Capítulo Extra

El príncipe y el ladrón


Concededme la felicidad, y volveré a ser virtuoso.
Mary Shelley


Magnus Bane era un príncipe de la China antigua, muy conocido por sus gustos exóticos y su gran (e impresionante) sabiduría, a pesar de contar con tan solo diecinueve años. A pesar de ser el quinto de los cinco hijos del rey, muchos creían que los dioses lo habían bendecido en belleza.
Tenía dos esposas y un gato, aunque en secreto quería mas al gato. No es que sus dos esposas no lo satisficieran, solo que ellas satisfacían sus deseos carnales. En su corazón, estaba solo.

Para la fiesta de su cumpleaños número veinte, el rey había contratado a unas bellísimas bailarinas. Magnus veía a sus hermanos, que observaban a las mujeres con ojos de deseo. En ocasiones, el príncipe le pedía a su padre que contratara bailarines masculinos y que luego podría llevárselos a la cama. Pero el rey siempre se negaba, le parecía ridículo. El lugar de un hombre estaba en la guerra y el campo de batalla y el de una mujer, entre la musica y como bailarina. A Magnus siempre le había aburrido su vida en el palacio. Siempre había querido aventurarse y ver que había mas allá.

Magnus se retiró de la fiesta y se fue a su habitación, pero cuándo entró en ella, vio la figura de un hombre vestido de negro, con una mascara que le tapaba el rostro, menos sus ojos de color azul.
El príncipe y el desconocido se quedaron mirando el uno al otro. Magnus miró su lanza que estaba cerca suyo. El chico vio lo que pretendía y aprontó una flecha en su arco. Magnus sintió curiosidad por el desconocido.
-Ven mañana a la misma hora- le dijo Magnus- Y te daré una bolsa de oro.
El ladrón no dijo nada. Envés de responder, movió la cabeza en señal de comprensión y salió por la ventana.

***

Al día siguiente, el ladrón llegó fue como había dicho que haría. Pero aparecieron unos guardias y se lo llevaron a la prisión.
Magnus fue a las mazmorras del palacio a hablar con el ladrón, cuándo lo vio, el ladrón ya no tenía cubierta la cara. Magnus pensó que ese joven era lo mas hermoso que había visto antes.
-Me engañaste- le dijo el ladrón- Me dijiste que viniera y me entregaste.
-Eres un ladrón- le dijo Magnus- Esperaba que tu codicia te hiciera venir. Pero no quería que vengas solo para encerrarte.
-Entonces por que?- le preguntó el chico.
-Por que se que debes tener una razón para robar- le dijo Magnus- Si estás en problemas, quiero ayudarte. Soy Magnus.
-Alec- respondió el joven- Y Magnus, tu no me conoces. Lamento que las cosas sean de esta forma.

Magnus no entendió lo que Alec quiso decirle. Antes de que se diera cuenta, algo lo golpeó y cayó inconsciente.

***

M

agnus despertó en lo que parecía un tienda muy grande. Quiso levantarse, pero no pudo. Estaba atado de pies y manos.
-Veo que despertaste- dijo una voz. La de Alec.
-Que hago aquí?- dijo Magnus, moviéndose para tratar de salir de sus ataduras- Donde estoy?
-Estás en donde no te importa saber- le respondió Alec- Pronto, estarás en el mercado negro y en un lugar muy lejos de aquí. Posiblemente te compre algún rey mongol o algo así.
Alec se sirvió un poco de vino de una jarra.
-No puedes hacerme esto- dijo Magnus- Soy un príncipe. Si quieres podemos negociar mi liberación. Si te falta dinero...
-No te molestes, principito- dijo Alec- Cuándo te venda, ganaré mucho contigo.
-Como pusiste secuestrarme?- dijo Magnus.
-Trabajo de equipo- dijo Alec- No soy tonto, príncipe. Le dije a uno de mis hombres que entrara al palacio. El es bueno para derribar a tus guardias. Te derribó y me liberó. El resto es historia.

