CARNE ASADA
Veo que mi madre se encuentra sola y decido aprovechar para hacerle una pregunta...
— ¿Porque le mintió a mi jefe? No debió confirmar la mentira de Lourdes.
—Porque no voy a dejar a tu hermana como mentirosa para que el señor piense que así la educamos.
—Hizo muy mal, pero no pienso entrometerme.
—Eso es lo que debes hacer, no meterte en lo que no te importa.
Me salgo molesta al patio, me siento en una silla a ver a los niños jugar con la pelota imaginando que fueran mis hijos ¿Cómo sería yo de madre? Nunca lo he imaginado, sé que sería muy empalagosa pero sí estoy segura que nunca los dejaría por irme con ningún hombre, con ninguno. Así como será imposible que tenga un hijo, que sea madre, aquí no depende de mi esfuerzo como con mi padre, es de la ciencia y esa ya me confirmó que no seré madre nunca. No sé porque mi destino sea no serlo, pero lo acepto aun cuando me duela tanto.
Llamó Lourdes para avisar que pasará por los niños mañana después de mediodía.
Ya tendré la oportunidad de hablar con ella personalmente y hacerle ver que está cometiendo un grave error al abandonar a sus hijos, al mentirle a nuestro jefe.
AL SIGUIENTE DIA:
Me despedí de mis hermosos sobrinos y me fui a trabajar. Dudo a donde me tengo que ir aun cuando mi jefe no me ha llamado, decido llamar para preguntarle.
—Buenos días ¿Quiere que vaya al rio o me voy a mi oficina?
—Sí Isabel, vente al a la zona río.
—Está bien, voy para allá.
Camino a la oficina pensaba en todo lo que me ha ocurrido. Sí, me siento vacía, en completa soledad, malquerida, abandonada, rechazada, con mucha tristeza dentro de mí.
Llego a la oficina y veo esa luz, ese cielo entre tanta oscuridad en mi vida. Me ilusiono, me alegra platicar con él aun cuando sólo fueran 10 minutos.
— ¿Quiere café señor Roberto?
—No, gracias Isabel. —Comienzo a reír.
—Esta vez me quedará bueno, lo prometo.
—Si es así, sí quiero.
Me pongo tan nerviosa, no sé de qué hablar, qué hacer.
Le sirvo su taza y se la llevo, me sirvo la mía y me acerco al escritorio, me siento y lo veo leer su periódico, voltea a verme y me sonríe.
— ¿Porque me ves así Isabel?
— ¿Así como? Así veo siempre, son los mismos ojos de ayer. Pero a decir verdad sí, estoy esperando que me diga que mi café está malo.
—No, está bueno. Ya mejoraste al prepararlo. —Le da un sorbo y continúa leyendo.
—Oiga, a mí no me gustó, está malo, es la verdad. —Me cambia la plática.
—Hoy van a dar de alta a tu hermana, me da mucho gusto que ya está mejor y que bueno que ustedes cuidaron a los niños.
En ese preciso momento me invadieron los estúpidos celos y me dejé llevar...
—Puede dejar de leer su periódico un momento, no me gusta que lo lea.
— ¿Por qué no Isabel?
—Porque ya no me pone atención y no podemos platicar.
—Si podemos platicar, solo que quiere toda la atención para usted señorita.
—No, siento que no me presta atención o no le interesa hablar conmigo como con mi hermana.
—Lo siento mucho, es cuando más disfruto leer y no dejaré de hacerlo. —Al tiempo que sonríe tiernamente mirándome y con su mano sosteniendo una hoja del periódico.
—Qué lástima, yo le tenía que darle una noticia pero ahora ya no le diré nada.
—Ni modo, es tu decisión y no debe ser nada importante.
—Si lo es, mi hermana le mintió... Ella no está internada en el seguro se fue a los Cabos con Enrique y dejó a los niños solos, yo me los llevé a mi casa. —Y bum, así le solté la noticia como si nada.
Me mira extrañado, se pone de pie... Camina lentamente a la puerta de salida.
—Hablé con tu mamá y ella me confirmó que sí estaba en el seguro tú hermana Isabel, no entiendo porque me mientes. Si hay alguna novedad me llamas.
