Capítulo 15: Pasado (parte 8)/orfanato
Alexy se había ido, seguramente para siempre y yo no podía evitar pensar en todo lo que me deparaba la vida sin mi mejor amigo a mi lado. No solo se iría él, sino que sus padres, la mejor y única familia verdadera que había tenido en mi vida. ¿Cómo se supone que debía sentirme? Sabía que era muy fácil decir "no te sientas mal" o "todo estará bien", lo difícil era realmente dejar de tener ese tipo de emociones. Miré a mi chica, estaba con el semblante serio como siempre, no sabía si sentía tristeza pero no iba a dejar que nadie viera que ella estaba mal o bien. La envidiaba y admiraba muchísimo, yo solo sentía que me desmoronaría a llorar en breves.
-Algunas veces lo mejor es soltarlo todo, ¿lo sabes, cierto?-dijo Viktor. Le sonreí y le coloqué mi cabeza en su hombro, intentando apoyarlo. Tenía razón, pero la mirada de Nebraska me indicaba que intentara contenerme.
-Debería llevarlos a casa, no es necesario que estén aquí mucho más tiempo del necesario. Ya bastante mal estamos todos como para prolongar lo inevitable.-dijo Lucy. Viktor asintió y se fue caminando junto a ella, detrás la seguimos Nebraska y yo, no me sentía cómoda al irme con mi madre, quería estar sola, realmente sola. Ya ni siquiera la rubia era buena compañía, quería sumirme en mis pensamientos.
-Yo voy con Nebraska, si no te importa.-dije. Miré a ella, se veía impasible, como siempre. Se alzó de hombros y me entregó un casco, me sostuvo la motocicleta para que me subiera y tras hacerlo ella arrancó. Manejaba a una velocidad alarmante, se salteaba algunas señales de alto y algunas luces rojas, era un completo peligro pero no me iba a molestar en decirle nada, no me encontraba para dar lecciones de vida. La abracé por la cintura y coloqué mi cabeza en su espalda, moría por llegar a mi casa y acostarme a llorar. El frio entre mi ropa me hacía sentir aun peor, afortunadamente estaba sumamente abrigada y no era tan horrible, pero toda la situación era una mierda.
Sentí como Nebraska de pronto paraba, estábamos en el lugar en el cual nos habíamos conocido, ella se bajó de la moto y me miró.
-¿No quieres estar aquí? Tú y yo solas, tal vez te haga bien.-dijo Nebraska. Sacó un cigarrillo y lo encendió, sabía que lo hacía por estrés, no me iba en molestar a decirle nada. Que hiciera lo que quisiera.
-Realmente quiero irme a mi casa, Nebrask. No estoy con ganas de nada.-dije. Ella le dio una larga pitada y exhaló el humo hacia otra dirección para que no me diera a mí. Pensé en pedirle, a fin de cuentas muchas personas con 15 años habían fumado, ¿Qué tan mal podría hacerme una sola vez y una sola pitada? Si podía contener el malhumor de ella, tal vez podría contener mi tristeza.
-Termino esto y ya te llevo. Normalmente no te diría nada, pero ¿segura que no quieres compañía? Nunca te vi tan mal, pareces muy... yo. Y me preocupa.-dijo Nebraska. Le hubiera sonreído, era dulce que se preocupara por mí, pero le negué.
-No. Quiero estar sola.-dije. Parecía que hubiéramos intercambiado papeles, ella intentaba esforzarse por mí y yo sin embargo le respondía mal sin quererlo. Ella pareció tomárselo a mal, ya que terminó su cigarrillo en un silencio completamente incomodo, se subió a su vehículo y arrancó sin decir una sola palabra. Vamos Nebrask, no puedo con mis sentimientos menos aun con tu malhumor. Ella me dejó en la puerta de mi casa y noté que Lucy ni Vik habían llegado, mejor. Ni siquiera se despidió de mí, solo arrancó su motocicleta y se fue, no estaba para soportar esa actitud. Subí por mi balcón y tras estar en mi habitación simplemente me lancé a mi cama a llorar, no me sentía bien y solo quería descargar todo lo que tenía dentro de mi acumulado desde que había visto a Alexy irse. Miré hacia mi balcón, seguramente mañana o pasado llegaran mis nuevos vecinos y todo sería horrible, demonios.
Escuché como alguien cerraba la puerta de un auto afuera y reconocí a mi madre despidiéndose de Viktor, asumí. Lo próximo que sentí fueron las llaves de la casa y los gritos de Felipe siendo la mayor basura del mundo, se quejaba de lo de siempre, de que no le habían hecho la comida, que la casa estaba desprolija o que no habíamos lavado 2 platos. Suspiré, me incorporé y coloqué una silla en la puerta para que hiciera de tranca, no quería soportar ni a Felipe ni a Lucy, pese a que ella no me había hecho nada. No quería estar ni siquiera con mi chica, nada. Quería esforzarme por sentirme mejor, a Alexy no le haría bien sabe que me encontraba de esta forma, pero era inevitable. Escuché mi celular sonando, me habían llegado tres mensajes, mire por las notificaciones quienes eran: mis amigos. Leí el mensaje de Viktor, decía "sé que esto es una mierda, pero si necesitas hablar, llorar o un simple abrazo cuentas conmigo. No vivimos tan lejos, vecina. Si tus padres te hacen la vida imposible, ya sabes a quien acudir." Le sonreí a la pantalla, era mucho más dulce de lo que solía admitir. No le respondí porque ni siquiera abrí su mensaje, solo lo leí por las notificaciones. El siguiente en leer fue el de Nebraska, y este decía "no esperes un discurso tierno, solo ten presente que estoy para ti, pequitas. Y no vuelvas a hablarme mal si es que no quieres que terminar como un dulce cadáver, te quiero a mi manera." No pude evitar reírme, ella era la verdadera dulzura entre todos. Tampoco le respondí, necesitaba un tiempo a solas. Y el último mensaje fue de Alexy, lo leí con una sonrisa en los labios: "este es el último mensaje que podré enviar con wifi que robé por aquí. Despedirme de ti fue lo más difícil que me pasó, sé que debería decírtelo en persona pero se me hizo mucho más fácil decírtelo por mensaje. Tampoco quería que me vieras llorar como un niñito. Todo seguirá igual entre nosotros, seguiremos siendo mejores amigos. Pensé en dejarte un regalo, pero mi mejor regalo eres tú y... sabes mientras estés conmigo todo estará perfecto. Te adoro, no lo olvides nunca." oh maldita sea, me haría llorar este mocoso. Le sonreí y me quedé leyendo el mensaje una y otra vez hasta que mis ojos se cerraron y pude descansar.
