Capítulo 5: Regreso de Alaska.

*Alaska*

El pelirrojo me observaba prácticamente paranoico, lo miré en el suelo, yacía allí como si nada más le importara. Noté que sus largas piernas estaban temblando, al igual que sus musculosos brazos detrás de su campera. Veía su respiración completamente agitada, parecía que su corazón quería salirse del pecho, claramente no se encontraba bien. Miraba incrédulo a Lysandro y la chica de pelo violeta, la cual estaba detrás de Lys muy sorprendida por todo. No entendía, ¿quién era el pelirrojo y por qué parecía ser alguien importante en mi vida? Si él lo fuera, seguramente lo recordaría. Él comenzó a hiperventilar en el suelo, intentó levantarse pero aún se sentía claramente mal. Lys intentó ayudarlo pero una especie de dolor en el estómago se lo impidió, recién noté que él se encontraba muy mal. Tenía machucones por todo el cuerpo y que se sostenía el estómago fuertemente. Estaba vestido como si se encontrara en un hospital, espera... ¡Estábamos en un hospital! Me miré, me encontraba en una cama, llena de cables y porquerías. Vi mis manos, estaba tan delgada que daba asco. Me toqué la cabeza, dolía y mucho.

-No te toques ahí, no te va a hacer bien. Vamos a calmarnos todos, ¿sí? Primero vamos a notificarles a los médicos que te encuentras bien.-dijo Lysandro.

-¡No!-chilló Castiel.

-¡No!-dije. El pelirrojo y yo hablamos al mismo tiempo. Esta vez la chica de pelo violeta lo ayudó a incorporarse y a sentarse en una silla. Se lo veía muy mal, tenía unas ojeras enormes, sus ojos parecían estar vidriosos casi como si estuviera conteniéndose las lágrimas. Y efectivamente, eso era lo que estaba sucediendo. Lysandro se quedó parado entre el pelirrojo y yo, mirándonos a ambos. Él parecía ser el puente entre nosotros, como si la verdadera conexión que fuera que tuviéramos se la debiéramos a Lys.

-¿No me recuerdas? Alask, por favor. Estuve aquí prácticamente que día y noche, te toqué canciones todas las noches para que te sintieras a gusto o que al menos fuera más como estar en casa, te cuide lo más que pude, pase horas acurrucado contigo haciéndote mimos y besándote con cuidado. Vamos, niña. No puedo tolerar una broma, no ahora.-dijo Castiel. Se lo veía completamente desesperanzado, su grave voz parecía rota y realmente parecía contenerse las lágrimas como podía.

-Tal vez debamos dejarlos solos.-dijo Violeta.

-No, ¿Lys puedes quedarte conmigo? Lo siento, no sé quién seas pero no estoy cómoda contigo. No confío en ti.-dije. Lysandro miró a la chica de pelo violeta y al pelirrojo, ambos asintieron. La joven se fue y nos quedamos lo tres en la misma habitación.

-Niña... Por favor, debes recordarme.-dijo Castiel.

-Espera, antes de eso, ¿cómo te encuentras? ¿Te duele algo? ¿Necesitas algo?-preguntó Lysandro. Él se sentó en mi cama con cuidado, me sonrió tras mirar al chico que parecía ahogarse en contener el llanto.

-¿Qué te sucedió? Te ves como la mierda.-dije. Le sonreí y lo abracé, él se rió y con cuidado también me abrazó. Lo extrañaba, era enorme, me hacía sentir mucho más pequeña de lo que ya era. Pude sentir su cabello haciéndome cosquillas en el cuello. Mientras abrazaba a Lys, pude ver al pelirrojo mirándome, ahora ya le corrían lágrimas de puro dolor por el rostro. Lo observé muy confundida, mi sonrisa de pronto desapareció, sentí pena por él, pese a que no sabía ni su nombre. Fue solo un instante que cruzamos miradas, ya que él pasó sus manos por sus ojos y se vio claramente mal. Parecía ser el tipo de persona que no se sentía cómodo con que los demás supieran que él tenía sentimientos.

-Estoy bien, descuida. Lamento lo que te pasó, fue todo mi culpa. Si no te hubiera soltado...-dijo Lys. Aun abrazándolo pude sentir su tristeza, de pronto todo volvió a mi mente. Me encontraba llorando en un armario, escondida junto a Lys el cual me abrazó con fuerza y me tapaba la boca. Podía sentir como él temblaba, ambos estábamos muy alterados. Él me presionaba fuertemente contra él para que yo no emitiera ni siquiera el mayor ruido, recuerdo haber visto su bicolor mirada, estábamos demasiado alterados como para hacer algo. Solo queríamos escondernos y salir de esa, pero mi mente recordó que no todo era así; recordé como me encontraba cayendo desde la mano de Lysandro. Él se veía paralizado del miedo y vi como su rostro cambiaba del miedo al dolor absoluto, detrás de él vi a Felipe apuñalándolo. De pronto me despegué de él. Mi mente volvió a la realidad y sentí como mi corazón estaba como loco, mi respiración se había alterado también... Miré como el pelirrojo se incorporó y se acercó a mí, pero no le di importancia, solo me enfoqué en los ojos de Lysandro; me intentaba sonreír pero se veía demasiado mal para ello. Miré su machucón, estaba tan alterado, tan triste, estaba lleno de culpa. Le puse ambas manos en sus cálidas y suaves mejillas, a lo que él no se resistió pero tampoco pareció muy cómodo con ello. Lys, siempre había sido él... ¡Ahora lo entendía!

-No fue tu culpa, nada de esto fue tu culpa, cielo.-dije. De inmediato sentí como las mejillas de Lysandro se calentaban como si fuera fuego prácticamente, pero el que pareció enloquecer fue el pelirrojo.

-¡¿Cielo?!-chilló Castiel. No me importó ver que el pelirrojo estaba rojo del enojo, tampoco me importó que Lys estuviera algo tímido, siempre había sido poco... lanzado. No me importaba, ambos sabíamos que yo era la lanzada en nuestra relación. Me acerqué a él y lo besé. Sus labios se encontraban tibios y pese a que eran muy delgados, eran sumamente suaves. Cerré mis ojos y dejé que todo sucediera, mierda sí que extrañaba estos besos. Extrañaba sentirlo, sentir ese calor inminente que siempre tenía él. Aunque algo se sentía fuera de lugar, normalmente había más pasión en nuestros besos, ahora él parecía confundido o... Como si realmente sus labios no estuvieran hechos para mí. Al comienzo me besó de vuelta, pese a que sentía sus mejillas arder con un calor impresionante, pero de un segundo al otro se detuvo. Y allí todo pasó en cámara lenta, la chica de pelo violeta abrió la puerta y al ver el panorama se sonrojó, al comienzo de la impresión y luego del enojo. El otro que se enojó muchísimo fue el pelirrojo, que tomó a Lysandro del brazo y lo alejó de mí, si bien se veía enojado, aún conservaba mucho cariño hacia el peliblanco porque lo trató siempre con cuidado.

-¡¿Qué mierda hacen?! ¡¿Son imbéciles?!-dijo Castiel. Lysandro lo miró completamente sorprendido, pero se volteó a ver a la chica de pelo violeta, la cual estaba muy alterada. Apenas cruzaron miradas, ella negó con la cabeza y se fue casi que llorando. Lys se incorporó y la siguió como pudo, ¿qué mierda acababa de pasar? ¿Por qué tanto alboroto de que besara a mi novio? Mire al pelirrojo, de pronto toda su tristeza se había ido, en su lugar estaba completamente enojado.

-¿Qué mierda te pasa en la cabeza? ¿No ves lo que acabas de hacer? ¡¿Acaso te importo?! ¿O Lys? ¿O Violeta? ¡Primero Alexy, después Lysandro! ¿Quién mierda sigue? ¿Nebraska?-dijo Castiel.

