Decir Adios

Theodore Nott no esperaba demasiado de la vida, desde muy joven había descubierto que mientras mas esperabas de ella, se volvía más mezquina y era mucho más difícil de sobrellevar. Estaba convencido que cuanto más deseaba las decepción era mayor, por eso mismo el había dejado de esperar nada bueno.

Pasaba día tras día inmerso en la rutina, absorbido por la monotonía de un destino por demás oscuro, pero al fin y al cabo ese era el camino que había de recorrer, no le veía sentido a amargarse más renegado de su suerte.

Era lo que era y no había manera de cambiar. Asi que para que preocuparse si el desenlace seria el mismo, tuviera o no la ingenuidad de pensar que había algo mejor para el.

Quizás si ella no se hubiera atravesado en su camino seguiría pensando lo mismo, pero conocerla había cambiado de manera radical su manera de pensar y esa existencia que siempre había creído que terminaría en una soledad absoluta, al final quizás no lo fuera tanto.

Contrario a todo lo que había supuesto se había enamorado y esos sentimientos lo llevaron a replantearse lo que tenía por verdades absolutas. Aunque se había conformado con mirarla de lejos y quererle en silencio, su vida se había iluminado un poco en su soledad y su hastió.

Conservo esperanzas de tenerla, mismas que perdió cuando su mejor amigo termino enamorándola, pero aun entonces no volvió a sus viejos modos y se conformó con estar presente en su vida aun cuando jamás pudiera ser correspondido.

A pesar de todo Draco fue demasiado estúpido como para no valorarla y al final el mismo término alejándola de manera definitiva de su lado, dándole la oportunidad que creyó nunca volvería a tener.

Tomo entonces lo que la vida le ofrecía y fue feliz como nunca pensó que lo seria. Disfruto cada día a su lado con la gratitud de quien sabes que tiene una oportunidad privilegiada en sus manos.

Había sido hasta entonces amigo y confidente, fue después el consuelo cuando la vio llorar desconsolada en su mal de amores. Estuvo a su lado siendo el apoyo, el sostén en sus noches de tristeza y poco a poco se convirtió en algo mas.

La enamoro con el paso de las días, y descubrió en ella que la vida no siempre es miserable con los miserables, que a veces es piadosa y magnánima, pues a veces hasta los ex mortifagos tienen derecho a ser felices.

Por eso recibió su condena con filosofía y lejos de maldecir por su suerte, dio gracias por el tiempo concedido. Ahora era esposo y padre, no podía pedirle mas a la vida. Los años que le había otorgado el destino a lado de Hermione era los mejores de toda su existencia y que decir de la dicha de ser padre de un hermoso hijo fruto del amor que ambos se tenían.

Sabia que lo que ella sentía por el, no se comparaba en nada al amor que alguna vez hacia sentido y que incluso aun sentía por Draco, pero no era algo que le molestara, pues sabia que el también ocupaba un espacio no solo en la vida, sino en el corazón de la leona.

Era realista al suponer que nunca podría competir con ese afecto, por eso lejos de amargarse por la situación la dejo ser y sentir lo que debía ser, sin permitirse en ningún momento resentimiento alguno.

Incluso estando ahora frente a su rival de amores, no podía menos que reconocer que aun con todo y lo que había pasado entre ellos le seguía considerando su amigo y sabia que era el único a quien pudiera encargarle el tesoro mas valioso que poseía.

-Estoy muriendo Draco, no tengo mucho tiempo.

Esas palabras retumbaban en los oídos del rubio agitando su interior, haciendo que se estremeciera como si hubiera sido golpeado por una fuerza desconocida.

Las palabras que acabada de confiarle no concordaban con el rostro en calma de su viejo amigo, ni con la sonrisa que se mantenía en sus labios.

-¿Muriendo? -Fue lo único capaz de decir pasados varios minutos. Theo solo afirmo con un movimiento de cabeza llevándose la tasa de café a los labios.

-Has escuchado bien Draco, voy a morir muy pronto y quiero que cuides de Hermione y Sebastian.

