Capítulo 26: En búsqueda de Alaska.
*Castiel*
Le envié el mensaje al hijo de puta que tenía secuestrada a mi novia. Lo iba a matar, juraba que sí. No pude evitar preocuparme por Alaska, solo rogaba que estuviera bien y quería sentir que no la habían herido, pero en verdad sentía que no. Tenía la impresión de que cuando encontrara a mi novia, no estaría igual. No solo física sino mentalmente, por favor que eso no sucediera. Agradecí que, dentro de todo mi celular funcionara. Se veía algo extraño, pero al menos podía hacerlo funcionar.
-Viktor, por favor anda más rápido.-dije.
-No puedo, es demasiado arriesgado. Estoy yendo literalmente a un kilómetro menos de lo permitido. Si nos detiene un policía será peor porque demoraremos más, además, ¿ya sabes dónde buscar cuando llegues a Florida?-dijo Viktor.
-Voy a necesitar su ayuda, necesito que Viktor vaya a buscar en la casa de Alaska, te llevas bien con Laeti así que seguramente ayude. Nathaniel, lamento decírtelo pero sospecho de tu hermana. No creo que ella haya drogado a Alaska pero sí que es cómplice, averigua todo lo que puedas. Lys, necesito que busques en casa, pidele a Violeta y Rosa que busquen todo lo que sepan de Dakota y yo buscaré en la casa de los padres de Alaska. Mi principal sospechoso es Francis.-dije.
-¿Y cómo piensas entrar? Ese hombre es una bestia, seguro te manda preso.-dijo Lysandro.
-Lys, siento decírtelo, pero yo voy a ir preso. Cuando vea al hijo de puta que secuestró a mi novia, lo voy a matar.-dije.
-¿Puedes dejar de decir eso? Tú no vas a matar a nadie, Alaska va a estar bien y todo va a volver a la normalidad. Solo debemos apurarnos. Yo tengo un sospechoso, ¿y Alexy? Terminó muy enojado después de que discutieron. Alex parece ser el tipo de persona de la cual menos te lo esperarías.-dijo Nathaniel. Viktor saltó de inmediato a defenderlo.
-¡Jamás! No hay forma que Alexy lo haya hecho, la quiere mucho. Seguramente esté en su casa llorando. De hecho, creo que le voy a pedir ayuda.-dijo Viktor.
-Espera, Nathaniel puede tener razón. Alexy sabe que conmigo no puede, por más que ya no está tan debilucho como estaba antes. De todas formas todos sabemos que el blanco más fácil es o Alaska o Violeta, son las más pequeñas. Para mí es un posible sospechoso.-dije.
-¿Y las sombras? Alaska nos ha estado diciendo desde siempre que veía sombras y siempre nos reímos pensando que era una broma. ¿Alguien recuerda algo que le haya dicho Alaska sobre las sombras?-dijo Lysandro.
-Sí, a mí me dijo que era un hombre algo más delgado que yo y que llevaba pantalones militares. Debo reconocer que la primera persona que se me viene a la mente es ese tal Kentin, el de la radio. Pero no lo sé, dudo que se haya fugado anoche, sepa donde estaba Alaska, la haya secuestrado y hoy nos hable con total naturalidad. Además, hay muchas personas que usan ese tipo de vestimenta. Estamos peor que antes.-dije.
-¿Y si le decimos a la policía?-dijo Nathaniel. Se sumió un silencio enorme, seguramente lo estuviéramos pensando, pero a nadie parecía gustarle esa idea.
-No, son una manga de incompetentes. Además, la policía de Florida es capaz de pedirnos un autógrafo que hacer las cosas.-dijo Viktor.
-¿Y si usamos a los espectadores? A nuestros fanáticos, a la audiencia en general. Escuchen, tengo algo pensado que quería hacérselo a Alaska pero una vez que supe lo de Alexy, todo se fue al cuerno. Tengo una canción de amor preparada únicamente para ella y creo que tocando únicamente esa canción podríamos llamar la atención de los fanáticos. No es algo común que nosotros hagamos cosas de amor, y lo que es menos común es que yo cante. Sí, se me ocurrió que una vez que yo cante eso, seguramente todos queden como ¿Quién eres y qué hiciste con Castiel? Allí puedo aprovechar a decir que Alaska es mi novia y que nos ayuden a buscarla. Alask debe aparecer, necesito que esté bien.-dije. Los chicos cruzaron una mirada entre ellos, seguramente se estuvieran preguntando qué me pasaba. Mi voz sonaba muy extraña, como si se estuviera a punto de romper. No era lo único que se estaba por romper, mis nervios parecían querer colapsar pero aparentemente no podían. Lysandro me puso una mano en el hombro.
-Ella está bien, va a estarlo. Es una chica fuerte que no se deja intimidar. Tranquilo, lo más probable es que Alaska nos encuentre a nosotros antes y veamos que les dio una paliza a sus atacantes.-dijo Lys.
-Tiene razón, además no es una mala idea. Supongo que los fanáticos de Demons habrán crecido y seguramente ayuden. No sé, tienen 100.000 seguidores en una de sus redes sociales, supongamos que esas personas se ponen a buscar a Alaska. Es mucho más factible encontrarla con tanta gente que si somos nosotros.-dijo Nathaniel.
-¿Están listos para tener a la prensa encima de ustedes?-dijo Viktor.
-Siempre los tenemos encima de nosotros. Y honestamente no me importa, solo quiero encontrarla y saber que está bien. ¿Tan difícil es? –dije. Puse mis manos tapando el rostro y solté un enorme suspiro de frustración.
- Todo va a estar bien, Castiel. Escucha, yo tengo el número del señor que nos hizo presentarnos por primera vez con Alaska, puedo llamarlo y preguntarle si tiene hora libre esta noche. No importa que no vaya mucha gente, podemos hacer un directo en varias redes sociales. Seguramente a Violeta no le moleste filmarnos.-dijo Lysandro. Lo observé con una mirada esperanzadora, ¡sí! Gracias, siglo XXI, las redes sociales nos salvarían el culo.
-¿Chicos? Es muy fuera de contexto, pero prendan la radio.-dijo Nathaniel. Obedecí y apenas escuchamos unos segundos de lo que se estaba reproduciendo que, a pesar de todo, bastó para sacarnos una sonrisa. Estábamos sonando en una radio local... mierda. No lo podía creer, la voz de Lysandro sonaba clara y mucho mejor de lo que sonaba en la vida real. La batería de Viktor se escuchaba perfecta, cada sonido transmitía el enojo que Alaska había plasmado en las partituras. Demonios, ¿por qué indirectamente ella estaba en todo? Escuché la perfección con la que Nathaniel y yo coordinamos nuestras guitarras, sí, si había algo que sonaba con odio éramos nosotros. Nuestros celulares comenzaron a vibrar con mensajes de felicitaciones, en el mío pude ver como algunos promotores me felicitaban, pero ellos en verdad no me importaban. Sabía que lo hacían únicamente para ganarse mi confianza: los que me importaron fueron los que aparecieron a continuación. Iris, mi madre, mi padre, Rosalya, Chris, Kim, Violeta, inclusive Li. Uno en particular me sorprendió mucho, era de Alaska. Bueno, "Alaska"
Alaska: ¡Cariño! Suenas increíble, la guitarra que te regalé está dando sus frutos. ¿Verdad?
No le respondí, cualquier información demás podría revelarle más de una cosa, además no tenía por qué hacerlo. Sentí ganas de bloquear al infeliz que estaba haciendo esto, pero necesitaba que me enviara información constantemente. Al menos, en mi mente retorcida, parecía que Alaska estuviera bien y de una u otra forma podía conformarme con ello.
-¡Castiel!-chilló Lysandro.
-Mierda, ¿qué quieres? Dejame meterme en mi mundo por una vez.-dije.
-Lo siento, fui yo quien te estaba llamando, pero no me prestabas atención. Hablé con mi hermana, le dije que si no me daba datos de lo que pasó la noche anterior, haría algo que a ella no le gustaría. El punto es que pude conseguir algo de información. Según Ámber, Alaska entró al VIP con Dakota mientras que Rosa y Violeta nunca se encontraron, mi hermana si vio entrar a tu novia con Dakota, pero a él lo vio salir solo un par de veces. Se fumó un cigarro, saludó a una chica disfrazada de tu y ambos entraron al salón. Salieron abrazando a una chica de corta estatura y ambos la metieron dentro del auto.-dijo Nathaniel. Mierda, estaban haciendo exactamente lo mismo que hicieron con la chica que vi, ella terminó en las noticias como desaparecida. Mi corazón comenzó a latir muy fuerte, no, ¡seguramente la hubieran matado! No, no podían hacerle eso a mí Alaska. Ella es una chica buena, no le hacía mal a nadie. Bueno, salvo a mí. Pero no me importaba, en el fondo sabía que ella no lo había hecho aposta. Mierda, mi cerebro me traicionó y sin querer admití que no podía seguir enfadado con Alaska por algo que no había hecho, no importaba eso en este momento.
