A LOS CABOS
Durante este trabajo de la revista mi hermano Roberto les llamó a mis padres para que fueran a otay por una camioneta Town country que les compró, como ésta...
Adoro recordar las caras de felicidad de mis padres al ver su camioneta. Mi hermano les dijo...
—Es para ustedes, en especial para mi madre.
Ella está orgullosa de su hijo, como siempre lo he dicho por algo es el consentido y se lo tiene bien merecido.
En otra ocasión vino mi hermano Roberto en un carro 4 puertas que cuando lo vi me enamoré... Un Ford Taurus rojo 24 válvulas 6 cilindros, con quemacocos. Le dije:
—Yo te compro ese carro.
Se empezó a reír respondiéndome...
—Ese carro no es para ti, corre mucho y luego se te botan las canicas y traes a tu hija.
Me gustaba la velocidad cuando iba sola, pero insistí... Yo te lo compro, guárdalo para cuando me entreguen mis utilidades en unos meses.
Sí me lo guardó y me lo vendió muy barato ya importado, le di una pequeña cantidad de dinero y el resto se lo fui entregando en pagos que a veces no quería aceptarme. Pero tratos son tratos, casi lo obligaba aceptarlo. Siempre me decía... Así déjalo porque tu cuidas a mis padres. Yo siempre le dije eso es aparte y le daba los abonos.
Este es el Taurus, mi hermosa madre y mi princesa.
El gusto de comprarme y tener mi primer carro me duró poco más de un año, se descompuso del radiador y empezó a fallar de la transmisión, por ser un carro de 24 válvulas y Ford los diferentes mecánicos que lo revisaron me decían que eran muy difíciles mecánicamente esos carros y me recomendaron un muy buen taller que tenían experiencia, el caso es que desarmaron el motor y no supieron armarlo de nuevo, cuando debían revisar la transmisión, los demandé y solo conseguí tener de vuelta mi carro con el motor desarmado. Con grúa lo trasladaron a otro taller donde le pondrían un motor usado, que al fin de cuentas no funcionó para nada como estaba mi carro en un inicio, Víctor me hizo favor de dejarlo mucho tiempo afuera de la tienda y allí llegó un mecánico que le interesó y se lo vendí súper barato. Con el dinero de la venta del Taurus se lo di por otro carro a mi hermano Roberto y le quedé debiendo poca cantidad. Era un neón rojo quemado, dos puertas, 4 cilindros, muy económico de gasolina, debo decir que los carros que le he comprado a mi hermano han salido excelentes.
Si te preguntas qué fue de la cherokee de mi hermano, te diré que se descompuso del motor a los 5 años de usarla y solo le cambié el radiador, balatas, cambio de aceite al motor, en esas excelentes condiciones la tenía mi hermano, terminamos vendiéndola con la autorización claro de él y en una muy mala racha de nosotros.
Pasaron los meses y llegó un tiempo excelente en las ventas de casas. Ya tenía una buena cantidad ahorrada con mi jefe de mis comisiones y un día domingo platicando con mi hermano Federico se nos ocurrió salir de vacaciones con su familia y la mía. A los Cabos en carro, sacamos cuentas de cuánto necesitábamos y lo que ambos teníamos nos alcanzaba perfectamente para iniciar nuestra divertida aventura.
Durante mis 7 años de trabajo nunca pedí mis vacaciones, siempre le decía a mi jefe que cuando las necesitara se las pediría, después de comprar mi casa ese año le dejé en pago el dinero de mis vacaciones, utilidades y aguinaldo. Ya era momento de dedicarnos un tiempo de calidad para mi familia y para mí, porque nunca habíamos salidos fuera de la Baja.
Me siento muy orgullosa al contar esta pequeña y gigante mini historia de nuestras primeras vacaciones, porque soy la única hija hasta el día de hoy en llevar a mis padres, mi hermano Roberto nos llevaba a ranchos, a San Felipe y nos invitaba a carnes asadas en su casa, a paseos en la naturaleza que ya contaré, fueron muchas salidas con su familia y toda la familia, pero nadie había sacado fuera de la ciudad a mis padres, salvo cuando murió mi abuelita en Guadalajara que María le pagó el viaje a mi madre y yo la acompañé a verla antes que falleciera y no fueron vacaciones.
Mis padres también usaron su dinero ahorrado de lo que vendían en la revista y una vez estando en la Paz Baja California Sur mi hermana Claudia le envió dinero para ella, mi padre no quiso ir por quedarse a cuidar nuestro nido, nuestra casa, aun cuando mis queridos vecinos le dijeron que ellos la cuidarían, no quiso dejarla sola.
