Primeriza


—¡Oye, imbecil! —Bakugo gritaba sin parar—. ¡No me ignores, maldito Deku!

Izuku intentaba, con todas sus fuerzas, ignorar al estúpido de su amigo de la infancia.

«Aguanta cinco minutos más, aguanta cinco minutos más y podrás devorarte a Momo» —Aquel pensamiento era la ancla en su mar de tranquilidad.

—¿Quién te crees para ignorarme, inútil?

Ambos se encontraban en la cocina. Izuku preparando la merienda para la madrugada, donde Momo iría a su habitación para ver una película. Y Katsuki, quien perseguía a Izuku para tener alguna especie de conversación.

—¡Nerd de mierda, escúchame!

Bakugo tiró el pan de la mesa, justo el que Izuku estaba a punto de embarrarle crema de avellanas. Este suspiró, no valía la pena armar una pelea, así que decidió hacer otro.

Bakugo se había cansado de ser ignorado, un perdedor como lo era Izuku no podía menospreciarlo sin ninguna consecuencia de por medio.

—¡Ey! —Ladró furioso.

—¿Qué quieres, Kacchan? —Respondió, sabiendo que el apodo molestaba al rubio.

—¡Maldita basura, hace rato te estoy hablando!

No era de sorprenderse que los gritos llamaran la atención de los alrededores, ya que casi toda la clase 1-A estaba presente. Bakugo no le importó esto, por lo que siguió gritando sin más.

—¡Nerd!

Aunque le seguía fastidiando el hecho de que Izuku, la persona que más asco le da, pasara de él. De pronto, vio a Uraraka, quien quería detener el griterío que su novio empezó. Después vio a la vicepresidenta, quien se acercaba a Deku.

—¡¿Te estás comportando así porque te robé a tu noviecita?! —Dijo, hiriendo un poco a la mencionada.

—Uraraka no es un objeto que puedas robar, ¿te lo tengo que explicar frente a todos? —Por segunda vez, respondió ante los ataques de Katsuki.

A pesar de que estuvieran distanciados, Izuku no dudaba en proteger a su antes mejor amiga, ya que el sentimiento de amistad prevaleció en ambos, aún después de la confesión.

—Oh, ¿te crecieron los huevos después de estar todos los días con la perra de Cola de caballo?

Era un insulto cualquiera, típico de Bakugo, pero esta vez Izuku no iba a permitirlo. La ira inundó su raciocinio, activando el One For All sin notarlo.

—Con Momo nadie se mete, imbecil. —Susurró para sí mismo, evitando que alguien lo oyera.

No lo pensó bien, solo se acercó para encararlo. Una palabra más y el rostro de Katuski iba a pasar por varias operaciones para volver a la normalidad. Podían cualquier estupidez de él, pero si metían a Yaoyorozu en la discusión, las cosas cambiaban.

—¡Deku imb-.

Cuando Izuku iba a agarrarlo del cuello y estamparlo contra el piso, un grito mucho más fuerte resonó en la cocina, proveniente de la persona menos pensada.

—¡Cierra la maldita boca, musulmán de mierda! —Momo se encontraba furiosa, no aguantó más los gritos exagerados que daba el rubio a su mejor amigo.

Aunque, pasados los segundos, se habia sonrojado al darse cuenta de las palabras que dijo. Miró a los costados, encontrándose con las bocas abiertas de todos los presentes. Incluso, Bakugo no creía lo que había escuchado de ella.

—¡L-lo-lo siento! —Se disculpó con sus compañeros y salió de allí corriendo hacia su habitación.

Izuku veía nervioso la escena con los ojos como platos. Tanta era su sorpresa que el pan con crema de avellanas que tanto cuidó, se resbaló de la palma de su mano y cayó al suelo.

La primera en reaccionar fue Jirou, quien al salir del trance fue tras Momo, quien a este punto, ya hubiera podido escapar del país.

