Capítulo 14: Romance.

Aún con los ojos cerrados podía sentir un fuerte dolor en mi estómago. Lo último que recordaba era estar en el suelo, agonizando de dolor y sedada mientras dos imbéciles me golpeaban. Recuerdo que alguien me encontró... Castiel. Por un segundo me pregunté si todo había sido una ilusión y solo pasó en mi mente. Todo, el beso, las declaraciones de cariño, los arrumacos.
Tuve miedo, y si eso era todo un producto de mi mente? Si en realidad la golpiza en la nieve había sucedido pero de allí entonces todo era una farsa? Si nunca me hubiera mudado a florida, nunca habría conocido a Lysandro, violeta, rosa, kim, iris... Castiel. Mierda. Tuve miedo de abrir los ojos y encontrarme en oregón viviendo con mi madre y padre, sentí pánico.
Suspire, di un golpe de fe y al abrir los ojos me sentí muy desorientada. Me costó unos segundos comprender dónde me encontraba. Posteriormente me di cuenta que estaba en la cabaña.

Intenté moverme, pero mi cuerpo me dolía demasiado como para hacerlo. Mi cabeza repentinamente dio vueltas, estaba mareada, mis ojos me dolían como si estuviera mucho tiempo mirando el sol. Suspire y giré mi cabeza para acomodarme en la suave cama. Me encontré a violeta dormida, parecía cansada. Quise hablarle pero mi voz sonaba carrasposa, me hice un masaje en la garganta, la sentía cascada y dolorida.
De pronto escuché la puerta abriéndose y sin saber por qué, me hice la dormida. Tal vez porque me encontraba demasiado cansada como para afrontar me a socializar, tal vez porque quería ver qué hacía Castiel o tal vez simplemente porque quería seguir durmiendo. Escuché pasos de alguien entrando en la habitación, sentí que se detenía en los pies de la cama, se quedó en silencio unos segundos y luego caminó hacia mi derecha. Allí escuché como esta persona se sentaba en algo. Entreabrí los ojos y pude ver a Lysandro sentado junto a la somnolienta violeta. Ella estaba despertando y apenas lo vio le sonrió con muchísima dulzura.
-buen día, linda. Descansaste algo?-preguntó Lysandro dándole un beso en la mejilla. Ella de inmediato se sonrojó.
-hola grandote. No mucho, estuve toda la noche despierta y me dormí alrededor de las 6 de la mañana. Tu? Amaneciste bien?-preguntó violeta. se veía un cariño en ellos casi envidiable. intenté no sonreír, pero ciertamente tenia ganas de decirles que eran una dulzura.
-más o menos. Castiel estuvo toda la noche muy preocupado, al igual que todos. Estuvo hasta casi la una de la mañana hablando conmigo y después pude escuchar como se quedó hablando con alguien. Cuando me desperté, él apestaba a tabaco así que supongo que en la noche debió fumar bastante porque yo siento ese hedor en la ropa.-dijo Lysandro.
-es normal, Alaska es una persona importante para todos. yo lo vi muy decaído y decidí tomar una copa con él, hasta lo animé a que me tocara una canción. Es igual a Alaska, la musica lo salva.-dijo violeta. Castiel Estaba tan mal? Mierda, debía hablar con él. Vi como Lysandro le sonreía dulcemente. Le acarició una mejilla y le habló sumamente bajo.
-eres un encanto. Gracias por preocuparte por mis amigos.-dijo Lysandro. Ella le sonrió y se acurrucó en su pecho, abrazándolo. No sé cuanto tiempo se quedaron así, pero tuve que admitir que por más que era muy reacia a tal nivel de afecto, a ellos les sentaba muy bien. Parecían tan felices, no, eran felices. Castiel se sentiría igual conmigo? Escuché susurros. Sabia que estaba mal por escuchar lo que decían, pero no estaba de humor para hablar. Aun sentía mi cabeza dando vueltas, mi estomago dolía y me sentía físicamente agotada.
-vio, estas muy cansada, dejame a mi cuidarla. Tu ve con los demás, diviertete que para algo hemos venido el fin de semana aquí.-dijo Lysandro. Ella se incorporó de su pecho y lo observó.
-estás seguro? Puedo quedarme acompañándote.-dijo violeta.
-tranquila, linda, ve a divertirte. No es molestia alguna. Ve a hacerle compañía a Castiel que esta notablemente mal, aunque rosa y alex tampoco están muy bien que digamos.-dijo Lysandro. Ella se incorporó, asintió, le dio un suave beso en la frente y se fue rápidamente. Lysandro se paró del sofá y puso leña, haciendo que la habitación fuera mucho más cálida.  Sentí el calor y un escalofrío recorrió mi cuerpo, si, definitivamente extrañaba florida. Cerré los ojos y me dispuse a dormir, lo necesitaba. Intenté acomodarme en la cama para poder descansar mejor, pero en mi estomago sentí un puntapié exageradamente doloroso. No pude evitar contener un chillido de dolor, por lo que obviamente Lysandro se enteró que yo estaba despierta. De inmediato me observó y con una sonrisa sorprendida me habló.
-hey... Te encuentras bien?-preguntó Lysandro. Me intenté incorporar pero mi estomago no me lo permitió.
-demonios... He estado mejor.-dije.
-que alivio que estés bien. No sabes lo preocupado que nos tienes a todos. Espera un segundo que le avisaré a los demás que acabas de despert...-interrumpí a Lysandro.
-no, no, lys. Aun no, estoy todavía muy cansada. Necesito un tiempo de calma. Sé que Castiel, violeta y tu comprenden el significado de la palabra silencio, pero rosa y alex no. Solo... Cinco minutos.-dije. Sentía que cada palabra que pronunciaba me costaba una eternidad, me demandaba energía que no tenía y solo quería dormir. Él asintió.
-nos tienes muy alarmados a todos. En especial a Castiel, el cual no ha parado de ir y venir a la habitación. Estuvo fumando mucho.-dijo Lysandro.
-mierda, lo siento por todos. Saben que no deben ponerse así por mi, yo siempre estoy bien. Tarde o temprano termino estando bien. Qué fue lo que sucedió cuando me desmayé? Si es que fue eso y no fue que me drogaron.-dije.
-realmente solo sé una parte de la historia, la original la sabe Castiel y prácticamente no ha querido hablar del tema. Quieres que lo llame y hablan a solas? Oh, por cierto, necesitas algo? Quieres que te prepare algo de comer?-dijo Lysandro. A qué se refería conque solo él sabía historia original? Mi cerebro no estaba muy lucido y muchas de las acciones básicas se las replanteaba.
