CAPÍTULO 33

3 de julio, 2029

Simon

Estoy teniendo un sueño bastante bonito y entretenido, o al menos eso era hasta hace unos cinco segundos, que es cuando abrí los ojos para encontrarme a una rubia inquieta entre mis brazos. Por lo general se mueve entre sueños, a veces la siento, pero esta vez es de manera consciente y lo compruebo en cuanto se lo pregunto.

—Voy a levantarme —me dice, en voz baja.

—¿Quieres ir al baño?

Niega y quita mi brazo de su cintura. He escuchado que algunas chicas sueñan que sus parejas las engañan y se enfadan por ello, Kiara es celosa, ¿será que eso ha sucedido? Vuelvo a rodearla.

—Simon, quiero levantarme.

—No te estoy engañando —afirmo.

—Vale, gracias por la precisión, no te lo pregunté, pero lo tendré en cuenta.

—¿Qué sucede entonces?

—No sé, ahora empiezo a preocuparme por tu confesión.

Me siento, soltándola, ella me imita.

—Lo dije por si acaso.

Ella frunce el ceño y yo explico el porqué de lo que dije. Kiara se echa a reír con fuerza.

—Eres idiota, quiero levantarme porque necesito escribir.

—¿Ah?

—Se me ha ocurrido una escena y necesito escribirla.

—Kia, son las... —miro mi teléfono—. Son las tres y trece de la madrugada, joder, ¿no puede esperar al amanecer, por lo menos?

Niega, decidida y se destapa para bajar de la cama, por un segundo me distrae la vista de sus piernas, tuvo calor y durmió solo con unos shorts que, para ser sincero, parecen ropa interior. Sacudo la cabeza y me levanto también, siguiéndola. Camina descalza hasta la sala y toma su laptop de la mesita donde la dejamos anoche, queda muy poco para concluir el libro, un par de capítulos y, ahora con la relación consolidada, Kiara se ha explayado narrando escenas románticas entre Harland y Selene, imagino que una de esas se le acaba de ocurrir.

La veo ponerse cómoda sobre el sofá, donde abre la laptop y empieza a teclear, sin pensárselo demasiado. Yo la miro desde la pared sobre la cual apoyo la espalda, cruzado de brazos.

—Mira, no te he pedido que me acompañes —murmura, sin dejar de mirar la pantalla.

—¿Estoy quejándome?

—No tienes, precisamente, una sonrisa feliz —ahora si me mira.

—Son las tres y quince, Harmony.

—Puedes volver a la cama.

—No quiero hacerlo, no solo, al menos.

—Volveré en un rato —insiste.

—No voy a dejarte sola.

Rueda los ojos.

—A ver si te decides —vuelve la mirada a la laptop.

Suspiro y me siento junto a ella.

—No estoy enfadado, solo tengo sueño, pero no voy a dejarte sola aquí.

—Hace mucho dejé de temerle a la oscuridad —señala.

—¿Quién te dijo que eras tú quien le temía a la oscuridad?

Sonríe y me mira otra vez, yo me inclino a besarle los labios, no se mueve.

—Lamento haberte despertado, es solo que de verdad tenía que escribir esto.

—No pasa nada.

Aguardo junto a ella mientras termina con la idea que se le ocurrió, no tarda demasiado, unos veinte minutos quizá, tiempo durante el cual disfruto viendo como frunce el ceño, como sonríe ante sus pensamientos, como se remueve el cabello y cómo mete sus mechones rebeldes detrás de sus orejas. Que maravilla verla escribir así.

Me regala una sonrisa cuando termina y se trepa a mi regazo, pidiéndome que la lleve en brazos a la cama.

—¿Desea algo más, princesa?

—Un par de besos no me vendrían mal.

Se los doy y en recompensa obtengo otra sonrisa, joder, que adicción.

—Les recuerdo que también me siento en ese sofá —dice Ayla en medio de un bostezo—. ¿Qué hacen despiertos a esta hora?

—Pregúntale a tu amiga —respondo.

Kia sonríe inocente.

—Quería escribir.

Ayla vuelve a bostezar y acaba contagiándonos.

—Vayan a dormir, tenemos clases temprano —zanja y va a la cocina.

Yo tomo a Kia en brazos y la llevo a su habitación, lo que hace reír a su amiga que suelta una carcajada y nos llama infantiles. Mi rubia se acurruca otra vez, no sin antes quejarse de que la cama está fría y asegurar que requiere de mi calor corporal.

5 de julio, 2029

—Pero Simon, tenemos que escribir —se queja.

La he traído un poco en contra de su voluntad y no ha dejado de quejarse durante el corto trayecto que voy conduciendo.