-¿Estás completamente seguro?-dije. Nathaniel asintió. ¿En serio iba a confiar en Ámber? debíamos estar desesperados para seguir una pista de esa imbécil.- Viktor, necesito que aumentes la velocidad. Es urgente. Si te ponen una multa, yo la pago. O mejor, dejame a mi manejar, si nos multan seguramente sea algo económico y me quitarán la licencia de conducir, no me importa. Una licencia no vale más que la vida de mi novia.-dije.
-¿Qué dices? ¿La vida de ella? ¿Cómo de pronto sabes que su vida peligra?-dijo Lysandro.
-No me parece una mala idea, escucha, cambiame de lugar mientras nos explicas lo que acabas de decir.-dijo Viktor. Se estacionó e intercambiamos lugares, una vez que nos pusimos el cinturón de seguridad inicié marcha. Manejaba como un auténtico demente, me colaba entre los autos como si precisamente el carro de Viktor fuera pequeño, cuando en verdad no lo era. Miré por el retrovisor el rostro de mis amigos y mientras iba manejando les expliqué lo mismo que a Alaska.
-Hace un año aproximadamente salí de mi trabajo y vi a Dakota con un chico metiendo a un auto a una joven que parecía exageradamente borracha. Por el momento no me pareció algo fuera de lo normal, de hecho hasta me parecieron buenos amigos por llevarla a su casa. El punto es que al otro día en las noticias apareció la chica desaparecida y nunca más se supo de ella, la misma chica que la noche anterior Dakota y el desconocido llevaron a su coche. Tengo fobia de que le hayan hecho lo mismo a Alaska. Se lo tuve que confesar hace unas noches para que no fuera con él, y sin embargo ella fue de todas formas. ¡Esa niña debe aprender que el mundo es una mierda! Pero obviamente no me creyó, odio que las personas crean que Dakota es un buen tipo.-dije.
-¿Cómo se lo confesaste?-preguntó Viktor.
-Eh, bueno. De hecho estábamos jugando a la ouija y me hice pasar por un instante por un fantasma, ¡pero antes había realmente uno!-dije. Ellos me observaron confusos, Lysandro me quería matar con la mirada. Espera, un segundo. ¡Eso es! Sea quien fuere el fantasma que había, éste me había advertido sobre Dakota. Debía llegar a mi casa y rápido. Pisé el acelerador intentando no sobrepasar demasiado los límites. En el trayecto sentimos como nos tocaban bocina reiteradas veces, pero no me importaba. Afortunadamente no nos encontramos con ningún policía y en zonas donde había cámaras bajaba considerablemente la velocidad. Todo el camino vinimos hablando de posibles teorías, pero ninguna coincidía o tenía sentido. Una vez que llegué a mi casa, estacioné el auto y observé a mis amigos.
-Ustedes hagan lo que les pedí, yo necesito pasar por mi casa. Necesito que alguien se quede conmigo.-dije.
-Yo no puedo, debo ayudar a Violet a recaudar información sobre Dakota, me dijo que lo invitó a un helado y que aparentemente accedió. No voy a dejar que le pase nada, lo siento.-dijo Lys.
-Yo te acompaño, no me molesta. Después de que termines de hacer lo que necesites, si quieres indagas con mi hermana. A ti es más factible que te responda.-dijo Nathaniel. Los tres lo observamos bastante confundidos. ¿En verdad acababa de acceder? Suspiré, no me caía mal, pero prefería estar con Viktor o con Lysandro, preferiblemente este último. Nathaniel y yo nos bajamos del auto, Viktor se fue al volante y Lysandro me lanzó una mirada de "no la cagues." Creo que Lys me controlaba más que mi madre, mi hermana y mi novia juntas, aunque ella última no me controlaba en lo absoluto; eso entre otras cosas hacía que la amara como a nadie en el mundo. Miré a Nathaniel, el cual se encontraba tan incómodo como yo. De hecho, era la primera vez que estábamos solos desde que nos habíamos peleado por culpa de la basura de Debrah.
-Esto... No debiste acceder hasta saber de qué se trataba lo que iba a hacer.-dije. Nathaniel se alzó de hombros.
-No me importa, para algo están los amigos. Alaska me simpatiza mucho, la considero una amiga y en verdad puedo imaginarme de qué se trata lo que tienes en mente: ¿vas a jugar a la ouija?-preguntó. Abrí los ojos como platos mientas iba poniendo la llave en la puerta para entrar a mi casa.
-¿Cómo lo sabes?-dije. Él se rió.
-No has cambiado nada, aun te conozco, Castiel. Solo, vamos. Sé que te encuentras incómodo y tampoco quiero demorarme demasiado. Necesito encontrar a tu novia.-dijo Nathaniel. Subimos las escaleras en silencio, abrí la puerta de mi casa y Nathaniel ingresó. No me había percatado que ya había estado aquí, ayudando a mover las pertenencias de mi novia. Era extraño estar solo con él, pero no debía importarme demasiado ello. Fui a buscar la ouija, cerré las cortinas y encendí algunas velas. Nathaniel observaba con algo de recelo a la tabla, seguramente nunca en su vida hubiera jugado. Me senté en el sofá y le hice un gesto para que me imitara, con cortesía se sentó. Pusimos nuestras manos en el puntero y comenzamos a moverlo para llamar a cualquier ente que esté aquí.
-Escucha, nunca hice nada similar a esto, no creo que vaya a funcionar pero me mantendré callado.-dijo. Le sonreí a modo de agradecimiento. No podía creer que realmente estuviera haciendo esto con Nathaniel... pero el puntero me distrajo, se sentía extraño, como más pesado. Por lo que sentí que era momento de hablar. Me aclaré la garganta y con voz firme y clara hablé.
-¿Hay alguien aquí?-dije. El puntero poco a poco se movió hacia el sí. Nathaniel parecía que iba a desmayarse, sus manos temblaron, intentaba contener su miedo.-Descuida, iré directo al grano. Esto va a terminar pronto.
-Sí, eso espero. No hagas bromas sobre esto.-dijo Nathaniel.
-Tranquilo, confía en mí.-dije. Nathaniel soltó aire a modo de intento fallido de calmarse. Debía ignorarlo, cuanto más tardara peor sería para todos.- ¿Quién está aquí? Estoy en búsqueda del ente que la vez anterior me advirtió que mi novia sería secuestrada.
El puntero se movió lentamente hacia varias letras, una vez que estas terminaron de moverse pude ver como se formaba el nombre de mi abuelo, Walter. No podía creerlo, me costaba demasiado creer que esto en verdad estaba pasando.
-¿Abuelo? ¿Eres tú? ¿Tú fuiste quien nos advirtió?-dije. El triángulo se movió al sí y se quedó varios segundos allí. No podía creerlo, si alguien me hubiera dicho que hace 4 meses atrás, cuando mi historia y vida realmente comenzó, estaría hablando con fantasmas con mi enemigo en ese entonces, no lo creería. Y tampoco creería que estaría haciéndolo para buscar a la chica de mis sueños, la cual fue secuestrada. Todo parecía demasiado surrealista para que me pasara a mí, aunque si hacía una lista de cosas que jamás me pasarían, ésta sería interminable. Afortunadamente la voz de Nathaniel me interrumpió.
-Hola, Walter. ¿Me recuerda? Fui un gran amigo de su nieto. ¿Podría usted darnos algún dato sobre lo que le ocurrió a Alaska? Estamos muy asustados y solo deseamos que sea una broma de mal gusto.-dijo Nathaniel. El puntero rápidamente se dirigió hacia las letras correspondientes para formar "secuestrada."
-Sí, eso ya lo sabemos. ¿Pero quién?-dije. Ahora el puntero se movía como un demente, escribió una serie de nombres de los cuales pude reconocer dos: Dakota, Debrah, Felipe y "él" ¿Felipe? ¿Quién mierda era él? No importaba. No podía creer que Debrah aun siguiera detrás de esto, sentía que quería golpearla y honestamente no me importaba que fuera una mujer. Sobre Dakota... podía considerarse muerto, no quería ni imaginar qué es lo que le habría hecho a Alaska. No podía imaginarlo, de lo contrario entraría en una crisis de histeria. Sin embargo, me preocupó mucho lo de "él" ¿quién se supone que era él? Crucé una mirada con Nathaniel, ambos estábamos completos de incertidumbre.
-¿Él? ¿Y eso? ¿Se te ocurre quién pueda ser? ¿Algún ex?-dijo Nathaniel.