-No entiendo, ¡es mi novio! ¡Ya te dije que no sé quién eres, no veo por qué deberías importarme! ¿No lo entiendes? ¡Ni siquiera sé tu nombre! Espera... ¿Alex? ¿Nebrask? Alto, ¿Lys no es mi novio? ¿Estamos en Oregon? No, ¡dime que no estamos en Oregon! No quiero ver a Felipe, ni a Lucy. Por favor, no quiero.-dije. Comencé a asustarme, no quería, estar en Oregon implicaba que tendría que escuchar a mis padres discutir toda la noche, que seguramente hubiera violencia, tanto física como psicológica. Solté un suspiro y observé hacia afuera, se veía un radiante sol, en donde yo vivía nevaba casi todos los días. Fuera del hospital parecían haber unos 25 grados centígrados, ¿dónde mierda me encontraba? ¿Era todo esto un sueño? No, yo era novia de Lys y vivíamos en Florida, lo recuerdo. Solía ir seguido a su casa, él compartía apartamento junto a un chico que nunca estaba porque siempre se encontraba con su novia... Sí. Además tenía un perro enorme llamado Demonio, recuerdo que todas las tardes lo sacábamos a pasear juntos pero siempre en plan amigos porque la prensa no sabía nada de nosotros y no queríamos que ellos se enteraran. ¡Lo recuerdo! ¿Por qué el pelirrojo y la pelivioleta se enloquecieron tanto? Era normal que besara a mi novio.

(Fuera de la historia.)

Siento que debo explicar esto, seguramente les esté por dar un ataque de nervios porque Alaska no recuerde a Castiel, pero si bien recuerdan, desde el capítulo 25 estuve haciendo que Alaska y Lys sean muy, muy, muy buenos amigos. Es un largo proceso que literalmente me ha llevado 10 capítulos de hacer todo para un momento como un beso, así que está todo muy pensado, realmente. Si prestan atención, inclusive en los capítulos donde el peliblanco no aparece, Alaska menciona que se está haciendo su mejor amigo. Así que quiero que entiendan que como él fue quien en verdad la salvó y con el que, prácticamente, tuvo su último momento antes de inducirse en coma, es lógico que ella recuerde a Lysandro como su novio. Además, porque soy ruta Lys y amo la pareja entre Alaska y Lysandro, así que... es mi fic y haré lo que considere correcto con él. Créanme, todo está muy conectado y si los hago sufrir por esto es porque tiene un sentido que esto suceda. Confíen en mí. Ahora sí, vuelta a la historia.

-Alask, yo soy tu novio. ¿Por qué otro motivo me volvería así de loco por ti? Si fuéramos solo amigos seguramente te cuidaría, sí, pero no pasaría como un enfermo por dos semanas sin dormir, sin comer, sin hacer nada por cuidarte. No puedes hacerme esto, no puedes. Sé que no lo haces apropósito pero me siento como la mierda.-dijo Castiel. El pelirrojo suspiró y evitó el contacto visual conmigo en todo momento. Noté que miraba al suelo, se lo veía cansado, agotado, sin esperanza y energía. No quería ser una bruja, pero no sentía ni siquiera lastima por él. Es decir, era evidente que le importaba, pero dudaba mucho que yo saldría con él. No era en absoluto mi tipo, mi tipo era alguien más como... Alex.

-Mira, lo siento, no te recuerdo. Si fuera tu novia seguramente te recordaría, tal vez lo nuestro no era algo tan... importante. Tal vez estábamos juntos por algún extraño motivo, recuerdo a Lys y únicamente a él. ¿Nosotros teníamos problemas? ¿Yo gustaba de él? No entiendo por qué no me acordaría de ti. Ni siquiera sé tu nombre.-dije. Él asintió y se largó a llorar. Sacó su celular y mientras le escurrían las lágrimas por las mejillas se acercó a mí. Al comienzo me aleje porque no me sentía cómoda, pero posteriormente accedí, dudaba que realmente fuera un mal tipo. Miré como buscaba algo en su celular.

-¿En verdad no te acuerdas ni siquiera de mi nombre?-dijo él. Negué con la cabeza. Cerró los ojos muy fuerte y asintió, se lo veía horriblemente dolorido. Sin duda le importaba, y mucho.

-Lo lamento, no debí ser tan brusca contigo. Pasé algo horrible, me secuestró mi padre, una chica, un chico rubio y un... ¿mi hermano? No sé, se veía muy similar a mí, además tenía heterocromatina. No lo sé, supongo que si éramos pareja sabrías que no me encontraba bien. Pasaron cosas horribles en mi vida y afortunadamente mi mente bloqueó esos recuerdos, tal vez no es que quiera olvidarte o que nosotros tuviéramos problemas, sino que capaz que estuviste involucrado en ello y mi mente te tomó como un mal recuerdo. No lo sé, lo siento. ¿Puedes dejar de llorar? Me pones incomoda. Mira, comencemos de cero. Hola, soy Alaska Blue. ¿Tú eres?-dije. Él me miró, ahora me mostró el fondo de su celular, se puso de cuclillas cerca de mí.

-Soy Castiel, soy tu novio. No te estoy mintiendo, miranos, ve a la galería, ve a nuestras conversaciones, no sé cómo probártelo, por favor niña. Sé lo que pasaste, estuve ahí. No es un buen momento para hablar de esto, en especial porque Nebraska seguramente quiera interrogarte y debas contarle todo, pero ahora solo intenta recordar, intenta recordarme. Por favor, preciosa. Ni siquiera me importa que hayas besado a Alexy o a Lysandro, de verdad. Seguramente estés confundida, Lys es mi mejor amigo y es uno de los mejores amigos tuyos. Vivo con él, somos amigos de toda la vida, tenemos una banda donde sueles participar. Vamos, niña, recuerda. Mira, miranos.-dijo Castiel. Se lo veía tan roto, tan desesperado. Miré sus ojos grises aun llorosos, intentaba calmarse pero no podía. Intentó tomarme de la mano cuando me entregó su celular pero por acto reflejo no lo dejé, se moría por tocarme en el buen sentido, de mimarme o abrazarme. Tomé su celular y de inmediato vi como en su protector de pantalla se veía una imagen donde aparecíamos Lys, Castiel, Demonio y yo. En la fotografía estábamos en el apartamento que recordaba como si fuera de Lysandro, él estaba sentado sonriendo en el sofá junto a Demonio quien le lamía la cara. Castiel tomaba la foto y yo lo abrazaba rodeándolo desde el estómago y a su vez dándole un beso en la mejilla. Mierda, sin duda nos veíamos muy bien, yo al menos parecía profundamente enamorada como para hacer ese tipo de cosas tan ridículamente cursis. Observe detenidamente el rostro de Castiel, se lo veía feliz, tenía una sonrisa hermosa, unos labios llamativos y realmente se veía enamorado, además de muy sonrojado. Elevé mi vista y lo vi intentando calmar sus lágrimas, de cuclillas procurando sonreírme. Nebraska tenía razón, el amor era una mierda, no había hecho nada apropósito y había roto el corazón del pobre pelirrojo.

-Vaya... Lo siento. Creo que debo disculparme con Lys y su novia, asumo.-dije. Le entregué el celular pero él me negó con la cabeza.

-Ve a mi galería, mira todas las imágenes que tenemos juntos. Mira nuestras conversaciones, las de mi madre, las de Iris, con Lys, con cualquier persona. No sé cómo hacerte entender que te amo, que eres mi novia.-dijo Castiel. Le sonreí con tristeza.

-No quiero invadir tu privacidad. Además tiene pin de bloqueo, ten. Comienzo a creerte, pero espero que entiendas que no me es fácil confiar en desconocidos. Sé que te duele, porque no pareces el típico chico que llora por todo, pero como te dije, pase por un montón de mierdas y me cuesta confiar. De todas formas, veo que éramos muy íntimos.-dije. Él asintió y esta vez sonrió.

-Lo éramos y espero que sigamos siéndolo. Hace poco te mudaste a una casa y te veías muy feliz por ello, tiene un porche hermoso y teníamos muchos planes para ello. Por ejemplo, tiene unos asientos muy lindos y un día me dijiste que querías cenar conmigo allí después del trabajo, tocar la guitarra, ver el cielo conmigo, ser felices por un tiempo, aunque fuera cortó. ¿Sabes? Era feliz y no lo sabía.-dijo Castiel. Intenté no reírme, no podía ser tan mierda, pero de verdad no parecía algo que yo diría. Afortunadamente Castiel no pareció notarlo. Esta vez le di el celular en la mano, tenía las manos tibias y yo las tenía muy frías.

-Te creo. No voy a invadir tu privacidad, no recuerdo nada de lo que vivimos pero me conozco y sé que no te revisaría el celular.-dije. Él sonrió con amargura.

