Capítulo 20: ¿Adiós relación?


La luz de la mañana me despertó, abrí lentamente los ojos y me encontré con el pecho de Castiel. Sonreí, aún somnolienta, aún dormida, aun acabando de despertar, ya sabía que sería un excelente día gracias a que estaba desde el comiendo con ni novio. Me moví lentamente y miré su rostro, estaba durmiendo plácidamente. Tenía su cara a centímetros de la mía, algunos mechones de caballo caían suavemente en sus ojos y lo hacían extrañamente más atractivo. Vi que tenía una mano puesta en su nuca y la otra me rodeaba por la cintura, haciendo que me quedara cerca de él. Sentí mi rostro sumamente caliente, Castiel irradiaba un calor que no era ni normal. Parecía un jodido horno, pero no me importó. Volví a acomodar mi rostro en su pecho de forma que me quedara cómoda y a él no lo molestara. Recién allí me percaté que tenía mi mano en su estómago. La subí de inmediato hasta la altura de su pecho y me sonrojé por donde tenía mi mano. Lo peor, es que llegué a sentir que su estómago se encontraba tieso. Por lo que o hacía abdominales o tenía un fuerte dolor estomacal. Elevé mi blusa y vi mi estómago, parecía volver al color natural, ya no tenía tantos moretones como cuando me dieron patadas allí. Noté que no tenía ni un solo abdominal, de hecho la cadera comenzaba a notarse. Castiel tenía razón, debía comenzar a comer más. Vi el piercing que yacía en mi estómago, toqué con mi mano el que tenía en la nariz y me cuestioné si podría hacerme un septum. Elevé mi vista hasta Castiel y lo observé, él parecía ser un chico que saliera con una joven con un septum. Aunque en verdad no quería pensar eso, no debía ser prejuiciosa. De todas formas no era prioridad agujerearme la nariz o no.
Suspiré, me volteé a ver mi móvil y descubrí que eran casi las 10 de la mañana. Mierda, se supone que debíamos despertarnos temprano para que el tiempo nos diera bien. Me restregué los ojos y vi que tenía varios mensajes en distintas redes sociales: Nathaniel me preguntaba por qué Castiel faltó, Violeta me mostró una foto de un dibujo que había hecho, Lys me preguntó cómo me estaba yendo con Castiel, Alex me envió fotos de tonterías, tonterías que me sacaron una sonrisa. Y finalmente Rosa que me preguntaba por absolutamente todo, tenía 30 mensajes en appwhats, unos 12 en chatsnap y más en otras redes sociales. Puse mis ojos en blanco y de inmediato les respondí a todos. Noté que Iris me había escrito, mierda. Recién allí me percaté que conocería a sus padres en apenas unas horas. Demonios, mi corazón se aceleró de una forma que no era ni normal. ¡Iba a conocer a los padres de mi novio! Y no solo del pelirrojo, sino que de una amiga. Me acosté boca arriba y observé el techo, Rosa me había dado un entero para probarme y ver si me gustaba. Aunque, si íbamos a mi casa antes, seguramente podría ver si allí tenía alguna ropa más adecuada. Inclusive podría pedirle la opinión a Castiel, aunque tenía la impresión que me mandaría al cuerno.
Bostecé, me desperecé y me incorporé procurando no hacer demasiado ruido ni movimiento. Observé al pelirrojo, seguía durmiendo plácidamente. Por un segundo, me vi como una pareja que ya vivían juntos hace unos años. Sonreí, podría imaginarme fácilmente viviendo así, simplemente no quería ilusionarme demasiado: nada bueno sucedía cuando mis esperanzas eran demasiado altas. No importaba, me pasé la mano por el pelo, procurando arreglarlo y me encamine hacia el baño. Allí hice todo el aseo que debí hacer, y posteriormente me dirigí hacia la cocina, abrí la heladera y decidí preparar un desayuno para ambos. Observé las frutillas que habían quedado de la noche anterior, había unas pocas frutas, por lo que rápidamente las corté e hice una ensalada de frutas. Deseé que hubiera quedado un poco de ron, así pudiera ponerle un poco a la ensalada para comenzar un el día con algo de energías. Esperaba que eso le alcanzara a Castiel, sin embargo dudaba que eso le fuera suficiente. De todas formas podríamos comprar algo de camino hacia mi casa. Escuché un celular sonando, busqué en mis bolsillos si era el mío, pero recordé que lo dejé en la mesa de luz. No le di mayor importancia y me limité a proseguir cortando fruta, así podría dejar hecha para que en la cena tuviéramos algo dulce de postre. Sonreí, no pude evitar pensar que ya tenía a Castiel si quería darle un bocanada a algo dulce.
De pronto, unas manos se colocaron en mi cintura, sentí algo enorme detrás de mí y pude sentir como alguien me respiraba cerca del oído.
-¿De qué te ríes? Eso tiene una pinta deliciosa.-dijo Castiel. Una vez que reconocí su voz, mi cuerpo dejó de tensarse, sonreí y giré mi rostro para ver el suyo. Lo tenía tan cerca, tan cálido, tan lindo, le di un suave beso en la mejilla a la vez que me paraba de puntas de pie. Vi que Castiel se veía visiblemente cansado, era obvio, debería tener una resaca impresionante.
-De hecho, sonreía porque estaba pensando en ti. Y con respecto a la comida, me alegro, espero que te guste.-dije. Castiel se rió suavemente, se notaba que no estaba muy bien, ya que en otro momento se hubiera reído con mayor energía.
-Anda, no puedes parar de pensar en mí, ¿Cuándo vas a admitir que estás como loca por mí?-dijo Castiel. Una de sus manos se movió hasta mi cabello, donde allí me lo quitó del rostro hacia la oreja.
-No es necesario que lo admita, ya lo sabes.-dije. Le guiñé un ojo a la vez que le entregaba un tazón con la comida. Él lo aceptó y se sentó en la mesa, seguido de mí. Probó las frutas y puso cara de asco, a lo que me reí, le alcancé el azúcar.-lo siento, no me gusta comer con mucha azúcar.
-Descuida, para qué quieres azúcar si tienes a un novio que es lo mejor que hay.-me reí.-esto, ¿dormiste en el sofá?-preguntó Castiel. Me quedé unos segundos en silencio, preguntándome si debía decirle la verdad o mentir. Si le decía la verdad, seguramente le tuviera que explicar que él me reveló un secreto sumamente íntimo, que tal vez ni Lysandro lo supiera. Además, tal vez no se sintiera cómodo con el hecho de que estuviéramos abrazados al despertar. Pero, tampoco quería mentir.
-En verdad no, anoche te quedaste dormido en el sofá, por lo que como pude te llevé hasta tu cama, y tu prácticamente me rogaste que me quedara contigo. Por lo que no pude resistirme. Y me desperté hace muy poco. Lo siento si te molestó, anoche estabas muy borracho y no sabías muy bien lo que hacías.-dije. Él me sonrió dulcemente. Agradecí que no se hubiera enojado de que me haya quedado con él, pues en verdad sentía que me estaba aprovechando de su borrachera.
-Espera, ¿te di algún motivo para que te quedaras conmigo?-dijo Castiel. Trague saliva algo nerviosa. Asentí, no iba a ganar nada mintiéndole.
-me dijiste que querías que me quedara contigo porque tenías miedo a la oscuridad y a dormir solo.-vi que Castiel se sonrojó de vergüenza. Le puse una mano en la suya inmediatamente.- Tranquilo, no debes sentir vergüenza por tus miedos. Yo entiendo que hace un tiempo que Demonio es tu mejor amigo y que se hace un hábito tenerlo. Pero descuida, los miedos están para vencerlos. Además, a mí no me molesta en absoluto dormir contigo, al contrario. Y si crees que tienes miedos ridículos, no lo creas, tengo 18 años y sigo temiéndole a las tormentas y tengo muchísimo vértigo. Todos tenemos miedo a algo, y el hecho de que a mucha gente le hagas creer que eres un chico rudo, no significa que no tengas miedos. Así que calma, está todo más que bien.-dije. Castiel elevó su vista hasta mis ojos, me sonrió con timidez. De pronto no parecía un adulto, parecía un niño tímido. Le devolví la sonrisa y descubrí que era la primera vez que hablaba de mi temor a las tormentas con alguien que no fuera Alexy.
-Gracias, niña. Eres la mejor.-dijo Castiel. Sus mejillas aún seguían sonrojadas y vi que no iban a volver a su estado natural por sus propios medios, por lo que decidí cambiar de tema.
-Solo piensa que en unas horas Demonio estará correteando por la casa nuevamente.-dije. Castiel sonrió, ese perro parecía darle vida a cualquier persona, en especial a su dueño.-y también en unas horas conoceré a tus padres. ¿Hay algo que no debo decir? ¿Les hablo de usted? ¿Me dirijo a ellos por tu? No tienes una idea de lo nerviosa que estoy.-dije. Él se rio con euforia, había vuelto a ser el mismo.