-N-No, no lo creo. Me dijo que su ex había sido una chica, y a juzgar que Alaska vivió toda su vida en Oregón, dudo que esa ex haya venido hasta aquí únicamente para joderle la vida. Además mencionó que era 4 años mayor que ella, por lo que en verdad tendría 22 años, 23 como sumo. Dudo que una adulta se comporte de esa manera, de todas formas podemos preguntarle a Viktor o a Alexy si conoce a alguien. Yo le preguntaré a Viktor y tú al peliazul.-dije. Ambos tomamos nuestros celulares y escribimos un mensaje hacia quienes había dicho. Viktor me respondió de inmediato, puse el audio para que ambos lo escucháramos.
-¿Alaska? ¿Novio? No, de hecho toda mi vida creí que Alexy había sido la pareja hasta que se mudó y me di cuenta que Alask es mucho más lesbiana de lo que muestra. No es por hacerte sentir mal, pero la ex que ella tenía era hermosa, tenía el pelo largo, piernas exageradamente largas y un mal carácter que enamoraba.
-Ya, ya. Suficiente, odio ponerme celoso y ni siquiera la conozco y ya siento que no quiero ni que se acerque a mi novia. ¿Crees que ella podría ser la culpable de esto?-dije.
-Lo dudo mucho. Alguien que parecía ser el padre de ella las descubrió besándose y la llevó a un reformatorio o algo así, eso fue lo que me contó Alaska. En su momento se veía muy mal por ella.-dijo Viktor.
-De todas formas dijo él, no ella. Sé que esto no debe ser real, pero ¿y si te está engañando? Esa persona pued...-dijo Nathaniel.
-Solo... callate. No vuelvas a siquiera pensar eso, juro que nuestra amistad se puede ir a la mierda si siquiera lo piensas. Ella no me engaña.-dije. Aunque lo último que dije sonó algo más como si me intentara convencer a mí mismo más que a Nathaniel, el cual se disculpó en susurros y tomó el celular para escribirle a Alexy.-Lo lamento, es una situación de mierda y no me encuentro nada bien. No sé qué es lo que tengas con Kim, pero imagina perderla. O no sé, a alguien que quieras mucho. No, a alguien que ames.
-Puedo imaginármelo, no puedo decir que te entiendo porque en verdad por suerte nunca me pasó. Pero te lo dije antes: Alaska es mi amiga y me duele mucho todo lo que le está sucediendo. No lo merece.-dijo Nathaniel. Iba a hacer un comentario pero el celular del rubio sonó, Alexy le había respondido. Era también una nota de voz, Nathaniel la reprodujo para que ambos escucháramos.
-¿Alaska? Ehhh, lo siento Nathaniel. Normalmente no me molestaría hablar de ella, pero sucedió algo que me quitó toda gana existente de hablar sobre ella. Apenas me encuentre mejor te prometo que hablo lo que necesites de ella, siempre y cuando no sea demasiado íntimo. Ya sabes...-dijo Alexy. Pese a que había hablado pocas veces con él, se notaba que estaba sumamente desanimado, su voz era prácticamente nula, apenas sabias que estaba hablando. Nathaniel me observó sin esperanzas, lo miré y él me dio su celular. Me preguntaba cómo mierda podía seguir conociéndome tanto, al punto que sabía con solo una mirada que le iba a pedir el celular para enviarle una nota de voz.
-Escucha Alexy, soy Castiel. Sí, sé que soy la última persona que quieres escuchar en este momento, pero creeme que es una emergencia. Es tan grave esto que de hecho estamos Nathaniel y yo juntos buscando datos sobre Alaska. Lamento decírtelo por teléfono pero fue secuestrada.-dije. Nathaniel tomó su celular y envió otra nota de voz.
-Alex, estamos muy preocupados. Necesitamos información y ayuda, tenemos varios sospechosos pero necesitamos tu ayuda, conoces a Alaska mejor que nadie y nos sería mucho más fácil si nos ayudas a buscar.-dijo Nathaniel. Observamos el móvil, leyó el mensaje pero no nos respondía. Me incorporé y sentí ganas de darle patadas a algo. ¡No podía ser tan imbécil! ¡Estábamos hablando de algo serio! También sentía ganas de decirle mil cosas a Alexy y no lo hacía porque nos unía una causa mayor. Sin embargo, la voz de él por el celular de Nathaniel me alertó.
-¿Dónde están? Ya estoy yendo para allí.-dijo Alexy. Sonreí y vi como Nathaniel le daba la dirección de mi casa. Mientras esperábamos a Alexy proseguimos haciéndole preguntas a mi abuelo a través de la ouija.
-¿Puedes decirnos si ella está bien?-dije. Nathaniel puso sus manos en el tablero al igual que yo y sentimos como éste se movía lentamente hacia unas cuantas letras. "no quieres saberlo" decía. Mi corazón comenzó a agitarse a un ritmo que no era ni normal. No... No era verdad, miré a Nathaniel. Él debía tener que estar haciendo esto, pero estaba tan asustado como yo.- ¿Cómo que no quiero saberlo? ¡Dimelo! Esto es pura mierda.
-Casti...-dijo Nathaniel.
-¡No! Castiel nada, ¡¿Cómo está mi novia?! ¡Tú! No toques el tablero, se movió solo una vez y lo puede volver a hacer.-dije. Y efectivamente éste comenzó a moverse solo, Nathaniel soltó un alarido y se cubrió detrás del sofá. A mí no me importaba nada más que saber cómo estaba ella. El puntero se movió poco a poco, letra por letra formó las palabras "salvala, muerta, pronto." ¿Qué? No, no, no. No, tenía que ser una broma. ¿Muerta? ¡Muerta! Alaska... mi corazón estaba a punto de salir de mi pecho o de quedarse inmóvil por completo. Nathaniel me observaba completamente aterrorizado. Puse las manos yo solo en el tablero y comencé hacer preguntas como un demente.
-¿Dónde está? ¿Está viva? ¿Qué le hicieron? ¿¡Dónde mierda está!? ¡Respondeme maldita sea!-chillé. La ouija comenzó a moverse demasiado rápido, no podía comprender lo que decía. Había roto una regla: nunca jugar solo. Nathaniel me tomó por los hombros e intentó alejarme de esta. Apenas me alejó, la tabla dejó de moverse, en cambio una foto que tenía con toda la banda se cayó al suelo. El rubio estaba prácticamente temblando, pero yo corrí de inmediato a observar la fotografía: el vidrio del portarretratos se había roto justo en el rostro de Alaska. No... tenía que ser una broma. Cuando pude observar mejor el cuadro vi que el vidrio se rompió hasta mi rostro. No me importaba, prefería dar mi vida para que ella estuviera bien. Y no lo decía precipitadamente, lo afirmaba.
La puerta de mi casa se abrió abruptamente, Nathaniel parecía que iba a llorar y yo sentí que tenía demasiada información en la cabeza. Allí apareció Alexy sumamente preocupado. Se lo veía con los ojos hinchados y pude confirmar que había estado llorando. Lo primero que hizo fue mirarme y al ver que tampoco me encontraba bien pudo confirmar que lo que estábamos diciendo no era broma, observó a Nathaniel y a la ouija rota.
-¿Q-Qué pasó aquí?-dijo. Su voz era apenas un hilo, parecía quebrantarse en nada. Nathaniel le puso una mano en el hombro, intentando hacer que él comprendiera lo que seguramente le iba a decir. Encendió las luces y apagó las velas, le hizo un gesto al peliazul para que se sentara, el cual accedió. Pude ver que tenía las manos temblando.
-Castiel, traele agua. Lo va a necesitar, escucha, esto es muy feo de escuchar para todos nosotros.-dijo Nathaniel. Fui a la cocina y le serví un vaso de agua a Alexy, se lo entregué mientras escuchaba como Nathaniel le contaba todo. El peliazul lo recibió agradecido, pero yo no podía escuchar dos veces la misma historia. Así que abrí la puerta del balcón de mi casa y me recosté en el barandal, no sin antes tomar el teléfono de línea de la casa. Dejé caer todo mi peso en este y allí llamé una y otra vez a Alaska. No me respondía nadie, demonios, vamos, contesta. Me llevé el teléfono al oído mientras veía como atardecía lentamente. Escuché el pitido del celular mientras dejaba caer mi cabeza observando mis pies... niña, ¿qué te han hecho? Hasta que un sonido que provenía de mi celular me distrajo, alguien había respondido el móvil de Alaska.
-¡¿Hola?! ¡Hola! ¡Alaska! ¡Alguien que me responda! Por favor, solo necesito escucharla.-dije. Prácticamente rogué, me estaba sintiendo tan sofocado que sentía que mis pulmones se estaban cerrando. No, estaba bien. Del otro lado del móvil escuché una respiración muy agitada, parecía como si alguien tuviera miedo y se estuviera escondiendo. Me incorporé bastante nervioso.- ¿Quién eres? ¡¿Dónde está?! ¿Qué quieres? ¿Dinero? Puedo darte lo que tengo, puedo juntar el dinero que quieras, pero no la toques.