—Mierda. —Susurró Midoriya—. He creado un monstruo. —Tragó saliva, preparándose para correr—. Lo siento, chicos, tengo que solucionar algunos asuntos. —Levantó el pan caído y lo lanzó a la cara de Katsuki—. Te lo mereces, maldito imbecil.

La mayoría también se sorprendió por esta acción, aunque todavía no dejaban de pensar en quien era la chica de clase alta con los mejores modales del mundo. En fin, para todos los demás era la primera vez que escuchaban una grosería salir de la boca de la vicepresidenta de la clase 1-A.

—Abre la puerta, Yaomomo. —Jirou golpeaba la puerta del  cuarto de Momo, pero no recibió respuesta—. ¿Yaomomo? Por favor, responde.

Estaba preocupada por su amiga y no era para menos, hace minutos presenció algo inimaginable.

—Ah, hola, Jirou-san. —Un agitado pecoso entró en escena.

—Midoriya, ¿que haces aquí? —Frunció el ceño.

Ella no era tonta, sabía que ocurría algo entre Momo y él, pero no se atrevió a preguntarle nunca a su amiga, ya que podía incomodarla de alguna u otra forma, además, no la veía tan feliz desde que se enteró que cierto bicolor estaba en una relación con Kendo.

Pero, en esta ocasión, supuso al verlo que también tenía algo ver con las recientes acciones de la pelinegra. Una mala influencia para Yaomomo.

—¿Cómo está Momo?

—Ella no quiere hablar con nadie.

—Oh, está bien. —Al parecer, ignoró la indirecta que decía que se fuera—. Momo, soy Izuku, tenemos que hablar.

Se acercó a la puerta, ignorando por completo la existencia de Jirou. Esta, al ver las acciones del pecoso, iba a reclamar hasta que escuchó como la puerta se abría.

—¿Yaomomo? —Dio un paso adelante.

—Solo entra Izuku. —Dijo con voz tímida, sorprendiendo por milésima vez en el día a Kyoka—. Prometo que después t-te explicaré todo.

Izuku se despidió con la mano, molestando a Jirou, quien estaba a punto de incrustar los jacks en sus ojos.

Cuando la puerta se cerró, lo primero que hizo Izuku fue tirarse en la cama, viendo el rostro cabizbajo de Momo.

—Me siento un poco celoso si te soy sincero. —Comenzó a hablar.

—¿Por qué? —Tímidamente se acercó al peliverde, quien la invitó a echarse.

Como si fuera costumbre, ella se había acomodado al lado de Izuku, usando su pecho como almohada. Cerró los ojos esperando una respuesta, pero lo que recibió fue un beso en la frente.

—Quería que esa faceta de niña mala la usaras solo conmigo. —También cerró los ojos, dispuesto a dormir. Al parecer, soportar a Bakugo le traía mucha carga mental.

—No lo vuelvas romántico. —Infló las mejillas—. Fue vergonzoso.

—Fue increíble. —Contradijo—. Hubieras visto la cara de Kacchan cuando volteó a verte.

—La vi por unos segundos. —Rio con brevedad—. Debo admitir que sí dio risa.

Sé quedaron callados, disfrutando del silencio del otro, aunque había algo que no cuadraba en la ecuación. Parecía que Momo estaba ocultando su rostro por más tiempo de lo común, es más, no se habían visto frente a frente por más de cinco segundos.

—¿Quieres hablar? —Preguntó Izuku.

—¿Es normal que me sienta feliz, triste, decepcionada y con ganas de ser la mejor de todos los tiempos?

—¿Estás en esos días? —Tal pregunta casi hace que Momo lo botara del cuarto.

—Tonto. —Le golpeó en el hombro—. No sé, pero después de huir como una cobarde y de casi confinarme de por vida en mi habitación si no fuera porque llegaste, te juro que siento que puedo patearte el trasero, mientras que limpió mis lágrimas con la sangre de Bakugo.

