¡EN MI OFICINA!
—Yo no sé nada de administración Don David solo soy vendedora, secretaria, díganle a Lourdes... Yo no tengo la experiencia que ella tiene.
—Enrique cree y confía en ti. Yo también. Te aseguro que nadie te va a molestar solo tomaremos cuando así lo queramos, nadie nos dirá nada, serás libre de hacer lo que quieras. Piénsalo al menos.
—Se los agradezco mucho de verdad, pero NO voy a renunciar.
En primera: Por toda la ayuda incondicional que yo he recibido de mi jefe.
En segunda: Por lealtad a mis principios y a él.
En tercera: Por afecto a él y a este negocio donde yo inicié mi primer trabajo.
— ¿Estas enamorada de Roberto?
—No, no piense eso solo es agradecimiento de mi parte, me ha pagado mi semana completa sin venir a trabajar, solo por ayudarme. Porque sabe que de mi sueldo vivimos, no solo comemos, dependen medicinas para mi madre. Esas acciones las valoro mucho. Me deja salir antes de mi hora de salida para llevar a mis padres al seguro o entrar un poco más tarde por el mismo motivo y NUNCA me ha dicho que no, o me ha hecho una mala cara por esos motivos.
Llega Luis con la cerveza... Yo tenía ganas de beber el six completo, ¿Porque me ponían en esa posición? Me incomodaba mucho me estuvieran diciendo. No me sentía entre la espada y la pared porque yo estaba segura dónde y con quien quería permanecer y era con mi jefe. Aquí voy a continuar.
Brindamos y empezamos a jugar dominó, pasó una hora y estábamos carcajeándonos de un chiste terrible de Luis cuando vemos que entra un carro y es Enrique, mi alma se quería salir de mi cuerpo, ¿Cómo es posible lo que me hace sentir ese hombre feo? Con tal intensidad de amor, cuánta pasión despierta dentro de mí.
Al entrar se acerca a saludar sólo a Don David, ya venía de mi lado muy seguramente para besarme... A Luis al parecer lo detesta.
—Ni te me acerques, salúdame de lejos Enrique.
— ¿Estas segura Isabel?
—Sí, te lo estoy diciendo.
Entonces Don David y Luis dicen uuuuuuu y jajajajaja.
—Voy a salir a fumar un cigarro, ya regreso. —Me llevo mi bote de cerveza y Luis detrás de mí.
Enrique se cambió de lugar a mi silla para estarme viendo de frente... Encabronado al verme platicar con Luis y sonriendo. Nunca imaginé que me celara de verdad... Siempre pensé que solo era broma. Me piden que vaya.
—Mande...
—¿No vas a renunciar a este mugrero de oficina que te tienen? Dónde no te traen casas buenas como a tu hermana, ¿Enserio? ¿Aquí quieres seguir dónde te menosprecian y humillan?
—Enrique, eso es lo que tu quieres ver pero yo ya tomé mi decisión y quiero permanecer en esta oficina, con mi jefe como quiera que sea.
—¡Lo que apendeja el amor! Sin ser correspondida, pero aparte de todo que hable mal de ti y tu fiel...
—Sabes que, no es momento para hablar de ésto pero tampoco después, mi decisión está tomada, no la voy a cambiar.
Me salgo de nuevo a fumar un cigarro, desconcertada y muy molesta. Los dejo hablando entre ellos de sus planes.
Terminan de hablar de su trabajo y escucho a Enrique llamarle a Luis.
—Vete por un doce, "Cabrón"
—Yo no soy tu trabajador "Pendejo" —Le responde Luis.
Yo estoy temblando de miedo, odio los problemas y más cuando hay alcohol.
—Dame el dinero Enrique, yo te lo voy a comprar.
—Le dije a él, no a ti.
—Yo te lo quiero traer. —Me acerco y le alboroto su cabello.
Me da el dinero enojado y me salgo a mi carro, puedo escuchar que Luis dice...
—Yo ya me voy a la... ¿Don David se va o se queda?
—Cálmate Luis, ahorita nos vamos.
Regreso con la cerveza, jugamos dominó un rato solo Don David y yo, Enrique nos observa sentado en el sillón. Luis está dentro de su carro esperando a Don David.