—Ella le mintió por vergüenza, pero es verdad lo que yo le estoy diciendo.
—Hasta más tarde Isabel.
De verdad soy una estúpida ¿Cómo diablos se me ocurre decirle? Ya debía entender que no cree en mí. Aparte de todo dejó su café casi lleno, ni el café sé prepararlo como a él le gusta, ni yo le gusto soy un desastre, no sirvo para nada, ni siquiera para platicar con él sin que yo misma lo eche a perder.
Seguí tomando mi café amargo como mi vida, veo su taza y me acerco maliciosamente para tomarla, vacío lo suficiente de su café en el mío, quería conocer sus sentimientos, sus secretos en su café (Como la bruja que soy) Dónde debía de tener su aliento, su saliva, dejé un poco en su taza y busqué el rastro donde había puesto sus labios y tomé el resto del trago que dejé imaginando besar sus labios, deseando que sintiera los míos.
Me sentí maniática, loca, pero... Enamorada.
Al menos sé que mi café no le gusta, eso lo tengo muy claro. Ja, ja, ja, ja, ja.
Regresó más tarde como si nada y me acompañó a cerrar. Me fui arrepintiendo de haberle dicho lo de Lourdes pero ya lo había hecho.
Llegué a casa y ya no estaban mis sobrinos, mi madre me empezó hablar pero no del todo bien... Vuelvo a leer lo que escribí... No del todo bien. Mmm me debería hablar como madre a su hija, decirme sin ofensas en lo que no está de acuerdo, lo que le molesta de mí, no hay formas de hablar ni bien o mal, simplemente hablar sin molestia, sin odio, sin coraje, sin manipular o controlar, mucho menos ofender. Como ella bien lo hacía conmigo.
Me llevaron muchos años darme cuenta. MUCHOS. Hasta hace 5 años me desvivía por complacer a mi madre en todo, ella escogió los muebles para la sala, el comedor, las mesas de centro de mi casa, sí, esa casa a la que nunca me atreví a decir MIA. Porque yo solo quería darle a mi madretodo lo que careció, quise llenarla con detalles, regalos, amor, atención, y nunca hice hincapié en mi esfuerzo por comprarla, todo lo que sacrifiqué para tener un hogar, pero este tema lo dejaré para más adelante, solo quiero hacer énfasis en que fui una mujer manipulable, sumamente sensible, con muy BAJA autoestima, mi ropa la mayoría era negra, discreta, sentía que si mostraba el cuello era motivo para que me agredieran con piropos, o acercamientos físicos que yo provocaba (Eso me hicieron creer). Continuaré con este tema mucho más adelante.
AL SIGUIENTE DIA:
Me despierto decidida que en el transcurso del día hablaré con Lourdes sobre su comportamiento ante sus hijos.
Llego a la oficina y me reporto como la mayoría de los días. Hoy especialmente me siento algo melancólica.
Ya es tarde y me decido a llamar a Lourdes...
—Buenas tardes, necesito pedirte un favor.
—Buenas tardes gorda, dime.
— ¿Cuándo nos podemos ver para platicar?
— ¿Puedes hoy?
—Siii, te veo en tu casa entonces más tarde bye.
—Cierro y me voy directo a su casa, veo que ya está su carro, respiro aire profundo y aseguro que por nada quiero perder el control y mi prioridad son los niños, no me dejaré llevar por celos, coraje o algún otro sentimiento negativo.
— ¡Hola! —Corren los niños a saludarme y veo a Fernanda algo seria, pude intuir que su madre la debió de haber regañado por llamarme. Sale mi hermana de su recámara y les pide se vayan a la suya. Le sonrío a Fernanda y se van jugando entre ellos.
—Si, me imagino que vienes a echarme en cara por haber dejado solos a los niños pero al siguiente día venía una amiga por ellos, solo dormirían esa noche solos.
—No, yo no vengo con ese afán de hacerte sentir mal o reprocharte algo, yo quiero que hablemos...
—No me digas nada por favor gorda, vamos a estar bien tu y yo, sabes que te quiero mucho que me duele estar enojada contigo y nos necesitamos, te pido perdón por todo lo que haya hecho mal, no he sido feliz y ahora lo soy al lado de Enrique ¿Lo puedes entender?