Al principio dudábamos pero ya nada nos detendría, hice las compras de mandado, fruta, comida, agua, bebidas, el camino es largo son aproximadamente entre 18 y 20 horas manejando a la velocidad indicada, un día antes fui a ponerle las llantas nuevas a la Town country, le pusieron gas al aire acondicionado, la llevé alinear, lo mismo que las luces. Al siguiente día por la mañana partimos a nuestra aventura, mi madre, mi princesa y yo, con mi hermano Federico y familia en su carro.
Manejamos sin detenernos pasando Ensenada la bella cenicienta del Pacífico, San Quintín, continuamos sin ver más que montañas hasta salir de una curva y encontramos frente a la maravillosa e impresionante naturaleza de un mar cristalino azulado con bordes verdes claros, que a escasos kilómetros atrás no se veía por estar cubierto de montañas, en la primer salida que encontramos bajamos una carretera a la playa, allí nos detuvimos a comer y a jugar unas horas con los niños en la orilla, el agua es tibia, no hay olas, hay algunas plantas marinas y la vista es espectacular.
Continuamos nuestro recorrido y nuestra siguiente parada para dormir fue en un hotel llamado la pinta, pasando Guerrero Negro donde inicia la Baja California Sur, en un pueblo llamado San Ignacio. Recuerdo al bajar unas maletas de mi carro ver en los árboles murciélagos y mis sobrinas al igual que yo gritar e irnos corriendo a nuestras habitaciones asustadas, incrédulas.
Yo pagaba una habitación sencilla con cama matrimonial, mi hermano doble ya que ellos son 5 personas. Al siguiente día desayunamos riquísimo en el restaurante del hotel frente a la piscina y continuamos nuestro viaje. Solo deteniéndonos a comer y cargar gasolina, manejando el resto de día y toda la noche.
Puedo decir que les tuve terror a los camioneros y los bauticé con el nombre de Mostrillos, llegamos a cargar gasolina en la Paz y a comprarnos café, escuché a los choferes que platicaban entre ellos a un chofer novato que si un carro o animal se les atravesaba solo centrara el camión y se lo llevara, yo los ofendí diciéndoles... Si en ese carro va tu hermana, tu madre, bien por ti que centraste el camión y las mataste. Solo me respondió uno "Turista"
Llegamos amaneciendo a los Cabos con una temperatura que marcaba el carro de 45 grados, yo con derrame en un ojo por el cansancio, puedo comentar que es una tremenda aberración que el gobierno no haya cimentado y adaptado la carretera con cuatro carriles, es una maravilla de fauna y flora que caracteriza esa hermosa carretera desértica e impresionante.
Se atraviesa ganado pero cada conductor te avisa con el cambio de luces o encendiendo y apagando las intermitentes en señal de aviso que puedes encontrarte con un accidente o tomes precaución con algunos animales cruzando. Me encantó darme cuenta la comunicación y respeto vial entre ambos conductores.
Al llegar al hotel que teníamos visto en los cabos pero sin reservar nos encontramos que no había habitaciones disponibles, así que nos dedicamos a buscar, encontramos uno a una cuadra de la playa, no recuerdo el nombre, nos asignaron dos habitaciones que se comunicaban por una puerta entre sí, por ser ambas familias.
Más que disfrutar de las hermosas albercas del hotel deseábamos conocer el famoso arco de los Cabos, ese día descansamos unas horas y bajamos a disfrutar una piña colada en el bar dentro de la alberca, mi princesa estaba feliz y mis sobrinas no se diga, tanto como nosotros lo estábamos.
Al siguiente día nos fuimos muy temprano a conocer el famoso arco y la playa del amor a un lado del mar de Cortés con un color esmeralda único y la playa del divorcio por el lado del Pacífico azulada oscura, solo que no pudimos ver la playa del amor ya que ese fenómeno se da cada cuatro años solamente, dejando al descubierto una arena dorada como la de la playa del divorcio, el resto lo cubre el mar con moderado oleaje ya que allí se unen las aguas del mar de Cortés y las del Pacífico junto al monumento natural del arco también conocido como el arco de el Finisterra (Fin de la Tierra) que es la punta del meridional de la península de California.