Mi voz fue interrumpida por los gritos de una mujer, una mujer que me costó reconocer como Alaska. Se la escuchaba sofocada y aterrorizada, estaba gritando mientras lloraba desconsoladamente, sus chillidos eran desgarradores y parecía que cada vez se quedaba sin más energías.
Alaska: ¡Alejate de mí! ¡Por favor, ayuda! ¡Dejame en paz!
-¡Alaska! ¡Niña! Estoy aquí, respondeme. ¡¿Dónde estás?! ¡Alaska!-dije. Comencé a gritar tan fuerte que Alexy y Nathaniel vinieron corriendo hacia mí, notaron que estaba hablando por teléfono y de inmediato puse el altavoz. Alexy estaba a punto de llorar y Nathaniel estaba con una cuadernola y un papel, honestamente no me importaba de donde había sacado eso. Pero la voz aterrada de mi novia me trajo a la horrenda realidad.
Alaska: Solo... dejame en paz, te lo ruego.
Desconocido: Admitelo y podrás irte a vivir conmigo. De otra forma tu muerte será lenta y horrible.
¿Quién era ese tipo? Su voz era vieja, como si fuera un anciano. Era carrasposa y se notaba que había estado fumando y bebiendo por años. Nathaniel estaba anotando cosas a todo velocidad, Alexy estaba casi llorando y yo no paraba de pensar en la voz de mi novia. De pronto parecía que se hubiera rendido, parecía que no quería hacer nada con su vida.
-¡Alaska! No te rindas, pelea. Te necesito, te necesitamos, aquí está tu mejor amigo y un gran amigo tuyo.-chillé.
Desconocido: ¡Admitelo! Sino mataré a Castiel enfrente de ti y luego te mataré a ti.
Alaska: ¡NO! NO LO TOQUES. Solo... ni siquiera lo pienses. Me iré a vivir contigo, todo será como antes. P-pero no toques al amor de mi vida. Te lo ruego. Solo dejame despedirme de él, un último adiós.
Alaska se largó a llorar tan fuerte que apenas podía hablar, era muy difícil comprender lo que ella decía. Estaba tan nerviosa que parecía otra persona, de hecho no parecía mi novia, una de las tantas cosas que me enamoraban de ella es que era fuerte, pero podía entenderla. No sabía qué demonios estaba pasando pero yo seguramente estaría igual o peor que ella. Sin embargo lo que más miedo me dio de ella fue escuchar como su fuerte voz se rendía poco a poco. Y todo por mi culpa, sabía que si yo no fuera nada para ella, Alask hubiera peleado hasta quedarse sin manos. No obstante era tan importante para ella que parecía dar su vida por la mía. No, niña, es lo último que debes hacer.
-Castiel, dame eso.-dijo Alexy. Me tomó el teléfono y habló.- ¡Escucha hijo de puta! Como toques a Alaska juro que haré un infierno de tu asquerosa vida. No sé quién eres ni me importa, aquí la única que importa es ella. Así que si nos la entregas prometemos no llevarlo a las autoridades.
Desconocido 2: Ayúdenla.
Un susurro se escuchó del otro lado del móvil, allí pudimos confirmar que habían al menos tres personas, el que estaba amenazando a mi novia, ella y otra persona, la cual parecía ser hombre. Lamentablemente antes de que pudiera gritarle algo éste individuo colgó el teléfono sin decirnos nada más. Nathaniel anotaba cosas como un demente, de hecho pudimos verle una gota de sudor recorriéndole la frente antes de que él se la secara con la mano que tenía libre. Yo me dejé caer al suelo, completamente incrédulo. No entendía una mierda de lo que estaba sucediendo pero Alexy estaba ya aguantándose como podía las lágrimas que se le escapaban de los ojos y Nathaniel seguía sin detenerse.
-¡¿Alguien puede explicarme qué mierda va a pasar?!-chillé. El rubio me levantó la mano como si quisiera indicarme que me callara, en otro momento le hubiera golpeado la mano pero ahora parecía que necesitaba concentrarse. Alexy se tenía la cabeza mientras llamaba una y otra vez desde su celular a Alaska.
-¡Me cago en todo! Apagaron su celular. ¡Mierda! ¿Creen que la estén matando?-dijo él. Me observó a mí en búsqueda de esperanza, pero lo único que pude hacer fue incorporarme lleno de histeria y mirarlo con enojo.
-¡No ayudas teorizando eso!-grité.
-¡Cierren la condenada boca! Intento concentrarme y no puedo hacerlo si están gritando.-dijo Nathaniel. Anotó cosas mientras Alexy intentaba contener sus nervios y yo me dirigí a la sala a patear alguna porquería que encontrara, necesitaba descargar mi odio en algo. Comencé a gritar de la frustración, del enojo, de la ira, del miedo de perderla. ¡¿Por qué?! ¿Acaso perdería a mi novia? No era justo, la última vez que la había visto habíamos discutido. No quería que ella tuviera ese último recuerdo de mí, y lo que me hacía aun peor era que a pesar de nuestro enojo, ella seguía queriendo dar su vida por la mía. Niña, eres un cielo. ¡No! ¡No podían arrebatármela! Tiré un almohadón que había en el sofá al suelo y comencé a tirarlo por toda la sala, al punto que algo sonando me llamó la atención. Era mi encendedor... ese encendedor, lo había comprado porque el mío se lo había regalado a Alaska cuando quería fumar. ¡Se lo había regalado en su casa! ¡Su casa! ¡Todo tenía sentido! Salí corriendo hacia el balcón donde Nathaniel terminaba de escribir casi dos hojas. Apenas me vio chilló.
-¡Es Francis!-dijo Nathaniel.
-¡Es Francis!-chillé. Ambos nos observamos y sonreímos con complicidad.
-¿Qué? Esperen, ¿cómo pueden afirmarlo? ¡No lo saben!-dijo Alexy. Se veía tan confundido y sin un rastro de alegría, no parecía él.
-Si no es él, es la ex de Alaska. No hay más teorías, la voz que se escuchó fue un susurro y a partir de ello es muy difícil acertar si se trata de una mujer u hombre. El hombre que amenazaba a Alaska parecía mayor por su voz, se notaba que había estado fumando y bebiendo y a juzgar por poco que Alaska me comentó, puedo afirmar que él es el dueño de esa voz. Además, él odia a Alaska y a su novio.-dijo Nathaniel, me miró.
-Exacto, hace unos días recibimos una denuncia que él había hecho sobre mí, creyó que yo había lastimado a Alaska. ¿Por qué desde que pudimos refutar su denuncia dejó de jodernos? Porque él es la mente maestra de su plan. Y eso no es todo, en la llamada se escuchaba un fuerte eco, por ende es en un lugar donde está todo muy vacío. ¿Qué creen? La madre de Alaska se iba a mudar a Minnesota, por ende la casa de Lucy es un posible lugar de encontrarla. No sé si tiene sótano o ático, pero puede que allí se encuentre mi novia.-dije. La palabra pareció molestar a Alexy, pero honestamente no me importaba nada. Nathaniel observaba sus notas y todo parecía coincidir con lo que yo decía. Me sonrió y me levantó la mano para que se la chocara, era un niño, pero no pude contenerme y se la choqué con una sonrisa.
-¡Esperen! ¿Y la ex de Alaska? ¿Qué tiene que ver? Para estos entonces debe ser una mujer, es policía de hecho.-dijo Alexy.
-¡Más sospechosa aun! Sabe cómo evitar el sistema y moverse por encima de él. Debemos dividirnos ya e ir a buscarlos a ambos.-dije.
-¿sabes cómo llegar a lo de la ex de Alaska?-dijo Nathaniel. Alexy asintió algo culposo. Me resultó extraño, casi como si quisiera encubrir a la ex de mi chica, pero rápidamente nos miró.
-Trabaja a una media hora de aquí, en ómnibus demoraremos mucho.-dijo Alexy.
