POSITIVO



15-enero del 2002

Pudiera decir que fue el mejor día de mi vida pero NO es así, fue el inicio del futuro más feliz de mi vida. La primera noticia que tenía significado para mí. Fuí por Ángela a su casa y nos fuimos al laboratorio, me tomaron la muestra de sangre y nos regresamos a su casa, por la tarde yo regresé por el resultado no sabía si abrir el sobre o irme a casa y abrirlo hasta el siguiente día en la oficina estaba realmente nerviosa, preocupada, asustada. Decidí abrirlo en cuanto subí al carro, rompí el sobre sin ningún tipo de delicadeza y extendí la hoja...

Mi corazón dio un vuelco del tamaño del universo, lo primero en llegar a mi mente es el miedo, el segundo la ilusión con todo mi amor... 

¿Se va lograr mi embarazo?...

¿Lo iré abortar involuntariamente?... 

No quiero hacerme ilusiones y después sufrir su pérdida. Voy a ir con mi ginecólogo y me empezaré a cuidar.

Fui con el médico de la familia primero:

—Muchas felicidades Isabel deseo que se logre tu embarazo, debes tener mucho cuidado, al primer síntoma de aborto debes irte directamente a la clínica o al seguro social para no poner en riesgo tu vida. Te haré un ultrasonido para confirmar que la matriz esté ocupada y como se encuentra el bebé... Todo se ve excelente, todo está como un embarazo normal, la verdad que los designios de Dios nunca me dejarán de sorprender. ¡FELICIDADES!

—Sí, me cuidaré muchísimo, a partir de hoy tomaré mis vitaminas, estoy muy feliz.

— ¿El padre del bebé sabe que hay riesgo que lo pierdas?

—Seré madre soltera.

— ¿Ya le dijiste al papá o solo lo asumes sola?

—Él no quiere responsabilidades y tampoco me interesa que esté cerca, no es un buen hombre mejor dicho es un pobre diablo.

—Si entiendo tu postura, yo soy cristiano y te diré como humano que siempre hace falta la presencia de un padre.

—No lo creo doctor, es tradición de antaño, lo que pensaba toda esa gente y se fue heredando a través de los años creando con ese pensamiento dolor, frustración a los hijos que no tenían un padre dónde solo causaban dolor, tristeza y rechazo, les hacen creer a los hijos esa patraña, un hijo como una mujer soltera o simplemente un ser humano son autosuficientes para ser felices, para sonreír, para soñar, para ser quien deseamos ser, solo se necesita UNO, ser uno mismo y eso le enseñaré a mi bebé, que no le hará falta nada y nadie para que sea un ser completo porque ya lo es, para sonreír porque tiene sus labios y tendrá su corazón contento, para disfrutar su felicidad, que nada ni nadie le enseñará lo que ya trae dentro de su alma. De la misma forma que a mí no me hará falta una pareja para que le pague sus consultas o el hospital cuando nazca mi bebé. Para eso me valgo de mi propio esfuerzo.

Me fui a casa sonriendo feliz y soñando con mi bebé en mis brazos, ilusionada con comprarle ropa, pañales, juguetes, todo lo que necesitaría.  Ilusionada con que hiciera muchas travesuras. Le daría todo el amor que tengo en mi alma y así como cuidaré mi cuerpo para que crezca en mi vientre de la misma forma alimentaré mi amor para entregárselo todo sin límites desde ahora y cuando abra sus ojitos al contemplar el Universo divino en ellos.

Me fui a la iglesia de Guadalupe a darle gracias a Dios por haberme escuchado aquella noche que le pedí un motivo, un amor en mi vida. Me había escuchado y me está enviando el mejor motivo, el mejor amor aparte del que Él como padre me daba y me hacía sentir.

Me arrodillé en el altar, pedí perdón por mis pecados que no eran muchos pero yo los consideraba graves, tan graves que no me daba cuenta de los que yo había recibido a lo largo de mi vida de parte de mis hermanas, principalmente de María, y allí prometí dejar cualquier resentimiento que hubiera dentro de mí, toda venganza absurda contra los hombres, cerré los ojos y los deposité en el altar donde Dios se encargaría de transformarlo en mi perdón.

