Capítulo 25: Final (parte 1)

Evan lo había dicho, Nebraska estaba oficialmente arrestada por el asesinato de Sofía, nuestra compañera de trabajo y novia de Priya. ¿En qué momento mi vida se había vuelto esto? Es decir, encontrarme en la casa de mi mejor amiga mientras venia casi corriendo de un recital a mostrarle las pruebas que tenía contra el asesino; y una vez aquí entrarme que Nebraska era la asesina. ¿Podía dudar de ella? Es decir, Evan venía muy empecinado a arrestarla y parecía que se iba a llevar a cabo, ¿pero tras una acusación podía darme el lujo de dudar de mi propia mejor amiga?

Sin embargo, sabía que Nebraska no era ninguna idiota, y que el odio que había manifestado desde el primer instante hacia la asesinada era más que evidente, ¿pero era suficiente excusa para asesinarla? La mujer era una hija de puta, podía comprobarlo con mi propio testimonio, pero no me creía que mereciera la muere. No me reía que la pelirosa hubiera sido, pero también sentía ese sentimiento ambiguo que me decía que perfectamente podía serlo; de hecho era la única suficientemente inteligente como para encubrir un asesinato y más en serie. Sabía cómo encubrir todo tipo de evidencia y moverse dentro de la policía sin levantar sospechas, recién 4 años después habría levantado sospechas, si es que ella fuera la asesina de Li y de las otras chicas. Por ahora solo se la había acusado de la muerte de Sofía.

No obstante, una risa burlona me distrajo de mis pensamientos, era Nebraska. Se encontraba cruzada de brazos, riéndose y observando a su jefe como si solo estuviera haciéndole una broma y no acusándola de un homicidio especialmente agravado. Su mejor amigo se mostró impasible, tal vez solo intentaba esconder el dolor. ¿Tal vez? Vamos, estaba más que claro que Evan se estaba muriendo de dolor y pena, hasta parecía que se podría largar a llorar en cualquier momento. Yo simplemente me limitaba a la incredulidad, creía que estaba aún sumida en un estado de shock. Todavía no podía creer que me hubiera recorrido toda la ciudad en el automóvil de Viktor con él conduciendo, para alertar a Nebraska de Sofía y mis sospechas sobre la asesina cuando... según Evan, mi mejor amiga siempre fue la criminal.

-Tengo cosas que hacer para soportar sus bromitas, si van a estar con esa actitud de imbéciles ambos, mejor váyanse.-dijo Nebraska. Evan soltó un suspiro, ya hastiado.

-Te pido que no lo hagas más difícil de lo que ya es, Hudson. Te lo pido como tu mejor amigo, no sabes lo que me duele arrestarte.-dijo Evan. Nebraska por un instante pareció creerse lo que su jefe le decía, casi pareciendo asustada. No obstante volvió a cruzar los brazos y permaneció firme en su posición.

-Supongamos que te creo, ¿tienes evidencia de tus acusaciones? Porque de no tenerlas, no puedes detenerme solo por una sospecha, lo sabes de sobra. Y agradece que seamos buenos amigos, porque llegas a ser otra persona y ya estoy llamando al capitán para que te quiten el puesto por la acusación a tu mano derecha.-dijo Nebraska. Vaya, su mal carácter había relucido una vez mas, no me miraba, sus ojos estaban puestos en los de Evan; el cual en un tosco movimiento la tomó de las manos y la esposó sin darle tiempo a nada. Él le sacaba ventaja física, era un sujeto realmente enorme y era prácticamente imposible zafarse de su garre. Ella al comienzo opuso resistencia y de hecho casi consigue zafarse, pero hasta a ella le fue imposible. Se encontraba realmente incrédula y enfadada de lo que estaba sucediendo, tuve la impresión de que comenzaba a notar que no se trataba de una simple broma de mal gusto, esto era real.

-¿Qué mierda haces? Te juro que cuando me saque las esposas te voy a dar un puñetazo que va a dejar con trabajo por meses a tu dentista. ¡Evan Muller! Soy tu mejor amiga, no puedes hacerme esto. ¡Alaska! Haz algo.-dijo Nebraska. Nada, mi cuerpo era incapaz de moverse o actuar por mi voluntad, me sentía un puto títere solo esperando a que alguien decidiera por mí. ¿Evan o Nebraska? Me sentía confundida, asustada y principalmente desesperada. Sentía que esto no podía estarme sucediendo, pero una vez más, mi vida sabia complicarse increíblemente.

¿Nebraska? Sabía que podía ser una grandísima hija de puta en muchísimas cosas, tenía mal carácter, podía hacer llorar y realmente herir a las personas sin siquiera proponérselo, tenía comentarios exageradamente filosos, pero... ¿matar? No, eso no. Además, si no podía confiar en la persona que más conocía junto a Alexy, ¿entonces realmente podía confiar en alguien? Mierda, Alex.

-Blue, ve a casa. Mañana a las 8 te necesito en la comisaría. Nebraska, ¿y Alexy cooper?-dijo Evan. Ella de pronto enloqueció.

-¡No! A Alexy déjenlo fuera de esta paranoia montada por ambos. Vamos Alaska, ¿Qué te sucede? Sabes que soy incapaz de hacer esto, ¿un acto puede poner en duda todo lo que me conoces? ¿Y todo lo que atravesamos juntas?-dijo Nebraska. Mire al suelo, me sentía intranquila, nerviosa, mis emociones me estaban jugando una malísima pasada, como si no quisiera admitir que habían motivos reales para que Nebraska fuera culpable; pero al mismo tiempo no creía que ella fuera capaz de eso. Si pensaba en todo lo que pasamos, especialmente en la intimidad, me parecía que esa chica que me susurraba muy de vez en cuando que me amaba se tratara de una asesina en serie. Moví sumamente la cabeza, como queriendo despejar mis pensamientos, debía enfocarme. Me jugaba el cuello aquí mismo a que Alex no tenía nada que ver en esto, era un alma demasiado pura como para esta demencia. De hecho, Nebrask nunca podía hablarle del trabajo porque él palidecía de inmediato, hasta a veces ella le mostraba los cadáveres y Alexy había llegado a vomitar del puro asco. No obstante, a mi mejor amiga era un hecho que el morbo le gustaba, demonios, siempre le había atraído todo eso extraño, la muerte, siempre había sido peculiar, ¿pero realmente para matar? Y no solo una vez, sino que en reiteradas ocasiones. Me mordí el labio inferior, casi arrepintiéndome no hablar, pero si quería ponerme del lado de Nebraska debía ser inteligente, no podía mostrarle a Evan que me encontraba de su lado, de otra forma solo me vería como una cómplice y todo sería mucho más complejo. Debía pensar inteligentemente, alcé la vista y me encontré con un Evan realmente dolido; hasta entonces nunca lo había visto de esta forma. Si bien yo no tenía ningún vínculo con él más que el de empleada empleador, sí era obvio que él aun sentía cosas por Nebraska y tampoco era agradable verlo así de mal. Solté un suspiro triste, esto me seguía pareciendo realmente surrealista, pero la pelirosa habló.

-Venga, ya entendí, es una broma o de Alaska o de Castiel, son los únicos dos suficientemente hijos de puta como para hacerme estas maldades. Seguro es algún reto idiota que te propusieron los fans, ¿no, Alaska?-dijo Nebraska. Evan suspiró, esta vez hastiado y pareció ser el gesto definitivo para que mi mejor amiga se diera cuenta, de una vez por todas, que esto no era broma. Dejo a un lado la incredulidad a una mirada que realmente parecía salida de un manicomio, parecía casi sentirse traicionada. Normalmente la hubiera defendido, pero no sabía si podía tener la certeza de algo, lo que fuere, ¿y si estaba defendiendo a una asesina? Hacia unos segundos nunca hubiera pensado eso de Nebraska, pero esa mirada realmente me aterró, y a Evan también.

-Nebraska Hudson, tienes derecho a permanecer en silenc...-dijo Evan.