-Tengan, yo les pago un taxi. Bajen de inmediato, yo iré a la casa de Alask a buscar al hijo de puta de Francis. Cualquier cosa manténganme informado, lo mismo haré con ustedes. Oh, y avísenle al resto del grupo. Ustedes se llevan mejor que yo con todos los demás.-dije. Fui en dirección a la sala donde le di algo de dinero a ambos, fui a mi habitación donde contuve a Demonio y busqué un bate de béisbol el cual se lo di a los chicos. Ellos lo aceptaron con algo de recelo, como si no se sintieran capaces de utilizarlo. Yo me contuve con mi navaja, sentía que era más capaz de utilizarla ahora que nunca antes. Ellos bajaron y tomaron un taxi mientras yo iba corriendo hacia la casa de Alaska. En el trayecto a este vi a varias personas que intentaron detenerme para hablar sobre Demons, pero honestamente eso parecía completamente lejano a la realidad. Algunos me observaron bastante molestos, pero no me importaba, seguramente si la vida de su pareja estuviera en peligro se encontrarían igual. Rápidamente llegué a la casa de Alaska y no supe con exactitud qué hacer, si tocar timbre y parecer una persona normal o colarme en la casa. Observé el árbol, mi novia hace unos días se había caído de éste y se había hecho mierda, aún estaba enojado por lo que ella había hecho pero la comprendí ahora mucho mejor: lo había hecho por la supervivencia.
No, la mejor idea era entrar a la casa de ella por la fuerza, podría investigar mejor si entraba como encubierto. Además, dudaba mucho que me dejaran ingresar sabiendo quien era. Así que subí con bastante agilidad por el árbol en dirección a la habitación de Alaska, rogaba que la ventana estuviera abierta, pero obviamente no lo estaba. A la mierda todo, tomé mi navaja y rompí la ventana, observé en todas direcciones y agradecí profundamente que nadie estuviera caminando en la calle en ese momento. Rompí los vidrios de los bordes para no cortarme e ingresé a la habitación completamente vacía de la niña. Suspiré, tenía recuerdos bastante agradables en este cuarto, pero no era momento de pensar en ello. Esperé unos segundos en silencio en búsqueda de cualquier tipo de sonido pero la casa parecía estar vacía, me sentí agradecido de pronto. Salí de la habitación y me dirigí de inmediato a la de su madre, no tenía absolutamente nada, estaba completamente vacía. Busqué hacia arriba algún signo de un ático pero no parecía haber absolutamente nada. ¡Mierda! Bajé en silencio hacia la sala de estar y allí encontré una nota en la heladera. Todo lo demás parecía estar tan vacío como las habitaciones anteriores. Leí la nota, decía "llego tarde a casa, tengo cosas que hacer." La letra podría ser de un hombre, era ilegible y se notaba que había hecho dicha nota bastante rápido. ¡Lo sabía! Era el, me iba a escuchar ese pedazo de mierda. Aunque me pregunté por qué la ouija me había mentido, seguramente no estuviera hablando con mi abuelo y fuera cualquier otro tipo de ente, en este momento era el menor de mis problemas. O lo era hasta ese momento, escuché como alguien apuntaba un arma directo a mi nuca.
-Volteate muy lento.-dijo la voz de una mujer. Puse mis manos en alto y me volteé como ella indicó, me sorprendí mucho al saber que se trataba de la madre de Alaska. ¿Qué mierda hacía con un arma?
-Castiel... ¿qué haces aquí?-dijo Lucy. Bajó el arma de inmediato pero me miró con precaución al saber que tenía una navaja.
-Estoy en busca de tu noviecito, el muy hijo de puta secuestró a Alaska y la tiene cautiva. Necesito que me digas la verdad, Lucy. Es hora de confesar, por el bien de tu hija. Si en algún momento la quisiste, debes hacerlo ahora por ella.-dije.
-¿Qué? Francis está en una reunión de trabajo, y eso no amerita que entres a la casa por medios forzados. ¿Qué haces aquí?-dijo.
-Que haya entrado a tu casa no lo hace menos sospechoso de que me apuntes con un arma, cuando en verdad no deberías tener una.-dije. Ella sonrió, no parecía sorprendida de que su hija fuera secuestrada, de hecho no parecía sentir absolutamente nada. ¿Cómo alguien podía ser tan indiferente? Nunca en mi vida había pensado tener hijos, pero si los tuviera daba por sentado que los querría, y más aún si tenían las hermosas pecas que Alaska tenía cerca de su nariz. Odiaba a esta mujer, sentía ganas de golpearla por ser tan mierda con su hija.
-Puedo tener un arma, es legal comprarse una a partir de los 18 años y como podrás adivinar, tengo mucho más que eso. ¿Qué haces aquí? ¿No te bastó con la denuncia que te puso Francis?-dijo ella. Oh no, eso era demasiado.
-¿¡Cómo mierda puedes encubrir una basura como él!? ¡Tú debiste haber puesto esa denuncia! ¿Eres imbécil? Mira, puedo ver que tienes machucones por todo el cuerpo y dudo que te hayas caído de un árbol, como le pasó a tu propia hija. Escucha, yo voy a averiguar dónde carajo está Francis con o sin tu ayuda, cuanto antes encontremos a Alaska, antes estaremos todos bien. ¿Puedes corroborar por una vez en tu jodida vida? La he visto partirse al medio del miedo que le provoca que Francis intente golpearla, Alaska no llora por absolutamente nada, pero levantarle la mano implica que se rompa en mil pedazos. ¿Sabes cuánto me costó hacerla sentir segura? Mucho, y no voy a dejar que la misma basura le haga lo mismo. Ahora, te lo preguntaré por última vez, ¿dónde está Francis?-dije. Ella suspiró, bajó los brazos y me miró con mucho recelo. Rompió un pedazo de hoja y anotó una dirección, dándomela a mí.
-Yo nunca te di esto. Francis podrá ser muchas cosas, pero nunca secuestraría a Alaska. Está atascado con trabajo desde anoche.-dijo ella. Irónico, justo coincide con la coartada del secuestro de Alaska. Tomé lo que ella me entregó y la miré un tanto agradecido, me dirigí hacia la puerta y la abrí, antes de irme ella me habló.- ¿Castiel? ¿Alaska en verdad está tan herida?
-Por supuesto que sí, su mejor amigo hizo de padre y madre cuando ese era tu deber. No conoce el cariño, recién a sus casi 19 años puede conocer algo de amor y no proviene de sus padres sino de un imbécil que conoció hace 5 meses.-dije. No la miré y cerré la puerta de un portazo. Observé la dirección y de inmediato llamé a un taxi, el cual en segundos estuvo en la puerta de la casa. Me subí al mismo y le di la dirección al conductor, apenas arrancó pude ver que Lucy me estaba observando, se la veía bastante mal. Me alegro que se sienta como la basura que es, supuse que en mi caso los chistes crueles hacia las suegras parecían no hacerle justicia.
Suspiré, dejé caer mi cabeza en el asiento y sentí como el mundo me daba vueltas. Mierda, no podía estarle pasando esto a la niña, ni a mí, ni a nadie. Éramos personas comunes y corrientes. La radio del conductor me indicó lo contrario, estaba sonando nuestro sencillo, bueno habíamos hecho una canción a nivel nacional pero seguíamos siendo personas normales. Tomé mi móvil y les dije a los chicos lo que me acababa de suceder.
Nathaniel: Que pena, avisanos si ves algo sospechoso en el trabajo de Francis. Nosotros estamos hablando con la ex de Alaska y debo decir que Viktor se quedó corto con la descripción, es hermosa. Pero el punto es que toda la seccional de policía afirma que ella se quedó de noche trabajando y hasta ahora no se ha ido de la seccional. Ella no fue.
Yo: Mierda, solo nos queda a Francis como culpable.
Nathaniel: ¿Y ese Felipe? ¿Dakota? ¿Debrah?
Lysandro: Violeta y yo nos reunimos hace poco con Dakota y actuaba completamente normal. Miraba a mi novia con cara depredador sexual pero nada más, supongo que eso es normal en él.
Yo: Siento que hayas tenido que presenciar eso, Lys. ¿Algo más?
Lysandro: No, nada. Nadie sabe nada de Dakota o Debrah.
Nathaniel: Le pedí a mi hermana que hable con Debrah, pero aun no me ha dicho nada.
Yo: Gracias, a todos. Escuchen, debo dejarlos porque ya casi estoy llegando a la dirección que me dio Lucy.
Guardé el celular en mi bolsillo, pagué al hombre y me bajé enfrente de un edificio enorme, rodeado de vidrios y salido de una revista de tecnología. Ahora entendía por qué Francis tenía tanto dinero. En la puerta había dos guardias de seguridad que me miraron muy mal, seguramente por mi vestimenta. Ingresé en la recepción y hablé con una recepcionista.
-Hola, necesito hablar con Francis. Mi nombre es Castiel, dile que es urgente, es sobre su hija.-odié mentir, Alaska no era ni iba a ser nunca la hija de ese imbécil. Ella me observó completamente desconfiada, presionó un botón que parecía dar a un comunicador.
-Señor, un joven llamado Castiel dice que quiere hablar con usted, es sobre su hija.-dijo ella. La recepcionista me miró con cara de pocos amigos hasta que el comunicador la hizo sobresaltarse.
