Capítulo 22: Ouija.

El padre de Castiel me observaba constantemente con cara de pocos amigos, noté que tenía sus puños cerrados. ¿Acaso iba a golpearme? Tragué saliva y pude ver como Demonio se erizaba. Mierda, estaba comenzando a tener miedo. Le sonreí, en búsqueda de una sonrisa de vuelta, pero no conseguí nada más que ver como se enojaba aún más.
-Estoy cocinando, ¿quiere quedarse a almorzar?-dije. Él comenzó a caminar hacia mí, di unos cuantos pasos hacia atrás hasta que me topé contra el sofá, quedando casi acorralada. El hombre comenzó a elevar su puño y yo no pude contenerme.
-Mire, sé que le falté el respeto y que cagué todo con su familia, pero no puede hacer lo que creo que pretende hacer.-dije. Él sonrió, me puso la mano en mi hombro.
-Vengo a pedirte disculpas.-dijo. De inmediato sentí como mis piernas se aflojaban y todo de pronto parecía estar en orden. Solté un suspiro recargado de preocupación y mi cuerpo se aflojó, donde esto se tratara de una trampa estaba en graves problemas porque podría perfectamente salirse con la suya ahora que estaba "débil." Sin embargo debía recordar que él era el padre de mi novio, ni mi padre. Lo observé y de inmediato supuse que Valerie había influido en él, seguramente lo haya convencido para que se disculpara conmigo por lo que me sentí ligeramente desilusionada, ya que no sería honesto. Pero como suelo ser una falsa del averno, le sonreí y le hice un gesto para que se sentara, de inmediato lo imité.
-no debe disculparse, señor. Yo sé que me desubiqué, simplemente quiero mucho a su hijo y me molesta mucho que las personas lo traten mal por vestir de negro, tener voz grave, ser alto, o simplemente por ser pelirrojo. Y debo reconocer que si cree que Castiel tiene mal carácter, el mío es peor, por lo que sí, algunas veces me descontrolo. Lo lamento muchísimo.-dije. Observé mis manos que yacían en mis faldas, él pareció algo más relajado y de pronto pareció un poco más simpático.
-Puedo entenderlo, y debo reconocer que antes de que yo bajara a la sala el panorama que se veía allí era increíble, todos disfrutando de la música, siendo felices. Desde que falleció el padre de mi esposa eso no se vivía. Y la música en casa está prácticamente prohibida desde entonces. He hablado un poco con Valerie y me ha hecho ver algunos aspectos de ti que pasé por alto. Me alegro que Castiel finalmente haya encontrado a una persona que haga que su carácter disminuya, que haya dejado de fumar y de tomar, Iris me dijo que parece más centrado en sus estudios y que desde hace 4 meses no para de sacar buenas notas. El único cambio que ha tenido él en ese tiempo eres tú, así que en verdad debo agradecerte.-dijo. Le sonreí, ahora me sentía más que aliviada. Todo era un simple malentendido. Me sentí repentinamente mucho más tranquila, hasta podría decir que casi cómoda.
-No debe agradecerme por nada. En verdad fue Castiel quien hizo todo el esfuerzo y me sacó de todas las porquerías en las que vivía. Y me alegro que ambos hayamos podido hablar bien. ¿Pudo resolver sus inconvenientes con él?-pregunté. Louis negó y se sumió rápidamente en silencio.-Puedo hablar con él si quiere.
-Te lo agradecería mucho. Y también agradecería que me tutee, me hace sentir viejo que me hablen de usted. ¿Esta es la casa de Castiel y Lysandro? Nunca la conocí. ¿Tu cuando te mudas? ¿Te estás quedando aquí?-preguntó. Parecía que Valerie hubiera entrado en el cuerpo de Louis y de pronto me estuviera bombardeando a preguntas. Sonreí y asentí.
-Gracias, a mí se me hace mejor establecer confianza cuando tuteo a las personas. Y sí, esta es la casa de ambos, si quiere le hago un rápido recorrido por la misma.-dije. Él asintió, nos incorporamos y mientras le iba mostrando toda la casa le iba respondiendo a sus múltiples preguntas.-Yo me quedé ayer aquí, hoy me iré a lo de una amiga. Mañana mismo me mudo, así que en verdad todavía tengo la cabeza en cualquier cosa menos en la realidad digamos. No sabes lo linda que es la casa, tiene de todo y además se acuerda a mi espacio. No es ni muy grande ni muy chica, ¡inclusive me dejaron tener mascotas!-dije.
-Veo que te encuentras muy emocionada por ello. ¿Puedo preguntar por qué te fuiste de tu casa a tan temprana edad?-preguntó Louis. Suspiré con algo de dolor, ¿contarle la verdad sería necesario? Decidí que sí, de no haber mentido antes Castiel no me hubiera comparado con Debrah y me hubiera ahorrado una buena discusión. Por lo que lo observé directamente a los ojos y decidí hablar mientras restregaba mi piel del brazo, exponiendo los machucones.
-Mi padre era un cretino, mi madre se mudó a la otra punta del país con el objetivo de comenzar una vida nueva. Pero lamentablemente se ennovio con un imbécil de las mismas proporciones que mi padre biológico, el otro día tuvimos un enfrentamiento que me causó esto.-le mostré mis heridas, a lo que él puso cara de dolor. Parecía impactado por el posible dolor que éstas seguramente me causaran.-De no haber sido por Castiel y un amigo nuestro, probablemente él me hubiera golpeado, siendo este machucón el menor de mis problemas. Castiel no es un mal chico, simplemente le han tocado las personas incorrectas, las cuales lo transformaron en el monstruo que todos ven. Pocos tenemos la suerte de conocer su verdadera personalidad, es tan dulce como un cachorrito. No lleva tanto tiempo exponer su verdad. Algunas veces una simple mirada basta para saber la verdad.
-Lo siento mucho, ¿pensaste en denunciarlo?-preguntó Louis.
-No vale la pena. Además, por lo que sé mi padre biológico está preso y el novio de mi madre... Afortunadamente dejaré de verlo porque no pienso moverme del mono ambiente en el que viviré.
-Entiendo. Supongo que te hará bien. ¿Esta es la habitación de Castiel?-preguntó Louis. Lo había llevado por todas las habitaciones, incluido el baño. Sin embargo había obviado su habitación, dudaba que le gustara saber al padre que efectivamente si conocía la habitación de mi novio.
-Ah, sí... Pero Lysandro me dijo que no entrara porque era un asco. Así que...-dije. Demonios, se notó que mentí. Y de todas formas aunque se lo hubiera creído, el padre ya estaba abriendo la puerta. Observó todo con detalle, notó que la cama estaba hecha, no había desorden ni siquiera polvo. Observó hasta el más mínimo detalle, incluida la cucha de Demonio, la cual estaba a la par del lado que dormía Castiel. Iba a matarme si se enteraba de esto.
-No sabía que él podía ser tan prolijo. Sin duda ha cambiado y mucho. Cuando vivía con nosotros era realmente un asco la habitación, había pañuelos por doquier, comida tirada, botellas vacías, discos de música por todos lados pero ni un solo libro. Y aquí puedo ver que el único desorden que tiene, es de dos libros de derecho abiertos. ¿Ha estado estudiando?-preguntó. Decidí cubrirle la espalda a Castiel, aunque en verdad no era tan mentira.
-Sí, de hecho suelo dejarle la comida pronta para que cuando llegue de noche pueda comer mientras estudia. A mí no me cuesta nada y de paso le hago un favor. Cuando lo conocí si parecía algo desprolijo, pero con el tiempo ha emprolijado y avanzado muchísimo como persona, estudiante, amigo... Inclusive como novio.-dije. Él pareció repentinamente orgulloso.
-Bueno, al menos conseguiste impartirle la disciplina que la escuela militar en donde quería ponerlo no lo hizo. Sigue así, vienen muy bien como pareja. ¿No sientes olor a quemado?-dijo Louis.
-Muchas gracias, ¡oh! ¡La comida!-dije. Corrí hacia la cocina y pude ver que en verdad no se había quemado nada, estaba en el punto justo. Me sentí sumamente aliviada.-Puff, gracias por el aviso. ¿Está seguro que no quiere probar? Le prometo que no está tan mal.-dije. En ese momento mi móvil me llamó la atención, noté que tenía varias llamadas perdidas de Castiel y varios mensajes. Hasta que el celular de Louis también sonó, él sonrió con algo de complicidad.
-Es tu novio, atenderé la llamada y lo pondré en altavoz.-dijo. Atendió el celular y de inmediato habló.- ¿Hola?

