EL DESTINO
Me voy a mi casa así decepcionada. Sin más que pensar o qué sentir. Quizás sea el fin de nuestro corto noviazgo.
Llego a casa y platico un momento con mis padres, acompañé a mi madre a ver su novela favorita. A pesar de no tener contratado el sistema de televisión de paga se ven varios canales y muy bien, no me gustan las novelas... Pero la acompaño por amor a ella y con gusto.
Me voy a dormir al terminar de limpiar nuestra aldea (Hogar). Mañana tengo que venir a casa por mi padre para llevarlo al seguro a su cita con el neurólogo. Solo revisión de rutina.
Me entretengo jugando el juego de la viborita nivel 3... ¡Me encanta! Le bajo totalmente el volumen al celular, que bueno que mi jefe ya me dijo que ya no lo dejara en la oficina, adoro este juego.
Me despierto temprano pero tengo mucho sueño, que ganas de seguir durmiendo acurrucada entre mis cobertores, ya casi entra el invierno y ya hace mucho frío, y brota esa flojera en mi cuerpo de quedarme dormida hasta tarde, tomar café remojando un pan. Pero el trabajo grita mi nombre.
Tomo el celular y lo pongo dentro de mi bolsa, huelo el desayuno de mis padres y siento esas ganas de vomitar, donde solo queda en ganas, horrible y asquerosa sensación. No tengo nada en mi estómago para devolver, nunca he podido desayunar desde que era niña, ese mal hábito me persigue. Me dan la bendición y me voy a trabajar.
Al llegar a la oficina, saco el celular y me doy cuenta que tengo dos llamadas perdidas por la noche...
¡Son de Fernando!
Le regresaré la llamada ahora mismo, quizás recapacitó por su error.
—Bueno...
—Buenos días Fernando, apenas veo tus llamadas perdidas por la noche. Le bajé el volumen al celular porque estaba jugando.
—No importa, estuve pensando anoche lo de tu ex, estoy de acuerdo que vayas hablar con él y cuando lo hagas me llamas solo para estar enterado, quiero que tengas siempre la confianza de contarme aun cuando yo me muera de celos.
—Está bien Fernando. Así lo haré, siempre hablo con la verdad.
—Me voy a ir unos días a los Cabos ¿Podemos vernos hoy?
—No puedo, tengo que llevar a mi padre al seguro pero... ¿Qué te parece mañana?
— ¿No me estás mintiendo amor?
—Noooo.
Me molesta que por ser sincera ahora dude de mis palabras, de mí. Me siento bastante incómoda pero lo hablaré personalmente.
—Está bien hasta mañana, soñaré contigo.
—Yo también amor. Besitos.
Salgo de la oficina y me voy a casa, le marco a mi jefe pero no respondió la llamada.
Voy por mis padres y llegamos a su revisión con el neurólogo, todo sigue perfecto en su salud, los análisis salieron como quinceañero así nos dijo el doctor, nos dio una cita para el próximo mes con carta abierta en caso de necesitar una urgencia.
Al salir del seguro social se me acerca un joven de mediana estatura, blanco de ojos claros... Es increíble el destino de las personas...
—Señorita, estoy buscando a un paciente solo que no soy de aquí, no se a donde tengo que preguntar por él. ¿Me puede ayudar?
Mis padres siguen caminando al carro que está muy cercas estacionado, los veo subirse. Yo continúo escuchando al joven.
—Mira, entra por donde está el oficial que ves en la segunda puerta y más adelante hay un módulo de orientación a tu derecha, muy seguro allí te pueden ayudar.
— ¿Me puedes acompañar a preguntar?
—Yo ya me tengo que ir, pero dime el nombre del paciente que buscas le preguntaré por ti al guardia de urgencias.
—En realidad estoy buscando a mi pareja pero ella vino a ver a su padre que está internado aquí, ella se llama María Covarrubias y su papá es Manuel Covarrubias.
— ¿Es una broma? ¿Dónde está mi hermana?
— ¿Cuál hermana? ¿Por qué tendría que ser una broma?
Por un momento me detengo a verlo, ¿Su pareja? Es muy joven para ser pareja de María. ¡Pero qué rayos sucede!
—María es mi hermana pero ella no está aquí, se fue un tiempo al otro lado. Estoy bastante confundida ¿Explícame quién eres? ¿Porque estás aquí y dónde está mi hermana? No la hemos visto desde hace mucho, no sabíamos que estaba en Tijuana.
—Me lo imaginé, es como todas las mujeres mentirosa.
—No te refieras a mi hermana en esa forma, mejor dime ¿Dónde está ella?
—Se vino desde hace una semana con el pretexto que su padre estaba muy grave a causa de una embolia.
—Si tuvo una embolia pero fue hace mucho. Hoy venimos solo a revisión. Y no todas las mujeres somos mentirosas, no generalices por favor.
—Discúlpame. Tu eres Isabel ¿Verdad?
—Si.
—Eres muy bonita, yo soy el hombre que tu hermana quería para ti pero se quedó ella conmigo.
