Lourdes 3


Este correo fue antes que se marchara de mi casa. 

No puedo ser muy grosera como me gustaría con las personas de acciones nefastas hacia mí ser, yo no puedo comportarme de la misma manera, la diferencia entre ellos y yo es como el cielo y el abismo... Infinito.

Pasaron dos años después que se marchó Lourdes y durante ese tiempo la veía escasamente.

Yo solo deseaba ver a las personas que amo crecer en todos los sentidos conmigo, sin imaginar que fuera malo, que por ayudar me traicionaron. Un día veía a Fernanda triste porque no tenía un buen celular, le dije que eran cosas materiales que no dan felicidad. Ella deseaba traer dinero en su bolso y no lo tenía para ir a comprar una comida rápida, un café con sus amigas, ella carecía de muchas cosas y eso afectaba su nivel de autoestima al estar rodeada de jovencitas con una posición económica muy estable. A mi dolía su dolor porque recordaba mis años de carencia mientras pagaba mi casa, no tenía para una soda, no comía en todo el día en la oficina.

Un día le dije que solicitara una tarjeta de crédito y empezara hacer su historial crediticio para que comprara un celular en una compañía privada pagando mensualmente, investigó y le pidieron que abriera una cuenta de ahorros como estudiante, yo le presté una cantidad de dinero que no recuerdo cuanto fue, la abrió y el dinero permaneció allí durante dos meses. Le otorgaron una tarjeta de crédito con poco saldo como la que me dieron a mí hace muchos años atrás y que de muchos conflictos económicos me ayudó.

Solicitó un celular en una compañía telefónica y le otorgaron su crédito para un buen celular, no el que ella quería, pero uno con todo lo que necesitaba. Ella estaba feliz y yo lo era al ver su sonrisa, al tiempo le pedí mi dinero y se molestó, pero me lo devolvió. Por nada permitiría que abusaran nuevamente de mis acciones, de mi amor. No me gustaba sentir ese sentimiento amargo, doloroso, cuando sabes que alguien abusa de tu amor. Porque se siente y duele.

De la misma manera lo hice con mi sobrino, solo que a él no le otorgaron la tarjeta de crédito por no ser estudiante, el dinero lo utilizamos para mis gastos y tenía mi confianza de tomar algo si lo necesitaba. Al tiempo se canceló esa cuenta. Todavía le digo que abra un historial crediticio.

Una tarde fui a una cafetería con Lourdes, la veía seria, triste, y le pregunté qué le ocurría, me dijo que le dolía recordar algo que había hecho en el pasado y se arrepentía. Me lo quería contar. La escuché sin juzgarla.

Me confesó que cuando trabajamos con Roberto, ella vendía las casas más caras y se quedaba con la diferencia del dinero, que Roberto nunca se dio cuenta por la confianza absoluta y ciega que le tenía, solo le decía en cuanto se había vendido alguna casa entregándole el dinero, informando las condiciones de entrega. Roberto no revisaba el contrato porque ella se encargaba de llevar el archivo en su casa, así que no se daba cuenta en la cantidad que realmente se vendía la casa, no tenía cómo hacerlo. No me dijo si cuando la despidió fue por este motivo, se lo pregunté sin que ella me lo respondiera. 

Fue algo que jamás imaginé, NUNCA lo pensé a pesar de aquella ocasión con el cliente que me dio un consejo, cuando hubo un error con el precio de una casa y yo fui la regañada por Roberto, nunca lo relacioné. Solamente así podía pagar una escuela tan cara para su hija y haber tenido en escuela privada a sus dos hijos desde preescolar, no sé desde qué año lo hizo, pero ahora que recuerdo se me erizan los vellos de las manos al pensar que Roberto pudo descubrirla y quizás enviado a la cárcel por robo o abuso de confianza, ¿Cómo era posible que ella tuviera la sangre tan fría para hacerlo? Y no pensar en sus hijos, ella siempre ha tenido carácter fuerte. Pero para una acción así se necesita más que valor, necesidad, se necesita maldad. No amar a las personas que confían en ti, porque es fácil imaginar que sufrirán al descubrirlo, no respetar algo que no es tuyo y a diferencia de empezar desde cero con mucho esfuerzo como yo lo hice con mi casa, con dedicación y mucho sacrificio. Es un abuso de confianza tremendo el de Lourdes, no sé si Roberto la descubrió y ese fue el motivo para despedirla.