—Si te entiendo y no tengo nada que perdonarte eres mi hermana, así mismo te pido perdón si yo he hecho algo para que te sientas mal conmigo y por lo de En...
—No lo menciones, vamos hacer una cosa, olvidemos a ese hombre entre tú y yo, y solo nos veremos como hermanas, nos apoyamos en el trabajo y felices todos.
—Sí, estoy de acuerdo. Muchas gracias por tu actitud, me voy muy contenta de saber que cuento contigo y que estaremos juntas en todo.
Me despido de mis sobrinos y les hago saber que nos volveremos a ver el fin de semana.
Llego muy contenta a casa, platico con mis padres mientras limpio la casa y saco agua de la pila, al terminar me voy a dormir muy feliz, al fin podremos convivir como hermanas, como buenas compañeras de trabajo.
AL SIGUIENTE DIA:
Decido hablar con mi jefe para avisarle que he decidido trabajar los domingos para pagarle lo más pronto posible la casa, que si no llegan clientes en determinado tiempo pues ya no voy abrir. Las dos primeras semanas si acaso llegaba un o dos clientes, pero también entendía que la mayoría de gente no sabía que estaba abierto toda la semana, así que continúe abriendo los domingos.
Un sábado antes que me pagara mi jefe...
—Isabel he decidido que sí es conveniente abrir los domingos y te pagaré ese día extra, no será como debiera solo es algo en lo que quiero remunerar tu día de descanso.
—Me parece muy bien, y ese pago se lo dejaré como abono para mi casa, yo sé que no es nada pero a la larga será mucho. (Nunca entendí su nota, para mi seguía ganando lo mismo) Más adelante explicaré el motivo de su cuenta.
—Cuando me sea posible me daré una vuelta ese día para saber cómo nos va.
Pues claro que fue fructífero, vendimos y empezó a llegar bastante gente los domingos, eso alegraba mi alma. Toda acción que sale del alma y con amor dará frutos siempre.
Continuamos así como 2 meses, un día me dice mi hermana.
—Gorda vamos hacer una carne asada en la casa el domingo, para que te vayas en cuanto salgas.
—¡Ay no me digas eso! No quiero perderme esas reuniones con mi familia.
—Van a ir unos amigos y también nuestro jefe.
— ¡Que sorpresa! Eso no lo hubiera esperado ¿Tú lo invitaste?
—Sí, llevará a su esposa y a sus hijos. Es en agradecimiento por la ayuda con la casa.
—Pues me da mucha alegría y cierto desconcierto también, nadie me dijo nada pero en fin que se diviertan mucho y trataré de llegar temprano.
Ese domingo antes de cerrar le llamé a mi hermano para preguntarle si necesitaba algo del mercado, me dijo que no, que ya había llevado todo él y me fuera ya.
Me suena el celular y es mi jefe...
—Señorita, estoy en su casa y la estoy esperando.
—Gracias, ya voy saliendo de la oficina en 25 minutos llego, en un ratito nos vemos.
Al llegar a casa no veo su pick up, solo estaban unas amigas horribles (en su ser espiritual) de mi hermana.
— ¿Y nuestro jefe Lourdes?
—Se tuvo que ir por un percance con los niños, me dijo que te dijera que te estuvo esperando, que disfruto mucho la serenidad de la casa. Que mañana nos vemos en la oficina.
— ¿Eso te lo dijo delante de su esposa o a solas?
— ¿Qué tiene que ver? Me lo dijo delante de ella. Mira Isabel yo sé lo que sientes por él platicamos mucho al respecto de tus sentimientos, de tu comportamiento y me ha dicho que estás en un grave error al verlo de otra forma que no se ha como jefe, amigo, que nunca podría sentir amor por ti. Así que no te hagas ilusiones y sal con amigos para que encuentres novio y no pierdas el tiempo esperando con él algo que nunca llegará.
Abro una cerveza y bebo la mitad de un sorbo.
—No te pedí ningún consejo hermana gracias, y sé que él nunca se fijaría en mí, no me lo tienes que decir. Conozco muy bien mi lugar en mi trabajo.
