Capítulo 3. En casa
Florencia...
Al llegar a casa, muchos recuerdos vinieron a mi mente sobre mi infancia y adolescencia. Nada había cambiado, todo seguía igual como lo había dejado, la casa estaba limpia y el jardín de la entrada bien cuidado.
En la puerta mi nana Matilde esperaba impaciente que llegara a su lado, como cuando era niña que volvía de algún viaje. Mientras me acercaba, sonreía cuando estuve junto a ella, extendió sus brazos y yo me lancé como saltar al agua.
- Mi niña, qué alegría, por fin estás de nuevo en casa- me dijo, mientras me abrazaba.
- Hola Nana Mathy, ¿cómo estás? te extrañé mucho - le dije, mientras miraba de reojo a mi madre, la cual entró a la casa llamando a George el jardinero para que viniese ayudar a Steve con las maletas.
Mi madre entró directo a la cosina y le dijo a Carla, la cocinera, que le sirviera un sumo de naranja; Mientras lo tomaba, le brindé un saludo a Carla y entonces me acerqué y le dije:
- Madre ¿cuándo iremos a ver a la abuela?
- Ahora no, tengo un compromiso de trabajo, pero en la tarde iremos al hospital a verla - dijo- Por ahora ve a tu habitación y descansa, si quieres algo de comer le dices a Carla.
Sin más, se levantó del sofá, dejó el baso sobre la mesita con la mitad del sumo y se fué, haciendo un ademán de adiós con las manos y frases de en inglés que nunca dejaba...
- See you later- me dijo y se fué.
Automáticamente, le respondí...
- Bye Mom, Take care...
Tan pronto salió, fui al refrigerador, tomé un lata de jugo de pomelo, mi favorito, al parecer, no lo habían olvidado porque habían muchos, tomé una barra de granola y subí a mi habitación en el segundo piso. Entré, y todo estaba intacto, todo era de rosa, jajaja, era mi color preferido en ese entonces, aunque sólo han pasado algunos años, mi manera de pensar ha cambiado.
Ahí detrás de la puerta, con con varios dardos pegados, estaba la fotografía de aquel chico de infancia y de la secundaria, que me molestaba y que odiaba por eso, Derek; no volví a saber de él. Además, fotos en las paredes laterales con mis amigas y amigos de la infancia las cuales siguieron también conmigo en la secundaria, fotos de mi madre y en un rincón la de mi padre, al cual ya no recuerdo mucho.
Mis maletas estaban a un lado de la cama, empece a abrirlas para desempacar y ordenar todo de una vez, tenía mucho tiempo; para después conectarme al internet y buscar trabajo, en lo cual no debería pensar mucho, porque tengo claro a dónde quiero dirigirme "Montiel Design Company", la mejor empresa de "Diseño de Moda y diseño de Interiores". Aunque, tendría que ver si tienen alguna vacante y luego entrevistarme.
4:00 P.m. Suena el celular...
Aún con los ojos medios cerrados, tomo la llamada, había terminado de organizar todo, me tiré en la cama y no me di cuenta de cuándo me quedé dormida.
- Holaaa...
- Hola Vicky, ¿Qué te pasa? ¿todo bien?
- Ah, hola Artonto, es que me quedé dormida, llegué bien, todo bien...
- Está bien, solo quería saber cómo habías llegado, ya te extraño y no ha pasado ni un día.
- Yo también los extraño, pero pueden venir cuando quieran, solo tienen que avisarme, ¿Ok?
- Otra cosa... respecto a lo del otro día...
- Olvídalo cariño, estábamos borrachos ¿verdad?, somos super mejores amigos, y así seguiremos.
- Cla- Cla- Claro, que sí, así es... mi conejita, así seguiremos...
Lo escuché decir esas palabras con un hilo de tristeza, sabía, que él me quería como algo más, pero no debía de darle esperanzas, no estaba bien, para mí, solo somos amigos y nada más.
