CHEROKEE
Muchas gracias, pero tengo que trabajar.
—No me has entendido Isabel no te voy a descontar esos días, te pagaré tu semana completa.
—Yo sabré cómo devolverle el favor de esos días, de verdad que Dios lo bendiga por ser tan excelente ser humano nunca hubiera imaginado conocer a un hombre como usted, sé que no debo decirlo pero lo quiero mucho.
—Solo cuida a tus padres y cuídate mucho tú, después platicaremos señorita.
Le repito sus palabras a mis hermanos asombrados y felices me dicen:
—Que buena persona es, dile que gracias de nuestra parte. Qué bueno que puedas cuidar a nuestros padres estos días sobre todo atender a nuestra madre.
—Sí lo haré con todo mi amor, buscaré en mis revistas recetas de jugos y licuados verdes para hacerle.
—Me tengo que ir en dos días regreso. —Dijo Roberto al tiempo que nos pusimos de pie de una banquita dónde estábamos sentados todos en hilera.
—Sí, yo me encargo de comprarle todo a mi mamá, te llamaré también cuando lo haya hecho. —Me despedí de él.
Se fue Roberto, después María, Lourdes y Claudia.
Federico y mi cuñada se quedaron más tiempo conmigo, no quisieron dejarme sola. Se fueron ya de madrugada. Federico tenía que ir a trabajar al siguiente día.
Soy muy afortunada, bendecida en tener un excelente ser humano como jefe. Y me siento feliz y orgullosa, como lo sigo hasta el día de hoy que forme parte de mi Universo, dónde está incluido para siempre. (Volver a coincidir en mis nuevas vidas)
Temprano me dejaron entrar a ver a mi mamá, ella muy preocupada me preguntó:
—No les avisaste a tus hermanos... ¿Verdad?
—Mamá ellos tienen que saber, ayer aquí estuvieron todos. Hoy la darán de alta y Federico vendrá por nosotros para llevarnos a la casa.
—No, no quiero molestar a nadie ¿Cómo está Roberto? Y ¿Federico?
—Están bien madre, obvio todos nos preocupamos pero ellos están bien.
—¿Tú no vas a ir a trabajar? No abuses de ese buen señor no te vaya a correr.
—Ni de broma lo diga ya hablé con él y me dio un descanso de tres días no me los descontará, así que no se preocupe.
—Que Dios lo bendiga y a toda su familia, desde hoy rezaré por él. Ve a desayunar no quiero que estés sin comer.
—Ya comí mamá.
—No seas mentirosa, a ver dime qué comiste.
—Una ensalada de frutas. —Fue lo primero que se me ocurrió.
—Abre la boca.
—ja, ja, ja, ja, ja ¡Mamá!
—Ve a desayunar y dile a tu hermano que venga.
—No está más tarde vendrá, él sí tuvo que ir a trabajar.
Es tan hermosa mi madre, le acaricio el cabello y le digo:
—La quiero mucho mami.
Le doy un fuerte abrazo. Ella nunca ha sido cariñosa, muy pocas veces me ha dicho que me quiere pero sus acciones me lo demuestran. Aun cuando a veces dudo que me ame.
Llegó Federico y nos fuimos a la casa, papá estaba desesperado por no saber nada de mi madre no había forma de avisarle. Se quedó un buen rato con nosotros Federico y nos ayudó a mover unas cosas grandes a pasar el refrigerador a su lugar, a mover otras cajas más atrás del terreno.
Nos dormimos muy temprano los tres y temprano ya estábamos despiertos, les preparé el desayuno. Lo disfrutamos juntos los tres platicando con mucho amor.
Suena mi celular y es Roberto mi hermano.
—¿Allí estás en la casa Isabel?
—Sí, acuérdate que me dejaron descansar.
—Lo olvidé, solo quería saber si ya habías ido a comprar las cosas para mi mamá.
—No, aun no.
—Qué bueno, en un rato llegamos.
Qué raro no entendí. Pero les aviso a mis padres que es Roberto y viene en camino.
Escuchamos que venía subiendo un carro, nos asomamos y vemos que es mi hermano, atrás otro de sus carros con mi cuñada Mary manejando.
Salimos a recibirlos mi padre y yo, pasaron con mi madre y se quedaron un buen rato con nosotros.
—Isabel vine a dejarte mi cherokee.
—No, ¿cómo crees? Yo sé lo que quieres este carro, fue el primero que te compraste con tu trabajo como oceanólogo.