Cuando todos se marchan platico con mis padres, les dio muchísimo gusto que mi jefe hubiese venido con su familia a nuestra humilde casa cuando ellos son ricos, también me dijo mi padre...
—Tienes que saber algo que te va a molestar mucho pero no quiero que hagas corajes.
—Dígame papá.
—Lourdes les dijo a sus amigas frente a nosotros que ella nos compró la casa y nosotros NO LA DESMENTIMOS POR VERGÜENZA DE HACERLA QUEDAR MAL. Pero yo te prometo mija que nunca más me quedaré callado, que es un abuso el de Lourdes.
—Ya callate Manuel, eso debiste de haberles dicho a esas señoras la verdad y deberías quedarte callado que Isabel nunca supiera. —Le dice mi madre muy molesta.
Yo comienzo a llorar... —¿Cómo es posible que ustedes se queden callados? pero no me molesta el hecho que quiera quedar bien con sus amigas, debe ser horrible saber ella misma que es incapaz de ayudarme con algo para la comida o un abono a nuestra casa, por eso tiene que mentirle a sus amigas y recibir un reconocimiento, una admiración que ella misma sabe no se ha ganado y no hay esa semilla en su alma. Solo les voy a pedir que si algún día ella vuelve a involucrarlos en una mentira y se quedan callados, yo no pienso continuar viviendo en esta casa, ustedes son los padres, la cabeza de esta familia, tomen su lugar, no sientan pena por ella, no solapen sus mentiras, ya son suficientes.
Me dije a mi misma que iba ignorar ese comentario, porque al fin de cuentas me daba lástima mi hermana, al ver en ella un ser vacío con nada que dar.
*********
Lunes al fin... Me voy a trabajar feliz, mis padres me dan como siempre su bendición.
Siento deseos inmensos de ver a mi cielo.
Bajo el cerro donde vivimos y entro a la carretera... Retorno en el primer semáforo que está como a 1500 metros y continuo en la carretera a Tijuana saliendo de Rosarito, ya no hay ningún semáforo, ningún alto de disco, me tocó ver un horrendo accidente a solo escasos tres autos de mi carro, de la nada aparentemente chocó a otro auto y volcó... Frené derrapando... Miré por el espejo retrovisor y noté que el auto atrás mío no alcanzaría a frenar, "obvio no guardó su distancia de mi auto" Como yo frené a distancia, me salí a mi lado derecho y esquive el golpe, de esa manera le di un poco más de margen para frenar. El joven que manejaba me daba las gracias con sus manos por haberme movido.
Continué avanzando sin distraerme como la mayoría de la gente que se detiene a ver el accidente causando el tráfico más pesado.
Me asusté muchísimo, mis manos temblaban, mis pies, me fui directo a la tienda a comprarme algo por el susto, sentía secos los labios al igual que mi garganta.
—¡Hola Víctor! Me asusté mucho al ver un accidente en la carretera, dice mi madre que debo comer algo de pan así que me llevaré unas galletas, jijiji es un buen pretexto.
—Ya lo he escuchado también de mi padre, tú disfruta tus galletas.
—Eso haré. ja, ja, ja, ja, ja, ja.
Me voy abrir la yarda al entrar le llamo inmediatamente a mi jefe.
—Buen día, ya estoy en la oficina.
—Está bien, más tarde nos vemos. La pasé muy bien en tu casa, lástima que no alcance a verte me hubiera gustado convivir contigo. Disfrutamos mucho el aire fresco, el silencio.
—Me da mucho gusto que me lo diga, mi casa es su casa.
Me ilusiono con su respuesta, me dedico a limpiar a barrer y recoger clavos que dejan tirados mis compañeros, limpio el carro de mi hermano, ya no sé qué hacer, escucho música un rato dentro del carro... Se llega la hora de cerrar y no vino, me siento triste, molesta, decido no llamarle, cierro y me voy a casa.
Pienso demasiado, tal vez esté molesto de nuevo conmigo, quizás estaba ocupado, simplemente no le dió importancia a sus palabras, se me atraviesa una moto y freno de golpe, le grito: "Tarado" me calmo y hago a un lado mi decepción.
Suena el celular: Me orillo para responder.
—Isabel necesito hablar contigo ¿Puedes venir a la papelería ahorita? —Es María.
*-*
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