Capítulo 14


—¡Ya te dije que lo dejaras en paz Alexander! —Alexander fue testigo como un hombre de cabellera rubia le quitaba y tiraba al suelo su celular.

¿Tú quién eres rubio? Ese era mi celular.

—Alexander, tu eres mi hermano mi mejor amigo, mi compañero de lucha y entiendo lo que sientes.

¿Amigo?, pero no te recuerdo... Espera. No, quiero seguir viendo.

Y como la vez anterior el escenario cambió.

No me ruegues que te deje o que regrese cuando te estoy siguiendo

¿Por qué? ¿Por qué?

Alec cerró sus ojos y vino frente a el  imágenes junto con Jace, las misiones juntos, las prácticas, su iniciación.

¿Jace?

Porque donde vayas yo iré

Donde tu vivas yo viviré... Yo si me acuerdo de ti, amigo.

Y los recuerdos seguían aflorando.

******


En una habitación diferente a de Alec, Magnus y su fiel amiga Catarina atendían las heridas de la demonio, quien yacía inconsciente sobre la cama y susurrando el nombre de su agresor. Gracias a la curación de los brujos la demonio Meg pudo conciliar el sueño, cosa que aceleraria su curación.

Isabel quien al enterarse de la llegada de la demonio fue a verla.

—¿Cómo esta? —preguntó Isabel al entrar a la habitación.

—Ella está bien, solo debemos esperar que abra los ojos —Le comunico la bruja azul.

—¿Cuándo será eso? —quiso saber el rubio—. Necesitamos que nos de información.

—Deben ser pacientes, cazadores a pesar que ella es un ser oscuro, su recipiente es humano, tomará tiempo.

Al de ojos dorados no le quedó otra que esperar el despertar de la mujer. Para su buena suerte, solo tuvo que esperar quince minutos.

Meg despertó y se sentó de golpe en el colchón, Isabel fue la primera en acercarse a su lado, la azabache quedó sorprendida al ver a la castaña, sus ojos no tenían el característico color negro, sino no que su iris era de color verde y miraba asustada a todos lados, cuando los ojos de la demonio se toparon con los de la cazadora, respiro tranquila.

—¿Alec? ¿Dónde está Alec? —preguntó angustiada Meg.

—Tranquila, él está a salvo —respondió Izzy con una sonrisa, no deseaba admitirlo, pero le agradaba la preocupación que mostraba la demonio—. Ahora lo están curando en una habitación continua.

—Me alegra saber eso —Ahora era Meg la que sonreía—. Pero debo hablarles de...

—De mi padre, ¿cierto? —habló Magnus—. ¿Él fue quien te hirió? —Meg asintió.

—Cuando llegaste dijiste que debíamos de cuidarnos, ¿de qué exactamente? —Jace se unió a la conversación, tenía sus brazos cruzados, un gesto muy característico de él. Sin embargo, Magnus sentía que algo no andaba bien.

—De Asmodeos quien más. Todo apunta que vendrá aquí.

—Eso significa problemas —bajo los brazos—, tenemos que poner más vigilancia. Izzy, ve con Clary, armen grupos, tenemos que resguardar el instituto.

—Pero...

—Por favor, Isabel. No te preocupes por Alec, yo estaré al tanto.

—Bien, pero avísame cualquier cosa. ¿Ok?

El rubio asintió.

Jace se quedó viendo como su hermana adoptiva salía de la habitación, cuando la puerta se cerró, Magnus se puso a su lado y lo sostuvo para que no cayera.

—¿Es Alexander, verdad?

—Sí —contestó. Magnus se preocupo al escuchar eso—. No le está pasando bien, por un momento mi cabeza se llenó de imágenes de nosotros dos, hasta de puedo jurar que escuché su voz llamándome.

—Cuanto daría por poder sentir una parte de lo que tú sientes —Jace palmeó la espalda del brujo.

—No te sientas mal, es por el vínculo parabatai, union sagrada, ya sabes —Magnus sonrió de lado—, pero no creas, sentirlo todo el tiempo no es bueno. No cuando ustedes tienen sus cosas.

El ojos de gato río sonoramente, sabía a que se refería el cazador.

—Ey... sigo aquí —se quejó Meg.

—Lo siento, querida —habló el brujo—. Aquí vamos a esperar hasta que te recuperes.

—Gracias.
 

*****

Gran brujo, Kaled, ya hemos terminado. Solo debemos esperar a que despierte — habló el hermano zacariah.