Malfoy seguía desconcertado a pesar de mantener su máscara de indiferencia.

-¿Qué te ocurre?

-Eso es lo de menos. -Movió su mano restándole importancia. -Todo se resume a que estoy enfermo y nada se puede hacer para remediarlo, me queda poco tiempo y no quiero irme de este mundo sin asegurarme que las personas que más me importan estarán bien.

-Comprendo, pero dudo mucho que Hermione siquiera permita que me acerque. Creo que te has equivocado de persona, lo mejor seria que le pidieras ese favor a Potter, despues de todo tengo entendido que siguen siendo amigos.

-Lo son, pero ella necesitara de otro tipo de afecto y mi hijo necesita un padre.

-No soy la persona indicada y lo sabes.

-Sé que la quieres y por extensión querrás a su hijo.

-Estas demasiado seguro de lo que dices.

-Estoy tan seguro de lo que digo que por eso estoy aquí pidiéndote que les cuides, que la protejas.

-Supongamos que acepto. -Dijo pensándolo por un segundo de manera fría. -¿Crees que me permitirá siquiera acercármele? Además siendo sinceros ella es mas que capaz de cuidarse sola, no creo que necesite de nadie, ni siquiera de ti.

-Lo se.

-Entonces que pretendes.

-Hermione es una gran bruja y es más que capaz, pero no olvides que es hija de muggles y que hay aun muchas leyes que rigen el mundo mágico cuando se trata de la sangre.

-A que te refieres.

-Soy el ultimo Nott de sangre pura, Sebastian, mi hijo es de sangre mestiza. Las leyes de sangre me impiden heredarle a Hermione de manera directa o ponerla como albacea de mis bienes.

-El dinero nunca le ha importado a ella.

-Pero le importa a Cassandra Morris.

-¿Y quién diablos es ella?

-La última descendiente viva de los Nott, aunque lleve el apellido de su padre la línea de sangre es clara, el dinero es lo de menos, es verdad que a Hermione no le interesa mi fortuna o mis bienes. Pero cuando muera, Cassandra puede exigir sus derechos a la herencia de los Nott y para ello puede hacerse con la custodia de Sebastian quien seria por derecho el heredero universal hasta que cumpla la mayoría de edad tendría que estar a su cargo.

-Hermione es muy importante en el ministerio, estoy seguro que sería imposible que esa tal Cassandra se hiciera con la custodia de tu hijo.

-Las leyes son claras Draco. Quizás no le quitaría la custodia completa pero ataría a Hermione y a Sebastian a vivir bajo el yugo de Cassandra. Para quedarse con mi hijo, ella tendría que vivir bajo el mismo techo que ella y sujetarse a sus condiciones ¿Crees que eso sería vida para ella o para Sebastian?

-Entiendo, pero no se que quieres que haga yo.

-Es simple, casate con ella.

-Definitivamente la locura es uno de los síntomas de lo que sea que tengas.

-Nunca he estado mas cuerdo Draco.

-Jamás aceptaría casarse conmigo.

-Si esta en juego el bienestar de Sebastian ara lo que sea.

-¿Pero por qué crees que yo aceptaria?

Nott sonrió con suficiencia. -Porque la amas y aunque seas un cabron impresentable te voy a dar la oportunidad de ser feliz con ella.

-Me la estas entregando en charola de plata. No eras tu el que decía que Hermione no era un objeto de mi propiedad.

-Y no lo es.

-Pero dispones de ella como si lo fuera.

-Quizás suene demasiado frio viéndolo de esa manera, pero no lo hago porque la considere un objeto, sabes que la amo demasiado para hacer algo como eso y tu la amas tanto como yo para saber lo que vale Hermione. Pero quiero asegurarme que estarán bien, que seguirán siendo felices cuando me vaya, que Sebastian podrá tener todas las oportunidades que nosotros no tuvimos por nuestros apellidos de sangre pura.

Nott estaba siendo sincero, aunque eso no le quitara el dolor que le implicaba sabe que no tendría el tiempo suficiente para ver crecer a su hijo o para envejecer al lado de la mujer que amaba.

