Capítulo 12: Nieve.
Castiel encendió la radio, pero aparentemente entre medio de un valle no llegaba muy bien la señal. Miré hacia atrás, iban todos durmiendo. Rosa iba aupa de alexy, el cual no parecía enterarse que ella estaba encima de él. Violeta estaba acurrucada muerta de frío contra Lysandro y este la abrazaba, también muerto de frío. Observé a Castiel, iba junto a él en los asientos delanteros. Cada tanto se soplaba sus manos, tenía frío.
-quieres mis guantes?-pregunté. Él me miró, mis manos eran muy pequeñas de por si, en comparación a él... Seguramente ni le entraran. Sonrió.
-no niña, quedatelos. Lo que si necesito es parar. Toma el mando del auto, está bien?-dijo. Asentí. Él frenó junto a la carretera y cambiamos de lugar.
-antes que entres, toma mi guitarra acústica y ve tocándola. Aún nos falta casi una hora y sin radio esto va a ser aburrido.-dije. Él me obedeció y se sentó junto a mí con mi guitarra. Antes de arrancar el auto me quede contemplando las preciosas vistas. Las montañas nevadas, la nieve, todo. Castiel me interrumpió tosiendo. Suspire, me saqué mi bufanda y se la di.
-ten, grandullón. Estoy un poco más adaptada al frío que lo que tu lo estas.-dije arrancando el auto. Él no dijo nada y tomó mi bufanda. Comenzó a tocar la guitarra. Sonaba tan lindo, tan suave, tan... Castiel. Sentía deseos de observarlo por horas mientras tocaba. Me sentía tan patética cuando tenia esos pensamientos, parecía una mezcla de un Lysandro romántico y... Una película cursi.
Habia silencio humano en el auto, si no era por la musica que tocaba Castiel, tal vez seria incómodo. Observe por el retrovisor a violeta y Lysandro.
-finalmente parece que se van a ennoviar.-dije. Él se volteó a verlos.
-eso espero. Me tiene harto hablando de ella.-dijo Castiel.
-puedo comprenderte.-dije observando a rosa. Todos estaban formados de a parejitas, mire a Castiel por el rabillo del ojo. Ojalá él fuera al menos mi algo, no había necesidad de ser novios, simplemente algo.
-sabes, te debo una disculpa.-dije. Castiel detuvo la guitarra y me observó confundido.-ayer me puse como una furia pensando que tu habías sido el que puso esa foto en la pantalla. Lo lamento, sucede que tu eres alguien importante para mi y eso se sintió como una traición. Y no supe reaccionar de mejor manera que...-dije pero me interrumpió.
-descuida, todo está bien.-dijo, hizo una pausa y sonrió.-así que soy una persona especial para ti?
-si... Es decir...-mierda, me sentí una idiota al descubrirme de esa manera. No Alaska, no puedes dejar que él sepa que estas como un perro faldero detrás de él. No quiero ni imaginar cómo se pondrá al saber que le traje una guitarra con sus inscripciones.
-sabes que quedas adorable cuando te pones nerviosa?- preguntó. Me sonroje.
-y tu cuando tocas la guitarra.-dije. él rió y volvió a tocar. Nos sumimos nuevamente en el sonido de la música.-demonio se queda con iris?
-si, es algo descuidada pero sabe cuidar a mi perro. En realidad es nuestro, pero lo quiero mucho más que ella así que se queda conmigo siempre.-dijo Castiel. Asentí. "Nuestro perro" la palabra en plural dolía y mucho. Sonreí con pesadumbre. Castiel observó por la ventana y observó como empezaba a caer la nieve. No pude evitar perderme en su mirada. Él lo notó y me miró, sonriéndome.
Los minutos pasaron y poco a poco nos íbamos acercando al destino. Castiel iba dandome indicaciones y finalmente vimos la cabaña. Con simplemente ponerle un ojo encima, supe que Lysandro la había reservado. Se notaba el aire victoriano a millas. Aunque era extraña, tenía partes de cabaña y partes que parecían sacadas de un libro de historia. Crucé una mirada con Castiel. Nos volteamos y despertamos a nuestros amigos.
-ya llegamos?-preguntó rosa.
-por algo los despertamos.-dijo Castiel.
-mira esto, es hermoso. La nieve cayendo, la cabaña es inmensa, tanto blanco, me encanta.-dijo violeta, sumamente orgullosa y alegre. La vi poner su mirada en Lysandro, éste le sonrió. Parecía un padre orgulloso.
-me alegro que te guste.-dijo Lysandro.
-cuanta nieve! Vamos a hacer guerra? Esta vez te pienso ganar.-me dijo alex.
-te dejo ganar si me ayudas a bajar todas estas cosas.-le respondí.
Al poner un pie fuera del auto sentí el cruel invierno colándose por mis huesos. Afortunadamente yo estaba acostumbrada, al igual que alex. Pero ver a los chicos intentando caminar por la nieve hizo que me riera muy fuerte.
-no es gracioso.-dijo Castiel enojado. Al intentar hacer un gesto de enfado, se resbaló y se cayó de cola a la nieve, junto a dos bolsos que estaba bajando. Me reí al igual que los demás, solo que a excepción de Lysandro, todos se reían con miedo. odiaba que pensaran que él era una mala persona. Le tendí la mano a Castiel, él me la tomó.
-levanta, grandullón.-dije. Él hizo fuerza y me tiró encima de él, con una gran sonrisa pícara.
-ahora te sigue resultando gracioso?-preguntó. Tomé un puñado de nieve y se lo estampe en el rostro.
-definitivamente. Esto va por aquella vez que me pusiste hojas en mi remera.-dije levantándome y corriendo para que no me atrapara. Castiel se incorporó con muy mal carácter y comenzó a intentar perseguirme, fallando. Tomó una bola de nieve y me la lanzó, pero se equivocó. Los demás se sumaron a lanzarse bolas de nieve, pero Castiel tenia puestos sus ojos en mi. Cada tanto se resbalaba y caía. Yo no me había tropezado ni una sola vez, simplemente corría esquivando las balas de nieve que me lanzaban mis amigos, en especial Castiel.
Sentí algo golpeando mi nuca, me volteé y vi a Lysandro guiñándole el ojo a alguien. lys? Al voltear me vi a Castiel corriendo como un loco hacia mi. Oh demonios, no lo había visto. Castiel se lanzó encima de mi, tirandome al suelo. Me tomó las muñecas y las puso a ambos lados de mi cara, inmovilizandome. Él sonreía con muchísima picardía.
-ahora te resulta gracioso?-dijo. Sonreí.
-no pienso admitirlo.-dije intentando zafar de él. Sentía la mirada preocupada de alex pero no me importó.
-juro que te voy a enterrar en la nieve.-dijo.
-atrevete.-dije. Castiel me tomó como si fuera un saco de patatas. Comenzó a hacer un agujero en el suelo con sus pies.
-Castiel bajame!-chillé.
-eh, te estás pasando.-dijo alexy.
-la suelto apenas admita que fue gracioso.-dijo Castiel, casi burlándose de alexy.
-ni en sueños.-dije. Le intenté hacer cosquillas inútilmente, hasta que descubrí un punto en su espalda que tenia unas cosquillas tan inminentes que de hecho hasta me soltó. Caí pesadamente en la nieve, observando a Castiel. sentí como alexy me ayudaba a incorporarme. Parecía preocupado, vi como reprendía a Castiel con la mirada. Este no pareció importarle. Lysandro le puso un bolso en las manos, en señal de que debía ponerse a ayudar. Le agradecí con la mirada, sabía que sino Castiel y yo estaríamos eternamente peleandonos.
Apenas entré a la cabaña me dio una cálida y extraña sensación. Era antigua pero sus habitaciones no parecían coincidir unas con otras, la sala de estar era antigua, había un comedor que no era tan viejo y el pasillo que parecía dar a las habitaciones era bastante moderno. Dejé los bolsos junto a la puerta y de inmediato me puse a encender la estufa, vi que alex se sentó junto a mi para ayudarme. De inmediato tuvimos una cálida fogata en la cual los chicos se rodearon para calentarse las manos. Castiel salió fuera, se dirigió a poner en el garage el auto de viktor. Por un instante extrañé que él no estuviera aquí.
-la casa es hermosa.-dijo rosa.
-nada mal, verdad?-dijo Lysandro
-no me sorprende que ustedes la hayan alquilado. Es muy victoriana. Vamos a ver las habitaciones?-preguntó alex. Nos dirigimos hacia allí, fuimos a la primera habitación. Era muy del estilo de violeta y Lysandro, era oscura y realmente parecía sacado de la era victoriana. La segunda habitación era mucho más alegre, algo así más apta para rosa y alexy. Ellos parecían haberse encariñado con ella. Finalmente fuimos a la ultima habitación, era como cualquier otra, normal, sin ningún detalle en particular, aunque si era muy linda.
-uh, chicos. Hay 3 habitaciones y somos 6. Tendremos que dormir de a dos. El problema es que... Un chico y una chica tendrán que dormir juntos.-dijo violeta sonrojándose.
-yo me canto con la niña.-dijo Castiel, apareciendo de la nada. Sentí que alguien me lanzó una bola de nieve a la espalda. Lo observé, me estaba sonriendo con picardía.