Mi vida ahora tiene sentido, mi vida ahora tenía el mejor motivo de amor creciendo dentro de mí.

Al siguiente día en la oficina llamé al consultorio del ginecólogo y pedí una cita en la tarde, ese mismo día me recibiría.

Tenía que verme el experto en embarazos, no escatimaría en gastos por lograr la vida de mi bebé. Me felicitaba a mi misma por ahorrar siempre, esos ahorros que ya tenía guardados me venían excelente. 

Me presenté con una enorme felicidad que el ginecólogo pudo notar en mis ojos al verme. Sus primeras palabras fueron...

—Ese brillo en tus ojos lo conozco muy bien, estás felizmente embarazada. ¿Verdad?

—Siiiiii. —Grité emocionada.

Le muestro el resultado de los análisis y como bien lo esperaba de él me dijo:

—Mañana a primera hora ven al laboratorio de aquí abajo y te vas hacer éstos análisis completos. Te vas a empezar a tomar el prenatal y otras vitaminas, cualquier síntoma de dolor en el vientre bajo, sangrado, inmediatamente vente a mi consultorio sin cita. Si en caso que sea fuera de mi horario laboral te doy mi número de celular y me llamas.

— ¿Hay problema de aborto? —Pregunto angustiada.

—No lo podemos asegurar, dejemos pasar los primeros 4 meses y aun así habrá riesgo Isabel, solo quiero que estés consiente que lo podemos perder y que tú también corres riesgo, debes cuidarte muchísimo por los dos.

—Sí, me cuidaré muchísimo.

—Inicialmente no debes cargar nada, nada pesado ni no pesado, no debes barrer o mapear. Tendrás que tener reposo absoluto. ¿En qué trabajas?

—En ventas de casas móviles.

— ¿No haces esfuerzo?

—No, solo camino poco para mostrar las casas realmente es un trabajo muy apacible.

— ¿Manejas?

—Si, eso no puedo dejar de hacerlo tengo que trabajar.

—Solo pro favor extrema cuidados. Te entregaré algunas recomendaciones de los cuidados, te quiero estar viendo cada 15 días para empezar, después será cada mes.

—Sí, aquí estaré puntual cada tarde.

Me fui a casa feliz, ahora no solo sentía que volaba ahora podía ver más allá del cielo, alcanzar las estrellas y usarlas de columpios para mí y para mi bebé, volar fuera y dentro del Universo, mi vida tenía amor, un amor que crecía dentro de mí, que respiraba a través de mí, que lo alimentaba de mí. No hacía falta un padre. ¡Claro que no!

A partir de ese momento mi vida dio un giro completamente en mi favor, dejé de fumar, dejé de beber cerveza, olvidé desvelarme y empecé a tratar de desayunar lo cual en cuanto lo hacía me iba a devolver el estómago, pero empecé a tener pensamientos positivos antes de mi desayuno, visualizaba que no lo iba a devolver pero fue difícil controlarlo, no lo devolvía  ya en casa, a veces al ir manejando me tenía que detener y devolver el desayuno, otras hasta que llegaba a la oficina y así fue con el paso de los días hasta que me acostumbré a desayunar, lo que nunca hice en el tiempo de mi infancia, adolescencia, fue posible por amor al bebé que crecía dentro de mí en solo semanas.

No recuerdo a los cuantos meses les dije a mis padres que estaba embarazada, no lo vieron muy bien pero no hubo rechazo, solo desilusión, Quizás comprendieron que si ellos dependían de mí y no les hacía falta nada, yo era lo autosuficiente para sostener a mi bebé.

A quien me daba mucha vergüenza ver a los ojos era a mi hermano Roberto, sentía que lo había defraudado, él quería lo mejor para mí y yo estaba segura que mi bebé era lo mejor, cuando hablé con él me apoyó no hubo una palabra de reproche. No me hizo preguntas del padre solo me dijo que yo era la madre y era lo único que le importaba y mi bebé, sólo me reitero una vez más que si necesitaba algo contaba con su apoyo, que no estaba sola.