Los siguientes días, semanas y meses fueron muchísimo más complicados de lo que alguna vez me esperaría, todo se estaba yendo a la mierda tan progresivamente que era casi difícil de percibirlo. Alexy había llegado muy bien a Florida, no paraba de pasarnos fotos al grupo que teníamos con Vik, Nebrask y Alex, pero no me era fácil ver eso por lo que realmente no estaba muy activa por allí, simplemente pasaba con mi guitarra encerrada. Por lo que había visto de las fotos, la ciudad en la que Alexy viviría era soleada siempre, hacía un calor inminente, la playa estaba realmente cerca y sus aguas eran completamente cristalinas. Según Alexy algunas veces cuando fue a darse un baño en el mar con sus padres, había podido ver mantarrayas, algún coral extraño y que un pelicano una vez le robó un helado. Cada vez que enviaba un audio se lo podía escuchar riendo, con una alegría que nunca jamás había tenido por aquí.
Su casa era como había dicho él un tanto vieja, pero se parecía mucho a la casa en la cual siempre había vivido, por lo que para él no le fue un cambio tan brusco, supuse. Sin embargo su habitación era bastante moderna, no paraba de pasarnos fotos y en un día ya tenía todo arreglado como a él le gustaba.
Con respecto al colegio, creo que fue lo que mayor enojo pudo causarme. Alexy nunca había tenido problemas para integrarse y tan solo a un día de que llegara al Sweet Amoris, él decía ya tener amigos. Nos contó algunas cosas sobre sus compañeros y no paraba de hablar de ellos. A mí no me molestaba en si eso, al contrario, me encantaba saber que tenía amigos, que la estaba pasando bien, que podía divertirse y reírse como siempre; no ser un miserable de mierda como yo. Pero hubo una noche, como cualquier otra en el grupo que me hizo sentir como la mierda misma.
*En el grupo*
Alexy: ¡No saben la cantidad de personas que son! Debemos ser fácilmente unas 500, pensar que en el otro colegio con suerte éramos 100. Está lleno de adolescentes, en los recreos hay muchísimas personas para hablar, y lo mejor de estar en cuarto año es que suelen dividirnos en dos grupos. Por un lado se encuentra primero a tercero, así los más pequeños están tranquilos y después nos encontramos de cuarto a sexto, ¡es increíble! Y ya tengo un grupo de amigos, todos me tratan muy bien salvo un par de casos.
Viktor: Me alegra mucho que te encuentres así de feliz, lo tienes más que merecido.
Alexy: ¡Sí! Gracias, de hecho me acorde de ti porque a unas cuantas cuadras de mi casa está la universidad de medicina y tienen un doctorado en fisioterapia, ¡ya te imagino por aquí!
Viktor: No estaría mala la idea, me va muy bien en clases pero mis compañeros son una mierda. Me siguen tratando mal, pero no importa mucho. ¿Y las tórtolas?
Nebrask: ¿Ya me extrañan? Estaba volviendo de la casa de la nena y es difícil trepar una pared con un celular en la mano. Entonces, ¿ya nos cambiaste por esos hijos de puta?
Alexy: El día que no seas celosa, se vendrá el mundo abajo.
Nebrask: Cuido lo que es mío.
Viktor: A Alaska no le va a gustar esto.
Alexy: Ya quisieras tú. No los cambie ni los cambiaré, pero me llevo muy bien con mucha gente. De hecho, ¿no eras fanática de un grupo de rockeros? ¿Qué crees? Creo que voy con ellos al colegio, aunque el rubio está muy peleado con el pelirrojo y el peliblanco. Hablando de eso, ¡no saben la cantidad de chicos que tienen el pelo teñido! Me llevo muy bien con mucha gente de colores muy extraños, de hecho hasta estoy pensando en teñírmelo.
Nebrask: Apuesto al rosa.
Alexy: ¿Por qué no lo haces tú?
Nebrask: Antes muerta que usar ese color horroroso. Y sobre esa banda, sí, me enteré que el rubio se iría pero no sé el por qué, ¿puedes sacarle algo de información? Si me averiguas algo prometo no golpearte tan fuerte cuando nos veamos, si es que algún día volvemos a vernos.
Alexy: Lo haremos, ¿y Alaska?
Alaska: Hola, lo siento, estaba ensayando con la guitarra. ¿Cómo te va con tus amigos? ¡Cuenta!
Sabía que era una mierda por mentirle, ¿pero que se supone que debía hacer? ¿Decirle que me sentía mal? No, no quería preocuparlo, estaba pasando increíble y no quería ser su nube negra. Solo iba a pretender que todo estaba bien, a fin de cuentas él se lo merecía.
Alexy: Increíble, me hacen falta ustedes, pero estoy pasándola genial. Me llevo muy bien con casi todos, en mi clase me llevo bien con una chica llamada Iris que es pelirroja pero parece teñida, aunque dice que es natural al igual que su hermano pero no sé quién es él. También me llevo muy bien con una chica llamada Kim. La delegada de la clase se llama Melody junto a Nathaniel, el rubio de la banda que le gusta a Nebrask. Son todos sumamente simpáticos a excepción de una rubia que es hermana de Nathaniel y un pelirrojo que me odia por ser alegre, su amigo peliblanco vive metido en su mundo pero tampoco parece desagradable.
Alaska: Si Nebrask estuviera ahí seguro estaría a los gritos pidiendo una foto con el pelirrojo.
Alexy: No es tan simpático como parece... realmente es muy antipático.
Nebrask: ¿Quieres perder un diente? Porque con gusto te lo saco si sigues hablando mal de Castiel.
Alexy: Sigues dando el mismo miedo que cuando te vi por primera vez.
Alaska: Hey, ¿y alguna otra amiga? ¿Novia?
Alexy: ¡Alaska! No, y tampoco es mi intención. Aunque creo que a una chica peliblanca le gusto, es muy simpática, es sumamente alegre y es un poco adicta a la moda pero fuera de eso, es realmente agradable. Siempre anda con una sonrisa, se lleva bien con todos al igual que yo. Hay una pequeña que me recuerda mucho a Alaska, es muy bajita, tiene pelo negro, corto, pasa dibujando y no dice una palabra. Solo que ella parece ser tímida y Alaska lo hace porque vive de malhumor. Es broma, te quiero Azul.
Sentí como mi celular siguió vibrando por mas mensajes, pero realmente ni siquiera le preste atención, ¿esa peliblanca qué mierda tenía que ver con la vida de Alexy? Comencé a preocuparme, a sentirme asquerosamente celosa, ¡odiaba los celos! ¿Por qué era así? Mierda, juntarme tanto con Nebraska me estaba haciendo mal, supuse. No, siempre había sido muy celosa de Alexy. ¿Y si esa chica se robaba la atención de mi mejor amigo?
Por la diferencia horaria apenas podíamos hablar, para mi eran las 10 de la noche pero para Alexy eran las 3 de la mañana. Los horarios eran una mierda, todo era un asco. Suspiré, intenté volver a ser yo, a esa chica que no mostraría celos ni aunque se estuviera muriendo.
Viktor: Creo que Alaska se enojó, chicos yo si no respondo es porque estoy estudiando, tengo un parcial mañana.
Nebrask: Suerte, yo también pero sé que me irá para la mierda así que me resigné.
Alexy: ¿azul?
Alaska: Lo siento, me distraje. ¿Me hablabas de la peliblanca?
