CAPÍTULO 7
Kiara
2 de noviembre, 2028
Supongo que como buena swiftie y hermana de una, debería decir "no sé tú, pero yo me siento de veintidós" y la verdad es que sí. Apenas abro los ojos sé que este cumpleaños no pasará desapercibido, incluso cuando yo no he tenido tiempo de planear algo. Según mi despertador son las seis de la mañana y decido aún no salir, mi primera clase es a las diez así que tengo tiempo para regalarme una hora con papá.
Años atrás mamá encontró en el ático casetes que mi padre dejó tanto para mí como para mi hermana, desde entonces en cada cumpleaños escucho todo lo que puedo tan solo para recordar que me amó.
Aún en pijama me muevo hacia mi armario y saco el pequeño cofre en el cual conservo mi bien más preciado. Saco el reproductor e introduzco uno de los casetes, me pongo los audífonos antes de darle play al contenido.
«Mi pequeña Kiara, quizá cuando escuches esto no seas tan pequeña... con facilidad puedo verte creciendo, descubriendo todo lo que el mundo tiene para ofrecerte; la frescura de las brisas cuando chocan con tu rostro, la alegría al escuchar tu canción favorita. Realmente siento no poder enseñarte tantas cosas, confío en que tu hermana lo hará por mí.»
La voz se le rompe y una tos lo hace detenerse por unos segundos en los cuales yo solo lloro, lloro despacito, echando de menos a mi papá.
«Eres una bebé preciosa, hija, ¿sabes lo que sentí cuando naciste? Miedo, sentí miedo de no poder ser suficiente para ti, ¿Cómo podría conducir tu luz? ¿Cómo alejarte de quienes intentaran apagarte? Ahora el miedo se ha incrementado, porque sé que no podré luchar contra los dragones para protegerte, pero tengo la esperanza de que tú puedas arreglartelas sabiendo que me tienes contigo siempre. No sé cómo es la vida después de la muerte; sin embargo, sé que estaré con ustedes, en cada momento importante, en cada instante en el cual crean que no pueden más, sí que pueden, porque las conozco, te conozco, pequeñita, esa luz que emites no es común... serás tan grande Kiara Elizabeth, desde ya estoy orgulloso de ti, mi amor.»
El corazón se me hace chiquito y el abrazo de mi hermana llega en el momento preciso, me estrecha contra su pecho y yo solo lloro. Desconozco si son lágrimas de felicidad o de tristeza, solo sé que son liberadoras, que conforme se escapan de mis ojos, el peso va alivianándose. Adara me acaricia el cabello y besa mi frente las veces suficientes hasta que mi llanto cesa y mi pecho deja de moverse con tanta violencia; no me suelta, no lo hace hasta que soy yo quien lo decide.
Mi hermana retira los cabellos que se pegaron a mi frente y mejillas, sostiene mi rostro entre sus manos y me sonríe.
—Papá te amaba tanto, Kia —me asegura—. Lo hacía incluso más que yo y eso es mucho.
—Lo sé —sonrío, aún con las lágrimas mojándome las mejillas—. Solo desearía que él aún estuviese aquí.
Me apretuja con fuerza y me besa la frente.
—Yo también, cariño... Yo también.
Me quedo junto a ella por otro instante, esperando a que los pedacitos de mi corazón que siempre se sueltan cuando pienso en papá vuelvan a unirse. Mi hermana es como el pegamento que puede reparar cualquier cosa que se haya roto... siempre ha sido así.
—Te amo, hermanita —susurra en mi oído.
—Yo te amo a ti —respondo, apretujándola un poco más antes de dejarla ir.
—Sabes que incluso extrañándolo podemos disfrutar de tu cumpleaños, ¿verdad? —yo asiento—. De acuerdo, entonces ¿sonreímos ya?
Me rio y vuelvo a asentir.
—¡Lois! —llama y mi cuñado no tarda en ingresar con Jane en un brazo y un ramo de margaritas.