-Sé tú misma. Pero primero hay que ir a tu casa a sacar fotos a lo que sea que quieras vender. Recuerda que no disponemos de mucho tiempo ya que tus padres pueden llevarse tus pertenencias y allí sí será un problema. Oh, me olvidé de decirte, conseguí una sorpresa con respecto a ello, pero deberás esperar hasta estar en tu casa.-dijo Castiel. Se le veía una sonrisa radiante, algo tramaba. Lo odié por unos instantes, él sabía perfectamente que yo sufría de ansias. Suspiré y lo observé con una sonrisa.
-Eres cruel, sabes que soy ansiosa. Dame aunque sea una pista.-dije. Él sonrió, sabía que podía manipularme con ello, y no era una buena idea darle ese tipo de información.
-primero lo primero, traeme la crema para tu espalda, debes ponértela. ¿Sigues muy dolorida?-preguntó Castiel. Me incorporé y le traje la crema mientras le negaba con la cabeza. Castiel se animó al saber que me encontraba algo mejor, me tomó de la cintura con cuidado y me hizo un gesto para que me sentara en sus piernas. Con algo de timidez, accedí y me elevé la blusa, exponiendo mi espalda. Observé el rostro del pelirrojo, y a juzgar por sus expresiones faciales supuse que aún tenía marcas en mi espalda. De inmediato, sentí como el ungüento frio tocaba mi piel y como mi cuerpo reaccionaba ante el brusco cambio de temperatura. Pero rápidamente me olvidé de ello ya que comencé a sentir las cálidas manos de Castiel por todo mi dorso, solo su tacto bastaba para hacerme olvidar de todo. Giré mi cabeza por encima de mi rostro y le sonreí pícaramente a mi novio, el cual me respondió con una mirada aún más picara. Oh no, por favor que se detuviera porque no me iba a contener por mucho tiempo más. Él pareció notarlo y de inmediato me informó que ya no hacía falta más pomada. Me incorporé rápidamente de su falda y me coloque la blusa en su correspondiente lugar.
-Bueno, creo que pronto al menos tu piel estará bien. Voy a juntar todo esto y si quieres, vamos a tu casa a hacer todo lo que debemos hacer.-dijo Castiel. Asentí, lo ayudé a juntar la mesa y rápidamente nos aprontamos para salir. Mientras caminábamos hacia mi casa, fuimos hablando de tonterías, riéndonos y saludando a un par de fanáticos que nos hablaron en la calle. Me resultaba extraño caminar con él, lo había hecho miles de veces, pero ahora sabía la verdad y tenía miedo que alguien sacara una conclusión precipitada. De todas formas, no me importaba.
-Hey, ¿recuerdas que Ámber me tendió una trampa hace varios días? Aún debemos vengarnos. Recuerdo que me dijiste que la mejor venganza era besarnos frente a ella, pero si lo hacemos, seguramente ella le diga a todos.-dije.
-Y lo haremos, nadie le va a creer a Ámber. Descuida.-dijo Castiel. Fruncí el entrecejo y seguí caminando en silencio hasta que finalmente nos encontramos enfrente a mi casa. Observamos por unos cuantos minutos si había algún movimiento, luz o algo pero no parecía haber nadie. Por lo que Castiel fue, tocó timbre y se escondió detrás de un arbusto en el que yo estaba. Noté que estaba mirando el árbol junto a mi balcón, donde hacía muy poco tiempo me había caído y provocado este dolor en la espalda. Me observó y noté que me estaba regañando con la mirada.
-¿eres consciente que perfectamente podrías haberte matado desde esa altura? ¿Sabrías que a mí me daría un puto ataque de vaya uno saber qué si me entero que te pasó algo?-dijo Castiel. Iba a hablar, pero él no me dejó.-no, no hables. Sé que fue tu última opción, pero por estas cosas haces que yo pase nervioso e intentando cuidarte. Sabes que te adoro, niña. Debes cuidarte, por mí. ¿Sí?-preguntó Castiel. Le sonreí dulcemente.
-lo entiendo. Sé que quieres lo mejor para mí, y creeme, si a ti te sucediera lo mismo estaría histérica. Pero todo está bien.-dije. Escuché como Castiel soltaba un suspiro y ponía sus ojos en blanco. Nos quedamos unos minutos más esperando en búsqueda de algún movimiento, pero no detectamos nada. Por lo que le hice una seña de que entráramos. Saqué las llaves y rápidamente las coloqué en la puerta, estaba tan nerviosa que mis manos temblaban. Sentía que me encontraba irrumpiendo en una casa ajena, cuando en verdad seguía siendo también mía. Castiel notó ese miedo y me puso su mano en mi hombro, lo que agradecí bastante. Me calme y en segundos abrí la puerta, dejé que el pelirrojo pasara primero, y antes de entrar observé hacia ambos lados en búsqueda de alguien sospechoso, las sombras, Debrah, Ámber... Quien sea. Pero afortunadamente no vi a nadie, por lo que entré.
Apenas pasé el umbral de la puerta, vi a Castiel sentado en uno de los sofás.
-y bien, ¿dónde empezamos?-preguntó.
-arriba, en mi habitación.-dije. Le señalé hacia donde era y descubrí que él ya sabía la dirección. Subió la escalera rápidamente y vi que estaba fijándose en los cuartos adyacentes si había alguien pero con el pulgar me indicó que no había nadie. Lo vi entrar a mi habitación.
-Sabes, por un momento pensé que era policía y que tú eras mi compañero.-dije. Me reí mientras me lo imaginaba como policía, ese juego de señas que había hecho me dio gracia. Apenas pasé a mi habitación, me encontré con Castiel acostado en mi cama. Lo observé con una sonrisa algo pícara, recordé que hace cuatro meses él se había quedado a dormir aquí.
-cuantos recuerdos, ¿no?-dijo Castiel. Sonreí y sentí mis mejillas ardiendo. Me sentí alegre a que él también recordara ese momento en el que me quede dormida junto a él mientras veíamos una película.
-no puedo creer que ya hayan pasado cuatro meses de aquella noche. Recuerdo que fue la primera vez que te escuché tocar con la banda, y debo decir que me enamoré de la forma en que tus manos se conectaban con el instrumento.-dije. Él me sonrió y se sentó en la cama.
-y yo aluciné la primera vez que te escuché cantar. No daba crédito a que una niña tan plana pudiera cantar tan hermoso.-dijo Castiel. Le mostré el dedo del medio a la vez que hablé.
-eso no era lo que decías anoche.-dije. Me burle de él, pero Castiel se incorporó y me tomó de la cintura a la vez que me atraía hacia él. Se sentó en mi cama y yo me caí encima de él. Lo observé y aproveche que tenía su rostro cerca del mío para estamparle un beso. Castiel me lo devolvió y me abrazó por la cintura, teniendo precaución de no ser demasiado brusco con mi espalda y estómago. Cerré los ojos y sentí como él sonreía a la vez que me besaba.
Poco a poco, Castiel se deslizó hasta estar completamente acostado y yo encima de él. Mis manos se deslizaron hacia su cabello en el cual lo acaricié hasta que sentí las manos de mi novio deslizándose hasta mis glúteos.
-tienes una devoción por esa zona, ¿verdad?-dije. Me separé de sus labios y me reí. Observé las mejillas de Castiel sonrojándose sutilmente.
-dejame ser feliz con lo poco que tienes.-dijo Castiel. Le golpeé en el brazo suavemente mientras él se reía.
-eres un tonto.-dije. Me incorporé haciéndome la ofendida, Castiel me tomó de la cintura una vez más y me acercó hacia él. Simplemente se limitó a observarme.-ya te vas a arrepentir de decir eso cuando vayamos a la piscina de casa y me veas en bikini.
-será algo así como tocar esto.-dijo. Vi su mano y noté que estaba acariciando a la pared. ¿Acaso estaba insinuando que era tan plana como una pared? Lo miré sumamente enojada y él se comenzó a reír con fuerza.
-si te sirve de algo, nunca me llamaron la atención las chicas mucho busto. De hecho, por lo que pude husmear anoche tienes la medida justa, ni mucho ni poco.-dijo Castiel. Lo observé y ahora fue mi turno de reírme.
-eres una caja de sorpresas. Nunca nadie me había dicho algo tan romántico.-dije. Castiel también se rió y pude ver como de pronto se quedó en silencio, simplemente mirándome.- ¿qué sucede?
-nada, observaba lo maravillosa que eres. Si le hacia esa broma a otra chica seguramente me hubiera dado una bofetada. Tú en cambio sabes aceptar tu cuerpo tal y como es, eso es algo sumamente atractivo. Y además, por más que tu risa es exageradamente ruidosa, me encanta.-dujo Castiel. Me hizo una caricia en la mejilla, a lo que no pude contenerme de darle un beso en la mejilla.
-eres un cielo. No sé cómo pude hacer para que gustaras de mi.-dije. Castiel iba a hablar pero me besó, lenta pero poderosamente. Sonreí involuntariamente entre beso y beso, y esta vez fui yo quien lo rodeó con mis brazos. Ahora pude sentir las manos del pelirrojo haciéndome caricias en las mejillas, hacía movimientos circulares con los pulgares.