-considerate hombre muerto.-dije. Antes de que pudiera arremeter contra él, Lysandro y alex me calmaron. Él me seguía provocando.
-Castiel, ve a limpiar el desorden de nieve que dejaste.-dijo Lysandro.
-si te sigues comportando así, no vas a dormir conmigo, sino que lo harás afuera.-dije.
-puff, que miedo.-dijo Castiel una vez más burlándose de mi.
-chicos... Calma. Por favor. Dejemos el tema de dónde dormiremos por un rato. Creo que por ahora debemos ver qué cenaremos, en unos minutos ya será de noche y algo debemos comer.-dijo violeta.
-entraste el auto?-le pregunté a Castiel. Él asintió.-creo que entonces yo puedo ir caminando a buscar algo. Estoy acostumbrada a caminar en la nieve y no me será tan tedioso.
-te acompaño, aún recuerdo como jugar con nieve.-dijo alex.
-excelente, nos vemos en unos minutos. Si se les complica nos avisan y los vamos a buscar en auto.-dijo rosa. Noté que estaba algo tensa, pero rápidamente se distrajo al llevar sus miles de valijas a su habitación.
Nos abrigamos junto a alex y salimos con las indicaciones de lo que debíamos comprar. Debía admitir que por un segundo me sentí incómoda ante el único sonido de nuestras pisadas. Era extraño escuchar el silencio junto al peliazul. No entendía como se había comportado tan alegre y de la nada estaba tan callado. Sentí su mirada.
-no te has quitado la pulsera que te regalé.-dijo Alex rompiendo el silencio. Elevé mi vista de la blanca nieve y lo observé. Le Sonreí.
-por qué habría de Hacerlo? Es hermosa, además, me la regalaste.-dije.
-porque discutimos y no supe afrontar las cosas de otra manera que siendo simpático.-dijo alex.
-si, con respecto a eso, lo lamento mucho. No debí reaccionar así, no sé qué demonios me sucedió pero actué horrible. Estaba muy mal, tuve una discusión con Debrah, Castiel... ya sabes.-dije.
-tranquila. Lo único que te pido es que no tengas secretos conmigo. Creo que lo que más me impactó fue eso, que me ocultaras tal secreto.-dijo alexy.
-lo sé, es que no sabía cómo decirlo. Puedo entender que te sientas traicionado, yo lo estaría. Pero es algo que yo no quiero afrontar, sabía que decírtelo me haría mal, así que lo pospuse. La madre de rosa esta intentando conseguirme un descuento.-le dije. Él sonrió. Le explique todo con detalles mientras íbamos al único supermercado que estaba abierto. Compramos lo que necesitamos y nos encaminamos nuevamente hacia la casa.
Alex llevaba la carne que Lysandro pretendía hacer en la estufa, caminaba alegre, de pronto parecía que todo lo que había pasado se había esfumado.
-no voy a dejar que te mudes. Te vienes a vivir a casa, consigo un trabajo, lo que sea necesario.-dijo alex.
-eres un cielo, pero no puedo tomar ese tipo de ayuda.-dije.
-porque eres así? Sabes que te queremos. Yo no podría estar lejos de ti, sabes que necesito verte siempre.-dijo alex. Comenzaba a acercarse a mi. Me recordó a cuando Castiel intentó besarme. No, no podía pensar en él hasta en este momento. Me enfoqué en las palabras de alex. Él no parecía detenerse, se estaba acercando peligrosamente hacia mi. Vi la cabaña a lo lejos, rogué que rosa no nos estuviera viendo.
-lo sé, alex. Yo también necesito verlos, Castiel y tu son personas que se hicieron indispensables en mi vida. Y creeme, voy a hacer todo lo posible para quedarme. Mi vida sería un infierno con mi madre y su novio.-dije.
-porque no quieres vivir conmigo? Sabes que te adoramos, te damos todo el cariño que deseas, puedes hablar de lo que quieras con nosotros. Tendrías tu habitación, una familia que te quiere y no solo hablo de mis padres; mis primos, tíos, abuelos, todo te tienen como una más. Qué otro motivo debo darte?-dijo alex.
Me comenzaba a sentir incómoda, como presionada. Alex estaba constantemente acercándose a mi a tal punto que me dio muy mala espina, pero sabía que él jamás me haría algo. Escuché como la puerta de la casa se abría y alguien salía. Por favor, que no fuera ni rosa ni Castiel, era lo único que pedía.
El peliazul esta vez me tomó de los hombros, haciendo que si tenía idea de retractarme me fuera imposible.
-te daré un motivo para quedarte.-dijo alex. Con tanto miedo como yo tenía, se acercó lentamente a mi rostro y me estampó un suave beso en mis labios. Estos eran increíblemente suaves, dulces, delicados, de hecho sentía que estaba besando a una mujer. Sentía el corazón de alex latir muy rápido y muy fuerte. Sus manos en mis hombros repentinamente se aflojaron y una de ellas pasó a apoyarse suavemente en mi mejilla. Mierda, sabía que estaba jodidamente mal lo que estaba haciendo, pero me dejé llevar al punto que tal vez estuvimos un minuto con los labios unidos. Por un instante recordé la incógnita que le hice a violeta.
Valía la pena sacrificar mi amistad con alex y forzarme a estar con él? Es decir, sabía que cuando mi mejor amigo era feliz, yo también lo era. Pero sabía que él no me gustaba, aunque no besaba nada mal. No pude pensar en Castiel, mierda como anhelaba besar esos labios. No, no podía jugar con los sentimientos de mis amigos, algunas veces pensaba que no merecían tenerme de amiga.
Allí fue cuando me di cuenta que al dejar que alex me besara por ya varios minutos, estaba cargándosela todo a rosa. No. no!
-no, alex. No sigas.- dije alejándome de sus labios. Apenas nos separamos pude ver la alegría de alex, parecía como si una meta de su vida se hubiera cumplido.
-hacia años que deseaba hacer eso. Por qué no quieres que siga?-dijo alex, sonreía como si fuera un niño con un gran dulce. O como si al dejarlo besarme por tanto tiempo le hubiera insinuado que quería un noviazgo con él. Mierda,cclaro. Era eso. Demonios.
-porque no, alex. Voy a arruinar toda nuestra amistad al decirte esto, pero lo siento, no me gustas. El mejor motivo que debes darme para quedarme contigo es ser tu mismo, ser el alegre chico que conozco, ese amigo que me da felicidad con una sonrisa, aquel al que le puedo contar cualquier locura y...-me interrumpió.
-qué? Pero... Me has dado todas las indicaciones que te gusto, me quieres, te quedas en casa, dormiste conmigo, te pusiste mi ropa, lloraste conmigo... No entiendo. Qué hice mal?-dijo alex. Parecía enojado y triste a la vez.
-nada, solo que mi corazón le pertenece a una persona y el tuyo estoy segura que a otra chica. Yo soy solo...-dije, me interrumpió nuevamente.
-es Castiel, verdad?-dijo alex. Observé al suelo con vergüenza y asentí, lo peor es que mis mejillas se ruborizaron como nunca. Pareció muy molesto.
-qué dices? No hagas esto, Alaska. Nos conocemos hace años, desde los 14 me gustas. Cuando me mudé pensé que te había superado, pero cuando te vi aparecer todo volvió a mi. Vamos, piensalo. Sabes que Castiel no me simpatiza, yo lo he dado todo por ti.-dijo. Sentí el dolor en mi pecho, tenía ganas de llorar. No podía ver a mi mejor amigo así, estaba haciendo todo lo contrario a lo que debía. Estaba lastimando a alex, él no le gustaría rosa y ella también saldría herida.
-lo sé, lo lamento. Es simplemente que me gusta y desgraciadamente no lo puedo controlar. Y sé que te entiendo porque también tengo los sentimientos no correspondidos, Castiel tiene novia así que...-nuevamente me interrumpió.
-mejor, así todos salimos ganando. Él con su chica, lys y violeta juntos. y tu y yo...-dijo alex.
-no, esto no es algo que se pueda persuadir. De verdad, lo siento mucho. Me he comportado como una imbécil contigo.-dije. Observé al suelo. Alex refunfuño.
-nunca creí decirlo, pero debo admitir que si. Tal vez Castiel esté convirtiéndote en una versión femenina de él. Argh, no puedo creer que hice el ridículo aquí.-dijo alexy sumamente enojado. Comenzó a caminar hacia la casa.
-alex!-le grité.
-dile a los chicos que me siento mal, iré a dormir.-dijo alex poniendo una mano en la puerta de la casa y entrando en silencio. Vi a través de la ventana que se dirigió en silencio hacia una habitación. Suspire pesadamente. Vi como una lágrima se me escapaba de mis ojos involuntariamente. Un copo de nieve cayó encima de mi pelo.
-hey.-dijo Castiel de muy mal humor. Mierda, había estado viendo todo. Genial, mi viaje no podía ser peor.
*Castiel*
-debemos mantener la fogata para que después podamos asar la carne, además así los chicos cuando vuelvan tendrán la casa caliente.-dijo Lysandro.
-bien, iré a buscar la leña afuera.-dije. Salí y de inmediato vi dos personas cerca, enfoqué mi vista y vi que se trataban de Alaska y alexy. Estaban hablando pero realmente no me quise inmiscuir en su conversación. Tomé algo de leña y fui entrandola poco a poco, hasta que escuché algo que me llamó la atención.