Elevo los brazos para recibir a mi sobrina que se encuentra muy despierta y no tarda en retener mi cabello entre sus deditos en cuanto la sostengo contra mi regazo. Lois me besa la frente y susurra un "Feliz cumple, pequeña rubia" para mí. Le sonrío y me acomodo para tomar también las margaritas que lucen preciosas envueltas en ese papel verde, mi favorito.
—¿Les he dicho ya que son mis personas favoritas? —les pregunto mientras beso el cachete regordete de Jane.
—¿Junto a Ayla, Ed Sheeran, Elián y Lexie? —se ríe mi hermana —. Sí, aunque igual soy feliz sabiendo que al menos ocupo sola el lugar de "hermana favorita".
—No tiene más hermanas —la molesta Lois.
—Y eso es una bendición —responde Adara.
Asiento de acuerdo.
—Tenemos suficiente la una con la otra; además, no me agradaría tener que competir por ser la tía favorita de Jane.
—Bueno... —interviene Lois.
—Ya sé que Jane tiene a Lexie y Kallie, pero yo soy su preferida, ¿verdad, mi vida?
Mi sobrina sonríe y toma mi rostro entre sus manitos.
Vale, corro riesgo de derretirme ahora mismo. No exagero si digo que vivo por Jane Eloise.
Mi cuñado nos dice que avancemos porque el desayuno ya está listo, me levanto llevando a mi sobrina conmigo y Ada toma mis flores para ponerlas en un florero dentro de mi habitación. Sonrío cuando veo la mesa del comedor, hay un pastel precioso sobre ella, un indicio de que Lois madrugó para preparar la comida.
—¿Vas a llorar? —me dice, llegando a mí.
Sonrío, Jane extiende los brazos para ir con su papá y él la recibe, pero eso no le impide rodear mis hombros y pegarme a su costado.
» Si lloras, probablemente también lo haga yo.
—Gracias por todo —le digo en voz bajita.
—Sabes que no hay nada que agradecer —besa mi coronilla—. Eres como la hermana chiquita que gané al casarme con Adara, ambos te adoramos y siempre haremos lo posible por verte feliz, pequeña rubia.
—¿Crees que Ada vaya a echarme demasiado de menos?
—Desde ya lo hace —me dice —. La he atrapado mirando tu habitación cuando te vas a clases.
—Quizá está pensando en qué convertirá el espacio.
Se ríe.
—No seas tonta, tú y Jane son las luces de sus ojos, sería imposible que no te eche de menos —suspira —. El que no haya hecho nada por detenerte no significa lo contrario, ella solo quiere que seas feliz, si mudarte va a colaborar a que alcances eso, entonces va a apoyarte.
Jane se mueve inquieta en su costado y balbucea para llamar nuestra atención. Lois le habla y ella sonríe embobada. Lo mira así desde que nació y yo he asumido que ocupo el tercer lugar entre las personas que ella más adora.
—¿Ya comemos? —indaga mi hermana, apareciendo frente a nosotros.
Besa mi frente, pasa a los labios de Lois y, finalmente, a la mejilla de su hija que la repara con adoración; sí, Ada está bien posicionada en el primer lugar en la lista de Jane quien le sonríe. Es increíble ver así de feliz a mi hermana, todo su proceso adaptándose a la maternidad no ha sido color de rosa, aún recuerdo el día en que la encontré llorando porque no podía calmarla y tuve que reemplazarla para que fuese Lois quien le asegurara que todo estaba bien. Hubo altibajos, pero me alegra mucho verla así de radiante.
Desayunamos juntos, reímos y, sobre todo, disfruto de su compañía, lo hago hasta que me percato de la hora y los dejo para ir a bañarme y alistarme. Dejé mi ropa lista desde ayer, intenté unir mi estilo de vestir con algo que gritara RED era y me gusta el resultado, me gusta muchísimo. Eso lo compruebo en cuanto me detallo frente al espejo y apruebo desde las botas altas hasta el abrigo de cuero rojo que me llega a la mitad de los muslos, unos centímetros por arriba de la falda plisada a cuadros que también visto.
