DIVERSIÓN


Las dejo en su casa y me voy a la mía. Vuelve a sonar el celular y dije no es posible, ahora sí le diré que no me moleste al arquitecto. Respondo sin ver el número.

—Ya es tarde para que me llames.

—Soy yo Lourdes jajaja ¿Con quién peleas Isa?

—Discúlpame, no me fijé quien me llamaba, no tiene relevancia alguna.

—Muy seguro un pretendiente hermanita, te llamo para que llegues mañana a tomar café cuando dejes a María en la papelería.

— ¿Quieres que llegue en la mañana a tu oficina? ¿Y a qué se debe esta sorpresa?

—Si quieres para platicar, no lo tomes mal hermana.

—Está bien, yo llego contigo en la mañana.

Llego a casa,  abrazo a mis padres, me llevo escondida la flor a mi recámara y me preparo un té para dormir tranquila.  

Al siguiente día, dejo a mi hermana a mis sobrinas en su casa y me voy con Lourdes.

—Buenos días. —Me acerco a ella y le doy un beso.

—Buenos días gordita, siéntate. Déjame poner café. Estaba limpiando. Cuéntame quién te está pretendiendo. Por cierto, ayer me llamó el arquitecto para pedirme tu número pero estaba muy ocupada y ya no me volvió a llamar.

—Enrique le dio mi número. Precisamente es él quien me llamó anoche. Y no solo eso, me llevo una flor a la oficina antes de cerrar. Pero también me dijo que no le  agradaba nada nuestro jefe, yo creo porque lo ve joven y apuesto con su negocio próspero, ningún cliente me había dicho eso, todo lo contrario. 

Mi ingenuidad y mi deseo de llevarme bien con mi hermana me hicieron platicarle de Adrián.

— ¡Qué bueno gordita! A lo mejor serán novios, no te cierres al amor y confía un poco en los hombres, quizás sea el amor de tu vida.

—Mmm tú también me dices esas palabras, ayer me las dijeron María y Kristell pero yo no lo siento así.

—Porque ya te estas predisponiendo al no, deja que se acerque, conócelo y ya el tiempo dirá qué pasa entre ustedes.

—Si, será lo mejor. A quien yo quiero nunca me hará caso. Si, le daré una oportunidad al arquitecto.

—Creo saber a quién te refieres, pero no, él jamás te va a decir nada.

—No me refiero a Enrique, eso es parte de mi pasado Lourdes.

—No estoy hablando de él, se más de lo que te imaginas.

— ¿A qué te refieres?

No nos dimos cuenta y estaba entrando mi jefe a la oficina.

—Buenos días hermanas. ¿Qué hacen?

—Invité a Isabel a tomar café, antes de su hora de entrada.

— ¿Le molesta, que llegue a su oficina? 

No sé porque motivo pero NO me sentía agusto, algo me decía que no le gustaba verme allí.

Frunce sus cejas pobladas y me mira extrañado por mi estúpido comentario.

—No.

Se limitó a responder, tomó asiento en la silla principal pidiendo un café a mi hermana,  acercó el periódico para comenzar a leer. Como si yo no estuviera presente. Yo solo lo miraba y pensaba... Solo soy yo, solo son mis fantasías, y lo contrario que siento es cuando solo es amable conmigo. Mi necesidad que él me ame. Tomo mi vaso, me pongo de pie y lo llevo a la cocina, me despido de mi hermana y me salgo por la puerta de la cocina, sin despedirme de él. Con el corazón comprimido, sintiendo un vacío en mi vientre.

No es posible que siga perdiendo el tiempo por mis estúpidos sueños, ya me había prometido olvidar y ser otra Isabel y no cambiaré de opinión.

Llego a la oficina y bajo mis cuadernos, mi libreta y me dedico a limpiar, pensando como en un par de años cambia todo, mi amistad con José se fue al caño sin saber el motivo.

Enrique se quedó con mi hermana cuando me empezó a pretenderme primero a mí. Y bla bla bla

La vida está hecha de momentos, si no vivimos es como si estuviéramos muertos, y realmente cuando muéranos no habría valido la pena vivir, no hay bien o mal, simplemente vivir con lo que te hace feliz sin torturarnos, afrontando responsabilidades, sin nosotros mismos dañarnos, olvidamos nuestras raíces de allí viene que exista el  bien y el mal. Bien vida, te recibo con lo que tengas para mí, no diré que no, no dejaré que pase más tiempo esperando algo que no llegará. Voy a descubrir otros labios, me entregaré a la libertad de amar si así lo deseo.

Suena el celular...

—Bueno...