Llegamos emocionados al muelle, allí nos abordaron los vendedores de pasajes en yates, barcos pequeños, lanchas, diferentes embarcaciones con actividades específicas cada uno, unos con cristal en medio de la embarcación para apreciar las maravillas debajo del mar, las diferentes especies y colores de los peces, así como la colonia de leones marinos entre las rocas, no deseábamos compartir nuestro momento con nadie más, aparte que nos daba miedo que se subiera tanta gente en el mismo barco que nosotros, mi hermano se arregló con el capitán de la embarcación que era grande solo para nosotros con fondo de cristal para apreciar las maravillas debajo del mar, nos pusieron los chalecos salvavidas y se presentó el timonel muy amable, subimos nuestra hielera con cerveza, jugos, agua y de más, caminamos a tomar el mejor asiento al frente, podíamos caminar por donde quisiéramos, tomar fotografías, en mi caso video sin que nadie se interpusiera en nuestras tomas, los niños estaban asustados y felices, era chistoso admirar y sentir la adrenalina de las pocas olas al acercarse al arco ya que por la unión de ambos mares en el encuentro que genera choque se sentía el rompimiento de ola.
Apreciamos a corta distancia que otra embarcación pequeña por acercarse mucho a la playa del divorcio se ancló en la arena y estuvo a punto de voltearse con la gente dentro, nos alegramos de no subirnos con tanta gente y en una embarcación más grande, allí sentí miedo jijijiji el timonel y su ayudante aceptaron cervezas que mi hermano Federico les ofreció y continuamos nuestro recorrido, nos adentramos un poco más y nos dio el paseo apreciando diferentes construcciones de futuros hoteles, se detenía a darnos la explicación de cada uno, el paseo duró una hora, regresamos maravillados. Con recomendaciones para visitar diferentes playas al siguiente día.
Ese mismo timonel nos platicó de un barco enorme donde ofrecen paseos nocturnos maravillosos pero solo para adultos o en pareja, ya que hay discoteca y venta de alcohol. Nuestro viaje era familiar y lo descartamos. Nos platicó que si deseábamos continuar nuestra aventura ya que íbamos en carro podíamos abordar el ferry y partir a Mazatlán, pero deseábamos continuar conociendo la Baja.
Era increíble apreciar los dos mares uniéndose, espectacular ver la diferencia de color y la furia del Pacífico, a la tranquilidad del mar de Cortés, simplemente fue majestuoso.
Nos fuimos a una playa de las recomendadas muy hermosa con vegetación abundante, pero especialmente para bucear, nos quedamos horas jugando con nuestros hijos, armamos nuestras mesas, sombrillas, hielera y comimos compartiendo nuestra comida.
De allí nos fuimos a otra playa con una arena delicada, fina. Nos regresamos al hotel para disfrutar la tarde en la alberca con los niños.
Al siguiente día nos fuimos a la zona turística, a los mercados donde cada quien compró recuerdos, algunos juguetes para mi hija, tienen artesanías divinas, jarras de barro, de cristal pintados a mano, decorados con flores, lunas, girasoles muy bellos. Mi madre compró algunas cosas que le gustaron. Fuimos a comer a un restaurante y nos deleitamos con mariscos deliciosos. Al siguiente día partiríamos de regreso.
Salimos del hotel a las 10.00 am y quisimos ir hasta el final, al límite donde ya no hay Tierra, a San José del Cabo. Llegamos era el fin de la carretera solo había retorno, entramos de regreso para salir a la carretera federal, pudimos apreciar grandes construcciones como de casas particulares y de futuros hoteles.
Llegamos a La Paz Baja California felices de la recién experiencia vivida y disfrutada, allí nos hospedamos en el hotel llamado la concha, hicimos aproximadamente más de dos horas, siempre fuimos conduciendo despacio y contemplando los paisajes que hacen única la carretera. En este hotel nos prestaban kayak a los huéspedes gratis, mis sobrinas felices disfrutaron subirse, nos dieron toallas, pelotas para jugar.
Fuimos a comprar algo de ropa a un centro comercial y pasamos unos tacos que olía delicioso llegamos a cenar allí, recuerdo que la gente que iba llegando como la que se marchaba nos saludaban y deseaban buen provecho, pienso que es algo que caracteriza a la Paz, la gente es sumamente linda y amable.
El hotel tenía acceso privado a la playa, nos fuimos al siguiente día y disfrute con mi hija haciendo castillos en la arena, nos quitamos la arena en las regaderas del hotel y más tarde nos fuimos a la alberca, comimos en una mesa frente al mar las tres, mi hermano y su familia también disfrutaban la estancia. Por la noche nos fuimos a dar una vuelta al malecón que estaba repleto de turistas, muy hermoso. Después hicimos un recorrido por diferentes lugares y compramos algunos recuerdos. Allí estuvimos tres días.
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ULTIMOS CAPÍTULOS. ATENTAMENTE TELE-ISA
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