En cuanto regreso al salón, Ada aprueba mi ropa y me entrega una cajita.
—Feliz cumpleaños, hermanita —sonríe.
La abro y dentro encuentro un collar precioso con una máquina de escribir como dije y una pequeña piedrita roja colgando al costado.
» ¿Te gusta? Tengo otro con la piedrita verde, pero te entrego este para que combine con lo que elegiste —me explica.
La adoro por haber pensado en el detalle de mi color preferido.
—Me encanta —sonrío y la abrazo fuerte—. Muchas gracias.
Me lo engancho al cuello antes de volver a abrazarla, me despido de mi sobrina y mi cuñado antes de bajar al estacionamiento por mi auto. Nada mejor que pasar tu cumpleaños estudiando lo que más te gusta.
Llego a tiempo a clases y no hace falta que busque a Ayla, porque se encuentra frente al parqueo, aguardando por mí junto a Dylan que señala mi auto en cuanto me ve llegar. Mi amiga da saltitos y corre a abrirme la puerta, ni siquiera me da tiempo a sacar mi bolso porque me saca del vehículo para abrazarme, es uno de los famosos abrazos de oso que Ayla suele dar.
—Te amo, te amo, te amo —me dice sin soltarme—. Felices veintidós, Kia.
Me aprieta aún más fuerte antes de liberarme de a pocos. Sonrío.
—Llegando a los veintidós con una restricción de oxígeno —Dylan se ríe—. Gracias, Ayls.
Ella me mira y sus ojitos se enlagunan antes de que una risa se le escape de los labios.
—¡Mira lo grande que estás! —toma mi rostro entre sus manos, aplastando mis mejillas. Vale, creo que nunca acabaré de acostumbrarme a la efusividad de mi amiga—. Te amo, ¿ya te dije que te amo?
Asiento sonriente.
» De acuerdo.
Me libera y se apoya en Dylan que le da una palmadita en la cintura antes de acercarse a darme un corto abrazo de cumpleaños.
—Feliz cumpleaños, rubia.
Agradezco y noto como Ayla toma la bolsa que su novio traía en la mano, es un paquete pequeño y asumo que es mi regalo cuando me percato de lo nerviosa que luce mi amiga. Ayla es la clase de amiga que ama hacer regalos, pero que se preocupa tanto al hacerlos que teme si va a gustarte o no lo que escogió. Así que sí, es mi regalo.
—Espero que te guste —me dice en voz bajita dándome la bolsita, sus ojos grises brillan y me miran expectantes, aguardando por mi reacción.
No la hago esperar de más y abro la bolsa para sacar lo que parece un libro, rompo el papel de regalo y sonrío. Por supuesto que me gusta.
» Lo mandé a hacer de Rapunzel porque sé que es tu princesa favorita y las páginas pueden cambiarse, te compré dos repuestos. Sé que te gusta coleccionar las libretas en las que apuntas lo referente a tus libros, pero no quería que la libreta fuese de un solo uso, igual si no te gusta puedo entenderlo y te mandaría a hacer otra... —deja salir con rapidez.
La interrumpo abrazándola, sus palabras mueren en medio de un suspiro de alivio.
—Me encanta, Ayls —sonrío.
Es una libreta lila, con un diseño precioso que hace referencia a detallitos de Enredados, Ayla sabe que es mi favorita. Recuerdo que de pequeña pensaba que Adara era ella, en mi defensa, son bastante parecidas, incluso creo que mi hermana perfectamente podría haber protagonizado un live-action y no habría existido queja alguna. No lo digo porque sea mi hermana.
Mi amiga me explica cómo es que funciona la libreta y adoro verla así de emocionada, amo el regalo, pero amo más que ella se haya esforzado tanto en que quede perfecto para que me gustara.