—No te estoy preguntando, no pueden estar sin carro, imagínate una emergencia con mi mamá y esperar a que venga una ambulancia, yo no sabía que te ibas en taxi a trabajar tan lejos, úsalo para el trabajo y lo que necesiten mis padres.
Me acerqué y lo abracé, qué hermoso detalle al desprenderse de lo material, no cualquier persona lo hace, claro, él no es cualquier hombre.
—Me dijo mi papá que tienes que dar un enganche por la casa, te voy dar $300 dólares es lo que puedo ahorita. Yo te estaré ayudando con la comida, la medicina en la forma en que yo pueda.
—Muchas gracias.
Mary cocinó delicioso, comimos los cinco y después se fueron antes que oscureciera.
Me siento tan feliz de estar rodeada de personas maravillosas, solo puedo enviarles bendiciones y pedir para que se multiplique su dinero, su salud y amor.
Al siguiente día me llevé a mis padres a comprar el aparato para medir la glucosa, el único que vendían en Tijuana carísimo me costó $1,500 pesos y las tiras reactivas valían $800 pesos con 50 tiras, fuimos a comprar verdura y mandado. Amo el carro de mi hermano... Llantas altas con mi color favorito rojo quemado 4x4 no corre, es muy lenta por las llantas altas pero no voy jugar carreras, es perfecta para nosotros. Para subir el cerro donde vivimos y usar la doble tracción cuando se hace el lodo tan horrendo.
El siguiente fin de semana vinieron todos mis hermanos a ver a mis padres, hicimos una carne asada trajeron cerveza, todos estábamos muy felices siempre conviviendo, haciendo planes como tener mejor a mis padres. Y como ayudarnos mutuamente.
Si bien es cierto había algunas envidias como siempre mal infundadas por mujeres envidiosas. A esas que les encanta el chisme, crear cizaña entre unos y otros de la misma familia. Siempre he dicho y creo en Dios que la maldad se paga con creces, tengo fe en que siempre se pagará en la tierra... Y las envidias, celos, levantar falsos testimonios los cobra caro la vida. Lo que más escuchaba decir... El tiene dinero, que pague él, nosotros no podemos. Nunca han entendido hasta la fecha que no se trata de quien tenga más o menos, se trata de unión, fuerza, apoyo, AMOR.
Mi hermano Roberto siempre ha ayudado a cada uno de sus hermanos, le ha dado carro a Federico, a María, a Claudia, le prestó carro a Lourdes y por supuesto ahora a mí.
Me dediqué a cuidar a mis padres estos días de descanso, hice de comer aún cuando no se cocinar y mucho menos las verduras, pero mi padre sí hace un caldo de res delicioso así que a veces él cocinaba.
No tengo lavadora, así que me dedique a lavar la ropa de los tres en un lavadero de piedra a mano. (Aun lo conservo)
Así sería menos la que lave cada semana. Me encanta estar en casa, limpiar, convivir con mis padres, espero que pronto pongan la luz. El patio quedó muy limpio ya todo está en su lugar, aquí el viento es muy fuerte nos llega de los cuatro lados pero más fuerte del norte, ya que no hay casas.
Todos estuvieron muy al pendiente de mi madre llamándome para preguntarme cómo se sentía, si hacía falta algo y hablando con ella.
Se llega el lunes y no quiero llevarme el carro de mi hermano para que ellos no se queden sin carro por si hubiera una emergencia, al fin de cuentas para eso lo dejó mi hermano.
—No Isabel llévatelo, no te vayas caminando es peligroso.
— No mamá, al menos unos días más y ya veré si me lo llevo.
Me fui caminando como siempre, llegué temprano y le avisé a mi jefe a la hora de entrada.
—Buen día Isabel ¿Cómo sigue tu mamá?
—Ya mucho mejor, su glucosa está en los rangos normales.
—Excelente noticia ¿Y tú ya estás tranquila?
—Si, mucho mejor y yo le tengo otra excelente noticia.
—Dime.
— Mi hermano Roberto me dejó un dinero para dárselo por el enganche de la casa, solo falta saber quién más me ayudará.
— Está bien, pero... ¿No lo necesitaras tú?
—No, mi hermano dejó para lo necesario y trajo un carro para cualquier emergencia.
—Me da mucho gusto Isabel, más tarde voy entonces por el dinero.
—Está bien.
Suena el celular.
—¿Bueno? —Pregunto un tanto con extrañez al darme cuenta que es mi hermana Lourdes.
—Gorda ¿Cómo sigue mi mamá?