-Ahorrate leerme mis derechos, además de sabérmelos de memoria, puedes metértelos por el culo. Si quieres perder a tu mejor soldado por una sospecha de mierda, hazlo. Quiero creer que no soy la única competente como para demostrar que las pruebas que tienes contra mí son insostenibles, y tarde o temprano tendrás que dejarme ir. O puedes soltarme en este preciso instante, ahorrarte la muerte de otra mujer inocente, tú decides.-dijo Nebraska. Alzó una ceja desafiante, parecía ella tener la autoridad, ¿qué demonios? ¡Siempre había sido ella la autoridad! Trague saliva nerviosa, ¿a qué se refería con "dejarla ir"? Mierda. La voz de Nebraska era grave pero sus tonos de voz se modulaban realmente bien, por lo que me jugaba el pellejo a que lo de la pelirosa había sido solo una advertencia. ¿Y si Nebraska solo pretendía alertarle que él o la asesina podía atacar en cualquier momento? Si atacaban significaba que ella era inocente, o bueno, hasta demostrarse lo contrario. Allí fue cuando me recorrió un escalofrío en el cuerpo, mi mejor amiga era realmente inteligente y ver como me sonrió casi me confirmó que ella sabía algo que nosotros no. ¿Estaba pensando dejar que asesinaran a una mujer inocente a cambio de su libertad? No, ella no haría eso.

-Blue, no le vuelvo a repetir que se vaya a su casa. Mañana tendremos un día agitado; es una orden, váyase.-dijo Evan. Asentí, tampoco pretendía empeorar la situación, imaginaba que ya bastante jodido estaba todo como para que yo fuera a hacer el idiota allí. Comencé a caminar a oscuras por la calle, recordando la mirada de odio, recordando todo lo que acababa de pasar. Mi ex novia se veía completamente traicionada por Evan, de hecho esa sonrisa que me lanzó no sabía si lo hacía porque era la única persona que le quedaba en la que podía confiar, o porque pretendía manipularme de alguna forma. Este tiempo trabajando con ella había podido notar que tenía trucos bajo la manga, de todo tipo, pero siempre se las apañaba para conseguir lo que quería.

Sin quererlo observé para atrás, ella estaba ingresando esposada a la patrulla, y esta vez parecía haber dejado caer la mascara de chica mala que siempre usaba, se veía avergonzada. ¿Avergonzada? Bueno, supuse que no sería ningún orgullo ver como la mejor oficial de la seccional era arrestada, ¿y si tenía vergüenza por nosotros? Por lo que pensaríamos Viktor, Alex y yo, sus más viejos amigos. O tal vez tenía miedo a que la encarcelaran con alguien que la fuera a lastim... oh claro, era Nebraska; no debía preocuparme por eso. ¿Y si era por su imagen? Sin duda alguna ella era la mejor policía, y esto afectaría en su curriculum. Sacudí mi cabeza lentamente, ¿de verdad esto era lo más importante de la noche? ¡No! Alex cuando supiera de esto estaría devastado. ¿Sabría algo? ¿Y si estaba involucrado? No, ya había descartado yo sola esa posibilidad. Miré mi móvil, tenía dos opciones, o llamar a mi mejor amigo o a mi novio. Casi sin dudarlo, opté por la primera opción, él me necesitaría más que nadie y de Castiel me podía esperar comentarios como "te lo dije" o "se lo merecía", y lo último que necesitaba esta noche era terminar discutiendo con mi novio. Marqué el numero de Alexy, aun considerando la leve posibilidad de que estuviera cometiendo un error, pero lo descarté rápidamente, él no lastimaría ni a una mosca. Tras unos segundos de espera él me atendió, se escuchaba de fondo risas y la música realmente muy alta.

-¡Azul! Te habías desaparecido, ¿pudiste hablar con Nebrask? ¿Cómo te encuentras?-dijo. Alexy claramente aun no sabía nada, se encontraba alegre, divertido, estaba feliz. Sentí repentinas ganas de llorar, me partiría el alma confesarle todo, pero era preferible que lo hiciera yo a un oficial de policía.

-¿Puedes venir a casa? Es importante.-dije. Comencé a caminar una vez más hacia mi hogar. Del otro lado del celular se escuchó un silencio y como la música disminuía.

-¿Sucede algo?-dijo Alexy.

-Sí. Ven, te preparo la cena si quieres. Pero es importante.-dije. Alexy pareció titubear unos segundos, como si realmente tuviera una mala impresión. No sabía si era por mi paranoia constante o por el estrés de todo lo que acababa de suceder, pero casi por una fracción de segundo tuve miedo de que Alex estuviera implicado en esto y ese titubeo fuera por no saber como responder, o por miedo de que lo hubieran descubierto. Pero rápidamente descarte esa idea, los asesinatos según Nebraska y los informes policiales habían comenzando hacía ya ¿6 años? Era imposible que Alex con 14 años cometiera un asesinato. Sonreí tranquilizándome que al menos podía confía en mi mejor amigo, pero rápidamente esa sonrisa se difuminó de mi rostro.

-Seguro, ¿quieres venir a casa?-dijo Alex.

-¡No! A tu casa no, ven a la mía. Te puedes quedar a dormir, si te molesta mi perro puedo dejarlo durmiendo en el porche, de todas formas no hace tanto frio. Solo, ven, necesito hablar.-dije. Alexy acordó ir a mi casa y me dijo que Atlas no le suponía un problema; afortunadamente en unos 10 minutos me encontré en mi casa. No tuve tiempo a mucho, me lavé la cara solo para intentar razonar todo lo que acababa de suceder, cuando escuché el timbre. Tras confirmar que se trataba de mi mejor amigo, le abrí la puerta, él pese a todo estaba sonriente. Era una idiotez, pero verlo feliz siempre me había hecho sentir bien, era como una señal de esperanza. Lo abracé sin siquiera saludarlo, tenía miedo de realmente lastimarlo con lo que le contaría.

-Azul... vaya, sí que te sientes mal. Ven, ¿qué tal si te preparo algo? Seguro te hará bien.-dijo Alexy. Le sonreí sintiendo como me correspondía el abrazo de inmediato. Ingresamos a mi casa y rápidamente él se dirigió a cocinarnos la cena, algo rápido, vi como tomó arroz y comenzó a hacer lo que parecía una ensalada. Escuché como comenzaba a contarme sobre su noche, sabía que lo hacía para animarme pero realmente no tenía demasiadas ganas de saber que inclusive le arruinaría una noche excelente. Rápidamente en mi móvil le pregunté a Castiel si le importaba quedarse con Lysandro, a lo que él respondió que no, era realmente un sol.

-¿Alask? ¿Me estas escuchando?-dijo Alexy. Alcé mi vista hacia él y lo vi cocinando, me sentía incapaz de enfocarme en algo que no fuera Nebraska, el asesino o... demonios.

-No, lo siento. Escucha, creo que deberías sentarte, es importante lo que necesito decirte.-dije. Él una vez mas desvió el tema, sirvió la comida y la colocó encima de una mesita ratona y se acomodó donde pudo. Di un bocado a su ensalada con arroz, tomate, huevo duro, lechuga y no sabía que más le había colocado, solo para descubrir que no tenía apetito. Suspiré y sentí que debía decirlo de una vez.

-Nebraska fue detenida como la principal sospechosa del caso del asesino en serie.-dije. Alex de pronto se atoró, comenzó a toser y tuvo que tomar un trago de agua porque de otra forma se atoraría realmente. No supe distinguir si los ojos llorosos que se le formaron fue por lo que le acababa de suceder o por la noticia, supuse que ambas. Apenas conseguí que se calmara, proseguí narrándole todo, no quería que pensara ni por un segundo que esto era una broma. Le conté todo pausado, haciendo énfasis en que realmente creía que era un error, pero cuando le explique que cabía la posibilidad de que Nebraska realmente fuera la asesina, Alexy enloqueció.

-¡¿Qué dices?! ¡Es Nebraska! Sabes que es refunfuñona y tiene mal carácter, pero es incapaz de lastimar a alguien que no se lo merezca.-dijo Alexy.

