Quieren lo Mismo

¿Dónde quedo el amor? En su corazón o en sus lágrimas. Aun guardaba en su interior los sentimientos mas fuertes por Draco, aquellos que la habían llevado al punto de perderse a si misma por sostener una relación que no tuvo en aquel entonces un futuro.

Pasaron los años pero no los sentimientos, aun lo quería a pesar de que también amo profundamente a Theo. No era por falta de cariño que no quisiera tener un hijo con Draco, era mas bien la suma de todo lo que estaba ocurriendo lo que la hacía resistirse con todas sus fuerzas.

No podía concebir la idea de traer al mundo un hijo sustentando su existencia en una transacción de negocios como si fuera solo un pedazo de carne con el cual se pudiera negociar. Simplemente esa manera de actuar atentaba contra su manera de ser y sus principios.

¿Cómo compartir su cama? Cuando aún estaba aferrándose con uñas y dientes al aroma en la almohada al otro lado de su cama, que solía terminar húmeda por las lágrimas en su llantos nocturnos.

Se preguntaba cómo podía darle cabida a Draco en su cama y su cuerpo cuando aún se preservaba el recuerdo de las manos hábiles y la viril presencia Theo, sobre la la extensión de su cuerpo, en las llanuras de sus senos, en la planicie de su vientre, como en cada recóndito lugar que había ardido bajo sus ardientes toque.

Podía ser que la incapacidad afectiva del blondo le impidiera sensibilizarse a muchas cosas, pero no era estúpido para no comprender el dilema interno que estaba librando en ese momento Hermione. No era difícil suponer las razones por las cuales se resistía con tanta vehemencia a consumar su matrimonio, pero se mentiría a si mismo si no admitiera que le dolía más de lo que jamás admitiría ese rechazo.

Malfoy había sido todo lo paciente que había podido, tomando en cuenta su carácter y sus costumbres, porque le prometió a su amigo moribundo cuidar a la castaña en contra de ella misma.

-Comprendo que esto te resulte dificl.

-¡Difícil! –Exclamo a punto de las lágrimas. –Esto es simplemente imposible.

-Pues por muy imposible que te resulte no tienes alternativas. –Contesto a punto de perder la poca calma que le quedaba.

Lo miro indignada mordiéndose el labio con una nerviosa compulsión. Logrando que esa sola acción lograra trastocar aun más los nervios de Draco.

-Se que ya no me quieres. –Soltó las palabras lentamente mientras se acercaba. –Y fue completamente mi culpa. –Agrego ante los ademanes de la castaña de querer decir algo. –Pero si quieres conservar a tu hijo no tienes otra salida.

Las palabras eran suaves como la mirada gris se volvió intensa y seductora.

-Deja de pensar Hermione, se que te puedo hacer feliz, esto no tiene que ser un sacrificio.

-Pero lo es. –Soltó con frialdad alejándose del toque de sus manos.

Esa respuesta lastimo profundamente a Malfoy aunque aparento indiferencia.

-Comprendo. –Fue la respuesta. –Lo dejo en tus manos. –con una sonrisa que pretendió ser de suficiencia se marchó a su despacho.

. . .

Hacia dos semanas que compartían una cama en el sentido más estricto de la palabra. Cada uno en un extremo de ese lecho que parecía enorme y que a pesar de todo los dividía lejos de acercarlos.

Hermione se acostaba primero, poco después de arropar a Sebastian en su cuna en la habitación contigua. Se cubría con la sabanas hasta arriba dejando descubierto solo su rostro. Cerrando los ojos fingía dormir, aunque en realidad no podía hacerlo hasta que lo escuchaba entrar por la puerta, cerrando con cuidado la puerta para no despertarle.

Era en el momento que lo sentía recostarse a su lado que contenía el aliento asaltada por una revolución de sentimientos. Muchas noches había intentado acercarse para poder sentir su calidez, para comprobar de alguna manera que no era su imaginación. Pero no podía.

Lo cierto era que le costaba horrores conciliar el sueño, que su corazón latia con tal fuerza que con frecuencia parecía que quería salir de su pecho. Deseaba con todo su corazón poder estirar tu mano para tocarle, para obligarle que girara para que le diera la cara y poder verle a los ojos, antes de besarle y suplicarle que la tome.

Pero la culpa no tarde en llegar con esos pensamientos, haciéndola sentir vil y traicionera. Por eso muerde sus labios mientras las lágrimas escurren humedeciendo de nuevo esa almohada que ya a perdido todos los aromas de los viejos amores y del dueño legítimo de aquella cama.