Lysandro me nombraba una y otra vez él nombre del pelirrojo, seria por algo en particular? Casi que me sentí feliz al saber que no se trataba de un sueño.
-no, gracias, lys. Necesito compañía y tu lo eres. Esto... Por qué me nombras repetidamente a Castiel? Acaso tu...?-no terminé de preguntar porque la sonrisa de lys me lo dijo todo. Lysandro sabía que Castiel y yo estábamos en algo. No pude evitar sonrojarme.
-mirate, podrías perfectamente camuflarte con el pelo de tu novio.-dijo Lysandro tomándome el pelo. Novio, aun sonaba extraña esa palabra.  Le Sonreí a lys.
-hey calla que tu eres igual con violeta. Y por más que Castiel afirma que seamos novios, yo nunca escuché que me lo propusiera. Así que técnicamente...-dije. Lys soltó una risa.- cuando te lo dijo? Los demás lo saben?
-no, no lo saben porque Castiel consideró que la situación no lo ameritaba, además me di cuenta de inmediato que había sucedido algo entre ustedes por la constante preocupación que tiene. Me lo dijo anoche mientras estuvimos hablando. Está realmente como un tonto por ti, lo sabes?-preguntó Lysandro. No pude evitar sonreír como una imbécil. Adoraba saberlo, nunca antes nadie me había dicho algo similar porque la pareja que tuve antes, no era precisamente afectosa. Pero no quería pensar en ella, solo podía enfocarme en Castiel. En mi mente, como si fuera un disco en repetición, se reprodujo el beso que me dio. Sus labios, la dulzura y las ansias ocultas en un simple acto. Si, definitivamente Castiel era una persona única.
-Por supuesto que lo sé, lamentablemente no actué antes porque pensaba que iris y él eran parej...-recordé que Lysandro me había recomendado preguntarle a Castiel cuál era la relación que tenia con iris, él lo sabía todo.-lo sabias, siempre lo supiste. Eres malo, Lysandro! Por qué no me dijiste que ellos eran hermanos?
-jaja porque no quería arruinar el ambiente, además debo reconocer que me daba algo de gracia ver que no notabas eso. Son exageradamente parecidos. Recuerda que no en vano Castiel y yo nos llevamos muy bien, compartimos el mismo sentido del humor aunque no lo parezca. Lo siento, he sido cruel. Debes reconocer que así le da otro toque de romanticismo.-dijo Lysandro sonriendo. Esa sonrisa era como un "lo siento" no pude evitar esbozar y devolverle la sonrisa, Lysandro escondía muchas cossas, era algo así como una caja de sorpresas.
-oh si, nada más romántico que dar él primer beso en un establo lleno de renos.-dije tomándole el pelo. Al recordar, una vez más ese beso, no pude evitar sonrojarme.
-dudo que te sonrojaras por algo que no te ha gustado.-dijo lys, sonriendome.
-oh vamos, lys, eso es jugar sucio. Te estás pareciendo a Castiel.-dije intentando defenderme ya que mis mejillas parecían un tomate. Él dejó escapar una risa.
-Castiel es simbólicamente como un hermano para mi, así que prácticamente eres mi cuñada. Bienvenida a la familia.-dijo Lysandro. Sonaba extraño que me familiarizaran con Castiel. Pero era agradable. En ese momento recordé que debía conocer a sus padres, sentí miedo. En realidad fue una sensación similar a la que se tiene cuando uno sube a una montaña rusa: da la sensación de tener repetidamente el estomago vacío. Pero vi la sonrisa de Lysandro y me reí.  Al hacerlo sentí un profundo dolor en mi estomago, mierda dolía y mucho. Lysandro de inmediato se dio cuenta de ello.
-escucha, necesito avisarle a rosa para que llame a su madre, ella fue la que nos aviso todo lo que debíamos hacer contigo.-dijo Lysandro bastante preocupado al ver que me tomé de la panza por el dolor. Negué con la cabeza.
-no es necesario. Estaré bien. Por qué no hemos vuelto a florida?-pregunté.
-porque aun hay tormenta de nieve, Castiel está muy nervioso para manejar y tampoco puede hacer todas esas horas de viaje él solo. Además teníamos miedo que tu o alex se sintieran mal en el viaje.-dijo Lysandro.
-entiendo... me lo nombras porque quieres deshacerte de mi e irte con tu novia?-pregunté en broma. Él sonrió.
-no me crees que está realmente preocupado por ti? Mira, haz como que estás durmiendo y estate atenta a sus reacciones. Yo le pediré que entre a verte. Lista?-dijo Lysandro.
-qué te traes entre manos? Tu y tus locas ideas, pero claro. No creo que actúe distinto a como él naturalmente es.-dije. Lysandro se rió con sarcasmo. Vi que él se acerco a la puerta y llamó a Castiel, me hizo una seña para que me hiciera la dormida y en efecto lo obedecí. Dejé los ojos entre abiertos y pude ver como Lysandro y un preocupado Castiel aparecían entrando a mi habitación.
Castiel caminaba extraño, como si estuviera cansado e hiciera constantes esfuerzos por mantenerse de pie. Venían susurrando, supuse que lo harían para no despertarme.
-en verdad debes calmarte, está bien conmigo. No soy tan despistado con mis amigos, Castiel, ve a dormir. Lo mereces.-dijo Lysandro.
-lo aprecio mucho, Lysandro, pero no puedo irme a dormir. Qué tal si ella despierta y en vez de tener a su novio despierto y cuidándola, esta durmiendo? No. Ni loco.-dijo Castiel. Se sentó en una silla junto a mi, Lysandro tenia razón, apestaba a tabaco. Me dio mucha dulzura saber que Castiel se estaba preocupando de esta manera por mi. Era muy extraño saber que el rebelde del colegio y la banda estaba hecho un ángel conmigo. Sentí su fria mano en la mía. Tuve ganas de levantarme y besarlo, de decirle que era demasiado dulce para ser mi... novio. Pero quería ver hasta dónde llegaba esto.
-Castiel, tampoco exageremos. Ella es una persona muy racional y va a entender que los seres humanos normales necesitan dormir, al igual que todos.-dijo Lysandro.
-tsk, y una mierda. Se que lo va a entender, pero ella merece lo mejor.-dijo Castiel. Sentí un silencio acompañado de un golpe, entre abrí los ojos nuevamente. Castiel le había golpeado suavemente a Lysandro, el cual le estaba haciendo una burla.
-controlaste si tenia fiebre? esta súper caliente.-dijo Castiel, puso su mano en mi frente.