-Deseo que aprenda todo de Hermione, que tenga la misma capacidad de amar, que sea fuerte y decidido, valiente y desinteresado. No quiero que este bajo la sombra de Casandra o que viva las mismas cosas que nosotros vivimos, no quiero que le enseñe a mirar por sobre el hombro o que se jacte de decir que el dinero lo arregla todo.

-Temo decirte que yo fui criado de esa manera y no puedo hacer mucho al respecto, soy y seguiré siendo esto. -Dijo señalándose a si mismo.

-Quizás nunca te diste cuenta, pero fuiste una mejor persona cuando estabas con ella. Hermione tiene la cualidad de sacar lo mejor de la gente que le rodea, que tu fueras demasiado orgulloso o estúpido para darte cuenta es otra historia, pero estoy seguro que hasta serás mucho más feliz con ellos.

-Creo que pides demasiado Theo. -Dijo suspirando, mostrando al fin una genuina tristeza al saber la suerte de su amigo.

-Si lo piensas bien Draco, estoy pidiendo muy poco en comparación con lo que te estoy ofreciendo.

-No estoy seguro si ella aceptara.

-Lo hará.

-Por Sebastián. -Completo el rubio tratando de convencerse

-Y por ti. -Una sonrisa llena de nostalgia se asomó en los labios de Nott.

El silencio reino de nuevo por unos minutos hasta que fue roto de nuevo.

-Entonces ¿Cumplirás mi último deseo? -Pregunto mirándole con fijeza.

Draco sabía todo lo que implicaba hacer esa promesa. No podía evitar mantener ciertas esperanzas de volver con Hermione, pero eso también implicaba que una de las personas a las cuales más apreciaba dejaría de existir para brindarle esa oportunidad.

Era trágico e incluso un tanto imposible de asimilar con la tranquilidad que lo hacia Theo, pero sabía que solo podía contestar de una manera.

-Está bien, lo hare, te lo prometo.

-Gracias, así me podre ir tranquilo.

Ya se habían despedido y comenzaban a caminar con rumbos distintos cuando Draco se detuvo para formular una última pregunta haciendo que Nott se detuviera al escucharlo.

-Hermione, ya lo sabe.

-Se lo diré esta noche. -Contesto sin siquiera girarse y continuo su camino.

Nott no fue capaz de enfrentarse de nuevo al escrutinio de Draco, pues no podría seguir ocultando su tristeza, sabía que debería estar contento porque había aceptado cuidar lo que mas amaba, sin embargo, esa promesa hacia mas real que su fin estaba cerca.

. . . . .

Esa noche dejaron a Sebastián al cuidado de su niñera, pues Theo había hecho preparativos para pasar la noche fuera de casa para festejar su aniversario de casados.

Conocía demasiado bien a su mujer para saber de sus gustos, por esa misma razón en lugar de llevarla a un elegante y caro restaurante, la llevo a un lugar que traía grandes recuerdos para ambos aunque por razones diferentes.

Consiguió que les otorgaran el permiso de aparecer dentro de las inmediaciones de Hogwats para ser precisos en un apartado muy cerca del lago negro desde donde se podría tener una gran vista del castillo, donde ya se encontraba una pequeña mesa dispuesta con una rica cena lista para ser comida.

Hermione se emocionó mucho por la sorpresa, Theo le había pedido que cerrara los ojos y cuando los abrió de nuevo se encontraban ya en aquel pintoresco escenario de sus recuerdos.

Cenaron en la pasividad que les daba la claridad de la noche y la timida luz de las velas que los iluminaba, cuando terminaron su cena dieron un paseo por los alrededores tomados de las manos, contando viejas historias que vivieron cuando eran estudiantes.

-Creo que ya te he dicho muchas veces que me enamore de ti desde que estábamos aquí. -Le dijo de repente abrazándola con ternura.

-Así es. -Contesto poniéndose de puntitas para darle un ligero beso en los labios.

-Lo que no te he contado cuando fue exactamente que comencé a enamorarme de ti. -dijo sobre sus labios.

