Cuarta temporada. Capítulo 13: El hijo perdido
Miércoles 16 de febrero de 2056. El Castillo del Infierno.
Cuando recibieron la noticia de que el celular de Luzbel estaba siendo vigilado, todos acordaron que lo mejor era no cortar comunicación con los humanos con los que Luzbel se comunicaba y fingir no saber nada. Solo de esa manera, serían capaces de saber hacia dónde no debían ir en cuanto recibieran más mensajes. O al menos hacer un plan mejor para enfrentarse a los cazadores que se acercarían a ellos.
Luzbel tendría que informar sobre cualquier cosa que recibiera a su celular. Así que para no estar lejos de su abuelo y las otras personas que parecían liderar la situación, se quedó sentado en la misma habitación donde ellos estaban, mientras jugaba cartas con sus tíos. Una actividad que le permitiera no dormirse en la espera. Una espera sumamente aburrida.
¿Y si no le volvían a enviar mensajes? ¿Y si ya sabían que estaban enterados? En ese caso bien podrían darle una dirección y estar en otra diferente. Lo cual no tendría mucho sentido, después de todo ¿por qué harían eso? Era más probable que perdieran la conexión con el extraño y perdieran un contacto clave.
—¡Truco!—gritó una de sus tías.
Luzbel sonrió.
—Quiero.
Ángel&Demonio
Miércoles 16 de febrero de 2056. El Cielo.
A pesar de caminar por rincones que solamente pocas personas conocían, ninguno encontró nada inusual. Abel lo consideró una pérdida de tiempo, a pesar de que Humbak insistía en el hecho de que no lo había sido, después de todo no era como si ellos hubieran sabido que no hallarían nada ahí antes. Abel hubiera deseado que la niña no fuera tan positiva. A pesar de que era adorable y le parecía agradable, en un momento tan frustrante como ese, donde sus vidas estaban en juego también, no le gustaba tanto positivismo.
—Vamos a tener que volver con las manos vacías—dijo Loonyja suspirando hastiada—. A papá no le gustará eso.
—No tenemos por qué regresar solamente para dar malas noticias. El Cielo es muy grande para que tres personas busquen en él—dijo Humbak cruzada de brazos—. ¿Y si vamos por ayuda?
—¿Ayuda de quién?—preguntó Abel— No creo que encuentren más que nosotros.
—Bueno, nunca se sabe. ¿No dijiste tú que no conocías todos los recovecos del Cielo? Posiblemente haya alguien que sí y nos ayude.
—Satanás y Marsyl están ocupados con Lucifer y Kalrax, no van a venir hasta aquí para buscar y perder más tiempo del que ya perdimos.
Buscar durante toda la noche no había sido sencillo. Abel podía sentir que sus ojos se caerían en cualquier momento si no dormía al menos una hora. O si no pasaba nada interesante que lo mantuviera despierto. Solo caminaron por tantos pasillos y plazas que Abel llegó a la conclusión que todo el Cielo se veía igual. Tan igual que ahora era incapaz de distinguir el norte del sur. Ni siquiera podía recordar ya dónde vivía. Tanto blanco, marfil y dorado, ¿Marsyl no tomó un curso de decoración? ¿O al menos un curso básico de pintura para que le enseñaran que en la paleta de colores había más que esos tres? Realmente al Cielo le vendría bien un cambio de imagen, tanto blanco solo le hacía doler la cabeza. Y el dorado no ayudaba, tanto oro, tanta opulencia, le estaba comenzando a dar dolor de cabeza a Abel.
Harto de estar de pie, Abel se sentó en el suelo y suspiró, deseando tener un tiempo libre para poder dormir. Un tiempo libre y fuera de problemas. Ya bastante tuvo durante esos veinte años de cuidar de su hermano deprimido por la muerte de un demonio y de tener que lidiar con su otro hermano sátiro que parecía follar en cualquier rincón del universo. Abel solo quería un pequeño tiempo para él.
Preferiblemente dos horas de sueño de belleza.
—¿No tenían ellos hijos?—preguntó Loonyja— ¿Por qué no los traemos con nosotros para buscar?
