ABANDONO
Debemos pasar por muchas etapas en nuestra vida diaria, cometer errores. Esos mismos errores que nos llevan a ser mejores personas con el transcurso del tiempo, muchos NO lo entendemos, otros si aprendemos y cambiamos nuestras actitudes, crecemos con el tiempo en lo espiritual, emocional, pero sobre todo aprendemos amarnos a nosotros mismos, todo a nuestro alrededor, aceptando y amando nuestros errores, porque nos trajeron a lo que somos hoy.
AL SIGUIENTE DIA:
Me despierto temprano, me arreglo y me voy a trabajar dejando a mi madre dormida, cansada de trabajar, si... Mi padre se volvió a marchar como siempre, sin despedirse, sin avisar. Por sus adicciones al alcohol.
La responsabilidad la siento muy personal, me siento presionada, pero positiva, alegre, sé que estaremos bien, al menos estamos todos juntos, esa es una gran ventaja, sé que traiciono a mi hermana Lourdes, pero sé que la defendería como una fiera.
Entiendo que ser buena hermana "NO" es ser cómplice de sus errores o ¿Tal vez sí? No se puede ser cómplice por amor y ser la causante de un sufrimiento. De una decepción, de una traición.
Cada uno de nosotros tenemos una percepción de cómo somos buenos hermanos, de cómo demostramos nuestro amor.
—¿Qué opinas tú al respecto? .......Respóndete a ti mismo, con el corazón.
Llega Enrique la pareja de Lourdes. En cuanto lo veo le reclamo.
—¿Qué pasó con tu ex esposa? ¿Por qué fue a molestar a mi hermana? ¿Cuáles eran sus intenciones?
—¡Cálmate gordita, está loca, solo eso!
No te atrevas a volver a llamarla así frente a mí, es una mujer como yo, de igual forma podrías ir con ella y le dirías lo mismo de mi hermana, de mí o de cualquier otra mujer, entonces yo tendría que llamarte por otro nombre muy desagradable por cierto, así que déjate de charlatanerías y háblame claro, como siempre lo haces.
—La busqué hace unos días, fui a ver a mis hijas y no estaban, quedamos de darnos una oportunidad, pero no sé qué me pasa, estoy con ella y no quiero estar en casa, de todo discutimos, la he golpeado, me salgo encabronado a los brazos de otra mujer, quien sea, me da igual. Siento que la amo y la amé desde muy joven, yo fui su primer hombre, pero no sé qué nos sucede, ya nada es igual, solo me gusta estar con ella sexualmente.
—¿No sabes qué sucede? ¡No seas cínico! ¡Claro que lo sabes! ¿Te estás divorciando, sí o no?
—Si.
—Te gusta andar con una y con otra, eso te sucede, hombre machista, sin escrúpulos, pero no le hagas daño a mi hermana o a mis sobrinos, solo eso te diré.
—¿Me estas amenazando Gorda?
—Yo no amenazo, solo te estoy avisando para que lo tengas presente ¡Vete!
Qué tipo de hombre tan desgraciado y ruin, su esposa que estúpida. ¡Estoy tan molesta! Después me enteré que lo demandó por lesiones, menos mal que hizo lo correcto. Le prohibieron acercarse a su casa, no podía ver a sus hijas.
Ha pasado un mes desde que nos cambiamos y 15 días que no sabemos nada de mi padre. Sé que volverá.
Me siento algo presionada para dar mi parte de la renta de la casa.
Suena el celular:
—¿Bueno?
—Isabel, necesito tu ayuda de nuevo, no puedo hablar, solo escúchame, si te preguntan que si ayer estuve en casa con ustedes, di que sí, tal vez te marque mi marido, no lo creo, pero por las dudas ¿Me escuchaste?
—Sí María. —No aprende la lección—
Veo llegar a Don Raymundo y salgo a saludarlo, viene con Daniel.
—Hola niña hermosa, si yo tuviera 20 años menos te conquistaría, éstos mensos que los tienen andan perdiendo el tiempo en tonterías.
—¡ja, ja, ja, ja, ja! No diga eso, cada ser ya venimos con un destino.
—¡Pamplinas! Nosotros creamos nuestro propio destino, con nuestras decisiones.
—Si usted lo cree así es respetable. Yo pienso de otra forma. Pero dígame ¿En qué le puedo servir?
—Vengo a ver las casas, en unos días me entregaran un dinero para comprar la mía, quiero verlas todas a ver cual me gusta.
—¿Cuánto mide su terreno? Debemos empezar por allí.
—Es muy grande, caben varias casas.
—¡Excelente! Vamos a verlas todasentonces, también tenemos más en la matriz en la zona río.
—Primero veré las tuyas, quiero que ganes tu comisión.
—¡Muchas gracias! También tengo mi oficina disponible, está muy bonita, venga, vamos a verla.
—¡Esta quiero! No me gusta, me encanta.
—¿Ya no quiere ver más en la matriz?