—Eso no tiene sentido, ¿y por qué yo soy el más afectado en tu fantasía?

—Porque te lo mereces. —Frunció el ceño—. Puedes defenderte de ese, de ese... ¡Ay! De Bakugo, pero siempre te quedas callado. —Con hábiles movimientos se posicionó encima de Izuku—. ¡Ah! Lo peor de todo es que yo quería ayudarte y la mejor manera que encontré fue gritando una mala palabra como una mocosa.

—Eres mi heroina.

—No bromees.

—No es broma. —Rodeó su cintura con los brazos—. Cuando te nombró tuve ganas de romperle la cara, pero sé que si lo hacía, me hubiera ganado un cruel castigo por parte de Aizawa-sensei. —Volvió a sonreír, le encantaba estar pegado a ella.

—Entonces ibas a-. —Estaba sorprendida.

—No puedo permitir que insulten a una de las personas que más admiro, ¿que clase de hombre seré si lo permito?

—Estás exagerando. —Respondió avergonzada.

—Momo, si tú quieres, puedes gobernar el mundo con solo mover la mano. Eres increíble y me inspiras a ser mejor, es por eso que te considero mi heroina.

Ella solo se quedó estática, no dejando ver el increíble sonrojo en su rostro, junto a expresiones confusas. ¿A parte de Izuku existe alguien que la haga sentir la persona más importante del mundo? Tenía que admitirlo, el peliverde se ganó casi todo su corazón en menos de tres meses. Es por esto que los sentimientos mezclados y los pensamientos confusos que generaban comparar a Izuku con Todoroki. Por lo tanto, las típicas preguntas llegaron a la velocidad del sonido e inundaron su mente como un tsunami en la costa.

¿De verdad estaba enamorada de Shoto? ¿Por qué nunca se sintió así como cuando está con Izuku? ¿Acaso le gusta Izuku? Las respuestas eran como dados en un juego de azar: impensables, pero al final, el resultado se tenía que aceptar.

—Izuku. —Aunque, de alguna forma tenía que averiguar si esas respuestas son correctas.

—¿Qué pasó?

—Ci-cierra l-los ojos. —Empezó a trepar hasta llegar estar frente a frente.

—No des tantas vueltas si quieres besarme. —Amplió su sonrisa—. Es más, puedes hacerlo sin avisarme.

—Imbecil.

Momo no lo pensó más, acortó los escasos centímetros que separaban sus labios hasta llegar al contacto. El beso era algo suave y lento, a comparación de los que se daban en el cuarto del pecoso, pero después la intensidad fue aumentando como una corriente eléctrica. Era sorprendente, casi siempre era Izuku quien quería cruzar ese límite de amigos que se besan, esta vez es Momo quien atacaba con todo lo que tenía. Ella fue la que empezó el beso, la que había comenzado la pelea de lenguas y quién gemía cada vez que respiraba. Izuku no era tonto, sabía donde iban a terminar si seguían a ese ritmo.

—Mo-Momo, nos-. —Trató de decir algo, pero al ver como ella se sacaba la blusa se quedó callado—. No-o podemos lle-egar a ese ex-tremo, ¿lo recuerdas? —Con la poca fuerza de voluntad intentó detenerla—. T-tú misma lo dijiste.

—Q-Quiero hacerlo. —Volvió a besarlo—. Y s-sé que tú también.

De pronto, Izuku se sentó en la cama, generando que ella esté sentada a horcajadas sobre él, estimulándolo más de lo que debía.

—S-si lo hacemos, ya no habrá punto de retorno. —Advirtió por última vez, a punto de rendirse frente a los ojos hipnotizantes de Momo.

—Tú más que nadie sabes qué nunca existió algo parecido a un punto de retorno en nuestra relación.

Con esa oración que representaba la realidad de los dos, Midoriya procedió a quitarse el polo y, segundos después, romper el sostén de la pelinegra, quien rogaba por estar unida a Izuku por un largo tiempo.

