Capitulo 28: Shangai de noche


El Gran Premio de China había llegado, y la emoción en el Circuito de Shanghái era palpable. La pista, famosa por sus desafiantes curvas, se preparó para otra edición vibrante de la Fórmula 1. Carlos y Charles, estaban listos para enfrentar el desafío.

La carrera comenzó con gran intensidad. Charles, partiendo desde una posición competitiva después de algunas malas carreras que había tenido, logró mantenerse en el grupo delantero desde el inicio. Carlos, con una estrategia de paradas bien ejecutada, luchó para escalar posiciones en el transcurso de la carrera.

Charles, a pesar de enfrentar dificultades con el desgaste de sus neumáticos, se mantuvo firme y cruzó la línea de meta en una destacada cuarta posición. Carlos, con una carrera llena de adelantamientos y maniobras audaces, terminó en la octava posición, una demostración de su habilidad para manejar bajo presión.

El podio quedó conformado con Max Verstappen en primer lugar, seguido por Lewis Hamilton en el segundo puesto, y Oscar Piastri completando el trío de ganadores en el tercer lugar.

Después de la carrera, Carlos y Charles decidieron disfrutar de la noche en Shanghái. Caminaban por el Bund, maravillándose con el horizonte iluminado de la ciudad y el vibrante ambiente nocturno. Las luces de los rascacielos reflejadas en el río creaban un espectáculo visual que contrastaba con el bullicio de la pista de carreras.

Se detuvieron en un pequeño café junto al río, donde la atmósfera tranquila y romántica les ofrecía un respiro del ajetreo de la ciudad. Carlos tomó la mano de Charles, y se sentaron en una mesa al aire libre, disfrutando de la vista y la compañía.

Charles miró a Carlos con una sonrisa suave, sus ojos brillando con ternura.

—Esta noche ha sido maravillosa, ¿no crees? A veces me olvido de cuánto me gusta la vida nocturna en las ciudades a las que vamos.

Carlos le devolvió la sonrisa, su mano acariciando la de Charles con delicadeza. —Sí, es en estos momentos cuando realmente aprecio las cosas buenas de nuestro trabajo, como poder viajar por el mundo.

Se inclinaron el uno hacia el otro, y sus labios se encontraron en un beso tierno. La conexión entre ellos era palpable, y el bullicio de la ciudad parecía desvanecerse a su alrededor. Carlos rodeó a Charles con sus brazos, abrazándolo con suavidad mientras se dejaban llevar por el momento.

—No hay nada que desee más que pasar mi vida contigo —susurró Charles, su voz cargada de emoción.

Carlos lo miró a los ojos, susurrando de vuelta. —Y yo me siento igual. Cada día contigo es un regalo, y no puedo esperar para ver qué nos depara el futuro.

Se levantaron y continuaron su paseo bajo las estrellas, disfrutando de la música en vivo que llenaba el aire. Encontraron un rincón tranquilo en una pequeña plaza, donde se sentaron a escuchar y a disfrutar de la serenidad del momento. Mientras se abrazaban, las luces de Shanghái y el suave murmullo del río creaban un ambiente mágico y perfecto para su amor.

En ese rincón de Shanghái, Carlos y Charles reafirmaron su compromiso y complicidad, sabiendo que, sin importar los desafíos que enfrentarían, su amor era el refugio y la fuerza que los mantenía unidos.

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