-No creo que ella sea, pero siempre esta ese 1% que deja abierta a la posibilidad, además, no está la balanza a favor de Nebraska. La vi con toda la evidencia que me hizo pensar que la difunta Sofía era la asesina, además... sabemos que Nebrask tenía un profundo odio hacia la victima.-dije.

-¡¿Y?! ¡Todos la odiaban! Hasta a mi me caía mal, y no por eso soy un asesino. Me decepcionas, Alaska. Tú más que nadie sabes cómo es ella, y sí, admito que se ve sospechoso, pero ella nunca haría nada malo. ¿Confías en mi?-dijo Alex. Lo miré, por supuesto que confiaba en el, al igual que en Nebraska y mi novio, pero con esta situación... ¡no era mi culpa sentir desconfianza! ¿Pero que otra opción tenia? Sabía que Alex no había sido, los asesinatos se habían dado en Florida, todos, y nosotros cuando teníamos 14 años vivíamos en Oregon, él nunca había viajado y literalmente nos veíamos todos los días. Nebraska también, siempre nos veíamos, pero ella siempre había sido misteriosa, además nunca nos había dado explicaciones concisas. Demonios, no paraba de sentir miedo y cambiar de opinión. No obstante, decidí responder a la pregunta de Alex.

-Sí, confío en ti.-dije.

-Entonces creeme cuando te digo que Nebraska no tuvo nada que ver, eres la mejor amiga, deberías saberlo de sobra. Sabes más que nadie que ella utiliza una mascara de ruda pero en verdad es una de las personas más dulces del mundo.-dijo Alexy. Suspiré, tenia razón. Nebraska y Alex no tenían nada que ver aquí. Le sonreí y él me colocó la mano en la mía.

-Sé que es un momento de mierda, pero gracias. Eres un cielo.-dije. Él me sonrió y le dio otro bocado a su comida.

-Despreocupate, no van a encontrar nada con qué incriminarla; además Nebraska sabe como salir de esos aprietos. No dudo de ella.-dijo Alex. Deseé por un instante tener tanta confianza como él sentía, ¿cómo podía estar así en un momento como este? Es decir, la habían arrestado por un asesinato serial, no se trataba de una idiotez. Le sonreí y me dispuse a comer pensando en que Evan me había dicho que el día de mañana sería agitado, y no tenía ningún tipo de duda que me utilizarían para sacarle información a Nebraska. Debía comer bien, pese a seguir sin apetito.

No supe calificar como terminó la noche, solo sé que Alex puso una película para ver pero en cuestión de minutos terminó completamente dormido. Yo me resigné a escribirle a Castiel solo para recordarle que estaba bien, al igual que a mi hermanastro y amigos que se habían preocupado por mi actitud en el concierto de anoche. Afortunadamente los fanáticos de Demons me animaron, solo ver las cosas que muchos me escribían, regalos que me hacían como dibujos, edits, demonios realmente los quería. No obstante, al percatarme de la hora decidí que era tiempo de dormirme, de otra forma al día siguiente sería imposible que me despertara. Me acurruqué de espaldas a mi mejor amigo y tras cerrar los ojos, me dormí profundamente.

Mi celular sonando me despertó, ¿ya? ¿Ya había sonado la condenada alarma? No, rápidamente me di cuenta que era una llamada. ¿Evan? Por un segundo se me hizo un nudo en la garganta, ¿y si Nebraska se había fugado? ¿Y si había sucedido con ella? Mierda. Me volteé y noté a Alex profundamente dormido. Internamente lo agradecí y me dirigí hacia fuera para hablar con mayor intimidad con mi jefe.

-¿Hola?-dije.

-Buen día, Alaska. Escucha, siento mucho la hora, pero dado a que eres la mejor amiga y ex de Nebraska me gustaría hablar a solas contigo en la estación de policía, necesito que me ayudes a interrogarla, tal vez entre nosotros dos consigamos sacarle algo.-dijo Evan. Vaya, "sacarle algo" ¿ya asumía que era ella la asesina? ¿O acaso había conseguido pruebas de ello? Tragué saliva algo nerviosa y miré la hora, eran las 6:30 am. Mierda. No sabía que responderle, yo solo dibujaba acompañada de Nebraska y a veces de Kim.

-No lo sé, no sé interrogar a nadie, menos a mi mejor amiga que se conoce todos los trucos de la policía y seguramente termine usándolos en mi contra. ¿No crees que es mejor tener a alguien más capacitado?-dije. Evan se rió.

-Tranquila, por algo estaré yo. Y será por el bien de ella, tal vez descubramos algo que nos pueda decir que de verdad es inocente y pueda estar libre. Creeme, me duele tanto a mí como a ti, sabes que respeto su relación con tu amigo, pero yo sigo teniendo fuertes sentimientos por ella. Nunca en mi vida reí que esto sucedería, así que te pido por favor que vengas. Tal vez solo quedándote mirándola a los ojos se enternezca y confiese o tal vez sean solo imaginaciones mías. ¿Aceptas?-dijo Evan. Sentí los nervios invadiendo mi cuerpo, era mi mejor amiga, él mismo lo había dicho, no quería tomar partido en esto. Además, no culparía a Nebraska si tomara rencor contra mí después de esto. Pero no tenía más opciones, debía decir que si, era mi jefe.

-Seguro, en media hora estaré allí.-dije. Él me agradeció y finalizó la llamada. Suspiré cansada, fui a buscar una manzana para comerla de desayuno mientras le escribía a Alex en una hoja que podía quedarse en mi casa lo que quisiera, pero que debía irme al trabajo por una emergencia, no obstante que le avisara a mis vecinos y ellos le abrirían la puerta; si es que deseaba irse. Me sentía mal por dejarlo de esta forma, pero pensaba salvarle el culo a su novia. Sonreí, era irrisorio siquiera pensar eso, Nebraska siempre había sido aquella chica ruda que me había salvado a mí en varias ocasiones y era raro que ahora fuera al revés.

Me coloqué el uniforme, me cepillé los dientes, alimenté a mi mascota y tras hacerle un mimo en la cabeza me dirigí hacia mi trabajo. Normalmente no me quejaría de trabajar en la comisaría porque de hecho encantaba dibujar, más si era en compañía de Kim, Kentin o Nebraska, los cuales obviamente eran muy cercanos a mí. Priya, Armin y Evan eran simpáticos, pero aún se notaba que había una distancia entre nuestra relación; sin embargo tras lo de ayer, el concierto, lo de Nebraska, mis dudas y miedos, hoy no era el mejor día para ir a la oficina, aunque se trataran solo de unas pocas horas.

El frio de la mañana me ayudó a despertarme y concentrarme, no era momento de pensar estas cosas. Vi como fuera de la comisaría no habían casi vehículos, solo el de Evan. Miré la hora, faltaban 5 minutos para que fueran las 7 de la mañana. Tomé aire fresco e ingresé a la comisaría. Al ingresar vi a Kim hablando con un ojeroso Evan, ella me saludó con tristeza.

-Lo siento tía, por lo de Nebraska. Aun no puedo creer que sea sospechosa.-dijo Kim. Le sonreí con tristeza, demonios, el ambiente se podía palpar.

-Con algo de suerte veremos que es inocente y podrá estar con nosotros.-dije. Evan suspiró algo molesto, se notaba que había estado toda la noche en vela y su característico buen humor comenzaba a perderse.

-Recuerda, tienes que ser neutra en los interrogatorios. Kim, ve yendo a entrenar a los animales y en cuanto venga tu compañero les asigno un caso. Alaska, sigueme por favor.-dijo Evan. Saludé con la mano a Kim y ella me devolvió el saludo de inmediato, me alegró que pudiera toar el puesto de Sofía, ya que ella era una autentica hija de puta con los animales que la policía entrenaba. Sin embargo, me enfoqué en seguir a Evan, el cual por poco más y me dejaba sola. Camine a paso ligero detrás de él, era realmente enorme, debía medir fácilmente 1,90, mientras que yo seguía estancada en 1,50. Normal que me intimidara, me sacaba muchísimos centímetros de ventaja y para colmo era un manojo de músculos.

