CAPITULO 07

CAPÍTULO 07

Una semana ha pasado desde aquel incómodo malentendido en el parque. Amy había insistido en que no era culpa mía haberme topado con ese chico, y a pesar de todo, el incidente quedó en el pasado. Ahora me encuentro en el cafetín, saboreando un capuchino mientras miro distraídamente por la ventana, sumida en mis pensamientos.

— ¡Tierra llamando a Hannah! — La voz de Amy me saca de mi ensoñación y me saca una sonrisa. 

 — Ya estaba por irme; te he estado esperando media hora — le respondo con un puchero, algo que se me escapó sin querer. 

— ¡Ay, qué tierna! — Amy se ríe. — Pero chisme, Hannah, ¡chisme! Este viernes hay una fiesta en la universidad. Nos han invitado a todos, incluyendo a tu facultad. Dicen que el hijo de la compañía más grande del país está estudiando aquí y en tu misma facultad. ¿No tienes ni idea de quién es?

— No, Amy, y para ser sincera, no me importa. Solo quiero concentrarme en mis estudios.

 — Entonces, ¿no vas a ir a la fiesta? — La mirada de Amy es como una advertencia.

— ¿Qué comes, qué adivinas?— le respondo con una sonrisa amplia. 

 — Eres una aburrida. Paso por ti el viernes a las 8:00 p.m. — dice Amy, levantándose para irse. — No me hagas esperar.

Solo sonrío. Amy no acepta un "no" como respuesta, me quedo terminando mi capuchino y disfrutando de la tranquilidad de leer mi novela favorita. Es un alivio tener el resto de la mañana libre después de solo dos horas de clase, ya que mi maestro de la siguiente clase tuvo permiso por problemas de salud.

Luego de un rato, salgo del cafetín para regresar a casa, Amy se fue temprano, así que me toca ir sola, lo cual disfruto. Hay algo especial en la privacidad, un espacio solo para ti y tus pensamientos. La fresca brisa del viento acaricia mi rostro, desordenando mis cabellos de manera agradable.

Todo es perfecto hasta que choco accidentalmente con alguien, me doy la vuelta y veo que la persona está de espaldas. Me regaño a mí misma por no estar más atenta, pero escucho una voz familiar.

— ¿No te disculparás? — La voz se vuelve más reconocible cuando la persona se gira hacia mí. Ahí está él de nuevo. 

 — ¡Fantástico! — exclamó, haciendo un chasquido con los labios. 

— Tú otra vez. Ahora estoy más seguro de que eres una acosadora — me señala con el dedo.

— Claro, ya sabía que esa voz me era familiar — cruzo los brazos, arqueando las cejas. — Creí que tú eras el acosador, siempre te atraviesas en mi camino. 

 — ¿Yo? — dice, sorprendido y con una sonrisa irónica. — Eres una pequeña que no sabe lo que dice. ¿Por qué sería yo un acosador?, en especial "Tu acosador", ¿Qué ganaría con eso?

Este chico no sabe con quién se está metiendo. He superado esos días de temer y dejar que todos se burlaran de mí. Ahora soy más fuerte.

 — Y yo siendo tu acosadora, no ganarías absolutamente nada. Además, ¿Quién te querría? Nadie — hago énfasis en la última palabra. — No eres guapo. 

 Es una mentira; este chico es muy atractivo, pero no voy a dejárselo fácil. Me doy la vuelta y sigo mi camino, dejándolo allí, con la palabra en la boca.




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