Después de un rato parloteando Dylan se despide para ir con sus amigos, Ayla y yo nos encaminamos a nuestro salón de clase. Se suponía que hoy no teníamos clase hasta muy tarde; sin embargo, la profesora de redacción creativa solicitó la asistencia hoy porque no podía realizar la clase el próximo lunes, como de costumbre. La verdad no me quejo, disfruto su clase y siempre es bueno tener más holgado un lunes, podría ir con Ayla a mirar departamentos.
Mis clases habituales transcurren tranquilas, presento un par de trabajos, participo en clase, hago anotaciones y sonrío agradecida cuando algunos compañeros recuerdan que hoy es mi cumpleaños. Es lindo que puedan conservar en su memoria el día en que cumples un año más de vida, supongo que se siente especial.
Camino del brazo a Ayla para ir a comer algo que nos haga resistir la clase de redacción, tenemos un hueco de una hora para que podamos alimentarnos con tranquilidad. No puedo quejarme de la comida de la cafetería, no es tan buena como la que preparo yo o mi cuñado, pero tampoco toca el extremo de mi hermana. Pido algo básico, es decir, pollo frito con papas y una gaseosa. Mi amiga pide lo mismo, una vez nos sirven, llevamos nuestra comida hacia una de las mesas.
—¿Dylan? —le pregunto a Ayla.
—Sus clases acabaron a las doce, sabe que hoy soy tuya, así que se fue a casa —encoge de hombros.
Sonrío. Aún no sé cómo va a terminar este cumpleaños, pero está siendo un dia fantástico.
***
Me retracto.
Me retracto mil veces.
Que horrible día.
Vuelvo a mirar la pantalla de mi laptop, de reojo veo la de Simon, que, otra vez, llegó antes que nosotras y ocupa el lugar junto a mí. La voz de la profesora llega en forma de eco, mi cerebro se desconectó en cuanto fui capaz de entender que, no solo tendré que soportarlo en clase, sino que, además, tendré que escribir una novela con él. Vaya regalo de cumpleaños, nótese el sarcasmo.
—Elegí a sus compañeros basándome en las sinopsis que escribieron, hay mezclas un poco desafiantes, pero sé que podrán crear historias fantásticas a partir de ello. Confío en ustedes, sé que al final del semestre me van a sorprender.
Simon vuelve a maldecir entre dientes y yo vuelvo a escucharlo. No quiero, definitivamente no quiero; sin embargo, no tengo razones válidas para solicitar un cambio de compañero, la única es que no lo soporto y no sé cómo haré para compartir algo tan íntimo, como escribir, con él.
Joder, sabía que formarían parejas, pero somos tantos que no consideré que esta posibilidad pudiera, siquiera, existir.
» Los llamaré en orden para que se acerquen y les dé las pautas respecto a lo que harán —nos indica —. Si piensan solicitar un cambio, lamento decirles que no será posible, es un reto el que escriban con alguien más, deben aprender a ponerse de acuerdo para contar la historia y para que puedan sacarle provecho al talento de ambos. No admitiré cambios, desde ya se los digo.
Ayla me mira sonriente en cuando volteo.
—¡Tengo a Sophie! Leí su sinopsis y ya tengo una idea de cómo podemos desarrollar la historia —parece percatarse de que no estoy tan feliz como ella porque su sonrisa se convierte en una mueca de intriga —. ¿Quién te tocó?
Al ver que no contesto, mira mi pantalla y el nombre del susodicho aparece en letras grandes.
» Oh.
—Sí, oh —resopla Simon.
Lo miro, regañándolo por meterse en conversación ajena.
» Están hablando de mí, tengo derecho a intervenir.
No lo tiene, pero me guardo esa respuesta.
—¿Qué haremos? —le pregunto.
—Escribir, supongo.
«Idiota»
—No pienso reprobar este curso —advierto.