-¿Noche difícil?-pregunté. Intenté sacar tema de conversación ya que no me encontraba nada cómoda, él soltó una risa sarcástica.

-No tienes ni idea de que tan mierda fue mi noche. Realmente solo espero que ella sea inocente, pero las pruebas no me engañan, y debo seguir los hechos.-dijo Evan. Se notaba el dolor en su voz, pero al menos me sentí alegre que ambos quisiéramos que esto fuera solo un malentendido.

Me guio hasta la sala de interrogaciones, la típica donde había un espejo para poder ver al interrogado y sacar conclusiones. Vi la evidencia que tenía Evan en contra de Nebraska y con solo echarle un ojo me di cuenta que era insostenible, eran solo corazonadas. Crucé la mirada con él y sentí que me estaba mintiendo, no podía acusarla con esa mierda de evidencia. ¿O tal vez era yo que me estaba volviendo paranoica? Al alzar mí vista al espejo noté a Nebraska esposada con muy mala cara, aun traía la ropa de ayer y se veía como un animal encarcelado casi esperando su presa. Tenía esa mirada fría, movía la pierna con rapidez y se veía realmente molesta.

-¿Quién entra primero?-dije. Evan se rió.

-Es Nebrask, da miedo pero nunca nos haría nada. Además, esta esposada. Ingresemos juntos.-dijo Evan. Sentí como bostezaba y se restregaba los ojos mientras tomaba la evidencia. Comenzaba a tener una idea realmente descabellada. Evan ingresó a la habitación y vi a Nebraska clavarle la mirada, casi no se percató de mi presencia.

-Buen día. ¿Ahora vas a contarnos de una buena vez todo?-dijo Evan. Ella no le quitaba los ojos de encima, comenzaba a creer que si le quitaba las esposas realmente se le tiraría arriba a simplemente golpearlo. Yo sin dudarlo me senté frente a ella intentando que me mirara, necesitaba expresarle de alguna forma que estaba de su lado si solo me ayudaba a confirmar que era inocente.

-¿Necesitas un perro faldero para intentar sacarme información que no poseo? Ya te dije, no pienso decirte una mierda. Eras mi mejor amigo, se supone que si sospechabas de mi primero lo consultarías como amigo.-dijo Nebraska. La voz de ella sonó realmente agresiva y sí, por perro faldero se refería a mí. Agaché la mirada, me sentía una completa traidora.

-Sabes bien que no podía hacer eso. Ayudame a colaborar en descartar la evidencia.-dijo Evan. Nebraska esta vez posó sus ojos en mí, le asentí suavemente como para decirle que estábamos a su favor, o al menos yo. Ella soltó un suspiro hastiada y habló.

-Bien, muestrame tu evidencia de mierda.-dijo Nebraska. Evan sacó el mapa que Nebraska tenía en su habitación, el que mostraba la ubicación de cada uno de los asesinatos, el que me hizo creer que Sofía era la criminal. Además sacó el boceto que había hecho de la descripción del asesino, el cual Sofía había sido la única testigo. Eso, eso era toda su evidencia, por eso deduje de inmediato que era insostenible. Nebraska comenzó a reírme.

-Vaya, debes estar desesperado por inculpar a alguien si esto es lo mejor que tienes. Sabes, si esto es una broma, prometo solo darte un par de puñetazos y olvidar todo, a fin de cuentas, siempre me gustó tu humor de mierda.-dijo Nebraska. Una vez más, sacaba esa actitud extraña que solo incrementaban mas las sospechas.

-Hablo en serio, Nebraska. Explica el mapa, todo indica a que eres tú. Cuando Sofía describió al asesino, dijo que tenía tu estatura, que llevaba una máscara, y ¡oh casualidad! Tú en ese momento estabas ocupada. Por las marcas que deja el asesino creemos que sabe de herrería, pero también podría saber de mecánica y hacer sus propios dispositivos, a fin de cuentas, tú siempre tuviste una mente brillante. Cuando encontramos la amenaza de que te quitáramos del caso, no lo tomaste en serio, y me dijiste una y otra vez que no le creías una sola palabra a Sofía, seguramente para encubrir tu trasero. Sabes exageradamente bien los asesinatos de este caso en particular y el mapa que tenías en tu casa fue el detonante. Eres fuerte, lo suficientemente como para arrastrar un cuerpo, tienes fuerza y soy testigo de que puedes inmovilizar personas inclusive de mi tamaño, porque ya lo has hecho varias veces. Siempre tuviste un odio peculiar hacia Sofía, y se ve que no pudiste más y terminaste matándola. Además, tienes acceso a la policía, podrías manipular cualquier documento para borrar lo que quisieras, o agregar. Siempre fuiste una oficial ejemplar y mi mano derecha, nadie dudaría de ti.-dijo Evan. Nebraska se quedó por unos segundos en silencio y luego soltó la carcajada. Fue tan natural, tan alegre que hasta casi me dieron ganas de reírme.

-Vaya Evan, esto es bajo, hasta para ti. Escucha, tú ya estás delirando, se nota que no has dormido, ve a descansar y cuando tu cerebro funcione, y haya un abogado presente, responderé. Además, ¿este es el ejemplo de policía que pretendes darle a la nena?-dijo Nebraska. Me guiñó un ojo y me sonrió, ¿acaso ya se había percatado que yo estaba a su favor? No obstante, lo que Evan decía por un segundo me pareció coherente, pero por supuesto mmi mejor amiga lo ridiculizaría lo más que pudiera. Evan dio un golpe seco en la mesa y se incorporó completamente fuera de sí.

-¡No entiendes que intento ayudarte! ¡Explicame esto!-dijo Evan. Nebraska una vez mas se rió, completamente burlona, comenzaba a entender su juego.

-Con razón yo siempre fui la policía mala y tú el bueno, ve a dormir, ya pareces un niño con rabieta.-dijo Nebraska. Evan suspiró y se retiró sin decir nada más. Nebraska sonrió orgullosa de lo que había conseguido, yo no tuve tiempo a nada, la observé y con la mirada me señaló sus esposas.

-Espera.-dije. Ella no hizo ningún gesto, sabía que seguramente la estuvieran filmando y debía ser lo más delicada posible con sus movimientos. Yo salí siguiendo a Evan, sus palabras aun resonaban en mi cabeza, aun me sentía muy confundida y no sabía si creer del todo a Nebraska. Había visto con mis propios ojos como había conseguido enloquecer al jefe de la policía, ¿qué me garantizaba que no fuera a manipular? Mierda, parecía Castiel pensando así.

Seguí apresuradamente los pasos de Evan, el cual comenzaba a tomar sus pertenencias como si pensara irse. No pude evitar alzar una ceja con incertidumbre. ¿Qué demonios hacia?

-¿Evan? No puedo interrogarla sola, necesito tu ayuda.-dije. Él soltó un refunfuño, y me miró con muy mala cara, como si fuera mi culpa algo de esto.

-No va a hablar, ya la conoces, sin la presencia de un abogado ella no va a decir una palabra y está en su derecho.-dijo Evan. No pudo hablar mucho mas porque alguien lo pechó, al ver ese cabello pelirrojo pude ver que se trataba de Castiel. ¿Castiel? ¿Qué? Lo miré confundida, ¿habría sucedido algo? ¿Alex lo habría llamado para pedirle mis llaves? De pronto tuve miedo, ¿y si el asesino había atacado a Iris? ¿Por qué otro motivo Castiel vendría aquí y mas a estas horas? Tragué saliva nerviosa pero al verlo sonreír me despreocupé, definitivamente no había sucedido nada malo.

-Buen día niñita, ¿alguien se cayó de la cama? Hasta donde sé, eres de las que duerme hasta tarde.-dijo Castiel. Me guiñó un ojo y me dio un beso en la frente. ¿Qué demonios? Por un segundo realmente creí que estaba soñando, pero no, efectivamente mi novio había aparecido allí, ¿qué hacía aquí? Afortunadamente, Evan le preguntó exactamente lo mismo que yo me estaba preguntando.