Fueron pasando los meses y me sentía estupendamente bien, seguí las indicaciones de mi ginecólogo, empecé a ir a las consultas del seguro social solo para poder tener mi incapacidad, ni de chiste pensaba que mi bebé naciera en ese lugar deprimente, inhumano y frío. ¿Por qué digo esto? Porque algunas veces que por necesidad tuve que llegar a ir  me di cuenta de la frialdad al tratar a los pacientes, aun estando en urgencias.

Tenía algunos meses de embarazo y mi felicidad crecía con mi bebé, se desarrollaba el mejor instinto de protección y el amor dentro de mí, aquí fui a mi consulta mensual con mi ginecólogo como cada mes.

—Isabel tengo malas y buenas noticias. Sostenía en sus manos los  exámenes recientes de sangre, orina que me mandó hacer. Pasa para hacerte el ultrasonido y revisar al bebé.

Solo de escucharlo decir esas palabras mis lágrimas se asomaron por mis ojos, miré a la pantalla del ultrasonido como si yo supiera ver y entender ese aparato, pero deseaba ver a mi bebé.

— ¿Qué pasa?

—Tendrás que extremar cuidados tu embarazo es de alto riesgo, tienes preeclampsia.

— ¿Qué es eso?

—Estás padeciendo descontrol en tu presión arterial, estás muy hinchada, manos, pies, cuerpo, rostro. Hay proteínas en la orina, hay riesgo que el parto se complique y puede morir tu bebé o inclusive tú.

—No me importa lo que me suceda a mí, quiero que siempre la vida de mi bebé sea primero.

—Sólo debes cuidarte mucho. La otra noticia es que al parecer es un niño. No estoy seguro, se mueve mucho. —Pasamos al escritorio— Llámame cuando sientas cualquier síntoma raro o anormal.

—No me importa el sexo, sea niña o niño lo amo con todo mi ser, yo siento como se mueve por ese motivo le digo mi lagartijo.

—ja, ja, ja, ¡Ay Isabel! como le dices lagartijo a tu hijo.

—Si, es mi lagartijo hermoso por cómo se mueve, y es con todo mi amor.

Un día en la oficina empecé a sentir mareos, dolor en el estómago como cólicos, yo no sabía nada de síntomas riesgosos, los embarazos de mis hermanas los vivieron en sus casas sólo los de Lourdes los disfruté pero fueron normales, nunca hubo riesgo, a mi amiga Ángela desde los estudios no la había visto para preguntarle a ella. En cuanto yo salía de trabajar me iba a casa, me la pasaba acostada, si acaso iba a prepararme algo de comer o cenar, o satisfacerme con algún antojo, pero nada más.

Ya logramos otro mes, pensé que ya no había riesgo, empecé con hemorragia leve me asusté muchísimo, le llamé a mi jefe y le avisé que me sentía mal y me tenía que ir al seguro pero me fuí  con mi ginecólogo me revisó de inmediato, hizo el ultrasonido para ver al bebé y me dio medicamento:

—El riesgo estará constante, latente hasta que nazca tu hija, es una niña Isabel, mírala, espero que se parezca completamente a ti, eres muy guapa, inteligente. Y ahora sí estoy seguro que es niña ya puedes comprar todo rosita y decirle lagartija.

— ¡QUE FELICIDAD! Muchas gracias Doctor, soy tan feliz. Pero me preocupa el sangrado.

—Con el medicamento estará controlado, no es abundante  por lo pronto no le afecta a tu bebita debes tener reposo mínimo 3 días acostada y cuando tengas sangrado leve toma el medicamento y recuéstate, sube los pies más alto que tu cabeza. Ven para revisarte en 15 días. 

—Si, estaré muy al pendiente y así lo haré. Dígame ¿Cuánto me cobra si decido a aliviarme con usted? Yo no tengo duda se lo excelente ginecólogo que es, usted le practicó dos cesáreas a mi hermana menor. Sólo que su esposo pagó, yo sola tengo que reunir la cantidad con mi trabajo. 