-Lo sé, niña. Eso entre otras muchas cosas me enamoraron de ti, toda la confianza que tienes en mí todo el tiempo. El pin es 1210, el 12 de octubre fue cuando dimos nuestro primer beso en aquella cabaña, ¿lo recuerdas?-preguntó Castiel. Parecía hacerse ese tipo de preguntas con el único propósito de sentirse mal, pero decidí no pensar en ello. Comprobé lo que él decía y era cierto, el pin era ese. Lo primero que vi fue el fondo de pantalla, en él yo me estaba sacando una fotografía en la cual salía sonriendo y tenía a Castiel completamente dormido encima de mis senos, o mi intento de senos. Pese a que él se encontraba dormido, se lo veía feliz, era difícil de explicar. Me pregunté cómo haría para verse bien durmiendo, seguramente yo me encontrara roncando, toda despeinada y hecha un asco. Lo miré, él me sonrió como pudo, se lo veía realmente destrozado. Sin embargo se incorporó y se acercó a mí, respetando lo más que pudo mi espacio personal.

-Esa imagen te la tomaste después de que lo hicimos...-dijo Castiel. Lo interrumpí de inmediato.

-¡¿Lo hicimos?! ¿Cómo?-pregunté. No me di cuenta de lo ridícula que sonó mi pregunta hasta una vez que la dije en voz alta.-Lo siento, no me refiero a eso, sé cómo funciona todo lo del sexo. Solo que...-le miré la entrepierna y volví a mirarlo a los ojos, era enorme. No entendía como demonios había salido ilesa de eso. Es decir, media al menos 30 centímetros más que yo, no quise ser demasiado degenerada pero algo me decía que lo que fuera que tuviera en su entrepierna no era precisamente pequeño. Afortunadamente su risa me despistó, se reía fuerte pero sin demasiada energía.

-Te lo demostraría pero no te encuentras en situación de hacerlo.-dijo Castiel. Me guiñó un ojo, quise mantenerme seria pero se me escapó una risilla. No, Alaska, es un momento serio. Él volvió a ponerse en cuclillas, mirándome directamente a los ojos. Me corrió el cabello del rostro y me hizo una caricia en este. No me molestó, pero no se sentía cómodo, no era muy amistosa con el tacto con conocidos, menos aun con desconocidos. Él se llenó de amor de pronto, me miró con tristeza y felicidad a la vez, ni siquiera sabía que era posible. Hubieron unos instantes en los que pude ver como él moría por besarme, pero se resistía.

-¿Te importa si leo nuestras conversaciones? No quiero ofenderte, pero sin duda no pareces el chico con el que yo saldría. Para empezar, dudo que saliera con un chico. Es solo que luces muy enamorado de mí y realmente no sé qué mierda hice para merecerte.-dije. Él asintió. Se sentó en los pies de la cama, aunque era tan pequeña que me sobraban muchos centímetros para llegar al final de la misma.

-No luzco enamorado, lo estoy. Adelante, mira nuestras conversaciones. Mira lo que quieras, yo necesito algo de aire. Supongo que te habrás dado cuenta no me sentó nada bien que no me reconocieras, esperaba que en este momento pudiera estar abrazándote, mimándote, apoyándote, ya sabes. De todas formas lo haré, pero... Solo dame 5 minutos, los necesito.-dijo él. Asentí. Castiel se incorporó y se dirigió afuera. Seguí con la mirada al chico, se acercó a una ventana y se quedó mirando la absoluta nada. Vi cómo se tomaba de la cabeza. El celular vibrando en mi mano me distrajo, era un mensaje de "mamá." No iba a mirar nada, no era de mi incumbencia, simplemente quería mirar mis mensajes con él. Realmente no podía creer que estuviera con un chico como Castiel, no parecía de mi estilo y a la vez sí. Es decir, si lo veía antes de que abriera la boca, parecía un chico completamente de mi estilo, rockero, estilo chico malo... No lo sé, debía admitir que tenía su encanto. Pero apenas vi cómo se preocupó por mí, los mimos que tenía, lo romántico que era, no lo sé. Honestamente creía que no me merecía alguien como él, no era una persona especialmente romántica o melosa, por lo que seguramente no congeniáramos bien. Suspiré, debía dejar de pensar. Busqué las conversaciones entre nosotros y para comenzar, noté que me tenía agendada como "niña." No pude evitar sonreír, pero era porque Nebraska me solía decir "nena" y me recordó un poco a ella. Vi en mi foto de perfil que tenía una imagen con todos los que parecían ser mis amigos. Estábamos en una casa que parecía un mono ambiente, muy alegre y colorido. Me busqué entre todos los desconocidos, pero por sus sonrisas, parecían todos muy íntimos. Noté que me encontraba entre Castiel y Alexy, Alex sonreía impecable y me pasaba el brazo por el hombro mientras yo lo abrazaba por la cintura, ya que era el único lugar que llegaba. Junto a mí se encontraba Castiel, sonriendo con esa amplia y preciosa sonrisa que hasta ahora no había conocido. Su mano pasaba por mi cintura a casi nada de tocarme la cola y yo también lo abrazaba por su cadera, sin embargo parecía distinto, como si lo hiciera con amor. Mire rostros, pero solo pude reconocer a Viktor, a Alex y sus padres, a Lys, Castiel y la chica que estaba con Lysandro. Noté que en verdad eran novios, porque el peliblanco miraba a la chica con completo amor, además le sonreía y la abrazaba por la cintura, ella a su vez sonreía y lo miraba sonrojada. Mierda, le debía una enorme disculpa a ambos aunque debía reconocer que el peliblanco me había seguido el beso por un instante, me pregunté si sería amor o si en verdad habría algo más. Me pregunté si Lys y yo habíamos estado en algo previamente, no me creía capaz de engañar a mi pareja, pero prácticamente no me conocía. Miré una vez más por la ventana, Castiel rebuscaba entre sus bolsillos algo, era un cigarro. Tenía un encendedor y antes de salir a un balcón en la mitad de la noche a fumar, me miró. Se lo veía tan mal, tan deprimido, tan decaído... no supe qué fue lo que le pasó por la cabeza pero guardó el cigarrillo en el estuche con los demás y se limitó a darme la espalda. Algo en él se había roto, no lo conocía pero no era estúpida, reconocía fácilmente una mirada de dolor.

Apenas él quebró nuestro cruce de miradas, decidí volver a nuestra conversación. Miré lo que habíamos estado hablando, noté que habíamos tenido una especie de pelea, yo le había enviado una imagen de mí donde se me veía muy mal, abrazada a algo que parecía una camisa de hombre. Suspiré, ¿acaso allí acudí con Lysandro y todo se me confundió? No, debía dejar de pensar en él. Proseguí leyendo la conversación con Castiel, y realmente no entendía cómo demonios podía ser yo quien hablara. Escuché un par de audios que le había enviado a Castiel, en ellos me escuchaba completamente enamorada, de hecho apenas reconocía que se trataba de mi voz. Lo mismo me sucedió cuando escuché algunos audios que me había enviado el pelirrojo, hasta ahora lo que había escuchado de él era una voz muy gruesa y sumamente rota, en esos audios parecía otra persona, se reía de cualquier idiotez, hacia comentarios con alegría, inclusive pude escuchar un "te quiero" y miles de adjetivos como "hermosa, preciosa, niña, pequeña" entre otros. ¿En verdad estaba tan enamorada? Supuse que sí, porque jamás hubiera dicho ese tipo de comentarios. Me enfoqué en una parte de la conversación que me llamó poderosamente la atención. De hecho, todo comenzó con una imagen que Castiel me había enviado. En ella se podía ver que era una captura de pantalla en donde se leía mi usuario como "Alask" y se veía claramente que era de Snapchat. Leí la conversación con atención.

Castiel: Mira lo que me ha enviado Lys.

Yo: ¿Qué tiene? ¿Está mal decirle a uno de mis mejores amigos que amo al idiota de mi novio?

Miré la imagen, en ella se podía ver como yo le había tomado una imagen a Castiel mientras dormía, noté que tenía varios chupetones en el cuello y parte del pecho, ya que aparentemente el pelirrojo dormía sin camisa.

Castiel: No, en absoluto niña. Es solo que si quiero puedo contraatacar, mira.

Yo: Castiel...