-es Castiel, verdad?-preguntó alexy. Alaska se sonrojó de una forma que jamás la había visto hacerla. Aún no entendía porque me había rechazado las dos veces que intenté besarla, le estaba diciendo al amigo que gustaba de mi.
-...porque Castiel tiene novia.-dijo Alaska. Qué? De dónde había sacado esa estupidez? Seguro fue alguna tontería que le dijo alexy. Pero debía descuidarse, seguramente esta noche alaska tuviera novio.
La vi caminar tristemente hacia aquí, alexy entró hecho una furia. Era extraño verlo así.
-hey.-le dije a Alaska. Ella se sobresaltó. Comenzó a nevar y no pude evitar ver como los copos de nieve le manchaban su negro cabello.
-dime que no escuchaste la conversación.-dijo limpiándose una lágrima.
-algo.-dije. Ella se tomó de la cabeza, parecía muy alterada.
-lamento que tuvieras que ver eso.-dijo. Estaba nerviosa, parecía sentirse mal. Solté la leña y le puse mi mano en su rostro, estaba fría al igual que yo.-EH, calma. Todo va a estar bien. Si te sirve de algo solo escuché, no vi nada. Pero si alex se pasó del limite, creo que entre los dos podemos cargar un cadáver.-intenté bromear. Ella sonrió.
-gracias, Castiel. Ven, entremos que estás congelado.-dijo observando al suelo. Tomó leña y puso la mano en la puerta para entrar a la casa. Vi que a través de la ventana Lysandro me miraba preocupado. Conocía esa mirada. Le tomé la mano a Alaska antes de que entrara, ella se detuvo y me miró.
-está todo bien?-pregunté. ella asintió. Pero luego de que la mirada unos segundos rompió en nervios.
-no... Acabo de fastidiarla mucho con mi mejor amigo. Y no sé si rompí una amistad de 18 años o si es solo una discusión. No lo sé, Castiel. Siento que arruino todo lo que hago. Lo único que me falta es cagarla contigo también y ya me puedo ir al infierno.-dijo. Estaba muy nerviosa.
-niña, vas a arruinar tu rostro si sigues poniéndote así. Dónde esta la Alaska ruda que yo conozco?-dije. Ella esbozó una sonrisa.
-no lo sé. Mis amigos son mi debilidad y no actúo como debería la mayoría de veces.-dijo. Escuché la puerta y de allí salió Lysandro.
-qué sucede?-dijo bastante preocupado. Vi como Alaska lo observó, por un momento me sentí exageradamente celoso ya que ella corrió hacia él y lo abrazó. Lysandro parecía sumamente confundido, me observó en búsqueda de respuestas pero no supe decirle nada.
-Alaska?-pregunté. Ella no respondió. No entendía.
-puedes dejarnos solos?-preguntó Lysandro. Asentí y de mala manera entré a la casa.
-qué sucede?-preguntó rosa.
-no tengo ni idea.-dije.
*Alaska*
Me sentí aliviada al saber que Castiel solo había escuchado las cosas y que no las había visto. Pero no podía pensar en que seguramente mi relación con alex no sería la misma nunca más.
Vi la mirada de preocupación de Castiel y apenas puso su mano sobre mi rostro sentí calidez, por más que él estaba helado.
Escuché la puerta abrirse y apenas vi a Lysandro sentí que era en el único que podía confiar, no aguante y lo abrace. Castiel pareció sumamente confundido, y una vez que Lysandro habló, él entró.
-estas bien?-preguntó lys.
-lo lamento que te asuste de esta manera, pero recuerdas lo que me comentaste? Sobre que no debía estar con alex... Creo que acabo de fastidiarla.-dije. Le comenté todo lo que había sucedido. El beso, mis dudas, todo. Comenzamos a caminar lejos de la cabaña porque teníamos miedo que nos escucharan.
-no comprendo. Tu duda es si estar con Castiel o con alexy?-preguntó.
-no, con Castiel ya sabes que no puedo estar. Jamás le pondría los cuernos a iris con él ni haría que el pelirrojo tuviera que elegir. Mi duda es... No sé. No quiero herir a alex, pero tampoco quiero estar con él. Y creo que no fui nada sutil y esto me va a perjudicar mucho mi amistad con él.-dije.
-quieres que hable con él?-preguntó.
-no, no. Gracias. solo espero no haber perjudicado a rosa y lo alex. Qué me recomiendas que haga?-pregunté.
-para empezar, deberías calmarte. Nos estas alarmando a todos y tampoco te hace bien. Creo que lo mejor es dejar a alexy tranquilo, que se tome el tiempo de pensar lo que está pasando y tu debes venir a divertirte con nosotros. Voy a asar esa carne mientras jugamos algunos juegos de mesa que rosa encontró. Te parece bien? Tal vez cuando alex escuche nuestras risas decida unirse. Él es muy alegre y suele disfrutar de momentos como estos.-dijo Lysandro.
-tienes razón en todo. Mejor vamos a la cabaña, no se nota por tu pelo blanco pero estás lleno de copos de nieve. Te vas a terminar enfermando.-dije.
-estoy bastante abrigado.-dijo lys.
-y con violeta? Necesitas que te ayudemos?-pregunté. Él se sonrojó.
-no, descuida. Esta misma noche pienso decirle lo que siento. Espero que todo salga bien. Aunque siento algo de nervios.-dijo Lysandro.
-todo estará bien, tranquilo.-dije. Él me sonrió. Finalmente nos dirigimos dentro de la cabaña y al poner un pie dentro rosa y violeta nos miraron sumamente preocupadas, Castiel parecía más distraído pero sin embargo nos observó. Lysandro me observó y me dio algo de confianza con la mirada.
-qué sucedió que alex entró molesto?-pregunto violeta.
-digamos que discutimos. Pero todo estará bien, eso espero.-dije.
-ustedes no pueden mantenerse sin discutir. huh?-dijo rosalya. Le Sonreí.
-bueno, vamos a hacer esas carnes que lleva un buen tiempo de cocción.-dijo Lysandro, vi que intentaba ayudarme al desviar la atención.
-traje alcohol.-dije sacando dos botellas de vodka y una de cerveza. Castiel sonrió como un anormal.
-mira mira, tal vez los juegos de mesa no sean una mala idea después de todo.-dijo Castiel. Le sonrei. Él puso en la mesa un maso de cartas, una libreta y una lapicera. Nos sentamos en ronda en una mesa y antes de comenzar vi a rosa algo inquieta. Se incorporó sin decirnos nada y se fue hacia una de las habitaciones. Allí se quedó unos minutos hasta que volvió con cara triste.
-sucede algo?-preguntó violeta.
-alex no quiere participar. Dice que el clima lo enfermó-dijo. Me enterró la mirada y por un momento tuve miedo que haya visto nuestro beso.
-es eso o me esta evitando. En una hora iré a buscarlo para que cene con nosotros, no se puede resistir a la comida.-dije.
Acordamos eso y finalmente Castiel barajó las cartas, repartiendo la misma cantidad a cada una. Pasamos por varios juegos y todos constituían una prenda que era tomar alcohol o hacer algo estúpido ya que Lysandro y violeta no tomaban.
-te reto a que te saques una prenda de la ropa.-me dijo Castiel ya que él ganó la ronda y yo la perdí.
-no es algo desubicado?-dijo violeta.
-si, hace frío para eso.-dijo Lysandro.
-en absoluto. Acepto.-dije sacandome la bufanda. Castiel pareció algo decepcionado.
-me esperaba algo más.-dijo.
-qué? Querías que me sacara la blusa? Para qué? Si soy una tabla según tu.-dije. Él rió con picardía.
-esta bien, acepto sus comentarios. Sigamos con las apuestas del alcohol.-dijo Castiel. Proseguimos jugando hasta que Lysandro nos avisó que era el momento de comer.
-yo voy a avisarle a alexy.-dije. Me incorporé y me dirigí hacia la habitación en la que él estaba. Golpeé la puerta y no escuche nada. Volví a golpear.-alex, soy yo. Vamos a comer, vienes?
Nada, silencio absoluto. Decidí abrir la puerta, al hacerlo me encontré con la ventana abierta y a alex recubierto con muchas, muchas mantas. De inmediato me preocupé. Me dirigí a cerrar la ventana pero vi huellas y casi en la oscuridad estaba segura que estaba la sombra que me había seguido.
-Castiel! lys! Chicos!-grité de inmediato. Los vi llegar en un santiamén, pero se asustaron al ver la situación.
-qué pasó aquí?-preguntó rosa sumamente alarmada.
-no lo sé, deben quedarse con alex y averigüen si está bien. Yo voy a intentar buscar al hijo de puta que estuvo mirando hacia dentro.-dije, no les di tiempo a responder cuando ya me dirigía hacia la puerta cuando una mano me detuvo. Me volteé y vi a Castiel.
-no pienses detenerme.-dije
-sería una perdida de tiempo, sé que eres obstinada y no me escucharás. Te voy a acompañar.-dijo Castiel. Le Sonreí y nos encaminamos.
