Capitulo final: El ave Fénix
La última carrera de la temporada había llegado, y con ella, una emoción palpable en el ambiente. En el paddock de Yas Marina, los fanáticos, periodistas, y equipos se preparaban para lo que prometía ser un final épico. Carlos Sainz había tenido una temporada impresionante, y hoy se jugaba su última oportunidad de coronar su regreso a la cima.
Mientras los pilotos se preparaban para la carrera, un invitado especial captaba la atención de todos: Charles-Sainz- Leclerc, quien había estado acompañando a Carlos en cada carrera desde que decidió tomarse un descanso de las pistas. La prensa no pudo resistirse a la tentación de entrevistarlo.
—Después de ser testigos de la segunda mejor boda de la Fórmula 1, ustedes disculpen si decimos que su boda con Checo no fue la mejor, Max se enoja con nosotros —bromeó un reportero, arrancando una carcajada de Charles—. Hoy nos acompaña en el paddock Charles Leclerc-Sainz, ¿o es Sainz-Leclerc? ¿Cómo estás, Charles? ¿Qué esperas de la última carrera de la temporada?
Charles, con una sonrisa relajada y ese inconfundible brillo en sus ojos, respondió: —Estoy muy emocionado de venir a apoyar a mi esposo. Estoy seguro de que será una carrera emocionante, como todas las que corre Carlos. Además, prepárense para una que otra sorpresa. Y sobre el apellido, es Sainz-Leclerc —añadió, guiñando un ojo de forma pícara, provocando las risas del entrevistador y la audiencia.
—Vaya, fuertes declaraciones, Charles. ¿Será que pronto tendremos noticias sobre tu regreso a las pistas? Tus fans te aclaman.
Charles mantuvo el misterio, con una sonrisa que dejaba entrever más de lo que decía. —Solo diré que llegará cuando menos lo esperen.
Con esa declaración, Charles se despidió cortésmente y se dirigió al garaje de Williams para estar junto a su esposo y ver la carrera desde primera fila.
La tensión era palpable mientras los autos se alineaban en la parrilla de salida. La temporada había sido un reto para muchos, pero Carlos Sainz había demostrado su valía, llevando a Williams a alturas inesperadas. Y hoy, en Abu Dhabi, tenía la oportunidad de cerrar la temporada con broche de oro.
Desde el inicio, Carlos se mostró agresivo pero calculado, manteniendo una estrategia que lo permitió escalar posiciones de manera constante. La carrera fue intensa, con duelos cerrados y adelantamientos arriesgados, pero Carlos mantuvo la calma, demostrando por qué era uno de los pilotos más respetados en la parrilla.
Mientras Charles observaba desde el garaje, los nervios lo invadían, pero también la emoción. Sabía cuánto significaba esta carrera para Carlos y para el equipo. Las últimas vueltas fueron un verdadero espectáculo. Carlos, con una maniobra magistral, adelantó a dos rivales en la curva más complicada del circuito, posicionándose en el tercer lugar.
El pit wall de Williams estaba al borde del colapso de nervios. A medida que la carrera llegaba a su fin, la tensión en el garaje de Williams era insostenible. Las voces se elevaban, y todos mantenían la vista fija en las pantallas. Cuando Carlos cruzó la línea de meta en tercera posición, el equipo estalló en vítores y aplausos. Charles saltó de su asiento, con el corazón a mil por hora, y corrió hacia el pit lane para recibir a su esposo.
Carlos subió al podio con una gran sonrisa en el rostro, su mirada buscando a Charles entre la multitud. Allí estaba, su mayor apoyo, su compañero de vida, aplaudiendo con orgullo. Mientras el champán volaba por los aires y las cámaras capturaban el momento, la alegría en el rostro de Carlos era palpable.
Había superado todas las expectativas, llevando a Williams al top 10 del campeonato de pilotos, siendo la gran sorpresa del día y una de las historias más inspiradoras de la temporada.
La prensa, como era de esperarse, no tardó en reaccionar:
Williams en el Podio: Carlos Sainz lleva al equipo a un final de temporada soñado.
El Resurgir de Sainz: La hazaña que nadie esperaba.
El 'efecto Sainz': Cómo un piloto transformó a Williams.
Ferrari en crisis: ¿se arrepienten de haber dejado ir a Sainz?
La prensa no solo celebraba la victoria de Carlos, sino que también lamentaba las decisiones que llevaron a Ferrari a dejar ir a uno de sus mejores pilotos, solo para verlo triunfar con otro equipo. El éxito de Carlos era una prueba contundente de su talento y determinación.
Al terminar la ceremonia del podio, Carlos bajó para reunirse con Charles. Los dos se abrazaron con fuerza, sabiendo que juntos habían superado todos los obstáculos que se les habían presentado.
—Lo hiciste, amor —susurró Charles en el oído de Carlos, con la voz cargada de emoción.
—Lo hicimos —respondió Carlos, besándolo suavemente.
Sabía que sin el apoyo de Charles, nada de esto hubiera sido posible.
—Lo mismo digo, Calos, tú me ayudaste cuando más lo necesitaba, así que es un placer hacer lo mismo por ti.
Minutos después, ambos fueron abordados por los periodistas que querían captar cada detalle de este triunfo.
—Carlos, ¿cómo te sientes al terminar la temporada de esta manera? —preguntó un reportero, micrófono en mano.
Carlos, con Charles a su lado, sonrió. —Es un sueño hecho realidad. Este podio significa mucho para mí y para todo el equipo. Hemos trabajado duro y hoy lo hemos demostrado.
—¿Y tú, Charles? ¿Qué opinas de la carrera de tu esposo hoy? —preguntó otro reportero.
Charles, con la misma sonrisa que no se había borrado desde el inicio de la carrera, respondió: —Estoy increíblemente orgulloso de él. Ha demostrado ser uno de los mejores pilotos del mundo, y estar aquí para apoyarlo es lo mejor que me ha pasado.
—¿Y qué nos puedes decir sobre tu regreso a la Fórmula 1? —insistió un periodista, capturando la atención de todos.
Charles hizo una pausa, disfrutando del suspenso que había creado a su alrededor. —Solo diré que el año que viene, los circuitos van a tener una gran sorpresa. Pero hasta entonces, mi lugar está aquí, apoyando a Carlos.
La noche en Abu Dhabi se llenó de celebraciones y sonrisas. Carlos y Charles sabían que este no era solo el final de una temporada, sino el comienzo de una nueva etapa en sus vidas. La Fórmula 1 les había dado mucho, pero lo más importante de todo, les había dado el uno al otro.
Mientras la fiesta continuaba, los dos se retiraron a un lugar más tranquilo, lejos de las cámaras y los reflectores. Caminando de la mano por la playa, bajo las estrellas, recordaron todo lo que habían vivido juntos.
Y así, bajo el cielo estrellado de Abu Dhabi, Charles y Carlos sellaron una vez más su amor, listos para enfrentar lo que el mañana les traería, con la certeza de que, pase lo que pase, siempre lo harían juntos.
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