Se vinieron a la mente mil y un recuerdos tristes de las acciones de parte de los dos, de ella y del control que ejercía sobre él, así como la confianza ciega de él hacia ella y su falta de confianza para mí, solo pensaba que me encantaría verlo a los ojos y saber si tiene algo que decirme por haberme juzgado basándose en las acciones de una mujer que le robaba, traicionando su confianza, defraudando su cariño y respeto por ella, el de una mujer que no lo respetaba y no le tenía la más mínima consideración, menos amor, como ser humano del que carece para sí misma.

Pensaba que podría reírme en la cara de Roberto y decirle: Allí está a quien usted tanto defendió, por quién me creía tonta, por quien me castigaba, se ve cómo le pagó. Tantos años robándole en sus narices y nunca se dio cuenta, nunca escuchó a sus trabajadores, menos a los clientes, mucho menos a mí.

Nuestras quejas eran muy diferentes, pero claras al ella ejercer una autoridad que solo él le confiaba y ella defraudó. Pero no podría burlarme, porque las acciones de ambos fueron por amor, ella deseaba lo mejor para sus hijos y seguramente con lo que ganaba no podría ni pagar la renta donde vivían, él por confiar y creer en ella. La confianza es parte del amor, de creer que esa persona hará lo correcto, pero sobretodo es la seguridad que se tiene al pensar que esa persona NO nos traicionará. 

Quizás el destino me hizo de cierta forma justicia, quizá hasta Roberto piense que yo hacía lo mismo que Lourdes y de esa manera pude poner mi negocio, no sé qué le haya dicho Lourdes de mí, solo puedo decir que hay una gran diferencia entre nosotras, yo conozco la lealtad, el amor, la confianza, pero sobre todo jamás permitiría que mi hija pudiera sentir vergüenza por un acto de su madre, jamás. Soy y debo ser un ejemplo para ella y dejarle muy claro que una mujer al igual que un hombre puede obtener lo que desee a base de esfuerzo y dedicación, con la frente en alto y sintiéndose digna de lo logrado como yo me siento.

Además nunca lo hubiera imaginado, jamás lo hubiese hecho aun cuando tenía y he tenido mucha necesidad económica, mi honestidad no tiene un signo de dólares, mi libertad no se vende. Mi dignidad y orgullo son mucho más fuertes. Soy una mujer que empezó de cero, fui enfrentando mi propio miedo, he retirado muchos de mis obstáculos durante años yo sola.

Solo puedo decir de Roberto que un día manejando nos encontramos lado a lado en un semáforo, sentí que alguien me veía y giré mi cabeza para ver, en ese momento él volteó su mirada al semáforo, me estaba viendo. NO me saludó, no me dio tiempo de obsequiarle una sincera sonrisa de amor. Fue la última vez que lo miré en persona. Quizás el destino nos pueda unir nuevamente, quizás la vida lo prohibió, a lo mejor alguna tarde nos encontremos y podamos platicar como amigos nuestras dudas y reírnos juntos de nuestros recuerdos, quizás nunca más suceda un encuentro, solo dejaré mi más bello recuerdo de él en mi altar sagrado, pidiendo al universo volvernos a encontrar en otra vida, con una historia propia sin ser manipulados por nadie.

Puedo decir pacíficamente que mi ciclo con él está cerrado. Que fue una hermosa historia en mi vida, que es un bello recuerdo de aprendizaje en mi ser humano. Puedo decir que lo amé, lo idealicé profundamente en mi pasado. Debo decir que es el mejor hombre que conocí en mi pasado. Que mis entregas y besos solo fueron en sueños, nunca hubo nada entre nosotros aun cuando todos podían sentir y percibir el amor entre ambos a través de nuestras miradas, las que no pueden fingir ni ser manipuladas. La alquimia existente entre ambos y maravillosa que rara vez se puede coincidir en la vida. Es mi quimera, fue mi ilusión más ardiente y deseada, un sueño que perseguía cada noche forzando a lo sobrenatural para soñarlo como tantas y tantas noches lo soñaba y aún no hay una semana que transcurra que no se aparezca de visita en mis sueños para decirme que me ama, a besarme, abrazarme como solo él lo sabía hacer, sintiéndome entre sus brazos fuertes en un verdadero paraíso para después dejarme sola al despertar. 