Castiel me había enviado un video, el cual abrí por pura curiosidad. Allí se veía a Castiel hablándole a la cámara, se lo veía recién despierto porque tenía unas ojeras importantes y su largo cabello estaba bastante despeinado. Se veía como si él se encontrara en su habitación, él prosiguió filmándose como si fuera una selfie, hasta que salió de la habitación y prosiguió caminando hasta un comedor. Allí cambio de cámara y me filmó a mí en ropa interior y apenas tapada con la campera que podía ver que él ahora estaba usando. Allí yo estaba cocinando junto a un enorme beauceron. Él intentó robarme algo de comida parándose en dos patas en la mesada, me saqué los guantes de cocina y lo bajé con cuidado. Pero el gran perro se paró en dos patas sobre mí para darme besos, él era inclusive más alto que yo, así que aproveché para tomarlo de las patas y ponerme a bailar con él. En el video se escuchaba claramente la risa de Castiel, el cual apenas podía contenerse para que yo no me diera cuenta que me estaba grabando. Pero algo me llamó la atención, entre todos los comentarios que el pelirrojo había hecho, uno me llamó la atención, había dicho claramente "juro que la amo, me veo casándome con ella algún día." ¡¿Qué demonios era eso?! Lo miré, debería tener 20 años como mucho. 21 tal vez. No podía estar pensando en casarse, ¡era demasiado joven como para hacer eso! Seguramente ni siquiera tendría la universidad terminada. Suspiré, la voz de Castiel en el video me volvió a llamar la atención. Él estaba caminando sumamente lento mientras yo estaba de espaldas a él, era impresionante la diferencia de altura que teníamos porque me veía realmente pequeña. Castiel le ordenó al perro que se bajara con un simple gesto y sin darme tiempo a nada, me abrazó con una mano por la cintura. Yo me asombré y me reí mientras me volteaba hacia él. Noté que desde su punto de vista y con esa ropa interior mis senos se me veían mucho más grandes, además mi piercing del estómago se me notaba a kilómetros.

Yo: ¡Castiel! Que susto me diste. Apaga eso, me veo horrible, además ando casi desnuda.

Castiel: Es lo que más me gusta.

Yo: Eres un idiota.

Yo estaba realmente riéndome como una demente, vi como mis mejillas se sonrojaron, me volteé en búsqueda de algo con chocolate que estaba haciendo y se lo puse en el cuello a Castiel, allí me abalancé a él como pude y le pasé la lengua por todo el cuello. Él se rió y me sostuvo desde la cola. Allí el video se cortó y por el grado de calentura que teníamos en ese video, supuse que se había cortado porque habríamos tenido sexo. Mierda. Tragué salvia, realmente me veía muy feliz con él. Lo busqué con la mirada pero había desaparecido. Su celular sonando me sacó de mis pensamientos, no quise mirar, pero me fue imposible, estaba recibiendo una llamada de su madre.

-¿Castiel?-pregunté. No parecía haber nadie cerca, ni siquiera enfermeras. Mire la hora en el celular del pelirrojo, eran las 3 de la mañana. ¡A la mierda! Me iba a incorporar, me tenía que disculpar con Lysandro y su novia. Me saqué todos los cables que tenía por doquier, me sentía bien, no me sentía débil ni nada. Puse mis pies en el frio suelo y me devolvió algo de vida. Caminé con cuidado, apoyándome con una mano en todo lo que podía y con la otra sostenía el celular del pelirrojo. Abrí la puerta con cuidado y noté que no había absolutamente nadie, ni siquiera una enfermera, mejor. Miré por los enormes ventanales, estábamos metidos en una enorme ciudad, llena de luces y con vida, no como la insípida nieve de Oregon. Miré las habitaciones pero todas las personas aquí parecían comenzar con "B" su apellido, si bien recordaba el nombre de Lys, no recordaba su apellido. Mierda. ¿Y ahora? No podía ponerme a recorrer pasillos. Mis piernas parecían estar firmes, pero no sabía cuánto podía durar esto. Miré hacia una recepción, tal vez podría preguntar dónde era la habitación de Lysandro o preguntar por Castiel. Iba a hacerlo, cuando alguien se golpeó conmigo.

-¡Eres un idiota!

-¡Violet, debes creerme!

Escuché unas voces, pero lo próximo que sentí fue como alguien me pechaba el hombro y lo siguiente que supe es que me encontré en el suelo. Allí descubrí que en verdad me encontraba en la mierda absoluta, me dolió cada musculo, hueso y creo que hasta célula de mi cuerpo. No pude contenerme de chillar y rápidamente lo próximo que sentí fue como alguien me tomaba con cuidado, intentando sentarme al menos en el suelo.

-¡Alaska! L-Lo siento. No fue mi intención. ¿Te encuentras bien? Lys...andro, quedate con ella y yo iré a buscar una enfermera.-dijo violeta. La chica de pelo violeta me miraba bastante preocupada. Tenía los ojos llorosos y me miró un tanto enojada, ¿o tal vez triste? O lo sé, solo supe que ella fue quien me había pechado sin querer, supuse.

-No, no llames a nadie. ¿Son amigos de Castiel? La madre lo está llamando hace un tiempo. Estoy bien, yo puedo incorporarme.-dije. Miré a Lysandro, también estaba algo nervioso, pero al verme así se preocupó de inmediato. Le entregué el celular y él lo atendió.

-¿Valerie? Hola, soy Lys. Lamento responder, es que Castiel seguramente no te respondería en un buen tiempo. Sí, fue a esconderse de todos para llorar y fumar un cigarro, lo conozco lo suficiente como para saber que hizo eso... ¡Lo sé! Es complicado, se sintió así porque tu nuera acaba de despertar, pero por favor no te alteres. No vengas, no le avises a nadie. Dejala ubicarse en el tiempo. ¿Mejor mañana? ¿Sí? Gracias, le digo a Castiel. ¡Hasta luego!-dijo Lysandro. Se guardó el celular en el bolsillo y me miró. La novia de Lys me extendió la mano.

-Toma mi mano, te ayudo. ¿Puedes pararte?-dijo ella. Asentí, tomé la mano que me ofrecía pero ninguna de las dos teníamos la fuerza suficiente como para incorporarme.

-¿Saliste de tu habitación solo para darle a Castiel su celular?-preguntó Lys.

-Sí, pero principalmente para disculparme con ustedes. Cuando logre incorporarme, ¿podemos hablar los tres? Sin nadie, sin distracciones, solo nosotros.-dije. Lys y su novia intercambiaron una mirada, pero no pudieron hacer nada más porque un chillido nos llamó la atención a los tres, era Castiel quien estaba a los gritos por los pasillos.

-¡Alaska! ¿Qué mierda pasó? Ven, cielo. Vamos.-dijo Castiel. Me tomó con excesivo cuidado, prácticamente en contra de mi voluntad, me aupó como si solo pesara unos pocos kilos y me llevó hacia dentro de mi sala. Lo observé, tenía su cuello sumamente cerca, recordé el chupetón que le había hecho en el video, aún seguía aquella marca. Castiel estaba algo barbudo, se sentía el olor a humo y se lo veía muy mal. También tenía los ojos llorosos, de hecho pude ver como corría una lágrima por su delicada mejilla. Tuve un deseo irracional de pasarle la mano por su cachete y limpiarle la lágrima, pero solo lo confundiría aún más. Me dejó con delicadeza en mi cama, sus manos me sostuvieron fuerte y a la vez con mucho cuidado.

-Gracias, pero podía sola.-dije. Mi voz sonó mucho más molesta de lo que me hubiera gustado, me molestaba mucho que hicieran este tipo de cosas, ¡que midiera 1,50 cm no me hacía una inútil! Él no sonrió, de hecho tenía una expresión casi que asesina en la mirada. Lysandro y su novia ingresaron en la habitación y cerraron la puerta, ambos se sentaron muy lejos el uno del otro.

-Y una mierda, ¿qué carajo pasó? Me fui afuera a fumar dos segundos y me encuentro con este panorama. ¿Niña, eres tonta? ¡No puedes hacer eso! ¡Estuviste en coma por dos semanas! ¡Te hiciste mierda la cabeza contra un maldito muro todo porque yo fui un imbécil que no pudo sostenerte bien! ¡¿No entiendes que nos tienes preocupados a todos?! ¡Eres peor que Kentin que también anda deambulando en los pasillos! ¡¿Qué mierda querías hacer?! ¿Ver a Lys? ¡¿Para qué mierda querías ir a verlo?!-dijo Castiel.

-Eh, no levantes la voz. No la vas a ayudar gritándole.-dijo Lysandro. Su novia levantó una ceja, visiblemente molesta, o sospechando.

-No debo darte explicaciones, ¡no soy nada tuyo! Todo lo que vi en tu celular es hermoso, es muy tierno todo, ¡pero ahora no somos absolutamente nada! No tienes derecho a exigirme respuestas, ni a tomarme como si fuera una idiota que no puede levantarse por sí sola. No. Las cosas no funcionan así. Siento todo lo que pasó entre nosotros, seguramente no mereces la novia que elegiste, seguramente no elegí golpearme la cabeza contra el muro, pero ¡eso pasó! Y las cosas suceden por algo...-dije. Él se calmó, todos de hecho lo hicieron. Pareció como que no esperaban que chillara de esa manera.-Gracias, por calmarse. Mira, no debo darte explicaciones, pero lo haré. Me llamó tu madre, no atendí, obviamente. Pero aproveché que me encontraba afuera y quise disculparme con Lysandro y su novia... ¿Cómo te llamas?-pregunte.