Ambos sabían las consecuencias de sus acciones, pero no les importa a en lo más mínimo. Ni siquiera le tomaron importancia a Jirou, que estaba usando su Quirk para escuchar toda la conversación, aunque se retiro cuando Momo soltó el primer quejido de dolor al perder su virginidad. Claro, con un sonrojo inigualable que no desapareció por un buen rato.

Decidió olvidar eso por su bien, ya mañana hablaría con Momo sobre todo.

La mañana había llegado, trayendo consigo a la joven Yaoyorozu desnuda, temblando de frío, buscando con los ojos cerrados, a puro instinto, a su acompañante. Aunque no duró mucho, ya que Izuku la cubrió con la sábana y procedió a abrazarla con un brazo.

—E-eso fue increíble. —Dijo Deku.

—¿Izuku? —Susurró cansada.

—Dime.

—Quiero repetirlo.

¿Como no reaccionar ante la tierna y estimulante confesión de Momo? Izuku la veía dormida sobre su pecho, descansando como si no existiera alguna mal en el mundo. Fijó su mirada en el cuello de ella, estaba con muchas marcas moradas, producto de las mordidas y chupetones que él dio con tanta pasión.

Entonces, recordó como se sentía estar dentro de Momo, como sus senos rebotaban cada vez que él embestía y los pequeños gritos de excitación que emitió toda la noche. Si ayer estaba decidido sobre lo que sentía, hoy estaba dispuesto a decirlo sin temor alguno.

—Momo. —La llamó.

—¿Izuku? —Respondió adormilada.

—Me gustas, sé mi novia. —Él le dio toda la razón a Momo: el punto retorno era algo inexistente para ellos. Así que decidió aprovechar lo más que podía.

Ella abrió los ojos, mostrando una expresión triste y con miedo. Miedo de que la respuesta que iba a dar molestara al peliverde y este se fuera de su lado.

—Nos hemos besado incontables veces, hemos dormido en la misma cama que ya parece que no podemos dormir solos y, hace pocas horas, hicimos «eso». —Acarició la mejilla de Izuku—. Eres el chico de mis primeras veces y decir que no siento y quiero lo mismo que tú, sería una mentira despiadada.

—Entonces... —Procedió a besarla, mientras entrelazaba las manos.

—Me gustas, Midoriya Izuku. —Volvió a cerrar los ojos, más por cobardía que por cansancio—. Pero... No podemos estar juntos, ¡todavía! Ya sabes, ambos tenemos primero que aclarar las cosas, yo con Todoroki-san y tú con Ochaco.

—Pe-pero...

—Sé q-que suena tonto, pero no quiero empezar una relación contigo si no solucionamos los problemas por los que nuestra relación empezó. —Escondió su rostro sobre la cama—. En-entiendo q-que no t-te guste la idea, pero-.

Izuku lo había confirmado, Momo es su heroina, la persona que lo mantendrá con los pies en la tierra y con la moral en los cielos. Tenerla a su lado significaba estar al borde del cielo, dejando atrás todo el infierno que sufrió apenas siendo un niño. Yaoyorozu Momo se había convertido en su propio ángel y la quería solo para él.

—Me gustas mucho, demasiado... Tanto que ni yo puedo creerlo. —Mordió el cuello expuesto de Momo, quien no pudo evitar soltar un gemido—. No importa lo que pidas, te lo daré.

La lujuria que había estado presente en la noche volvió en la mañana, con un Izuku levantando a Momo y colocándola encima de su miembro viril.

—¿I-Izuku?

—Mientras tanto, hay que divertirnos un poco más. —Momo solo asintió nerviosa, aunque por dentro no podía negarse ante la intensa sonrisa llena de seguridad de su amante.

Sin ni siquiera saberlo, Izuku fue rechazado por segunda vez, aunque no le dio importancia, ya que estaba feliz de escuchar de nuevo como Momo gritaba su nombre.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top