Alexy: Oh si, se llama Rosalya, pero ya hay confianza y le digo Rosa de la misma forma que ella me dice Alex. Hace poco fui a almorzar a su casa y los padres son sumamente simpáticos, tienen un estilo victoriano extraño pero no es molesto. Les juro que si Alaska no fuera mi mejor amiga, ella lo sería. No saben todo lo que me hace reír, ¡hasta me hizo salir agua por la nariz!
Fue todo lo que pude leer. Les avisé a mis amigos que me iría a dormir y tras despedirme, no volví a tomar el celular por inclusive unos cuantos días. No podía creerlo, ¿por qué me asombraba de esa forma? era obvio, Alexy era un chico increíble y estaba claro que una afortunada chica podría tener el puesto de mejor amiga o hasta de novia. Suspiré, quería alegrarme por mi mejor amigo, pero solo podía pensar que lo estaba perdiendo y no podía hacer nada para cambiar eso. No quise escuchar nada mas de esa Rosalya, solo quería dormir y llorar.
Los meses se me estaban haciendo eternos, algunas veces me quedaba sentada en mi balcón mirando el balcón de Alexy y recordando todo. Mis vecinos eran normales, pero no eran Alex y su familia. Nebraska y Viktor apenas tenían tiempo en la universidad y yo solo quería mantener mi mente ocupada. Un par de veces le había pedido a Viktor si podíamos ensayar pero no podía, no tenía tiempo a nada. Nebraska si bien me solía hacer muchísima compañía, no era lo mismo. Sabía que estaba haciendo lo mejor que podía por mí, pero ella no era precisamente comprensiva con este tipo de cosas. Antes de que Alexy se fuera ella y yo pasábamos la noche riéndonos, besándonos o simplemente siendo nosotras, ahora solo pasaba abrazada a ella llorando. Algunas noches ni siquiera quería estar con ella, solo con mi guitarra o mis dibujos. Siempre mi celular sonaba, sabía que Alexy estaba haciendo lo posible por estar todos bien, pero no era fácil, y yo ya ni siquiera tenía voluntad para hablar y escuchar como su vida era perfecta. Algunas veces había enviado selfies con todos sus nuevos amigos, y ese sentimiento ambiguo de felicidad y traición volvía. Pensé hablarlo con Nebrask, pero no sería buena idea y con Viktor... tampoco quería tomarle tiempo. Solo retenía para mi esos pensamientos y muchas veces los transportaba a canciones o dibujos.
Sumado a todo, la violencia en mi casa cada vez aumentaba más, Felipe algún par de veces me había golpeado pero aguantaba de la mejor forma que podía, no quería decirle nada a Alexy para no hacerle mal, con Viktor tampoco me sentía tan cómoda para hablar ese tipo de cosas y si le decía una sola palabra a Nebraska seguramente tomaría acciones contra Felipe. Sabía que la rubia tenía un temperamento de mierda y no tendría ningún tipo de problema en tomarlo a golpizas.
En el colegio pasaba en el fondo dibujando, algunas veces me dormía en clases, otras veces ni siquiera entraba y me quedaba en el patio viendo la nieve caer y pensando en las bolas de nieve que le tiraría a mi mejor amigo. De hecho, me encontraba en el patio pensando en todo, veía el muro que separaba el interior del exterior del colegio, y sin pensarlo dos veces con gran habilidad lo trepé, tiré mi mochila hacia afuera y con un pequeño tropiezo estuve en segundos en el suelo. Suspiré, sabía que seguramente esa noche llamarían a mis padres para avisarles que me había ido al demonio, pero poco me importaba. Miré la hora, eran las 12 del mediodía, tal vez si llegaba rápido a la universidad que iba Nebraska podría encontrarla a la salida, a fin de cuentas ella era siempre la que me esperaba a las 2 de la tarde. Me encaminé hacia la parada y escuchando música tranquilamente esperé el ómnibus y en cuestión de una media hora yendo por lugares que desconocía de la ciudad me bajé en lo que creí que sería su universidad. Me encontré con un edificio grande, considerablemente en buen estado y relativamente nuevo para el vejestorio que era este lugarejo. Había un ambiente completamente distinto al colegio, se podían ver grupos de adultos hablando a la salida de la facultad, algunos fumaban, otros estaban tirados en el pasto estudiando, otros se reían fuertemente y no faltaban los típicos que apenas podían llevar su vida con el estudio y trabajo. Se sentía un fuerte olor a café, supuse que sería para mantenerlos despiertos, de otra forma muchos de ellos seguramente estarían dormidos. Un par de personas me preguntaron si estaba perdida pero de hecho aproveché a preguntar si era la universidad a la que la rubia iba, a lo que me respondieron afirmativamente. Genial, solo tendría que esperar a que saliera. Miré los adultos mientras esperaba que mi celular indicara la 1 de la tarde, solo me quedaban unos años para estar en la misma situación que ellos, ni siquiera sabía qué quería hacer mañana, ¿por qué debería saber qué querer hacer el resto de mi vida? suspiré hastiada pero un timbre me alertó, parecía indicar que era la salida de muchos alumnos. Me encaminé disimuladamente justo a la entrada del campus, buscando con la mirada a mi chica. Debía reconocer que de por si era muy pequeña, rodeada de gente que me sacaba fácilmente 30 cm de ventaja me sentía peor, maldita sea, yo y mi desgracia de medir 1,50 cm. Sin embargo, una voz me volvió a la realidad. Por estar pensando en que me sentía una niñita junto a todos ellos, sin querer había pechado a alguien.
-Fijate por donde mierda vas, maldita sea.-dijo Nebraska. Nebraska me había hablado con su característico malhumor por haberla chocado del hombro sin querer, pero apenas me reconoció pareció sorprenderse, no sé si grata o ingratamente.- ¿Alaska? ¿Qué mierda haces aquí?
-¡Hola! Te vine a esperar.-dije. Ella me miró confundida, parecía que no se sentía nada cómoda de que yo me encontrara allí y no pude evitar preguntarme por qué. Sin embargo, de inmediato pude comenzar a sacar conclusiones, la estaba tomando de la mano y eso estaba empezando a percibirse con respecto a sus compañeros. Nebraska mantenía una distancia con respecto a mí, ¿acaso se avergonzaba? ¿Le molestaba que hiciera este tipo de cosas? Porque a mí me encantaba que fuera a buscarme al colegio.
-¿No deberías estar en el colegio?-dijo Nebraska. Se la veía muy incómoda, realmente demasiado. Pude escuchar comentarios de inmediato y entendí por qué estaba tan mal. Algunos comenzaron a llamarla "pederasta" o "asquerosa", a lo que Nebraska respondió con muy mala cara. Me alejé de inmediato de ella y simplemente fingí ser su amiga.
-Lo siento, no sabía que eran así.-dije.