-Violeta.-dijo violeta.

-Violeta, bien. Escuchen, siento mucho lo que hice de besar a Lys, creí que él era mi novio porque recuerdo que me ayudó a ocultarme de alguien que nos acechaba, yo recuerdo que estaba llorando mucho. Él me abrazó para hacer que no nos encontraran, nada más. Supuse que eso haría que mi mente confundida pensara que él era mi novio. No lo sé, lo siento, por ambas partes. Lo siento incluso contigo, Castiel. No debe ser lindo verme así con Lys. Violeta y Lys, asumo que estarían discutiendo por la estupidez que cometí, de verdad que no fue intencional.-dije. Todos se calmaron un poco, Lysandro me sonrió completamente agradecido y miró a Violeta, la cual ahora estaba un poco más calmada. Sin embargo Castiel seguía aun con un enojo increíble.

-Gracias por aclarar todo, Alask. ¿Cómo te encuentras? ¿Sabes que lo que hiciste está muy mal?-dijo Lysandro. Me reí y lo miré.

-Mira quien habla, también estás herido y sin embargo deambulas por doquier. Que sí, estoy bien. Siento mucho lo que hice, Violeta. De verdad.-dije. Ella dejó de mirar con enojo a su novio y posteriormente me miró, intentó sonreír.

-Lo entiendo, no te encontrabas en tus cables. Pero por favor no lo vuelvas a hacer, no sabía que era tan celosa.-dijo ella. Le sonreí.

-¿Pueden dejarnos a solas?-preguntó Castiel. Ellos asintieron, ambos me saludaron con la mano y se retiraron. Lysandro antes de hacerlo le entregó su celular a su amigo, el cual ni siquiera se inmutó. Apenas cerraron la puerta él me enterró la mirada.

-No puedo creer que hayas hecho eso. Dejame ver tu cabeza, quiero saber que no te heriste, te conozco mejor de lo que tú misma lo haces, sé que si te hubieras lastimado me lo ocultarías. Dejame verte.-dijo Castiel. Suspiré, me incorporé y le mostré mi cabeza, tenía razón. No le revelaría a nadie que me sentía mal, ¿tanto nos conoceríamos? ¿Yo sabría ese tipo de detalles de él?

-Observé nuestras conversaciones, noté cómo me tenías guardada, encontré algunos videos que realmente revelaban que estábamos muy enamorados. Siento mucho no recordarte, en serio.-dije. Sentí como él revisaba mi cabello con completo cuidado, pero tras unos minutos de silencio volví a hablar.-No me acuerdo de nada de ti, ni siquiera cuando te conocí o como lo hicimos. De hecho siento que no me conozco, ya te lo he dicho, no eres el tipo de persona con la que yo estaría, ni siquiera eres del sexo al cual tengo preferencia. Estuve con una chica hermosa, de unas piernas larguísimas, un carácter algo rudo pero conmigo era un ángel, ella... no lo sé, con ella siento que conocí el amor y realmente no me veo enamorada de ti.-dije. Él se detuvo y me miró, se sentó y me miró, aún tenía los ojos muy llorosos.

-Puedo hacer que me recuerdes, puedo hacer que te enamores de mí. Conozco de quien hablas y no puedo negar que siento que tampoco te conozco. Jamás creí que estarías con una mierda como ella. Solo necesito una oportunidad, por favor Alaska. Tu misma lo viste, fuiste testigo de lo que éramos, de la alegría que nos impartíamos de todo. Esto que sucedió no lo planeamos ninguno de los dos, creo que merezco una oportunidad, lo merecemos. Mereces ser feliz nuevamente, extraño verte sonreír, escuchar tu ruidosa risa, escuchar tus tonterías, te extraño. A ti, a la chica que me enamoré.- dijo Castiel. Me acarició una mejilla con sumo amor, noté que su mano tenía un hedor asqueroso a cigarro. Suspiré, miré mis manos.

-Lo sé, nos veíamos bien. Es que no puedo forzar a amarte, no sé nada de ti. Y honestamente, en este momento prefiero pasar con Lys, es con el único que tengo confianza. Sé que me quieres y mucho, me has dicho varias veces que me amas y eso, pero no siento nada por ti. Solo siento presión de ser algo que no somos, lo lamento Castiel. En verdad. Pero escucha, intentaré poner todo de mi para que lo que sea que haya entre nosotros fluya, pero principalmente prefiero recuperarme bien, ver dónde vivo, ver a mi madre y no sé... supongo que estudiaré o trabajaré. Necesito saber de mí.-dije. Él sonrió pero rápidamente se sintió algo amargado.

-¿Quieres decir que me darás una segunda oportunidad?-preguntó Castiel. Le sonreí.

-Digamos que sí, o eso intentaré. Solo dame tiempo para recuperarme bien, de estar completamente sana. Por favor evita los "te amo", "te extraño", "te quiero" y todo lo demás. Por favor, no me toques, inclusive si me encuentro tirada en el suelo. Yo puedo, no me creas incapaz, soy muy capaz de hacer muchas cosas. Pero si respetas mis tiempos, seguro, no habría problemas de iniciar de cero. Debes ser consciente que seguramente quiera empezar en plan amigos. ¿Cuánto demoramos en hacernos novios?-pregunté. Él sonrió enormemente.

-Eres un cielo, preciosa. Gracias, de verdad. Era todo lo que necesitaba oír. Nos conocemos actualmente hace 6 meses, pero hace casi un mes que estamos juntos.-dijo Castiel. Él se sonrojó, yo iba a hablar pero su celular nos interrumpió. No lo respondió, pero tras la insistencia decidió responder. Era la madre de él, Valerie. ¿En serio habíamos sido novios nada más que por un mes? ¿No era algo exagerado encontrarse así por una persona que ni un mes había sido tu pareja? Y lo peor, ¡¿habíamos hecho el amor con apenas un mes de relación?! No me conocía, realmente no me conocía.

-No, mamá. No te voy a pasar con ella, acaba de despertar y se encuentra muy confundida. ¡No insistas, ma! No lo voy a hacer.-dijo Castiel.

-¿Quiere hablar conmigo?-pregunté. Castiel asintió, puso sus ojos en blanco. Noté que no era una llamada, sino que era una video llamada. Él me entregó el celular y se sentó junto a mí. Apenas vi la pantalla noté que habían dos pelirrojas y un señor un tanto parecido a Castiel pero de cabello oscuro.

-¡Alaska!-chilló valerie.

-¡Cuñada! ¿Cómo te encuentras? Te extrañé mucho.-dijo iris.

-¡Cálmense! Ella no está bien, no la atosiguen.-dijo Castiel. Lo miré junto a mí, sentado junto a mí no era tan alto, pero de todas formas se lo veía bastante grande.

-Hola, a todos. Siento estar algo... dispersa, es que acabo de despertarme y me enteré que estuve en coma. Lamento decirles que no los recuerdo, a ninguno de ustedes, no siquiera a Castiel. Así que lamento si digo alguna tontería o pregunto algo que no debo.-dije. Miré a Castiel, se veía triste, como si aún no quisiera entender que de verdad me había olvidado de todos. Los rostros de ellos se transformaron en horror puro, la madre del pelirrojo se asombró, la hermana de él se puso prácticamente que a llorar y el padre no parecía dar crédito a nada. Su rostro me parecía muy similar.

-¿En serio?-preguntó iris.

-En serio. Déjenla tranquila, ya la vieron. Adiós.-dijo Castiel. Finalizó la llamada y le di el celular, él lo tomó con un intento de sonrisa.-Lo siento, son muy insoportables, en especial Iris, mi hermana. Es casi como vivir con Rosalya. Sabes, por un tiempo tú gustaste de mí y no me dijiste nada porque creíste que mi hermana era mi novia. Lo irónico es que tuvimos varios momentos para besarnos, uno fue cuando Debrah llegó a nuestras vidas para arruinárnoslas, otro fue cuando yo me disculpé contigo por tratarte mal y mi momento favorito: cuando me curaste una herida en el labio.

-¿Debrah? ¿Rosalya? ¿Iris? Lo siento, no sé de quienes hablas. Me sorprende que no lo haya notado, son realmente parecidos. No tuviste que decirme quienes eran para saber que se trataba de tu madre, padre y hermana.-dije. Él sonrió.