-eres una adicción.-dije. Mi voz salió como un susurro.
-y tú la mía.-dijo Castiel.

No sé cuánto tiempo estuvimos así, con Castiel era muy difícil saber qué tan rápido o lento avanzaba el tiempo, algunas veces parecían minutos y otras horas. Pero eso no era importante, lo redundante es que de pronto sentí como un auto se estacionaba cerca de mi casa. Despegue mis labios de los de Castiel y observé a la ventana.
-¿escuchaste eso? ¿Fue un auto?-dije.
-sí, la gente suele tener autos y estacionarlos. No pueden dejarlos volando. Tranquila niña, no sucede nada.-dijo Castiel. Tenía razón, no podía ser paranoica. Debía reconocer que estaba sumamente susceptible ante cualquier idea, había herido a Chris y ahora había dejado de besar a mi chico por miedo. Solté un suspiro y miré nuevamente a Castiel con cariño, cerré los ojos y volví a besarlo. El tacto de su piel contra la mía hizo que me olvidara de todo por un tiempo, hasta que escuche dos puertas de un auto cerrándose. Esta vez me incorporé de un brinco.
-Alaska, ¿por favor podrías calmarte? Me pones de los nervios.-dijo Castiel. Hice caso omiso a él y me encaminé hacia mi balcón, había un auto justo debajo de la casa. Mierda, mierda, no podían haber llegado justo ahora mi madre y su imbécil novio.
-levantate ya, tenemos que irnos. Llegó mi madre y Francis. Vamos Castiel.-dije. Castiel no parecía mostrar ningún tipo de emoción, simplemente me observaba desde mi cama.-Castiel, vámonos, por favor. No quiero que haya una pelea.-dije.
-no la habrá, calmate.-dijo Castiel. Por un segundo, tuve miedo. ¿Y si Castiel era culpable de alguna u otra forma? Confiaba en él, pero estaba actuando tan sospechoso que mi mente por un segundo se dejó divagar. No, cuando ambas sombras me atacaron él estuvo allí para ayudarme, por lo que la idea era absurda. Él no era el culpable.
-¿por qué me miras así?-dijo Castiel. Me distrajo de mis pensamientos.
-lo siento, estaba pensando en cómo escapar. Tienes que ayudarme, no podemos dejar que te vean aquí, son capaces de llevarlo a asuntos legales. Tampoco quiero que te golpees con ese idiota, por mi matalo, pero sabes que si él te ataca yo voy a interferir. Y no es la idea que ninguno de los dos salga herido.-dije. Él sonrió, me tomó de la mano y me hizo un gesto para que lo siguiera. Noté que agarró las llaves de la casa. Qué estaba tramando. Noté que cuando bajamos las escaleras, mi mano comenzó a temblar, acto que Castiel percató de inmediato.
-¿te encuentras bien?-preguntó. Asentí, él alzó una ceja y prosiguió bajando por las escaleras. Una vez que nos encontramos enfrente de la puerta me lanzó por los aires las llaves, las cuales agarré de puro milagro. Lo miré dudosa y puse la llave en la cerradura.
-¿estás seguro de esto?-dije. Él asintió y me apretó un poco más la mano. Castiel y yo nos estábamos a punto de afrontar a mi madre y su novio. Tomé aire y pasé la llave para abrirla, tomé impulso y abrí la puerta. Las personas que me encontré allí fueron una total sorpresa. Apenas vi sus rostros ambos me sonrieron.
-¡sorpresa!-dijeron Viktor y li. ¿Qué demonios estaba sucediendo? Me volteé y observé confundida a Castiel, el cual me sonreía con complicidad. Él sabía perfectamente lo que iba a suceder, ¿esta era mi sorpresa? No es que estuviera desilusionada, simplemente me esperaba otra cosa, no sabía qué con certeza. Es decir, a Viktor podía verlo la cantidad de veces que quisiera, y por más que Li se había jugado el pellejo por mí, tampoco es que de un día para el otro fuera mi amiga, sin embargo valoraba muchísimo lo que había hecho por mí.
-Oh, hola chicos. ¿Cómo están? Pasen, bienvenidos a mi casa.-dije. Me hice paso para que ellos pudieran ingresar, y efectivamente entraron con una sonrisa. Castiel les hizo un gesto para que se sentaran en el sillón. Li y Viktor se sentaron juntos, al igual que el pelirrojo y yo, éste me puso una mano en la pierna y la cara de Li se trasformó en asombro puro. Claro, ella no sabía nada de lo nuestro. Aunque debía admitir que ella no era la única sorprendida, ¿por qué Vik y ella habían llegado juntos? No me gustaba nada la pareja, en especial cuando ya pretendía unir a Viktor con Laeti.
-Tu hogar es muy lindo, Alaska. Gracias por invitarnos, Castiel. ¿Qué es lo que sucede?-dijo Li. Le lancé una mirada extraña al pelirrojo, el cual me respondió con una sonrisa.
-Pues te invité a ti porque en verdad necesitamos un favor tuyo. Tengo pensado una muy buena venganza para Ámber, pero necesito que le pidas para verla. Si Viktor lo hace no vendría porque no tiene interés en él, ponerme a mí de cebo no es una buena idea y con Alaska es obvio que no vendrá.-dijo Castiel.
-¿Qué estás tramando? No puedes pedirle a alguien que haga de cebo solo porque sí. Ya bastante hizo por nosotros en el concierto.-dije a Castiel. Pude llegar a regañarlo antes de que Li me interrumpiera.
-Oh, no, no me molesta en absoluto. De hecho, hasta me alegra, la rubia imbécil esa merece una venganza digna. Y por donde tienes la mano en Alaska, puedo suponer por dónde va esta revancha. ¿Qué necesitan que haga?-dijo Li.
-Ya lo verás.-dijo Castiel.
-No debes hacer nada, Li. Si no quieres, nadie va a forzarte.-dije. Ella me sonrió cálidamente y negó con la cabeza, indicándole que no le suponía un problema. Suspire aliviada, pero honestamente tenía algo de miedo por lo que estaría pasando por la cabeza de Castiel. No es que tuviera malas ideas, solo que quería vengarse de ella hace bastante tiempo y podría estar haciendo una autentica maldad. No es que no se lo mereciera, simplemente era que ya tenía demasiadas cosas en mi cabeza como para pensar en una más. Decidí cambiar de tema.
-¿Y tú? Hacía tiempo que no te veía, ¿cómo van las cosas? Sabes, puedes pasarte por casa más seguido. Se hace falta tu presencia.-dije con una sonrisa a Viktor. Viktor me sonrió y pude notar algo de tensión en la mano que Castiel tenía encima de mi pierna, pero no me importó, me llevaba bien con Viktor y eso no se podría cambiar. Él sonrió y finalmente habló.
-En verdad iría a verte con más frecuencia, solo que tu novio me daría una buena golpiza. Pero, a juzgar por lo que me contó Castiel y Chris, tu eres la que golpea y fuerte.-dijo Viktor. Escuché su risa y le lancé una mirada a Castiel, la misma estaba cargada de "eres lo peor, no puedes mantener el pico cerrado." Pero obviamente se lo decía en broma, por lo que también se rió. Pude ver que Li permanecía en silencio y algo tensa. Por lo que le guiñé un ojo, y poco a poco su cuerpo se fue relajando.
-Ya ves, ¡inclusive le dejé una cicatriz de por vida!-dije. Todos nos reímos ante mi exageración, pero una vez que el clima volvió a ser el de antes, hablé nuevamente.-Anda, en serio. ¿Qué es de tu vida? Oh, por cierto, ¿quieren algo de beber?
-Yo te acepto lo que tengas.-dijo Li.
-Cualquier cosa sin alcohol, debo manejar hasta casa y después al trabajo.-dijo Viktor. Me incorporé y fui hasta la cocina, seguida por Castiel el cual, milagrosamente se dignó a ayudarme. Llevamos varias bebidas para que cada cual se sirviera lo que quisiera. Mientras hacíamos eso, podíamos escuchar a Viktor respondiendo a mi pregunta.
-Pues en verdad no mucho, trabajar y ensayar. La misma mierda de siempre. Pero vayamos a lo importante, ¿recuerdas que el padre de Alex es fotógrafo? Bueno, Alexy me dijo que le habías comentado por texto que pensabas tomar fotografías sobre tus pertenencias para posteriormente venderlas, así que me dio esto.-dijo Viktor. Él sacó de una mochila una cámara enorme, con flash incorporado y una carta gris para que se pudiera hacer el balance de blanco y que todo quedara perfecto. Observé a Vik con ojos como platos, escuché las risas de ambos chicos.
-no, Vik, es demasiada responsabilidad. ¿Cómo mierda puede hacer eso? ¡Lo voy a matar!-dije.
-tranquila, fue idea de Arnaud, su padre. Así que no creo que haya demasiado problema. Además, tú sabes mucho de fotografía, arte y eso, así que no debería generarte mayor problema.-dijo Viktor. Me entregó la cámara y sentí que tenía una responsabilidad enorme.
-Demonios, Alex es lo mejor, pero me da miedo que se me caiga o algo similar.-dije.