-¿Qué te dije de interrumpirme mientras miro televisión? Espera, ¿dijiste Castiel? Hazlo pasar de inmediato.-dijo Francis. Se lo escuchaba molesto. La mujer muy elegante se incorporó y me hizo una seña para que la siguiera. Los tacos de la mujer resonaban por el tecnológico lugar, todo estaba muy blanco y muy limpio, exageradamente limpio. La mujer golpeó la puerta tres veces y me clavó la mirada.
-Escucha niñato, no sé qué es lo que quieras pero no provoques al señor Francis, sientete una excepción. Normalmente hubiera llamado a los de seguridad con apenas verte las pintas. Comportate.-dijo. Cuando caminó de pasada me golpeó el hombro, era casi tan alta como yo, aunque sin sus tacos seguramente fuera tan baja como Alaska.
-Deberías ver tus pintas, retobada. ¡Histérica!-chillé. En ese instante me callé porque la puerta se abrió, allí me observaron dos enormes hombres de seguridad los cuales me indicaron que pasara a una oficina. Ingresé y ésta se veía muy limpia, como todo el lugar. Sentado detrás de un escritorio estaba Francis, el cual se volteó y me miró con una sonrisa.
-¿Dónde la tienes?-dije. Él sonrió mucho más.
-¿A qué te refieres? ¿No estás aquí para rogarme que te quite la denuncia que te puse en la policía? ¿Cómo la estás pasando en prisión? Imagino que te dolerá sentarte, muchos criminales.-dijo.
-¡No vengas con idioteces! ¡¿Qué le hiciste a Alaska?!-chillé. Golpeé la mesa con un puño y eso bastó para que en segundos tuviera a esos dos gorilas de seguridad encima de mí. Francis le hizo un gesto con la cabeza indicándoles que me soltaran, algo que hicieron a duras penas.- ¿Dónde estuviste anoche?
-No es de tu incumbencia, mocoso.-dijo Francis.
-Lo es cuando mi novia desaparece y el principal sospechoso eres tú. Tenemos a la policía ayudándonos, la ex de Alaska es policía y a juzgar por la empresa que te tienes montada, dudo que quieras que ésta esté rodeada de mierdas criminales. Te conviene hablar, siempre te mentí. No tengo 18 años, tengo 25 y estoy a nada de recibirme de abogado. Además, trabajé un tiempo en la policía como pasante, así que te conviene que hables y rápido. De no hacerlo se te puede tratar como sospechoso e inclusive cómplice de encubrimiento. Habla o llamaré a la policía, es tan simple como eso.-dije. Francis ahora parecía realmente confundido, no parecía comprender nada de lo que estaba pasando. Decidí mentir, de hecho creíamos que la ex de ella era culpable. Tampoco tenía 25 años ni era policía ni estaba por recibirme de abogado, pero sabía bastante de leyes porque aunque no lo pareciera me apasionaba. Agradecí en el fondo de mi corazón a Farrés por enseñarme todo esto, a juzgar por el susto que Francis tenía en el rostro, diría que mi mentira funcionó.
-¡Atrevete a hacerlo, mocoso! Yo no hice absolutamente nada, anoche pasé encerrado aquí porque esta manga de incompetentes no puede hacer nada bien, tengo cámaras que lo demuestran. Así que dejame a mí y a mi empresa fuera de estas mierdas.-dijo Francis.
-Necesito corroborar eso, si tienes una coartada no debes temer nada.-dije. Demonios Castiel, podrías perfectamente ser un actor o un policía. Por un instante me sentí mal por haberme enojado con mi novia por las mentiras que había dicho, sin embargo ahora pude comprender que su caso era tan necesario como el mío. Mierda, ella siempre había tenido razón en todo lo que me había hecho o dicho. Pero afortunadamente el grito de Francis me distrajo.
-¡Tu! ¡Muevete, haz tu inmundo trabajo! Lleva a este inútil a la sala de seguridad, muestrale lo que quiera.-dijo Francis. Señaló a uno de los guardias y éste me puso la mano en el hombro, lo cual con la mirada que le lancé lo quitó de inmediato. Con una profunda voz me dijo que lo siguiera, antes de obedecerlo le lancé una mirada a Francis. Debía conseguir una muy buena prueba porque estaba seguro que él había sido el culpable.
Los guardias de seguridad me llevaron a la sala de seguridad donde me pusieron un video en el cual se veía la fecha y hora del mismo. En este estaba Francis hablando por teléfono, en su computadora, en un momento paró para ver una película, lo reprodujeron en velocidad rápida y de hecho pude confirmar que él había estado toda la noche y mañana aquí, por lo que lo hacía inocente. ¡Mierda! Estaba seguro que era él, había perdido toda la mañana siguiendo una pista falsa. ¡Deseaba ver a ese hijo de puta en cárcel!
-¿Tienes todo lo que necesitas?-dijo un guardia.
-Sí, creo que me iré retirando, estoy algo apresurado.-dije. Él asintió y me acompañó hasta la puerta de la entrada, allí pude ver a la recepcionista la cual le mostré el dedo del medio, ella me respondió de la misma forma. Todos los empleados parecían ser tan mierda como su jefe. Una vez que estuve afuera llamé a Nathaniel, pero lamentablemente para mi me respondió Alexy.
Alexy: ¿Hola? ¿Pudiste conseguir datos?
Yo. Sí, Francis no fue. Lo vi yo mismo en cámaras de seguridad, esto es imposible. ¡Debemos encontrala rápido! ¿Puedes ponerme en altavoz?
Alexy: Listo.
Yo: Genial, escuchen ambos. El desconocido que estaba amenazando a Alaska dijo que era ella o yo, ¿y qué creen? Voy a ponerme de señuelo. Necesito que le digan a todos sus amigos que asistan al bar Rock & Music. Hoy Demons se presentará y yo mismo voy a cantar, allí anunciaré que Alaska es mi novia, que desapareció y que necesito ayuda de las personas. Supongo que entre tantas personas ese hijo de puta va a estar y allí yo seré el señuelo. Necesito que intenten atraparlo y sino no sucede nada, prefiero que Alask esté bien.
Nathaniel: No tomes decisiones precipitadas.
Yo: No lo hago. Solo... háganme ese favor. Yo iré llevando las cosas para hacer un directo en todas las redes sociales, necesito que ese mensaje se extienda. Explíquenles todo a los periodistas si es que van. Necesito saber que Alaska está bien.
Alexy: Lo estará, descuida. Nosotros vamos para el bar a ayudarte a tener todo pronto. Le diré a Lysandro y los demás.
Finalicé la llamada pero apenas lo hice una joven me llamó la atención, me reconoció de la banda Demons y me pidió una foto. Hace unos minutos atrás seguramente la hubiera enviado al demonio, pero ahora necesitaba extender la información. Apenas me saqué una foto con ella le comenté lo que tenía en mi cabeza.
-Un gusto conocerte. ¡Espera! Antes de que te vayas, necesito comentarte algo. Hoy en el bar Rock & Music haremos una presentación sorpresa con Demons, la entrada será libre y si no puedes verlo, descuida. Haremos un directo en todas las redes sociales que la banda tiene. Es muy importante que lo veas y lo difundas con todos tus amigos o fanáticos de la banda que conozcas. Les pediré un enorme favor y les anunciaré algo muy importante.-dije. Ella se sorprendió mucho y después de una sonrisa se fue. Yo tomé el ómnibus hacia mi casa para buscar mi guitarra e ir al bar. Fui hablando en el camino con todos los amigos de Alaska sobre lo que había visto. Ninguno había obtenido mayores datos y eso comenzaba a preocuparme mucho. Estábamos dándole círculos a la nada, demonios necesitaba saber que ella estaba bien. Decidí llamarla pero su celular daba apagado. Me resigné a repasar en mi mente las notas de la canción que en breves tocaría. Apenas me bajé del ómnibus fui a mi casa a buscar mi guitarra, cerré la puerta sin pasarle llave y me dirigí a mi habitación. De allí salió Demonio moviéndome la cola, pero apenas tenía energía para mantenerme de pie. Me senté en el suelo y él apoyó su cabeza en mi pierna, le acaricié el rostro pero él se fue rápidamente. Me senté en mi cama y me tiré allí, busqué las partituras en la mesa de luz, para practicar, y lo que encontré allí fueron cigarros. Le había prometido a Alaska que no fumaría más, pero ¿y si ella estaba muerta? Lo siento, niña. No sabes los nervios que estoy pasando. Puse un cigarro en mi boca y lo encendí. Apenas lo hice sentí un peso extra en mi cama: era Demonio. Tenía algo en la boca, me soltó lo que traía y apenas me percaté de lo que era, no pude aguantarme las lágrimas. Era la blusa de Alaska... ya no me contuve, sentó como mis lágrimas se me escapaban de los ojos. Mi perro me lamió la cara y se veía mucho más calmado de lo que en verdad era, Dem, ¿justo ahora debías traer esto? Lo abracé y él se quedó conmigo como si fuera una persona. Hasta que escuché como alguien entró en la casa, la voz de Lysandro me calmó.