-Castiel al teléfono: ¿Hola? ¿Eso es lo mejor que puedes decirme? ¿Qué mierda le hiciste a Alaska? No mientras, ella no me responde el celular y estoy muy preocupado. O fue a hablar con el imbécil acosador de su compañero, o tú la estas martirizando.

Noté que Castiel estaba sumamente preocupado, su voz denotaba enojo, pero a la vez un miedo irracional. No pude evitar sonrojarme, lo adoraba. Su padre notó ello y me observó mientras respondía.
-Sí, tal vez quieras hablar con ella. Estás en altavoz.-dijo.
-¿Qué? No estoy para bromas, en serio. Si le pasa algo a ella habrá un muerto, o eres tú o eres Dakota.-dijo Castiel. Louis me extendió el celular para que hablara con él, accedí y tomé el móvil.

-Hola, Castiel. Calmate, ¿sí? Estoy más que bien. Estaba hablando con tu papá, por eso no respondía los mensajes.-dije.
-¿Qué mierda está pasando? No entiendo nada.
-No sucede nada, te paso con Louis, ¿sí?-dije. Le entregué el celular a su padre y allí se quedaron unos minutos hablando hasta que finalmente cortó.
-Quién diría que Castiel se pondría así por ti. Con respecto a tu invitación, no gracias. Debo irme, esta noche Valerie y yo tenemos un vuelo y debemos descansar bien. Oh, por cierto, lamento haberte comparado con Debrah. Te deseo mucha suerte con tu casa y si necesitas ayuda, avisale a Iris e intentaremos ayudarte.-dijo. Le sonreí y le extendí la mano a modo de saludo cordial, pero él me palmeó la espalda como saludo. Me sentí increíble. No sabía por qué, pero una vez que él se fue de la casa sentí como que había arreglado todo lo que había roto. Tomé rápidamente mi celular y pensé en escribirle un mensaje a Castiel mientras almorzaba, pero uno de Violeta me distrajo.
Violet: Hola, Alaska. Cuanto tiempo sin saber de ti. ¿Te sientes mejor? ¿Sucedió algo que me enviaste un mensaje?
Yo: ¡Vio! Te extrañaba. En verdad sí, quería decirte si querrías salir a comer o a hacer algo conmigo esta noche. ¿Podríamos invitar a Rosa y a Alex? Tal vez si así podemos hacer algo para juntarlos.
Violet: Me parece una excelente idea. ¿Te molesta si le digo a Lysandro? Iba a quedarse a cenar en mi casa pero lo que propones es mucho mejor.
Yo: En absoluto. Mejor, más compañía. ¿Nos vemos a las 5 de la tarde?
Violet: Allí estaré, ¿Castiel va?
Yo: No, no, él trabaja y discutimos bastante. Nada del otro mundo, cuando estemos juntas te cuento.
Violet: Genial. De paso acordamos cómo hacemos mañana para ayudarte en la mudanza.
Yo: Gracias, Vio. Nos vemos en unas horas.

Suspiré con alegría, extrañaba mucho a mis amigos. Por más que quería mucho a Castiel, no podía evitar admitir que los extrañaba a todos. Observé mi guitarra y quise sentarme por horas a tocarla, pero sabía que no podía, primero debía hablar con Dakota. Debía saber si realmente hizo ese gesto desagradable a mi novio o si solo era un invento de la paranoia de Castiel. Me pregunté qué es lo que constantemente lo llevaba a ser así de celoso y protector conmigo. No importaba, podía protegerme sola e iba a hablar con Dakota aunque fuera lo último que hiciera. Éramos adultos e íbamos a solucionar las cosas como tal.

Tomé las llaves y salí de inmediato en dirección al trabajo de Castiel, afortunadamente quedaba cerca de donde él vivía por lo que en cuestión de minutos me encontré enfrente del local. Suspiré y recordé que no estaba yendo a trabajar porque el médico me había certificado, por lo que no podía actuar demasiado feliz. Puse mi mejor cara de pena e ingresé. Allí me encontré rápidamente con la recepcionista, quien me recibió con una cálida sonrisa.
-¡Anda! Si es la bella perdida. ¿Cómo estás? Castiel nos dijo que estabas dolorida, por lo que no vendrías a trabajar. Nos mostró el certificado médico y todo, pero debo admitir que te ves increíble. ¿Cena romántica con tu chico?-preguntó. No pude evitar sonrojarme, es cierto que ahora todos en mi trabajo sabían lo del pelirrojo y yo. Le sonreí y negué con la cabeza.
-Muchas gracias por el halago, también te ves deslumbrante. En verdad no vine a trabajar porque le médico me mandó reposo. Me golpearon fuertemente en las costillas y cada vez que intento cantar, me duele bastante, aunque ya estoy mejor. Gracias por preocuparte. ¿Has visto a Dakota? Castiel me comentó de un episodio desastroso del cual tú fuiste testigo y necesito corroborar algo.-dije. De pronto la sonrisa de la pelirroja se desvaneció para dar paso a una expresión facial un poco más triste o afligida. Supe de inmediato que mi novio tenía razón, es decir, ¿por qué pondría esa cara?

-Oh, eso. Sí, no fue nada agradable. Yo lo único que vi fue que estaba hablando con normalidad con tu chico, hasta que de pronto arremetió contra Dakota. Me dijo que él había hecho una seña sobre sexo oral contigo y Castiel enloqueció. No lo sé, yo no vi nada pero si quieres esperar 20 minutos a que Dakota termine de dar clases, puedes hablarlo con él en el recreo de 15 minutos.-dijo ella. No pude evitar sentirme mal, mi novio había arremetido contra un compañero. Y si lo que Dakota insinuó era mentira, sería imposible que Castiel conservara su trabajo.
-Siento mucho que hayas tenido que presenciar eso. Mientras espero a Dakota, ¿sabes dónde está Geraldine o Denis?-pregunté. Ella asintió y me indicó que se encontraban en la sala donde daban los conciertos. Le sonreí a la recepcionista y me encaminé hacia dicho salón. Golpeé la puerta y escuché la voz de Denis respondiendo que ingresara al recinto. Una vez que abrí las puertas e ingresé, Henry, Geraldine y Denis me sonrieron abiertamente.

-¡Hola querida! Hacía mucho tiempo que no sabíamos nada de ti. ¿Cómo te sientes? ¿Tus heridas sanaron? Pensamos que volverías a trabajar el lunes.-dijo Geraldine. Le sonreí y me senté junto a ellos tras ver como Henry me invitaba a un asiento.
-Oh, en verdad el médico me había certificado hasta el lunes, mañana me voy a mudar por lo que no creo que podría venir. Sin embargo puedo hacer una excepción si lo necesitan. Gracias por preocuparse, me siento un poco mejor, aún tengo marcas de mis heridas.-dije.
-No, no, descuida. Tú descansa que por lo que nos contó Castiel, la has estado pasando muy mal. ¿A qué se debe tu visita?-preguntó Henry.
-En verdad venía a investigar sobre el episodio que sucedió ayer entre Castiel y Dakota. Supongo que ya sabrán que Castiel y yo somos pareja, y únicamente vengo con el propósito de saber la verdad, aunque implique que despidan a mi novio. Si les soy honesta, sé que Dake es mujeriego y sé que el pelirrojo es paranoico conmigo, por lo que seguramente sea una exageración por parte de ambos. Si bien ya hablé con mi novio sobre el tema, aun no lo hice con Dakota por lo que solo sé una parte de la historia, y no voy a sacar conclusiones rápidas sabiendo solo una versión. Pero por lo que creo, seguramente Dakota hizo algún gesto con el rostro, Castiel lo malinterpretó y para no quedar mal, le siguió la corriente. Pero seguramente sea un malentendido por parte de ambos.-dije. Ellos se miraron entre sí, algo dudosos hasta que de pronto, Denis, quien poseía el peor carácter habló.
-Es decir, que básicamente nos intentas convencer para no despedir a tu novio.-dijo.
-En absoluto, él es un adulto y yo también, sabemos las consecuencias que tienen nuestros actos. Él en verdad no pierde mucho, en dos días se va a otro Estado a grabar un sencillo para la banda, eso le va a traer además de fanáticos y reputación para Demons, muchas ofertas de trabajo. Lo que les quiero decir, es que antes de tomar una decisión, por favor verifiquen que la verdad sea verosímil. Que no se dejen engañar por una mirada o por unos ojos verdes. Si bien Castiel no tiene la mejor reputación del mundo, los niños lo adoran y a fin de cuenta es lo que importa porque son quienes reciben la clase.-dije. Noté que cruzaron miradas y Geraldine me puso una mano en el hombro, y me observo intentando comprenderme.
-Lo siento, pero es algo que no puedes decidir. ¿Por qué no hablas con Dakota y luego nos dices qué es lo que opinas de ello? Podemos tomar en consideración tanto tu opinión como la de Castiel, pero no tienen la decisión final.-dijo ella. Asentí y apenas salí de la habitación, me choqué con alguien. Me disculpé de inmediato pero vi que se trataba de Dakota.
-Anda, mira quien ha vuelto. ¿Cómo estás de tus dolores? Me dijo tu noviecito que te encontrabas mal, pero te ves deslumbrante. Me encanta como te quedan los rizos, deberías hacértelos más seguido.-dijo Dakota. Observé que Henry, Denis y Geraldine me asentían con la cabeza, indicándome que hablara con él. Por lo que le sonreí a modo de respuesta.