-a juzgar por tu rostro, el que probablemente tenga hipotermia seas tu, ella está bien. Él amor te ha hecho un hombre nuevo.-dijo Lysandro. No paraba de tomarle el pelo y me costaba no reírme.
-estás contento? Todo lo que te bromeé con violeta ahora me lo estas devolviendo, verdad? tsk, eres lo peor. Hey, escucha... tengo una pregunta. Le dije si quería ir a conocer a mis padres en algún momento pero creo que la presioné demasiado. Qué dices que haga?-dijo Castiel.
-yo creo que lo mejor es que no apresures las cosas. Además ella no creo que se sienta bien y dudo que esté en condiciones de que conozca a tu familia. Para peor, lo que le contaste de tu padre seguramente tampoco la ayude a tener una imagen neutra de él. Lo más probable es que se sienta mejor con tu madre e iris, además ya valeria la adora.-dijo Lysandro. Parecía que me conociera de toda la vida ya que por una vez me leyó la mente y lo expresó mejor de lo que yo hubiera podido hacer.
-si... Tienes razón. Ahora lo primordial es que ella este bien. Es solo que nunca sentí ganas de presentarle a una chica a mi familia. Bueno, más que nada porque con Debrah nunca sentí ni de cerca lo que por ella siento. Y es solo el comienzo...-escuché la voz de Castiel muy cerca de mi. Owww Castiel, simplemente era tan tierno que no podía comprender que de verdad estuviera saliendo conmigo. Que demonios hice para merecerlo? Para merecer los a todos. Mis amigos eran definitivamente únicos. Escuché unas suaves palmadas sobre la espalda de alguien.
-escucha, yo esta semana me iré a la casa de mis padres, los extraño bastante y necesito un tiempo con ellos. Además estoy pensando en ir a cenar a la casa de violeta, así que seguramente esta semana no esté contigo. Qué tal si Alaska se queda en casa? A mi no me molesta que use mi habitación, además creo recordar que está más limpia que la tuya.-dijo Lysandro bromeando. Acaso hablaba en serio? Escuché el silencio de Castiel, probablemente estaba tan atónito como yo. O tal vez simplemente estuviera analizando los pros y contras. Debía reconocer que para mi seria genial estar con él, solo Castiel hacia que todas mis desgracias desaparecieran. La voz de Castiel repentinamente me sacó de mis pensamientos.
-heeey, mirate. Por fin piensas como yo, así que piensas cenar con tu chica huh? Imagino que te quedarás a dormir.-dijo Castiel con su característica picante voz.
-eres un asco. Espero que no te pases con Alaska porque juro que me enojaré y mucho.-dijo Lysandro. Se escuchó repentinamente enfadado, puff, él no sabía que yo tenía un especial carácter y que Castiel jamás se aprovecharía de la situación.
-calma, si la invito a casa es porque no quiero que el novio de su madre le ponga la mano encima. Juro que llego a conocer a ese hombre y le rompo como mínimo la mandíbula. Además tampoco puede estar viviendo permanentemente en la casa de violeta y rosa, por más que con alexy esta todo bien, tampoco quiero que esté con ella. Yo creo que si a ella le gusta, no seria una mala idea. Solo espero que demonio se comporte porque si debe depender de él, seguramente se le tire encima y no es la idea que ella salga más herida de lo que entró.-dijo Castiel. se le notaba que estaba preocupado. Coincidía con Castiel en todo, por más que adoraba quedarme en la casa de mis amigas, tampoco quería abusar y yo ya sentía que estaba por ese limite. Con alex sentía que en este momento seria demasiado incómodo, pero en un futuro no muy lejano esperaba que mi amistad con él se viera intacta.
Si, definitivamente no era una mala idea irme con Castiel a su casa, tal vez no toda la semana pero si un día o dos.

Mierda, en mi cabeza recordé que la mamá de rosa no había podido conseguir el descuento de la casa, por ende efectivamente debería mudarme. Demonios, cómo le diría esto a mis amigos? Cómo se lo diría a Castiel? Que después de tanto por fin había podido entablar algo conmigo y el mismo día que lo consigue, yo debo mudarme. Genial, esto iba de mal en peor.
-si demonio no se comporta, puedes dejarlo en la casa de tus padres. La idea es que pasen bien y de paso se mejore.-dijo Lysandro. Castiel se sentó en mi cama, junto a mi. Me acarició el pelo y me estampó un beso en la frente.
-siempre paso bien con su presencia.-dijo Castiel.
-y después el cursi ridículo soy yo.-dijo Lysandro ahogándose una risa. Estaba segura que Castiel lo estaría viendo con cara de pocos amigos. También sentí ganas de reírme y hacer algún comentario sarcástico pero obviamente me aguanté.
-jaja, me muero de risa.-dijo Castiel con sarcasmo.- en fin. Si sientes con ganas de un cambio y necesitas que te cubra, avisame. Al igual que si a ella le sucede algo, me avisas de inmediato.-dijo Castiel. Él se incorporó y al hacerlo le moví involuntariamente por el peso de él, esto provocó que mi estómago una vez más sufriera un agudo dolor, a lo que no me pude contener un chillido.
-auch!-dije. Abrí los ojos, Castiel ya se estaba yendo de la habitación pero apenas me escuchó se volteó sorprendido. Le lanzó una mirada a Lysandro, el cual con esta confesó que ya sabía que estaba despierta. Castiel prácticamente corrió hacia mi.
-Alaska!-dijo sumamente exaltado. Se sentó junto a mi, me puso una mano en la mejilla y posteriormente me abrazó con una preocupación que pocas veces había vivido.
-Castiel, la estás ahogando.-dijo Lysandro.
-auch, auch, Castiel... Me duele.-dije dandole la razón a Lysandro que observaba todo de lejos.
-se callan los dos que los voy a matar. Cómo me van a ocultar que Alaska estaba despierta? Yo soy el primero que debe saberlo. Mierda, niña no puedes evitar meterte en problemas? Nos diste un jodido susto de muerte y en especial a mi. Juro que voy a ponerte un chip para saber dónde te has metido. Qué demonios hiciste para terminar así?-dijo Castiel muy enojado. Estaba ojeroso, triste, decaído, preocupado y a la vez estaba sumamente feliz.
-Castiel... Extrañaba tanto tus enojos.-dije sonriendole. Él pareció aflojar su enojo pero de todas formas se lo veía mal.
-esto... Quieren que los deje solos?-dijo Lysandro.
-no es necesario, lys.-dije.
-si.-dijo Castiel al mismo tiempo que yo. Puse mis ojos en blanco y vi como Lysandro se retiraba. Apenas lys cerró la puerta, pude ver que Castiel parecía muy molesto conmigo. Me clavó la mirada y de inmediato intenté poner aquella mirada que enternrcia tanto a Castiel.