-Tu turno no comienza hasta dentro de 1 hora. ¿Qué haces aquí, Jensen?-dijo Evan. Castiel sonrió, casi parecía que hubiera cambiado papeles con el malhumorado jefe.

-Priya me dijo si podía cubrirla, debía asistirme pero dado al funeral de su ex novia o lo que fueran... Supongo que hasta que venga algún otro abogado que pueda ayudarme con la pasantía, no vendría mal conocer las instalaciones.-dijo Castiel. No podía venirme mejor que él se encontrara aquí. Me coloqué delante de él y se me vino una idea descabellada, pero oportuna.

-¿Evan? Él se encuentra haciendo la pasantía de abogacía, él y yo podemos seguir interrogándola. Castiel se lleva muy mal con Nebrask y seguro puede hacer el papel de "policía malo" y yo la conozco muy bien. Somos un muy buen equipo con muy buenas posibilidades de que nos salga todo bien. Danos una oportunidad.-dije. Evan soltó un suspiro algo hastiado, ¿o tal vez inseguro? ¿Tendría miedo? A fin de cuentas éramos dos adultos de 20 años, ¿podríamos "encargarnos" de una potencial criminal con un historial prácticamente perfecto? O al menos, era lo que pretendía hacerle creer a Evan.-Además, así puedo mostrarle las instalaciones a Castiel. Y no habríamos perdido una hora de trabajo, sin mencionar que madrugamos y vinimos a trabajar en horarios que no son los nuestros solo... ya sabes, porque se trata de un caso particular.

-Bien, está bien. Solo no la caguen, a esta hora no hay casi nadie por el funeral de la víctima. En un par de horas estaré aquí. Cuento contigo, Blue.-dijo Evan. Pese a su malhumor, dolor y notable cansancio, Evan hacía todo lo posible para mantener la alegría. O al menos para conservarla.

El enorme jefe de policía se retiró, vi a un par de oficiales dando vueltas pero no tuve tiempo a mas nada porque tome de la mano a Castiel y lo arrastré hasta la sala de interrogación, justo en la puerta así Nebraska no oiría lo que diríamos.

-Escucha, no tienes por qué hacerlo. Además, sinceramente, creo que prefiero que no te involucres en est...-dije.

-Escucha, Alex me contó todo lo que sucedió. Vik también, dijo que si no le avisabas en una hora que te encontrabas bien, él me contaría todo tu plan, esa demencia que se te ocurrió tras el concierto. Y aunque no lo creas, dudo que Nebraska sea la asesina. Odio admitirlo, pero es demasiado inteligente para eso; y si tuviera que hacer un homicidio yo sería el primero en su lista. Y por tu forma de actuar, imagino que tienes algo en mente.-dijo Castiel. Le sonreí, adoraba saber que nos conocíamos hasta el punto de poder saber lo que el otro pensaba. Realmente había elegido a la persona correcta para estar junto a mí.

-Confío en ti. Gracias por todo. Mi plan es dejar que ella se explique, por momentos creo que realmente puede llegar a ser culpable y después me aparecen ataques de culpa que me dicen que ella es incapaz de cometer tal acto...-dije. No pude evitar hacer una pausa y suspirar, demonios. El pelirrojo me colocó una mano en el hombro y me esbozó una suave sonrisa.

-Sé que es difícil, creeme, si Lysandro fuera el que estuviera allí, me estaría volviendo loco. Pero no vamos a atrapar a nadie hablando. Ve, vamos a pedirle explicaciones.-dijo Castiel. Le sonreí e ingresamos, yo caminando detrás de él. Allí uní todas las piezas, Castiel nunca había aceptado la pasantía, solo estaba allí para cuidarme y ayudarme en mí idea descabellada. No pude evitar sonrojarme, era una idiotez, pero amé la conexión que teníamos sin siquiera haber hablado desde... pues desde el incidente.

-Genial, el que faltaba.-dijo Nebraska. Soltó un resoplido que me recordó un poco a un niño cuando tenía una rabieta al no conseguir lo que quería. Le sonreí a Nebraska, escuché como mi novio cerraba la puerta y ella lo observaba, bastante desafiante. Me senté en el único asiento libre que había, frente a ella e intenté relajarme.

-Te creemos, sabemos que eres incapaz de todo de lo que te acusan.-dije. Ella se rió, algunas veces me desconcertaba cuando tenía esos cambios de humores tan radicales. Era una estupidez, pero solo se incriminaba más. Cruzó las piernas aun con las esposas atadas a la mesa.

-¿Esperas que le crea a él?-dijo Nebraska. Castiel esta vez se colocó a la par a mí.

-¿Crees que no tengo pensamiento independiente? Sinceramente al comienzo te creía la culpable de todo, realmente lo hacía. Los crímenes comenzaron justo en el año que desapareciste de la vida de Alaska, Alexy y Viktor. Podías mentirnos y contar una historia de sufrimiento donde todos eran malos contigo; una excusa muy válida para empezar a hacer tus locuras. También vi el símbolo que el asesino le hizo a Li, como todos asumí que ese dispositivo lo habrías hecho tú, sabes de mecánica y con chasquear los dedos seguro harías algún invento demente.-dijo Castiel. ¿Qué demonios hacia? Se supone que estábamos de su parte, y todo lo que él decía comenzaba a asustarme, aunque era solo una extensión a lo que Evan había dicho minutos antes.-Además, ambos aquí sabemos que le has escondido secretos a Alaska, ¿por qué este no podría ser uno de tus secretos? Armin te denominó frente a mí como la maestra del engaño.

-¿Dónde quieres llegar?-dijo Nebraska. Su voz sonó desafiante, casi queriendo lastimarlo.

-A que pretendo serte honesto, al menos por una vez en nuestras vidas. Sí creí que eras tú, pero también lo desmentí conociéndote un poco más, escuchando todo lo que Alaska tuviera que opinar. Sé que eres una hija de puta, pero eres una mierda de persona con aquellos que se lo merecen. Nos constaste que la muerte de tu madre marcó un antes y un después en tu vida, y me juego algo a que fue el detonante a que hoy quieras atrapar asesinos. Así que si piensas salir de aquí sin un arresto, lo mejor es que comiences a contarnos todo. Ella es tu amiga y yo esta vez estoy de tu lado.-dijo Castiel. Los observé atónita, ¿realmente estaban interactuando entre ellos sin mi ayuda? Es decir... vaya. Esto no sucedía todos los días. ¿Tuvo que Nebraska estar arrestada para que este milagro sucediera?

No pude evitar sonreírle muy orgullosa a Castiel, me sentía feliz de que pudiera haberse confiado de Nebraska. Miré a mi amiga, parecía estar intentando detectar que esto no se tratara de una trampa. Me acerqué hacia ella y tras acariciarle la mano suavemente, decidí darle un voto de confianza. Le coloqué las llaves en las esposas, liberándola completamente. Sabía que ella podía escapar sin ningún tipo de inconveniente, era tan fácil como inmovilizarme, golpear a Castiel e irse. Pero en su lugar hizo lo correcto, se quedó observándonos mientras se acariciaba la muñeca de las manos.

-Gracias.-dijo ella. De verdad parecía estar agradecida, como si solo quisiera estar libre. Le sonreí y le presione suavemente la mano, dándole confianza.-Les juro que si me tienden una trampa, va a haber una nueva asesina y ustedes serán mis víctimas.

-Si es que primero nos atrapas, pantera rosa.-dijo Castiel. Soltó una risa burlona hacia Nebraska, pero afortunadamente ella se lo tomó como un chiste, su respuesta fue mostrarle el dedo mayor de la mano.

-Las bromas para otro día, necesitamos que nos expliques qué sucedió Nebrask.-dije. Ella asintió y nos pidió el mapa, el cual lo colocamos en la mesa. Ella señalando con el índice comenzó a explicarnos todo.