—Me quedo con ésta, le haré una oferta a tu jefe y espero su respuesta para mañana en la tarde, yo regresaré.
Le marco a mi jefe y le repito la oferta.
—Está bien Isabel, me parece justo porque está relativamente a una cuadra, aun cuando el transporte nos cuesta lo mismo, pero está bien, dile que sí, que nos avise cuando haga el depósito.
—Ok.
—¿Alguna otra novedad Isabel?
—No, ninguna.
—Hasta mañana, que descanses.
—Gracias, igualmente usted.
Ya tengo para pagar mi parte de la renta de nuestra casa. ¡Qué alegría! Llego muy feliz a casa y me encuentro a mi madre en la sala llorando.
—¿Qué sucede? ¿Le pasó algo a mi papá?
—Siempre te preocupas primero por tu Por tu padre. No es tu padre, se fue tu hermana con los niños.
—¿A dónde?
—Y yo que sé Isabel, sólo se fue y discutimos. ¿Quién se los va a cuidar mientras ella trabaja? ¿Quién les dará de comer? Aquí nacieron, aquí han crecido.
—Ella es su madre, solo ella es responsable de ellos, los estaremos viendo para saber cómo están, no se preocupe.
—Pero el niño es quien me preocupa, sabes lo mal que lo tratan, no quiero imaginar todo lo que le harán sin que yo lo cuide.
******
¿Qué pasó?
¿Cómo que se fué de casa?
¿A dónde y con quién?
¿Qué haré yo con los gastos de la renta?
Veo a mi madre allí sentada, derrumbada, llorando por sus nietos, como quiera su hija es mayor y sabe lo que hace, ellos no. ¿Qué necesidad de ponerlos en peligro? Me preocupa ahora que sé que Enrique no ha tenido ninguna consideración en golpear a una mujer, a la madre de sus hijas, a la mujer que tanto amó.
La casa está en silencio, sin las risas de los niños o el sonido de sus caricaturas en la Tv.
Me dedico a limpiar el desorden y poner muebles en los huecos donde estaban sus cosas que se llevó, mamá continúa llorando...
—No se preocupe, estaremos bien las dos, estoy segura, lo prometo. Yo me haré cargo de todo.
—Tú también te vas a ir y me voy a quedar sola.
—No, yo le prometí que nunca la dejaría sola y lo pienso cumplir.
—Eso dices ahora porque no tienes novio, pero querrás casarte, tener tu propia casa. Me olvidarás.
—Ya le dije que no. Le voy a preparar un té y otro para mí.
Estoy preocupada pero debo ser fuerte para apoyar y darle fortaleza a mi madre, me hará falta la comisión que no me dió mi jefe, ahora tendré que pagar sola la renta. ¿Cómo se le ocurrió a Lourdes irse con Enrique? Después que la esposa la buscó, ahora corre riesgo y ella no sabe que él la busco.
Por ahora sólo debo concentrarme en qué hacer para salir adelante. ¿Y si le llamo a Pablo? No, no debo molestarlo. Dejaré al destino hacer lo suyo.
AL SIGUIENTE DIA:
Sin pensarlo le llamo a Lourdes:
—¿Dime porque te fuiste como ladrona a escondidas y sin previamente avisarme?
—No quiero hablar contigo. (Me cuelga).
Le marco de nuevo y no me responde, no puedo dejarle mensaje porque esos sólo mi jefe los escucha. Trato de calmarme, más tarde volveré a marcar.
—Si me vuelves a colgar voy a ir en la mañana a la oficina para hablar contigo y no me importará si allí está mi jefe o alguien más, me conoces y sabes que no me interesa guardar las apariencias como tú, así que como tú quieras.
—Dime. ¿Qué quieres?
—Que me respondas lo que ya te pregunté.
—Se dió la oportunidad con un departamento céntrico, solo la aproveché. No quiero problemas, tengo derecho a rehacer mi vida.
—Claro que tienes derecho, pero "NO" pudiste pensar en que yo no estoy preparada para hacerme cargo de la renta sola, sabes perfectamente cuántos años tienes viviendo con nosotros sin dar nada para los gastos y le haces ésto a mi madre, no se lo merecía. Irte sin avisar, sin platicarle a ella tu decisión. No fue correcto, pero la vida se encargara de cobrarte lo que le has hecho a ella, lo que me hagas a mí no me importa, jamás podrás dañar mi felicidad, porque es mía, vive dentro de mi alma, algo que tú no conoces. Pero te deseo que seas muy feliz.
—Sí, lo que quieras. Me colgó de nuevo, pero al menos dije lo que tenía que decirle. Que coraje siento, decepción, frustración, todo.
Por un momento pensé en llamarle a Enrique, pero decidí que no tenía por qué hacerlo, debo mantener firme mi palabra, total, no va a volver, no creo sea prudente molestar, por ahora solo me queda hacerme cargo de mi casa y de mi madre.
¡Que milagro! No estoy llorando. En otro momento ya lo estuviera haciendo. Creo que el desear darle fortaleza a mi madre me hace tenerla yo también.