-Anda, niña, no va a pasar nada. ¿Vamos a tomar fotos? No es que quiera apresurar, es que Vik tiene que ir a trabajar en breves y le pedí si nos podía llevar algunas de tus cosas en su auto.-dijo Castiel. Le sonreí y volteé a ver a Viktor, el cual estaba ligeramente sonrojado. Le lancé una mirada agradecida al enorme adulto.
-Gracias, a todos. Son unos excelentes amigos.-dije. Observé que Li en ese segundo miró al suelo, como intentando pasar desapercibida. Por lo que me acerqué a ella y le puse una mano en el hombro.-eso te incluye, Li. Aquí todos somos amigos de todos, no hay una líder y nadie es más importante que otro. Puedes sentirte en libertad de hacer lo que quieras, porque nadie te mirará mal ni te discriminará. Sientete tranquila.-le dije. Pude ver como ella pareció liberarse, el peso que cargaba se disminuyó de un segundo a otro. Repentinamente me dio pena verla así, odié a Ámber, era una hija de puta. Había traumado tanto a su propia "amiga" que ella había perdido, prácticamente, la habilidad para hablar con otras personas de forma normal. Ya no tenía confianza en sí misma, inclusive hasta su postura se transformó. Se sujetaba con la mano el otro brazo, por la zona del codo, mientras constantemente observaba al suelo o a sus pies, en una actitud sumisa. Jamás daba su opinión y únicamente hablaba cuando se lo pedían. Además noté que, o era demasiado educada, o tenía miedo por lo que adulaba constantemente. Qué asco de persona que es Ámber.
La voz de Castiel repentinamente me distrajo, les estaba indicando hacia dónde era mi habitación.
-¿Ya te sabes el camino de memoria? Eres un asco.-dijo Viktor. Noté que Viktor le dio un codazo a Castiel a la vez que hablaba, éste rió y yo los regañé con la mirada. Subí rápidamente y me quedé a la par de Viktor.
-¿Y? ¿Tu vida amorosa avanza?-pregunté. Le señalé discretamente con la mirada a Li, la respuesta inmediata que obtuve de Viktor fue una carcajada que me asustó.- ¿Por qué te ríes así? No es fea.
-No es por ello, ¿en verdad pensaste que...?-preguntó.
-Por supuesto. Nunca te vi llegar con una chica en tu auto. De hecho, aquella vez que me comentaste que sentías que las chicas no te daban la atención que mereces, me comencé a preguntar si podía conseguirte alguien especial. Y creo que tengo la persona indicada.-dije. Viktor se sonrojó pero rápidamente negó con la cabeza, como si quisiera sacarse de la cabeza una idea absurda.
-¿Ah sí? ¿Hiciste tu tarea? ¿Quién es? ¿Cómo se llama? Lamento decirte que tienes un gusto espantoso para elegir pareja.-estas últimas palabras Viktor las dijo mucho más fuerte para que Castiel las escuchara, obviamente estaba bromeado con el pelirrojo.
-Puff, habló Brad Pitt.-dijo Castiel. Me reí ante las expresiones faciales de ambos.
-Ya, ya, niños. Se calman ambos. Deberás esperar hasta el sábado en casa, cuando ensayemos con la banda.-dije a Viktor. Él sonrió pícaramente.
-Bueno, muchas gracias, te debo una. Esto, ustedes tomen fotografías y una vez que terminen con el objeto, Castiel y yo lo bajaremos hasta mi auto. A juzgar por lo que hay aquí, creo que podremos entrar todo bastante bien, salvo el escritorio y la cama.-dijo Viktor. Asentimos y de inmediato Li me ayudó a tomar fotografías, se fijaba que la luz estuviera bien y en caso de no estarlo, buscaba alguna forma de darle más o menos luz. Una vez que terminé con un par de muebles, los chicos bajaron a llevarlo al auto de Viktor, por lo que Li y yo nos quedamos solas.
-Sabes, era algo evidente que hay algo entre Castiel y tú, pero jamás me esperaría que fuera tan distinto a cómo se comporta en clase. Es una persona completamente normal, y de hecho hasta algo bromista y dulce contigo. Debo serte honesta, nunca me lo imaginaría así.-dijo Li. Le sonreí y sentí como mis mejillas se ruborizaban, adoraba que las personas notaran ese lado sensible de Castiel que muy pocos teníamos el honor de conocer. Y era agradable que Li lo notara, cuando en verdad jamás le había dirigido la palabra al pelirrojo.
-Gracias por notarlo, sé que es un chico único. Y si crees que es dulce, espera a enterarte que después de aquí iremos a la casa de sus padres a, obviamente, conocerlos. Aunque iremos en plan de amigos. ¿Te puedo preguntar algo?-dije. Ella asintió con curiosidad.-en verdad no sé qué ponerme. Rosalya me dio un entero precioso, pero creo que tal vez no es demasiado adecuado. Y yo tengo un muy terrible gusto para todo esto.-dije.
-¿Quieres que te ayude?-preguntó Li.
-En verdad sí, te lo estaba insinuando.-dije. Ella se sintió repentinamente alegre, halagada, como si nunca lo hubiera hecho antes. Se le iluminó la mirada y de pronto, parecía que todo en su vida estaba bien.- ¿te encuentras bien?
-Sí, es solo que nunca antes en mi vida había tenido esta oportunidad. Normalmente Ámber siempre me obligaba a irme cuando ella y Charlotte elegían ropa. Siempre me tocaba lo peor, y comienzo a verlo. Tú si eres una amiga, y lo irónico es creí que te conocía, pero no es así. Me habían lavado el cerebro sobre ti, y ahora puedo ver que eres una persona totalmente distinta a lo que creí que eras.-dijo li. Le sonreí con alegría.
-Entonces será hora de que crees un nuevo concepto de mí. Como dije antes, aquí no hay "Ámber" ni ninguna figura de autoridad. Todos somos un equipo.-dije. Ella sonrió.
-podría perfectamente acostumbrarme a ello. Gracias, pero ahora vayamos a algo un poco más redundante, ¿qué piensas ponerte?-preguntó Li. Le mostré varias opciones, entre ellas se encontraba el vestido que me había dado Rosa. Li me pidió que me lo probara, y al hacerlo me vi en el espejo. Era sumamente lindo, fresco y veraniego, pero no creía que fuera la mejor idea para conocer a los padres de Castiel. Si bien cumplía con que no era en plan demasiado serio, era demasiado poco serio. No encontraba el equilibrio.
-¿Si se lo muestras a Castiel?-preguntó Li.
-¿Mostrarme qué?-preguntó Castiel. Me volteé y lo observé con una sonrisa.
-Esto, ¿te parece bien para ver a tus padres?-pregunté. Viktor y Castiel cruzaron una mirada sospechosa, pero rápidamente el pelirrojo la tapó con una sonrisa.
-Ya te lo he dicho miles de veces, sé tú misma. No te preocupes por qué ponerte, ¿está bien? Pero para ser honesto, tiene demasiado escote y es demasiado corto. Hay muchos imbéciles que te miran demasiado.-dijo Castiel. Solté una risa y le guiñé un ojo.
-¿Qué voy a hacer contigo? En verdad a mí tampoco me gusta demasiado.-dije. Los chicos soltaron una risa cómplice y prosiguieron llevando las cosas hacia abajo. Me volteé y vi a Li, ella hizo un gesto disculpándose porque el vestido no había gustado.
-¿Y qué tal ese?-preguntó. Señaló hacia una prenda dentro de mi armario. Allí pude ver algo rojo, busqué la ropa que ella decía y una vez que la tuve entre mis manos, quedé maravillada por el gusto de Li. Me volteé con una sonrisa inmensa.
-Es este. ¡Li eres una genia! Me había olvidado completamente de la existencia de este vestido. Tiene la medida justa, es decir, es elegante pero a la vez no es tan revelador como si les estuviera revelando a los padres de Castiel que efectivamente estamos en algo. ¡Me encanta! Muchas, muchas gracias.-dije. Ella se sonrojó y me sonrió con alegría.
-Me alegro mucho de haber podido ayudarte y que me lo recompenses con gratitud. Todo esto es algo nuevo para mí. Solo un pequeño detalle y espero que éste no te ofenda: tal vez deberías maquillarte los machucones que tienes en los brazos. No creo que le guste saber a la familia de tu novio que estás herida. Pueden malinterpretarlo, más aun cuando se sabe que Castiel estuvo en algo turbulento con Debrah.-dijo Li. No me gustó lo que dijo sobre Castiel, pero tampoco podría contarle toda la verdad en un segundo. Simplemente me limité a sonreírle y a sentarme junto a ella en mi cama.
-no me ofende en absoluto. No tengas miedo, nadie aquí va a hacerte nada. Solo, me gustaría que sepas que Castiel en ningún momento ha golpeado a ninguna mujer. Si puedes, desmientelo. Porque no es sano ni para él ni para mí. Y de hecho, tienes razón, debería haberme maquillado esta mierda hace tiempo.-dije. Ella pareció sentirse alegre.