—Podríamos quedarnos con ellos en lo que descansas—dijo Humbak agachándose para posar su mano sobre el hombro de Abel.
—¿Ustedes no están cansadas?—preguntó viendo a la tierna chica arrodillada frente a él.
—Sí, lo estamos. Pero estamos más preocupadas por papi y nuestra hermanita. Eso ayuda a mantenernos despiertas.
Abel suspiró, apoyando su frente contra sus rodillas. Luego, antes de arrepentirse y seguir en el suelo descansando, se levantó y ayudó a Humbak a levantarse.
—Vamos por alguno de los hijos de Marsyl y Satanás.
Ángel&Demonio
Miércoles 16 de febrero de 2056. El Castillo del Infierno.
Seok Jin solo podía ver el problema desarrollarse, pero no involucrarse demasiado al respecto. Sin un plan en el cual participar, no había mucho que pudiera hacer más que ver a toda su familia devanarse el cerebro para saber dónde estaba el puto abuelo de Marsyl. Un ancestro estúpido y resentido que parecía no estar feliz con los avances de su nieta y ahora quería destruir todo.
Bueno, si lo pensaba mejor, si él fuera Dyker, tampoco estaría feliz con los avances de Marsyl. Pero en su lugar iría por Marsyl y la mataría a ella, o a ella y su familia, no metería dos mundos más en el medio. ¿Es que toda esa familia estaba mal de la cabeza? Seok Jin se compadecía de Satanás que estaba atado a la loca. ¿En serio la amaba tanto? Incluso cuando ella era propensa a dejarlo de lado tan fácilmente para llevar a cabo sus propósitos.
Marsyl no era muy diferente a los héroes de los comics o historias en general. Siempre pensando en lo que ellos consideran bueno, haciendo las cosas para su propia felicidad o un "bien mayor" pero siempre fallando, siempre cometiendo errores. Satanás era como un antihéroe, moviéndose egoístamente, pero asegurando el bienestar de su persona amada, mandando a la mierda el bien mayor.
Quizás a Satanás le vendría bien soltar un viejo amor dañino y pensar en encontrar a alguien que pudiera valorarlo por quien era y por lo que sería capaz de hacer por amor.
—¿En qué piensas?—preguntó JungKook, pasando su brazo por su cintura y apoyando su cabeza en su hombro.
—En todo un poco. Nada preciso. ¿Y tú?
—Mm...pienso que las cosas siempre se nos complican y nunca podemos estar en paz. Comienzo a odiar esto. Solo quiero un momento para ser feliz con mi familia, ¿es muy difícil eso?
—En nuestra familia, sí—Jin sonrió, acariciando el oscuro cabello de JungKook—. Por cierto, hablé ayer con JiHoon.
—¿De qué?
—Sobre Luzbel—JungKook asintió sobre su hombro para que continuara—. No ha cambiado mucho. En realidad, creo que pasó de ser un niño explosivo y furioso que mostraba su veneno con agresión física, a ser un hombre que sonríe y finge para engañar y así clavarle su veneno por la espalda a los demás. Eso no es una mejora, es todo lo contrario.
—Alejarlo lo empeora, pero mantenerlo con nosotros no hubiera hecho más que empeorarlo también. ¿Qué se supone que debemos hacer con él? ¿Crees que te siga guardando rencor por lo de JiHoon?
—No lo creo. O no lo quiero creer. Es probable que por dentro siga confundido, pero eso es su parte mala hablando por él—Jin suspiró—. Lo malo de eso es que es mi hijo y si decide matarme, no podría decir que lo mataría para protegerme porque sé que no soy capaz de hacerle daño.
—Tú le salvaste la vida. No se supone que se deje cegar solo por un culo.
—JungKook, ¿quieres que te recuerde que mataste a Caín?
—Hay diferencia—negó Kook—. Yo no tenía ningún vínculo con él, nunca me crio así que no lo podía ver como nada más que un hombre con culpa que solo quería ayudarme. Pero tú criaste a Luzbel, lo elegiste y lo protegiste de mí. Eras capaz de renunciar a mí con tal de mantenerlo con vida a él. ¿Cómo es que él no valoraría eso?