-oh no, ni siquiera lo intentes. Me debes muchas explicaciones, jovencita.-dijo Castiel. Su voz denotaba un enojo pero se le escuchaba de trasfondo una preocupación adorable.
-jovencita? Oh vamos. Tu también debes explicarme cosas. Todavía no entiendo qué demonios pasó conmigo, la tormenta, los que me drogaron, entre otras cos...-Castiel me interrumpió.
-los que te drogaron? Qué? Qué demonios pasó Alaska? Esto ya se esta yendo de nuestras manos, debemos avisar a la policía.-dijo Castiel.
-EH, calma. Ya todo está bien, ya estoy bien y de hecho sobre la propuesta que te hizo lys... si, me gustaría ir a tu casa con o sin demonio.-dije intentando incorporarme para besarlo pero la punzada en mi estomago me lo prohibió.-auch, demonios.-dije apretándome la panza. Castiel de inmediato se incorporó y me miró sumamente preocupado.
-dime qué necesitas. Estás bien? Demonios Alaska deja de preocuparme de esta manera. Si es una broma...-dijo Castiel. Él se calló cuando me levanté la blusa, exponiendo mi estomago y de la vez viendo los exagerados moretones que tenía allí. Mi piel ya no era pálida, sino que ahora parecía un festival de colores. Habían violetas claros y oscuros, morado, bordó, azul y algo de rojo. Parecía que me hubieran mutilado, normal que me doliera, esto parecía sacado de una película de terror. Toqué mi estómago y de inmediato solté un alarido, Castiel me reprendió con la mirada.
-quien fue el hijo de puta que te hizo esto? Esto ya no va a pasar por la policía, ahora es personal y pienso tomar partido en ello.-dijo Castiel.
-no vas a lograr nada. Fueron dos imbéciles, no les pude ver el rostro pero a uno llegue a tirarlo al suelo. Qué crees? Que no me defendí? Puff.-dije. Él esbozó una sonrisa pero rápidamente se puso serio.
-mi novia no es ninguna debilucha. Pero no nos vayamos por las ramas, qué fue lo que sucedió?-dijo Castiel. Lo observé, suspire y accedí a contar todo. Y esta vez fui más allá de lo que había sucedido, le conté lo que había vivido desde que llegué a florida: las sombras que me seguían desde siempre. Él permaneció impacible, nada parecía afectarlo.
Estuve varios minutos hablando, en los cuales Castiel pareció sorprendido y enojado. Una vez que terminé de contar cómo eran que me había sucedido todo esto, él se quedó unos segundos en silencio, como meditando lo que sea que había pasado.
-estás bien?-pregunté. Castiel no parecía estar en sus cables, miraba un punto aleatorio en la habitación. De pronto puso sus ojos en mi y parecía aun más confundido. De pronto pareció molesto.
-y por qué mierda no me despertaste? Me cago en todo Alaska, no entiendes que esto no es un juego? Si unas sombras misteriosas te siguen, debes informarlo. Eres una chica lista, sabes lo que debes hacer.-Castiel parecía furioso, simplemente la había cagado. Lo tomé como pude entre mis manos, sus mejillas estaban frías, gélidas prácticamente.
-hey, de verdad. Ya lo peor pasó. Calmate, estoy más que bien porque estás conmigo, tu y todos nuestros amigos.-dije. Él pareció calmarse.
-mierda, tengo miedo de que te pase algo. Llevo mucho tiempo queriendo estar contigo, una vez que lo consigo no voy a dejar que nada te pase. Y aun si no fuéramos nada, también. Siendo amigos tampoco pensaba dejar que algo malo te sucediera, solo que debía disimularlo. Me estas dando unos jodidos sustos de muert...-Castiel estaba tan nervioso, que no pude evitar interrumpirlo. Se veía que se encontraba muy afectado como para que simples palabras lo calmaran, así que lo tomé de los cachetes y le estampe una serie de besos cortos y rápidos. Al chocar mis labios con su mejilla pude descubrir que Castiel estaba prácticamente congelado, se iba a terminar enfermando. Una vez que me alejé de él, pude ver una sonrisa en su rostro, como extrañaba verlo sonreír.
-por qué me das besos en la mejilla? Mejor así.-dijo Castiel acercándose a mis labios, iba a besarme pero lo detuve, le coloqué mi dedo índice en los suyos y él captó el mensaje.
-Castiel, no... Creeme, muero por volver a besarte pero me da miedo que lo que me inyectaron sea contagioso o algo así.-dije casi en un susurro, tenía su rostro tan cerca que apenas podía contenerme. Castiel sonrió con picardía y también me susurró.
-me importa una mierda, necesito besarte niña.-dijo estampandome un fogoso beso, por más que el mismo era apasionado, él mantenía la suavidad. Tal vez para no hacerme hacer algún movimiento brusco debido a mi situación de dolencia, tal vez porque simplemente quería tener cuidado, o vaya uno a saber el motivo. Lo importante es que ahora ya estábamos nuevamente unidos en un beso, y si que se sentía bien volver a tocar su piel.
No supe cuánto estuvimos así, con el pelirrojo era muy difícil saber qué tanto avanzaba el tiempo, algunas veces pasaban horas y otras veces eran apenas unos minutos. Puse mi mano en su mejilla y le di una suave caricia. Nos separamos para tomar aire y allí aproveche para hablarle, nuevamente.
-ves? Todo esta bien. Estamos juntos.-dije sonriendo. Aquella última palabra sonó extraña, como si nunca la hubiera dicho antes, como si ahora tuviera un verdadero sentido.
-lo sé, niña. Pero esto no quita que actuaste muy mal.-Castiel se alejó de mi, esta vez estaba mucho más calmo pero aun se veían rastros de preocupación.- sé que eres una persona que pasó por mil mierdas, que tuvo que aprender a valerse por si misma, que eres muy independiente y todo lo que te hace única. Pero debes entender que hay situaciones que se nos escapan, algunas veces requerimos ayuda. No debes tener miedo de mostrarte débil ante mi.-dijo Castiel.
-lo sé, ya me he mostrado débil ante ti. He llorado en tu presencia y creeme que no soy una persona que movilice con mucha facilidad sus emociones.-dije. Castiel soltó una risa.
-anda, no te hagas la ruda que conmigo eres una dulzura.-dijo Castiel. Le hice una mueca burlandlme de él. Ahora si había un mejor ambiente para hablar.