-Sabes, creo que puedo darte un último retoque. ¿Te gustaría que mientras te maquillas la piel yo te pase la buclera? Vi cómo te quedaban los rizos en el concierto, y quedabas mucho más hermosa de lo que ya eres.-dijo Li. Le sonreí y asentí.
-Li, ¿acaso quieres ligarte a mi novia?-dijo Castiel. Me volteé y lo observé, estaba recostado sobre el marco de la puerta. Podía sentir los pasos de Viktor mientras subía la escalera. Le sonreí a Castiel y le mostré el vestido con el que iría a su casa. Él me sonrió con ternura, pero rápidamente volvió a bajar cosas con ayuda de nuestro amigo.
Yo me dirigí rápidamente al baño donde me cambié la ropa y me puse el vestido, busqué la buclera y se la di a Li, la cual la enchufó y comenzó a pasármela por mi cabello. Mientras ella pasaba la máquina, yo me dispuse a pasar por mis brazos base de distintas tonalidades, procurando que los moretones se camuflaran. Con algo de suerte, pude conseguir que mi piel se viera uniforme, me sentí orgullosa de lo que había logrado.
-Nunca creí que tu cabello fuera tan suave. Ámber solía decirnos que tenías el pelo duro, grasoso y feo. Que además tenías muchas pecas y que eso era desagradable y fuera de moda. Ahora que lo pienso, es una estupidez que tener pecas esté fuera de moda. Creo que no he sido totalmente sincera contigo. Lamento mucho haberte hecho todo esto. Sé que yo fui la culpable de muchas cosas malas que te sucedió, pero me alegro que seas una persona inteligente que haya podido sortear la mierda que Ámber, Charlotte y yo te pusimos en el camino. Y de hecho, me alegro mucho que tú te hayas ennoviado con Castiel, porque uno de los planes que teníamos era separarlos. Lo lamento, por todo.-dijo Li. Me volteé y la observé. Ella observó totalmente arrepentida al suelo, parecía honesta, ya que su chillona voz ahora tomó un rastro de seriedad. Si debía ser sincera conmigo misma, me costaba confiar tan rápidamente en las personas, pero Li realmente la había pasado mal con ellas. Además, recuerdo que hacía bastante tiempo la veía algo distante de esos seres vivos que ella denominaba amigas. Suspiré y decidí arriesgarme, ella lo había hecho por mí y debía devolverle el favor. Le puse una mano en el hombro y le sonreí.
-No debes disculparte, sé que no lo hiciste bajo tu consentimiento. No veías con claridad y si te revelabas te quedarías sola. Pero eso no pasará más, ¿bien?-dije. Ella me sonrió y me abrazó como una niña chica. Le acaricié el cabello y le sonreí.-tranquila. Nada de esto volverá a suceder. Ahora tienes amigos que te quieren por cómo eres.-dije. Li pareció sentirse mejor. Escuché pasos subiendo y allí pude ver como Castiel y Viktor nos observaban sumamente confundidos. Apenas Li notó su presencia, se soltó de mí de inmediato, como si estuviera haciendo algo malo.
-¿Interrumpimos algo?-preguntó Viktor. Li rápidamente negó con la cabeza.
-mierda Alaska, te ves hermosa.-dijo Castiel. Se acercó a mí y me tomó de la cintura mientras me observaba con su característica mirada de picardía. Sentí sus manos en mi cadera y de inmediato me sonroje.
-Castiel, no estamos solos.-dije. Susurré a la vez que sentía como mi cabello se interponía en mi mirada. Él me sonrió y me besó la frente.
-consigan una habitación.-dijo Viktor. De inmediato Castiel me abrazó desde la cintura y lo observó, cruzaron una mirada que no supe interpretar.
-¿quedan más cosas por bajar?-preguntó Viktor.
-no, ya está todo. ¿Ustedes demoran mucho? Así Vik nos lleva a un lugar que quiero que vean.-dijo Castiel. ¿Qué demonios tramaba Castiel? Si él se tratar de otra persona, seguramente ya estaría sospechando de él. Li me observó y con algo de duda decidió hablar.
-No, solo debo pasarle la rizadora un par de veces más y ya estará lista para lo que sea que quieras hacer. Serán unos 10 minutos.-dijo li. Castiel asintió y le hizo un gesto a Viktor para que bajaran. Una vez que los chicos desaparecieron, Li volvió a rizar mi cabello hasta que las ondulaciones que tanto le gustaban al pelirrojo estuvieron en mi pelo. Me observé en el espejo y no podía creer lo que mis ojos veían, no solía tener un bajo autoestima, sin embargo adoré la imagen que me devolvió el espejo. Li se paró detrás de mí y me sonrió.
-muchas gracias por ayudarme, te debo una.-dije. Ella soltó una risilla y negó con la cabeza.
-¿Cómo se te ocurre? En absoluto, me has hecho pasar los mejores minutos de mi vida. Muchas gracias, creo que la que te debe una soy yo. Pero creo que es hora de irnos, ya que no quiero hacer esperar a los chicos.-dijo Li. Asentí y decidí bajar junto a ella, tenía razón. Bajamos la escalera y nos los encontramos sentados en el sofá, y apenas Castiel me vio, sentí como sus mejillas se enrojecían y su mirada revivía. No era muy difícil ver que él se estaba enamorando profundamente de mí, al igual que yo de él. Sonreí y me mordí el labio a la vez que sentía mis cachetes ruborizándose. La risa de Viktor mató cualquier posible ambiente romántico que comenzara a gestarse.
-Miren, parecen unos tortolos. ¿Quién hubiera imaginado que el rudo Castiel estaría así por la ruda Alaska?-dijo Viktor. Castiel le lanzó un suave puñetazo hacia el brazo mientras éste lo recibía riéndose.
-Cierra la boca, Vik. Venga, vámonos. Aun les tengo una sorpresa más y ésta vez voy a necesitar tu ayuda, Li. Necesito que le digas a Ámber que la verás en este restaurante y que le piensas pedir perdón por lo que sucedió.-dijo Castiel. Li me observó confundida, pero aceptó. Mientras lo hacía, fuimos subiendo al abarrotado auto de Viktor, los dos chicos adelante y ella y yo atrás. Una vez que nos sentamos y nos pusimos el cinturón de seguridad como pudimos, hablé.
-Castiel, basta de juegos. ¿Qué estás tramando? Li no tiene por qué hacer esto. ¿Acaso estás defendiendo a la mierda de Ámber?-dije. Castiel me observó por el retrovisor y me sonrió.
-Solo espera, niña. Solo espera.-dijo Castiel. Refunfuñé y observé a mis amigos con algo de recelo. Viktor sabía algo ya que se estaba conteniendo como podía la risa. Suspiré y me limité a esperar a bajarnos. El auto estuvo en movimiento unos 10 minutos, en los cuales hubo silencio. Una vez que Viktor estacionó su vehículo, nos encontramos enfrente de un restaurante, antes de que nos bajáramos observamos a Ámber entrar. ¡Que rapidez que había tenido la rubia! Me pregunté si Nathaniel viviría cerca de aquí, por pura curiosidad. Castiel sonrió mientras la veía entrar. Se volteó hacia atrás y nos observó, Viktor lo imitó.
-Bien, ahora puedes decirnos a qué se debe tanto misterio. Me pones nerviosa.-dije. Él me acarició la mejilla.
-¿Desde cuándo me hablas así? No intentes hacerte la ruda enfrente a Vik y Li, que todos sabemos que estás loquita por mi.-escuché la risa de Castiel y de inmediato mis mejillas se ruborizaron. Observé hacia afuera y refunfuñé.
-Solo, ¿qué es lo que tramas? No quiero que obligues a Li a hacer algo que no quiera.-dije.
-Tranquila, nadie va a hacer nada. Si ella no quiere hacerlo, iré yo. Escucha el plan que hicimos, ¿bien?-preguntó Viktor. Asentimos ambas en silencio y finalmente Castiel habló.
-Pues, si no lo recuerdan, Ámber nos la jugó a todos. Li tuvo que separarse de ella porque es una hija de puta, le mostró los pechos de mi novia a 7 mil personas en un concierto de rock donde la mayoría de personas son hombres y obviamente, no es algo que me guste demasiado. Además, intentó incriminar con una fotografía a mi mejor amigo y a mi chica, por lo que, aun tenía una venganza pendiente con ella. Lo que decidimos hacer con Viktor, fue pedirte ayuda a ti, Li. Tú deberás entrar junto a Viktor y simular que te encuentras sumamente afligida por lo que la rubia idiota esa te hizo. Una vez que entres, esperaremos unos segundos y Alaska y yo entraremos de la mano, como si en verdad no supiéramos que ustedes están allí. Una vez que ella nos vea, y obviamente nos verá, nos besaremos y la molestaremos lo máximo que podamos hasta que vea lágrimas. Con eso me conformo.-dijo Castiel.
-Espera un segundo, grandullón. ¿No se supone que mantendríamos nuestra relación en secreto? Besarnos públicamente en un restaurante a, casi las 12 del mediodía, no es una buena idea. Sé que quieres vengarte de Ámber, yo también lo quiero, pero no podemos arriesgarnos de esa manera.-dije.