—¿Qué te hace creer que yo sí?
Lo miro mal, él me devuelve el gesto y me devuelvo para darle la espalda y enfocar a mi amiga que luce divertida con la escena.
—¿Leíste siquiera su sinopsis? —me pregunta en voz bajita.
—No —respondo.
—Dale una oportunidad.
Me deja sola cuando Sophie la llama porque al parecer es su turno de ir para la asesoría. Veo a todos mis compañeros conversar con la persona que será su pareja en este reto que está resultando un poco más complicado de lo que imaginé. Tengo que dejar mis líos de lado, es una nota importante y el curso de redacción tiene peso, no puedo entregar cualquier cosa, no puedo permitir que mis intereses personales afecten mi nota.
Me trago el orgullo e intento ser amable con el imbécil que se sienta junto a mí.
—No sé cómo vamos a relacionar tu sinopsis rosa con mi historia de fantasía —se me adelanta, tiene una arruga demasiado pronunciada en la frente—. No entiendo cómo pudieron juntarlas.
—Por eso mismo es un desafío —le recuerdo, un poco hastiada.
No puedo decir más porque no leí de qué va su historia así que me guardo otro comentario y empiezo a leer. No me resulta difícil imaginar lo que trae en mente, claro que eso debo confirmarlo. Sería genial poder hablarlo, pero con él no puede mantenerse una conversación decente.
Resoplo.
—Harmony y Davis, acérquense por favor.
Simon se pone de pie y mueve la mesa donde tiene su laptop para que él pueda pasar, pero cuando estoy a punto de hacerlo también, la regresa y me repara desafiante. ¡Que imbécil! Siento mis mejillas enrojecer y decido tomar el camino largo solo para darle la contra. Para el otro lado de la fila no hay muchas personas así que no se me complica mucho el salir y dirigirme hacia el escritorio de la profesora, cuando llego veo su sonrisa maliciosa.
—Señorita Harmony —me saluda—, justo estaba diciéndole a Simon lo intrigada que estoy por la manera en cómo pueden desarrollar esa idea, visualizarlo no fue difícil, pero, obviamente, la manera en la que sus mentes trabajarán para darle forma es secreta para mí. Lo único que voy a pedirles es que encuentren la manera de explotar ambos extremos, la trama romántica y la que se relaciona con el conflicto de fantasía que presentó Simon en su sinopsis.
» Para asegurarme de que están avanzando, voy a pedirles avances semanales, serán tres capítulos, pero para el jueves necesito que me envíen su nueva sinopsis. ¿De acuerdo?
Me limito a asentir, ¿jueves? Joder, y ¡tres capítulos semanales! ¿Cómo demonios? Voy a morir de estrés. De algún modo agradezco que Simon sea quien realice las preguntas respecto a la extensión de los capítulos y demás, porque mi cerebro está concentrado en ver cómo voy a dividirme para hacer todo lo que tengo que presentar.
—Kiara —me llama Simon—. ¿Alguna duda?
—¿Uh? —regreso.
—Que si tienes alguna duda —insiste.
—Ah, ¿hasta qué porcentaje debemos presentar la novela para fin de unidad?
La profesora sonríe.
—Lo ideal sería un cien por ciento, pero, en caso de que no pueda culminarse, quiero al menos la escaleta donde se hizo la planificación de los capítulos finales. Lo mínimo que pueden presentar es un ochenta por ciento, y, por supuesto, el calificativo no sería igual.
—Vale.
Tengo que escribir una novela de fantasía con un compañero insoportable dentro de tres meses y poco más. Tirarme de un puente me parece una idea más viable.
Agradecemos y nos retiramos, esta vez el idiota mueve la mesa para mí y me deja pasar antes que él.
—¿Puedes reunirte mañana? Tenemos mucho que acordar.
Me mira por unos cuantos segundos, parece estar procesando que vamos a tener que compartir más tiempo del que nos gustaría.