-¿Castiel? ¿Dónde estás? Te envié miles de mensajes y no fue hasta que Alexy me dijo que estabas aquí, ¿Qué...?-dijo Lysandro. Entró en mi habitación y al verme así con mi perro supo de inmediato que algo no estaba bien. Se sentó rápidamente en mi cama y me puso una mano en el hombro.- ¡Castiel! ¿Qué sucede? No me digas que ella... ¿Llegamos demasiado tarde?
No sé qué mierda me pasó, me dejé guiar por mis pensamientos y simplemente lo abracé. Él pareció sorprendido, no le molestaba el contacto físico pero no estaba acostumbrado a que yo lo abrazara. Él me palmeó la espalda mientras intentaba calmarme. Intenté suspirar mientras calmaba mi sollozo, con una mano me limpié las lágrimas e interrumpí el abrazo.
-No, no lo sé. Demonio me trajo una blusa de ella y se me partió el alma. Lys, la última vez que la vi discutimos como si no hubiera un mañana. ¿Y si en verdad la van a matar? ¿Y si ella está creyendo que soy un monstruo hijo de puta? Colega, no sabes lo horrible que esto es. Me siento agotado, siento que no tengo energías y lo único que quiero hacer es tomar como un enfermo y fumar como un desgraciado. No soy un tipo que tenga miedo por cualquier tontería, pero ella hace que tenga fobia a cosas que antes no tenía: tengo miedo a perderla. No puedo, mi mente no para de repetírmelo y es algo que no puedo escapar.-dije. Me sequé una lágrima y suspiré mientras veía la mirada bicolor de Lysandro, no era una buena idea hacer eso porque me recordaba a Alaska. Todo me recordaba a ella, maldita sea. La mano de Lysandro en mi hombro me calmó.
-Todo va a estar bien, es normal llorar y está bien. Levantate, vamos a practicar, eso te va a distraer. Escucha, llamé algunos contactos incluyendo a Agatha y consiguió que varias radios trasmitieran el mensaje, así que esta noche esperamos mucho, mucho público. Y por eso necesito que ensayes tu voz y creeme, estará imposible ayudarte porque cantas horrible, colega.-dijo Lysandro. Entre su estupidez y sus insultos consiguió sacarme una sonrisa. Me incorporé de mala gana y lo seguí hasta el living en donde ambos nos sentamos. Lys tomó las partituras y comenzó a explicarme como debía hacer, vamos, es cantar. ¿Qué tan difícil puede ser? Y como siempre, Lysandro tenía razón. Ensayar mantuvo mi mente completamente distraída y por más que mi amigo me estaba ayudando, se lo veía bastante nervioso e inquieto.
-¿Estás bien?-dije. Me restregué los ojos, bastante cansado. No pude evitar contener un bostezo y fijarme en mi móvil por si tenía algún dato de Alaska, pero obviamente nada.
-Sí, solo que estoy preocupado, pero descuida, todo saldrá bien. Tú deberías dormir, estás ojeroso.-dijo Lysandro. Le sonreí.
-No, estoy bien. Además debo buscar a Alaska, no podré dormir en paz al saber que ella está sufriendo, además necesito tenerla.-dije. Lysandro soltó una sonrisa, iba a hablar pero su celular lo interrumpió, me notificó que todos nuestros amigos estaban en el bar esperándonos y que estaba repleto de gente. Ensayando se nos había olvidado por completo la hora, por lo que tomé mi guitarra y salimos corriendo en búsqueda de un ómnibus. No encontramos ninguno que estuviera vacío, por lo que decidimos ir caminando mientras íbamos en búsqueda de un taxi. Lysandro tomó su celular y comenzó a grabar un video.
-Hey, acercate. Debemos explicarles a todos que nos demoramos. ¿Listo? ¡Filmando! ¿Qué pasa demonios? Escuchen, estamos prácticamente corriendo para ir a contarles esa gran sorpresa, perdimos el sentido del tiempo mientras ensayábamos para darles la mejor presentación de todas. Castiel, saluda.-dijo Lysandro. Lo observé mientras íbamos trotando, saludé hacia la pantalla con mi guitarra en la mano. El video finalizó y él lo subió a su cuenta personal.
-¿Notaste cuanto subieron las estadísticas? Antes teníamos 100.000 seguidores y ahora estamos casi cerca de los 400.000-dijo Lysandro.
-Lys, ¿en serio?-dije. El sarcasmo con el que hablé pareció ofender a mi amigo, pero honestamente no me importó demasiado. Cuanto más nos acercábamos, más gente, reporteros, cámaras y de todo había. Esto es lo que sucedía cuando en una ciudad minúscula alguien resaltaba, sin sonar demasiado creído. Las personas nos notaron de inmediato pero el dueño del local se hizo camino, ayudándonos a llegar antes al camerino. Apenas entramos, vimos a Nathaniel, Alexy, Viktor, Kim, Laeti, Chris, Iris, Li, Rosalya y Violeta, esta última abrazó a Lysandro sumamente preocupada e Iris lo hizo conmigo. Observamos a nuestros amigos bastante preocupados y confundidos.
-¿Qué sucede? Iris, sueltame por favor. No estoy de buen humor.-dije.
-¿Qué le pasó a mi cuñada? ¿No vieron la sombra que los asechaba en el video de Lysandro?-dijo mi hermana. Nos miramos de inmediato, corrimos a ver el video y todos se atumultuaron cerca de nosotros. Nos señalaron en el momento justo en el que el desconocido aparecía. Había estado durante todo el video, sin embargo cuando yo levantaba el brazo para saludar, éste desaparecía como si fuera por arte de magia. Todos estaban completamente perturbados pero yo no, yo de hecho sonreía. ¡Sí! Había caído en el señuelo.
-Deben subir al escenario ya, no dispongo de más tiempo.-dijo el dueño del local. La voz del dueño del local nos interrumpió ingresando a la sala donde nos encontrábamos. Todos cruzamos una mirada y después de esto, nos dirigimos todos al escenario. Kim le lanzó una mirada a Nathaniel, Violeta le dio un suave beso a Lysandro y Laeti le sonrió a Viktor. Los demás nos desearon suerte con una sonrisa.
Suspiré e ingresé con una sonrisa al escenario, todos los demás me observaban algo preocupados, sabían perfectamente lo que iba a pasar. El salón estaba repleto, la gente gritó cuando nos vio y un foco blanco nos apuntó directamente a cada uno de nosotros. De pronto sentí nervios cuando vi a Lysandro cederme el lugar del medio, él y Alaska solían estar allí por ser los cantantes. Mierda, nunca había tenido nervios al presentarme, no importaba cuantas personas hubieran, no sentía pánico. Ahora mi corazón y mi respiración me traicionaron, me volteé a ver a mis amigos los cuales me dieron confianza. Vamos, Castiel. Observé el lugar vacío de la niña y entre el público me pareció ver a un encapuchado, pero en un parpadear desapareció. Alaska había pasado por lo mismo, Lys y yo nunca le creímos, maldita sea. Tomé el micrófono y apenas lo hice sentí como varias personas comenzaron a tomarme fotografías, entre ellas se encontraban Peggy y Ámber con su tediosa amiga, Charlotte. Pero eso no me impresionó, sino que varios reporteros con enormes cámaras estaban filmándolo. Vi a Rosalya, Alexy, Violeta, Li, Kim, Chris, Laeti y a mi hermana entre el público, grabando todo, supuse que ellos serían los encargados de hacerle llegar todo a los fanáticos mediante los directos. No importaba, me relamí los labios y comencé a hablar.
-¡Demonios! ¿Cómo están?-dije. El público chilló y eso pareció reanimarme.- Gracias a todos por estar aquí aunque haya sido todo muy precipitado. Vamos a tocar solo una canción, y espero que presten mucha atención porque ésta va dedicada a mi novia.-dije. Ahora se escuchó un murmullo ensordecedor, me volteé a ver a mis amigos los cuales seguían dándome apoyo.
-¡Castiel! En la entrevista que te hicieron hoy negaste que tenías novia. ¿A qué se debe ese cambio de planes?-chilló una reportera.
-¿Novia? ¿Y tus fanáticas?-chilló una chica.
-¡Y tus fanáticos!-dijo un chico.