—Si es que despierta —dijo mientras miraba al cazador—. Ahora su mente es un mar de recuerdos, esperemos que se quede con los apropiados.

En eso tiene razón gran brujoafirmó Zacariah—. Cuando estuve en su mente pude observar recuerdos que han sido impuestos, espero que este joven tomé los recuerdos correctos.

—Esperemos que así sea.

La conversación quedo ahí, esperaron un par de minutos para salir a informar sobre el estado del cazador, cuando salieron de la habitación en busca de los familiares, ambos seres no encontraron a nadie, pensaron en retirarse, pero a lo lejos escucharon pisadas. Se trataba de Jace, Magnus y la demonio.

—¿Qué hace un ser oscuro con ustedes?

—Es una testigo, Zacariah —dijo el brujo.

—¿Una demonio?

—Así es —Intervino Jace—. ¿Cómo esta mi hermano?

Con aquella pregunta el rubio esperaba distraer la atención del hermano silencioso sobre Meg.

—La operación resultó sin complicaciones  —informó el brujo Kaled.

Solo debemos esperar a que Alexander  Ligthwood despierte por si solo —completo la información Zacariah.

—¿Cuánto llevará eso? —consultó el rubio.

—Esperemos que sea pronto —dijo el hermano silencioso—. Bueno, mi trabajo ha concluido. Tengo otras funciones.

Zacariah se despidió de Magnus y del cazador se sombras para luego desaparecer del pasillo.

—Yo también me despido —comentó Kaled—. Magnus, si no te importa...

—Claro —El asiático movió sus manos y creo un portal para su viejo amigo—. Gracias por tu ayuda, Kaled.

—De nada, adiós.

Kaled se adentro al portal, que se cerro segundos después de su entrada.

Magnus fijo su vista a la entrada de la habitación, sentía temor de lo que encontraria al entrar allí y para el cazador de sombras la sensación era la misma que el brujo. Mientras que Meg esperaba a que uno de sus acompañantes se atreviera abrir la puerta, espero y espero, al ver que ninguno de los dos se animaba  en entrar, ella misma tomó las rriendas del asunto.

La chica demonio tomó la perilla de la puerta con su mano, comenzó abrir la entrada lentamente...

—Meg... —llamó el brujo.

—Lo siento, no esta en mi naturaleza esperar a ningún hombre. Debía demostrar quien lleva los pantalones aquí.

—¡Auch! —Jace se llevó una mano a su pecho—, ese comentario ha lastimado mi hombría.

Meg mostró una pequeña sonrisa, luego prosiguió con lo que hacía, poco después la puerta ya estaba completamente abierta, la chica hizo el gesto de querer entrar, pero Magnus se lo impidió.

—Yo iré primero, tengo más derechos —Meg se hizo a un lado y dejó que Magnus entrará a la habitación.

El corazón de Magnus latía incesantemente, cerró sus ojos y con pisadas muy largas camino hasta dentro de la habitación, solo abrió sus ojos cuando sintió que estaba cerca de la cama.

—Mi amor, aquí estoy —tomó asiento y cogió la mano del inconsciente cazador.

—Se ve tranquilo —comentó Jace al acercarse.

—¿Puedes sentir algo?

—No.

—Ya veo.

Ambos se quedaron viendo al ojiazul.

Meg que se había quedado atrás, sentía temor, algo atípico de un ser como ella. Ni podía negarlo, le había cogido mucho cariño al chico de mirada azul. Respiró hondo y al igual que el brujo, camino con pasos largos.

—¿Saben si va a despertar pronto? —preguntó al llegar cerca de los hombres.

—Esperemos que así sea —Le respondió el ojos se gato—. Solo nos queda esperar.

Y ahí estaban los tres, esperando que su ser querido abriera los ojos. Y eso ocurriría más pronto de lo que esperaban.





Nota.

He regresado con las correcciones, debo ser sincera, esta historia la subí cuando no tenía experiencia en la escritura y hay muchos horrores ortográficos, sí, para mis horrores. La cantidad de lectores ha aumentado en estos últimos años, y me da vergüenza que lean algo mal escrito.

No pondré esta historia en borrador, pero si iré editando los capítulos día por día. Con la corrección viene varios cambios, mejores diálogos y cambios pocos significativos en la narración. Así que les invito a releer la historia.

Gracias por todo su apoyo, se merecen lo mejor y estoy trabajando en ello. Lo siento mucho, esto debí hacerlo hace tiempo. De nuevo, muchas gracias por su cariño.

















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