(Sonrisas)
—Pues que bueno, yo ya tengo novio.
—¿No te gusté entonces?... No tengo donde quedarme, no conozco a nadie aquí, la verdad no tengo suficiente dinero. ¿Me puedo quedar en tu casa? Bueno... En mi carro solo en el patio de tu casa. A ver si ella se reporta contigo o me haces favor de llamarle y avisarle que estoy aquí. Solo no le digas nada de lo que hablamos tú y yo por favor. Quiero darme cuenta hasta dónde es capaz de mentirme, en donde y con quien se ha estado quedando. ¿Por qué no ha venido a ver a sus padres?
—Si está bien, sígueme y en el camino hablo con mis padres ellos no saben que mi hermana tenía una relación se los diré cautelosamente, pero no me deja de sorprender que precisamente a mí me preguntaras por mi padre. ¡Que coincidencias de la vida! Si ellos están de acuerdo que te quedes en tu carro por mí no hay problema, ¿Cómo te llamas?
—Muchas gracias Isabel, mi nombre es Braulio.
— ¿Qué carro traes? Yo traigo esa camioneta roja.
—Un Honda blanco de dos puertas.
Camino a casa les cuento lo más sutilmente posible a mis padres, curiosamente mi madre NO se enoja, mi padre no opina nada. No sé si sea la falta de la presencia de sus hijos que no les molesta saber que su hija por tercera ocasión (Que ellos le conocen) Tenga una relación estando casada y a escondidas de sus hijas, solo que esta vez rebasó los límites al abandonar así a sus hijas y no desear volver, ahora entiendo el motivo... Ese jovencito enamorado. Mi padre le marca a su celular y le avisa que su pareja estará en casa en unos minutos.
Llegamos a casa, mi madre invita a pasar a Braulio y yo no lo puedo creer que sea tan amable con él.
— ¿Ya comiste muchacho?
—Sí señora gracias.
—Yo creo que no, déjame hacerte unos taquitos de frijoles con machaca en lo que llega mi hija, ya le avisó mi esposo que estás aquí y ya viene para acá.
—Muchas gracias.
Me voltea a ver y solo levanto mis hombros. Hay gente que no entiende que es imposible y ofensivo desear controlar las palabras, las acciones, los pensamientos de las personas. Yo siempre he dicho que mi boca es mía, mi lengua es mía, mi cerebro (De nuez) es mío y por ende puedo decir libremente lo que yo deseo. Pensar libremente lo que yo quiera, siempre y cuando me haga responsable de lo que de mi boca salga.
Aproximadamente transcurrió una hora cuando escuchamos llegar a mi hermana.
¡En el carro de su marido!
Extremadamente delgada después de haber sido gordita, no tanto como yo.
—Buenas noches.
Saluda a mis padres de abrazo y beso, de la misma manera a mí, a Braulio al final se le queda mirando y solo lo abraza.
— ¿Hija, estás enferma? ¿Porque estas tan delgada? —Le pregunta mi madre muy preocupada.
—No mamá, estoy muy sana solo fue el trabajo y Braulio me puso a dieta... Papás ¿Me permiten salir hablar con Braulio un momento afuera?
— ¿Pasa algo María? Pues la dieta que la haga él, no tiene por qué mandar en tu vida ni decirte que comer o no. —Le responde mi madre muy molesta...
—No, solo necesito hablar algo personal con él.
—Adelante, salgan. —Le confirma mi madre.
Decido irme a mi recámara a descansar, ya no es asunto mío lo que hablen con mis padres.
Recuerdo que transcurrió una media hora cuando entraron de nuevo a casa.
—¡Isabel! Puedes venir por favor.
—Sí, ahora salgo.
Una vez todos reunidos en la pequeña sala de nuestra casa, ellos están sentados juntos y tomados de la mano.
—Antes que nada les quiero pedir una disculpa a los tres por no haberles dicho que en USA conocí a Braulio e iniciamos una relación, él ya sabe que estoy divorciada que mis hijas me esperan aquí en Tijuana, que decidí volver para quedarme. Solo que necesito tiempo para hablarles de él a mis hijas para que lo acepten. Padres, ustedes saben que no he tenido ninguna relación y el destino me puso al lado de Braulio para creer nuevamente en el amor, les pido me apoyen y lo conozcan, es una gran hombre, es de rancho como ustedes de una sola palabra, me quiere, me respeta y yo a él.
Al terminar habló mi padre primero...
—Braulio lo único que deseo y te exijo es que la respetes y si eres de los hombres de rancho como yo, debes estar educado de la misma manera aunque igual en esos tiempos había vaquetones, vividores, quiero que hagas feliz a mi hija.
Mi madre hizo lo mismo...
—Aquí tienes tu familia María y si quieres a este joven y él a ti son bienvenidos, tómate el tiempo necesario para hablar con tus hijas que son y deben ser lo primero antes que nadie, déjalo muy claro desde un inicio a este joven.
—Si madre él lo sabe y respeta mi decisión, solo no quiere seguir a escondidas. Hoy nos vamos a quedar en un hotel pero tengo que resolver dónde quedarnos, no me volveré a ir.