-hey, estás muerto de frío. Por qué no vienes conmigo y de paso me cuentas qué sucedió mientras estuve dormida, desmayada o lo que sea que me sucedió.-dije haciéndole una seña para que se arropara con las mantas en las que estaba envuelta. Él me sonrió con una mirada demasiado picara.-Castiel...
-está bien, no pienso nada fuera de contexto.-dijo riendo. Puse mis ojos en blanco. Era un idiota, un idiota por el cual estaba muerta de amor. Castiel se sentó a un lado de mi, por encima de las mantas, a su vez apoyó su espalda contra el respaldo de la cama. Se sentía extraño estar así con él, aun me parecía una situación demasiado fuera de lo común.
Note que cuando se sentó, procuró hacerlo lo más lento posible para evitar que me doliera el estómago. Él me pasó el brazo por los hombros y yo me apoye en su hombro, era una estupidez pero eso me hacia entender que Castiel me quería y mucho. Además, era curioso el sentimiento de seguridad que me daba. Le sonreí con total agradecimiento, me quede allí unos segundos, simplemente intentando darle calor porque verdaderamente sus manos parecían cubos de hielo.
-estás bien? No sueles ser tan...afectiva.-dijo Castiel.
-podría decirte lo mismo, grandullón. Supongo que es una tontería, pero te extrañé. Por un momento tuve pánico que los que me atacaron decidieran desquitarse contigo. A uno llegué a lanzarlo al suelo y por más que la nieve seguramente hizo que la posible caída apenas le doliera, con esa gente nunca se sabe qué es lo que se traman. Me sentiría culpable si te hubieran herido por mi culpa.-dije. Evité el contacto visual ya que me ruborizaría y no quería, aun sentía bastante vergüenza. Castiel quedó por unos segundos en silencio, lo miré y el que Estaba sonrojado era el.
-no sé que hice para merecerte, niña.-dijo haciéndome una caricia en la mejilla.-pero tranquila, que nadie puede conmigo.
No pude evitar reír.
-claro... Anda, deja de imaginar cosas y dime qué es lo que sucedió que tengo mucha ansiedad.-dije. Castiel quedó unos minutos en silencio, procesando toda la información. Pareció meditar, y ante el constante silencio decidí hablar.-sabes, si sientes que no quieres hablar puedes decírmelo. Yo comprendo.
-argh... No es eso, es por el momento de mierda que viví. Bien, necesitas saber qué pasó y si no te lo digo yo, te lo dirán los chicos.

*Castiel*
Me desperté entumecido, aun sentía éxtasis por todo lo que había sucedido contigo. Aun no lo podía creer. Llego un punto que me pregunté si no estarías jugando conmigo, recuerda que yo tuve malas experiencias con mujeres. En fin, apenas abrí mis ojos te busqué con la mirada pero descubrí que no estabas. No le di mayor importancia, pero tras pasados los minutos me empecé a preguntarme dónde estarías o si me estabas planeando algún tipo de broma. Por lo que salí del auto y observé por las ventanas por si te veía, lo que entonces noté fueron huellas. De inmediato me dio pánico pensar que las personas que habían atacado a alex habían podido hacerte lo mismo, pero peor. Pensé que te habían secuestrado, que habían entrado al auto y te habían llevado. Me sentí un completo idiota, comencé a pensar que de hecho había pasado.
Salí lo más rápido que pude hacia fuera, procurando evitar que la constante nieve borrara las huellas. No supe cuánto caminé pero me pareció eterno, sentía el corazón latiendome muy, muy fuerte.
Cuando te vi en el suelo no supe cómo reaccionar, tuve miedo de que algo más te hubiera pasado. Vi muchas huellas a tu alrededor, tanto de personas como de lo que parecía una moto de nieve.
Supuse que demore bastante porque la nieve comenzaba a taparte prácticamente todo el pelo y las manos. En el momento que te toqué, parecías un jodido cubo de hielo. No te movías, estabas increíblemente fría, tu respiración era muy lenta. Allí me saqué mi campera y te envolví en ella, te levanté lo mejor que pude, pensé cualquier cosa en el momento que te tuve en mis brazos tiesa e inmóvil.
Caminé lo más rápido que pude, me era muy difícil pisar en la nieve, evitar no hundirme, sostenerme contra el viento y aun sobre todo esto llevarte encima de mi. En fin, como pude llegué al auto de viktor y así, con tormenta y todo decidí ir a la cabaña. No me importaba absolutamente nada. Te acosté con delicadeza en en asiento de atrás, te confeso que casi chocamos porque iba manejando muy rápido y no podía quitarte los ojos de encima. Y antes que me eches la bronca, entiende que estaba de los nervios y yo precisamente no soy una persona calmada.-vi el rostro de Alaska, estaba a punto de regañarme pero pareció comprender que yo no estaba bien, a su vez me puso su mano en la mía. Su mano estaba tan tibia que era reconfortante.
-en otro momento te hubiera regañado, pero debo reconocer que eres un cielo.-dijo ella. Le Sonreí.
-tienes el cielo ganado con el novio que elegiste, niña.-le guiñe un ojo. Ella largó una risilla suave y me acarició la mejilla. Proseguí hablando.
-una vez que llegué al garaje de la casa, te tapé con mi campera, te tomé lo más delicadamente que pude entre mis brazos y te llevé hacia la puerta. Como tenía mis manos ocupadas, comencé a gritar históricamente y a patear la puerta para que me abrieran. Vi tu rostro y comenzabas a tener los labios morados, el calor que irradias se estaba yendo y a una velocidad impresionante. Los chicos no sé dónde demonios estaban, pero no me respondían. Tenia miedo, niña. Ya no sabía qué estaba pasando en tu cuerpo, pero aseguraba que en ese momento tendrías hipotermia como mínimo. Finalmente comencé a escuchar ruidos dentro de la casa, pasos para ser concreto y en segundos Lysandro me abrió la puerta.
-qué te pasa que estás gritand... Oh no. !Alaska! Qué sucedió?-dijo Lysandro paralizándose. Su rostro expresaba una preocupación increíble, no quise ni imaginar el mío en ese entonces.
-no sé, pero me cago en todo Lysandro por qué carajo no abrieron antes? Ella se está congelando aquí afuera y tu haciendo preguntas.-dije pasando como pude en la puerta y empujando a Lysandro que quedó paralizado. Entré en la sala de estar, te acosté junto al fuego y me senté junto a ti. Violeta, alexy y rosa se acercaron de inmediato con un rostro de preocupación que nunca había visto. A alexy y rosa se le estaban por salir las lágrimas y yo honestamente no sabía cómo me encontraba.