Magnus quiso decir algo, defenderse al menos. Pero no podía lograr mucho estando atado de píes y manos. Vio que Alec lo miraba divertido y con una mirada atenta a su...trasero? Aquél guapo ladrón le estaba mirando el trasero? Bueno, tampoco es que no fuera algo para ignorar, el mismo reconocía que tenía un buen trasero.
Antes de que pudiera decirle algo a Alec, una chica entró a la carpa.
-Alec- dijo la chica- Tenemos invitados.
Alec cambió su rostro de divertido a cansado. Miró una vez más a Magnus.
-Vamos- le dijo Alec la chica.
-Que hacemos con el?- le preguntó la chica a Alec, señalando a Magnus.
-Oh- dijo Magnus- No te preocupes, estaré aquí.
-Ya lo escuchaste, Izz- le dijo Alec a la chica.

Ambos salieron de la carpa y se encontraron con unos hombres a caballo. Alec supo que eran ladrones con tal solo verlos. Jace y Max tenían una espada cada uno, preparados por si los desconocidos los atacaban.
Alec vio a sus hermanos y luego a los ladrones.
-Que quieren?- le preguntó Alec.
-Ustedes también son ladrones- dijo el que parecía ser el líder del grupo- por lo tanto, saben lo que queremos. Queremos todo el oro que tengan y cosas valiosas.
-No les entregaremos todo el oro que tenemos. Les daremos algo de el- respondió Alec.
-Yo quería hacerlo por las buenas, chico- dijo el líder- pero lo haremos por las malas.
Los ladrones saltaron de sus caballos y empezaron una pelea contra Alec, Jace, Max e Izzy.
Alec le gritó a Max que entrara a la carpa para estar seguro. Al principio, Max protestó, pero obedeció.
La pelea se hacia cada vez mas difícil. Eran muchos hombres.
Max fue a la carpa y vio a Magnus.
-Liberame- le dijo Magnus- Se pelear, los ayudaré.
Max pareció dudarlo, pero liberó a Magnus. El príncipe tomó un arma y fue hacia la pelea.
Al final, lograron matar a los ladrones. Alec miró a Magnus, impresionado.
Se acercó a él.
-Gracias- le dijo Alec.
-De nada- respondió Magnus.
Ambos estuvieron viéndose un momento, entonces, Jace e Izzy también le agradecieron a Magnus. Pero este no los escuchó.
Magnus empezó a observar el entorno. Estaban a las orillas de un río y detrás de él, había un bosque.
Magnus se preguntó cuánto tiempo estuvo desmayado para terminar en un lugar como ese.
-Nunca viste un río?- le preguntó una voz. Se trataba del niño.
-Es complicado- dijo Magnus- Mi padre no me dejaba salir de casa. Estamos muy lejos de Beijing?
-Estamos a tres días- dijo Max.
-Max- dijo una voz. Alec- No hables con él.
-Pero nos salvó- dijo Max- Sin su ayuda, no habríamos podido derrotar a los malos.
-Tu no peleaste, duende- dijo Jace- Y ni pienses en hacerlo.
-Bueno- dijo Alec a Magnus- Max tiene razón, si no nos hubieras ayudado, nos habrían matado. Usa uno de los caballos de los ladrones y ve a Beijing.
-No- dijo Max- Debe quedarse y podemos invitarlo a cenar.
Magnus se quedó callado, no sabía que decirles. Podía usar un caballo y marcharse a Beijing, pero esos chicos les daba curiosidad. Y si necesitaban ayuda? Bueno, eran ladrones y parecía que podían sobrevivir a su cuenta. Iba a decir algo, pero su mirada se fijó en los ojos azules de Alec y sin darse cuenta, había aceptado quedarse.

***

Esa noche, comieron ensalada y algo de poyo asado. Jace y Alec se habían encargado de hacer el fuego.
Alec le había dicho a Magnus que podría ser peligroso que saliera en la noche, así que lo invitaron a quedarse. El príncipe durmió junto a Alec, ambos no cuestionaron.