-He vuelto pero no por mucho tiempo. De hecho, justo a ti es quien estaba buscando. ¿Tienes unos minutos para hablar conmigo? A solas, de ser posible.-dije. Él les hizo un gesto a sus jefes y ellos asintieron. Dakota me observó y me hizo un gesto para que lo siguiera. Caminamos en silencio hasta la entrada de la institución. Allí vimos cómo hasta la recepcionista se iba para darnos algo de espacio, me pregunté si mi rostro estaría expresando enojo o algo. Una vez que hubo silencio, Dakota habló.
-¿Y bien? ¿Vuelves oficialmente?-preguntó. Negué con la cabeza.
-No, hoy no. Aun no me encuentro bien y me gustaría que me respondieras algo que me dijo Castiel. Si es verdad lo que él me dijo, honestamente no me sentiría nada cómoda trabajando contigo. Viendo la expresión facial que pusiste, sabes bien de lo que te hablo.-dije. Crucé mis brazos y apoyé todo mi peso en una pierna, la otra la utilicé para mover el pie contra el piso con impaciencia. Dakota soltó un suspiro, el cual no supe interpretar con claridad.

-Me imaginé que estarías aquí por eso. Supongo que me encuentro en desventaja porque él es tu novio y le creerás más a él, pero te prometo que yo no hice nada. Es decir, debo admitir que la primera vez que te vi si quise ligar contigo. Pero una vez que vi como era tu carácter, preferí mantener una relación estrictamente profesional contigo y no intentar absolutamente nada más. Hasta ahora me había dado resultado porque, si bien demoraste casi 4 meses en confiar en mí, podría decir que tú eres mi amiga. Y en verdad quiero que sepas que hay una explicación para todo esto.-dijo.

No pude evitar sentirme algo mal por lo que decía, tenía razón. La primera vez que lo vi me tomó de la cintura sin mi permiso, me creería que hace meses atrás se le hubiera cruzado ese pensamiento por la cabeza, pero ahora me costaba visualizarlo. ¿Acaso estaba desconfiando de Castiel? No, no era desconfiar, simplemente no le creía. Está bien, era desconfiar.

-Bien, necesito que me des esa explicación porque estás haciendo mi cabeza un torbellino.-dije. Él pareció sentirse orgulloso de encontrarse metido en mis pensamientos y fue demasiado tarde como para que yo me percatara de lo que acababa de decir.-No, no quise decir eso. No pienso en ti, es decir, sí. Pero, ¡no! ¡Solo responde la maldita pregunta!

-Calmate, chica ruda. La verdad es que ayer Castiel le comentó a la recepcionista que te encontrabas mal, y como eres mi amiga y compañera me entrometí en la conversación. Lo lamento, de eso soy más que culpable. Tu novio dijo lo que te pasaba, me preocupé por ti y Castiel prácticamente enloqueció. Me ofrecí a cuidarte y pareció que mil demonios hubieran poseído su alma. Pero eso no fue lo que más lo enloqueció, él pensó que yo estaba insinuando que querías que te metieras en la boca mi miembro.-dijo.

-Todos concuerdan con Castiel, y es por eso que me molesta mucho creer a las mayorías. Porque me enojaría mucho tener que irme de este trabajo por tu culpa, no pienso trabajar con alguien que tiene esas insinuaciones conmigo.-dije. Él me puso una mano en el hombro y habló lo más suave que pudo, como si yo fuera una niña pequeña.

-Dejame terminar de explicarte lo que sucedió. El día en el que la locura se desató, yo había ido antes al dentista a sacarme una muela. Cuando Castiel me habló, me arrinconó contra la pared, haciendo que me doliera bastante la muela, por lo que llevé mi lengua hacia esa zona y parecía que estuviera haciendo el gesto de felación. Fue todo un gran malentendido, él no me dio tiempo a explicarlo y todo se descontroló de una manera impresionante. En verdad no me gustaría que te fueras de aquí, no solo eres una excelente cantante, sino que compañera y amiga. Por favor, reconsideralo antes de irte.-dijo. Suspiré y observé al suelo, algo arrepentida. ¡Lo sabía! sabía que todo esto tenía una razón lógica, Dake no se arriesgaría a perder su trabajo de esa forma. Castiel seguramente en su paranoia lo malinterpretó, por lo que todos salíamos ganando. Dakota no perdía el trabajo, mi novio no conseguía otro chico que gustara de mí y yo no tenía que renunciar para que un compañero no hiciera esos gestos desagradables. Elevé mi vista y solo me encontré con los ojos de Dakota, me estaba sonriendo como de costumbre. En verdad me sentía una imbécil, lo había acusado de algo horrible y él sin embargo permanecía sonriente.
-Lo siento muchísimo. Fui una idiota, era obvio que había una explicación lógica detrás de todo esto. Lamento mucho todo lo que sucedió, hablaré con Castiel al respecto y al igual que con Denis, Henry y Geraldine. Gracias por estar sonriente aun después de todo.-dije. Él me iba a acariciar el rostro, pero me moví rápidamente evitando el contacto físico.-Por más que está todo más que bien entre nosotros, agradecería que no me tocaras. En especial cuando el inconveniente del gesto grotesco sigue en pie.

-Sí, desde luego. Me alegro que sigas aquí, compañera.-dijo. Me puso su puño cerrado para que lo chocara, solté una risilla y le choqué de la misma manera. Él pareció satisfecho, por lo que se sentó en un banco y yo lo imité. Lo observé y me devolvió la sonrisa.
-Escucha, creo que le debo una disculpa a tu novio. Te agradecería que estuvieras presente mientras me disculpo con él, lo que menos quiero es otro problema con él. ¿Te parece que los invite el sábado de noche a comer?-dijo Dakota.

-Ni pensarlo. Tú no te vas a ningún lugar con mi novia, y menos a comer.-dijo Castiel. Elevé mi vista y descubrí que Castiel estaba ingresando a su trabajo, nos observó baste molesto.

-Calmate, Castiel. Me explicó que fue un inconveniente. Se está disculpando con ambos, ¿por qué no aceptas y haces las paces de una vez?-dije. Mi novio negó rotundamente.

-¡¿Estás loca?! Lo vi con mis propios ojos. Este imbécil igual te droga y secuestra. No, no, no y no. Bajo ningún concepto. Además, por más que quisiera no podría. El sábado de noche tenemos que ir con Demons a grabar el sencillo a Texas. Y ni loco te dejo con éste violador. Soy capaz de arruinar el sencillo quedándome aquí y cuidándote que...-dijo Castiel. Le puse una mano en la mejilla, calmándolo.
-Descuida, entiendo perfectamente lo que pasó. Tú nunca confiaste en mí, y seguramente sigas sin hacerlo. Pero quiero cambiarlo. Deja que Alaska venga conmigo a un bar repleto de personas, puedes decirle a tu amiga la peliblanco y la peli violeta que vengan también, así funcionan como garantía. Por más que quisiera drogarla, no podría con tres personas. Una seguramente ya hubiera llamado a la policía para ese entonces. Dile a todo tu escuadrón de amigas, pero solo accede. Me siento muy mal por haberles hecho esto.-dijo Dakota. Crucé una mirada con Castiel, el cual lo observaba con muchísimo odio. Me levanté, lo tomé de la mano y lo arrastré hacia un pasillo.
-¿Qué te parece? A mí me parece una excelente idea, puedes decirle a Iris, a tu madre, a quien sea que venga. No va a pasar nada, grandullón. Descuida, y en caso de que pase algo, patada en los huevos y listo.-dije. Él esbozó una sonrisa pero rápidamente se eliminó de su rostro.