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En 2015 inscribí a mi hija en un curso de pintura, mi madre invitó a Lourdes a la primera exposición y comprendí que estábamos tan felices que no me opuse a que fuera, pasamos por ella a su casa y nos fuimos al evento en el Museo del Trompo en Tijuana, a partir de allí hubo comunicación de nuevo entre nosotras de vez en cuando. Fue a todas las exposiciones públicas de mi hija, inclusive me acompañó a llevarla a una entrevista en tv porque el maestro de mi hija la eligió para que lo acompañara y ser entrevistados los dos. A la salida nos fuimos a desayunar y más tarde a la rueda de prensa. Yo creía que compartíamos la alegría de ver a mi hija haciendo lo que le gusta, avanzar en la pintura, aprender e interactuar públicamente, pero pienso que solo fue por presumir con sus amistades el talento de mi hija.

Yo llevaba a mi hija a sus clases y la esperaba en el estacionamiento, un día platicando por Messenger con Lourdes me preguntó si tenía tiempo para platicar y acepté, al siguiente día pasé por ella a su casa y platicamos esas dos horas de la clase de mi hija, me explicó que su hija se había hecho cargo de los gastos de su casa, que había pospuesto su carrera en la universidad... Pero también se enamoró y se había ido a vivir con el joven a un departamento que ella rentaba, que ya no la ayudaría con los gastos de su casa y me dijo que recordaba lo que le había dicho yo hace muchísimos años atrás, cuando yo le reclamaba su falta de amor y atención a su hijo. Yo le decía que Fernanda se iba a ir dejándola cuando más la necesitara y que el único que iba a estar con ella porque la amaba era su hijo que despreciaba. Y así estaba sucediendo, no me causaba alegría, nunca me ha alegrado el dolor de nadie, aun cuando creemos que lo merezca. 

Su hijo se estaba haciendo cargo de los gastos, pero sería imposible para él pagar la renta del pequeño departamento donde vivían, pasaron semanas y lo platiqué con mis padres, con mi hija, todos estuvieron de acuerdo que volvieran a nuestra casa, solo que esta vez dejaría muy claro mis reglas para ella. 

Yo fui por ellos nuevamente, hicimos el cambio de muebles en mi carro y volvieron a mi casa, con el mismo amor los recibí pero con cierta desconfianza para ella. 

Lourdes no hablaba con su hija Fernanda, estaba realmente molesta y dolida, a lo mucho que ya conocen de ella se imaginaran el coraje que sentía por la acción de su hija, un día platicando me dejó muy claro que NO la perdonaría y yo la aconsejé que no sintiera coraje por su hija, que solo debía desear que fuera muy feliz, que ella tenía derecho hacer su vida independiente de ellos, que no era su responsabilidad sostener la casa de ella, que recordara que ella era la madre y ella su hija, entre muchos otros consejos, le pedí hablara con ella a solas en un café y solo le dijera cuánto la amaba y perdonaba de corazón sus propios sentimientos. Así lo hizo y hubo comunicación de nuevo entre ellas, no sé si Lourdes le hizo saber a Fernanda de mis consejos y que el motivo de esa plática fue por mí, realmente no me importa porque a partir de ese momento se hablaron y había de nuevo ese amor que nunca por nada se debía cubrir con resentimiento entre madre e hija. Le pedí perdón porque en aquellos años de mi adolescencia yo no sabía del poder de mis palabras, y yo no le deseaba un distanciamiento con ninguno de sus hijos, todo lo contrario, solo amor y comunicación, como el respeto debía abundar entre ellos.

Permanecieron un año viviendo en mi casa, donde no aportaban nada, yo seguí pero a mi modo con los gastos de comida, medicina para ella y mis obligaciones, sin complacencias en exageración. Ella buscaba trabajo pero sin encontrar y me consta que lo hizo arduamente.

Lourdes:

Solo recordaré cuando te compartí mi tiempo, mi amor y desayunábamos, comíamos, cenábamos, todos juntos en mi mesa, cuando compartí no sólo mi casa, mi cama, la comida, los paseos, la ropa que te compré, como la medicina, sino cuando te entregué a ti Lourdes mi hermana de sangre lo más bello de mi ser en un abrazo, en un Te Quiero hermana, amor que hubo en mí para ti, no tengo ningún reclamo para hacerte, te he perdonado cada vez que tú me lo haz pedido, hay muchas cosas que no recuerdo que me lastimaron y que solo es parte de mi pasado, algo que me ayudó a engrandecer mi amor propio y eso solo te lo puedo agradecer, siempre serás parte de mi familia pero ya NO puedo llamarte hermana porque no te comportaste como una, serás una pariente lejana a la cual no me interesa tener cerca en mi vida actual, no deseo por hermana a quien permite que otra hermana hable mal de ella y encima tú lo hagas también con mentiras como lo has hecho y sigues haciendo con tus amigas, no puedo decirte que esperaba algo de ti porque sabía, cómo sé que no tienes nada para dar, no hay amor propio en ti, por lo tanto no me puedes amar. Menos reconocer todo, todo lo que hice por ti por amor, porque es imposible que redacte cada detalle de amor que día a día tuve contigo y no me interesa hacerlo.