-castiel! Qué pasó?-dijo rosa, sentándose junto Alaska y poniéndole mantas. Te puso su mano en la frente y me miró con una preocupación imcreible.
-qué crees? Mientras mi no...Alaska se freezaba afuera, ustedes estaban tonteando. No sé ni qué pasó, solo llama a tu madre y ve qué hacemos.-dije. Estaba sumamente alterado, no pude evitar hablarle mal a Rosalya.
-debes calmarte y contarnos qué le pasó, tenemos tanto derecho como tu a saberlo.-dijo alexy bastante molesto.
-Castiel, calma, ella ya está bien. Rosa ya esta llamando a su madre, pero necesita saber qué pasó para diagnosticar algo.-dijo Lysandro poniéndome la mano en el hombro. Ese gesto se sintió muy extraño, abrasador de hecho. Como si eso hiciera que yo pudiera calmarme, pero fue justo lo opuesto de eso. Me tapé el rostro y dejé que todo se me escapara, me mostré sentido y no me importó que Rosalya, alexy y violeta estuvieran allí.
-no esta bien, lys. No sabes lo horrible que fue verla allí tirada en el suelo, por un momento pensé que estaba muerta pero vi que milagrosamente respiraba. Nos refugiamos en una cabaña,yo me dormí y ella apareció allí, entre la nieve.-le conté a los chicos todo con más detalles, pero solo podía mirar el rostro de Lysandro, era con el único que sentía la confianza suficiente como para mostrarme como verdaderamente soy.  Él me observó con la mayor compresión que pudo, pero lamentablemente Rosalya no pudo imitarlo.
-cómo mierda te quedas dormido? Mira si los que drogaron a alex también la drogaron a ella, o si los mismos la golpearon o algo peor. No puede ser, Castiel. Si ambos estaban refugiados en la misma cabaña, cómo no pudiste escuchar que alguien entraba? Alaska es inteligente y no se iría ella sola a una tormenta de nieve. Además por qué lo haría? Vamos, maldita sea.-dijo rosa. Alexy en ese momento la intentó calmar, le puso una mano en el hombro pero ella parecía descontrolada.
-calmate, rosa. Echándole la culpa no conseguiremos nada, además no sabemos el testimonio de Alaska. Todo puede tener sentido, y si no lo tiene, veremos qué hacer. Ahora por favor, antes de que nuestra amiga sufra hipotermia, puedes llamar a tu madre? Violeta, ayudame a cargar más leña y rosa, mientras esperas que tu madre te responda, trae mantas de la habitación donde yo me estuve quedando, hay que abrigar la.-alexy sonó muy maduro, pero sabia que en el fondo de su corazón me estaba odiando. Violeta por más que es muy insípida, también podía ver que estaba bastante enojada, pero lo ocultaba. Lysandro me miró y sabia que yo jamás te podría lastimar. Estaba seguro que pensaron que yo había sido el culpable, no importaba las veces que explicara que yo jamás heriría a una mujer, yo estaba manchado por lo que las personas creían que le había hecho a Debrah. Juro que si no fuera por ti y por lys, no sé qué demonios haría. Estoy harto que las personas crean que soy una mierda.- Alaska en ese momento me puso una mano en la mía. Me observó a los ojos y me sonrió con la mayor dulzura que esa peculiar mirada le permitía.
-escucha, creo que es ir muy, muy rápido en lo que sea que tengamos, pero si quieres puedo hablar no solo con los chicos sino con los fanáticos de demons sobre tu situación. Bueno, nuestra situación. Supongo que lys, viktor y Nath podrían ayudarnos y explicarle a los medios que muchas veces usas una mascara.-dijo Alaska. No me pareció una mala idea, pero no lo sé. Había algo que sonaba extraño. Entre las mantas pude ver su machucado estómago, y de inmediato supe qué era lo que estaba mal.
-gracias, niña. Pero no puedo permitir exponente de esta manera. Los que te drogaron, según lo que cuentas, sabían bien quién eres. Nunca antes se habían metido contigo hasta que nos vieron juntos, tal vez sea porque son personas que por x motivos no nos quieren juntos. Tal vez intentaron primero atacar a alex porque pensaron que tu y el...-sentí celos irracionales, no quería ni decirlo. Ella hizo una expresión con el rostro que me indicó que sabía a lo que me refería.-eso. No lo sé, niña. No puedo dejar que nada malo te pase, si fuera por mi estaría cuidandote todo el día pero con tu carácter me mandarías al diablo. Creo que hacer oficial mediante los medios que estamos juntos es hacerte un blanco mucho más obvio.-dije. Ella pareció meditarlo.
-estoy segura que fueron dos hombres, sus voces jamás podrían tratarse de mujeres. Pero y si Debrah o Ámber están detrás de todo esto? Yo no tengo ningún conocido hombre que pueda hacer este tipo de maldad, aunque es cierto que sus voces me sonaban familiares. Podría tratarse de algún fanático? Tal vez no mío, sino de hombres que no quieren que esté contigo.-dijo ella. Puse cara de asco y ella se rió.
-tu eres la única que puede tener a este chico grandullón.-dije en broma. Ella sonrió.- en fin, centrándonos en el tema: creo que lo mejor es que todo se de como deba darse. Solo Lysandro sabe de lo nuestro, y creo  que Rosalya también porque a mi casi se me escapa que tu eres mi chica. No quise decir nada porque alexy parecía bastante afectado y sé que tienen una amistad muy cercana, creí que lo mejor es que se lo digas tu. Pero no hay presiones.-dije. Ella pareció exageradamente aliviada.
-gracias, Castiel. Definitivamente se lo diré cuanto antes. Tampoco quiero ocultarle nada a nuestros amigos. Además quiero sentirme libre de hacerte esto cuantas veces quiera y donde quiera.-dijo ella besándome tiernamente en los labios. Mierda, esta chica me encantaba.
Estuve un tiempo besándola, aun no sabía detenerme, tampoco quería hacerlo. Por más que tenía los labios cerrados, podía sentir como ella sonreía cada tanto. Debía admitir que ella parecía tan feliz que no parecía Alaska, pero me gustaba. Cuando la conocí era una persona totalmente diferente a la que tenia ahora en mis brazos. Podía apostar lo que sea a que le faltaba cariño y amistad. Ya nada de eso le iba a faltar. De pronto ella chilló y se alejó repentinamente de mi.
-mierda, mi estomago.-dijo Alaska. Se tomó del mismo y vi su cara de dolor.
-qué sucede? Qué necesitas?-dije muy nervioso. Parecia que le dolía cada vez más y más.-niña, tenemos que ir a un hospital.