-¿Qué habíamos hablado? Nada de sentimientos, no somos novias. Maldita sea, subete a mi moto y vámonos ya de aquí antes de que me siga viendo más gente.-dijo Nebraska. La miré apenada y obedeció de inmediato, ella se subió de inmediato y arrancó lo más rápido que pudo. Le puse una mano en la cintura para sostenerme mejor ya que debía reconocer que me daba miedo como manejaba, andaba a velocidades anormales y cuando doblaba sentía que la motocicleta se iría a la mierda, para colmo no usábamos casco ninguna de las dos. No obstante, una mano fría tomándome la mía y corriéndomela de lugar me alertó, Nebraska me estaba corriendo la mano de su cuerpo, mierda, estaba realmente molesta. Esto no podía empeorar, ¿o sí? Sí, en efecto podía empeorar. Apenas empecé a reconocer lugares familiares, Nebraska frenó si vehículo bruscamente y se bajó completamente enojada.
-¡¿Cómo mierda se te ocurre ir a mi facultad?! ¡¿Estas jodidamente loca?! ¡No es mi puto problema que seas una celosa de mierda de Alexy y no puedas tolerar que tenga nuevos amigos! Te lo dije, ¿qué mierda esperabas? La gente se cansa, deberías acostumbrarte y te ahorrarás muchas desilusiones en la vida.-dijo Nebraska. Estaba completamente fuera de sí, me gritaba como si no hubiera un mañana, y yo no pude evitar ponerme a llorar. No me sentía nada bien. Sentía que mi mejor amigo me había cambiado, mi chica estaba distante y Viktor apenas aparecía en mi vida. Me sentía horrible y nadie parecía darse cuenta de ello.
-¡No llores! Conmigo no funciona. Así que ahorrate todo eso. Sabes bien que odio que me digan pederasta, ¡lo sabes muy bien! ¿Y qué es lo que haces? Vas allí para que confirmen que de hecho tengo algo extraño con una mocosa de mierda.-dijo Nebraska. Sentía mis lágrimas corriéndome por las mejillas mientras miraba el suelo aun sentada en la motocicleta de Nebraska, no quería escucharla, pero su voz era muy autoritaria.
-Lo siento, creí que me entenderías. Sé que eres celosa y supuse que tal vez podrías ayudarme a no ser así con mi mejor amigo. Quise hacer algo lindo y me salió mal, de verdad lo lamento. Desde que Alexy se fue apenas me conozco.-dije. Nebraska pateó con violencia una montaña de nieve que había por allí, yo ni siquiera quería mirarla porque sentía que me diría de todo. Me bajé de la moto lentamente y me quedé allí, esperando a que ella se subiera y me dejara sola.
-Subete, te voy a llevar a tu casa. Ni se te ocurra tocarme porque no tienes idea de lo malhumorada que estoy. Y si no quieres entrar porque tus padres te van a decir algo, es tu problema. Al menos me voy a asegurar que al frente de tu casa llegues bien.-dijo Nebraska. Se veía tan molesta, ni siquiera rechisté y me subí nuevamente. Ella imitó mi acción, encendió la moto y en el silencio más incómodo me llevó a mi casa, no me habló, no me miró por el espejo retrovisor, no dejó que la tocara y ni siquiera me hizo algún mimo en la mano. Nada, me recordó mucho a la primera vez que nos conocimos. Sin embargo cuando llegamos a mi hogar pude escuchar los gritos de mis padres, mierda.
-Otra vez se fugó la inútil de mierda, es igual de zorra que tu.-dijo Felipe.
-Vete a la mierda.-dijo Lucy.
-Cuando venga ya va a conocer la que le espera, debí abandonarlas cuando tuve la oportunidad.-dijo Felipe. Suspiré, se me vendría el infierno arriba. El frio me estaba helando las mejillas y las lágrimas que aun salían de mis ojos no ayudaban en nada. Hice un gesto para bajarme de la motocicleta pero Nebraska me detuvo.
-Esto no cambia nada, estoy enojadísima contigo, pero no voy a dejar que ese hijo de puta te haga nada. Te vienes al orfanato conmigo y por la noche te traigo para que duermas en tu cama, cierra la puerta. Puedo mostrarte tácticas para que puedas cerrar tu puerta con una silla.-dijo Nebraska. Sin darme más opción arrancó la motocicleta y empezó a dirigirse a un sitio que apenas conocía. Esta sería la primera vez que iría al orfanato de Nebraska, nunca antes había ido ni visto nada de él. De hecho, me estaba esperando el típico orfanato de película el cual era viejo, terrorífico y que daba escalofríos. Pero en mi mente solo pude pensar en otra cosa: Giles, mierda, si nos veía seguramente enloquecería con Nebraska.
-¿Y Giles?-pregunté.
-Te vas a colar por una ventana, después te explico.-dijo Nebraska. No le respondí, lo mejor era dejarla tranquila, tarde o temprano se calmaba y volvía a ser la de siempre. Mientras me calmaba y dejaba de llorar, no pude evitar pensar en lo que Nebraska había dicho, ¿cómo podían decirle pederasta si nunca había ido a su universidad? Bueno, a excepción de hoy. Me pregunte si acaso ella había hablado de mí, de otra forma nunca nadie tendría por que enterarse de que yo existía en su vida, de hecho no me imaginaba a Nebraska hablando con nadie. No obstante, el motor de Nebraska reduciendo el ruido me distrajo, ella estaba parando paulatinamente hasta que finalmente se detuvo en seco. El orfanato en el que ella vivía no era como me lo esperaba, parecía un castillo extraño, tenía vegetación algo muerta por el invierno constante y dos grandes altillos. Contaba con muchas habitaciones, balcones y muchos adolescentes por la zona, algunos hasta niños. Realmente la idea del orfanato terrorífico era mucho más al estilo de la rubia, pero esto era alegre, no era lo que me imaginaba.
-Escuchame bien, voy a fijarme si Giles está, si no se encuentra te voy a meter por la puerta principal. Si en 5 minutos no salgo tu comienza a trepar hasta el primer balcón que veas, yo me meteré y te abro la ventana, ¿entendido?-dijo Nebraska. Ni siquiera me lo repitió dos veces, simplemente se encaminó hasta dentro. Mierda, no había entendido, ¿y ahora qué hacía? Me bajé y vi como Nebraska llevaba su motocicleta como si se tratara de una bici, algunos pequeños se alejaban de ella con notorio miedo y algunos adolescentes casi adultos la saludaban con la mano, a lo que ella les respondió con un gesto a la cabeza. La vi estacionar su vehículo e ingresar en el edificio, era fácilmente visible por su altura y pelo rubio. Me quedé parada en la entrada simplemente esperando a que ella saliera, y tras un par de minutos la vi salir de la enorme residencia en dirección hacia mí. Me alegré saber que no tendría que andar colándome por lugares que no conocía. Sin embargo una mano tocándome el hombro detrás de mí me distrajo, por un segundo me congelé del miedo y pensé que se trataría de Felipe que me había seguido. Pero al voltearme me encontré con alguien infinitamente peor: Giles.
-¿Puedo ayudarte en algo?-dijo. Me quedé en completo silencio, ¡¿qué decirle?! Tenía miedo de que terminara nuevamente agarrándoselas con Nebraska, demonios no, todo menos eso. Tragué saliva completamente nerviosa y miré hacia atrás a mi amiga rogándole que me ayudara, pero estaba muy lejos y ni siquiera me había visto.