—Mucho mejor, Lourdes.
—Qué bueno, le dices que le llamé. Trataré de llamarte por la tarde para hablar con ella.
—Si, como quieras.
—¿Tú como estas?
—Bien, gracias. ¿Y tú y los niños como están?
—Bien, creciendo y con la rutina de la escuela. Tal vez vaya mañana en la tarde a la casa a ver a mis padres.
—Cuando quieras.—Concluí mi llamada.
No debo guardar resentimientos mucho menos coraje con ella, al fin de cuentas es su vida y la única dueña de sus decisiones culpas y alegrías.
Veo llegar a mi jefe, se ve guapísimo con su camisa blanca, levis azul, y una gorra negra.
—Señorita ¿Cómo nos ha ido?
—Muy bien, tal... No. VOY a vender una casa a un cliente que atendí hoy.
—¡Excelente noticia! ¡Excelente actitud! —Me respondió muy emocionado.
—Empezaré a escribir las comisiones con las que le iré a pagar mi casa y así podemos irlas revisando. ¿Le parece?
—Sí, es una buena idea. Ya las tengo escritas en mi agenda pero así tú llevas control también.
Le entrego el dinero que me dejó mi hermano.
—Estás de acuerdo que tome lo que tienes a favor de tus ahorros para completar el enganche? Si cierras la venta ya estaría completo.
—Si estoy de acuerdo, gracias por todo su apoyo, gracias por su paciencia y comprensión.
—Es fácil darme cuenta de tu esfuerzo por ayudar a tus padres, por mejorar tu vida, lo hago con cariño por ti aun cuando pienses que no lo siento.
— Perdón por eso.
—No tienes por qué pedirlo, solo no te aflijas con las pruebas de la vida.
—Gracias por todo, solo eso puedo decirle y que me esforzaré mucho para pagarle en poco tiempo la casa.
—Yo sé que sí, confío en ti y es tu casa, dilo sin miedo, con felicidad.
—¿Y porque a veces no me cree lo que le digo?
—Confío en ti respecto al trabajo en otras circunstancias me cuesta hacerlo Isabel
—No le preguntaré en cuales porque no quiero saber, solo le diré que NO soy mentirosa, si es verdad que le he mentido pero no es nada grave, el motivo es por vergüenza.
—No hay nada que justifique tus acciones y sabes a qué me refiero.
Su mirada es tan dulce y a la vez acusatoria. Pero me siento acusada de algo que no se y no deseo saber.
—¿Entonces, como quedamos señorita? ¿Se portará bien? ¿Llegará temprano a su trabajo? ¿No me tomará dentro de la oficina? ¿Te vas a amar y aceptar a ti misma?
—Nunca me había dicho eso, me amo y me respeto.
—Tal vez debas conocerte un poco más o decidir qué quieres y a quien en tu vida pero es decisión tuya, de acuerdo a lo que vives y te demuestran. Tengo que irme, me llamas antes de que te vayas si hay alguna novedad, si no mañana cuando llegues.
Solo asentí confirmando que lo había escuchado aún estaba algo consternada pensando que él pensara que no me amaba ¿Qué lo hace pensar eso?
Suena mi celular: Es un número que no conozco.
—¿Bueno?
—¿Isabel?
— Si, ella habla.
—Soy el cliente que fue por la mañana, ya platiqué con mi esposa y si vamos a comprar la casa, solo necesito los datos para hacerle el cheque.
—¡Felicidades! Tomaron una excelente decisión, le doy el número de cuenta dónde debe depositar el pago y me trae la ficha del depósito con eso firmamos el contrato, solo me tiene que avisar para que el gerente pueda checar el depósito.
—Entonces en un momento le vuelvo a llamar.
Así lo hizo cuando depositó.
¡Qué alegría! Cerramos la venta y firmamos el contrato, una vez confirmado el depósito.
Mi primera comisión de abono a mi cuenta pendiente por la compra de mi casa. ¡Ya quiero llegar a casa y platicarles a mis padres!
Llegué a casa ya oscureciendo.
—Hija ya van a poner la luz, hoy vinieron hacer la invitación para reunirnos los pocos que vivimos en el fraccionamiento.
—¡Excelente noticia mamá! Porque es muy peligroso caminar por aquí sin alumbrado público.
— Sí, mañana quiero que te lleves el carro de tu hermano no quiero que cruces la carretera, ni uses los taxis, de nada sirve estando estacionado en la cochera.
— Como usted quiera.
$3r *-*
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