-No te voy a prohibir nada, pero actúa bajo tus propios medios. Después te diré "te lo dije" y no recibo quejas.-dijo. Le sonreí, le di un beso rápido en la mejilla y le acaricie en la misma.
-Gracias, eres un cielo. Anda, sonríe que te van a salir arrugas.-dije. Él ahora me sonrió, aunque se veía que no se encontraba en absoluto de acuerdo con lo que estaba por pasar. Suspiré y lo tomé de la mano mientras me encaminaba nuevamente enfrente a donde se había quedado Dakota. Noté que la mano de Castiel se tensó ante la simple presencia del rubio.

-Iré yo sola, pero me van a acompañar varias amigas. ¿Te parece bien?-dije. Él asintió con alegría. Pude escuchar como Castiel refunfuñaba mientras veía como Dakota se iba al mismo tiempo que sonaba la campana indicando la finalización del recreo. Crucé una mirada con el pelirrojo y tras guiñarle, me encaminé hacia la salida.
-Alaska, espera. ¿Te quedas conmigo en casa?-preguntó Castiel. Observé mi móvil, tenía un mensaje de Violeta en el que me informaba que tenía todo pronto para que me quedara con ella.

-Lo siento, grandullón. No creo que ni tú ni yo nos encontremos 100% listos como para quedarnos juntos tras la discusión. Aunque voy a cenar con Lysandro y Violeta, si quieres puedes venir con nosotros después del trabajo.-dije. Observé que pareció ligeramente decepcionado, por lo que lo tomé de la mano y le hice una caricia en la misma.-Si necesitas que me quede, puedo dormir en el sofá.

-No, no, descuida. ¿Por qué no van a casa a las 10 de la noche? Vemos una peli, hablamos un rato y no sé, algo así como una cita doble. Y de paso me cuentas qué carajo pasó con Louis hoy.-dijo Castiel. Le sonreí y accedí a su propuesta. A fin de cuentas, mañana me mudaría y seguramente no iría con tanta frecuencia a la casa de Castiel.

Por un momento sentí algo de nostalgia, es decir no era que no iba a volver a ir a la casa de mi novio, pero los días que había pasado aquí habían sido increíbles, por más que hoy tuve una discusión con mi novio. Suspiré y dejé que ese pensamiento se hundiera entre los otros tantos que tenía. Me despedí de Castiel con la mano y lo vi perderse entre los pasillos de la institución. Caminé hasta su casa y apenas llegué, decidí darme un merecido baño. Mire una vez más mi cuerpo en el reflejo del espejo y pude corroborar que mis huesos se veían cada vez más. No me importó, era grave, pero preferí omitir ese detalle. Por lo que ingresé en la ducha y dejé que el agua borrara mis rizos y consigo todo el cansancio que tenía. No solo borró eso, sino que el maquillaje que tenía en las manos haciendo que mis machucones fueran invisibles. Ahora se mostraron y pude ver que mejoraban poco a poco, pero aun había marcas que parecían salidas de una historia de terror. Demonios, quería estar sana. Y pronto lo estaría, ya el simple hecho de ver a mis amigos haría que mejorara. No podía creerlo, pero efectivamente extrañaba estar en el Sweet Amoris. Extrañaba el buen humor de Rosa y Alex, la timidez de Violet, la dispersión de Lys, los comentarios intelectuales de Nath, el sarcasmo de Kim e inclusive la alegría de Iris. Ya vería a la parejita de enamorados y seguramente eso me ayudaría a encontrarme mejor.

Cerré el pase del agua, me sequé y me vestí. Observé la hora, faltaba prácticamente nada para que me encontrara con Lys y Violeta así que una vez que le di una caricia a Demonio y me maquillé mis heridas, emprendí viaje al restaurante en el que habíamos acordado quedarnos.

Fui caminando lentamente y una vez que reconocí el lugar, ingresé al mismo. Me senté en un asiento y tomé mi celular mientras me quedaba esperando a ambos amigos. Cuando bajé la vista de mi móvil, me pareció ver entre la gente a aquella sombra que me venía persiguiendo desde entonces. Me incorporé de inmediato, estaba determinada a que nada me impidiera verle el rostro. Ese cretino no había vuelto a aparecer en mi vida desde que Castiel casi los descubre a punto de secuestrarme. Sentí odio, y no pude evitar pecharme contra un mesero, el cual me miró con cara de pocos amigos. Me disculpé, pero para cuando volví a poner mi vista en la sombra, ésta ya se había ido. ¿Cómo mierda era eso posible? No podía haber desaparecido así como así, no era posible. ¿Me estaba espiando? ¿Quién podía ser? Estaba harta de los misterios, quería descubrir la verdad. Quería decirle todo lo que lo odiaba, había causado múltiples dolores en mi cuerpo y lo peor, era que había drogado a Alexy. ¡Mierda! ¿Cómo se me podía haber escapado? ¡Estaba enfrente de mí!

Hasta que, de pronto sentí alguien tocándome el hombro y causándome un buen susto.

-¡Tu!-dije. Me volteé y lo único que encontré fue a Lys tocándome el hombro y a Violet observándome algo extrañada.

-Sí, soy yo. ¿Te encuentras bien? Porque definitivamente no pareces estarlo.-dijo Lysandro. No pude evitar soltar un suspiro de alivio al saber que era él y no la sombra.
-Oh, hola chicos. ¿No han visto alguien misterioso? Lo estoy buscando, me pareció ver al atacante de Alexy y de mí. Y necesito intercambiar unas palabras con ese hijo de puta. Pero desapareció de un momento al otro.-dije. Me tomé de la cabeza algo preocupada, y no pude evitar notar que los novios cruzaron una mirada cargada de complicidad. Tuve miedo de que pensaran que estaba loca. Violeta me extendió la mano, se la tomé y me dirigió hacia la mesa en la que estaba sentada. Allí me hizo sentarme, y le susurró algo a Lys. El peliblanco de inmediato se fue y nos quedamos ambas solas.

-Debe ser el estrés, Lys fue a ver si encontraba alguien sospechoso y a traerte agua. ¿Cómo te fue con los padres de Castiel? Ahora no pienses en ello. ¿Sí? No te hará bien.-dijo Violeta. La observé con cara de pocos amigos. ¿Insinuaba que estaba loca? No lo estaba, esa sombra me venía persiguiendo desde siempre. ¡Necesitaba verle la cara a ese cretino!

-No estoy loca, Vio.-dije.

-Nunca dije o insinué algo similar. Solo quiero que estés bien, estás atravesando momentos muy difíciles y seguramente el estrés sea el causante de tus problemas. Simplemente respira hondo, todo va a estar bien. Algunas veces el cerebro nos juega malas pasadas y debemos saber reconocer qué es lo correcto y qué no.
-Aquí tienes agua, no vi a nadie extraño. ¿Y tus suegros? ¿Cómo te fue?-preguntó Lys. Le tomé el vaso que me entregaba con agua mineral y los miré a ambos extrañada. ¿Qué me sucedía? Son mis amigos, no podía tratarles así. Me tomé la cabeza y descansé la misma en mis manos.

-Lo siento, chicos. Les dije de reunirnos para pasar bien pero como siempre no estoy aportando lo mío. ¿Cómo están ustedes? Oh, por cierto, me dijo Castiel de que si quieren vamos a su casa a las 10:20 cuando él llega de su trabajo y no sé, vemos unas pelis, cenamos, algo así como una cita doble me dijo.-dije.

-Me parece una idea genial. Además, así despedimos tu última noche de no independizada. Y no deberías decir eso de ti, somos tus amigos. Estamos en las buenas y en las malas. Anda, cuentanos. ¿Qué pasó?-dijo Lysandro. No pude evitar sonreírle, los vi y estaban ambos sentados enfrente a mí, tomándose de la mano. Debía admitir que últimamente estaba muy melosa con Castiel, pero ellos por lejos nos superaban. Cada tanto se miraban, y Violet estaba recostada en el hombro de Lysandro.