—Mija yo cobro caro pero te aseguro que tu bebé y tú están en las mejores manos y no porque te lo diga yo, mis reconocimientos hablan por sí solos, tengo un gran equipo de cirujanos, anestesiólogos, pediatra a mi lado. Te recomiendo te alivies en el seguro social. O en una clínica particular. Anda aproximadamente en $2500 dólares un poco más.

—Gracias, haré lo posible por reunirlos.

Fue muy acertado seguir asistiendo cada mes con el médico familiar, aun cuando es de medicina general tiene todo el equipo que trabajan para él en una buena clínica.

Estuve asistiendo a las tres consultas, con el médico del seguro social, el particular de medicina general y mi ginecólogo. No me importaba pagar las dos consultas aun cuando el ginecólogo cobraba bastante caro y cobra todavía.

Del sexto mes hasta los ocho tuve en diferentes ocasiones intentos de aborto involuntarios, estuve internada en el seguro social un día y medio fue a dónde me llevaron mis padres, me atendieron rápidamente ya que en mi cartilla decía embarazo de alto riesgo, preeclampsia. Veía a mis padres angustiados en ratos llorando temiendo perder a su futura nieta y a su hija, yo hablaba con mi lagartija.

Acariciaba mi vientre, le dije sabes que Te Amo y que no me hace falta verte, conocerte, porque para mí ya eres lo más importante, eres mi luz, mi ángel, mi cielo, lo más puro y divino que Dios me envió para tener en mis brazos, así que no me abandones resiste un poco más, eres una niña muy inteligente y deseaste venir a la vida a través de mí, cuando no tenía ninguna esperanza de vida solo oscuridad, tristeza, rechazo, abandono, tú eres esa luz que me da la fuerza para ser un mejor ser humano, quien me hizo sentir el amor sin conocerte, sin tenerte, con el simple hecho de saber que estás conmigo, así que toma tus manitas y sujétate muy bien a ese cordón umbilical que nos une y no te sueltes, escóndete donde puedas, que nada te asuste o te obligue a salir aun, sólo unos meses más y te prometo que te haré inmensamente feliz como tú me haces a mí.

Mis lágrimas brotaban de mis ojos los cuales tenían la pureza del amor en ellos por sentir y ver espiritualmente a mi hija, a mi vida.

Me dieron de alta al siguiente día, mis padres no se apartaron de nosotras se quedaron a dormir en la panel, nos fuimos a casa y le pedí 3 días a mi jefe de descanso. A mi cielo NO le dije que estaba embarazada. En el siguiente capítulo lo contaré.

—Claro que si Isabel, cuídate mucho.

Durante esos tres días el último hubo un leve sangrado y líquido, le llamé al ginecólogo y me indico que tomara mis pastillas. Dormí con los pies arriba detenidos en la pared con almohadas a los lados, me despertaba y lo primero que veía era la sábana si no había sangre, al ver que no daba las gracias a Dios.

Al cuarto día me fui a trabajar, mis padres me llevaron en la panel para que yo me fuera acostada, se quedaron conmigo todo el día, mi padre atendió a los clientes que llegaron los pasó a la oficina y yo les di la información de las casas.

Ya no quería pedir permisos, ni que me incapacitaran para terminar de ahorrar el dinero para comprar todo lo necesario para mi bebé.

A los días fui hablar con el médico general y las posibilidades para aliviarme en la clínica donde atendía él, para hacer mis investigación de lo fiable que fuera la clínica, no fue necesario investigar hubo buenos comentarios entre algunos conocidos y mi cuñada ya había estado internada allí, me dio el precio de la cesárea en caso de requerirse y parto natural. $1400 dólares y $600 dólares.

Como ya tenía esa cantidad de ahorros guardados con mi jefe, fuera para parto natural o la cesárea decidí aliviarme en la clínica, si por algún motivo reunía el dinero del costo del ginecólogo en los próximos meses me aliviaría con él sin dudarlo. Pero ya tendría seguro un lugar, y el doctor ha llevado mi embarazo desde un inicio. Así mismo le dije que yo me atendía también con el ginecólogo por las emergencias que he requerido y por ser un excelente ginecólogo. Lejos de molestarse me felicitó y me dijo que había sido muy inteligente de mi parte atenderme en los tres lugares, y que llevaran el control de mi embarazo.

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