Draco escucha los sollozos quedos, incluso podría jurar que puede oler la sal de sus lágrimas que con los días van llenando sus propios ojos de esas tristezas que parecen pesar cada vez mas.

A tenido que hacer que hacer acopio de todas sus fuerza para no abrazarla, en su desesperación por hacer que pare de llorar, sin embargo, sabe que no pude forzarla y que las heridad para ella están demasiado abiertas para ayudarle.

Se contenta con esperar a que el sueño la venza, para que termine las lagrimas y cuando su respiración es cadenciosa y tranquila se acerca para secarle el rostro con sus labios de manera tan sutil y ligera que nadie calificaría ese toque como un beso.

Los días siguen corriendo y no perdonan. Cada vez el ambiente es más tenso entre ambos, no ayuda en mucho las miradas vigilantes de Catherine que para nada oculta la satisfacción que le causa la frialdad en aquella relación que a leguas se ve es fingida.

El tiempo se esta escapando y Hermione lo sabe cada vez con mayor certeza. Por las noches mientras ve dormir a su hijo las dudas la asaltan haciéndole saber que de no hacer algo podría perderlo de manera irremediable, porque sin la cosas siguen como hasta ahora, Catherine se hará con la custodia y está mas que segura que no se tocara el corazón para alejarlo lo más posible de ella. Las visitas programadas nunca serán suficientes para poder verle crecer y disfrutar de su compañía, eso sin tomar en cuenta que con las crianzas de esa horripilante mujer su hijo terminara siendo infeliz.

Con ese pensamiento en mente limpia las ultimas lagrimas que corren por sus mejillas, para irse en silencia a su habitación.

Tiene miedos y dudas mientras se pone la pijama. No puede evitar que su corazón se contraiga entre la expectación y el pánico que le hace sudar las manos, temblando ligeramente ante las expectativas.

Baja despacio los escalones aun con la mente confundida y turbia, esperando que baste aferrarse al amor del pasado para revivirlo y tomar todo de el, apartando sus dudas y esos sentimientos culpables.

No se detiene a tocar la puerta de su despacho, solo toma la perilla y la hace girar para abrirla. Atraviesa el umbral como una exhalación sin darle tiempo de nada.

Draco es consciente de su presencia hasta que la tiene delante de él, a solo un paso de distancia. Conocerla y haberla tenido en el pasado no lo prepararon para tenerla de nuevo ante sus ojos en esa actitud de entrega.

Esta hermosa, mucho más que en su mejor recuerdo, con el cabello suelto enmarcando su rostro sonrojado, su mirada tímida se esconde bajo sus espesas pestañas castañas mirando hacia el piso.

Lleva una bata ligera, de una tela vaporosa que deja resbalar como por descuido mostrando así su lencería negra.

"...Lo dejo en tus manos..."

Esas fueron sus palabras, pero a pesar de esas declaraciones y ante la timidez repentina de Hermione no puede evitar levantarse de su asiento con toda la calma que puede para no asustarla y provocar que huya de nuevo de sus brazos.

La mira largamente desde su Angulo puede observar sus senos redondos asomarse atreves del ligero encaje de su sostén al igual que puede notar sus pezones erguidos. Su piel canela le incita a ser tocada

Le desea y lo sabe, por su agitada respiración y ese temblor imperceptible que contiene cuando se acerca.

Toma su barbilla para que levante el rostro y poder ver sus hermosos ojos calidos en ese rostro divino. Están cristalinos por las lágrimas, pero son valientes como siempre.

-No quiero esto así. –Le dice a pesar de su sentido común y las circunstancias que los obligan. –Quiero hacerte el amor, no quiero obligarte a tener sexo conmigo. –Se aleja temblando con el corazón encogido, dándole la espalda

Traduce esa mirada de ojos llorosos como resignada aversión hacia su persona y no puede tenerla de esa manera pues sería tanto como violarla.

Hermione lo ve atónita con los ojos sumamente abiertos. Sus palabras la toman por sorpresa dejándola completamente desconcertada.

De repente todo toma un nuevo sentido, dejando que las lágrimas fluyan libremente de sus ojos castaños, lavando los miedos, la conciencia y las culpas.

Eso es lo que quiere y al fin lo comprende. Hermione quiere amor no sexo para tramites legales.

Se abraza a su espalda humedeciendo su ropa.

-Entonces hazme el amor. –Le pide tirando de su brazo para que la mire.

Draco se encuentra con un rostro bañado en lágrimas que no concuerda con la sonrisa radiante de sus labios, es también cuando entiende que ambos quieres los mismo, que ese era el problema desde el inicio.

Sus besos saben a sal y a las gentilezas del amor que aún conservan.

. . .

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