Les sonreí y les narré todo lo sucedido, desde lo que pasó con Viktor hasta que me encontré con el padre de mi novio en el apartamento del mismo. Les tuve que confesar que creí que Viktor podía ser el atacante, a lo que ellos pudieron comprender que en ese momento cualquiera era símbolo de sospecha. Agradecí enormemente que me comprendieran, aunque noté que Lys si se ofendió un poco. Pero una vez que su novia lo calmó, todo estuvo bien. Les narré lo sucedido en la casa de Castiel, como fui a hablar con Dakota y lo que me había dicho. Observé a Violeta, la cual se encontraba sumamente contenta de poder salir a un bar conmigo y probablemente Rosa, Kim e Iris, tal vez Li. Sin embargo, el rostro del peliblanco se transformó una vez que le comenté la propuesta que me había hecho el rubio. Una vez que el mesero nos trajo lo que habíamos pedido, Lys nos comentó sus dudas.
-¿Y en verdad Castiel te dejó ir?-dijo Lys. Lo observé algo extrañada.

-Después de la discusión que tuvimos, sí, no tenía otra opción. Lys, no soy una persona a la cual se le pueda decir "no vas." Tengo un carácter muy de mierda aunque no lo parezca, y si bien quiero con todo mi corazón a Castiel, lo nuestro no va a funcionar si me prohíbe cosas. Ese tipo de relaciones tóxicas no van conmigo. ¿Por qué no habría de dejarme ir? Se supone que es una prueba para que el pelirrojo se gane la confianza de Dake.-dije.
-Por supuesto, además, Alaska va a estar rodeada de sus amigas. No puede con 4 personas o más a la vez.-dijo Violet.

-No es por eso, preciosa. Es porque Castiel adora Alaska, en verdad. Y no sé por qué lo odia tanto a Dakota, pero sus motivos tendrán. Yo siento que nada bueno va a salir de esa relación si sigues confiando más en extraños que en tu propio novio. Y te conozco, Alask, sé que me dirás que hace 4 meses eran desconocidos. Pero ahora no lo son, confía más en Castiel y él dejará de preocuparse como psicótico. –dijo. No pude evitar admitir que tenía razón. Últimamente estaba confiando más en un pedazo de mierda que en mi propia pareja y nada bueno saldría de ello si no cambiaba rápidamente. Algunas veces sentía envidia de Lys, ¿Cómo podía hacer para que todo lo que hiciera estuviera bien? No lo sabía, pero lo que si sabía es que la vida me había regalado amigos increíbles como ellos.

-¿Sugieres que no vayamos? Es lo mismo, si quisiera hacerle algo, lo haría en el trabajo.-dijo Violet.

-No lo sé, solo piensa que Dakota sabe que ninguno de los miembros de Demons estará para ayudarte.-dijo Lys.

-Descuida, él sabe que golpeé a Debrah y cuando se lo conté me observó con ojos como platos. Casi como si estuviera viendo a una delincuente. Kim parece una chica con la cual no se deba molestar y Rosa por sus amigos es capaz de cualquier cosa. Y yo... bueno, ya han visto que me descontrolo fácilmente.-dije. Los chicos soltaron unas pequeñas carcajadas. Proseguimos hablando de ellos, pero para ser honesta, no podía sacarme de la cabeza las palabras de Lysandro. ¿Acaso Dake era tan malo? Si, era un tanto acosador, pero a mí no me había hecho nada malo. Y se había comportado sumamente bien. Me costaba mucho dudar de él, pero tampoco podía dudar de Castiel. Él me había mostrado mucho más, aunque también era cierto que a Dakota nunca le di la oportunidad de hablarme fuera del trabajo, salvo aquella vez que me lo encontré en el hospital. Pensar que me había invitado miles de veces a salir a bares y eso, pero siempre lo rechacé por Castiel. Necesitaba hablar con Rosa sobre esto, seguramente ella me entendería. Le envié un mensaje rápido y noté que no le llegó. Observé la hora, ya eran casi las 9 de la noche. El tiempo volaba cuando me divertía con mis amigos. Me pregunté qué podría estar haciendo Rosa a esta hora como para que el mensaje no le llegara, ella siempre estaba con su celular encima.

-Chicos, ¿saben algo de Rosa?-pregunté.

-Oh sí, me olvidé de decirte. Te envió estas cuadernolas de las materias en común que tienen para que pases apuntes. Dijo que éstas son los temas importantes que dieron mientras tú no estabas.-dijo Lysandro. Sacó una cuadernola de su bolso y miré a Violeta esperando que me dijera algo más revelador que ello, de todas formas le agradecí al peliblanco.

-Hoy no la vi en todo el día, pero seguramente sea porque me dijo que iba a ir al cine, ya sabes que no es algo muy agradable estar enviando mensajes de texto en el cine así que... eso.-dijo violeta

-De todas formas, después de las clases supongo que mañana la verás en tu casa, acordamos todos en irte ayudar con la mudanza. Mañana te contamos cómo reacciona Ámber ante nosotros después de tu venganza. Por lo que nos contas, seguramente termine muy asustada.-dijo Lys. No pude evitar reírme ante imaginarme a la rubia imbécil sumamente asustada por los acontecimientos.

Proseguimos hablando de cualquier tema, pero en especial sobre ellos. Se los veía tan enamorados, tan felices, tan... ellos. No pude evitar compararme con Castiel, se notaba que nos queríamos, pero no éramos así ni en broma. ¿O sí? Todos nos decían que nos veíamos muy enamorados y bla, bla, bla. Sin embargo, un mensaje en mi móvil me distrajo, era Castiel. Leí lo que me decía, y me informaba que acababa de salir de su trabajo, por lo que convenía ir yendo a su casa. Se lo informé a mis amigos y de inmediato fuimos a pagar lo que habíamos consumido. Una vez que salimos del restaurante, observé hacia todos lados por pura curiosidad, tenía fe de que tal vez podría encontrar a la sombra, pero solo hallé vacío.

Fuimos caminando lentamente, mientras ellos iban tomados de la mano y bromeaban, no pude evitar distraerme completamente. Algunas veces me sentía tan cómoda con Lys y Violet que era difícil explicar. Es decir, ambos tenían un temperamento tan agradable que era prácticamente imposible no adorarlos. Les lancé una sonrisa, pero de pronto esta se difuminó de mi rostro cuando vi a Rosalya salir abrazada de Alexy. Él no parecía nada cómodo de que lo tocaran, pero parecía tolerarlo simplemente porque se trataba de Rosa. Por un segundo, mi niña celosa e histérica interior salió a la luz. ¿Cómo podía tener celos? Es Alexy, mi mejor amigo desde siempre y por siempre. No tenía celos de él, sino de que Rosa lo estaba tocando y a él claramente le molestaba.

-¿Chicos? ¿Esos no son Rosa y Alex?-pregunté.

-¡Sí! No sabía que Rosa había ido al cine con alguien, que extraño. De saber que se trataba de Alex seguramente nos lo hubiera dicho por doquier. ¿Querrá ocultar algo?-dijo Violet.

-Viendo como los mira Alaska, creo que sí. Alask, son solo amigos. Además tú tienes a Castiel y es lo que queremos desde siempre: que ellos estén juntos. Es adulta, no debe pedirte permiso para salir con su amigo porque es tanto tuyo como de ella.-dijo Lys. No pude evitar observarlo, tenía razón en todo lo que decía. ¿Por qué por una vez no podía decirme lo que quería escuchar?

-Lo sé, y no debo comportarme así, pero mira a Alex, se encuentra sumamente incomodo.-dije.

-Normal, seguramente siga enamorado de ti. Él no sabe nada de lo que pasa contigo y Castiel y nadie se "desenamora" de una persona de un día al otro. Probablemente le lleve algo de tiempo, pero pronto estarán juntos.-dijo Violet.

-Bueno, si eso pasa es un problema. No deben estar juntos porque Rosa lo quiere mucho, deben estar juntos porque ambos se quieren.-dijo Lys.

-Mañana hablaré de esto con él. Prométanme que si pierdo la amistad de Alex, lo seguirán cuidando como yo lo intento cuidar.-dije. Violet me puso una mano en el hombro, y me tocó apenas como sugiriendo que siguiera caminando. Tuve que obedecerla, no podía explicar por qué me sentía tan mal, pero lo mejor era dejar de observarlo. Sin embargo, volteé el rostro y vi que Alex me vio con una radiante sonrisa. Iba a caminar hacia nosotros pero le negué rápidamente con la cabeza, él se detuvo algo confundido y tomé mi móvil de inmediato.