-Rosalya es una de tus mejores amigas, ella y Violeta son como lo que sería Lys para mí. Iris es mi hermana, era tu cuñada y... eso. Es muy similar porque Rosalya suele tener mucha energía y positivismo. Estuvo mucho tiempo esperándote y cuidándote, pero su madre trabaja aquí y la obliga a irse con ella, descansar, estudiar, ya sabes, todo lo que yo no estuve haciendo por cuidarte. Y Debrah fue mi ex, además es la novia actual de Kentin, tu hermano. O ex, no lo sé.-dijo Castiel. ¡¿Hermano?! ¡¿Qué?! Lo miré completamente confundida. ¿Dijo bien? ¿No se referiría a su hermano?

-Espera, es demasiada información lo que me diste. ¿Tengo un hermano?-pregunté. Castiel cerró los ojos y se mordió el labio, sin ninguna gana de parecer sexy, simplemente se dio cuenta que había dicho algo que no debía.-Castiel. ¿Qué dijiste? ¿De dónde sacaste ese disparate?-dije. Él me iba a responder, pero alguien abriendo la puerta estrepitosamente nos llamó la atención. Apenas vi las personas que se acercaban a toda velocidad hacia mí, mi corazón se paralizó del amor y de la alegría. De pronto todo se detuvo, todo pareció estar en cámara lenta. Nebraska abrió la puerta como una demente, se la veía muy preocupada y muy nerviosa. Traía su rosado cabello atado con una liga, un largo mechón de cabello se le escapaba de allí para interponerse en su mirada. Traía como de costumbre vestimenta negra con sus característicos lentes cuadrados y negros. Tras el vidrio de los anteojos se veían sus hermosos ojos azules sumamente preocupados, ella jamás había sido demasiado expresiva, sin embargo ahora parecía otra persona, era demasiado emotiva para lo que era la última vez que la había visto. Ella pese a su preocupación me sonrió con completa tristeza, llena de dolor y a la vez de alegría de verme bien.

-¡Nena! Maldita hija de puta me tenías muy nerviosa.-dijo Nebraska. Ella me abrazó con muchísima fuerza mientras yo comenzaba a sentirme amada nuevamente, su cuerpo frio chocó fuertemente contra el mío, el cual también se encontraba bastante frio. Nebrask me acarició el cabello con sumo cuidado y sentí como se reía de felicidad. La rodeé con mis brazos por su espalda y noté de inmediato que había estado haciendo ejercicio regularmente. No me importó eso, también comencé a reírme de felicidad. Miré como Castiel me observaba atónito ante el nivel de afecto que nos mostrábamos.

-Ambos estábamos muy nerviosos.-dijo Alexy. Mi mirada se desvió de Castiel y esta vez pose mis ojos en Alex, el cual estaba parado en la puerta con lágrimas recorriéndole las mejillas.

-¡Alex! ¡Ven aquí pequeño!-dije. Le sonreí y tampoco pude contenerme las lágrimas, le extendí una mano y él me la tomó fuertemente, lo acerqué a nosotras y él se unió en un abrazo. Tenía a las dos personas que más amaba en este mundo junto a mí, ¿qué más podía pedir? Tal vez que mi especie de hermano mayor que tenía viniera; Viktor. Pero eso ya era demasiado. No me importaba nada, solo quería estar en la realidad, abrazando a mis amigos. Pude escuchar el sollozo de Alexy y la risa de felicidad de Nebraska, Castiel estaba algo incómodo.

-¡Hey, hey! Basta de abrazos, mimos y esas mierdas, ¡tiene la cabeza lastimada! Necesita espacio.-dijo Castiel. No supe si eso fueron celos, miedo o sobreprotección pero lo miré muy mal.

-Dejalos, me dan felicidad.-dije. Alexy se alejó un poco de nosotras, me sonrió con tristeza y felicidad al mismo tiempo. Nebraska finalmente se soltó de mí y me sonrió.

-¡Felicidad nos da al saber que te encuentras bien! No sabes cuánto nos preocupamos por ti, Castiel, Nebrask y yo fuimos los que estuvimos siempre aquí como dementes. Obviamente todos los demás estuvieron apoyándote pero... ¡no importa! Ya estás bien. ¿Cómo te encuentras?-dijo Alexy. Le sonreí.

-Mucho mejor ahora que están conmigo. ¡No saben cuánto los extrañé y necesité! Ten-dije. Le golpeé a Nebraska fuertemente en el brazo.-por dejarnos en Oregon sin dar ningún tipo de explicación.
Ella se rió y se frotó suavemente el brazo, me miró con cariño, pese a todo. Se rascó la nuca algo incomoda.

-¿Lo recuerdas, huh? Lo siento, han pasado muchas cosas, cuando te encuentres bien te voy a explicar todo. ¿Cómo te encuentras, nena? ¿Necesitas algo? ¡Juro que te golpearía de nuevo! ¡¿Sabes lo preocupante que es estar trabajando y encontrarte como víctima?! Juro que te mataría, idiota. ¡Se supone que no debemos revelar emociones, pedazo de imbécil! Y tú casi me haces llorar al verte tirada en el suelo.-dijo Nebraska.

-No recuerdo eso, recuerdo que me dijiste "lo siento" y seguiste con lo tuyo. Además, no estaba en el suelo, se encontraba en mis brazos mientras yo lloraba como un imbécil.-dijo Castiel. Observé como Nebraska hizo un gesto de burla, algo que obviamente no le gustó nada al pelirrojo. Contuve una sonrisa, le acaricié el brazo a Nebraska.

-Descuida, Castiel. Ella nunca ha demostrado mucho sus emociones, por lo que en verdad me sorprende mucho que ahora te hayas preocupado tanto. Y otra cosa que me sorprende es que Alex y Nebrask se lleven bien, suelo recordar que Vik y yo éramos quienes debíamos controlarlos todo el tiempo.-dije. Nebrask y Alex cruzaron una mirada llena de complicidad.

-Espera un segundo, ¿los recuerdas? ¿Qué recuerdas de ellos?-preguntó Castiel.

-Todo, como conocí a Alex, como defendí a Vik de aquellos bravucones, cuando conocí a Nebraska, los besos, el sexo, cuando ella desapareció, Alex también se fue y posteriormente Viktor. Quedarme sola, llorar todas las noches, como me molestaban en el instituto, todo. ¿Por qué esa pregunta?-dije. Castiel se tomó de la cabeza.

-¡No puedo creerlo! ¡Los recuerdas! Eso debe ser bueno, debe significar algo, tal vez me recuerdes a mí en poco.-dijo Castiel.

-Espera, ¿no lo recuerdas? ¿No sabes quién es Castiel?-preguntó Alexy. Negué con la cabeza, Alexy de inmediato abrió los ojos como platos y Nebraska miró con una sonrisa desafiante a Castiel, casi como si fuera un concurso.

-Si intentas algo con ella juro que nada de esto saldrá bien.-dijo Castiel.

-No saldrá bien para ti, cielo.-dijo Nebraska. Ese "cielo" sonó a "juro que te mataré, cretino." Típico de Nebrask, hablarte como si fuera todo amor y paz cuando en verdad quería mutilarte, por lo menos. Ella me sonrió, me tomó del rostro con sus huesudas manos y me dio un beso en la frente. De inmediato me sonrojé y me reí.

-¡Nebrask! No te inclines tanto que se te ve todo el escote. Por cierto, veo que creciste.-dije. Me reí al tiempo que hacía ese comentario, solo rogaba que la picardía de Nebraska siguiera intacta, ella se rió y miró su escote.

-Podría decirte lo mismo, pequitas.-dijo Nebraska.

-Ya, basta. Es suficiente.-dijo Castiel. Nebraska se alejó de mí, algo molesta, pero accedió a lo que le pedía Castiel.

-Alask, debes recordar a Castiel. Él es tu novio, estuvo día y noche aquí para ti. Fue quien más se preocupó por ti, ¿no lo recuerdas? ¿En serio? ¿Por qué nos recuerdas a nosotros?-dijo Alexy. Su voz sonaba triste, parecía que quería convencerme que en efecto, Castiel era mi novio.

-No lo sé, Alex. Él ya me mostró muchas fotos de nosotros juntos, todo lo que vivimos. En verdad no lo recuerdo, tal vez olvidé todo desde que me mudé. De hecho lo último que recuerdo es estar subiéndome al auto de mi madre y mudándonos, también tengo fragmentos de momentos con Lys que aparentemente viví con Castiel, recuerdo también muy bien cómo fue que terminé en este estado. Lo próximo que recuerdo es despertarme aquí y encontrarme a Castiel. ¿Ustedes como supieron que me encontraba despierta?-dije. Todos cruzaron una mirada muy preocupados. Alexy tragó saliva nervioso, Nebraska en un instante volvió a su típico rostro de indiferencia y Castiel se veía algo preocupado.