La nieve estaba comenzando a caer con mayor fuerza y debíamos ser rápidos ya que las huellas se perderían rápidamente.
-usamos el auto?-preguntó Castiel.
-no, ya no nos daría tiempo a nada. Corramos detrás de las huellas, son las únicas que hay. Vamos, sigueme.
Corrimos lo más rápido que nos daban los pies. Castiel apenas podía seguirme el paso, nunca había pisado nieve y le costaba, por más que era muy similar a pisar arena, era complejo ya que la constante nieve tapaba la visión y la noche no nos ayudaba.
Yo en este momento solo sentía rabia. Cómo alguien se le ocurría estar espiando a mi mejor Amigo? Aunque alexy en este momento me odiara, lo iba a seguir cuidando como a un hermano. Solo quería agarrar a la persona responsable y darle su merecido.
-Alaska, espera.-dijo Castiel. Me volteé y apenas veía una cabellera roja y una campera negra, nos estábamos metiendo en una tormenta de nieve. Corrí rápidamente hacia él y lo ayudé. Estaba estancado, había pisado mal y se había hundido en la nieve.
-toma mi mano.-le dije. Recordé la primera vez que tomé sus manos, era cuando lo Estaba curando. Recordé como se habían invertidos los papeles, en ese entonces él llevaba la delantera mientras escapábamos de Lysandro: el cual creí que era un asaltante. Era vez era yo la que llevaba la delantera. Sentía que debía arrastrarlo, cada tanto lo miraba y él me hacia entender que debíamos seguir, hasta que paró en seco. Lo observé.
-basta, niña. Nos estamos metiendo en una jodida y realmente no recuerdo como volver a la casa. Mira hacia atrás.-dijo Castiel. No se veía absolutamente nada. Demonios. agradecí que yo si recordaba como llegar.
-pero...-dije.
-sea quien sea, corre muy rápido. Tal vez las huellas eran de un animal. Debemos volver y ver como esta alexy, ahora eso es prioridad-dijo Castiel.
-si, tienes razón. Si llego a agarrar a ese hijo de puta... Vamos.-dije. Castiel se paró en seco, nuevamente y aun sin soltar mi mano.
-mira.-dijo Castiel. En sus manos vimos un dardo con un líquido dentro. Frunci el ceño.
-y eso?-dije.
-no sé, solo vayamos a casa. Ya no siento las manos.-dijo Castiel. Me saqué la campera y se la di, el como pudo rió.-de verdad crees que me servirá?
-por lo menos pontela por los hombros. Si quieres te doy mi bufanda.-dije, él río y me obedeció. Castiel tenía razón, sus manos parecían un hielo. Se las calenté con mis manos frotanfoselas contra las mías. Eso pareció darle una mínima movilidad, pero una vez más me saqué una prenda y se la di. Esta vez fueron mis guantes, él me observó confundido pero me sonrió.
Proseguimos caminando hasta que vimos las luces de la casa, esta vez era Castiel el que corría por llegar a esta.
Una vez que nos resguardamos debajo del techo del garage nos observamos. Abrí la puerta de la casa y de inmediato se abrió una corriente de aire que casi apaga la estufa. En el comedor estaba alexy completamente pálido y envuelto en mantas, rosa a su lado, violeta intentando encender el fuego y Lysandro poniendo más carne para que se cocinara.
-Comenzábamos a asustarnos, estuvieron casi 20 minutos fuera.-dijo violeta.
-que haces con la ropa de Alaska? Que poco caballero, Castiel.-dijo Lysandro. Pude notar cierto tono de broma en el fondo. Castiel se sonrojó.
-nos topamos con una tormenta de nieve, estamos bien. Qué hay de alex?-pregunte.
-estoy bien, descuida. Gracias chicos, ambos. Todos en realidad.-dijo alexy con una voz apenas audible. Me lancé al suelo de inmediato y me puse de cuclillas cerca de su rostro.
-alex! Estás bien? Necesitas que te vayamos a buscar algo?-pregunté. Él negó.
-ya esta todo cerrado, debemos abrigarlo.-dijo rosa.
-alex...y. Creo que te intentaron drogar.-dijo Castiel, observando la pierna de él y comparando el dardo que Castiel tenia en la mano y la que alex tenia clavada. Demonios, no lo había notado. Todos nos sorprendimos, incluso el pálido pelo azul. Rosa lo abrazó de inmediato, intentando darle calor. Él pareció sonreír.
-como te sientes?-preguntó Lysandro.
-con frío.-dijo alex.
-además de eso, sientes algo?-preguntó violeta.
-rosa, tu madre es medica, tal vez podrías llamarla.-dije. Ella asintió.
-me siento adormecido.-dijo alex.
-en internet dice que esto es un poderoso tranquilizante. Hiciste algo para que alguien intentara hacerte esto?-dijo Castiel con su celular en la mano. Vi que alex negó.
-ten, habla con mi madre. Ella te dirá qué es lo que te sucede y lo que deberemos hacer.-dijo rosa dándole el celular a alex.
-rosa, dudo que pueda hablar por celular. Apenas puede moverse.-dijo Lysandro.
-dinos qué sientes y nosotros le diremos, pon el celular en altavoz.-le dije a rosa. Ella asintió. El celular sonó y la escuchamos por teléfono.
-hola?-dijo crystal
-hola mamá, escucha. Alex se siente muy mal, está con hipotermia, se siente adormecido y los chicos descubrieron que aparentemente lo drogaron con...-dijo rosa observándome.
-un líquido verde llamado calmadex-dije.
-oh, que horrible. Por qué alguien le haría eso? Me siento muy apenada por el-dijo cristal.
-mamá, enfocate. Qué podemos hacer?-preguntó rosa.
-denle calor y dejen que él haga reposo. Hagan turnos para cuidarlo. Mantenganme avisada, si? No importa la hora.-dijo la madre de rosa.
-gracias cristal.-dije, fui a la cocina y llene un balde con agua tibia y se la dejé en los pies a alex, él me sonrió y los colocó allí. Sentí la mirada de Castiel, lo observé. Estaba sentado junto al fuego, aun seguía con mis guantes y mi ropa.
-tal vez debería dejar a alex aquí, no?-preguntó Castiel. Asentí. Lysandro y Castiel lo ayudaron a pararse y lo sentaron junto al fuego. Allí nos organizamos para prender la estufa De la habitación de él. Fui a encenderla cuando vi a rosa detrás de mi.
-yo dormire con él, me quedaré a cuidarlo. Te importa dormir con Castiel? O con violeta, no sé.-dijo rosa. De pronto la vi mucho más ojerosa que de costumbres, como si tuviera repentinamente muchos años.
-descuida. Estas verdaderamente enamorada, verdad?-pregunte. Ella se sonrojo y asintió.
-verlo así me parió el alma. Y si, definitivamente es amor lo que siento. Porque discutieron?-preguntó.
-tonterías, descuida.-dije. Odiaba mentirle a mi amiga. Pero una vez que el fuego se prendió, bajamos a cenar con todos. Yo sentía bastante hambre.
Violeta y Lysandro estaban sirviendo las cosas y Castiel estaba poniendo vasos y platos. Sacamos los naipes y ayudamos a los chicos a servir las cosas. Vi que Castiel se sentó junto a alex y le comenzó a hablar, oh demonios, no ahora. Le di un plato con carne al pelirrojo y al hacerlo vi que estaba recomendándole tomar alcohol.
-no me gusta el vodka.-dijo alex. Por más que estaba agradecido, se veía que aún estaba algo molesto y con toda razón.
-me imagino. Pero si te sientes mal es algo así como un calmante, además los perros como los san Bernardo solían llevar alcohol para aquellos que se quedaron congelados. Y no en vano el vodka es ruso... Prueba lo. Tal vez te haga mejor.-dijo Castiel extendiéndole un vaso. Alexy con dudas lo tomó pero luego le pidió un segundo trago. Observé a Castiel incrédula. Sería el colmo que estos dos se terminaran llevando bien.
-Castiel... Eso no es muy prudente.-dijo Lysandro.
-descuida, me siento algo mejor.-dijo alexy. Ambos nos sorprendimos.
-por qué me miran así? No soy un completo desastre.-dijo Castiel casi riendo. Cortó un trozo de carne y se lo comió mientras me guiñaba. Ya ni siquiera sabia cómo interpretar las señales de Castiel.
Comimos mientras intentábamos animar el ambiente. Era extraño ver a rosa y alexy tan decaídos, eran como una cadena, si uno estaba mal, el otro también lo estaba. Lysandro y violeta intentaban animar, al igual que yo. Pero todo era extraño.
-ya se, esto siempre levanta cualquier clima tenso.-dijo Castiel. Se incorporó, salió fuera y regresó con mi guitarra. Mi corazón en un momento se detuvo al ver que traía ese instrumento. Creí que había traído la otra, la cual me había salido mucho dinero e iba a ser una sorpresa.
Él se sentó en el sillon y comenzó a tocar, Lysandro y yo cruzamos una mirada y de inmediato comenzamos a cantar. Los chicos se nos sumaron y en unos minutos estábamos cantando alegremente, yo comencé a hacer ritmo en el suelo. Se creó un ambiente que jamas lo hubiera creído, incluso alex pareció más animado. Le Sonreí y por más que se veía enojado, me devolvió la sonrisa.