De pronto apareció otra imagen en mi cabeza, la de Alex, aquel odioso chico, moví mi cabeza de lado a lado buscando deshacerme de aquella hermosa cara y labios carmesí, ojos tiernos con largas pestañas color miel, con el pelo del mismo color de sus ojos, adornaban ese atlético cuerpo con piel clara, era todo un príncipe, pero no sé cómo he podido pensar en él de repente, lo odio.
- Hola, hola, Vicky ¿estás ahí?
- Ah si, perdón, me decías...
- Está bien tranquila, ya sé que llegaste bien, es lo importante, después hablamos, debes estar cansada... Descansa conejita, recuerda que te quiero...
- Está bien amigo, gracias, cuídate mucho, luego te llamo, salúdame a Carol, también te quiero, bye.
- Bye –Colgó el celular.
En ese momento un toque en la puerta...
- Si, ¿quién es?
Y, al otro lado la voz de Matilde...
- Mi niña, tu madre acaba de llegar y dice que te prepares para ir a ver a la abuela.
- Está bien Nana, dile que en unos 20 minutos estoy lista.
- Ok, date prisa, tu sabes cómo es tu madre mi niña.
La sentí alejarse a pasos seguidos que aún ni los años lograron cambiar; si lo recordaba, mi madre era muy responsable en cuanto a horarios, si tenía una reunión o un compromiso, llegaba siempre 10 o 15 minutos antes si era preciso.
Veinte minutos más tarde, ya estaba lista para salir, me puse algo sencillo opté por una blusa blanca y una falda ancha a la rodilla de flores, a mi abuela le encantaba verme vestida así, y, por fin después de unos largos e interminables años para mí, vería a mi abuela de nuevo, lo que me duele es que está muy enferma, eso no me gusta.
Un toque a la puerta nuevamente interrumpe mis pensamientos... Era mi madre.
- Vicky, ¿Ya estás lista? Ya es hora, vámonos
- Si madre, ya voy...
Salí de mi habitación y alcancé a mi madre todavía en el pasillo.
-Estás hermosa hija, aunque siempre lo has sido, indiscutiblemente te pareces a mí -me dijo ladeando la cabeza al lado derecho, guiñándome el ojo izquierdo y con una media sonrisa.
- Muchas gracias madre- le dije, respondiendo igual con una sonrisa.
La tomé de la mano y nos dispusimos a bajar los escalones hacia el primer piso, luego salimos al extenso pasillo fuera de la casa, el cual, nos llevaban al auto, con barandas repletas de flores frescas de diferentes colores, Allí al final, Steven nos esperaba con las puertas abiertas.
Después de entrar en el auto, este con mucha elegancia cierra la puerta y le da la vuelta al auto para conducir hacia el hospital.
15 minutos después...
Mi madre le pregunta a la recepcionista del hospital...
- Disculpe señorita, quería saber si a la señora Verónica Agneli, ya la cambiaron de habitación, y, ¿cuál es?
- Si, discúlpeme un momento por favor, déjeme chequear- dijo la enfermera con mucha amabilidad.
- La señora está en una de las habitaciones VIP, la 510, Quinto piso.
- Ok, muchas gracias querida.
Tomamos el ascensor a mano izquierda y nos dirigimos al quinto piso; momento más tarde nos dirigimos hacia la habitación de mi abuela, pero antes de llegar, escuche una voz cantarina conocida a mi espalda, me detuve, dí media vuelta, aunque antes, le hice señas a mi madre para que continuara...
- Holaaa Vicky, ¿Eres tú?, ¡¡¡amiga!!! ¿me recuerdas?¡Sorpresa!
Claro que la recordaba, era mi mejor amiga de secundaria, bullosa y alborotadora como ella sola, pero buena compañera y confidente; mi única amiga verdadera en esa secundaria, ella me defendía de Derek cuando me molestaba, pero, ya no era la adolescente de aquella época, se veía más madura y diferente.