-no, no. Necesito saber qué pasó. Una vez que sepa eso, veremos.-dijo ella. Resople bastante molesto, ella me miró con esos dulces ojitos y no pude evitar seguir contando lo que había sucedido.-te voy a contar lo que pasó únicamente porque con esa mirada me convences de cualquier cosa.
Una vez que todos terminaron de odiarme con la mirada, la madre de rosa nos indicó que, efectivamente, debíamos mantenerte en calor y dejarte reposar. No sé ni cómo, pero Rosalya te trajo aquí, a esta habitación. Me observaba bastante molesta y no quería que me acercara a ti. Nos quedamos todos aquí unos minutos, al comienzo se quedaron rosa y alex, mientras que yo me fui a fumar y a hablar con Lysandro y violeta. Y no hay mucho más que contar, violeta te cuido la noche, yo hablé con Lysandro y él te cuidó esta mañana cuando despertaste.
Juro que nunca tuve tanto miedo, nunca vuelvas a hacerme esto, Alaska.

*Alaska*
Castiel realmente parecía sumamente preocupado. Me sentí muy mal por haberle causado todo esto a mis amigos, y en especial a él. Me pregunté por qué rosa estaría así, es decir ella sabía que a mi me gustaba Castiel. Rogué que no fuera como el pelirrojo decía y que ella creyera que él me había hecho esto. Observé al chico que me gustaba, no tenía que decirme que estaba nervioso porque lo notaba.
-qué debo decirte para que te relajes? No te va a hacer bien.-dije.
-debes decirme que iremos al médico.-dijo Castiel.
-oh vamos, estoy más que bien. Mira.-dije besándolo suavemente en su mejilla, hice un recorrido de besos hasta sus labios, cerré los ojos para sentir su piel contra la mía. Sentí como él intentaba oponerse, pero poco a poco accedió e inclusive me devolvió el beso. Llevé una de mis manos a su mejilla, la cual subió hasta su nuca, donde allí le acaricié el cabello. Abrí mis ojos y me encontré con los rojizos cabellos de Castiel tapándole la mirada, por lo que le corrí ese mechón de pelo detrás de la oreja. Su rostro se lucía más así. Proseguí dándole besos hasta que una vez más mi estomago nos impidió seguir. Solté un alarido y de inmediato me separé de él. Me sostuve fuertemente mi abdomen, intentando inútilmente contrarrestar el dolor. Castiel estaba visiblemente preocupado.
-levanta, abrigate bien que nos vamos al medico aunque tenga que manejar dos días seguidos.-dijo Castiel enfadado.
-y una mierda, es un simple dolorcito.-dije también enfadada.
-¡eres sumamente obstinada! Vamos, alask...-dijo Castiel, pero unos pasos y una escandalosa voz hizo que nos calláramos. La puerta repentinamente se abrió y Castiel tuvo microsegundos para incorporarse, taparme, sentarse en la silla, volver a su color natural y fingir que nada había pasado. La primera persona que entró fue rosa, seguida de alex, violeta y finalmente Lysandro.
-chicos, no creo que sea una buena idea entrar así de abrupto.-dijo Lysandro intentando que todos los demás se quedaran afuera, para darnos espacio a Castiel y a mi. El peliblanco le lanzó una mirada a su amigo y de inmediato supo que algo había pasado entre nosotros.
De allí en adelante, no supe qué más sucedió porque rosa, alex y violeta salieron corriendo a abrazarme. Solo sentí el cálido abrazo de mis amigos, acompañado de un dolor exageradamente fuerte. Parecía que mis músculos estuvieran rogando que esto terminara.
-auch!-dije, no supe cómo actuar, mi voz chilló sin que le diera la orden.
-que susto nos diste, pensé que estabas muerta.-dijo rosa.
-pensé que nunca más te volvería a ver-dijo alex.
-Alaska!-dijo violeta casi a los llantos. Pude ver a Lysandro ya Castiel sumamente preocupados por mi cara de dolor. Yo intentaba constantemente de decirle a mis amigos que me dolía que me estuvieran todos encima, pero con lo euforoicos que eran la mayoría, ni siquiera me escuchaban.
-alto!-chilló Castiel. Todos de inmediato se quedaron mudos, observándolo. Noté que rosa parecía muy molesta.
-chicos, agradezco mucho su cariño pero me duele muchísimo el abdomen y el cuerpo en general.-dije. Mis amigos de inmediato se alejaron.
-oh, lo lamentamos, no lo sabíamos.-dijo alex.
-nos hubieras dicho-dijo rosa.
-descuiden, chicos, como dijo alex no tenían forma de saberlo.-dije. Ellos me sonrieron y de inmediato parecieron mirarme con lastima.
-te duele el pie?-preguntó rosa. Negué. Ella me golpeó.-ten, por preocuparnos tanto. Serás desgraciada, nos tenías a todos de los nervios. Qué demonios te pasó?-preguntó rosa.
-podríamos preguntarle lo mismo a Castiel, está bastante peinado y nunca lo vi peinarse.-dijo Lysandro burlándose de su amigo. Tanto Castiel como yo nos sonrojamos, decidí hablar para cambiar el tema.
-humm, tomen asiento que les explicaré qué fue lo que sucedió.-dije.
-antes de eso, necesitas algo? Te duele alguna zona además de las que mencionaste?-preguntó alex.
-tal vez deberíamos llevarla al médico.-dijo Castiel por lo bajo. Lo regañe con la mirada.
-oh, descuiden. Estoy bien, solo necesito un tiempo para recuperarme. Lo que sucedió verdaderamente fue...-les expliqué lo que pasó. Puse mis ojos en cada uno de ellos, enfatizando que Castiel jamas me había hecho nada. Les evité el tema de que el pelirrojo y yo nos habíamos besado, obviamente a alex no le sentaría bien. Les narré lo de la sombra que veía antes, las mismas que me atacaron. Todos parecían sumamente sorprendidos y exaltados, con razón supongo.
Una vez que terminé de hablar había un silencio bastante incomodo. Rosa y Castiel apenas se miraban, alexy y violeta parecían tan preocupados que no parecían ellos y Lysandro parecía estar convirtiéndose en el mismo demente que yo cuando se trataba de temas así.
-lo notificaron a la policía?-preguntó violeta.
-me fue imposible, cuando estaba volviendo con ella para aquí hubiera sido una locura buscar una policía, si es que la hay. Además la niña ya dijo que no quería ir.-dijo Castiel.
-tiene lógica, pero apenas lleguemos a florida hay que reportarlo.-dijo Lysandro.
