Segunda parte

Segunda parte:
Camino

Si acaso los verdaderos amantes siempre se han visto contrariados ha de ser por decreto del propio destino. Debemos soportar, pues, con paciencia nuestra prueba, ya que esta no es sino una cruz habitual, tan propia del amor como los pensamientos, los sueños, los suspiros, los deseos y las lágrimas: el triste séquito que lo acompaña siempre.
William Shakespeare, Sueño de una noche de verano.

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