-Lys me avisó, le comenté a Nebrask y vinimos lo más rápido que pudimos. Lys me dijo que solo me avisó a mí, a Nath y a Vik porque estaban muy preocupados por ti. Mañana ellos deberían venir a verte, pero nosotros nos urgía verte. Siento mucho todo, Castiel.-dijo Alexy. Castiel asintió, claramente dolido.

-No debería sentirse mal, le dije que estaba dispuesta a darle una segunda oportunidad si se controlaba y no hacia comentarios, ya sabes. ¿Ustedes son amigos? No creo que sean amigos, simplemente parecen demasiado opuestos como para serlo.-dije. Ellos cruzaron una mirada y Castiel habló.

-En verdad si lo somos. Y siento que debo decirlo una vez más, gracias por confiar en mí y darme una segunda oportunidad. Nos lo merecemos, nadie planeó esto que pasó y nos merecemos seguir juntos sin ningún obstáculo.-dijo Castiel. Me sonrió con dulzura a lo que le respondí con otra sonrisa. Sin embargo Castiel por momentos movía el rostro hacia Nebraska como queriendo advertirle que no intentara nada.

-¿En verdad? Creí que te querías suicidar, por un tiempo recuerdo que te deprimiste tanto que... realmente pensé lo peor de ti.-dijo Nebraska. Le sonrió a Castiel desafiante.

-Nebrask.... Esos comentarios son completamente innecesarios.-dijo Alex.

-No me importa una mierda de lo que digas, yo solo confiaré en mi nov... Alask. Así que por mi puedes irte al infierno.-dijo Castiel. Suspiré.

-Es cierto, cuando tenía 16 años pensé en quitarme la vida, pero Nebrask intervino. También cuando me mudé a donde sea que estemos aquí también quise hacerlo. Recuerdo que había alguien que impidió que eso sucediera, nuevamente. No directamente, sino que... oh, no lo recuerdo. Es algo que nunca le dije a nadie-dije. Castiel me miró completamente apenado, se lo veía muy mal, muy triste, muy... no lo sé. Nebraska miró al suelo y Alex me puso una mano en el hombro.

-Siento haberme mudado, sabes todo lo que pasó y...-dijo Alexy. Castiel lo interrumpió.

-¡Espera! ¿Conocías a la persona que hizo que no te suicidaras? ¿Es posible que seamos alguno de tus amigos?-dijo Castiel. Lo miré, ¿podría ser él? No lo recordaba, intentaba hacer esfuerzos por pensar, pero nada salía de mi mente. Lo único que sabía era que ni Nebrask, ni Alex, ni Vik habían sido los que me habían sacado de ese maldito estado en el que me encontraba.

-No, no fue nadie que conocía de Oregon. ¿Es posible que hayan sido ustedes? ¿Tú pudiste ser la causa? ¿Qué tan bien nos llevábamos? ¿Por qué no puedo recordar? ¿No es acaso el tiempo de llamar a una enfermera y ver qué demonios me sucede?-pregunté.

-Supongo que es lo mejor, ten, se supone que era evidencia pero no encontramos nada salvo conversaciones románticas con Castiel. No te tenía así, nena.-dijo Nebraska. Se sacó de su bolsillo un sobre que decía "evidencia" y tenía un enorme escudo impreso en dicho sobre. Allí ella extrajo mi celular y me lo dio. Le sonreí.

-Yo tampoco sabía que podía ser así de cursi, gracias. Espera, ¿evidencia? ¿Eres policía? ¿Tu? Nebrask, es como que me digas que yo soy profesora de química, ¡odio química!-dije. Alexy soltó una carcajada, Nebraska me sonrió con algo de sarcasmo y Castiel se mantuvo en silencio, claramente fuera de la conversación.

-Le dije exactamente lo mismo. Se vivían metiendo en problemas.-dijo Alexy.

-¿Recuerdas cuando me colé en el orfanato solo para verte? ¡El director hijo de puta ese casi me saca a patadas de allí!-dije. Ella se rió pero no se sintió cómoda al saber que Castiel ahora sabía que ella había vivido en un orfanato por un tiempo. Aunque el pelirrojo apenas se inmuto, se notaba que no le interesaba en absoluto la vida de Nebraska.

-Lindos recuerdos, mocosa. Creo que es tiempo que todos nos digamos la verdad, Alex y tu merecen saber qué fue lo que me sucedió, en especial tu Alask, mereces respuestas. Sin embargo, también necesito que me respondas a mi ciertas cosas que sucedieron cuando te secuestraron, mi jefe me está presionando mucho. Pedí que me sacaran del caso pero no tuve suerte, así que... Creo que es hora que todos hablemos.-dijo Nebraska.

-Seguro, cuando me encuentre mejor no tengo problemas de ir a donde trabajes. O si quieres puedes decirle a tu jefe que venga aquí, aunque prefería que te encontraras presente. No me malinterpretes, no soy tímida, pero aún tengo ciertos recuerdos de un hombre tocándome y no lo sé, se siente aún muy real. Preferiría que alguien en quien confío se encuentre junto a mí. Pero antes de nada, me gustaría saber qué fue eso de mi hermano.-dije. Miré a Castiel en búsqueda de afirmación, pero lo próximo que sentí fue como Nebraska y Alex se enojaban, en especial ella.

-¡¿Le dijiste?! ¡Eres un imbécil de mierda! Ni siquiera una sola cosa puedes hacer bien. ¿Qué tan difícil es mantener el pico cerrado? Me cago en todo.-dijo Nebraska.

-No le hables así, Nebrask. Se le escapó.-dije. Alexy se sentó en mi cama y suspiró.

-Es una noticia muy grande como para dártela así como así, como si fuera algo que sucede todos los días. Por eso acordamos todos en esperar a decírtelo, pero supongo que si ya lo sabes, de nada vale hacerte esperar. ¿Quieres que lo vaya a buscar? Además, mientras Nebrask puede explicarte algunas cosas que debes decir de Kentin si el jefe de ella te pregunta algo sobre el caso.-dijo Alexy.

-Sí, si puedes ir a buscarlo sería genial. ¿Vive cerca de aquí? De otra forma no quiero que vayas a buscarlo, puedo esperar. Sin embargo todo esto del hermano y eso quiero que sea frente a él.-dije. Alex sonrió y simplemente se dirigió hacia la salida en silencio.

-No vive cerca de aquí, de hecho no sé qué hará él cuando salga de todo este embrollo. Kentin fue herido, intentó salvarte y le dispararon en el abdomen. ¿Recuerdas a Dakota? Fue un imbécil hijo de puta que trabajó con nosotros y resultó ser "amigo" de Kentin, tu hermano.-dijo Castiel. Intenté recordar algo, pero solo podía recordar ese inmundo momento en que tuve que tocarle el miembro a un hombre desconocido para sacarle el celular, ¡demonios! Que puto asco. Negué con la cabeza, nadie tenía por qué enterarse que había hecho esa asquerosidad.

-No, no lo recuerdo. ¿A qué te refieres con que no sabes qué hará él?-dije.

-No tiene casa, por lo que él nos dijo, se mudaba constantemente con su jefe. Pequitas, no hagas demasiadas preguntas. Espera a recuperarte completamente y allí te contaremos todo.-dijo Nebraska.

-Quiero saber la verdad también, tu misma lo dijiste. Toda la verdad, desde qué sucedió contigo, que pasó conmigo, todo. Basta de mentiras, de misterios, quiero saberlo todo, Nebraska. Te conozco, sé que eres capaz de ocultarme cosas con tal de protegerme, mirame, estoy bien.-dije. Ella se incorporó con enojo.

-Seguro, y yo soy una buena persona. ¡No estás bien Alaska! Casi mueres por culpa de este incompetente de mierda que se quedó como un imbécil mirando a su amigo en vez de cuidarte. Te voy a ocultar lo que se me dé la puta gana con tal de que te recuperes.-dijo Nebraska.

-¡Eh a mí no me culpes de nada!-dijo Castiel.