Hermione se mostró curiosa. -¿Y eso cuando fue?

-Estabas ahí. -Le dijo señalando un viejo árbol muy cerca de bosque prohibido. -Estabas llorando y lucias bastante enfadada.

Le costó muy poco a la castaña hacer memoria para recordar cuando había ocurrido eso. Pronto a su mente llego el recuerdo, había reñido con Ron como era costumbre y queriendo estar sola había salido a caminar.

-Se que sonara perturbador, pero a pesar de que llorabas te veías hermosa, tus lagrimas eran una muestra de la profundidad de tus sentimientos. Alguien como yo no estaba acostumbrado a presenciar ese tipo de acciones.

-No es como si nunca hubieras visto llorar a alguien.

-Llevas razón, no eras la primera chica que veía llorar, pero si eras la primera que no lo hacia buscando llamar la atención, has de comprender que perteneciendo a la casa Slytherin en su mayoría por no decir que todos, tenemos muy bien aprendido como manejar nuestras emociones o sentimientos. Llorar puede implicar solo un chantaje o una frustración demasiado grande que pronto se cobraría de una manera u otra para algún Slytherin y nunca tuve gran interés en nadie de otras casas para mirar lo suficiente.

-Entonces porque yo fui diferente.

-Sabes es difícil de explicar.

-Vamos inténtalo.

-Estabas sentada bajo la sombra del árbol y llorabas en silencio mirando al cielo, tus lágrimas escurrían por tus mejillas y no dejabas de morderte los labios para acallar los sollozos.

-Una imagen demasiado patética. -Se quejo Avergonzada.

-No en realidad. -La abrazo contra su pecho, acariciando sus largos cabellos que llevaba sueltos. -Algo en ti logro conmoverme, tocarme de una manera en que me hizo estremecer. Te observe por largo rato desde aquí, oculto mientras trataba de entender por qué me sentía de esa manera.

Apoyada en su pecho Hermione podía escuchar los latidos de su corazón, mientras hablaba.

-Te veías tan hermosa con tus ojos acuoso por las lagrimas, tan real en tu tristeza que podía casi sentir el dolor que te agobiaba, como si pudiera estirar mi mano y abrazar lo que sentías como si yo mismo estuviera sintiendo todo.

Se separo un poco para mirarla antes de continuar.

-Yo nunca había llorado, ni siquiera había notado que tenía el rostro húmedo hasta que fui consiente que se formaba un nuevo en mi garganta. Lleve mis manos a mi cara y ahí estaba la prueba de que contraria a lo creía era capaz de sentir.

-Lo siento. -Le dijo suavemente.

-No lo sientas hermosa. Ese fue uno de los regalos más grandes que pudieras darme.

-¿A qué te refieres?

-Me hiciste darme cuenta que no todo estaba perdido para mí, que aún conservaba un poco de mi humanidad, me sentí vivo por primera vez, realmente vivo. Desde ese días donde quiera que fueras mis ojos te seguían y aprendí de tu dulzura, de tus sonrisas tristes con las que ocultabas tus verdaderos pesares, me cautivo tu corazón a la par que descubría que ya ocupabas por completo el mio.

La beso con ternura, sin dejar de abrazarla, acariciando a la mujer que le había permitido conocer la verdadera felicidad.

Cuando los besos y las caricias se volvieron más exigentes se aparecieron en la habitación que Nott había preparado para ellos previamente.

Hicieron el amor por largas horas, hasta que Hermione cayo rendida y no pudo darse cuenta que Theo lloraba en silencio de nuevo como aquella primera vez que fue tocado por los sentimientos de Granger.

Era feliz, realmente feliz y amaba con todo el corazón a esa mujer que dormía en sus brazos. Sonrio con tristeza mientras las lágrimas seguían fluyendo de sus ojos, pues sabía que en cuanto despertara su amada tendría que decirle que en contra de sus deseos tendría que dejarla pues tenía una cita inevitable con la muerte.

Beso la coronilla de Hermione, tratando de contenerse para dejarla descansar un rato más, sabiendo que pronto tendría que despedirse.

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