Seok Jin también quería creer que Luzbel valoraría lo que había hecho por él de niño, las elecciones que tuvo que tomar, y que dejaría de lado el rencor que le tuvo solo por tener sexo con JiHoon. Pero luego de hablar con JiHoon y de observar a su hijo, Seok Jin se dio cuenta de que su hijo se estaba convirtiendo en un extraño que parecía no importarle demasiado su familia. El único motivo por el cual parecía estar con ellos era porque se trataba de su único medio para mantenerse protegido de los malos. No eran más que un escudo para mantenerse con vida.
¿Acaso había hecho algo mal durante su crianza? No había sido diferente a la crianza de GaHyeon, entonces ¿por qué?
Vio a Luzbel jugando a las cartas con sus tíos. Su mirada aburrida y concentrada en el juego de cartas que tenía frente a él. Sus rasgos eran una hermosa mezcla entre los de Seok Jin y JungKook, sus ojos una mezcla de ambos también. Sin embargo, su mirada era diferente. Había tanta indiferencia y aburrimiento, que Jin no podía reconocer a su propio hijo en ese híbrido. Como si incluso antes de los veinte años de separación, Luzbel hubiera estado cambiando.
Seok Jin lo alejó de su familia para que aprendiera, pero comenzaba a creer que Luzbel lo que hizo fue cortar lazos con todos, menos con GaHyeon, con quien mantuvo contacto en esos veinte años. Pero si ella quisiera dejar de verlo, ¿acaso se convertiría en una extraña para él también?
Jin miró a su hijo, recordando al niño cachetón que solía dormir abrazado a él. Al adolescente con el que veía películas o el joven adulto con el que conversaba mientras cocinaba. Esas memorias...parecía ser como si las hubiera vivido con otro que no fuera Luzbel.
Era como si Luzbel hubiera muerto durante esos veinte años en los que estuvieron separados. Incluso si no estaba muerto, incluso si estaba vivo y con ellos ahí.
¿Se podía sufrir la muerte de un hijo, incluso cuando este estaba todavía vivo frente a tus ojos?
Luzbel lo miró, quizás por sentir la intensa mirada sobre él. Seok Jin le sonrió, como solía hacerlo, orgulloso y lleno de amor paternal. Luzbel le devolvió la sonrisa, pero esta parecía forzada, como si solamente quisiera ser amable con él. Luego regresó su mirada al juego de cartas y no volvió a levantarla.
Seok Jin no reconoció a ese hombre que jugaba a las cartas con sus hermanos.
Ángel&Demonio
—¿Por qué volvimos a salir a buscar si ya vimos ayer que no había nada?—preguntó Penemue mientras caminaba con el grupo de las esposas.
Marya se encogió de hombros, Ruby iba hablando con Ivonne y Kasdave negó con la cabeza.
—Nunca se sabe cómo está nuestra suerte. Si mejoró, entonces hoy podríamos hallar algo—dijo Lilith, encabezando el grupo de búsqueda.
—Y de paso hacemos cardio—dijo Sara.
—No es como que lo necesitemos demasiado—dijo Natasha, colgada del brazo de Marya—. Siempre estamos en buena forma.
—Yo estoy poniéndome en forma, pero en forma esférica—dijo Ivonne—. Hace años que no entreno como solía hacerlo. Creo que el matrimonio me volvió perezosa. Ya bastante tengo con mi casa como para retomar el entrenamiento.
—Yo si no fuera porque me gusta tener mis dos horas de entrenamiento diario, tampoco lo haría—dijo Kasdave encogiéndose de hombros—. Además, si entreno al mismo tiempo que Mefistófeles, podré verlo. Y siempre es un muy buen espectáculo ver a Mefisto entrenar.
—La vez que vi a Belial entrenar se le cayó un disco de cien kilos en el pie y casi muero de risa—contó Penemue.