—Hija, enfrente esta una motorhome es chico pero tiene dos camitas, su baño completo, la cocina y una mesita, aquí pueden comer o llevarse la comida allí. Déjame preguntarle a la dueña si me la presta o renta y te aviso mañana por la noche cuando vengas.
— ¿Y tú Isabel, no me dirás qué opinas?
En realidad estaba molesta de escuchar de nuevo sus mentiras y más el ser cómplice nuevamente. Solo podía pensar que tampoco quería a ese iluso joven, quizás solo mentía para agradarle más, darle un lugar falso en su vida al hacerle creer que era el segundo hombre del cual ella se enamoraba.
—Yo como siempre te lo he dicho solo quiero que seas feliz, lo que tú elijas o decidas para ello yo lo respetaré siempre, sabes que cuentas conmigo y te apoyo.
—Muchas gracias a todos por su apoyo, por amarme y respetar mi decisión, solo les pido NO digan nada a nadie menos a mis hijas hasta que yo hable con ellas.
Los tres estuvimos de acuerdo en respetar su decisión, se marcharon juntos no sé si a dejar el carro de su marido o como le hicieron, al siguiente día regresaron por la tarde en el carro de Braulio.
—Mamá ¿Qué le dijo la vecina del motorhome?
—Que sí se pueden quedar, aquí está la llave. Solo va a cobrar una cantidad simbólica cada mes.
—Me parece bien voy a llevar agua, jabón para limpiarla, más tarde vengo hacer de cenar. ¿Si puedo?
—Claro que sí, toma lo que necesites del refrigerador. —Le digo a mi hermana.
Los vemos ir abrir el motorhome, ella regresa por un balde con agua mi padre la mira molesto, regresa por otro balde, Braulio está sentado viéndola limpiar. Eso le molestó a mi padre como "hombre" no cargara el balde con agua él o simplemente le ayudara a limpiar.
Más tarde vino hacer de cenar y ella sola se llevó su cena para los dos.
No soy de las mujeres que critican la forma de ser o actuar de nadie, trato de respetar en lo mayor posible la forma de conducirse de cada ser humano, si mi hermana se comportaba así en su relación ella sabía porque lo permitía pero ninguna mujer está por debajo de nadie, hombre o mujer estamos al mismo nivel, pienso que no es una competencia de poder de género, simplemente debemos tener respeto y derecho de igualdad en todos los ámbitos, no solo en los que convienen a la mujer.
Me fui a trabajar ya más tranquila de saber que mi hermana ya tenía donde dormir con su pareja actual.
Veo que está entrando una llamada...
—Bueno...
—Buenos días, me comunicas con Roberto.
—Se equivocó de número señorita.
— ¿Como? ¿No estoy llamando al negocio de casas móviles?
—Si por supuesto, pero NO al número de Roberto, la terminación de su número es otro.
— ¿No se encuentra contigo en este momento? Si lo sé, solo que no responde en su número.
— ¿Quién le llama?
—Soy una amiga.
— ¿Y su amiga no tiene nombre? Yo no le puedo dar información de él. Espere a que él le regrese la llamada. Si así lo desea él.
Me colgó... Le marco a mi jefe y si me responde.
—Buenos días Sr. Roberto, acabo de recibir una llamada para usted de una amiga que no quiso dejar su nombre pero me dijo que le marcó a usted y no le respondió.
—Buenos días Isabel, ¿Algo más que decirme?
—Eso es todo.
—Gracias.
Mmm eso está raro.
Más tarde veo llegar a María con Braulio y yo estoy tomando una cerveza de un six que fui a comprar.
— ¿Isabel, no te regañan si venimos a platicar contigo?
—No, claro que no. Eres mi hermana, no tiene nada de malo. Aparte de todo mi jefe no viene entre semana solo los sábados a pagarme.
—Venimos hablar contigo, pero antes que nada a darte las gracias por tu apoyo como siempre lo he tenido. —Me dice mi hermana.
—No sé cuánto tiempo estemos aquí en lo que ella habla con sus hijas y nos podemos ir todos a los Ángeles California a vivir, por lo pronto no tengo mucho dinero, no te puedo ayudar con los gastos de la comida, le dije a tu hermana que antes que nada habláramos contigo si no te perjudicamos con comer en tu casa.
—¡Claro que NO Braulio! Ni lo digas, la comida no se le pelea a nadie lo que hay en mi casa es de ustedes también, no tienes nada que agradecer hermana sé que tu harías lo mismo por mí.
—Cuñada muchas gracias, me da mucha vergüenza molestarte pero no tengo donde buscar trabajo aquí y no sé cuánto tiempo estemos.
—Ya te dije que no hay problema con eso, ni lo vuelvas a repetir por favor. ¿Quieren una cerveza?
— ¿Estas tomando en la oficina Isabel?
—Si hermana, a escondidas obviamente ¡ja, ja, ja, ja!
—Yo si quiero una cuñada.
Voy a la cocina y saco el six dónde las escondía, le entrego una a cada uno...
*-*
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