Yo: Lo siento, Alex. Ve a disfrutar con Rosa, pasala increíble. Después me dices cómo te fue.

Alex: ¿por qué no te nos unes? Todos en verdad.

Yo: Lo lamento, estamos haciendo algo sobre Demons. En breves iremos a la casa de Castiel, y para no dejar sola a Violeta a esta hora se viene con nosotros. Mañana de noche recuerda que tenemos la cena en mi casa con tus padres. Allí hablamos todo lo que quieras, te lo prometo. Te extraño, mejor amigo.

Alex: Y yo a ti, Azul. Pero te tomo la palabra, mañana me debes una buena charla.

Pobre Alex, no sabía que en verdad íbamos a tener una charla, pero no precisamente buena para él. Suspire, comencé a sacar las llaves una vez que vi que nos encontrábamos cerca del apartamento de Castiel. Subimos las escaleras, y una vez que nos encontramos en el apartamento 10, observé a Lysandro. Él era frenético del orden y seguramente le diera un ataque cuando viera su casa.

-Lys, prometeme que no entraras en pánico.-dije. Violeta nos observó confundida.

-¿Por qué? ¿Hay demasiado orden? Por favor díganme que limpiaron un poco la casa y que no me voy a encontrar heces de Demonio encima del sillón.

-¡Lys!-dijo Violeta.

-Bueno...Sí limpiamos, al menos yo un poco. Pero me olvidé de encerrar a Demonio en el cuarto de Castiel por lo que la casa si puede ser un desorden.-dije. Lys soltó un suspiro extasiado y sacó sus llaves, abrió la puerta y vi como su rostro se trasformaba. Me iba a matar, nos iba a matar al pelirrojo, al perro y a mí. Caminó lentamente hasta la sala y me observó, su mirada se había cambiado. Violet no parecía entender nada, pero no parecía molesta ni mucho menos. Ingresé a la sala, no estaba sucia, simplemente estaban un par de cajas mías y varias de mis pertenencias. Demonio estaba echado en el suelo junto al sofá, y apenas nos vio comenzó a mover la cola como demente. Saltó encima de Lysandro a darle lengüetazos y una vez que me vio a mí, hizo lo mismo. Violeta se escondió detrás de su novio y el perro la olió, una vez que hizo eso, también le saltó encima.

-Lo siento, Lys, esto es un desastre. Lo sé.-dije.

-No, de hecho estoy impresionado que tengan todo en orden. Es decir, te vas a mudar puedo entender que tengas tus pertenencias en la sala. Pero mira la cocina, ¡está limpia! Y no hay vasos tirados, todo está limpio. ¿La habitación de Castiel también esta así de ordenada?-preguntó.

-Por supuesto que sí, el amor hace que cambie para bien, ¿verdad?-dijo Castiel. Los tres nos volteamos a verlo y lo encontramos con su guitarra, recostado en el marco de la puerta con los brazos cruzados. Le sonreí y no pude evitar sonrojarme por lo que acababa de decir. Demonio interrumpió el cálido ambiente y saltó de inmediato hacia él, chillando de la emoción. Mi novio saludó a nuestros amigos y a mí me dio un rápido beso en los labios. De pronto parecía que nuestro pequeño encuentro del trabajo jamás había existido.

-Concuerdo, colega. Deberían vivir juntos a ver si los modales de tu novia se te apegan un poco, cerdo.-dijo Lys. Castiel cerró la puerta de la casa, dejó a Demonio en su habitación porque de otra forma no nos dejaría tranquilos nunca más. Se dirigió a la cocina mientras hablaba con todos nosotros.

-Pasé por un supermercado y traje algo de comer. Alask había hecho ensalada de frutas en la mañana, traje ron por si alguien quiere ponerle un poco. Y por alguien me refiero a la niña y a mí.-dijo Castiel. Su sonrisa radiante mostraba que se encontraba de un buen humor increíble. Él llevó platos hacia la mesa, Lys llevó vasos, Violet acomodó todo para que hubiera lugar y yo iba prendiendo la televisión y poniendo alguna película.

-¿De qué género prefieren ver?-pregunté. Todos, a excepción de Violeta dijeron terror. Pero una vez que la convencí de que si se asustaba podría acurrucarse con Lys, ella también accedió. Todos trajimos la comida a la mesa y comenzamos a comer mientras veíamos el malísimo filme. No daba terror, ni siquiera miedo. Violeta apenas saltaba, y comenzaba a sospechar que sería para que Lys la abrazara, acto que apenas hizo, ella se calmó. Sin embargo, un peso extra en mi hombro me hizo volver a la realidad. Castiel acababa de recostarse en mi hombro, parecía cansado.

-Saben, esta peli es un fiasco. Violet me comentó que viste a la sombra que te acosó, tengo una idea.-dijo Castiel. Observé a Violeta con una sonrisa, ella se ruborizó mientras veía como Castiel se incorporaba y se perdía en su cuarto para volver con la tabla ouija en la mano.

-No, no, no y no. No se te ocurra siquiera pensarlo.-dijo Lysandro.

-¿Por qué no? Alaska y yo vamos a jugar, ¿por qué no se suman ustedes?-dijo Castiel.

-Sabes, debo admitir que tengo curiosidad por saber qué es lo que tanto ocurre con esa sombra. Prácticamente desde que conozco a Alaska me la ha estado mencionando y me da mucha curiosidad. Podríamos saber si es en verdad un ente paranormal, si es una persona o si hay que llevarte al manicomio.-dijo violeta. Estas últimas palabras las dijo con un aire a broma. Los tres observamos a Lysandro, en una búsqueda de afirmación. Lo que hizo fue simplemente suspirar.

-Hagan lo que quieran, yo no voy a participar. Ya tuve bastante la última vez. –dijo. Noté que miró a Castiel con una sonrisa poco amigable, pero eso no pareció siquiera molestar al pelirrojo, el cual rápidamente sacó todo lo de encima de la mesa y apoyó la tabla con el respectivo puntero. Yo me incorporé y fui a buscar la ensalada de frutas que había hecho en la mañana, traje el ron y se lo di a cada uno de mis amigos, con una cuchara, por supuesto. Castiel y yo le metimos cantidades industriales de bebida alcohólica, Lys no le puso absolutamente nada más que azúcar y Violeta apenas un breve chorrito. Tenía la impresión de que, con dos integrantes de tres consumiendo tanto alcohol, algo no saldría bien. Se podía ver que Lys estaba visiblemente enojado, por lo que intenté calmarlo.

-No va a pasar nada, en verdad solo somos nosotros quienes inconscientemente movemos las manos.-dije. Lys puso sus ojos en blanco a la vez que resoplaba.

-Pase lo que pase, ni estando loco me quedo aquí esta noche.-dijo Lysandro.

-Eres un miedoso. Mejor, así Alaska se queda conmigo y tú con tu chica.-dijo Castiel. Le guiñó un ojo a la parejita y ellos se sonrojaron. Violeta no pudo hacer nada más que poner la mano en el puntero, Castiel le siguió y finalmente yo luego de darle una cucharada a mi comida. Observé las uñas violetas de Violeta, las uñas despintadas de Castiel y las mías negras, ya estaba todo pronto para iniciar. La única luz que provenía era de velas, ya que teníamos todo apagado. El pelirrojo se aclaró la voz y finalmente habló.

-¿Hay alguien aquí?-preguntó. No hubo respuesta por unos largos segundos en los cuales únicamente mirábamos el tablero, expectantes de una respuesta.

-¿listo? ¿Ven? No hay nada, ahora ¿podemos por favor proseguir viendo la película antes de que alguien salga herid...?-dijo Lys. Rápidamente la voz de Lys se cortó, nuestras manos se dirigieron rápidamente hacia el "sí" del tablero. Fue tan violento y tan brusco que era obvio que no podía ser uno de nosotros. De inmediato soltamos el puntero y nos observamos los unos a los otros, en busca de un culpable. Lysandro iba a hablar, pero Castiel rápidamente lo interrumpió.