-Eso es lo mejor de todo, el restaurante es de un primo mío, por lo que le pedí que por unos minutos nos hiciera este favor. Está demente, sí, pero me debía un favor. Así que, en marcha.-dijo Viktor saliendo del auto. Observé a Li y a Viktor saliendo del auto y entrando al local. Le lancé de inmediato una mirada a Castiel, el cual me sonrió.
-¿Estas completamente seguro sobre esto?-dije. Él asintió.-estás demente.
-La demente aquí eres tú. ¿Sabes lo mejor de todo? Es que te encuentras deslumbrante, por lo que a Ámber le va a dar mayor enojo. ¡Muero por verle el rostro!-dijo Castiel. Sonreí y dejé caer mi cabeza contra el respaldo del asiento.
-¿O sea que los demás días no estoy linda? Mmm, hoy dormirás en el sillón, niño malo.-dije riéndome. Castiel se volteó bruscamente y me clavó la mirada. Por un segundo tuve miedo. Pero cuando vi su sonrisa, de inmediato se la devolví. Él se sacó el cinturón de seguridad y se movió hacia el asiento de atrás, junto a mí.
-¿Qué me dijiste? ¡Eso merece una venganza!-dijo Castiel. De inmediato comenzó a hacerme cosquillas de una manera frenética pero siempre teniendo cuidado con mi cuerpo ya que aún seguía dolorido.
-¡Castiel! ¡Detente!-dije. No podía parar de reír, sentía las manos de Castiel por todo mi cuerpo y no parecía detenerse. Tenía su rostro tan cerca del mío, que la única idea que tuve para que se detuviera, fue besarlo. Él me sonrió a la par que me besaba, sentía sus labios contra los míos, se movían a una velocidad hipnótica, pero a la vez rítmica. Su respiración comenzaba a acelerarse, al igual que la mía. Sus manos ahora recorrían con suavidad mi cuerpo, hasta que de pronto se detuvo, separó sus labios de los míos y me observó.
-Siempre estás hermosa porque eso es lo que eres. Y enviame al sillón cuanto quieras, te encuentras en desventaja porque te pienso ir a buscar y traerte conmigo.-dijo Castiel. Le sonreí con una dulzura que era poco habitual en mí, y mis labios una vez más me traicionaron y hablaron sin mi permiso.
-Te am...-mi voz fue rápidamente interrumpida por el celular de Castiel, el cual no paraba de sonar. Agradecí profundamente ese sonido, ya que iba a decir dos palabras que seguramente asustarían a cualquiera. Sí, le iba a decir a Castiel que lo amaba. ¿Cuál era mi jodido problema? O lo rechazaba dos veces o le decía que sentía amor cuando no hacía ni una semana que estábamos juntos. Me sentí aliviada cuando vi que el pelirrojo atendió su celular y no pareció darse cuenta lo que casi le digo.
-Dice Viktor que debemos entrar, y rápido. No pueden contener a Ámber mucho tiempo más. Vamos, en mi casa seguimos lo que empezamos aquí.-dijo Castiel guiñándome un ojo.
Tome aire y salí del auto junto a Castiel, el cual una vez que nos acercamos para entrar al restaurante me tomó de la mano. Lo observé y me sonrió, dándome confianza. ¿Qué me sucedía? Amaba la venganza y hacerlo con Ámber debería ser sumamente gratificante. Ver su rostro y saber que sentía enojo y celos por lo que ella no podía vivir con Castiel. Me sentí una mierda de persona, pero debía admitir que Ámber se lo merecía, me había hecho pasar vergüenza mostrando mi cuerpo a 7 mil personas, incluidas a mis amigos.
-vamos a darle su merecido a esa hija de puta.-dije. Castiel me sonrió y abrió la puerta. De inmediato vimos al restaurante vacío y a la rubia prácticamente gritándole a Li. Ésta estaba observando hacia abajo mientras Ámber le gritaba que era una inútil, que la traicionó y otras mierdas racistas. Sentí ganas de golpearla, pero Castiel me apretó la mano y me hizo una seña para que me fuera a sentar con él. Accedí e hice como si aún no hubiera visto a Ámber, por lo que deje que la mano de mi novio me guiara hasta una mesa cercana donde nos sentamos juntos. De inmediato me recosté contra Castiel y él me rodeó con sus brazos. Solo eso bastó para que Ámber nos viera y dejara de gritarle a la pobre Li. Noté que Viktor estaba cerca de ella pero a la vez le dejaba un cierto espacio para que ellas hablaran. Vi como la rubia nos lanzaba una mirada, sumamente indecisa y enojada.
-no la mires, deja que su odio crezca.-dijo Castiel. Su voz me distrajo de una forma brutal, pero lo observé y me limité a mirar para afuera del auto. Aun no podía entender como allí, casi le digo a Castiel que lo amaba. Vamos, Alaska, esas cosas no se dicen estando a menos de una semana de noviazgo. Debía dejar de pensar en eso y volver a meterme en el papel de novia exageradamente pegajosa.
-ya veo, esto es todo una trampa. No veo más clientes y que ellos hayan entrado de esa forma es para hacerme creer que son algo, pero en verdad no son nada. Yo lo sé todo, ustedes trajeron a Viktor para que los protegiera porque sabían que me pondría violenta. Yo sé que no son nada. Podrán engañar a los demás, pero a mí no. Castiel es demasiado inteligente para no salir con una pecosa como tu.-dijo Ámber. Ella se incorporó en su lugar y comenzó a acusarnos con la mano, le lancé una mirada a Castiel y él me negó sutilmente con el rostro, por lo que opté por sonreírle de manera provocadora.
-y no hace falta que me mires así, todos sabemos que eres una zorra que intenta ligarse a mi hermano, le tiene el miembro alzado a Viktor y si Alexy no estuviera comenzando a tener la atención de Rosalya, seguramente estaría igual. Sé que eres una puta.-dijo Ámber. Se acercó a nosotros y comenzó a golpear la mesa. Viktor se sonrojó y rápidamente volteó la mirada, Li se puso bastante nerviosa y Castiel de pronto se incorporó y la observó con una mirada asesina.
-vuelve a repetir eso de mi novia. ¡Atrevete! Por lo único que sé de ti, me atrevería a decir que eres aún más zorra que Debrah, la única amiga que te queda y se dé fuentes confiables que le pagas para ello. Tú violaste mi derecho de privacidad tomando mi celular y revisando conversaciones con ella y probablemente con otras personas. Falsificaste mi imagen haciéndote pasar por mí y enviándole mensajes falsos a Alaska. Además, y lo peor de todo, es que expusiste su imagen de una forma asquerosamente provocativa. Prácticamente se le veían los senos y todo el estómago estaba al descubierto. Si te pusiera una denuncia en la policía, podrías ir presa. Recuerda que hago derecho y esas jugadas no son buenas con alguien así.-dijo Castiel. Podía ver una vena en el cuello del pelirrojo a punto de explotar, estaba visiblemente enfadado. Debo reconocer que no me gusta demasiado que me protejan, pero ver de la forma que Castiel me protegió y aún mejor, dejó a Ámber en silencio, me hizo sentir orgullo. Observé el rostro de la rubia, estaba pálida y en un silencio absoluto. Obviamente no sabía qué hacer, pero como lo obstinada que es, siguió hablando.
-eso no hace más o menos zorra a tu novia. Además, tampoco invalida lo que yo dije. Ustedes no están juntos.-dijo Ámber. Pareció que afirmaba lo que decía, por lo que decidí tomar la mano de Castiel para calmarlo y hablar yo.
-calma, grandullón. Dejame.-dije. Él se sentó con mala gana, siempre sin dejar de observar a Castiel.
-querida Ámber, si vamos a hablar de personas zorras, lamento decirte que lideras la lista, porque desde que llegué al instituto estuviste haciendo lo imposible para tener la atención de Castiel, y entre esas cosas están las de intentar sabotear a una compañera nueva. ¿Recuerdas el primer día de clases? Tuvimos una discusión entre tú y yo, y yo terminé en detención junto a Castiel. Creo que gracias a ti es que somos novios, porque de otra forma no me hubiera acercado al cretino de pareja que tengo.-dije. Le sonreí a Castiel y pude ver como soltaba una risa y sus mejillas comenzaban a tener algo de rubor. Observé a Ámber y ella empezaba a estar pálida, parecía que se dio cuenta que en verdad esto no era broma. Castiel me acarició la pierna una vez que decidí proseguir.