-Como sabrán, nunca me fie demasiado de Sofía, siempre tan falsa, tan toxica, tan mierda de persona, por lo que era más que evidente que ella era mi sospechosa principal. Tal vez sospechosa favorita, deseaba ponerla tras unas rejas y ver como se pudría tras las rejas. Pero encontrar algo me fue imposible. No obstante, ¿recuerdan aquel papel que me pedía que quedara fuera del caso? Comencé a sospechar que ella sabía que la iba a incriminar apenas encontrara alguna prueba medianamente solida contra ella. Por lo que creo firmemente que fue ella quien lo colocó, ya saben todo lo que sucedió, a ninguno nos dio una buena vibra.-dijo Nebraska. Era cierto, al comienzo solo me pareció tierna con Priya, pero tras conocerla... demonios, era una autentica mierda. No obstante, Nebraska prosiguió explicando.-No quiero distraerme demasiado, quiero ser rápida y concisa. Un día en la casa de Priya, decidí escarbar entre sus pertenencias, Sofía debía de tener algo: y en efecto. Encontré libros extraños, como si fueran de alguna especie de secta religiosa. En ese entonces no le presté demasiada atención, ya que como sabrán, era una loca del averno.

-Nebraska, rapidez. Por favor, cada segundo que pasa, el asesino podría tener otra persona en mente.-dije. Ella asintió de mala manera y prosiguió.

-Todo eso solo habían sido sospechas, pero tras sentirme acorralada en mi búsqueda del asesino, decidí buscar en la web, libros antiguos, inclusive con gente que trabajaba en establecimientos dudosos. Lo único que hallé, fue que cada un periodo de tiempo hacian sacrificios, sacrficaban mujeres, especificamente 7. Todo de pronto comenzó a tener sentido, las primeras cuatro muertes, Li, Sofía y falta una ultima mujer. De inmediato comencé a hacer las conexiones, cada sitio donde la mujer había sido encontrada representaba un punto, si se unían todas las muertes hasta ahora formaba una especie de circulo. Por ello tenía el mapa, además sabes que soy una histérica minuciosa de mi trabajo.-dijo Nebraska. Todo lo que ella decía comenzaba a tener sentido en mi cabeza, ¡Sofía era más que parte de ese culto! Iba a decir lo que a mi me hizo llevar a pensar que Sofía era la criminal cuando Castiel habló.

-¿Por qué no lo dijiste? Era información vital, Nebraska.-dijo Castiel.

-Lo hice, Evan me dijo que estaba delirando por la presión que tenía de no poder resolver este caso, Priya me dijo que dejara de estar en contra de Sofía, Armin se rió y prosiguió fingiendo que me creía y... A Alaska no quería involucrarla en esto. Siempre tuve miedo que ella fuera la siguiente.-dijo Nebraska. Le sonreí dulcemente, de no haber estado en este momento seguramente la hubiera abrazado; pero ahora era imprescindible que halláramos como encontrar al asesino, y yo creía tener la idea perfecta.

-Pues... Cuando Sofía y yo discutimos frente a Castiel, Alex y tú, Nebrask, ella me dijo que no era el centro del mundo. Curiosamente esas palabras me quedaron resonando en la mente, hasta que finalmente comprendí que se trataba del centro de todos los asesinatos. Si tú dices que estos asesinatos forman un círculo...-dije. Hice una pausa porque Nebraska tomó uno de mis lápices con los que siempre dibujaba el rostro de las personas que me describían. Con éste dibujó como pudo, un círculo casi perfecto el cual unía todos los casos. A su vez, comenzó a hacer líneas hacia el centro, disminuyendo la zona donde creíamos que podía hallarse el asesino.

-No entiendo.-dijo Castiel. Nebraska y yo nos volteamos hacia el, ambas teníamos una adrenalina poderosa en el cuerpo que nos pedía ir corriendo hasta allí.

-¡¿Cómo que no lo entiendes?! Maldita sea, Sofía nos dio la clave, seguramente supieran que la matarían, o tal vez...-dijo Nebraska.

-O tal vez es una trampa para que vayan. Una forma fácil de conseguir a la última mujer que necesitan.-dijo Castiel. Por un instante la sangre se me helo, era cierto. ¿Y si era una trampa? Miré a Nebraska, ella resopló.

-Escucha, me importa una mierda. Yo voy a ir, Evan va a hacer lo que pueda por buscar un culpable, y si no lo encuentra rápido, seguramente yo lo sea. Yo soy la más preparada para ir a meterme en la casa de ese loco de mierda. O loca. Sé pelear, sé defenderme y si es necesario, sé usar un arma. Ustedes se quedan aquí y me cubren el trasero, si en 2 horas no volví, le cuentan todo a Evan, envían un patrullero o lo que sea necesario.-dijo Nebraska. Castiel pareció cómodo con la idea, no obstante yo sentí pánico inmediato.

-De ningún modo, ¿te encuentras completamente loca? No. Ni hablar. No dudo en tus habilidades, pero sigues siendo un ser humano. Te quedas e irán otras personas, varias. No tu sola.-dije. Ella se rió y me guiñó un ojo.

-Descuida, estaré bien. ¿Sí? No tienes por qué preocuparte, mocosa. Escuchen bien, ustedes tienen que eliminar todo esto de las cámaras de seguridad. Yo saldré rápido de la policía, iré a mi casa, me pondré algo más cómodo, una capucha y algo que me permita correr; en cuestión de unos cuantos minutos seguro llegue en mi moto al sitio. Y hallar la vivienda, bueno, seguramente hayan indicios de herrería o mecánica, herramientas, tal vez los enormes mástiles donde dejan sus símbolos. Me las ingeniaré, descuida.-dijo Nebraska. Me sonrió y se encaminó hacia la puerta, no obstante antes de que ella la abriera, corrí a abrazarla. Ella pareció sorprendida al comienzo, pero me devolvió el abrazo.

-Ten mucho cuidado, ¿llevas armas?-dije. Ella asintió y soltó una suave risilla.

-¿Acaso no sabes que les patearé el trasero a ese hijo de puta? Quedate aquí, y bajo ningún motivo salgas de la comisaría, ¿entendido?-dijo Nebraska. Sabía que estaba restándole importancia a la situación, no era idiota, sabía que era una locura lo que ella haría y que podía torcerse todo en un instante. Sentí como le hizo un gesto a Castiel, prácticamente diciéndole que me cuidara. Vaya, ¿Nebraska había llegado al punto de confiar en mi novio?

No tuve tiempo a más nada, ella me soltó, con una sonrisa abrió la puerta y se fue. Me quedé por unos instantes mirando simplemente la nada, sabía que Nebraska no tenía familia y que seguramente pensaría "que no tiene nada que perder", también sabía que su trabajo era toda su vida; pero no era así. Sus amigos estaríamos devastados si algo le sucedía. Mierda. Un sentimiento de mala espina me recorrió la espalda. Sentí las manos de Castiel en mi cintura.

-Va a estar bien, despreocupate. Hasta el asesino dijo que la quería fuera del caso, porque sabían bien que era la única que podía detenerlo.-dijo Castiel. Me mostró una sonrisa brillante, se notaba que solo quería verme bien y sacarme los pensamientos de mi cabeza; no obstante me era imposible no llenarme a incertidumbres. ¿Y si ella salía herida? O peor, ¿y si no siquiera salía? Trague saliva con miedo mientras sentía como un escalofrío me recorría la espalda. El sentimiento de angustia se apoderó de mí, era mi mejor amiga, habíamos pasado por todo y pese a ello, aquí estábamos. Habíamos atravesado unos cuantos años alejadas una de la otra, de aquella mujer que en su tiempo creí haberme enamorado y tal vez hasta lo había hecho. Hoy era una persona incondicional, una amiga y compañera de trabajo increíble, no podía imaginar mi vida sin Nebraska, ya era una parte de mí. No podía volver a perderla. Tuve un impulso de salir corriendo tras ella, pero Castiel me detuvo.