—Ya me voy muchacha otro día regreso a la misma hora, al mismo lugar. Habla con Enrique y déjale claro que no trabajaras con nosotros, que no le quede duda.
—Sí, solo que será otro día, está muy molesto, mírelo... Parece león enjaulado. Jajajajaja
Se van y nos quedamos solos. Me toma del brazo como aquella vez que me lastimó.
—Nunca vuelvas a coquetearle a nadie frente a mí. Si no quieres que lo agarre a putazos, a quien sea ¿Me escuchaste?
Yo pensaba que era broma. Me reí...
—No estoy coqueteando con nadie menos me interesa ese hombre amargado, no tienes por qué celarme, mejor vete a cuidar a tu esposa y déjame en paz.
Me empujó fuertemente al sillón, se salió al patio mientras yo recogía con la luz de mis velas la evidencia del delito, aun sin tomar la seriedad a sus acciones. Cuando entró a la oficina cerró la puerta con seguro se me acercó entre molesto y apasionado... Me hizo el amor como solo él sabía erizar mi piel de punta a punta, sin decir una sola palabra, aun cuando no he estado con otro hombre lo que él me hacía vibrar era único para mí. (NO daré detalles hasta cuando vean mi serie. Cuando tenga dinero para hacerla y verla en televisión jijijiji)
— ¿Por qué lo haces? ¿Por qué en mi oficina? ¿En mi sillón? Quieres dejarme el recuerdo para siempre mientras trabaje aquí. ¿No volviste con tu esposa?
—Isabel, te extraño no te imaginas cuánto. —Mientras me besa el cuello nuevamente.
—No... Detente, me pongo de pie. —Apenas cabíamos en el sillón, me visto rápidamente al igual que él.
—Vámonos al departamento Isabel.
—No. No has respondido mi pregunta.
—Sí, estoy con ella. Y no dejo de pensar en ti.
— ¡Que desgraciado eres! no me vuelvas a tocar si no quieres que te odie tanto como te quiero. Vete, vete.
—NO te voy a dejar sola, te acompaño a cerrar.
Le dolieron mis palabras aparentemente, pero no más de lo que me dolía a mí sus acciones.
Se detiene en la puerta algo consternado por sus dudas, por sus sentimientos, por lo que sintiera por mí. Como yo estaba por él. No imaginaba lo que vendría después, nunca fue mi intención hacer sufrir a nadie, el amor no puede ser sufrimiento, el amor solo es y debe ser felicidad. Si sufres más de lo que sonríes, NO es amor.
Saco mi carro, el de él ya estaba afuera, él cierra las puertas y yo pongo el candado. No me despedí me subí al carro y me fui dándole la espalda.
Camino a casa pensaba... ¿Qué hubiera pasado si se golpean Luis y Enrique? Para nada deseo estar de nuevo en esa situación, lo hablaré con Don David que no vuelva a llamarle a Enrique para evitar un enfrentamiento entre ellos y evitar tenerlo cerca de mí.
Terminó la semana y no vino mi jefe, solo el sábado a pagarme, revisó las casas y me dijo que llegarían unas muy bonitas yo no platicaba mucho con él, sabía que las llevaría a la matriz no tenía caso ilusionarme. Solo lo escuchaba y así literal le seguía la corriente. (Como dicen)
Conmigo solo llegaban casas con muchos detalles que no alcanzaba mi jefe a mandar a mis compañeros a reparar algunas veces, porque gracias al cielo las vendía. (Sin saber que eso me perjudicaba) Aparentemente.
En una ocasión un cliente me hizo un comentario que me puso muy triste, pero igual lo dejé marcharse y sus palabras con él...
—¿Aquí es donde las reparan, para después llevarlas a la otra oficina?
—No, aquí están en venta con la opción que usted las puede reparar a su gusto.
—Disculpe señorita creo que el dueño no quiere esta oficina pues manda lo feo para aca, despues de haber visto las de la otra oficina prefiero una de las de allá.
—Es la ventaja que tenemos para que usted elija lo que más le guste y se adapte a su economía.