-¿Te encuentras bien? Tienes los ojos húmedos, ¿te abandonaron a ti también?-dijo giles. Vamos Alaska, di algo, ¡tienes que decir algo o va a ser todo mucho peor!
-No, no, gracias. Venía a ver a alguien, ¿se puede?-dije. Bien, la había cagado. ¿Qué iba a decirle? ¿Qué venía a ver a Nebraska? ¡Sería peor! No obstante, alguien me rodeó los hombros y pude ver a Nebraska con una enorme sonrisa.
-¡Hola! Tenía miedo que no pudieras encontrar el orfanato, veo que tuviste ayuda.-dijo Nebraska. La miré sin saber qué demonios hacer, Giles hasta el momento estaba neutro, de hecho hasta se había comportado muchísimo más amable de lo que recordaba.
-Hola, mucho gusto soy Al...-dije. Nebraska me pellizcó suavemente el hombro indicándome que no dijera mi nombre real, por lo que rápidamente improvise.-Alessa. Alessa Black, vine a estudiar con Nebrask. Mi novio va con ella a la universidad, yo tengo problemas con matemáticas y el pequeño cerebro me va a ayudar. Y para devolverle el favor pensaba invitarla un día a una cena con mi novio y un chico, es hora que ella encuentre el amor.-dije. Nunca había actuado e inventado tantas mentiras y en tan poco tiempo. Supuse que si él era tan homofóbico como Nebrask decía, le gustaría saber que tal vez ella podría ser "normal" y tener una pareja del genero opuesto. Miré a mi chica, estaba sonriendo muy conforme de que de hecho la mentira parecía haber causado efecto.
-¿En serio estas estudiando, Hudson?-dijo giles.
-Sí, desde que conocí a Alessa pasamos muchas horas juntas, ella me ayuda con las letras y yo con los números. Ya sabes, solo necesitaba encontrar lo que me gustaba.-dijo Nebraska. Nunca había sido tan simpática con alguien y de hecho me sorprendía mucho sus habilidades de actuación, ya que las de ella si parecían creíbles. Giles me sonrió.
-Gracias, Nebraska es una de las chicas más problemáticas de aquí, desde que está yendo a la universidad es mucho más tranquila, asumo que la ayudaste. Muchas gracias, me sacas un peso de encima. Hudson, ¿le muestras donde es la biblioteca o debo hacerlo yo?-dijo giles.
-De hecho, vamos a estudiar en mi habitación. Aless es algo tímida y lo mejor es que estemos en paz.-dijo Nebraska. Giles asintió y se retiró, se quedó hablando con algunos otros compañeros de allí. Miré a la rubia, me hizo un gesto para que la siguiera aun con su sonrisa falsa y en segundos nos encontramos dentro del recinto. Era enorme, tenía techos amplios y si bien era bastante antiguo, había un ambiente hermoso, alegría, dibujos de algunos niños colgados en la pared, fotos de niños y adolescentes que habían sido adoptados, era realmente muy lindo. Lamentablemente no pude disfrutar de nada de eso porque la rubia me había tomado de la mano y prácticamente me arrastraba rápidamente para que subiera 3 pisos de escaleras. Pude ver como algunos adolescentes muy de nuestro estilo la saludaban y ella a esas personas le devolvía el saludo con una sonrisa. Rápidamente llegamos a lo que parecía su habitación, me hizo entrar a la recamara 45 y finalmente pude ver su cuarto. Era muy pequeño, tenía una cama pequeñísima, un armario y una ventana que daba aun balcón común. Era perfecto, tenía todo lo que era necesario, además sinceramente Nebraska pasaba realmente poco tiempo en su habitación. Le sonreí, ella cerró la puerta y colocó un palo de escoba que tenía detrás de la puerta para que nadie ingresara.
-¿Qué fue lo que acaba de pasar ahí abajo? ¿Desde cuándo te llevas bien con Giles?-dijo Nebraska.
-Es más simpático de lo que parece.-dije.
-Espera a que se entere que somos algo, verás como el homofóbico de mierda cambia.-dijo Nebraska. Me senté en su cama, me sentía cómoda pese a que minutos atrás me había dicho de todo, de hecho, lo que hizo me sorprendió muchísimo.
-Lo siento, por gritarte así. No es noticia que mi carácter es una mierda, pero me molesta mucho que crean que estoy contigo porque soy una pedófila, porque me aprovecho de ti o porque no sé, tu casa es mucho más linda que la mía. Algunas veces me molestan al punto que a alguno lo he agarrado y lo amenacé. Es un nuevo comienzo para mí, no quiero ser la rubia que todos le tienen miedo, tampoco pretendo ser una mini Alexy. Solo quiero intentar pasar desapercibida.-dijo Nebraska. Le sonreí una vez más.
-Descuida, no pienso volver ahí. Pensé que te avergonzabas de mí, ¿puedo preguntarte algo? Oh y por cierto, si me besas acepto tus disculpas, sino supongo que deberé hacer el tratamiento de hielo contigo.-dije. Ella suspiró y se sentó junto a mí.
-Gracias, no me avergüenza, pero no me gusta ser conocida como "la pedófila de la facultad", y sí, ¿qué quieres preguntar?-dijo Nebraska.
-¿Alguna vez hablaste de mi con tus compañeros?-dije. Ella se sonrojó levemente.
-Sí y no. Algunas veces en el comedor me ven hablando contigo y sonrió, por lo que algunos interesados me preguntaron si tenía pareja. Respondí que era complicado y... ya sabes. Lamentablemente como tengo un fondo de pantalla donde salimos ambas, asumí que saben que mi "novia" eres tú, cuando ni siquiera somos novias.-dijo Nebraska. No sabía si sentirme feliz o triste, pero Nebraska había hablado de mí, era lo único que me importaba. No le di más vuelta al tema, solo sería peor.
-Sabes, aun no acepté tus disculpas.-dije. Nebraska esbozó una suave sonrisa y me dio un cortísimo beso. Se sentía bien sentirla contra mí de nuevo.
-Siento haberte hecho llorar, escucha estamos aquí atrapadas hasta que sea tarde y pueda llevarte a tu casa. ¿Necesitas algo? ¿Quieres hablar sobre Alexy? O de ti, los chicos y yo te notamos muy extraña, yo no pienso hablar de eso porque sabes que no sirvo de psicóloga. Pero Vik y Alexy están preocupados, especialmente este último. Deberías asumir que es mejor que él esté bien con amigos a que este solo y triste. Él tiene una oportunidad única por la que yo mataría: empezar realmente de cero.-dijo Nebraska. Suspiré apenada, tenía razón.
-Es más difícil de lo que parece, pero asumo que tarde o temprano tendré que asumirlo. Sé que es egoísta pero prefiero pasar tocando mi guitarra a escuchar la vida perfecta de mi mejor amigo. Siento como que desde que no estoy con el su vida es perfecta, como si yo fuera eso que estorba.-dije. Nebraska me miró impasible, no era buena idea hablar de estos temas con ella.