—Yo una vez le arrojé uno a Agniel durante una pelea—dijo Sara tomando una rama del suelo para usarla de bastón—. Si no fuera porque tiene mejores reflejos que yo, le hubiera dado en la cabeza.
—¿Estaban peleando en el gimnasio?—preguntó Ruby, ella e Ivonne parecían interesadas en la pelea marital de Sara.
—Algo así. La idea era entrenar, pero una cosa llevó a la otra y le arrojé un disco de cien kilos por la cabeza a Agniel. Igual, no terminamos mal. Mi esposo es masoquista, eso le gustó y terminamos teniendo sexo durante dos horas. Al final podría decirse que sí entrenamos. Y de paso procreamos. Mi Hannah vino nueve meses después de eso—contó con orgullo Sara.
—Aw, eso me recuerda a cuando hicimos a HoSeok—dijo Kasdave sonriendo—. Estábamos peleando con Mefisto sobre algo que ya no recuerdo. Peleamos y nueve meses después, llegó HoSeok.
—¿No será que pelearon y la pelea los animó a follar y nueve meses después tuvieron a HoSeok?—preguntó Marya confundida.
—No, peleamos y nueve meses después nació HoSeok.
—¿Pelearon estando tú embarazado?—preguntó Ruby.
—No, quedé después de la pelea.
—¿Y cómo mierda haces un niño peleando?—preguntó cansado Penemue de no entender a su hermano—No es como si intercambiando puñetazos quedáramos embarazados. Imagina la pelea con Satanás, todos hubiéramos parido un crio.
—¡Lo haces si peleas mientras follas!—dijo Kasdave como si fuera obvio.
Todos: ...
—¿Empezaron a pelear mientras follaban?—preguntó confundida Ivonne.
—Sí, suelo hacerlo de vez en vez. Mefisto se pone rudo cuando eso pasa. Me duele el culo después, pero vale cada segundo de sexo.
—¿Alguien tiene una libreta para anotar el dato? Me interesa—dijo Sara buscando en sus bolsillos.
—Siempre te lo puedo recordar. Solo me tienes que llamar y te doy todos los tips que necesites, cariño—sonrió Kasdave, pasando su brazo por los hombros de Sara.
Lilith suspiró, deteniendo su caminata. Más que un grupo de búsqueda, esto era un grupo de cotilleo. Solamente parecían haber salido a pasear un rato más que a buscar a los desaparecidos.
—Volvamos—dijo Lilith mirándolos—. Enviaré a otros demonios a buscar. Y que informen cada hora sobre sus ubicaciones y si detectaron algo raro o no. No tiene sentido que sigamos nosotros.
—Al fin—festejó Penemue—, ya tenía hambre. ¿Y si nos quedamos en la cocina tomando café y comiendo pastel?
—Sí, no es mala idea trabajar en mi figura redondeada—dijo Ivonne—. Puedo hacer una tarta de ricota si quieren para tener.
—Listo, me perdieron con esa tarta—dijo Ruby enganchándose del brazo de Ivonne—. Volvamos con los demás antes de que se pregunten dónde estamos.
Lilith volvió a liderar el camino de regreso a casa, mientras los demás hablaban sobre cómo la ricota no era un buen material para el sexo.
Ángel&Demonio
Exael había ido a su castillo para buscar herramientas y armas que pudieran serles de utilidad. Luego de que advirtieran que había seres celestiales del tiempo de Dyker metidos en la ecuación, no tuvo más opción que ir por materiales indicados para luchar contra ellos. Pero todo lo que tenía en su arsenal no parecía ser lo suficientemente bueno. Incluso había cosas que parecían ser bastante inútiles y no podía recordar cómo fue que se les ocurrió. ¿En qué había estado pensando cuando las hizo?
—¿Exael? ¿Estás aquí?
Set tocó la puerta cerrada de la armería. Exael no levantó la mirada, todavía inmerso en el montón de armas frente a él. Aun así respondió.
—Aquí estoy.
La puerta se abrió y se volvió a cerrar. Exael atrapó una espada y la observó. ¿Sería indicado una espada para esa guerra donde los seres celestiales antiguos habían aprendido a usar armas de fuego?