—Isabel, ya me voy al otro lado no alcanzo a irme a despedir de ti, pero te mando un fuerte abrazo, un beso y te encargo mucho a mis hijas, se van a quedar con su padre, ya no tienes que venir por ellas solo cuando Kristell te llame para irse a quedar a la casa, lo más seguro que será solo los fines de semana, para que vayan a la playa o a la alberca de la privada, Enrique continuará pagando la renta y cuando no pueda lo haré yo. Te Quiero mucho no lo olvides y sal con ese arquitecto. Haz tu vida, equivócate y acierta, pero vive. ¿Cuento contigo para que cuides a mis hijas?

Ya mis lágrimas corrían por mis mejillas y enojada las limpié de un jalón brusco. No seré débil nunca más.

—Sí, claro que sí. Siempre contaras conmigo no te preocupes, solo cuídate mucho y espero me llames conforme puedas, me avisas en donde estas y con quien. Deseo que este año  que inicia sea espectacular para todos, sé que hemos tenido momentos muy malos pero hay más buenos y son los que merecen nuestra atención solamente.  

—Muchas gracias, nunca olvidaré todo, todo lo que has hecho por nosotras y estoy segura que Dios te recompensará con un maravilloso hombre que te ame mucho y te respete.

—Gracias María, que Dios te bendiga.

Sentía un gran agujero en mi alma, a pesar de las diferencias en nuestra forma de sentir y ser amo a mi familia, me preocupa que esté sola, yo no tengo visa para ir si me llegara a necesitar pero me encargaré de mis sobrinas, estaré presente como siempre.

Ya son las tres de la tarde me faltan justo 3 horas para irme, hoy dormiré temprano, ¡Que rico! voy a tener más tiempo para mis padres y para mi. Veo llegar un carro que no conozco y salgo a recibir al cliente. Ahhh es Don David.

—Don David, ¡Que alegría verlo!

Me acerco y lo abrazo, lo aprecio mucho. Lo veo como a mi padre. 

—¡Hola Luis!

—Que tal muchacha, ¿Cómo estás? ¿Ya vino tu jefe hoy?

—Todo bien, él no viene todos los días a esta oficina. ¿Necesita algo con él? ¿Quiere que le llame?

—No, entonces no lo invoquemos, ¿Quieres una cerveza, bonita?

—No gracias. Hoy no quiero tomar Don David.

—Me puedo tomar unas yo, entonces.

—Sí, ya sabe que si, solo las ponemos en el piso por si llega algún cliente.

Entra Luis con dos six de cerveza que ya traían en su carro, me trajeron una botella de clamato y mi bolsita de saladitos, como carajos iba a despreciarlos. jajajaja

—Salud, viendo lo que me trajo no puedo rechazarlo. Jajajajaja ¡Que delicia!

— ¡Salud!

—Solo dígame ¿Porque brindamos?

—Por ti— Respondió Luis.

—Yo brindo por ustedes dos y gracias Don David por acordarse de mí y traerme el clamato y mis saladitos déjeme echarle uno a mi bote, quiero saber si hoy será una borrachera segura jajajaja

—Yo te veo muy feliz, ¿A qué se debe? ¿Arreglaron sus diferencias aquella vez tú y Enrique?

—No hay nada que arreglar. ¿Usted sabe lo que nos sucede?

—Si.

— ¿Quién le dijo? Y dígame que es lo que sabe usted.

—Olvídate de eso muchacha, él te quiere pero es un baboso, lo niega, lo admite, siente celos. Tú no lo vas a esperar vive tu vida. Le dije que vendría contigo para que viniera y se molestó muchísimo, dijo que no vendría. Yo le dije pues tú te lo pierdes, ella te va a esperar hasta que llegue un gallo de verdad y la conquiste, y tú solo la miraras como otro la besa y la hace feliz.

—No sé qué decirle. En realidad no me interesa si viene o no, es la cuarta persona que me dice que viva mi vida y hace días lo decidí y congelé a la Isabel tierna y amorosa.

— ¡Ay muchacha! Déjate de tonterías, mejor vamos a ver si ya tenemos suerte en el amor, juguemos dominó. Jajajaja

Bueno, empecé ganando jajajaja por lo tanto seguía con mi mala suerte en el amor. Después ganó Luis y otra vez yo.

— ¿Y para cuando me vas aceptar la partida del billar?

— ¡Hoy! Vamos hoy a divertirnos, para que pierda conmigo. Pero no se jugar jajaaja más le vale que no me vaya a ganar.

—A todo dar muchacha, yo te enseñaré a jugar para que siempre ganes.

—Ya dijo, pues vámonos ya es mi hora de salida, no puedo llegar muy tarde a mi casa. Solo voy a dejar limpio. Luis ¿Me ayudas a recoger los botes?

—Yo ya tiré los míos.

—Que grosero eres. ¿Lo sabes verdad? No le diré nada a Don David para que no arruines nuestra alegría. —Que había salido hablar por teléfono.

—Me vale que le digas, ahorita no estoy trabajando.