-¿Ahora es cuando debo darte el consejo de tu vida? escucha, los celos son una mierda. Tienes la suerte de no ser celosa, solo vive y deja vivir. Alexy ha estado hablando mucho conmigo, me estuvo preguntando si te sentías bien, si algo había cambiado o inclusive si él la había cagado. Te quiere, mucho. Hazlo por él y verás como todo mejora.-dijo Nebraska. Me estaba sorprendiendo mucho la actitud de ella. Me sorprendió que se me notara tanto que no me encontraba bien como para que Alexy lo notara, pero claro, era mi mejor amigo, si alguien iba a notar algún cambio en mi comportamiento, era él. Suspiré, Nebrask tenía razón debía intentar calmarme porque de otra forma solo lograría hacerles sentir peor a todos. Además, ¿qué era lo peor que podía pasar? Tenía a Vik y a mi mejor amiga, de hecho estaba en su habitación, eso no sucedía todos los días. Sí, debía empezar a mejorar, todo esto era una tontería sin sentido. Coloqué mi cabeza en el hombro de Nebraska y solté un suspiro.
-Gracias.-dije. Ella no hizo comentario, pero pareció quedarse a gusto. Me pasó uno de sus brazos por mis hombros y realmente no sé cuánto tiempo nos quedamos así, parecíamos ambas necesitar un respiro de todo. Normalmente si me quedaba horas en silencio con una persona me sentía incomoda o creía que estaba siendo molestia, sin embargo con ella todo estaba mucho más que bien, ambas nos sentíamos cómodas y felices.
-¿Nebrask? ¿Sueles llevarte bien con personas aquí? vi que unos cuantos te saludaron y me alegra saber que tienes amigos aquí.-dije. Ella sonrió.
-¿Acaso estás haciendo lo mismo que con Alexy?-dijo Nebraska. Me reí.
-¡No! Por supuesto que no, de verdad me alegra.-dije. Ella sonrió y se incorporó.
-Ven, te voy a presentar algunos que tal vez te simpaticen. ¿Recuerdas cuando en tu cumpleaños te tocamos un tema que habías hecho? ¿Recuerdas que te dije que un compañero del orfanato me ayudó? Vamos con ellos, creo que andan por aquí.-dijo Nebraska. La seguí y pude ver lo realmente hermoso que era donde ella vivía, había vida, había alegría y paz. Ella me presentó como una "amiga" con sus compañeros, pero a su vez nunca había dejado de tomarme de la mano. Me sentí feliz y orgullosa de que no tuviera miedo de mostrarles a todos que éramos algo, pese a que en su facultad no le gustaba decir lo mismo.
El resto de la tarde la pasé allí con ella, riendo y divirtiéndome como nunca. La gente aquí era muy simpática y no tenía problemas en hacer todo tipo de bromas, Nebraska tenía razón, cuanto más vueltas le daba a lo de Alexy peor me encontraba. Solo tenía que hacer esto, encontrar una distracción que consiguiera sacarme de la cabeza mis preocupaciones insólitas.
Para la noche me dolían las mejillas de reírme, Nebraska no se había reído pero se veía feliz de que estuviera siendo la vieja yo con sus conocidos. Finalmente cuando se hizo la hora de que todos fueran a sus habitaciones, la rubia y yo nos fugamos por el balcón rogando que Giles no estuviera por las cercanías. Nos subimos en su motocicleta y cerca de las 11 de la noche nos encontramos a unas cuadras de mi casa, sin embargo segundos antes de llegar vimos algo que nos asombró muchísimo, especialmente a mí.
-¡Para aquí la motocicleta! Para, Nebrask.-dije. Ella me obedeció de inmediato y detuvo su vehículo a unos metros de llegar a mi casa, de hecho habíamos parado justo frente a la casa de Viktor. No obstante, eso no era lo que nos llamaba la atención sino lo que veíamos: mi madre se estaba bajando del automóvil de un extraño con archivos que decían "clasificado" en una carpeta amarilla. Miré a Nebraska completamente confundida, ella parecía bastante sorprendida por lo que sus ojos veían. ¿Qué demonios estaba haciendo ella? ¿Quién mierda era el extraño? ¿Podría ser extraña? Miles de pensamientos atravesaron mi cabeza, y aún más preguntas empezaron a invadir mi cerebro. ¿Le habría hecho una denuncia a Felipe? ¿Habría conseguido algo para mudarnos?
-Ve a hablarle, aprovecha a emboscarla.-dijo Nebraska.
-Es mi madre, no uno de los matones con los que a veces te peleas. Además, ¿qué tiene que ver todo esto? ella no es así, vive con miedo de hacer algo por Felipe. ¿Por qué mierda se iría así? No le presté demasiada atención, a fin de cuentas yo también me fugaba constantemente de mi casa y ella no me solía decir nada, salvo un par de veces. Tal vez solo necesitaba su espacio, debería ser horrible su vida, tener que pasar encerrada constantemente y obedeciendo a un imbécil golpeador. Normal que necesitara escaparse de su casa.
-Creo que si hablo con ella sobre esto sería para ayudarla a que pueda huir más fácilmente.-dije.
-¿Eso es lo que te llama la atención? ¿Y el sobre, nena? ¿Por qué mierda diría clasificado? ¿Acaso tiene algo que nadie más pueda enterarse? ¿Y por qué encubrirlo en su casa?-dijo Nebraska. La miré confundida y de la nada le sonreí.
-¿"encubrirlo"? Debes dejar de ver videos sobre criminología, eso o deberías hacerte policía. Lo único que falta es que me pidas eso para demostrar que no fuiste la culpable en un crimen.-dije. Ella sonrió con picardía.
-¿Coartada?-dijo Nebraska. Le devolví la sonrisa de inmediato, era una caja de sorpresas mi chica, pero sin embargo tenía razón, ¿por qué el sobre? No tenía sentido, solo esperaba que fuera una denuncia a Felipe y allí tuviera las pruebas.
*Vuelta al presente*
Tuve que interrumpir el relato de un segundo al otro porque noté como Castiel y Alexy comenzaban a mirarse, parecían querer transmitirse algo con la mirada pero no podía descifrar qué era con exactitud. Nebraska evitaba el contacto visual conmigo y eso no podía ser nada bueno, la conocía y si no había cambiado eso era equivalente a un problema.
-¿Están bien?-dije.
-Increíble.-dijo Viktor.
-Yo sigo con hambre, voy a servirme algo más. ¿Quieren? Oh, si mi madre estuviera acá te diría que este gesto es porque ya te tomé una confianza increíble. Si ven que me sirvo comida en sus casas, es porque ya somos completamente amigos o de confianza.-dijo Kentin. Sonrió y lo vi perderse en la cocina, abrió la heladera, sacó varias bebidas y lo vi rebuscar algo más en las alacenas.
-Yo de hecho... necesito fumar. ¿Alexy me acompañas?-dijo Castiel. No le dio tiempo a absolutamente más nada y lo tomó de la ropa con fuerza, casi arrastrándolo para afuera. Mi mejor amigo nos sonrió casi disculpándose por el comportamiento de Castiel y yo me quedé cruzando miradas con mis amigos de toda la vida.