-chicos, de verdad no se preocupen de esta manera por mi- dije
-y como no quieres que lo estemos? No es normal lo que te sucedió, y por más que lo fuera por qué dejar que ellos se salgan con la suya? yo no pienso dejar que dos idiotas lastimen a mi amiga y nadie les ponga una mísera denuncia. Así que te jodes, porque yo lo haré.-dijo  rosa bastante enojada.
-eres un peligro. En fin, el punto es que esos tipos me hicieron esto.-mostré mi machucado abdomen y todos se sobresaltaron.- pero ya pasó todo. Ahora lo único que quiero hacer es irme a casa y seguir buscando monoambientes para evitar mudarme.-dije.
-oh... Es cierto, no lo sabes.-dijo alex. Castiel y yo cruzamos una mirada.
-mamá sí consiguió el apartamento. Por una cuestión de la tormenta, el primer mensaje que te envíe si llegó, pero el segundo no sabemos por qué. Mira.-rosa me extendió su móvil y allí se podía ver que efectivamente lo que decía era correcto.
-espera un segundo, me estas diciendo que tu madre consiguió un descuento del 75% y que no me tendré que mudar? Rosa eres lo máximo! No es ningún tipo de broma, verdad?-dije incrédula.
-para nada, te quedas en florida y podrás mudarte.-dijo rosa sonriendo. No pude evitar chillar y abrazarla aunque cada musculo me dolió. Tomé de la mano a violeta y a alex y los sumé en un abrazo. Observé a Lysandro y con la.mirada le dije que se sumara, él sonrió y accedió. Como pude, mire a Castiel, estaba atónito en un rincón de la habitación. No parecía moverse, ni siquiera parecía que su cerebro hubiera procesado la información. Le sonrei disimuladamente y recién allí pareció reaccionar con una sonrisa.
-chicos, más despacio que aún me duele el abdomen.-dije. De inmediato me soltaron y cada uno volvió a su posición inicial.
-estas contenta? Hay que hablar un par de cosas que mi madre acordó para que te quedaras allí. La dueña va a acondicionar la habitación en una semana, por lo que hasta entonces no sé que harás, si quieres puedes quedarte en casa.-dijo rosa.
-de verdad que no puedo estar más feliz, no entiendo como logró tal descuento. Y lo que me cuesta aún más de creer es que podré quedarme con mis amigos, que ustedes puedan venir a mi casa cada vez que quieran. Que no tengo que irme a 8 horas de distancia de ustedes, que podré seguir estudiando con ustedes y verlos todos los días. Realmente no puedo creer que esto de verdad me esté sucediendo. Chicos, son lo mejor que me pasó.-dije con los ojos humedecidos de la emoción. Mis amigos me observaron con cariño.
-tranquila, ya todo lo malo pasó.-dijo alex.
-si, ya puedes relajarte que eso seguramente te ayude a recuperarte de las heridas.-dijo rosa.
-no tienen idea la cantidad de noches que pasé preguntándome cómo demonios me despediría dd ustedes. Es decir, a la mayoría los conozco hace muy poco pero hemos formado vínculos muy fuerte, y tenia pánico que los mismos se deterioraran con el tiempo y la lejanía. Verlos todos los días no solo es una garantía que nuestra amistad crecerá, sino que también indirectamente me ayudan con mis problemas. Dibujar junto a violeta me calma, escuchar las tonterías de alex y rosa me alegra y practicar con la banda me da una felicidad que no es ni normal. No tienen idea de lo imprescindibles que son en mi vida, tanto ustedes como personas que hoy no están aquí, como viktor o kim. Muchas noches pasé con insomnio preguntándome si mi vida volvería a ser la misma mierda de siempre, lejos de la amistad y el cariño que me dan. Y realmente llegue a considerar dar todo de mi por mantenerme cerca de ustedes, de trabajar en dos lugares, de dejar mis estudios, de mudarme a una zona horrible y con varias personas, pero no era algo que me gustara demasiado.-dije. Los chicos quedaron sorprendidos ante mi repentina confesión. Sentí una mano en el hombro, era violeta.
-Alaska, no lo sabía. Por qué no nos lo dijiste? Sabes que eres nuestra amiga y que si nosotros, o al menos yo, confío en ti, es porque también puedes hacerlo con nosotros. Yo hace unas semanas comencé a hacer retratos y a venderlos, a fin de mes te daría parte del dinero. A fin de cuentas, siempre dibujo en mis tiempos libres. -dijo violeta.
-y sabes que cada uno de nosotros está dispuesto a darlo todo para que no te vayas. Yo consideré trabajar para ayudarte.-dijo alex. Observé las miradas de mis amigos, cada uno parecía querer decirme algo.
-recuerdas a la dueña de la discográfica? Apenas supe tu situación, con viktor y Castiel decidimos intentar pedirle una ayuda económica para ti.-dijo Lysandro sonriéndome.
-EH, que fue mi idea. En fin, por mi parte pensaba hacer el mismo tiempo de doble horario que tu hiciste por mi las veces que estaba hastiado de trabajo. Te lo debía.- dijo Castiel guiñandome un ojo. Era turno de rosa, y ella parecía que iba a finalizar lo que inició.
-como ves, tus amigos estamos dispuestos a mucho para ayudarte. Y hoy comienza una nueva etapa de tu vida. Nunca más tendrás que preocuparte por tus padres, ni por si discutirán, por si habrá violencia, por si te echan de tu casa y ni mucho menos por si tendrás un hogar, porque en unos días tendrás tu propio apartamento. Hoy, comienza tu vida.-dijo rosa.

Tenía totalmente la razón. Mis preocupaciones dejarían de ser sobre si debía ordenar la casa frenéticamente para que mi madre y yo no tuviéramos discusiones, ya no debía pasar horas en internet o leyendo el periódico en una nula búsqueda de una casa. Ya nunca más sentiría miedo de estar en mi casa, ni lejos de mis amigos, ni de despertarme y descubrir que me habían roto la guitarra, no. Todo eso terminaba hoy.
Ahora mi unica preocupación sería conseguir muebles, tener el apartamento en buen estado, poder conseguir una mascota, divertirme y ser yo misma. Podría decirle a mis amigas que se vinieran a cenar algún sábado, podría decirle a los chicos lo mismo, también podría ensayar con más calma, podría dedicar mi tiempo a escribir canciones. Incluso podría invitar a Castiel a que se quedara a dormir y me ayudara con las dichas canciones, o tal vez algo mejor, como ver películas. No lo sabía, pero todo seria mejor desde ahora.
-gracias, a cada uno de ustedes. No tengo ni palabras ni tiempo para agradecerles lo suficiente.-dije a punto de llorar de felicidad. Mi vida comenzaba.

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