—Que patán eres, grosero, engreído. Se supone que estás casado, solo que parece que estas divorciado porque te diría que te hace falta una mujer, pero en realidad no creo que una te aguante, más bien ninguna.

—Y no será que me quieres para ti.

—jaajajajaja tengo mejores enchiladas para comer cuando yo quiera, sin tanta crema como te la das tú.

Salimos de la oficina. Nos pregunta Don David.

— ¿De qué se ríen? Sabes que eso es lo que más me gusta de ti Isabel, que eres una mujer muy alegre, nunca te he visto enojada y no quiero, la gente que te conoce habla siempre muy bien de ti, de lo amable que eres.

—Solo me dijo un chiste Luis. Vámonos, acompáñeme Don David que Luis se vaya acompañado de la llorona jajajajaja

—Que chistosa, ahora seré tu llorón...

—Si eres mío, entonces no tengas pendiente de llorar yo sabré consolarte.

—Ándale cabrito, te callaron. —Le dice Don David.

Nos miramos y empezamos a carcajear los tres pero más Luis y yo.

—Yo te sigo Luis, no sé a dónde vamos.

—Hay un billar cerca y decente, sígueme entonces.

Es la primera vez que vengo a un billar no se jugar, no sé qué tipo de gente viene, pero me siento bien con Don David sé que es un caballero y  Luis, pues me divierto mucho con su mal carácter.

Escogí una mesa de billar y Don David pidió cerveza.

—Vente muchacha te voy a enseñar a jugar billar.

—No, solo dígame que tengo que hacer confío en mi intuición, en el segundo juego me enseña.

—¡Ay siempre decidida e independiente! Está bien a darle. Te dejaré que tu rompas primero, así se le dice al abrir el juego. La que caiga en el hoyo solo a esas debes golpear son con rayas o sin rayas, golpeas con la bola blanca y la número 8 siempre debe ir en el centro, si llegara a caer esa en el hoyo pierdes. Una vez que ya sepas cual bola es la tuya si aciertas en el hoyo una de las mías cuenta para mí.

—Ya no me diga nada creo que ya entendí, voy a tirar y le voy preguntando.

—Espérate muchacha, acomoda tus manos sobre la mesa tus pies bien firmes y dale con ganas.

—Ya no me diga nada, me pone nerviosa, creo que no ganaré, no se jugar y estoy tomando. Va y cierro los ojos jajaja y me quedo con las bolas rayadas.

—Muy bien hija, pero no cierres los ojos como chingados vas a ver,  ahora fíjate como tiro yo.

Lo veo darle la espalda a la mesa, ubicar su bola y acertar en el hoyo.

—Bravooo.

Me puse muy feliz de verlo jugar así, le aplaudía. Él sonreía feliz, volvió acertar y ahora se sentó sobre la mesa inclinado de lado y zas otra, yo pensaba no pues ya ganó. Una la fallo y era mi turno, de chiripa acerté una jaaaja y otra, otra y gané, increíble, jajaa estábamos riendo como niños jugando canicas, lo abrace y le dije...

—Me encantaría divertirme con mi padre como lo hago con usted, muchas gracias.

—Y a mí con mis hijas pero no les gusta, solo tengo una hija solterona que ya me dan ganas de rifarla a ver si así sale la condenada. jajajajaja

Jaajajaja recuerdo como me reí con ese comentario. Me explicó que trabajaba y no salía para nada de su casa, no tenía novio, y ya tenía 40 años.

—Me dejó ganar ¿Verdad Don David?

—No para nada, se juega sabiendo que podemos ganar y perder. Te tocó suerte, como dicen más vale suerte que dinero.

—Pero yo quiero los dos, el dinero, la suerte y de postre el amor. jajajaja

Entonces volteo a ver a Luis. 

—¿Y tú que, solo nos vas a ver? Vamos a jugar uno tu y yo.

—Va, pero yo si te voy a ganar Isabel.

—A ver si puedes Luis. Soy muy habladora jajaja pero la suerte estaba de mi lado y Don David me fue diciendo a cuál darle cuando estaba confundida o era difícil y una que otra vez lo movía sonriendo para que no acertara. Y ¡Gané!

Fueron los dos únicos que gané, claro no era yo, ya tenía unas cervezas más jaja el taco se movía mucho. Me divertí muchísimo, que alegría poder olvidarme de todo y de todos por unas horas, sentirme feliz.

—Muchas gracias Don David por este momento, me divertí muchísimo como no se imagina.

—Me da mucho gusto muchacha, estás joven y bonita, debes sonreír más que llorar, otro día regreso para volver a venir al billar.

Me despido de Luis diciéndole bye con mi mano y a Don David le doy un beso en su mejilla. Me voy a mi casa súper relajada, contenta, sacando mi mano al viento frío, cantando.

*-*

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