—Estoy libre a partir de las cuatro, ¿te parece?
Asiento.
—¿Conoces Bookish? Es una cafetería tranquila y se puede conversar sin problemas. ¿Está bien ahí?
—Normal, Bookish a las cuatro, mañana, entonces.
Vuelvo a asentir.
Nos avisan que podemos retirarnos si es que ya nos dieron la asesoría y empiezo a alistar mis cosas, no quiero seguir aquí. Simon se mueve para que pueda salir, él sale detrás.
—¡Eh, cumpleañera! —volteo a ver a Ayla—. No me dejes, pues.
—Pensaba esperarte afuera —me encojo de hombros.
—¿Es tu cumpleaños? —indaga el chismoso que, encima, regresa para hablar con nosotras.
Lo miro.
—No, solo que a Ayla le gusta llamarme así —respondo sarcástica.
Sonríe divertido.
—Feliz no cumpleaños, entonces, engreída —dice y se larga.
Mejor, no quiero compartir más tiempo del necesario con él.
Ayla se ríe y camina junto a mí en dirección a la salida. Me alegra que al menos ella vaya a disfrutar de esta asignación, me cuenta emocionada todos los planes que tiene con Sophie y como, al parecer, congenian bastante con las ideas que ya establecieron.
—Simon no es malo —me dice, tras un rato de seguir andando en silencio hasta donde se encuentra mi auto.
—Puede que no lo sea —me encojo de hombros—. Sin embargo, eso no quita que me desagrade.
—Creo que iniciaron con el pie izquierdo —insiste—. Te dijo feliz cumpleaños, es un avance.
Ruedo los ojos, saco la llave de mi bolso y le quito el seguro al auto que suena y enciende las luces, avisándonos donde está.
—Supongo que es un avance. —Decido seguirle el juego—. De igual modo, no es que nos quede de otra más que aprender a convivir, esos capítulos no van a escribirse solos.
Ambas nos subimos al vehículo y es Ayla quien elige la música mientras yo conduzco hacia el apartamento de mi hermana. No vuelve a mencionar a Simon y lo agradezco; la hora no nos favorece y nos encontramos directo con el tráfico de Nueva York, tardamos otro poco porque mi amiga se empecina en que hagamos una parada en una heladería que solemos frecuentar, quiere invitarme mi helado favorito.
—Pero Ayla...
—Por favoooor —me hace puchero con los labios y acabo cediendo, puede que se me antoje un poco el bendito helado de fresa con lúcuma.
Me estaciono frente a la heladería y ella baja a comprar el pote de helado, no demora demasiado, pero el tráfico sí que se complica en los cortos diez minutos que duró nuestra parada. Cuarenta minutos después, ingreso a la calle donde se encuentra mi hogar, dulce hogar. Ingreso el auto al estacionamiento y salgo con Ayla pisándome los talones, parlotea sobre lo lindo que es que sea mi cumpleaños y que no se cumplen veintidós todos los días, que no debo preocuparme por Simon y demás.
—Ya verás que conseguirán llegar a un acuerdo —me asegura mientras el ascensor sube, la campanilla suena anunciando que llegamos a nuestro piso, ella camina a mi lado —. Les tengo fe.
—Si, vale, algo va a tener que salir —resoplo y abro la puerta.
Todo es rojo, desde la decoración de la mesita principal hasta el vestido de Jane que me sonríe desde los brazos de mi cuñado. Mi hermana corre a abrazarme y yo sonrío cuando veo a mamá esperándome justo detrás de ella.
—Pero ¡qué haces aquí! —indago sorprendida.
—No me pierdo los cumpleaños de mis hijas, Kiara Elizabeth, por más que odie los aviones.
Se me escapa una lágrima cuando me rodea con fuerza.
» Feliz cumpleaños, mi vida.
—Ay, mami —la abrazo otro poco, ella me limpia las mejillas en cuanto me alejo.
