Capítulo 5

Minho


Esa noche no dormí.

No podía evitar pensar en lo que había pasado en la tarde.

Y pasé toda la madrugada recordando sus palabras.

¡Tus ojos! ¡Son iguales a los míos!...

Papá está encerrado... En un laberinto... ¡Corre muy rápido!...

¡No descansará hasta encontrarnos!...

Su nombre es Minho...

Me levanto frustrado agitando mi cabello estresado. ¿Por qué ahora? ¿Por qué así?

Aprieto mis puños y siento un ardor peculiar en los ojos. ¡Que miertera suerte tengo!

Después de todo los problemas del laberinto. Después de todo lo que pasamos en el desierto. Estábamos a salvo.

Y yo... Tenía una familia.

Un hijo... Una novia? No lo sé, pero quiero estar con ella... Quiero estar con él... Con ellos.

Un bombeo en el corazón me hace dejar los pensamientos a segundo plano. Siento la cara roja y mi respiración acelerada.

Estúpido corazón que solo sirve para complicar todo.

Me doy un tiempo para revisar a mi alrededor.

Sarten y Newt duermen plácidamente en dos camas.

Thomas está acostado, se mueve mucho.

Solo nosotros estamos en la carpa, Brenda y Jorge están en otra pues la chica necesita descansar.

Teresa realmente no me importa en donde este.

Y Aris se largó a la carpa de las dos chicas, supongo que después de vivir tres años con ellas están más que acostumbrados a dormir juntos.

Maldito suertudo.

Un tirón en el pecho interrumpe mis pensamientos. Vaya, creo que ahora sé porque me pasa.

Cada que tengo un pensamiento parecido hacía otra chica, pasa lo mismo.

Una risa sale de mi boca. Tal vez ella es celosa, o tal vez mi cuerpo me recuerda lo que mi mente no.

En cambio, la presión en el pecho que sentía cada que salía al laberinto, y que se iba cada que regresaba, también era mi cuerpo.

Exigiéndome no morir ahí adentro. Porque tenía alguien por lo que volver.

Vuelvo a suspirar pasando mis manos por la cara. ¿Qué haré ahora?

¿Me presento? ¿La interrogo para que me me diga la verdad? ¿Lo ignoro como si nada pasara o hubiera pasado?

No, no soy tan miertero para hacer eso.

Y menos cuando yo quiero saber lo que pasa. Pero no me siento listo para hablar si no sé que decir.

Soy un asco para esto. ¡Ya sé! Le preguntaré a Newt, Sarten y Aris.

Porque Thomas es muy idiota para estos temas, sinceramente.

Ahora creo que solo queda esperar hasta que amanezca y dirigirme a ella, Pero de solo pensarlo me hace temblar las piernas.


-- Newt... Newt... ¡Newt! -- el rubio se levanta sobresaltado por mi grito.

-- ¡Qué mierda te pasa, Minho! -- me alega enojado por el susto que le dí.

-- No te levantabas rápido, Sarten lo hizo con la primero hablada que le dije --

-- ¿Qué quieres, Minho? -- Newt todavía tiene los ojos entrecerrados, el cabello alborotado y la cobija hasta el pecho.

-- Quiero que me des un consejo... De gay a hombre --

-- Vete a la mierda -- se volvió a acostar el desgraciado después de mis palabras, y escucho la risa de Sarten a mis espaldas que ve como batallo con el rubio gruñón.

-- Ya Newt encerio, necesito que me ayuden --

Newt se levanta acomodando su cabello y quitando de su cuerpo la cobija. Se mueve para ponerse los zapatos y atar las agujetas de estos.

-- ¿Qué es eso que tanto hablas? --

-- Falta alguien más todavía -- los dirijo hacia afuera rebuscando entre las personas afuera, y como el día anterior, lo encontré en la fogata ya apagada -- ¡Aris! -- el chico voltea su rostro hacia donde estamos pues interrumpí su charla con esas dos chicas de ayer.

-- ¿Qué pasa? -- me pregunta confundido.

-- Newt necesita tu ayuda -- puedo sentir el insulto del rubio en mi oído.

El chico voltea hacia ambas chicas, y ellas asienten alegando que no se preocupe.

Caminamos un poco más alejándonos del campamento un poco.

-- Bueno... ¿En que puedo ayudarte Newt? --

-- Yo necesito tu ayuda realmente -- muy a mi pesar suelto esa palabras desde mi garganta -- tú tienes experiencia con las mujeres -- de inmediato interrumpe mi boca.

-- Que haya pasado tres años rodeado de chicas no significa que las conozca --

-- ¡Te llevas bien con esas dos! --

-- Harriet era la líder y Sonya la segunda al mando... Ellas saben más que nadie socializar con gente como yo -- un pequeño sonrojo está en sus mejillas. Que mentiroso.

-- Aris... Necesito que me digas cómo puedo hablar con una chica con la que posiblemente tenga algo más allá que una amistad -- me pongo serio esperando que se tome mis palabras de verdad.

-- ¿¡C-cómo voy a saber eso!? -- me habla de inmediato muy nervioso.

-- ¡Recuerda alguna de las platicas con las chicas del área! -- le digo tratando que haga memoria.

-- Sonya es la que sabe de estos temas -- nos susurra aún más rojo que nunca.

-- ¿Te gusta Sonya? -- le pregunta de inmediato Newt al ver sus acciones.

-- ¿¡Q-que!? -- tartamudea en su habla.

-- ¡Ya cállense! -- elevo mi voz al aire -- el único que está disfrutando esto es Sarten -- el moreno estaba muriéndose de la risa tocando su estómago con fuerza.

-- Son graciosos ustedes juntos -- nos confesó Sarten sin soltar su estómago.