- Amiga, claro que te recuerdo, Francia, ¿cómo olvidar a mi mejor amiga?
Como antes, corrió hacia mí y me estampó un abrazo de oso, de esos que no puedes respirar...
- ¿Dónde has estado amiga? Me olvidaste por completo ¿Qué haces aquí?-Dramática.
- Estaba en Madrid, estudiando lo que me gustaba. Mi abuela está interna aquí.
- ¿Tú abuela está aquí? ¿cuál es su nombre? y, ¿Cuál es su habitación?
- Si, lleva un tiempesito interna aquí, su nombre es Verónica Agneli, piso 510.
- Oh si, creo que ayer trasladaron la trasladaron a esa habitación, es una señora muy amable, ella me regaló muchos libros de enfermería y medicina, pero no sabía que era tu abuela, ¡qué casualidad! , espero que mejore pronto.
- Espero que así sea...Y tú, ¿qué haces aquí?
- Yo, trabajo aquí, soy enfermera. Estoy terminando la carrera de medicina.
- Waoooo amiga, ¡qué bueno! Tendré una amiga doctora.
- Y tu, ¿estudiaste Diseño de Modas e Interiores?, era lo que te gustaba ¿Piensas irte de nuevo?
- No, ya me quedaré aquí, buscaré un trabajo que tenga que ver con lo que me gusta.
- Entiendo amiga, aunque no necesitas trabajar... Pero sé que lo harás bien, así que... -puso su mano en forma de triunfo- Para lante, tú puedes- me dijo con voz fuerte.
Después de este gesto, metió la mano en el bolsillo de su chaqueta de la cual extrajo una pequeña tarjeta blanca y me la pasa.
- Toma amiga, ahí tienes mi número, por favor llámame, tenemos que vernos para hablar, ya tengo que irme, debo continuar con mi trabajo. Te veré luego, cuídate.
- Ok, te llamaré para juntarnos, cuídate tú también, me encantó verte.
Dio la vuelta para continuar por el pasillo que vino, me quedé mirándola por unos instantes, noté que, al igual que yo había crecido un poquito más. En ese entonces medíamos 5.1 pies, ahora yo medía como 5.4. Estaba frisada en esos pensamientos cuando me di vuelta, me tropecé con algo duro y, algo frío cayó sobre mi blusa, la cual se acababa de arruinar con un café frío. Sin ver quién, solo vi sus zapatos de hombre, pues tenía la vista puesta en la blusa que se me acababa de arruinar y solo pude decir...
_ ¡Grandísimo idiota! ¿por qué no te fijas por dónde caminas? ¿Es que acaso estás siego? - Trataba de limpiar mi blusa con un pañuelo que llevaba amarrado a mi cuello, me encantaba hacer eso.
_ Disculpe señorita, pero la que no ve por dónde anda es usted, ¿cómo puede culparme a mí de tal desastre?
Lentamente fui subiendo mi cabeza para decirle a ese estúpido chico de lo que se iba a morir con lo que acababa de decirme, pero no pude, me quedé helada, no pudo ser peor mi día, ante mí, estaba nada más y nada menos que, aquel odioso tipo que me quitaba la alegría y la tranquilidad, mi mayor pesadilla, Derek Alejandro Montiel Baroni, mirándome con cara de burla y de yo no fui, ¿Me habrá reconocido?
Eres ese veneno que no me pienso volver a tragar...
Fin de capítulo.
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Hola a todos/as.
Aquí está mis queridos/as, el nuevo capítulo, espero que les guste, por favor, espero sus comentarios y si les gusta, un voto
¿Qué pasará en el próximo capítulo?
¿La reconocerá Derek?
La vida da tantas vueltas, ¿Continuará siendo el mismo odioso y molestoso de antes?
Muchas gracias por leerme.
Besos robados.
Aini_m
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