Tengo muchos recuerdos muy hermosos juntos en mi casa, solo esos deseo guardar en mi alma, solo esos deseo me den luz para continuar mi camino por la vida con mi amor que es todo lo que tengo verdaderamente valioso dentro de mí para entregar. Fuí tu luz en tu oscuridad, fui tu salvación en tu condena, fui quien te proveo en tu escasez, fui quien Te Amó y NO amaste, pero nunca me viste, ni sentiste realmente por mí, lo mismo que yo sentía por ti... AMOR.

Un día llegó a mi casa diciéndome...

—Isa quiero darte las gracias por todo lo que me haz ayudado, este tiempo saliendo con René me he dado cuenta que estoy enamorada de él, me voy a vivir a su casa.

—Me da mucho gusto Lourdes que hayas encontrado el amor, te deseo lo mejor, pero sobre todo que seas muy feliz, siempre vas a contar conmigo. Pero creo que es demasiado pronto para una decisión así, deberías conocerlo un poco más, un hombre separado en dos ocasiones no dice nada bueno. ¿Cuándo se van?

— ¿Quiénes?

—Tu hijo y tú, ¿Ya hablaste con tu hijo me imagino? Está de acuerdo con tu relación seguramente.

—Él no sabe nada, ya le había comentado algo. Pero no que me voy a ir y...

—Haber espérame, ¿él no se va a ir contigo? No lo estás incluyendo en tu vida, lo estás abandonando en mi casa sin decirle una estúpida palabra.

—Él ya me había dicho que cuando yo hiciera mi vida, él no se iba a ir conmigo. Por eso me voy sola, aparte es muy respondón y no le va a gustar a René que me trate como lo hace, si tu no lo quieres en tu casa que se vaya a vivir con su mejor amigo.

—De nuevo lo estás haciendo a un lado de tu vida, pero no lo hubiera imaginado, no eres soltera Lourdes tienes dos hijos, ¡qué desgraciada eres! no es un objeto para que tú lo envíes a donde se te dé la gana. ¿Tu hija que dice al respecto?

—Ella me apoya y está muy feliz que haya encontrado el amor.

Al siguiente día llegó el hombrecillo por ella sin entrar a mi casa, esperándola en la calle, mi madre le preguntó a Lourdes...

—¿No piensa pasar este hombre a decirme algo? Ni que te va a llevar con él y te va a cuidar, amar y respetar, yo no estoy pintada en la pared, dile que pase.

Yo me fui a mi recámara, no quería ser grosera y mi sobrino estaba sentado en el comedor con los audífonos puestos, si respondía mal ese hombrecillo mi sobrino se le iría a golpes. Se estaba haciendo el fuerte pero yo me daba cuenta del dolor en sus ojos, no le dije lo que dijo su madre que se fuera a casa de su amigo, ni que era respondón, porque él ya estaba en su casa y a mi lado. 

Me comentó mi madre llorando cuando se fueron, que le dijo al hombre que su hija no estaba sola, que se la estaba llevando de su casa no de la calle, que más le valía la cuidara porque si le pasaba algo él le iba a responder a ella, él le respondió: 

—Yo no la estoy obligando a irse a mi casa, ella me lo sugirió y yo acepté.

Mi madre al escuchar ésto le reclamó a Lourdes que si estaba escuchando lo que decía el hombrecillo y si con ese hombre se quería ir. Ella dijo que sí, que ella se quería ir con él. No sé si ya le urgía tener noches calientes, porque no encuentro NINGUNA excusa y NO EXISTE para abandonar a un hijo, a una casa donde yo pensaba que vivía feliz al lado de sus padres, de su hermana y NO le hacía falta nada. 

Una mujer antes de serlo, cuando tiene hijos primero debe y tiene la obligación de ser MADRE.


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