Llega mi jefe a la oficina:
—Buenas tardes Isabel ¿Cómo nos va?
—Muy bien, han venido 5 clientes, les gustaron las casas, no las conocían.
—¡Excelente! Me da gusto que sigan llegando clientes.
—¿Tú cómo estás?
—Bien, gracias por preguntarme.
—¿Segura? Supe que tu hermana ya se salió de tu casa, me imagino como te debes de sentir.
—No estoy mal, ella tiene derecho hacer su vida sola.
—Pero sabes que no estará sola.
—Sí, lo sé, me refiero a lejos de su familia, ha vivido con nosotros desde que Fer estaba bebita, Alex nació prácticamente en casa, es muy difícil dejar de verlos así de buenas a primeras. Son más de 7 años con nosotros.
—Si, eso lo entiendo, pero debes ser fuerte, aprender a superar y manejar los problemas, se que estas muy chica y no haz vivido lo suficiente, pero eres una mujer muy fuerte, libre e independiente, tu puedes hacer lo mismo. (Es el primer hombre que no me ve como una niña)
—¿Usted cree que yo también deba irme a vivir sola?
—Claro que si, tú puedes hacerlo cuando quieras y saldrás adelante.
—Pero... Yo no podría dejar a mi madre sola.
—Algún día tendrás que hacerlo y vivir tú sola antes de tener pareja.
—No creo que lo haga, no puedo.
—En su momento si se da la oportunidad lo harás. Yo vengo a darte la mitad de tu comisión, se que ahora más que nunca la necesitas, aun cuando quiero darte un escarmiento, se que no es correcto quedarme con ella o dársela completa a tu hermana, te entrego la mitad de tu comisión.
—No creo merecerla, no atendí al cliente. Y zas como era de suponerse su acción del alma me hizo ponerme a llorar. Me abraza tiernamente.
—Se que todo estará bien, no estés triste o preocupada.
De verdad que hombre tan ejemplar, claro que debe tener defectos como todos, pero para mí era, y es perfecto, del cual aprendo con el poco tiempo que convivo con él. Se que estar enamorada en secreto de él no pasará de eso, un secreto de amor para siempre en mi corazón.
—Gracias por darme mi comisión, aun cuando siento que no la merezco la aceptaré, porque la necesito mucho, a cambio mantendré limpia la yarda.
—No es necesario Isabel, siempre lo haces de todas maneras.
—Entonces veré que puedo darle a cambio o limpiar, no sé.
—No tienes que darme nada a cambio, sólo se feliz.
Si le pudiera decir que mi mayor felicidad es verlo, es platicar con él, admirar su vida, su familia hermosa, que es mi ejemplo del tipo de hombre que deseo para mí, para padre de mis hijos si pudiera tenerlos.
Y LE ESCRIBÍ...
Le agradezco a Dios mi vida...
Porque por ti conozco el sufrimiento y verdaderos momentos de alegría, he madurado con tus consejos, más nunca hubiera imaginado llegar amarte tanto, en tampoco tiempo.
Le agradezco a Dios la vida...
Por esos momentos que fuiste autoritario, cuando con tus ojos me obsequias un halago, por tu apoyo incondicional, por tu respeto, por saber escuchar.
Le agradezco a Dios la vida...
Y le pido perdón por amarte, sabiendo que es prohibido nuestro amor, le pido valor para olvidarte, porque tú no correspondes mi amor, le pido que antes de dejar mi vida, me dé la dicha de sentir el verdadero amor como lo siento yo.
Le agradezco a Dios la vida...
Por ser tú de quien aprendo a vivir, a soñar, a desear y espero tener a mi lado un gran hombre como lo eres tú.
Isabel Covarrubias
*****
Ya casi es la hora de cerrar, llega Daniel a invitarme a una carne asada allí en su taller, me voy con él un rato, me hace falta pensar solo en mí, hacer a un lado a mi familia, a los problemas de cada uno a mi alrededor, necesito tiempo para mí.
Dudé en un inicio, tal vez no fuera prudente ir con hombres que no conocía, no sabía quién o quienes estarían, pero sí tenía muy claro la decencia de Daniel y acepté solo por él.
Llegamos a la tienda con Víctor por una cerveza preparada, "Riquísima" llegamos al taller, estaban unos señores ya grandes y dos señoras esposas de ellos, me los presentó, platicamos muy ameno, uno de ellos fue por una guitarra a su auto y empezamos a cantar boleros, de Cuco Sánchez. La pasé genial, ya se imaginaran la gente hecha a volar la imaginación, pensando que yo podría tener una relación con Daniel y que él me estaba pretendiendo.
Muy amable me llevó a casa y le dí las gracias porque por un momento me olvidé de mis problemas.
La gente es libre de pensar lo que quiera lo importante es la verdad, no se vive decentemente con los pensamientos de la gente. Solo con nuestras acciones.
"ex#z *-*
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