo a ver a la chica.
—Jodete, que contigo no tengo nada que hablar—aclaro limpiando mis lágrimas.
—Uyy tienes carácter ya entendí el porque te fue a buscar—dice la chica y le dedico una mirada de pocos amigos.
—Te dije que no quiero hablar contigo—digo dándole la espalda.
—No tienes que hablar, solo escucharme—aclara acercándose.
—Soy su hermana gemela, mi nombre es Aída—dice y la miro incrédula.
—No te creo, en la casa de sus padres no hay fotos tuyas y mucho menos en su piso—respondo sin mirarla, ella suspira.
—¿No te lo ha dicho? —pregunta, llamando mi atención.
—¿Decirme que? —inquiero.
—Bueno lo haré yo—responde y yo sigo perdida.—No somos hijos de Kate, solo somos medios hermanos de Alisson y Nils, papá engaño a mamá y hay nació Nils, pero apenas teníamos 6 luego de eso nuestro padre se casó con Kate cuando mi hermano y yo teníamos unos 8 años, luego mamá se quito la vida cuando teníamos 13 años, odié cada momento de mi vida en ese momento, culpe a papá por dejarnos—ella se detiene un momento, pero los pasos de Aaron se escuchan detrás nuestro.
—No hay fotos de ella por que nunca aceptó a Kate como una madre mientras que yo si, Kate nos acogió como sus hijos, pero Aída siempre fue más orgullosa que yo y lo de papá le afecto mucho más que a mi—él completa las palabras de la pelinegra.
—Cuando cumplí 17 me fui de casa, no volví por que encontré una carta de mamá no se si mintió o no, pero la carta decía que eramos lo más preciado para ella, pero quería que papá fuese feliz con nosotros, pero si ella seguía viva sería un impedimento para nuestra felicidad—menciona Aída mirando a su hermano.
—No sabía eso—murmura Aaron.
—Yo mejor me voy—murmuró tratando de irme, pero su mano me detiene, él la entrelaza con la mía y me sonríe.
—No le gusta hablar con nadie sobre mi, es un tema que no es fácil de hablar para ninguno de los dos—añade la chica. —De echo cuando tenemos mucho tiempo sin vernos y luego quedamos en juntarnos solemos soñar uno con el otro—se sincera la chica.
—Y por eso dije su nombre—él aclara, no respondo simplemente suelto su mano, asiento y los dejo solos siento su mirada sobre mi, camino a la habitación, quitó lo que traigo puesto y saco uno de los trajes de baño de mi maleta.
Necesito aclarar mi mente
Salgo de la casa en traje de baño, meto mi cuerpo al agua, nadó un poco y el agua salada entra en mis ojos por lo que estos empiezan a arder, frotó mis manos sobre ellos.
Siento como sus manos rodean mi cintura mientras él me pega a su cuerpo, ningún de los dos dice nada simplemente nos mantenemos en silencio mientras observamos el mar, él aparta mi cabello de mi cuello y deja un beso allí.
—Nena, perdón por no decirte lo de mi madre—susurra mientras el sonido de las olas llena nuestro silencio, respiro hondo y me doy vuelta para mirarlo a los ojos.
—Está bien—susurro solo para los dos, acaricio su mejilla.
No perdonas así de fácil ¿Que planeas?
Nada...
Lo dejaras con las ganas ¿Verdad?
Tal vez
—¿Puedo besarte?—susurra cerca mío, asiento y antes de que sus labios se encuentren con los míos aparto el rostro y sus labios se estampan en mi mejilla.
—Sigo molesta por eso, no me gusta que me mientan y menos que no me digan las cosas a la cara—le aclaro, él suspira dejando un beso en mi frente.
—Eso quiere decir que no hay posibilidades de que... —no termina ya que lo interrumpo.
—No, así que F por ti—palmeo su hombro apartándome de él. Nadó hacia la orilla y él me jala de los pies pegándome a su cuerpo.
—¿Enserio?—pregunta besando mi hombro.
—Si—le aclaro y él sigue llenando mi cuerpo de besos.
***
Estehh, no se como terminamos así pero...
Se suponía que esto saldría bien.
—Sácala que estoy demasiada incomoda—me quejo.
—Te advertí que esto podía pasar—me reprocha.
—Solo sácala y cállate—le digo y él se ríe.
—Si te quedas quieta saldrá más rápido—me dice.
—Solo hazlo y ya—le digo.
—Si lo hago como me estas diciendo te puedo lastimar—me sigue reprochando.
—Me vale sácala y listo.