-¿Dónde vas? Ella es la mejor oficial, ya te dije que te calmes. Todo saldrá bien, sabe patear culos, ambos lo sabemos bien.-dijo Castiel. Por un instante mi novio consiguió hacerme reír y olvidar todo. Me acerqué a él con ternura y con un abrazo conseguí apretarle la poca cola que tenía.

-¿Esa es tu explicación? ¿Nebrask te dio una patada y te hundió el trasero?-dije. Le sonreí divertida, y tal vez algo desafiante, casi esperando un chiste sobre mis senos o mis pecas, pero en su lugar se limitó a reírse y corresponderme el abrazo. Sinceramente era lo mejor que podía hacer en este momento. Debía distraerme, y comenzar con borrar las grabaciones de la interrogaciones a Nebraska. Con algo de suerte, Evan o Armin no lo notarían, esperaba que nadie de la comisaría reportara ello, de otra forma estaríamos en graves problemas, pese a que Nebraska valía la pena meterme en todos los problemas del mundo. No pude evitar sonreír, de todas formas ya era algo habitual en nosotras, la pelirosa y yo nos metíamos en líos muy seguido. Sonreí con nostalgia y le desee la mayor de las suertes, seguramente lo necesitaría.

Con mi novio finalmente nos encaminamos a hacer todo lo correspondiente, nuestro trabajo habitual. Borramos las grabaciones, toda evidencia posible, procurando quedarnos lo más natural posible mientras le explicaba las funciones de la instalación y zonas correspondientes. En el trayecto pude encontrar a Kentin y Kim ya entrenando, era curiosa la amistad que habían desarrollado. Crucé una mirada con Castiel, ¿y si le decíamos la verdad? Kentin era mi hermano, no nos traicionaría, y Kim era amiga de Nebraska. El pelirrojo me dio a entender que si se complicaban las cosas, allí si podía decirles y que nos cubrieran. Con un suspiro de mala gana decidí aceptar.

No obstante, los minutos pasaban y no me estaba ayudando interna concentrarme en mi trabajo, ya que solo podía pesar en Nebraska. ¿Por qué demoraba? Ya habían pasado 55 minutos. Mierda. ¿Y si necesitaba ayuda? Yo siempre fui muy pequeña, podía meterme en recovecos que ella no podría. No insinuaba que mi mejor amiga fuera rellenita, solamente que tras años de entrenar era lógico que tuviera músculos. Yo era realmente delgada y tan pequeña que era normal que me confundieran con una pequeña de 12 años.

Una mirada me llamó la atención, era Castiel prácticamente regañándome.

-Lo siento, tengo que ir.-dije. Castiel sin darme tiempo a nada, se incorporó y se colocó delante de mi.

-Ni en tus sueños, Alaska Blue.-dijo Castiel.

-No puedo dejar de pensar en todo, es Nebraska. Sabes bien que haría lo que fuera por ella, tanto como por ti y por Alex. Ustedes tres son mi mundo y si algo le sucediera a mi mejor amiga mi conciencia y la culpa no me dejarían en paz. Tú harías lo mismo por Lysandro. Lo siento.-dije. Lo empuje suavemente para desestabilizarlo, tastabilló y aproveché para colocarle una esposa en la mano, del otro extremo se lo fijé a la pata de una mesa lo suficientemente pesada y llena de archivos como para que él la tirara o pudiera caminar con normalidad.

-¿Qué mierda haces? ¡Alaska!-dijo Castiel. Vi como sus gritos comenzaban a llamar la atención, Kim y Kentin vinieron apresuradamente en nuestra dirección, debía apresurarme si es que no quería llamar más aun la atención. Le lancé una expresión triste a Castiel, lamentando con todo mi ser haberlo atado y empujado, pero era más que necesario. Tomé aire, rebusqué mi arma y me dirigí a la salida cuando escuché de nuevo un grito de Castiel.

-¡No puedes irte! Niña no puedes, no puedes dejarme solo, de nuevo. Ya pasamos por todo esto, es exactamente la misma puta historia que con Dakota y Felipe, solo que ahora es mil veces peor porque se trata de un desgraciado demente que no dudará en lastimarte o algo peor. No puedes dejarme solo, ¡no puedes ser tan egoísta!-dijo Castiel. ¿Egoísta? ¿De que hablaba? Me volteé con una expresión de duda en el rostro.-Lo que escuchaste, mientras tú estabas desaparecida hacía unos años no sabes el infierno que viví. Pasé miedo, fobia, terror, pánico, no sabes lo que es sentir que tu pareja puede estar o no estar al día siguiente. Y sé que te gusta el peligro, meterte en lugares extraños, pero entiende que eres... eres el amor de mi vida y no puedo permitir que nada te pase. ¿Crees que quiero esta estúpida pasantía? No, solo lo utilicé de excusa para saber que te encontrabas bien.

Mierda, ¿el amor de su...? Vaya. No pude evitar sonrojarme y al mismo tiempo sentir que la culpa me invadiera, es cierto, yo no había vivido lo que Castiel vivió, y no lo culpo por sentir miedo, demonios yo estaba aterrorizada. ¿Pero que se supone que iba a hacer? ¿Dejar que posiblemente Nebraska fuera la siguiente? No, todo menos eso.

Nuestras miradas se cruzaron por un instante, le sonreí con muchísimo amor y me le acerqué.

-Nebraska tiene razón, no sé por qué te pones así si sabes perfectamente que sé defenderme, ¿recuerdas cuando creí que eras un ladrón y te golpeé?-dije. Solté una suave risa con mucha mas vergüenza de la que quería admitir, aun me sentía mal por haberlo golpeado, pero en mi defensa creí que era un atacante. Él mantuvo el semblante serio pero finalmente esbozó una suave sonrisa.-Estaré bien, descuida. Puedo enfocarme en nuestra banda o buscar otro trabajo, no sabía que sentías tanto miedo grandullón. Te prometo que cuando vuelva con Nebraska sana y salvo, renuncio y podrás cuidarme como más quieras. Oh, y también eres... bueno, ya sabes, también eres el amor de mi vida.-dije. El rubor en mis mejillas no se había ido en ningún momento, pero sentí que ahora aumentaba el color muchísimo más. Él también se ruborizó, aunque pareció mas sorprendido que emocionado. Le sonreí y le estampe un delicado beso en los labios, cargado de amor. En ese instante Castiel pareció comprender que yo no cederá y que era mejor simplemente irme. Con algo de nerviosismo, finalmente, él accedió. Le volví a mostrar una suave sonrisa y esta vez me fui dándole la espalda, rogando que él no cambiara de opinión, o todo fuera una estrategia para seguirme y cuidarme como siempre. Suspiré debía mantener la mente en frio, debía encontrar a Nebraska, más le valía que se hubiera demorado por una excusa viable.

Tomé un patrullero, sabía que no debía ni podía hacerlo, pero ¿pensaba ir en búsqueda de un asesino serial en ómnibus? De ninguna manera. Y si conseguía atraparlo, ¿qué diría? "Hey Evan, ven a buscarme que vine en autobús a atrapar al asesino, lo conseguí y ahora no puedo llevarlo a la comisaría." pese a los nervios, esa tontería consiguió sacarme una suave sonrisa. No obstante, ingresé al vehículo, repasé en mi mente el camino que debía hacer para llegar hasta donde había ido Nebraska; y sin más demoras me puse en marcha hacia allí. Consideré poner la sirena para llegar más rápido pero realmente quería pasar lo más desapercibida posible, pese a que ir con un coche patrulla no era mi idea más brillante.