-¿Quién eres? Dinos tu nombre.-dijo Castiel. Crucé una mirada con cada uno de mis amigos. El puntero se dirigió una vez más bruscamente a cada una de las letras, con tanta fuerza y velocidad que nuestros dedos se elevaron del tablero y el puntero prosiguió deletreando el nombre "Walter"

Castiel y Lysandro se incorporaron de sus asientos y se observaron petrificados. Violeta estaba al borde del llanto y yo no daba crédito, no creía en fantasmas y sabía que esto no era real.

-Vámonos, Violeta nos vamos ya de esta casa.-dijo Lysandro. La tomó de la mano y escuchamos como Demonio comenzó a ladrar como un auténtico demonio desde el cuarto de Castiel, se le escuchaba visiblemente enojado y comenzaba a pegarle contra la puerta, como si necesitara salir.

-¿Qué sucede?-dije. El pelirrojo estaba atónito, simplemente miraba la tabla con la respiración sumamente agitada. Le puse una mano en la suya y él dio un brinco, me miró y noté que tenía los ojos desorbitados.- ¿Estás bien?

-No, no es posible que sea él.-dijo Castiel. Observé a Lysandro que ya se iba con Violeta, cerró la puerta de un portazo y bajé corriendo las escaleras junto a ellos.

-¡Lys! ¿Qué pasó? No entiendo.-dije.

-Ven con nosotros ya. Walter es el nombre del abuelo de Castiel, el que ha estado intentando contactar desde hace tiempo. Traelo aunque sea de los pelos, no puede quedarse en esa casa.-dijo Lys. Se lo veía sumamente alterado. No daba crédito a lo que estaba sucediendo. ¿En verdad me estaba diciendo que estábamos contactando a un fantasma? No pude evitar reírme de lo tonto que sonaba eso.

-No creo en fantasmas, es todo un truco. Ustedes váyanse, yo me voy a quedar con Castiel para que no haga locuras. Una vez que pueda calmarlo, intentaré alejarlo de aquí. ¿Bien?-dije. Lysandro estaba tan nervioso que su voz se entrecortaba. Violeta intentaba calmarlo, pero nada parecía tener frutos. Lys asintió y sin previo aviso me abrazó, ¿Cómo si estuviera despidiéndose de mí? esto comenzaba a darme muy mala espina. ¿En qué mierda me estaba metiendo? Los vi irse hasta que únicamente quedé yo sola enfrente de la puerta del edificio. Subí las escaleras lo más rápido que pude y apenas entre a la sala, me encontré con Castiel sentado en su sofá abrazando a Demonio el cual estaba erizado.

-¿Grandullón? ¿Te encuentras bien?-pregunté. Él me miró rápidamente, su respiración era sumamente agitada. Me senté junto a él y le puse una mano en la pierna.

-N-no. No estoy bien, niña. ¿Estoy hablando con mi abuelo? ¿Sabes lo que eso significa?-dijo Castiel.

-No, pero averigüémoslo.-dije. Él me sonrió, aunque estaba visiblemente nervioso.-Hola, Walter. Soy la novia de Castiel, gusto en conocerlo. ¿Podrías confirmarnos que eres tú?-dije. Pusimos nuestras manos encima del puntero una vez que vimos que éste no se movía, y apenas hicimos contacto con éste, la guitarra de Castiel comenzó a sonar dentro de su estuche. Demonio, una vez más se enloqueció y comenzó a ladrar. El pelirrojo, el cual estaba atónito, me observaba con algo de miedo. Suspiré, sabía que esto no era real, así que decidí traer el estuche con la guitarra dentro, lo abrí y una vez que lo hice se pudo ver como las cuerdas del instrumento se movían solas y sonaba una dulce melodía. Castiel se llevó las manos a la boca, y su rostro expresaba incredulidad.

-es él. Esa canción la tocaba para mí.-dijo Castiel. Su voz apenas era audible, le acaricié el rostro intentando calmarlo.

-Al menos algo es algo. Escucha, hablaré yo porque estás muy mal. Walter, agradecemos que nos hayas probado que eres tú. ¿Qué necesitas? ¿A qué vienes?-dije. Nuestras manos en el puntero se dirigieron a una serie de letras que formaban, lentamente una palabra: advertirles. Miré con el ceño fruncido a Castiel. ¿Advertirnos? ¿Y eso?

-¿Qué es lo que quieres advertirnos? ¿Qué sucede?-dijo Castiel. Apenas Castiel terminó de hablar, el puntero con nuestras manos se disparó de una forma que no era ni normal. Letra a letra, palabra a palabra, insulto a insulto pudimos leer varias cosas en apenas segundos. Lo que pude llegar a leer era "Dake acosador, Dake violador, Dake asesino." Con esta última acusación me incorporé y vi como el puntero seguía moviéndose, y aun no sabía si era Castiel o no. Pero honestamente no me importó.

-¿En serio, Castiel? ¿Esta es tu mejor excusa para que no vaya a divertirme el sábado con mis amigos?-dije. Él soltó el triángulo utilizado para marcar cada letra, y como si fuera magia se dejó de mover. Lo observé con un enojo que no era propio de mí.

-P-pero, no fui yo niña. Si hubiera sido yo, ¿Cómo explicarías que el puntero se hubiera movido solo? ¿Y la guitarra? No hay forma que haya podido ser yo. Alaska, te juro que esto es algo con lo que yo no bromearía. No haría bromas ni contigo, ni con mi difunto abuelo. Me conoces, sabes cuánto lo quiero y a ti también. Y te voy a ser honesto, me toca mucho la moral que vayas, pero eres adulta y no te voy a controlar en eso. Y no usaría este método para decírtelo, sabes que soy directo. Debes creerme.-dijo Castiel. Se lo veía realmente mal, me dejé caer pesadamente en el sillón. Lo observé y algo en su mirada me dijo que tenía razón, que él no estaba provocando nada.

-Te creo, pero no vamos a jugar más a esto. Despidete, vamos a algún lugar. No podemos dormir aquí, no al menos esta noche.-dije. Él se incorporó de un brinco.

-No podemos despedirnos ahora, tenemos que seguir hablando. He estado un año intentando comunicarme con él para hablar 5 segundos con mi abuelo. No, debes quedarte.-dijo Castiel. Suspiré.

-¿Y si no es él? ¿Y si es algo más? La canción que tocó es sweet child o' mine. Es una canción muy conocida de guns n' roses. Es totalmente aleatorio. Preguntale algo que solo tú y Walter sepan.-dije. Él me miró con algo de desconfianza y accedió.

-¿Qué fue lo último que te dije antes de que... te fueras?-dijo Castiel. Esta vez hubo silencio, como si el vínculo se hubiera cortado. Crucé una mirada con mi novio y pude ver que estaba medianamente alterado. Ahora, lentamente el puntero comenzó a dirigirse a unas letras un tanto cuestionables. De pronto, la ortografía de este ser se había modificado, porque una vez que terminó de señalar las letras correspondientes, se pudo leer la frase "t hamo devra." No pude evitar reírme del puro enojo. ¿En serio Castiel acababa de hacerle esa pregunta? Esperaba que fuera broma. Me aclaré la garganta y me crucé de brazos mirando fijamente a Castiel. Eso le bastó para saber que no me encontraba de buen humor.

-No, ¡está mintiendo! No es él, Walter tenía una ortografía impecable, y no es cierto lo que le dije.-dijo Castiel. Me incorporé, dejé la llave que me había dado Castiel de su apartamento y tomé mi guitarra.

-No, no, descuida. Sigue hablando con lo que sea que fuere este ente, yo tengo demasiadas cosas para hacer como para hablar de Debrah y de Dakota. Soy bastante grande para poder decidir por mí.-dije. Me incorporé sumamente enojada y me dirigí hacia la puerta, pero algo me impidió irme, era Castiel que me tomaba fuertemente de la mano.-me voy a ir aunque tenga que arrastrarte.

-No te vayas. Debo confesarte algo, al comienzo si no fui yo, pero cuando dijo que debía advertirnos sobre Dakota, tampoco fui yo. Hasta que dejé de sentir esa fuerza que señalaba las letras, las últimas palabras si las dije yo: Dakota asesino. Pero fue lo único, después pareció que el vínculo se interrumpió y algo más habló. Vamos a despedirnos y te contaré algo que debí decirte hace tiempo.-dijo Castiel.

-No, me voy a despedir de esa mierda de juego para que te vayas de esta casa y no sé, busques dónde dormir. Ve con Viktor, Chris, no sé ni me interesa. Me voy a despedir y cada uno se irá a dormir por sus propios medios a la casa de alguien.-dije.