***

La mañana había llegado y Magnus se movió un poco de la cama. Entonces, cuándo pensó que llegaría a abrazar el cuerpo del ojiazul, se dio cuenta que no estaba.
Magnus salió de la tienda y vio a Alec que estaba entrenando, lanzando flechas a distintos árboles.
-Ey- le gritó Magnus- Siempre eres de los que se levantan temprano.
-Cuándo hay que entrenar, entonces si- dijo Alec- Algo que hago la mayoría de las veces.
-Y como va el entrenamiento?- preguntó Magnus. Buscando algo de que hablar.
-Bien- dijo Alec- Y que hay de ti? Ya es de día, puedes irte cuándo quieras. Prometo no ir a buscarte y secuestrarte otra vez.
-Creo que me quedaré un rato mas- dijo Magnus.
-Por que?- preguntó Alec. Este había parado de practicar- Tu familia no te extraña?
-No creo que se hayan dado cuenta de que no estoy- dijo Magnus- Soy quinto hijo del emperador. Y el no es de prestarle mucha atención a sus hijos.
-Tan mala fue tu infancia para que no quieras irte?- le preguntó Alec.
-Mala?-dijo Magnus, dando una pequeña risa- Mala es algo muy sensible para describir mi niñez. Tuve muchos niñeros qué me cuidaron en mi juventud. Nunca me dejaron salir de casa y siempre estuve encerrado en el palacio. Pocas veces jugué con otros niños de mi edad. Al crecer, ya estaba acostumbrado. Incluso aprendí a arreglarmelas solo.
-Lamento oír eso- dijo Alec.
-Que hay de ti?- preguntó Magnus.
-Cuándo tenía doce- dijo Alec- mi aldea fue saqueada. Mis hermanos y yo fuimos los únicos sobrevivientes. Estuvimos solo un tiempo y nos adoptaron unos nómades, ellos nos enseñaron todo lo que sabemos. Luego, mis hermanos y yo nos fuimos.
-Lo siento- dijo Magnus.
-No importa- dijo Alec- Lo único que me importa es cuidar de mis hermanos.
-Sabes- dijo Magnus- No tengo mucha prisa por irme. Puedo quedarme unos días mas?
-Si- dijo Alec- me gustaría...es decir, a todos nos ganaría.
Magnus sonrió y Alec le devolvió el gesto. Siguieron charlando.

***

Pasaron los días y Magnus se hacía más cercano a Alec. Ambos pasaban mucho tiempo juntos, entre charlas, risas y demás.
Una vez, Alec le quiso enseñar a Magnus a usar el arco. Ambos estaban muy cerca del otro, mientras Alec le indicaba a Magnus como disparar. El príncipe no podía concentrase sintiendo a Alec tan cerca de el. A pesar de que Alec era mas bajo que príncipe, Magnus podía sentir las cosquillas que le hacía su piel ante el contacto de Alec.

En una mañana, Alec despertó a Magnus y lo invitó a cazar. Ambos tenían en la mira a un ciervo
-Quieres cazarlos tu?- le preguntó Alec a Magnus.
-Seguro?- le preguntó Magnus.
-Si- respondió Alec.

Magnus miró al animal y apuntó. La flecha salió volando.
Magnus miró a Alec, con una sonrisa en su rostro.
Alec también hizo lo mismo.
Entonces, Magnus soltó las armas y acercó su rostro al de Alec.
Alec le permitió a Magnus besarlo.
El príncipe abrazó la cintura de Alec y Alec abrazó el cuello de Magnus. Ambos habían esperado con ansias hacer eso.
No se separaron hasta que les faltó el aire.
-Me gustas mucho, Alec- dijo Magnus- Siempre me sentido sólo y vacío. Contigo me siento feliz.
-Entonces ven con nosotros- dijo Alec- Me gustas mucho, Magnus. En algún momento, mis hermanos y yo tendremos que irnos. Escapa conmigo.

Magnus no respondió con palabras, solo besó a Alec.

-Estoy en dónde tu estés, Alec.

Fin


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top