—¿Qué estás buscando?
—Algo útil, pero es complicado. No encuentro nada bueno.
—¿Hacer algo tomaría mucho tiempo?—Set miró las armas frente a ambos, frunciendo el ceño.
—Depende de lo que haga o qué tan perdido esté en su preparación.
—¿Las armas que usamos contra Satanás y sus hijos no serían útiles?
—Lo serían, pero no es algo así lo que busco. Yo...necesitamos algo más. Algo para atraparlos. Las balas las pueden esquivar o se pueden detener. Necesitamos algo que ellos no puedan detener. Algo que logre atraparlos.
Set frunció más el ceño, parecía querer pensar en algo para ayudar a Exael, pero no parecía saber con qué ayudarlo. Exael sonrió y dejó la espada a un lado para dejar un beso en la frente de Set.
—Mm...no soy bueno pensando en estas cosas—dijo Set apoyándose en Exael.
—Yo tampoco lo soy. Solamente soy un tonto construyendo cosas que a veces son útiles y a veces no—Exael sonrió, acariciando el cabello de Set—. Tal vez necesito un pequeño descanso. No he dejado de pensar y pensar y pensar desde que volvimos aquí. Necesito despejarme un poco.
—¿Quieres que te ayude en eso?—preguntó Set.
—No es mala idea—tomándolo en sus brazos, Exael cargó a Set hasta su habitación.
Una sesión de mimos sería buena para despejar su mente.
Ángel&Demonio
Luzbel suspiró, despidiéndose del juego de cartas con el cual sus tíos seguían jugando. Llevaban horas en ese mismo juego y Luzbel se preguntaba cuándo iban a cansarse. Él ya había encontrado su límite en el juego, sin divertirse demasiado. Sus tíos reían y bromeaban, pero Luzbel difícilmente podía seguir el hilo de la broma, incluso cuando se lo explicaban. Simplemente sonreía y no hacía más gestos, continuando con el juego.
Mirando hacia el techo, se preguntó qué estaría haciendo JiHoon. Desde que regresaron, no pudo verlo por ningún lado. Posiblemente se había encerrado en su habitación, sin nada mejor que hacer ya que no tenía la fuerza o el poder para luchar contra nadie y solamente sería un estorbo. Si era un estorbo, ¿no era mejor dejar que se fuera? Luzbel podría irse también, no era como si pudiera hacer mucho. Ayudó simplemente porque JiHoon había estado en el grupo de búsqueda, no se fue en cuanto llegó al mundo humano solo porque lo vio. Luego lo salvaron y lo llevaron hasta allí. Irse, frente a todos, solo sería descortés. No quería estar ahí, fue involucrado en el problema solamente por ser hijo de Seok Jin, nieto de Lucifer. Si no fuera por eso, hubiera seguido en la Tierra, trabajando y follando con cuanto humano se le cruzara en el camino, visitando ocasionalmente a su hermana.
Durante esos veinte años perdido en la Tierra, durante ese tiempo sobreviviendo por su cuenta, se dio cuenta que esa vida no era mala. Tenía problemas cotidianos, nada demasiado exagerado como lo que tenía su familia, y podía disfrutar de vivir en paz cada día de su vida. Podía disfrutar de ser libre.
Realmente hubiera sido feliz manteniéndose lejos de toda su familia, excepto GaHyeon, durante otros veinte años. Quizás cien.
En medio de sus pensamientos, un mensaje llegó a su celular. El juego de cartas se detuvo y todos parecieron centrar su atención en Luzbel.
Tranquilamente, sacó su celular del bolsillo y leyó el mensaje en voz alta.
—Están aquí.
Como verán, le estoy dando una vuelta de tuerca a la actitud de Luzbel y a mis planes iniciales con él. Incluso a JiHoon se lo di porque lo creí necesario y porque creía que mantenerlo en una relacion toxica con Luzbel no sería lo mejor para él, que realmente no había hecho nada.
Nos vemos el 6/10 con otro capitulo uwu
Besos :D
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