-¡Basta! Por favor, solo escuchen la canción y verán que todo se responderá allí. Esto no es lo único que debo contarles, mi novia está muy mal y necesita su ayuda.-dije. Ahora todos parecieron preocupados al escuchar mi voz flaquear, pero me volteé y le di la orden a Viktor para que hiciera sonar sus baquetas. Él las hizo sonar cinco veces y Nathaniel y yo hicimos sonar nuestras guitarras. Y en nada comencé a cantar. Cerré los ojos y dejé que mi voz invadiera el lugar mientras tocaba la guitarra suavemente con la púa. Hasta que de pronto, mi voz se transformó en la ira que llevaba dentro. Me concentré en la letra de la canción mientras cada escuchaba como Lysandro cantaba para tapar lo mal que cantaba. Hablaba de momentos íntimos con Alaska, como cuando ella solía pasar sus manos alrededor de mi cuello, algo que me encantaba y ella hacía con una frecuencia increíble. Hablaba de lo que ella significa para mí, que era la jaula que me mantenía calmo, hacía que mi "yo" hijo de puta se mantuviera enjaulado y de hecho sacaba mi mejor personalidad. Inclusive hablé de cuando hicimos el amor, sí, ¿por qué no? Alaska era mucho más ninfómana que yo y de hecho tuve que mencionar que era una tortura, me había cansado como nunca antes me había pasado. Tal vez porque nunca antes había tenido sexo con nadie, pero no importaba. En ese momento abrí mis ojos y vi un pelo rojo y negro, genial. Mis padres estaban allí mientras cantaba una canción de amor donde explicaba que tenía sexo con mi novia, genial. ¿Qué podría pasar? Y no fueron los únicos que les llamó la atención dicha frase, sino que a las fanáticas también. Solo quería que supieran cuanto amaba a Alaska. El estribillo era todo, la canción se llamaba "Amame hasta la muerte" y era cierto, no podría encontrar nadie a quien amar como a ella. Ella era mi mundo y en este momento sabía perfectamente que podría estarle dedicando una canción a un muerto. Mi voz se corrompió y sentí como una lagrima parecía querer escaparse de mi ojo, cerré ambos y la contuve como pude. Decidí descargar mi furia en la guitarra mientras cantaba y veía como todos nos filmaban, tenía la impresión de que esto podía salir o muy bien o muy mal. Cuando mencioné que mi novia era mi droga y mi antídoto todo pareció revolucionarse, los fanáticos parecieron darse cuenta que en verdad me había enamorado y que no era algo de marketing. La batería de Viktor me mantenía concentrado en que debía ser algo más agresivo, éramos una banda de rock que no hacía este tipo de ridiculeces, y sentía que estaba perdiendo mi dignidad poco a poco, pero no me importaba. Ella me importaba. Bajé la mirada porque sentía que iba a llorar, hasta que vi a mi hermana alentándome y decidí descargar toda la furia del final de la canción en mi guitarra. Vamos, por Alaska. Recién allí, cuando intenté forzar mi voz para que sonara más grave me di cuenta que me sucedía lo mismo que a Alaska: su voz era sumamente grave y cuando cantaba sonaba mucho más suave. A mí me había sucedido lo mismo. Pero no era importante, lo que importaba era finalizar la canción. Y así, con todo el odio descargué la última nota en mi guitarra.
Sentía mi respiración completamente agitada, como si hubiera dejado toda mi energía en el escenario. Me recordó por un instante a cuando había hecho el amor con mi novia, vamos Alaska, debes estar bien. Por un microsegundo hubo un silencio absoluto, después se escucharon únicamente aplausos. ¿Aplausos? ¿Qué? Elevé mi vista y vi a todo el público festejando y aplaudiendo, salvo un encapuchado que me costaba verle el rostro. A juzgar por su físico parecía hombre.
-¡Castiel! Di algo.-dijo Nathaniel. Sacudí mi cabeza levemente como si quisiera comprender mejor lo que estaba pasando, pero los alaridos del público me explicaron que en verdad le había gustado lo que hicimos.
-Ehhh, gracias por los aplausos. En verdad estoy muy sorprendido de que les haya gustado puesto que es la primera canción pública de amor que hacemos y que claramente no es nuestro rubro. Además debo reconocer que canto horrible, ¿por qué les gustó?-dije. Por un momento me olvidé que le hablaba a una multitud y ésta comenzó a responder miles de cosas al mismo tiempo.
-Lo que queremos decir, es que estamos muy agradecidos por su apoyo. Castiel ahora explicará el motivo de esta alocada cita que hicimos con ustedes.-dijo Lysandro. Sentí como me daba un leve empujón para que reaccionara.
-¿Qué? Oh, sí, sí. Por supuesto. El motivo porque los cité a todos es porque, como ya dije, quería anunciar que tengo novia. Y no es cualquier persona, sino que es alguien que conocen y como notarán, hoy se encuentra ausente: Alaska Blue. Sí, nuestra querida colaboradora es mi pareja hace un tiempo.-dije. Un murmullo se extendió, pero decidí subir el tono de mi voz.- ¡Esperen! ¡Esperen! Ella ha sido secuestrada la noche anterior, la última vez que se supo de ella fue en un baile e iba a acompañada de un colega de trabajo, llamado Dakota. Es rubio, alto y tiene un tatuaje en la mano. Necesitamos su ayuda desesperadamente, yo necesito su ayuda. Deben ayudarme a encontrarla.-dije.
-¿Y por qué no fueron a la policía? Somos reporteros, no esclavos.-dijo alguien en la multitud.
-Porque no saben lo hermoso que es encontrar a la persona con la que quieres compartir tu vida. ¿Alguna vez pensaron la cantidad de personas que hay en el mundo? Encontrar algo similar al amor parece imposible, sin embargo yo tuve esa suerte. Por favor, los necesito. Haré lo que quieran, solo necesito ayuda.-dije. Mi voz se quebró por completo, sentí que me iba a largar a llorar. Viktor me puso una mano en el hombro.
-Alaska me ha ayudado a lo largo de mi vida, ustedes no conocen a Castiel en verdad. Mientras ellos estuvieron juntos, él sufrió cambios: es una persona completamente nueva. Deben ayudarlo, por Nathaniel, por Lysandro, por Castiel, por Alaska, por mí. Piensen lo horrible que debe ser perder una hija, una hermana, una cuñada, una novia. No saben lo que estamos sufriendo. Por favor.-dijo Viktor.
Hubo un instante de silencio absoluto, hasta que el público comenzó a gritar "¡Alaska!" furtivamente, todos parecían motivados de unirse en la búsqueda de mi novia. Sonreí y sentí como mis ojos se humedecían, mierda era un auténtico debilucho. Las personas comenzaron a movilizarse, noté que varios de ellos comenzaron a buscar fotos de Alaska y salieron a la calle a preguntarle a los transeúntes.
-Anda, vamos a unirnos a su causa.-dijo Viktor. Él se bajó del escenario mientras era invadido por los periodistas. Nathaniel me sonrió y siguió los pasos del castaño. Lysandro me sonrió y me dio un suave empujón, se sentó en el borde del escenario mientras veía como todos desaparecían para unirse en la causa, noté que Violeta lo estaba esperando.
-Te lo dije, todo iba a estar bien. En breves sabremos de ella.-dijo Lysandro.
-Gracias, por todo. En verdad me siento un imbécil por haber llorado en tu presencia, pero lo necesitaba. Oh, y hablando de necesitar, me vendría bien estar un tiempo solo. Ve con tu chica, que te está esperando.-dije. Le sonreí a Violeta mientras veía como Lysandro se bajaba de un salto. Abrazó a Violeta, la cual se veía esperanzada, vi que tenía una fotografía de ella con Alaska en la cual mi novia salía hermosa, más de lo que ya era.
Apenas el recinto quedó solo, me senté en el suelo mientras observaba mi celular. Iba a marcar el número de Alaska cuando noté que tenía una nota de voz de ella. Le di a reproducir pero en mi reflejo del celular pude ver al encapuchado detrás de mí con una jeringa. Mi celular se cayó al suelo con la voz de mi novia llorando como una demente. No podía escucharla bien porque este hombre me había tomado del cuello con todo el brazo y luchaba para insertarme la jeringa directamente en el cuello. Logré golpearle en el estómago con el codo pero ya fue demasiado tarde: me había drogado. Caí al suelo mientras veía como mi vista se nublaba a la vez que lo último que escuchaba era la voz de mi novia.
Alaska: C-Castiel, cariño. Ésta es la despedida, m...me iré del país para nunca más volver. ¡Oh demonios no me hagas hacer esto! Castiel... te amo, lamento no poder decirte lo que pasa, pero simplemente no puedo. Es por tu bien, grandullón. Te am...
El desconocido tomó mi celular del suelo y detuvo la voz de Alask, la cual estaba llorando tan fuerte que no se le entendía lo que decía. No, no, ¡levante, demonios! ¡Pelea!
-Shhh, debes dormir. Luces ojeroso.-dijo esa voz. La voz de un hombre fue lo último que escuché, me pregunté si sería solo por la noche o en mi vida.
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