-Sé qué parte del relato se viene y de antemano quiero disculparme, Alask. Sé que tu vida no era fácil y lo que sucedió... lo siento, realmente lo siento mucho. También me arrepiento de no haber podido ayudar a nuestros amigos cuando fueron a ayudarte con lo de Felipe, ya sabes cuando pasó todo...-dijo Viktor. Le sonreí con tristeza y le acaricié el brazo.
-Vik todo está saldado, fuiste una persona única en mi vida, y lo sigues siendo. Yo también lamento muchas cosas, pero creeme que aquí el que más daño físico me hizo fue Kentin y miralo, está tranquilamente comiendo de mi cocina. Si él puede estar así de tranquilo y feliz en mi casa, es porque perdoné todo. ¿Crees que hay resentimientos porque decidiste seguir tu futuro? Jamás. Sé que me estuve comportando mal cuando tenía 15 y 16 años, pero era por haber perdido a Alexy, de otra forma nunca me hubiera puesto tan celosa.-dije.
-Me alegra saber que yo no fui la que más te hirió.-dijo Nebraska.
-Gracias Alaska, me sacas un enorme peso de encima. Y me alegro aún más de que sigamos siendo amigos y compartamos la banda. Sé que tienes muchas cosas encima pero aun nos debes un single.-dijo Viktor. Me guiñó un ojo con simpatía y le sonreí, pero no pude evitar mirar a Nebraska.
-No eres la que me lastimó más físicamente, pero si emocionalmente. La forma que desapareciste de mi vida... sabes, no recuerdo a Castiel y por lo que entendí éramos la pareja perfecta, pero si recuerdo todo el dolor que me causaste.-dije. Nebraska suspiró apenada.
-Sigo lamentándolo.-dijo Nebraska.
-Descuida, luego si puedes nos quedamos a solas y lo hablamos. Esto en verdad solo nos incumbe a las dos.-dije. Noté que Nebraska estaba realmente mal, y Viktor comenzaba a sentirse incomodo por lo que quise cambiar de tema: salvo que el tema surgió solo. Un enorme perro pastor alemán salió de la nada, se subió al porche y comenzó a lamer a Viktor como si lo conociera de toda la vida. No pude evitar mirar la situación como si fuera algo surrealista, ¿de dónde mierda había salido este pedazo de perro? Era enorme, seguramente si se paraba en dos patas sería más alto que yo, aunque para eso no se necesitaba demasiado.
-¡Nerón! Ven aquí... Oh, hola. Lo lamento, pensé que estarían dormidos y lo solté para que hiciera sus necesidades.-dijo Laeti. Vi a Laeti aparecer en búsqueda de su perro, le sonrió a su novio el cual ya jugaba con el enorme animal como si se tratara solo de un chihuahua que no llegaba al kilo de peso. No pude evitar sonreír, adoraba los perros, siempre había querido uno; de hecho aproveché a acariciar el enorme can.
-Descuida Laeti, pasa. Hola Nerón, que lindo cachorr...-dije. No tuve tiempo a mas nada porque él saltó hacia mí y comenzó a lamerme, no pude evitar reírme como una demente. Viktor lo tomó del collar con mucho cuidado de solo alejarlo y no lastimarlo.
-Lo siento, es un poco eufórico. ¿Qué haces aun despierta? Mañana tienes examen, te va a ir mal si no duermes bien.-dijo Viktor.
-Mira quien lo dice. Son las 12 de la noche, si no te vas a dormir ahora solo vas a dormir 6 horas, Vik. ¿Quieres quedarte en casa? Mi hermano y cuñada se durmieron viendo una película, por lo que celosía no creo que te diga nada si te cuelas en silencio.-dijo Laeti. Nebraska y yo apenas podíamos contener la risa de ver a los enamorados, de hecho pude ver como la pelirrosa en un tono bromista le hacía mímica a Viktor, el cual parecía estar bastante bien con su novia. Ella parecía completamente enamorada de él, pero aun no me quedaba claro si era porque se trataba de Viktor o si porque era integrante de Demons. De hecho, tenía un vago recuerdo de Vik diciéndome que nadie le prestaba atención y que se sentía muy solo, me sentí feliz de que al menos con ella pudiera saciar esa necesidad. Los tortolos prosiguieron hablando y hasta pude ver como él le pasó un brazo por los hombros a Laetizia. Sin embargo, no pude hacer nada más porque Kentin hizo ruido a bolsas, seguramente buscando alguna fritura para comer: eso causó que el enorme pastor alemán saliera corriendo dentro de mi casa. No me molestaban los perros, pero si no esperaba que se me subiera al sofá cama donde esperaba dormir o que intentara robarse la comida que mi hermano intentaba engullir.
-¡Esa bolsa es mía! ¡Con mi comida no se mete nadie! ¡Alaska! ¡Tu perro me está robando la comida!-dijo Kentin. Pude escuchar los gritos de Kentin completamente histérico de que le tomaran su preciado alimento, no pude evitar reírme, era un tontín. Corrí rápidamente a ayudarlo y me lo encontré con las manos llenas de galletas, frituras y bebidas cola para traer al porche. Me reí y vi como Nebraska se acercaba lentamente a ayudarlo al menos con una cosa, de otra forma se le caería todo. No obstante, vi como el perro en su desacato de felicidad huía hacia el pasillo, mierda, si Alexy y Castiel habían dejado la puerta de la entrada abierta el perro se perdería tal vez para siempre. Sin pensarlo dos veces corrí como una demente hacia afuera, pero lo único que me encontré fue a Castiel sentado en el suelo jugando al perro y a Alexy prácticamente gritándole enojado de una forma que hasta a Nebraska le daría miedo. Afortunadamente no me habían escuchado y si bien no quería husmear, me intrigaba ver qué tramaban estos dos.
-¡Debe ser lo del sobre! ¡Es tu mejor amiga maldita sea! ¿Acaso no es obvio? No miré tanto, solo intentaba ver a contraluz que decía y...-dijo Castiel.
-¡No me importa! Son las memorias de su madre, se supone que teníamos que dárselo junto, si ella quería contarnos bien y sino bien igualmente. ¿Por qué tienes que entrometerte en las memorias de alguien fallecido? Si estuviera viva seria seguramente tu suegra, ¿había necesidad de eso? Y no, hoy no le vamos a dar eso, bastante tiene que contrarle Nebraska y Alaska no se va a sentir bien.-dijo Alexy.
-A mí no me hables de esa forma. ¿No te da curiosidad? Lo de Felipe, Kentin... todo es un jodido embrollo.-dijo Castiel. Los miré con curiosidad y realmente asombro, Alexy parecía sacado de si y Castiel solo podía mirarlo indiferente. Lamentablemente me escucharon antes que pudiera escuchar algo más, pero para ese entonces mi mente estaba formulándose mil preguntas nuevamente.
-¿De qué carta hablan?-dije.