-así que en parte te debemos agradecer que nos hayas encerrado en detención, porque tuvimos que escapar juntos y eso nos ayudó a crear una amistad. Después pensé que Lysandro era un asaltante y que iba a herir a Castiel, por lo que me preocupé por él. Si me preocupo por una persona, es porque me importa, ¿no? Pues qué crees, hace unos días decidimos que estar juntos era lo mejor que podíamos hacer. Y nos queremos tanto que hasta decidimos mudarnos juntos. Mira, allí esta parte del transporte en el que iremos a buscar a Demonio, nuestro perro, y nos iremos. Por eso Castiel estuvo faltando al colegio, porque necesitaba ayuda para mudarnos.-dije. Señale al auto de Viktor a la vez que hablan con Ámber. Ella comenzó a temblar, su respiración se agudizó y se veía que estaba nerviosa. Castiel sonreía de una forma que no era ni normal, era evidente que le había gustado mi mentira. Le devolví rápidamente la sonrisa y pude ver que mis amigos estaban contentos también, pude ver que Viktor me hacía señas con los pulgares para arriba y Li estaba simplemente sonriendo con la expresión de Ámber. Por un momento me pregunté si esto sería una trampa de Li. Ella fácilmente podría haber estado grabando toda nuestra confesión y después nuestro secreto se iría al demonio. No, no podía serlo. Rogué que no estuviera pasando lo que en mi cabeza sucedía, por lo que simplemente me limité a mirar a Ámber y disfrutar la venganza.
-no... Ustedes no pueden estar juntos, ese ni siquiera es su auto. Solo quieren verme llorar.-dijo Ámber.
-en verdad si queremos verte llorar. Ese es el automóvil de Víctor.-dije. Castiel desbloqueó el auto con las llaves y rápidamente lo bloqueó, para que viera de hablábamos en serio.
-Nos estamos reservando ese comodín para el final, es decir ahora.-dijo Castiel.
Sentí sus manos acariciándome la mejilla y de pronto vi cómo se acercó. Sus labios contra los míos me besaron con mucha fuerza y pasión. Rápidamente mis manos fueron hasta su cabello donde le hice algunas caricias. Estábamos rodeados de personas y apenas mis labios tocaban los suyos, todos parecían desaparecer. Sonreí mientras lo besaba y sentí como la comisura de sus labios se arqueaba, también estaba disfrutando del beso. Nos detuvimos cuando escuchamos un sollozo, era Ámber que apenas mantenía sus lágrimas.
-¿Por qué me hacen esto? No es justo, yo estuve enamorada de Castiel desde siempre y ahora vienes tú y me lo usurpas. Le voy a contar esto a todos.-dijo Ámber.
-sabes que no soy un objeto, y algo que me encanta de Alaska es que lo entiende. El día que tal vez te parezcas más a ella, tal vez puedas conseguir alguien que te tolere.-dijo Castiel.
-no es necesario que se parezca a mí, con solo comenzar a ser una buena persona su vida cambiará. Mira a Li, apenas se alejó de ti pudo tener amigos y la vi reír, algo que jamás vi cuando estaba contigo. Solo necesitas dejar de ser tan basura y pensar un poco en los demás. Oh, y por nosotros puedes decírselo a todos porque sabemos que nadie le creerá a una desesperada de atención que es capaz de inventar cualquier mierda para conseguir la atención de un chico. No te conviene decírselo a nadie, recuerda que Debrah no quedó muy bien después de un enfrentamiento conmigo.-dije. Ella se veía asustada, petrificada, comenzó a caminar hacia atrás en un claro modo de sumisión. Me incorporé y comencé a caminar hacia ella.
-oh, y sabemos que nadie te creyó cuando intentaste incriminar falsamente a Lysandro y a mí. Lysandro y Violeta nunca te hicieron nada, si tienes algún problema conmigo lo solucionas conmigo y no involucres a nadie más. Si allí tenías "evidencia" y no pudiste hacer que nadie te creyera, ¿por qué ahora lo harían? Vamos Ámber, afronta la realidad. Estás sola.-dije. Esas últimas palabras sonaron tan agresivas que casi no reconocí mi voz, sabía que la misma era bastante grave y de por si no sonaba demasiado amigable, pero ahora se notó que la rubia no me simpatizaba. Ella prosiguió caminando hacia atrás hasta que se chocó contra una mesa y se cayó. Allí se largó a llorar sin ningún tipo de reparo.
-¿por qué me haces esto?-dijo ella. Sonreí maliciosamente, ya no podía controlarme.
-porque era hora de darte una cucharada de tu propia medicina. Tú me jodiste desde el primer día que nos vimos, y tu idea de mostrar una foto mía fue demasiado lejos. Podría haberte hecho algo similar, pero no soy tan mierda. Además, prefiero ver cómo te rompes por dentro.-me agache hasta quedar frente a sus ojos. Pude ver como lloraba como si fuera una niña pequeña. Sabía que estaba muy mal estar disfrutando de esto, pero casi no podía contenerme. Sabía que no volvería a meterse conmigo ni con mis amigos, por lo que debía disfrutarlo. - cuando te incriminamos con los exámenes te advertimos que nunca más te metieras con nosotros, escogiste mal y ahora debiste afrontar las consecuencias. La próxima vez que se te ocurra hacer algo similar, creeme, no te irá tan bien.-dije. Ámber en ese momento tembló, se incorporó y salió corriendo. Una vez que la vi irse, me volteé y vi la sonrisa de Castiel, estaba sumamente orgulloso de que hubiera sido tan ruda. Aunque también parecía algo sorprendido de conocer ese extraño lado de mí. Observé a Vik y se encontraba gratamente sorprendido, sin embargo Li estaba algo asustada. Me pregunté si esa actitud sería porque tramaba algo y sabía lo que le esperaría si lo ejecutaba. Decidí hablar para evitar confusiones.
-lo siento si les molestó mi actitud, en verdad me molesta lo que hizo y creo que se merecía algo así. Li, tranquila que no soy así con mis amigos.-dije. Ella observó la nada y después me miró.
-descuida, me alegro haberme ido de la par de esa arpía.-dijo Li. Castiel puso una mano en mi hombro y lo observé.
-estuviste increíble. Nunca más te va a mirar siquiera.-dijo Castiel.
-y lo bueno es que toda esta descarga te va a servir para estar mejor con los padres de Castiel. Yo creo que estuviste más que bien, hay que recordar que tu temperamento no es el mejor.-dijo Viktor. Me burle de él haciéndole una cara graciosa a lo que él me respondió con el dedo del medio. Me reí y le agradecí por habernos prestado el restaurante, a lo que él me sonrió.
-chicos, yo creo que debo despedirme porque tengo un par de cosas que hacer. Ha sido un gusto ayudarlos, espero que les vaya bien con los papás de Castiel. Después si quieres me cuentas cómo te fue.-dijo Li.
-seguro, muchas gracias a ti, Li. Estoy segura que van a pensar que soy una persona tranquila y calmada cuando vean lo linda que me dejaste.-dije sonriéndole.
-¿Para qué lado vas? Tal vez pueda alcanzarte a algún lugar. Nosotros vamos a llevar estas cosas al apartamento de Castiel. Es en aquella dirección.-dijo Vik. Le indicó la zona por la que era y ella negó, a la vez que agradecía. Se despidió de nosotros y finalmente se fue. Nos queremos unos instantes en silencio hasta que finalmente nos sentamos en los bancos.
-¿crees que Li nos va a traicionar?-pregunto Castiel. Me alce de hombros a la vez que vi a Viktor. Él negó con la cabeza.
-no creo, parecía realmente honesta y arrepentida. Además, si pensaba hacer algo en contra de ustedes, yo me lo pensaría dos veces antes de hacerlo. Ver a Alaska enojada no es nada lindo.-dijo Víctor.
-yo creo que es porque te gusta.-dije. Pude ver como Víctor se reía fuertemente.
-tú me debes una cita.-dijo Víctor. Vi como Castiel se tensaba y de inmediato agregó.-con Laeti el sábado. Hablé con Chris sobre si le molestaba y me dijo que no. Y de hecho me fijé en su perfil de Facebook y vi que tenía alguna foto con Laeti. La chica es hermosa y la casa donde vivirás parece ser aún más linda -dijo Víctor. Le sonreí por su entusiasmo. Ambos chicos comenzaron a caminar hacia el auto de Vik, no sin antes saludar a su primo.
Una vez que ingresamos al mismo, proseguimos hablando.
-¿de qué me perdí? Le vas a presentar a Laeti? No sabía que estuvieras en búsqueda del amor. De hecho pensé que no querías novia.-dijo Castiel. Víktor y Castiel se sentaron en los asientos delanteros y atrás fui yo. Hubo un silencio extraño, como si la pregunta de Castiel se encontrara fuera de lugar.
-en verdad si, aquella noche que me quedé con Vik en su casa nos quedamos hablando y me contó ello. Allí me di cuenta que me gustabas, no sé si te lo dije.-dije. Intenté cambiar de tema pero ello solo lo hacía más sospechoso. Castiel se puso el cinturón de seguridad al igual que los demás y me observó con el ceño fruncido. Pareció repentinamente molesto, o mejor dicho celoso. Aun no sabía si porque me llevaba tan bien con su amigo, porque él optó por contarme eso a mí y no a él, o porque Viktor me contaba eso cuando ambos sabíamos que él sentía algo por mí. Tal vez en ese momento era algo así como una insinuación, pero obviamente no la pude captar. Por un instante me pregunté qué tan distinta sería mi vida con Viktor... No, ni siquiera debía pensar en ello. Estaba con Castiel y solo importaba él.