-¡Deja a Castiel fuera de esto, Nebraska! Él no tuvo nada que ver en esto, él quiere contarme la verdad, deja de ocultarme cosas. Por favor. Hace dos jodidos años que no nos vemos, que nuestra relación quedó en el mismísimo vacío, nunca supe nada de ti y sin embargo te apareces aquí como si fuéramos novias. No, no lo somos. ¡Deja de ocultarme cosas! Quiero saberlo todo, y no me importa una mierda si no me dices la verdad porque pienso averiguarlo todo.-dije. Ella se sumió en un silencio mortal, me clavó su típica mirada de odio, pero no me importaba, ya la conocía, sabía que era un perro que ladra pero no muerde.

-Vaya, al menos tu carácter está intacto. Bien, como quieras. Te diré todo. Pero no defiendas a Castiel de algo que no sabes.-dijo Nebraska. Miré a Castiel, se mantenía en silencio algo sorprendido por nuestro mal carácter.

-No sé qué haya hecho o no haya hecho, pero vi como estábamos de enamorados y se notaba que él no me haría nada aposta. Además, miralo, se está quebrantando a cada segundo que me dices algo tierno o algún "pequitas." Por favor, ahorrémonos todos los comentarios tiernos. Solo quiero la verdad.-dije. Nebraska suspiró molesta, Castiel me sonrió. Le devolví la sonrisa. ¿Por qué lo había defendido? No supe explicarlo, fue como una necesidad que brotó dentro de mí, como si tuviera sentimientos por él y necesitara defenderlo. ¿Cómo? Si Nebraska había sido siempre mi primer amor. ¿Castiel sería mi segundo amor? ¿Podría superar el amor odio que teníamos con Nebrask? Solté un suspiro y ante el silencio incomodo, Castiel intentó hablar. Él me explicó que mi hermano había participado en mi secuestro pero que él nunca supo que yo era su hermanastra por parte de padre. También me contó que debía mentir, debía decir que Kentin y yo fuimos secuestrados juntos y que tenía que encubrirlo porque realmente se veía arrepentido de todo lo que me había hecho. Me contó que Kentin y Castiel fueron quienes crearon mi ruta de escape, que gracias a ellos y muchos amigos pude escapar. Sin embargo dicha fuga le costó unos rasguños al padre de Castiel, un balazo en el abdomen de Kentin y una fuerte puñalada en el estómago de Lysandro. Mientras Castiel narraba lo sucedido mi mente tenía ciertas imágenes cortas que aparecían y desaparecían con insistencia en mi cabeza, como si quisiera recordar y no pudiera. Comenzaba a molestarme esto. Pero ni siquiera tuve tiempo para ello, ya que alguien golpeó la puerta y en segundos la abrieron. Al comienzo solo vi a Alex pero detrás de él apareció un chico con cabello tan corto como el mío, igual de lacio como el mío, tan pálido como yo e inclusive teníamos casi que la misma pera. Pero eso no fue lo que me llamó la atención, sino que traía la misma mirada, teníamos los mismos ojos bicolores, inclusive coincidía que el izquierdo de ambos era verde y el derecho era azul. Él traía ropa de hospital, similar a la mía, también se notaba que caminaba algo dolorido. Apenas me vio me sonrió completamente preocupado.

-¡Alaska!-dijo Kentin. Corrió con ayuda de Alexy hacia mí y me abrazó, apenas se estiró para rodearme con sus brazos escuché como se quejaba del dolor. Me quedé atónita, simplemente algo en mi mente intentaba decirme que lo recordaba, como si fuera un lejano sueño que a la mañana intentaba aparecer en la mente. Miré a mis amigos, Nebraska y Castiel permanecían completamente impasibles, inmutables; Alexy por el otro lado sonreía con cariño.

-¡Estuve muy preocupado por ti! ¿Qué te sucede? ¿No me devuelves el abrazo? ¿Sigues enojada por todo lo que sucedió? Lo lamento, pensé en ir a la cárcel por todo lo que te hice, y lo haré, pero primero quiero verificar que te encuentras bien y después si iré a cumplir mi condena.-dijo Kentin. Me sonrió, tenía una sonrisa que era muy similar a la mía: labios delgados y una sonrisa pequeña.

-¿Quién se lo dice?-dijo Nebraska. Se veía divertida, como si le causara gracia que no recordaba absolutamente nada. Castiel le puso una mano en el hombro a Kentin y suspiró.

-Kentin, Alaska no recuerda a nadie que no haya visto después de que llegó a Florida, es decir, solo recuerda a putraska, Alexy y Viktor. Viktor es un amigo mío y de Alask.-dijo Castiel. Nebraska lo miró con odio y Alexy contuvo una sonrisa ante ese insulto. Sin embargo el que no se veía nada feliz era Kentin.

-¿Qué? No, no es cierto. ¿Me recuerdas? Eres la única familia que me queda además de mi madre. Por favor, Alask. Dime que me recuerdas, soy tu hermano. Mira, tenemos los mismos ojos. Felipe es nuestro padre en común.-dijo Kentin.

-Lo siento, no te recuerdo. Ni siquiera recuerdo a mi nov... a Castiel. Pero confío en que eres mi hermano, te pareces mucho a mí.-dije. Le sonreí como pude, él se sentó con dolor en uno de los asientos cercanos a mí y me intentó tomar la mano pero no me sentía cómoda con el contacto físico.-Lo lamento, pase algo horrible. También siento pena que hayas compartido padre conmigo, siempre fue una mierda. ¿Qué le sucedió a Felipe?

-Priya está en su caso, ella es una amiga mía de la academia de policía. Pero seguramente permanezca con cadena perpetua en la cárcel así que nunca más lo verán, tranquilos.-dijo Nebraska. Sentí alivio de saber que no tendría que verlo nunca más a ese hijo de puta.

-Qué alivio. Gracias por comprender, Alask. Siento mucho que no nos recuerdes, pero haremos lo posible porque nos recuerdes, en especial a Castiel. Los estuve siguiendo por mucho tiempo y gracias a ustedes pude conocer lo que era el amor. De todas formas me alegro que no me recuerdes, te hice horrores. Así que es como un comienzo de cero. De ahora en adelante cuenta conmigo para todo, tomaré el papel de hermano mayor que siempre debí tener en tu vida, aunque creo que tenemos la misma edad.-dijo Kentin.

-Cuenta con todos nosotros.-dijeron Alexy y Castiel. Miré a ambos, hablaron al mismo tiempo, les sonreí pero en verdad mi sonrisa fue hacia Alex.

-Si necesitas hablar sobre lo de Lucy puedo escucharte, sé lo que es crecer sin una figura materna y creo que de aquí soy el que más puede entenderte, y tal vez tu amiga Violeta que aparentemente perdió a la madre hace unos años.-dijo Kentin. De inmediato mi sonrisa se esfumó. Nebraska se llevó una mano al rostro como diciendo "que imbécil", Castiel cerró los ojos fuertemente y Alexy abrió los ojos como platos. Kentin al ver las reacciones de todos supo de inmediato que la había cagado.

-No lo sabía, ¿cierto?-preguntó Kentin.

-¡¿Qué crees?! Demonios, ustedes siempre cagando todo.-dijo Nebraska.

-Esperen, ¿cómo que crecer sin una figura materna? ¿Qué le pasó a mi madre?-dije. Mi respiración aumentó considerablemente y mi respiración también. Me senté rápidamente en la cama, completamente nerviosa. De inmediato todos me hicieron gestos para que me calmara, pero no me iba a calmar una mierda. ¿Qué mierda le pasó a mi madre? Odiaba a Felipe con todo mi alma, ni siquiera lo consideraba como una figura paterna, pero mi madre entre todas sus mierdas era una buena figura materna. Bueno, era una aceptable madre. Pero dentro de todo siempre había intentado cuidarme, o al menos eso hasta que nos mudamos, de allí en adelante no recordaba absolutamente nada.

-Niña, calmate, ¿sí?-dijo Castiel.

-¡No! No me voy a calmar un carajo, tú tienes a tu madre sana y salva, es preciosa, es alegre, es divertida, es un ángel. Yo no tengo padre y lo único que tengo es un intento de madre, ¿qué mierda le pasó? Nebraska, basta de secretos. ¿Qué le pasó?-dije. Nebraska suspiró, Alexy intentó callarla pero no fue demasiado rápido.

-Falleció. Dio su vida por la tuya al defenderte de Felipe. Murió siendo una madre.-dijo Nebraska. De pronto todo se detuvo. Me sentí como la mierda. ¿Esto era real? Me pellizqué la mano para saber si era una pesadilla, pero no. Me acababa de quedar huérfana y debía "calmarme" según mis amigos. No lo podía creer.

-Basta de secretos. Quiero escuchar la verdad aunque me demore horas escucharla.-dije.

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