Finalmente, unos 20 minutos después ingresé al barrio en el que creía que hallaría a mi mejor amiga y con algo de suerte, al asesino. Apenas ingresé en dicha zona, tuve el instinto de poner la tranca en el auto, el mal ambiente se sintió de inmediato. Las casas, por así llamarlas, eran realmente humildes, algunas estaban destrozadas y otras tenían claros signos de vandalismo. Los únicos cimientos medianamente estables se encontraban o abandonados o con perros de guardia; Evan me había enseñado que normalmente cuando habían perros con el estereotipo de ser peligrosos eran porque los malvivientes escondían droga o algún bien material importante para el individuo. Pero hoy no me encontraba allí para eso, estaba en esa zona para encontrar en concreto solo al asesino y mi amiga. Tragué saliva algo asustada, sentí como la adrenalina de unos instantes desaparecía, en su lugar apareció mi racionalidad diciéndome que esto era una demencia. Pude observar perros callejeros en un estado deplorable, muchos se encontraban desnutridos y alguno rengueaba suavemente. Agité suavemente la cabeza y decidí parar de pensar en ello, más tarde llamaría a control de animales, seguramente pudieran encontrarle hogar en algún refugio.

Enfoqué mi mirada hacia las casas, alguna debía tener los mástiles a las que las mujeres muchas veces eran atadas, debía haber una pista, normalmente buscaría la motocicleta de Nebraska pero conociéndola seguramente la había oculto entre algún arbusto. De pronto, una casa en particular me llamó la atención. Era igual que las demás, vieja, abandonada, con vidrios rotos, gris, pero detrás de la misma parecía haber un patio trasero con enormes palos de madera.

-¡Alto!-dijo el rubio. Una voz masculina me distrajo, dejé de mirar la casa abandonada y puse mis ojos en el camino, ¡mierda! Un enorme hombre rubio se encontraba en la mitad de la calle haciéndome gestos de que frenara, de otra forma seguramente lo atropellaría. Encerré el pie en el freno, y con muchísima suerte conseguí detenerme apenas a un metro de él. ¿Qué mierda hacía? Consideré salir del patrullero, pero por las dudas preferí quedarme unos segundos más dentro, solo para inspeccionar al sujeto. Él se acercó a la ventanilla de mi vehículo, al comienzo con las manos en alto y luego las apoyó cerca de mi ventanilla solo para que comprobara que estaba desarmado, supuse.

-¿Te encuentras bien?-dije. Tanteé mi arma y suspiré suavemente solo para calmarme.

-Yo sí, pero una amiga no, es policía, como tú. Vivo cerca de aquí, me dijo que venía a hacer una investigación por la zona y no la encuentro hace unos minutos. ¿Puedes hacer algo? ¿Tú eres los refuerzos?-dijo el rubio. De pronto mi corazón se heló, ¿Nebraska? ¿Y si era una trampa? ¿Y si vio a Nebraska y...?-Mi amiga es muy alta, tiene rizos, usa gafas, tiene lentes aunque no siempre los usa, ¿la conoces?

-¿Nebrask...?-dije. Ni siquiera pude terminar porque él asintió, se lo veía realmente preocupado y muy nervioso.

-¡Sí! Nebraska Hudson, malhumorada aunque simpática con quienes ama, rubia...-dijo.
¿Rubia? Es decir, sí, el color natural del cabello de ella era ese, pero hacia años se había teñido. Honestamente, no me importaba, era la prueba mas solida de que Nebraska había estado aquí, la conocía lo suficiente como para saber que ella se comportaba con las personas que ama. Tomé mi arma siendo exagerada, para que notara que la tenía y que si intentaba algo, no dudaría. Estacioné el auto y me bajé del mismo.

-Llevame donde la viste por última vez, o lo que sea que ella te haya dicho. Toda información es valiosa. ¿Cómo te llamas? Yo soy la oficial Blue. -dije. Apenas me bajé del coche noté lo verdaderamente alto que era, casi tan alto como Evan, el cual medía creo que 1,90. El hombre de unos... ¿27 años? Vestía un abrigo verde con una capucha negra, llevaba una remera negra y pantalones blancos con unas botas negras como si fueran de escalada. No pude evitar preguntarme de dónde demonios Nebraska sacaba amigos tan extraños. No obstante su rostro me sonaba familiar, como si ya lo hubiera visto antes. Tenía unos ojos amarillos vibrantes los cuales combinaban con el color de pelo, ese rubio intenso que llamaba la atención a millas. Llevaba varios piercings en la oreja, anillos en la mano y un collar. Noté que tenía los nudillos enrojecidos, como si hubiera dado un puñetazo recientemente. También tenía un corte en el labio completamente cicatrizado.

-Soy Eth...an. Ethan.-dijo. Pareció que se le había escapado algo que nunca debió decir, como cuando quieres mentir y sin querer dices la verdad. Alcé una ceja, comenzaba a darme mala espina y no ayudaba el hecho que me estuviera llevando hacia la casa en la que tenía mis sospechas de ser la que escondía el asesino.

-Sabes, Nebraska hace mucho no es rubia.-dije.

-Lo sé, pero para mi sigue siéndolo. Siempre la vi rubia y me cuesta verla con ese horrendo rosa. Nunca creí que usara rosado, siempre vestía de negro, se metía a desguaces, andaba con mecánica... no quiero insinuar que el rosa no pueda ser utilizado en mecánica, solo que ya sabes, no es un color que te esperes de alguien como Nebraska.-dijo Ethan. No pude evitar sonreír, era cierto. No, Alaska, ¡concentrate! Noté que estaba escondiéndose detrás de un árbol, el cual servía para mirar a la casa a la cual efectivamente sospechaba. Me hizo un gesto para que me acercara hacia él, mierda, si Castiel me viera ahora seguramente le daría un ataque de nervios porque estaba desconfiando en un completo desconocido.

-La última vez que la vi, ingresó en esa casa. Hay rumores de que un asesino serial vive allí, Nebraska me dijo que no interfiriera porque juraba que me dispararía, y sabes como es, seguramente lo haga. Pero tengo miedo que algo le haya sucedido...-dijo Ethan. Suspiré con miedo, ¿y si le había sucedido algo? Intenté buscar la motocicleta de ella por las cercanías, seguramente la hubiera dejado cerca por si debía escapar.

-La moto no está, tal vez ya salió y se encuentre en camino a la comisaría.-dije.

-Lo dudo, voltea.-dijo Ethan. Me volteé teniendo precaución de no darle la espalda completamente y me encontré el vehículo de mi mejor amiga escondido en un arbusto. La conocía demasiado bien, aunque el miedo me invadió, eso significaba que lo más seguro es que aun siguiera dentro de la casa.

-Voy a entrar, no interfieras.-dije. La adrenalina había vuelto a mí, mi mejor amiga podía estar desangrándose o ser la siguiente en salir en los periódicos y yo aquí hablando con Ethan. De ninguna forma. Tomé mi arma y comencé a encaminarme hacia la casa, aunque sentí a alguien sosteniéndome fuertemente del brazo.

-Lo siento, Alaska. Realmente me gusta tu música, pero tú eres la siguiente.-dijo. Me dio un fuerte puñetazo en el rostro, haciendo que fuera incapaz de defenderme o prever el ataque. Caí pesadamente al suelo, sintiendo el dolor, un pitido agudo en mi cabeza y viendo como todo daba vueltas. Mi mirada comenzaba a oscurecerse, vi la sangre en el suelo, brotaba de mi nariz. Sentía que estaba a poco de desmayarme, y sin que pudiera contenerme más; lo inevitable sucedió, me desmaye.



(Pequeño paréntesis en la historia)

En este momento estoy escribiendo la continuación a este capitulo y mi idea es tratar de subírselo lo antes posible porque es el desenlace de todo y donde los que no descubrieron quien o quienes son los asesinos, podrán atar cabos. Como les dije, lo estoy escribiendo hoy (25/5) y no sé qué tan largo pueda ser el episodio siguiente, tal vez de 2 paginas o tal vez de 25. Siento que hace mucho no escribo nada, y me disculpo por eso (falta de tiempo, a veces no me sentía con ganas de escribir y a veces me puse triste por saber que termino la serie que empecé hace 3 años, cuesta soltar)

Pero no quería dejarlos mas tiempo sin episodio, así que bueno, espero que les haya gustado. Solo por curiosidad, quien o quienes creen que son los malos? O las malas...  

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