Afortunadamente el sonido del motor del auto me distrajo y me trajo a la realidad.
-ah. ¿Y por qué no nos comentaste nada? Tal vez te pudiéramos ayudar.-dijo Castiel. Se podía sentir la incomodidad en el aire, por lo que decidí quedarme en silencio.
-porque la conozco desde que era pequeño. Ella sabe lo tímido que puedo llegar a ser con algunas mujeres, a ti seguramente te diera gracia. Simplemente se lo comenté porque me pareció pertinente. Al igual que seguramente hay cosas que tu solo le cuentas a Lysandro o Alaska a Rosa. Es simplemente eso.-dijo Viktor.
-fue un comentario. Creyó que tal vez lo pudiera ayudar porque tengo más amigas que ustedes. No sé, muchas personas del género femenino que se acercan a ustedes muchas veces quieren otra cosa, y conmigo no es así. Fue eso. Calmate, Castiel-dije. Él refunfuño y se quedó en silencio. Viktor soltó un suspiro. Condujo en silencio por unos eternos minutos hasta que finalmente se decidió a hablar.
-saben, con respecto a lo que Ámber dijo y lo que seguramente Castiel esté pensando: si, Alaska me parece una chica preciosa. Lamento que te enteres así, amiga. Te conozco desde que eras pequeña, y me has ayudado desde entonces, por lo que no puedo evitar tenerte un aprecio considerable. Además eres preciosa, eso no hay como negarlo, pero no puedo estar más feliz por su relación. Así que pueden estar más que tranquilos porque conozco a Alaska y te es fiel, sí, he visto esta mirada y sé que eres la persona más celosa de este universo. Alask, te compadezco. Y Castiel, no es necesario conocer de mucho a ella para saber que está como loca por ti. Tal vez se haga la ruda porque sabemos todos que esas cosas te atraen, y mucho, pero es evidente que las miradas hablan por sí solas. Saben que no soy tan mierda como para hacerle eso a prácticamente mis mejores amigos, es decir, Lys y ustedes dos son los mejores amigos que tengo. Espero que pronto Nathaniel pueda unírseles.-dijo Viktor. De inmediato pude ver como Castiel observaba hacia abajo, en un claro gesto de disculpa. Lo miré por el retrovisor y decidí hablar.
-Lo siento, Vik. Sabes que algunas veces nos comportamos ambos como idiotas. Yo confío en ti, y sé que no harías nada malo.-dije. Vi como Castiel se volteó y me observó con un rostro sumamente confuso. De inmediato supe por qué me miraba así, cuando estuvimos en la nieve yo sospeché que el que nos atacó a mí y a Alexy era él Viktor. Mierda, no estaba siendo honesta y Castiel se estaba dando cuenta de ello. En mi defensa, no me encontraba bien, ¡habían drogado a mi mejor amigo! Y ni siquiera sabía qué demonios tenía la droga, podría ser cualquier cosa. Era obvio que mi mente no estaba funcionando bien. Me frunció el ceño y lo observé, intentando decirle que no fuera imbécil y que no pensara cualquier idiotez.- No sabes lo gratificante que es escuchar que eres importante para alguien. Tranquilo, aquí todos confiamos en ti.-dije. Esta vez mi mirada se enterró en la de Castiel. Él suspiró y miró a Viktor, le puso una mano en el hombro y pareció sincerarse con él.
-Lo lamento colega. Ya sabes que me comporto como un imbécil y en verdad estoy sumamente alterado por algo que Dakota hizo sobre Alaska y me puso enfermo ver eso. Sabes que adoro a la mocosa que está allí sentada y...-dijo Castiel. Agradecí con todo mi corazón que volviera a ser el de antes, ya que por un instante me pareció un desconocido que estaba a poco y nada de delatarme. Le sonreí pero él no pareció siquiera mirarme, genial, estaba molesto. Solté un suspiro y sentí gratitud de que Viktor lo interrumpiera.
-Tranquilo, supongo que ese imbécil algo habrá hecho para que te pongas así. ¿Qué pasó?-dijo Viktor. Crucé una mirada con Castiel y él le contó lo sucedido mientras Viktor manejaba hacia la casa del pelirrojo. Agradecí que mi novio no pareciera callarse durante todo el viaje, porque repentinamente no me sentía bien. No me había gustado en absoluto la mirada que él me había lanzado, como si fuera una mentirosa compulsiva. Lo que más me enojaba, es que sabía que era cierto, le había mentido a Castiel sobre Dakota y honestamente tenía miedo de que lo descubriera, y de hecho si lo hacía estaría en serios problemas.
Sentí como el automóvil frenaba y nos deteníamos enfrente de la casa de Castiel. Observé a los chicos y ambos se bajaron, los seguí de inmediato y comencé a ayudar bajando algunas cosas. Tomé la televisión y en cuestión de fracciones de segundos sentí como la piel de mi espalda y abdomen me exigía que no hiciera ningún tipo de fuerza.
-¿Estás bien?-preguntó Viktor. Asentí a la par que dejaba la televisión en el asiento trasero del auto. Vi como el castaño estaba cargado hasta la cabeza de cosas, él dejó todo en la valija y me extendió la mano para ayudar a tener mi equilibrio. Le tomé la mano y con la otra me la llevé a la zona del dolor. Suspiré y vi como Castiel nos observaba desde la puerta, parecía sumamente paranoico.
-¿Quieres que te llevemos a un hospital? Yo debo ir a trabajar en breves, pero puedo prestarle el auto a Castiel y que él te lleve.-dijo Viktor. Negué con la cabeza.
-No, gracias. Es solo de los dolores esos que constantemente me impiden ser una persona normal. Creo que de hecho parezco una anciana, ¿podría jubilarme, no?-dije. Intenté hacer una broma, pero al parecer a Viktor le causó una gracia impresionante ya que comenzó a reírse con fuerza. Le sonreí y rápidamente sentí como Castiel se acercaba rápidamente hacia nosotros.
-¿Qué sucede?-dijo. Su voz sonó áspera y rancia, como si estuviera conteniéndose el malhumor. ¿Qué mierda le pasaba? ¡Estamos hablando de Viktor! Él mismo me dijo que Viktor sentía algo por mí, no es que se enterara ahora. Lo observé y decidí responder con una suave voz.
-Nada, simplemente me dolió la espalda por hacer demasiada fuerza con esa televisión. Nada del otro mundo. Extraño poder moverme con completa libertad.-dije. Castiel tragó saliva y le lanzó las llaves del apartamento a Viktor, el cual las atrapó en el aire.
-Ve subiendo, yo te alcanzo en un segundo. Quiero verle el estómago y la espalda para asegurame que nada le pasó, ¿bien?-dijo Castiel. Vik asintió y antes me lanzó una mirada como si quisiera que tuviera suerte. Una vez que él desapareció, mis ojos se dirigieron a los de Castiel.
-¿Qué mierda te pasa? ¿Puedes calmarte? Él es un amigo como cualquier otro. Me estás poniendo de malhumor, y lo que menos quiero es ir a la casa de tus padres e Iris con una cara de muerta enojada.-dije.
-Pues qué crees, me molesta cuando mi novia dice que confía en un amigo cuando en verdad, hace apenas unos días había pensado que él podría ser capaz de herirte. Y lo peor, es que cuando nos conocimos me dijiste que confiabas en mí, y hace poco también me lo reiteraste. ¿Es eso verdad o es una de tus mentiras?-dijo Castiel. Trague saliva, ahora sí que estaba completamente molesto, su voz sonaba como cuando le hablaba a Debrah. Si bien a mí no me hablaba con odio, su voz no parecía estar conectada con su cerebro, porque había un dejo mínimo de un repudio oculto.
-¿Cómo se te ocurre pensar eso? Obvio que confío en ti. De otra forma no me hubiera mostrado vulnerable, ni hubiera llorando, ni siquiera me hubiera lanzado a ti en búsqueda de todo el afecto que me faltó. Ni siquiera te narraría mi pasado si no confiara en ti. ¿Qué te pasa? Tú no eres así, y puedo comprender que te encuentres susceptible ante algún imbécil como Dakota que hace gestos de felaciones sobre mí, pero Vik no hace nada similar. Simplemente me ayuda.-dije.
-No estamos hablando de Viktor, estamos hablando de ti. Y parte de mí, son los celos. De hecho, nunca había sentido celos. ¿Qué te da a entender eso? Que me importas, niña. No me pondría como un imbécil por cualquier otra persona. Pero sabes, algo que he notado con el tiempo, es que todos te comparan con Debrah. Y es algo que me molesta, y mucho. Pero, por lo que pude ver tienen algo en común, y es que ambas mienten.-dijo Castiel. En ese momento mi corazón se detuvo, dolió, casi pude sentir como si algo se hubiera roto dentro de mí. Castiel... por favor, no hagas esto. Maldita sea, el mundo se me detuvo y solo pude retener las palabras de mi ¿novio? Ya nada me importó, lo que me había dicho no tenía perdón. Me pregunté si sería el final de la corta relación que habíamos tenido. 

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