-saben, podríamos subir una foto todos juntos para agradecer a los fanáticos por el apoyo monetario que nos dieron.-dijo Lysandro.
-y de paso hacer envidiar a Ámber.-río Castiel, observandome. Le Sonreí. Lysandro tomó su celular y sacó la foto. Vi que rosa salió junto a alexy, este estaba cubierto con muchas mantas. Junto a él estaba yo y en el momento que sacaron la foto sentí a Castiel poniendo su mano en mi hombro, lo observé y él sonrió. Puse mis ojos en blanco. Lysandro y violeta salieron preciosos, ella estaba sonriendo de una forma que jamás la vi hacerlo. Casi sin quererlo, estaban todas las parejitas formadas, salvo yo.
Nos quedamos un tiempo así, no supe cuanto pero me sentí muy satisfecha a pesar de que sabía que alex estaba muy enojado conmigo.
-chicos, creo que ya es hora que me vaya a dormir.-dijo alex. Rosa de inmediato se incorporó.
-necesitas ayuda?-preguntó. Él negó.
-rosa, quieres que nos turnemos?-pregunté.
-si, tal vez en unas horas. Tu descansa y yo cuando sienta que me duermo te aviso.-dijo ella, llevando a alex hacia si habitación. Nos quedamos por unos segundos en silencio, pero ahora Lysandro y Castiel parecían más cómodos, era evidente que alexy y rosa no les simpatizaba del todo.
Escuché como Lysandro suspiraba, comenzó a jugar con sus manos y se incorporó observándonos. Estaba nervioso. Miró a violeta, le extendió la mano y como si fuera una princesa se semi agachó.
-me acompañarías afuera?-pregunto Lysandro. Ella pareció confundida.
-ahora? Pero hay muchísimo frío.-dijo ella.
-ve, violet. Toma mi campera si quieres.-le sonrei. Vi la mirada agradecida de Lysandro.
-está bien, permiso.-dijo violeta, en él momento que ella se distrajo para tomar mi abrigo, vi que Lysandro se escondía algo en su saco. Le abrió la puerta y ambos salieron. Crucé una mirada con Castiel.
-vamos a ver?-dijo.
-por supuesto, pero disimula.-dije. Nos quedamos sentados en un sillón que daba hacia la ventana. Allí vimos como Lysandro hablaba con ella, estaba muy nervioso ya que se tocaba muchísimo la nuca. Podíamos saber quién hablaba ya que su aliento se congelaba con el frío. Violeta parecía muy sorprendida, pero grata fue la sorpresa cuando vimos la sonrisa nerviosa del peliblanco. Se agachó y allí le entregó una rosa roja a violeta. Aún en la oscuridad y nevado, pudimos ver el rubor en las mejillas de violeta y como se llevaba las manos a la boca, sumamente sorprendida. Ella asintió y tomó la rosa, rodeándolo con sus brazos. Lysandro la tomó de la cintura y la elevó por los aires como si apenas pesara un par de kilos. Luego de eso, vimos como la dejaba en el suelo para seguirle un muy tierno beso. En el momento que vimos sus rostros unirse, Castiel y yo chillamos por nuestros amigos. Estábamos seguros que nuestros gritos se escucharon desde fuera porque violeta se sonrojó aún más y vi que Lysandro nos elevaba el dedo del centro de la mano. Me sorprendió esa actitud de él, pero supuse que lo estaba esperando desde hace tiempo.
-ahora que lo pienso, es muy cursi la forma en la que se le declaró. Por qué festejamos?-dijo Castiel. Me reí. Tuve ganas de preguntarle por él e iris, pero sabia que pondría en juego mi buen humor. Así que me limite a golpearlo suavemente y reírme.
-anda, no te hagas el rudo que seguro eres un dulce.-Dije. Él se sonrojó.
-cierra el pico, niña.-dijo Castiel. Le Sonreí burlonamente. Él de pronto pareció tener una idea.-hey, estos dos pueden demorarse un poco y nosotros estamos solos. qué tal si jugamos a algo más interesante?-dijo Castiel.
-qué propones?-dije. Veía esa sonrisa pícara y moría por responderle con otra respuesta vivaz. Por el momento me limité a observarlo con picardía.
-al juego de la copa.-dijo Castiel. Me desilusioné brevemente, pero sabía que era mejor que jugar a las cartas, los fantasmas siempre eran un tema que abordar y qué mejor que hacerlo con la.compañía de Castiel. Le Sonreí.
-a qué fantasma pretendes contactar?-dije. Él se incorporó, tomó un boligrafo, un papel y fue a la cocina a buscar una copa. Me la dio y le hice un gesto con la cara para que él escribiera el abecedario y los números del 0 al 9.
-conoces las reglas, verdad?-preguntó.
-hay muchas, pero las más clasicas son nunca jugar sola, encima de un cementerio, ser cortés, no dejar que la copa se rompa o caiga y siempre despedirse.-dije.
-hey, mirate. Eres toda una demon.-dijo Castiel.
-el nombre de la banda salió por eso?-pregunté atónita. Él rió.
-no, niña. Por mi perro, y en teoría porque nosotros seríamos demonios.-dijo Castiel ya escribiendo y observándome con aire misterioso.
-a ti te combina ese look demoniaco.-dije. Él sonrió.
-y a ti no te queda nada mal. En especial cuando se te viene el diablo encima y decides salir a correr personas.-dijo Castiel. Me reí por breves segundos.
-calla y comencemos.-dije. Él terminó rápidamente de escribir y colocó la copa en el centro, las letras, los números las palabras "si", "no", y "adiós"
De inmediato pusimos nuestros meñiques en la copa, para que en teoría fuera más difícil mover la copa y hacer trampa. Comenzamos a mover la copa por la mesa, para calentar el tablero y llamar a cualquier ente que hubiera por allí. Una vez que consideramos que todo estaba listo, Castiel habló.
-hay alguien allí?-preguntó. Nada. No tuvo respuesta. Intentó varias veces, todas sin éxito.
-qué esperabas? Con este frío ni los fantasmas están por aqu...-dije cuando de pronto la copa se movió con brusquedad hacia el "si"
De inmediato saqué la mano al igual que Castiel. Ambos parecíamos sumamente sorprendidos.-fuiste tu?-pregunté.
-no...-dijo. Nos quedamos en silencio observándonos. No sabíamos muy bien qué hacer.
-y ahora?-pregunté. Castiel de alzó de hombros.
-pregunta lo que quieras.-dijo
-como te llamas?-pregunté. El tablero se movió hacia el "no" frunci el ceño confundida.
-probablemente no quiera dar su nombre. Preguntaré yo. Qué es lo que quieres?-dijo Castiel. El tablero se movió hacia la "b." por un momento sentí miedo que dijera que quería a Castiel o a mi. Pero afortunadamente se dirigió a la "e" y así hasta formar la palabra 'beso'
Miré confundida a Castiel. Beso? Qué demonios era eso?
-a quién quieres besar?-dijo Castiel aguantando la risa. Lo observé, en teoría fuera lo que eso fuera, debíamos ser respetuosos con el ente. Él se puso serio nuevamente. El tablero formó la palabra "juntos"
-que carajo es esto?-pregunté. Castiel pareció confundido, lejos de darnos susto, nos daba muy mala espina. Era extraño, no sabía cómo explicarlo, pero era muy particular.-Castiel, de verdad no lo estás moviendo?
-ay niña, calla que preguntaré. Juntos? A qué te refieres con juntos? Quiénes deben estarlo?-pregunto Castiel. El tablero se movió como si estuviera dudando. Observé el rostro del pelirrojo, tenía un aspecto sombrío que lo hacía sumamente atractivo. De pronto mis dedos moviéndose me volvieron al juego, debía sentir miedo, no lujuria.
El tablero se movió letra por letra hasta formar "ustedes" Castiel soltó todo al igual que yo.
-anda, fuiste tu?-dijo Castiel.
-cómo se te ocurre?-pregunté. Él sonrió y me hizo un gesto para que volviera a poner mis dedos. Obedecí y Castiel habló.
-qué es lo que pretendes que hagamos?-dijo.
Nuevamente la copa se dirigió a determinadas palabras. "Besa Alaska"
-jaja esto es totalmente surrealista.-dije riendome. Castiel parecía muy serio.
-debemos respetar al ente, deberíamos obedecerlo.-dijo Castiel, acercándose peligrosamente a mi. Me mordí el labio, me aguantandome las ganas de tomarlo de las mejillas y estamparle un beso. El pelirrojo al acercarse a mi, aún seguía teniendo su mano en la copa y pude ver que tenía una facilidad enorme para moverla.
-eras tu? Argh, eres un asco.-dije riendome. Le di un suave golpe y este se alejó de mi riéndose.
-perdona? Qué acabas de hacer?-preguntó Castiel. Por un segundo pensé que estaba sumamente enfadado, pero se rió y se abalanzó hacia mi. Me comenzó a hacer cosquillas.
-jajaja Castiel, dejame.-chille.