—Tu hermana viene planificando esto desde la boda —se ríe.
—Eso es cierto —asiente Ada detrás—. Sé que no querías una fiesta, pero tu cumpleaños de ninguna manera podía pasar desapercibido.
—Además Jane necesitaba una ocasión especial para estrenar este lindo vestido —interviene mi cuñado.
Tomo a mi sobrina en brazos y veo como Ayla se acerca a saludar a mi familia. Veo a Eli que se me acerca para rodearme junto a Jane, besa mi mejilla y luego la de nuestra sobrina.
—Feliz cumpleaños, mini rubia —me sonríe—. Dejé tu regalo en tu habitación, aunque quizá debí esperarme a que me contaras que ibas a mudarte, para ahorrarte el viaje.
Entrecierro los ojos y le pregunto que qué es.
» Eso vas a tener que averiguarlo tú.
—Tramposo, quieres que te dé a Jane —lo apunto con un dedo—. Eso no sucederá, ¿verdad, bebita?
—No sucederá porque luego me toca a mí —dice Ayla—. Hola, Eli.
Mi concuñado le sonríe.
—Hola, cómplice.
Me ponen en contexto, resulta que Ayla, Eli, Ada y Lois organizaron todo esto con ayuda de Lexie y Kallie que se encargaron de ver la decoración. Me tomo el tiempo de reparar el ambiente y sonrío, amo tanto a mi familia.
Lexie se aparece tras un rato para retenerme entre sus brazos, obligándome a soltar a Jane que encantada se va con Ayla. Adoro a Lexie y amo que sea la mejor amiga de mi hermana, amo que haya cuidado de ella cuando yo no pude, amo poder considerarla mi hermana también.
—Te amo, Kia —me besa la frente—. Sigo sin creer que ya cumplas veintidós ¡Te conocí con quince!
Me rio.
—En siete años aprendí a cuidar de mi hígado.
Se carcajea.
—Un traguito de vez en cuando no viene mal —me guiña un ojo y llama a su novio para que le alcance un chupito.
Finn me entrega el vasito y me saca la lengua.
—No te vayas a embriagar, no echo de menos traerte inconsciente a casa —me advierte.
Resoplo y tomo el pequeño shot que sabe cómo la gloria. Tuve una adolescencia bastante loca, vivía de fiesta en fiesta, los guardaespaldas de mi hermana cuidaban de mí cuando Ada iba de visita a Miami y lo siguieron haciendo aquí, durante mis primeras semanas en la universidad. Digamos que me fui de nariz cuando me percaté de que vivir la vida loca estando en clases no iba a llevarme a ese destino que tanto quería para mí, fue entonces cuando pisé el freno y decidí divertirme sin perder tanto el control. Por el bien de mi hígado y de mis notas.
—Diviértete, Kia —Lex me da otro abrazo —. Mañana no tienes clases, recuérdalo.
Lo tomo muy en cuenta, lo hago porque, tras cenar en familia, Ada sube el volumen de la música y me divierto con Ayla y mi familia, bailo hasta que empieza a amanecer y acabo, por gracia divina, en mi cama con mi amiga recostada sobre mi abdomen. ¿Cómo? No tengo idea, pero sé que mi último pensamiento antes de cerrar los ojos es uno feliz, eso me basta y sobra.
A Robert Harmony no lo supero nunca y esos casetes que le dejó a sus hijas siempre me hacen llorar. La relación de hermanas de Kia y Ada me abriga el corazoncito, me encanta pensar en ellas con la canción "Brother" de Kodaline, algunas frases no pegan mucho porque esa canción es para dos amigos, pero hay otras que encajan a la perfección con ellas.
Ahora, otro tema, ya quiero ver a Simon y Kia poniendose de acuerdo para escribir, "de acuerdo" porque un consenso con esos dos es imposible, al menos en este punto donde ni siquiera se toleran jshkjsdhd.
Nos vemos prontito <3 Felices lecturasss
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