-Alaska, hola. Deberías avisar, descuida de nada importante. ¿Vamos dentro? Kentin seguro se va a comer todo y yo vivo con hambre.-dijo Alexy. Me sonrió y sin decir nada más ingresó a mi casa, me quedé mirando a Castiel de brazos cruzados.
-Ya lo oíste, vamos. El perro de Laeti me reconoció, ¿recuerdas cuando te acompañe a ver esta casa?-dijo Castiel. Suspiré, no, no recordaba nada y no me ayudaba que me dijera eso.
-Si me hablas de la carta pienso en darte un beso.-dije. Castiel se sorprendió, se incorporó y de inmediato se acercó a mí con enorme emoción.
-¿En serio?-dijo. Asentí pero de inmediato pareció descubrir mi truco, o intento de truco. Se rió, cruzó de brazos adoptando la misma posición que yo tenía y me miró directo a los ojos.-Te conozco, sé cómo eres y sé perfectamente que no me vas a besar.
-Si hablas de la carta te vas a averiguar. No me digas que me escribías cartas de amor, grandullón.-dije. Adopté un tono de voz tan bromista que de hecho me recordó a Nebraska cuando me intentaba hacer sonrojar. Castiel captó de inmediato que se trataba de una broma.
-Ya quisieras niña. Solo puedo decirte que esa carta nos la dio alguien que te quería y aparentemente debemos esperar a que te encuentres bien para dártela.-dijo Castiel. Lo miré seria, ¿sería verdad? ¿O solo sería un truco para conseguir un beso? Mierda. Suspiré, algo era algo, además debía reconocer que este lado bromista de Castiel no me desagradaba, me pregunté si era porque me gustaba esta faceta de su personalidad o porque me recordaba a Nebraska. No, basta, deja de pensar en ella. Lo tomé de la camisa, haciéndole entender que se agachara levemente porque de otra forma no llegaría a sus labios, el accedió y se quedó hasta la altura de mis ojos. Nunca había notado que tenía unos ojos grises realmente hermosos, no eran muchas las personas con ojos grises y de hecho hasta me pregunté si no sentiría vergüenza sobre su vista, como yo solía sentir con la mía. Me acerqué suavemente hacia él y le dejé un suave beso en una de sus mejillas.
-Oh vamos, ¿solo eso?-dijo Castiel.
-Sigue dándome información y pensaré llevarlo a otro nivel.-dije. Le guiñé un ojo a Castiel y viendo como sus mejillas se sonrojaban decidí entrar a mi casa. Al entrar al porche vi a Nebraska tomando una cerveza, Kentin y Alexy peleándose por un paquete de galletas en broma y Viktor sonriendo con su novia. Sentí como el perro pasaba a toda velocidad en dirección a Laeti y como Castiel entraba con las mejillas aun sonrojadas, rogué que Nebraska no notara eso.
-Bueno, tras esta pequeña visita los dejo tranquilos. Buenas noches, descansen todos, especialmente tu.-dijo Laeti. Le dio un beso en la comisura de los labios a Viktor y se retiró hacia su casa con su perro, Alexy, Kentin, Viktor y yo la saludamos con la mano, mientras que Castiel le hizo un gesto con la cabeza y Nebraska elevó su cerveza.
-Creo que tras este descanso, puedo proseguir al otro golpe que me dio un amigo.-dije.
*Vuelta al pasado*
El tema de mi madre no lo volvimos a mencionar con Nebraska, no valía la pena, sin embargo era mucho más difícil colarme a mi casa ahora que sabía que al menos Lucy estaba despierta. Pude ver cómo iba encendiendo luces a su paso, mierda. Crucé una mirada con Nebraska, ¿y ahora?
-Creo que es hora de devolverte el favor, puedes dormir en el orfanato conmigo, a las 6 en punto te quiero despierta, sino no puedo llegar a tiempo a clases.-dijo Nebraska. La miré completamente sorprendida, no, ella debía estar jugándome una broma. Pues no, no era ninguna de sus bromas. Me hizo subirme a la moto, me dejó abrazarla por frio y en unos cuantos minutos nos encontramos nuevamente en donde vivía. Ella me ayudó a colarme una vez más por la ventana y en cuestión de minutos Nebraska se estaba desvistiendo para dormir. Esta vez ella me prestó un pijama, me lanzó una blusa de ella negra la cual me quedaba enorme y demasiado larga, pero no me importaba. Me acosté en su cama pero ella me indico que no debía hacerlo, la mire confundida.
-Las niñas duermen en el piso.-dijo Nebraska. Me lanzó un saco de dormir, ¿en serio? Sabía que podía ser realmente hija de puta cuando se lo proponía, ¿pero a este nivel? La miré enojada, pero apenas escuché su risa me relajé. Nebraska me tomó de la cintura y me acercó a ella.-Es broma, tu duermes conmigo mocosa.
Le sonreí, me acurruqué en su pecho, agradecía que tuviera senos porque me servían de almohada, ella me abrazaba cariñosamente y si bien al principio se mantenía reacia, cuando ella creía que me había dormido algunas veces me acariciaba o me daba algún que otro beso disperso. Era mucho más tierna de lo que le gustaba admitir, o de lo que alguna vez en su vida fuera a admitir. Esa noche dormí mejor que nunca, protegida del frio del exterior, abrazada a mi chica, aprovechando que ella me usaba de manta, era todo increíble. Esas noches me daban a entender que no importara realmente donde nos encontráramos mientras estuviéramos juntas. Ella me hacía sentir feliz de una forma que hasta el momento nunca nadie antes me había hecho sentir. Sin embargo toda la felicidad que Nebraska me había dado ese día, a la mañana siguiente se iría por el retrete.
Nebraska me había llevado al colegio como había prometido, ese día no fue nada extraordinario, profesores de mierda, compañeros de mierda, aburrimiento y la misma basura de siempre. Sin embargo fue un mensaje que me llegó a la tarde lo que me causó miedo, oh no, esta historia se estaba repitiendo nuevamente.
En mi celular un mensaje de Viktor me había llamado la atención, había escrito en el grupo "chicas, vengan a mi casa por favor, tengo algo importante que decirles." Mierda no, por favor que se hubiera conseguido una novia y que nos la quisiera presentar, que fuera solo eso. Pero una especie de sexto sentido me indicaba que sabía muy bien que no era eso.
Inmediatamente corrí hacia la casa de Viktor, en la puerta pude ver la motocicleta de Nebraska. En mi mente solo rogaba que quisiera juntarnos para intentar ensayar pese a que Nebrask no sabía lo que era un acorde, por favor, que fuera eso. Buscaba mil excusas para que solo fuera algo bueno. Toqué timbre unas 10 veces seguidas, fácilmente. Me abrió la puerta Vik con una sonrisa e inmediatamente me hizo pasar. Dentro vi a Nebraska seria, estaba sentada con una expresión que no sabía del todo si era buena o mala.
-Deberías sentarte, Alask.-dijo Viktor. Obedecí de inmediato, con el mismo sentimiento de que todo se iría a la mierda en segundos, y de hecho, así fue.
-Me voy a mudar.-dijo Viktor.
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