-deberías estar atemorizada de que fingí ser un fantasma, boooo.-dijo Castiel simulando ser uno. Me reí pero debía admitir que había algo de erótico tenerlo encima de mi, riéndose con esos hermosos labios, esa sonrisa perfecta. Demonios, me estaba enamorando. Escuchamos la puerta abrirse y f de allí entraron violeta y Lysandro, al vernos uno encima del otro se ruborizaron más de lo que ya estaban. De inmediato Castiel se incorporó y se sentó junto a mi en el sillón. Pude ver que cruzó una mirada con un mensaje incógnito con su amigo, seguramente Lysandro sabía más de lo que me decía. Violeta apenas me miraba, estaba tan roja que podría perfectamente ser un tomate.
-esto... Interrumpimos algo?-preguntó Lysandro.
-no, nada. Cómo les fue? Vimos todo, cuenten, cuenten.-dije con toda la emoción. Ambos se ruborizaron y cruzaron una mirada. Recién cuando los vi mejor pude ver que venían tomados de la mano.
-se escuchaban sus gritos desde afuera.-dijo violeta. Yo no pude evitar soltar una risilla. Extrañé que rosa se hubiera perdido esto, pero sabía que no estaba anímicamente bien. Los chicos se sentaron juntos y violeta se recostó en el hombro de lys, éste la rodeó en sus brazos.
-Castiel ya sabía todo y tu Alaska también.-dijo lys.
-qué? De verdad?-dijo violeta algo sorprendida.
-si, lo lamento vio.-dije.
-descuida, fue mucho mejor así. Fue tan hermoso, Lysandro se agachó y dijo unas palabras hermosas. Me comentó lo importante que soy en su vida y cuanto me quería, posteriormente me pidió que fuera su novia y obviamente acepte. Puedo usar esa copa para ponerle agua a esta rosa?-preguntó violeta señalando a la copa. Lysandro pareció enfadarse.
-otra vez, Castiel? Sabes que no conseguirás nada bueno con eso. No arrastres a Alaska en esto.-dijo él. Lo observé confundida.
-de qué me perdí?-dije.
-de nada.-dijo Castiel observando a Lysandro de muy mala gana. Frunci el ceño. Violeta fue a buscar una manta y se acurrucó con Lysandro junto al fuego. Escuché una puerta abrirse, de allí salió rosalya y al ver a los chicos juntos chilló.
-oh por favor miralos, son una ternura. Ya...?-me preguntó con la mirada.
-si, Lysandro es oficialmente mi novio.-dijo violeta.
-awww felicitaciones! aunque... No se come enfrente de los pobres.-dijo observándonos. Ella aludía a que ellos no deberían estar acurrucados enfrente del resto, los cuales estábamos todos solteros.
-estos dos tienen poco que envidiar.-dijo Lysandro señalando a Castiel y a mi con la barbilla.
-cierra el pico.-dijo Castiel.
-nada que ver, son imaginaciones tuyas.-dije junto a Castiel, casi al mismo tiempo. Rosa se sonrojó.
-estuvieron jugando al juego de la copa y no me dijeron nada? Son los peores.-dijo rosa.
-descuida, fue todo una farsa. Escucha, quieres quedarte con los chicos y yo voy a cuidar a alex?-pregunté. Ella cruzó una mirada con Castiel.
-si no te molesta... Esta bastante adormecido, pero está bien. Estoy muy cansada, no la pasé muy bien.-dijo rosa.
-quieres hablarlo?-pregunté. Ella negó con la cabeza.
-gracias, pero solo quiero distraerme con mis amigos.-dijo rosa.
-si quieres puedo ir yo. Tu disfruta con los chicos, además hay dos melosos que me están dando ganas de vomitar.-dijo Castiel observando a Lysandro y a la ya casi adormecida violeta. Le Sonreí agradeciéndole a Castiel, pero negué.
-descuida, además tengo que saldar cuentas con él. Pero aprecio mucho el gesto.-dije encaminandome hacia la habitación en la que alexy dormía. Golpeé la habitación y escuché la endeble voz de alexy indicándome que pasara. Lo obedecí y lo vi con dos mantas envueltas, arropado cerca de la estufa e intentando dormir.
-hey-dije. él me observó y esbozó una sonrisa.
-azul.-dijo alex. Me alegré al saber que aún a pesar del enojo, de su situación y de todo, alex me sonreía.
-como estás?-pregunté.
-bien, con mucho frío.-dijo alex. Me hizo una seña para que me sentara junto a él, obedecí.
-necesitas algo?-pregunté.
-si, que me perdones. He sido un idiota. Antepuse mis sentimientos a los tuyos y...-lo interrumpí.
-alex, tu debes perdonarme. Siempre creí que lo nuestro era únicamente amistad, no supe leer tus señales. Y ahora que lo pienso, si, hace años estás enamorado de mi. Y lamento haberme dado cuenta tan tarde, tal vez las cosas hubieran sido distintas, pero ahora te mereces una persona que te ama y te cuida con todo el corazón. Yo hoy me doy cuenta que no te merezco, sabes todo de mi. Recuerdas cada detalle de mi y mi niñez. Sabes que le tengo miedo a los truenos, que sufro vértigo, que...-comencé a sentir emoción por mi cuerpo.-no lo sé. No te merezco de amigo, eres una de las mejores cosas que me pasó en la vida. Y hoy al verte así, al ver que un hijo de puta te había lastimado fue demasiado. Si había una gota de enojo en mi cuerpo por la discusión que tuvimos antes, se esfumo al verte así. Sentí miedo, pánico. Mi mejor amigo en esas condiciones, te juro que voy a encontrar la persona culpable.-dije. Observé al suelo porque me sentí una basura de persona por lo que le estaba haciendo. Él me puso su mano en mi hombro.
-tranquila. Estuve hablando con rosa y me hizo entender que las emociones son eso, no se pueden controlar. Tu también conoces mucho de mi y aunque sé que no estaremos juntos, nunca voy a dejar de quererte. Nunca vuelvas a decir que no me mereces, eres la mejor persona que conozco. Tu fuiste la única que está tan loca para salir con la tormenta de nieve que hay a perseguir a un tonto que me lastimó. Qué otro amigo haría eso? Podría ser un asesino, no lo vuelvas a hacer nunca más.-dijo alex reprendiéndole.
-alex... Te quiero tanto.-dije abrazándolo. Ví una lágrima de él cayendo por su mejilla, se la limpié con cariño y noté que estaba helado. Me incorporé y puse más leña al fuego, él lo agradeció.
-azul, tambien te quiero mucho. Gracias por todo.-dijo.
-shhh, calla. Lo sé. Ve a dormir, necesitas descansar, yo voy a vigilarte.-dije. Él asintió y se acostó.
Podía escuchar a los chicos hablando, aunque no sabía qué decían, simplemente escuchaba su voz. Reconocí a Castiel, Lysandro y rosa, supuse que violeta se habría dormido. Ahora que lo pensaba, violeta dormía muchísimo. Observé a alex dormir, me partía el alma saber que estaba mal. Abrí rápidamente la puerta y la cerré para que el calor se quedara. Vi a Lysandro envuelto en una dormida violeta, rosa con un aspecto que parecía que se moría de sueño y Castiel simplemente hablando. Los tres me observaron, el pelirrojo en particular.
-te encuentras bien?-preguntó Castiel. Dejé escapar un suspiro.
-si, estuve hablando con alex y nos pusimos sentimentales, nada más.-dije.
-piff, parece que te hubiera pasado un tren por encima.-dijo rosalya.
-a la que parece que le pasó un tractor por encima es a ti, ve a dormir. Yo me encargo de Lysandro.-dije. Ella sonrió.
-gracias, De verdad estoy muy cansada. Nos vemos mañana.-dijo saludandonos y yéndose a una habitación. Pensé que se iría a dormir junto a alex, pero me equivoqué. Tal vez estaba demasiado cansada para estar cuidándolo, yo me encargaría de ello. Se lo debía a alex, era lo menor que podía hacer por el peliazul.
-yo también iré a dormir, estoy bastante cansada. Hasta mañana, chicos.-dije despidiéndome.
-hasta mañana, niña.-dijo Castiel.
*Castiel*
La vi irse, estaba muy cansada. Observé a Lysandro con su chica y deseé que Alaska estuviera igual conmigo, pero comenzaba a creer que o no le gustaban los hombres o... No entendía. Mire sus guantes, me los había prestado y ante el frío me los volví a poner.
-en qué piensas?-preguntó Lysandro. Me sacó de mis pensamientos.
-en ella.-dije. Lysandro me sonrió. Su apoyo era único, había sabido desde siempre que me gustaba Alaska y ya era hora que hablara en serio con ella.
-tranquilo. Todo estará bien, está cansada, nada mas. Es una muy buena chica. Cuando piensas hablar con ella?-preguntó. Lo mire.
-no lo sé, lys. Me confunde, no soy bueno para estas cosas. Debo hablarlo pronto, en este momento siento celos de tu novia y tu.-dije. Escuché su risa.
-quién diría que te volverías a enamorar.-dijo Lysandro.
-de hecho, en el momento que pienso en eso, nunca me enamoré de Debrah. Argh, no lo sé. Creo que iré a hacerle algo de compañía cuidando a alex. Disfruta la habitación con violeta.-le guiñe un ojo. Él rió.