Se marchó y yo me sentí muy triste, rechazada hasta por algunos clientes, no fue solo uno fueron muchos y lo peor es que se lo decían a mi jefe cuando alguno llegó a comprar. Pero nada cambió.
Me fui a poner gasolina a mi carro, al mandado: Era mi rutina de todos los sábados sin falta. Llego a casa y guardó el mandado, siempre les llevo algo especial cada uno de mis padres. Mi madre ama los mangos pero sobre todo el ataulfo, (Mis hermanos ni lo saben, creen que todos los mangos) Si era temporada le llevaba.
A mi padre las ciruelas secas, pepino o pan dulce, piloncillo (Se lo come asi entero) Recuerdo sus caras como niños emocionados cuando le pasaba el mandado a mi padre y lo iba poniendo en una mesa que puso improvisada con una madera, buscaba entre las bolsas emocionado a ver que le había llevado. (Hasta la fecha es igual) Ama los jugos y el yogurt en bebida, cuando le pregunto de que sabor quiere el próximo siempre me dice del sabor que sea, pero su favorito es el de fresa y nuez.
Las galletas favoritas de mi madre son las de animalitos, esa bolsa le compro. El pipián, las calabazas para hacerlas con queso y bueno así es todavía...
Platicando con un cliente en una ocasión me dijo que veía un gran potencial en mí, que si yo era la dueña. Le dije que no, que solo era empleada. Y le pregunté...
— ¿Porque me pregunta?
—Para mí solo un dueño puede ser tan amable y servicial como lo eres tú, pero claro estás muy joven para ser la dueña.
Lo mandé a la oficina matriz a ver específicamente una casa, necesitaba cierta medida para que tuviera espacio en su terreno, regresó conmigo y me dijo que no le había gustado la casa que esperaría a que le llamara para ver las próximas en llegar, que también le había dejado su número de teléfono a la esposa del dueño, pero que ojalá estuviera en mi yarda para que yo me ganara la comisión por mi atención y no fuera todo para el dueño.
Le agradecí su buen gesto y se marchó. Le llame a Lourdes y le platiqué lo que me dijo el cliente.
—No sabía que la señora de nuestro jefe fuera a la oficina.
—Le dije eso solamente para que tuviera confianza Isabel. Ya se lo expliqué a mi jefe y no me dijo nada. Al contrario que lo que yo creyera prudente para la confianza del cliente y vender estaba bien.
—Qué bueno que no le molesta, pero y ¿A su esposa no le molestará?
—Ella no viene a la oficina. Te hice una carta Isabel te la voy a mandar con José cuando vayan a limpiar la casa que va a llegar y llevarán contigo.
—Estaré al pendiente que me la entregue, me da mucho gusto que traiga una casa bonita para acá.
—Solo unos días la dejaremos allá, le diré que la regrese aquí.
— ¿Por qué? Si tú tienes casas muy bonitas.
—Precisamente por eso, la gente ya está acostumbrada a ver casas bonitas conmigo y las baratas con detalles contigo.
A LOS DÍAS...
Llega el carro de Don David... Pero no lo veo a él.
—Buenas tardes Isabel. —Me dice Luis.
—Buenas tardes. ¿Y tú que haces aquí? ¿Dónde dejaste a Don David?
—Yo vengo solo.
—Me sorprendes.
—Y no me voy andar con rodeos, solo vine a decirte que me gustas un chingo. ¿Tengo esperanza?
— ¡Luis, estás casado! Que cínico eres.
—No, estoy separado si quieres te llevo a mi casa ahorita, allá están mis hijos, mi vieja se fue.
—Siii, muy seguramente de vacaciones o con la madre. No soy tonta como parezco.
—Para mí no eres así. Sé que ya no tienes nada que ver con Enrique porque nos enteramos que está viviendo con su ex esposa.
—No me interesas, vete por favor. ¡Que atrevido eres!
—Órale. —Y se va.
Ese fin de semana me fui a comprar algo de ropa y un par de zapatos, ya viene la cena de navidad y me quiero arreglar muy bonita y con lo que he bajado de peso me siento muy segura, ese día me arreglaré diferente.
No supe nada de Enrique durante un largo mes para mi muchísimo, no sabía si lo invitarían a la cena y eso me tenía con mucha tensión.
*-*
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