—Tu piel es muy sensible—responde.
—Hazlo, no puede ser tan malo—le pido realmente incómoda.
—Si claro y después vamos al medico porque tienes una irritación—dice sarcásticamente.
—Debiste decirme que dolería—le reprochó yo.
—Te lo dije unas 15 veces—dice obvio.
—Pero eres una cabezota—me reprocha y le saco la lengua.
—Sabías que si una persona normal nos escucha podría pensar que estamos en alguna posición sexual, de la cual no podemos salir—le digo riendo.
—Repasando su "conversación"—marca las comillas al aire— nadie pensaría que estas chillando por que una mascarilla no sale de tu cara—dice Aída divertida.
—Buen punto—dice Aaron y me río.
—Mejor vamos al baño y te lavas la cara—me propone y asiento, caminamos hacia el baño y lavo mi rostro, volvemos a la cama mientras Aída pinta sus uñas.
—Tengo hambre—digo.
—¿De mi hermano o de comida? —inquiere Aída dedicándome una mirada pícara.
—De mi—asegura él.
¡Obvio que si papi!
—¡De comida!—exclamó, y ambos se ríen.
—Yo mejor me iré, así los dejo solos para que "coman algo"—dice Aída marcado las comillas al aire, pero antes de salir de la habitación nos da una sonrisa pícara a los dos, a lo que yo pongo los ojos en blanco.
Me trato de levantar, pero él jala mi cuerpo hacia él.
—Tengo hambre, me puedes soltar—le pido y él niega.
—Para ti soy comestible nena—susurra acercándose a mis labios.
—No quiero eso, quiero comida—le aseguro y él se ríe, trata de levantarse entonces...
Tiró de su camiseta uniendo nuestros labios, él envuelve sus manos en mi cintura, sus labios se mueven sobre los míos y nuestras lenguas rozan, una de mis manos de desliza dentro de su pantalón e inmediatamente su erección empieza a levantarse.
—Muñequito.
—Mmmm—suelta un leve jadeo.
Mi mano juega con el elástico de su bóxer deslizo mi mano dentro de el, mi mano se mueve a lo largo de su longitud hacia arriba y abajo, los jadeos y gemidos que salen de su garganta empiezan a mojarme, su miembro se endurece aún más y eso me da luz verde para saber que esta a punto de correrse, saco mi mano de su pantalón y empujó su cuerpo hacia abajo, él piensa que me subiré encima suyo, pero no lo hago de echo salgo corriendo de la habitación hacia la cocina.
Pero yo si le tenía ganas...
Ignoro a mi conciencia, mientras busco algo de comer en la nevera, hasta que oigo sus pasos.
—Eres cruel—lo escucho hablar desde el umbral de la puerta, volteo a verlo con una manzana en la mano y me encojo de hombros mientras esbozo una sonrisa de medio lado, muerdo la manzana.
—Pues tu me mentiste no te la iba a dejar pasar así por así—le respondo y él pone mala cara.
—Y te parece justo dejarme así—inquiere acercándose a mi, tardo unos segundos en darme cuenta y mi mirada se mueve al enorme bulto que desperté hace un rato, pongo los ojos en blanco y niego.
—Vas a terminar lo que empezaste nena—dice acercándose más a mi, mientras niego.
—Eso no—le aclaro, corriendo lejos de él.
—Si te agarró terminas lo que iniciaste—propone y niego, él trata de correr hacia mi y corro lejos de él.
—Noup—él levanta las manos en forma de rendición, se acerca lentamente y yo doy un paso atrás.
—Es solamente un abrazo—no le creo, en menos de un minuto esta rodeando sus manos en mi cuerpo pegándome a él.
—Nena ya te agarre ahora terminaras lo que iniciaste—dice y yo niego.
—Me puedes soltar—le pido y ahora él que niega es él.
—No, te voy a devolver lo que me hiciste—asegura y me retuerzo tratando de salir de sus brazos, me levanta cargándome como si fue un costal de papas.
—¡Bájame!—exclamó, tratando de liberarme de su agarré.
—Te dije que te iba a hacer lo que me hiciste—aclara caminando hacia la habitación.
—¡Bájame!—le pido tratando de bajarme, pero no me deja.
Entra a la habitación y cierra la puerta con seguro, trago grueso y él se ríe.
—Me la vas a pagar—me asegura haciéndome tragar grueso otra vez.
—Tengo que ir al baño—miento y él niega.