-nos vemos mañana, casanova.-dijo Lysandro. Me dirigí a la habitación en la que ella estaba. Abrí lentamente y la vi sentada en un sillón. Estaba arrinconada, intentando acurrucarse en búsqueda de calor humano. Vi que no habían más mantas, se las había puesto todas a Alexy el cual dormía plácidamente. Me saqué la campera y se la puse en los hombros a Alaska, ella ni se inmutó. Me senté a la par de ella y la observé unos segundos, sabía que estaba poniendo cara de imbécil pero no me importaba, nadie me veía. La vi tiritar y con suma vergüenza me animé a rodearla con mis brazos.
-conque te gusta, huh?-dijo alex. Di un sobresalto. Nunca me esperé que de pronto el peliazul se hubiera despertado. De inmediato me solté con Alaska, demonios, esto era incomodo.
-no deberías estar durmiendo?-dije intentando evitar el tema. Él lo notó.
-no me cambies de tema, Castiel. Te gusta?-preguntó. Suspire.
-me encanta.-dije, vi que me ruborice. Demonios, me molestaba que me sucediera esto enfrente de Lysandro, me molestaba enormemente con alguien que ni siquiera me simpatizaba. Apenas hable, pareció que fue una apuñalada a alexy.
-lo entiendo. Sé que no nos simpatizamos, yo honestamente creí que eras un idiota con las mujeres. Estuve por muchos meses evitando que Alaska se acercara a ti, me daba miedo que la lastimaras. Pero con el tiempo, veía a Alaska más alegre, sonriente, tenía energía. No sé qué tanto sepas de su vida personal, pero pasó por muchas cosas y lo único que merece es cariño. Mi familia y yo hemos ayudado hasta donde pudimos. Y hace muy poco tuvo cierto problema, en él vi que sus ojos se iluminaron al hablar de ti. Lamentablemente para mi, ella esta como loca por ti; y no puedo evitar admitir que ella está mejor contigo. Sé que esto no es una película de bajo presupuesto donde la chica decide con qué chico quedarse, pero sé que ella será muy feliz contigo.-dijo alexy.
Me quedé sin aliento ante sus palabras. Mierda, se estaba dejando el alma en su discurso. Debía decir algo.
-alex, sinceramente en un principio te odiaba. Me parecías una persona falsa por tu sobredosis de energía y al comienzo pensé en alejarme de Alaska porque no te soportaba. Pero ella también me habló muy bien de ti y si bien nunca congeniamos, hoy me alegro de estar hablando contigo.-dije. Él sonrió, nos observó y parecía un padre que estaba dejando a su hija en el altar.
-conque Alaska está loca por mi?-pregunté. Él rió. Se incorporó y me miró.
-tienes más vodka? Podemos hablar de ello.-dijo alexy. Fui al comedor, traje la botella y dos pequeños vasos. Entré a la habitación y él al ver eso sonrió.-esa es la actitud.
Serví y le di un poco.
-escucha, esto normalmente no lo diría pero no deberías tomar alcohol.-dije. El se alzo de hombros.
-los remedios no me hacen particular efecto así que prefiero esto que me da algo de calor. Qué quieres saber de Alaska?-pregunto alex. Le Sonreí.
-lo último que dijiste, desde cuándo está loca por mi?-pregunté.
-puff, creo que desde aquella vez que le hicimos aquella jugarreta a Ámber. Jaja menuda tonta. Que asco de tipa. Deberías hacer una venganza por lo que les hizo en el concierto, que por cierto estuvieron increíbles.-dijo alex. Dejé escapar una risa y tomé de un trago el vodka.
-recuerdas como lloró cuando vio que Farrés la descubrió con los exámenes? Jaja pago por volver a ver su rostro.-dije. Alexy rió, me sentía muy extraño al ver que me estaba riendo con él. Nunca creí que esto pasaría. Siempre creí que era un idiota, tal vez era más similar a mi de lo que yo creía. A fin de cuentas Alaska no elige nada mal a sus amigos.
Proseguimos hablando de temas random, pero me dolía la panza de tanto burlarnos de Ámber y Debrah. No podía creer lo mucho que teníamos en común, o al menos que él las detestaba tanto como yo. Observé a Alaska durmiendo, estaba tan dulce como aquella vez que durmió en mi casa.
-lo lamento.-dijo alex. Lo observé.-nunca quise interponer me entre ustedes, simplemente me gustaba y no podía evitarlo.
-te entiendo, aunque no lo parezca. No pudiste preverlo, además sé que habían rumores estúpidos como que yo golpee a Debrah y nunca jamás lastimaría a una mujer, aunque se lo merece. Puedo Comprender mejor tu actitud. Y no debes lamentar nada, al contrario yo creo que lamento haberme inmiscuido en su amistad.-dije.
-descuida, yo entiendo quién eres y lo que pretendes con ella. Y sé que va a ser muy feliz contigo.-dijo sonriendo.
-gracias.-le dije. Él me chocó el vaso con el suyo y se bajó de un trago el alcohol.
-sabes, aún falta la venganza contra Ámber. Y se me ocurre una muy buena idea, escucha.-dijo alex.
Él comenzó a narrarme una excelente idea. Sonreí, esta idea era propia de... Alaska?
-no creí decirlo, pero me simpatizas más de lo que creía.-dije, le puse una mano en la espalda y le di unos golpecitos. Él puso cara de dolor.-lo siento, sigues enfermo.
-jaja si, pero una buena charla me hizo bien. Gracias Castiel, tu también tienes calidad de buen amigo. Escucha, yo me iré a dormir porque no me siento muy bien y necesito dormir.-dijo. Asentí y me senté en una silla junto al fuego. Observé a Alaska.
-ve a dormir, ni tu ni ella necesitan cuidarme. Estaré bien.-dijo. Lo observé, dudé si obedecerlo o no.
-de todas formas las restantes habitaciones están ocupadas. Me quedaré aquí porque si dependes de Alaska con su sueño pesado, dudo que te pueda ayudar.-el rió y luego de decirnos las buenas noches, él se acostó y yo lo imite. El sillón que quedaba era diminuto, me arrinconé como pude y me tapé. Mis ojos se cerraron mirando a Alaska, mañana se lo diría y ya no habría forma que me rechazara, me moría por besarla.
*Alaska*
Una tos me despertó, abrí mis ojos y la luz por breves segundos me encandiló. Una vez que mi vista se acostumbró a la vasta iluminación, enfoqué mi vista en alexy. Estaba tosiendo. Me incorporé rápidamente y lo observé.
-qué necesitas, alex?-dije. Él seguía tosiendo, le elevé un brazo y le di palmadas en la espalda para ayudarlo. El oeliazul pudo respirar mejor y una vez que dejó de toser me observó, sonriendome a la brevedad.
-gracias, azul. Estoy bien, solo me atore. Vuelve a dormir.-dijo alex. Lo mire preocupada, me senté en su cama y le Sonreí.
-estás mejor?-pregunté. Él asintió.-me alegro. Quieres despertar a los demás y desayunamos todos juntos?
-son las 6 de la mañana, yo voy a seguir durmiendo. Te recomiendo que hagas lo mismo, al menos hasta que termine de amanecer, aquí el tiempo es muy feo.-dijo alex. Asentí y me volví a acostar en el sillón, recién allí note la presencia de Castiel. Estaba en un sofá en el cual apenas entraba, tapado con una manta que ni siquiera le llegaba a las rodillas. Vi la mía, era enorme para mi corta estatura. Me incorporé y lo tapé con la misma, apenas me volteé sentí que él se movía y me tomaba del brazo.
-niña que haces?-dijo.
-te dejo la manta más grande para ti, deberías ir a dormir a ese sillón y yo en ese, es mejor para tu tamaño.-dije señalando el sillón en el que yo dormí. Él sonrió, se veía hermoso incluso cuando apenas se despertaba.
-descuida, estoy bien.-dijo acomodándose como pudo. Puse mis ojos en blanco.
-eres aun más terco que yo, anda, ve.-le dije haciéndole un gesto para que se incorporara. Él me obedeció y se fue a donde le indiqué. Me dio la manta corta y yo le di la larga. Una vez que me acoste pude sentir el dulce aroma que había quedado impregnado en la colcha, olía a Castiel. cerré los ojos e imaginé que podía estar acurrucada con él, demonios que bien se sentía. Aunque por su contra parte un sentimiento de culpa se sumó: estaba fantaseando con el novio de una de mis amigas, puesto que a iris no la consideraba de otra manera que como una amiga. Dejé escapar un largo suspiro, debía olvidarme de Castiel como algo más que un amigo.
Mis ojos se cerraron y pude dormir un par de horas.
El sueño se me hizo pesado, no estaba cansa y aun en mi subconsciente seguía pensando en temas que aturdían mi mente. Esto causó que no me pudiera dormir, así que me levanté en completo silencio y me dirigí al baño. Allí me di una ducha rápida y al salir corroboré que efectivamente nadie estaba despierto. Me dirigí a la cocina y decidí hacer el desayuno para todos. Hice unos waffles para que luego cuando se despertaran solo tuvieran que calentarlos. Vi mi guitarra reposando sobre el sofá, expectante de alguien que la tocara. Casi como si tuviéramos un vinculo, la tomé y salí fuera para tocar bajo la nieve. Caían pequeños copos de nieve, así que me dirigí al único lugar que no tenía la misma: el garage. Me senté de piernas cruzadas en el suelo y allí apoye mi instrumento en mis piernas.