-- ¿Ya dejaron de pelearse como niños chiflados? -- una voz muy diferente a la de cualquiera chico presente nos saca rostros confundidos -- sus gritos se escuchan desde el otro lado del campamento -- giramos la vista hacia atras encontrando a la chica con la que menos quería estar cerca ahorita.

¿¡Qué escuchó!?

-- ¿Se quejaron de nuestras voces? -- pregunta de inmediato Aris algo preocupado.

-- Alegaron que sus voces eran muy irritantes y molestas -- levantó los hombros dándole poca importancia a eso -- Necesito que me acompañen -- sin decirnos más se dió la vuelta caminando a una carpa lejana del campamento.

-- ¿Nos piensas secuestrar o que? --

Volteo que ver a Newt por su pregunta burlona. ¿Quién se cree para hacerle ese tipo de preguntas a ella?

-- Entren -- como viles perritos caminamos en fila adentro.

Admiro la vista del interior, varias cosas cuelgan de los palos que sostienen el techo.

Me llega un aroma familiar y cálido, ¿Esque acaso es verdad mis pensamientos?

Sigo viendo alrededor admirado por toda la decoración. Una fotografía al final de la carpa llama mi atención. Son personas, pero no alcanzo a enfocar bien quienes son.

-- ¿Por qué nos traes aquí? -- pregunta de inmediato Sarten después de ver a su alrededor.

-- Ustedes vienen del laberinto... No es secreto para nadie... ¿Cómo? -- suelta sus palabras como cuchillas. Directas y filosas.

-- ¿Qué? -- los cuatro hablamos a la vez.

-- De Aris ya lo sé. Pero ustedes -- nos miró a los ojos analizandonos -- ¿Cómo salieron? --

Suspiré entendiendo su pregunta.

-- Thomas llegó y cambió todo. Gracias a él salimos -- ella asintió conforme con la respuesta de Newt.

-- Bien -- pareciera como si se fuera a ir. Pero antes levantó la mirada hacia mí -- quiero hablar contigo... Minho -- sentí mis piernas temblar y mis manos sudar.

Sarten, Newt y Aris me observaron algo... ¡No lo sé! No podía pensar correctamente ahora.

-- Yo... -- no terminé de responder cuando me interrumpió.

-- Ahora -- los tres chicos que estaban conmigo se fueron lentamente de la carpa cerrando la entrada por completo.

Malditos Shanks cobardes.

-- Yo también tengo que irme -- ahora mi cobardía salía a flote.

-- ¿Qué te dijo Kyong? -- me detengo de mis pasos girando de nuevo hacia ella -- ¿Él te lo dijo? --

-- No sé de qué hablas -- quiero seguir con mi pasos pero no me deja ni dar la vuelta.

-- Eres su padre -- mi corazón tiene un paro por un segundo para comenzar a latir como normalmente lo hace -- no importa si lo niegas o no lo aceptas... Kyong es tu hijo, una decisión que tomaste antes de entrar al laberinto -- sus palabras son tan directas y sin ningún rastro de duda que duelen.

-- No recuerdo nada -- susurro aún sintiendo mi cuerpo entumecido.

-- Por eso vine... Si espero que los recuerdos lleguen a tí por si mismos nunca podré decirle a mi hijo que su padre está frente suyo --

-- Aún así... ¿Qué puedo hacer?... No sé nada de esto --

-- Solo ve y dicelo, haste responsable de lo que hiciste... Pero si no lo quieres hacer porque ahora eres alguien diferente después de que te borraron la memoria... Dime... Y entonces le diré que su padre está muerto. No dejaré que mi hijo espere la llegada de alguien que volvió y no quiere saber nada de él -- sus palabras calan en el fondo de mi alma.

Quiero estar con ellos, pero aún no estoy preparado para todo esto, ¿Cómo estoy seguro que haré un buen trabajo como padre?

-- Déjame... -- aclaro mi garganta agravando mi voz que salió aguda -- Déjame pensarlo... Necesito saber si voy a ser alguien que pueda con esto -- escuchó su suspiro cargado de conformismo.

Lo siento pero no puedo estar preparado para esto.

Retomo mi caminata para la salida dispuesto a pedirle a los chicos una buena paliza para que se me quite lo idiota.

Porque sé que me arrepentiré en unas horas, pero ahora mi cuerpo no puede moverse para otro lado más que para la salida.

Y mi corazón se va quebrando poco a poco, grieta por grieta, paso por paso.

Esto no es lo que quiero. Quiero regresar y besar a esa chica, disfrutar sus labios con los que sentiré alivio y amor entre nosotros. Pero mi mente me está obligando a todo esto.

Un estirón en el brazo me hizo voltear de inmediato hacia atrás.

Y no tuve tiempo de replicar cuando sentí un beso sobre mis labios. Un beso necesitado y que correspondí rápido, pues yo también lo deseaba.

Algo me despertaba desde el fondo de mi cuerpo.

Comenzaba a sentir mis piernas temblar y mi entrepierna ansiosa por lo que seguía.

-- Me aguanté no tocarte por tres años -- me separó lo suficiente para que pudiera ver sus ojos sobre mi de forma clara -- ahora no esperes que sea delicada contigo -- mis piernas tembliques cedieron a mi peso por esas palabras.

Ella era ardiente.

Y yo dejaba que hiciera lo que quisiera con mi cuerpo, porque al contrario de molestarme, lo disfruto.

Disfruto cada toque sobre mi pecho, cada caricia a mi cabello, a mis labios, el como ella marca el ritmo de todo.

Mordió mi cuello haciendo que suelte un quejido por la fuerza.

Hace que le pida más a ella.

Ella hace que grite su nombre.

Quien iba a decir que yo era un pobre dominado.

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