Se acerca a mi y me deja caer en la cama, se quita la camiseta y me mira con una sonrisa de lado, aprieto mis piernas al ver que se acerca más a la cama suelta una risa ronca y un tan sexy.
Abre las piernas, dudo que pueda dejarnos a medias...
No.
—Deja de jugar—le pido apretando mis piernas, él niega y se acerca más a la cama colocándose enfrente de mi.
—Oh nena no estoy jugando—me asegura con la voz un tanto ronca pone sus manos en mis rodillas para luego abrir mis piernas quedando frente de ellas, trago grueso como por cuarta vez en lo que llevamos en la habitación.
Uyyy...
Su mirada se mueve hacia mi, para empezar a acercarse a mis labios, me besa apretando mi cintura con sus manos, siento la presión que ejerce su erección en mi entrepierna. Un leve jadeo sale de mis labios, él levanta mi cuerpo sin apartarse de mis labios y me incorpora en la cama, se separa un poco de mis labios para tirar de la camiseta que tenía puesta, vuelve a mis labios quitando mi sostén rápidamente dejándome solamente en bragas, me siento ahorcadas sobre él mientras seguimos besándonos, hago una leve presión sobre su erección haciendo que un jadeo salga de sus labios.
De un momento a otro me levanta y se pone encima mío sin presionar todo su cuerpo, empieza a dejar besos por mi cuello y mi clavícula, baja lentamente hasta uno de mis pechos, tira ligeramente de uno de mis pezones suelto un leve gemido mientras él lo succiona levemente para luego hacer lo mismo con el otro, se detiene e inmediatamente empieza a dejar besos en mi abdomen, deteniéndose a centímetros del borde de mis bragas, levanta la mirada mientras me dedica una sonrisa antes de meter una de sus manos en mis bragas un gemido sale de mi boca al sentir su pulgar rozar mi humedad.
—¿Por qué estas tan mojada nena?—me pregunta aun mirándome a los ojos, vuelve a rozar su pulgar con mi intimidad sacándome un gemido más sonoro que el anterior.
Tira de mis bragas dejándome completamente desnuda se agacha y empieza a dejar besos en mis muslos subiendo lentamente hasta mi humedad su respiración agitada choca contra mi sexo, su lengua toca mi sexo haciendo que me retuerza de placer, su lengua toca mi sexo mientras que de mis labios se escapa un gemido el cual se escucha en toda la habitación introduce uno de sus dedos en mi interior, mientras mis gemidos son más fuertes, los movimientos de su lengua y sus dedos hay abajo se sincronizan de un momento a otro siento una corriente bajar desde mi columna avisando que estoy a punto de terminar.
— Aaron...
Jadeo su nombre con una dificultad increíble por la agitación de mi voz, él detiene sus movimientos y saca sus dedos de mi interior, frunzo el ceño mientras él ladea su rostro con una sonrisa.
No me lo esperaba muñequito.
Yo si.
—Estamos a mano nena—asegura saliendo de mis piernas para luego cerrarlas como estaban en un principio, mi respiración esta echa un desastre él se deja caer a mi lado mientras yo trato de respirar con normalidad, cuando por fin lo logro salgo de la cama, busco mis bragas y la camiseta me las pongo, jalo una almohada de las que hay en la cama junto a una sábana, él mira extrañado mientras yo me acerco a la puerta.
—¿Nena a donde vas? —pregunta y no le respondo saliendo de la habitación.
—No pienso dormir contigo—le aclaro mientras camino hacia el balcón, me siento en el suelo y acomodo la almohada, mi mirada viaja hacia el cielo el cual está hermoso. Hay muchísimas estrellas mientras el sonido de las olas se escucha a mi alrededor, no esta nada mal dormir aquí.
—¿Dormiremos aquí? —pregunta y no lo miro ni tampoco respondo.
—Vete.
—Tomaré eso como un si—dice mientras se acerca y me lanza unas cobijas junto a otras almohadas, lo manoteo para que se aleje y es inútil, ya que, el jala mi cuerpo hacia él y empieza a dejar besos en mi cara, me abraza y dejo mi cabeza sobre su pecho, él nos tapa con una de las cobijas que trajo, permanecemos así no se cuanto tiempo y mis ojos se cierran, quedándome dormida. Odio que tenga ese poder sobre mí y en algún momento siento que me joderse...
***
HOLAAAA BEBES
Hasta aquí este capítulo, espero que el capítulo les haya gustado, no olviden votar y comentar.
Mami o alguna persona que me conozca en persona si ven esto no fui yo, fue Patricia
Los quiero besos!!
Kris
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top