-Alaska, necesito contarte algo sobre Dakota. No voy a hacer nada para que vayas o no a verlo el sábado, es tu amigo y por más que odie aceptarlo, puedo comprenderlo. Necesito hablarlo contigo.-dijo Castiel. Suspiré, puse mis manos encima del puntero y Castiel y yo nos despedimos de lo que sea que estuviera comunicándose con nosotros. Se sentó en el sofá y me hizo un gesto para que lo imitara, pero le negué con la cabeza. Estaba pronta para irme apenas terminara de hablar.

-Bien, como prefieras. No pude evitar decir "Dakota asesino" porque hace tiempo, estábamos ambos saliendo del trabajo y lo vi hablando con una chica. Nada anormal, siempre fue un mujeriego sin remedio. Sin embargo, esa chica tenía un parecido increíble con Debrah. Un chico salió de las sombras junto a otra chica, la cual no caminaba nada normal. Parecía que la hubieran sedado o algo similar. El misterioso hombre le pidió ayuda a Dakota y él, después de tomarse la cabeza y hacer gestos como que no le parecía bien, decidió acceder. Dakota le tomó las piernas y el otro joven del torso, la mujer similar a Debrah le tomó una foto y allí pude verle el rostro a la chica desmayada. No le di mayor importancia porque supuse que se trataría de una amiga de ellos que tomó de más, la otra chica le sacaría una foto para que supieran que nada malo estaba pasando con ella y supuse que sería evidencia.-dijo.
-Bien, ¿y? es algo medianamente normal.-dije. Mi voz sonó cortante, tanto que hasta Castiel pareció sorprendido.

-Espera, dejame terminar. El punto es que dos días después vi en las noticias que esa misma chica que había visto ser subida en el auto, estaba desaparecida. Se lo dije a la policía pero no pudieron encontrar nada en contra de él, desde entonces desconfío por razones obvias de él.-dijo Castiel.

-¿Y por qué recién me lo dices ahora?-dije. Él se tomó de la cabeza, pero no dijo nada. Suspiré, me di media vuelta y abrí la puerta de la casa del pelirrojo, ya cuando estaba a punto de irme escuché esa voz y esa frase.

-Porque te amo y no quiero que ese infeliz te haga algo, porque tengo miedo a perderte.-dijo Castiel. Me volteé atónita, lo observé y aun en la oscuridad pude ver como sus mejillas se enrojecían. Encendí la luz y eso me bastó para saber que era verdad. Solté con cuidado mi guitarra en el suelo y me acerqué a él, lentamente. Castiel dio unos pasos hacia atrás, como con miedo.

-¿Qué dijiste?-dije. No daba crédito a lo que mis oídos acababan de escuchar. Ahora el pelirrojo estaba aún más sonrojado.

-¿Qué? ¿Debo repetírtelo? Sí, te amo. ¿Acaso no es obvio?-dijo. Casi no pudo terminar su frase ya que me subí encima del sofá y lo besé, quedando mis ojos al nivel de él. El beso fue extraño, como si lo estuviera pidiendo hace tiempo, como si lo necesitara desesperadamente. Castiel parecía tan atónito e impresionado ante mi reacción, que no fue hasta varios segundos después que se dio cuenta que en verdad mi beso había sido anhelado. Sus manos se pusieron encima de mi cintura y bajaron hasta mi cola, donde apretó suavemente mis glúteos. No pude evitar sonreír mientras lo besaba. Pero rápidamente mis labios se separaron de los suyos y me dirigí a su cuello, en el cual me enfoqué a besarlo tan fuertemente que seguramente le quedaran marcas.

-¿a qué se debe este repentino cariño? Estabas a punto de matarme, ¿ya se te fue el enojo?-preguntó Castiel.

-¿quieres que vuelva a enojarme contigo?-dije. Mientras lo besaba le hablaba suavemente. Él soltó una pequeña risa mientras me acariciaba la espalda con suavidad.

-No, no. En absoluto, de hecho me encanta este tipo de cariño. Solo, dejame hacerlo a mi modo.-dijo Castiel. Me tomó de mi cola y de un impulso estuve encima de él, rodeándolo con mis piernas alrededor de su cintura. En todo eso no me había alejado de su cuello, el cual sufría la furia de mis besos. Sentí los brazos fuertes de Castiel rodeando mi cuerpo, y comenzando a dirigirse hacia el sofá donde me soltó con sumo cuidado. Una vez que me tuvo allí, él se subió con cuidado encima de mí, esta vez fue su turno de besarme con intensidad mi cuello. Podía sentir su lengua acariciando cada parte de mi cuello, erizando cada vello de mi cuerpo. Demonios, lo que tanto había querido finalmente se me estaba por dar. Sonreí mientras sentía la agitada respiración de Castiel peligrosamente cerca de mi oído, hasta que de pronto se detuvo. Lo observé, me estaba sonriendo con una alegría que no era ni normal.

-Sabes, si con solo decirte que te amaba me bastaba para conseguir esto, te lo hubiera dicho mucho antes. Hace tiempo que te amo, solo que me parecía demasiado cursi para decírtelo.-dijo Castiel. Le sonreí a la vez que le mordía el labio con suavidad.

-Honestamente, yo también te amo, grandullón. Pero basta de hablar, vayamos a la acción.-dije. Él sonrió, parecía estar orgulloso de la elección de novia que había hecho. Aunque para ser sincera, me había estado comportando como una histérica estos días, pero seguramente una vez que esto pasara, todo se arreglaría. El pelirrojo volvió a besarme con fuerza el cuello, hasta que no pude controlarme más y le quité la campera. Eso fue darle luz verde para que él hiciera lo mismo conmigo. En segundos sentí sus manos pasando por mi cuerpo, hasta llegar a mi campera y también quitándomela. No pude evitar reírme de los nervios, ya había hecho esto varias veces, pero nunca con un chico, y menos con mi novio.

Sin embargo, sus manos me volvieron a la realidad. Comencé a sentir como su piel reptaba dentro de mi blusa, acariciando mi estómago y yendo hasta mis senos. Allí no lo toleré más y me quité la blusa, quedando desde el torso hacia arriba con apenas mi sostén. Esto pareció gustarle a Castiel así que, apenas pudiendo contenerme mucho más, proseguí quitándole su camisa. Esta vez pude deleitarme con su físico, tenía cuatro abdominales, dos de ellos sumamente marcados y el otro par visibles. Su estómago estaba tieso y se podía ver en su respiración que estaba bastante exaltado sobre lo que iba a pasar.

-Hey, bonita, mis ojos están aquí.-dijo Castiel. Vi cómo me sonreía mientras se dirigía a besarme, le sonreí mientras le devolvía el beso y entre besos le hablé.

-Podría decirte lo mismo, grandullón.-dije. Él se rió y comenzó a bajar lentamente desde mis labios hasta mi cuello. Allí se quedó un tiempo mientras le acariciaba la espalda, aunque cada vez que me mordía, sentía como le iba dejando marcas con mis manos en su espalda. Castiel prosiguió bajando, ahora pasaba por mi cuello hasta mis clavículas, donde me dio una serie de besos y finalmente bajó hasta mis senos. Allí se detuvo, lo observé confundida.

-Bueno, creo que es hora de confesar que en verdad no estás nada mal de delantera, pero será la única vez en la vida que te lo repita.-dijo él. Le sonreí, pero antes de darle otro beso decidí interrumpirlo.

-Castiel, espera. ¿Tienes protección? Porque no quiero llegar más lejos si no dispones de eso, sería una pena llegar a segunda base sin poder ejecutarla.-dije. Él se rió. Se incorporó y me tomó de la mano, me llevó lentamente hacia su habitación. Allí puso una rodilla en su cama mientras buscaba algo en su mesita de luz, no pude resistirme y le di una nalgada en la cola, algo que sorprendió muchísimo a Castiel. Pero su risa me confirmó que la estaba pasando bien, que no le molestó. Me mordí el labio y lo tomé de ambas manos, lo puse boca arriba en su cama y sujeté sus muñecas a pocos centímetros de su rostro, inmovilizándolo. Vi que tenía en su mano un preservativo, por lo que le sonreí con picardía. Me senté en su entrepierna y lo besé con intensidad, su respiración y la mía comenzaban a acelerarse a un rimo elevado. Ambos sabíamos que se estaba por desarrollar la mejor parte de nuestra relación.

V

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