Recordé los días en los que salía a hacer exactamente lo mismo para evitar las discusiones de mis padres. Hice memoria mientras afinaba la guitarra, no soportaría volver a lo mismo. Ya no solo por la perdida de mis amigos, sino porque con ellos conocí una vida plena que con mi madre nunca viví. Había encontrado mi lugar en el mundo.
Toqué suavemente las cuerdas de la guitarra y mientras las veía, recordé que aún no había desempacado la de Castiel, debía dársela. Sabía que no me olvidaría, pero sin duda habían pasado tantos acontecimientos que ninguno me daba tiempo a entregárselo cuando estuviéramos solos. Rogué que iris no creyera que estaba intentando algo con Castiel, me enojaría mucho eso porque no quería traerle problemas a ninguno.
Casi sin darme cuenta mis dedos ya estaban tocando, la musica fluía entre mis venas y nunca me había costado improvisar. Deseé que todos tuvieran el sueño profundo porque no quería despertar a nadie, aunque la gran cantidad nieve amortiguaba el sonido. Recién allí noté que no teníamos vecinos. Me pregunté qué hubiera sucedido unos meses antes, rosalya y yo seguramente intentaríamos hacer una fiesta con música a todo volumen aprovechando la soledad, pero no sabría decir si Castiel, Lysandro y violeta se sumarían. Alexy probablemente lo haría.
La música sonaba melódica, suave y sin quererlo acompañaba la tranquilidad del lugar. Comencé a tararear un intento de canción, dejándome llevar por las múltiples emociones que sentía en ese momento.
Mi vida antes de llegar a florida había sido horrible, un calvario prácticamente. Pero había dado un giro de 180 grados cuando di un paso en el sweet amoris. Mis amigos me habían dado otro tipo de vida, de calidad, afecto, cariño y mucho, mucho apoyo.
-nunca te lo dije, pero cantas hermoso.-dijo una voz proveniente de la puerta. No necesitaba verlo para saber que esa voz pertenecía a Castiel. Él caminó bajo la nieve, manchándose su vivaz cabello. Se sentó junto a mi y me observó, estaba sumamente abrigado, tanto que apenas parecía poder moverse.
-gracias. Alguna vez me gustaría poder decir lo mismo.-dije, aludiendo a que me gustaría escucharlo cantar. Él dejó escapar una risilla.
-creeme, no quieres escucharme cantar.-dijo. Le Sonreí, me iba a ser difícil olvidar este vinculo que tenía con Castiel. Pero era una persona adulta y debía actuar como tal, no tenía 13 años para hacer berrinche si un chico no me hablaba o si tenía novia. Le extendí la guitarra, preguntándole con la mirada si podía tocar algo. Él la tomó y de inmediato el nivel de calidad de la música aumentó.
-nunca te lo dije, pero te considero como mi mentor. Tu música y pasión son impecables.-dije. Él pareció sonrojarse pero de inmediato volvió a su estado natural.
-lo sé, soy lo mejor.-dijo bromeando. Sonreí y lo observé en silencio. Él también no me quitaba la mirada de encima hasta que notó que no estaba demasiado abrigada.
-quieres mi campera? Te vas a enfermar.-dijo Castiel.
-estoy acostumbrada a este clima, pero gracias de todas formas. El que se va a enfermar eres tu, apenas puede moverse.-dije.
-si... No puedo enfermarme, si la productora nos llama para grabar el sencillo y si estoy enfermo, seguramente mi parte sea un fiasco. Oh, por cierto, estuvo muy bueno el desayuno. definitivamente eres mejor que yo cocinando.-dijo con una sonrisa.
-aquella torta que me hiciste no estaba precisamente deliciosa, pero el gesto es incomparable.-dije. Él sonrió, estaba particularmente alegre el día de hoy. Y casi sin quererlo, estuvimos horas hablando mientras veíamos como los copos de nieve creaban lentamente más y más capas de la misma. No fue hasta casi el medio día que comenzamos a escuchar sonidos, seguramente fuera Rosalya ya que estaba haciendo ruido con platos.
Alguien abrió la puerta y con una sorpresa, nos observó Lysandro.
-qué hacen aquí afuera muriéndose de frío?-preguntó.
-quisimos tocar la guitarra y hacerlo adentro implicaría despertarlos. Además, yo no tengo frío, el que si probablemente se esté muriendo debe ser tu amigo.-dije riendome de Castiel. Él me hizo un gesto de burla con el rostro.
-jaja, chistosa. En realidad salimos porque escuchábamos los gritos de tu habitación con violeta.-dijo Castiel. Lysandro tomó una bola de nieve y se la lanzó directamente al rostro, sonando seco al momento del impacto.
-eres un cerdo, no hicimos nada.-dijo Lysandro.
-no soy un cerdo, tu eres un lento.-dijo Castiel burlándose al tiempo que le lanzaba otra bola de nieve que se impactó en un cabello blanco, pero no era de Lysandro sino de rosalya que salia a ver de quienes eran las voces. Ella lo observó y por un momento hasta yo sentí miedo de esa mirada.
-mi vestido! Te voy a matar, pelirrojo.-dijo tomando una inmensa bola de nieve que terminó en la entrepierna de Castiel. Este se llevó las manos con dolor allí, yo no pude evitar reírme y ver como Lysandro prácticamente lloraba de risa. Hoy parecía ser una excelente mañana.
-rosalya...-dijo Castiel. Ella se escondió dentro de la casa y cerró la puerta. Lysandro una vez que se calmó, se sentó junto a nosotros. Nos observó y vi que intercambiaron información con Castiel a través de las miradas.
-de qué me estoy perdiendo?-dije. Lysandro pareció sorprendido que me hubiera dado cuenta.
-de... Nada.-dijo Lysandro.
-cómo te fue con violeta?-preguntó Castiel, rápidamente cambiando de tema. Lysandro se sonrojó.
-bien, no sé. Se siente extraño dormir junto a una chica, es la primera novia que tengo y sigue siendo extraño besar a alguien las cantidades de veces que a uno le plazca. Además ella es un sol, realmente estoy muy contento con la elección que hice.-dijo Lysandro ruborizado.
-me alegro mucho, lys. ella estuvo como loca por ti hace bastante tiempo. De hecho, Rosalya y yo habíamos intentado hacer un plan para unirlos pero no tuvimos que hacer nada porque todo se dio naturalmente.-dije. Castiel me observó con picardía.
-vaya, vaya. Eres una mente malévola.-dijo Castiel riendo. le di un suave golpe para que se callara.
-no me lo esperaría de ustedes, pero afortunadamente todo se dio bien. Oh, escuchen suoongo que Alaska hizo el desayuno porque huele muy bien. Por qué no entran a desayunar con nosotros? Ya estamos todos despiertos, o casi, falta violeta que vive durmiendo. Rosalya fue a despertarla, incluso alexy anda por ahí caminando. Parece sentirse mejor.-dijo Lysandro.
-me alegro por él, yo no tengo mucha hambre pero los acompaño. Vienes, Castiel?-pregunté. Él asintió y me siguió al entrar a la casa, junto con el peliblancos.
Al entrar vi a alexy sentado en la mesa, poniéndole dulce de leche a su waffle, Rosalya y violeta estaban terminando de poner la mesa y Lysandro se dirigió a poner más leña para avivar el fuego de la estufa del comedor. Noté que violeta le lanzó una dulce mirada a Lysandro.
-hey, dónde estaban?-preguntó alexy, visiblemente mejor.
-afuera, tocando la guitarra. Te sientes mejor, colega?-preguntó Castiel. Todos parecimos extrañados de la repentina actitud que tenían estos dos. Qué se tramaban?
-esto... Vamos a comer. Alaska, esto tiene una pinta increíble.-dijo Rosalya preocupada por la actitud de estos dos. Agradeci y nos sentamos y todos, excepto Castiel, desayunamos mientras hablábamos y hacíamos bromas. Esto se sentía real, como una familia. Parecía que mi vida de pronto se había solucionado, o al menos podía pretender eso.
Observé las miradas y actitudes de todos, habíamos formado un grupo sumamente completo. Nuestras personalidades eran únicas y a su vez se congeniaban muy bien. Los únicos que hasta el momento no habían simpatizado eran alexy y Castiel, pero parecía que algo había sucedido entre ellos que ya ni siquiera había un aire tenso.
Violeta y Lysandro se miraban con dulzura y cada tanto se tomaban de la mano, Castiel y Rosalya estaban empeñados en molestar a sus amigos, los cuales se ruborizaban. Alexy y yo permanecíamos imparciales, simplemente mirando todo. aunque alex estaba de muy buen humor ya que hacia chistes. En un momento que fui a tomar jugo de naranja el dijo una estupidez acompañada de una de sus características caras idiotas y no pude evitar reirme, escupiendo el jugo, que no solo salio por mi boca sino que por mi nariz también.
A partir de allí fue una carcajada tras carcajada. Rosa, alex y yo estábamos llorando de la risa, violeta se reía sutilmente, Lysandro estaba preocupado porque me dolía la nariz y Castiel intentaba contenerse la risa hasta que lo observé y se rió.
Si, mi vida en ese momento era perfecta.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top