—Mentira, tenemos avanzado casi todo, el último capítulo puede escribirse mañana.

Resopla.

—¿A dónde vamos?

—Ya te dije que es sorpresa.

—¿No me darás una pista? —parece recordar algo y se queda callada tras eso.

Volteo a verla en el primer semáforo en rojo que se presenta.

—¿Qué sucede?

—No quiero ir al teatro.

Suspiro.

—¿No vas a superarlo nunca? Si hablas normal con Sophie.

—Lo sé, ahora me agrada más, pero dame chance para olvidar que le diste mi cita a ella.

—No era una cita —me reta con la mirada—. Dejemos de discutir, ¿vale? Igual no te llevaré al teatro.

—¿A dónde, entonces?

Vuelvo a conducir.

—No voy a decírtelo, en eso consisten las sorpresas.

Me imita de manera graciosa, haciéndome sonreír.

» Va a gustarte, estoy seguro.

Conecta su teléfono al parlante de mi auto y coloca música en aleatorio, me sorprendo un poco cuando la oigo cantar en un español que parece perfecto.

—¿Desde cuando hablas español?

Me mira confundida.

—¿Desde siempre? No sé, desde pequeña, supongo, mamá nos crio a Ada y mí bilingües desde chicas.

—Pequeño dato que no habías compartido, ¿algo más que deba saber?

Se lo piensa.

—Si te dije que hice ballet.

Sonrío.

—Me lo dijiste y lo comprobé.

Rueda los ojos, pero sonríe.

—No sé que más. ¿Tú? ¿Algo que deba saber?

—Bueno, no hablo español.

Se echa a reír.

—¿Qué te gusta?

—Tú, si he de ser específico.

—Hablo en serio.

—Yo igual —sonrío—. Me gustas tú.

—Ya lo tenía claro.

—Nunca está de más.

Resopla. Nuestra conversación se corta cuando su teléfono suena interrumpiendo la música, ella contesta y se enfoca, es una videollamada.

—¡Los echaba de menos! —exclama—. Mira que linda estás, pequeñita.

Asumo que es Adara y lo compruebo cuando ella saluda a su hermana, escucho también la voz de Lois y el balbuceo de Jane. Según me dijo, viajaron un par de días antes de que Kia y yo arregláramos nuestro asunto, desconozco si ya les ha dicho sobre nosotros, pero, si es que no, Lois estará precisamente contento al respecto.

—¿Estás conduciendo? —pregunta.

—Estoy de copiloto —responde Kia y me apunta con la cámara, yo sonrío, aunque no puedo voltear a ver.

—¡Lo sabía! ¡Te lo dije! —ese es Lois—. La veía más animada, ¿por qué no nos lo dijiste?

—Quería esperar a que volvieran e ir a cenar —alega mi rubia.

—Pero volvemos aún en dos semanas y será por un par de días, Ada tiene descanso.

—Te echo de menos —interviene ella.

—Yo a ti, a los tres, en realidad. No es justo que Eli la esté gozando más ahora, no deja de echármelo en cara.

Yo sonrío, sí la he visto fruncirle el ceño al teléfono y luego mostrarme una foto del hermano de Lois junto a Jane.

—Simon, tenemos una conversación pendiente —me habla Lois.

—Vale, supongo que esa cena se dará de todos modos —sonrío—. Perdón que no los vea, no quiero chocar.

—No, no, así está bien, ya nos veremos luego —me dice—. Estoy emocionado.

Eso último lo dice en voz baja, pero consigue escucharse, Kia y yo reímos.

—¿Les parece si los llamo cuando vuelva a casa? Estoy camino a una cita desconocida y quiero volver a intentar sacarle el destino a Simon.

—No seas tonta, déjalo sorprenderte —la regaña Lois.

—Cariño, sorpresa es sorpresa —agrega Ada.

Kiara resopla y acaba despidiéndose.

—Lo de mi cuñado contigo ya es otro nivel —me dice—. Pero supongo que lo entiendo, eres encantador.

—Soy un buen prospecto, ¿eso dices?

Se ríe, ya salí de la ciudad y no hay muchos autos, así que aprovecho a mirarla por un breve instante.

—¿Ya me dirás a donde vamos? —vuelve a retomar su misión.

—No, esta vez no cederé a tus caprichos.

—Pero Simon... —no la estoy viendo, pero tengo la certeza de que hay un puchero en sus labios.

—Cuéntame como te fue hoy en la editorial, ¿Qué hiciste? ¿Cómo va esa corrección?

A regañadientes me responde y así la mantengo entretenida por lo que queda de viaje, aún es temprano cuando llegamos, vengo planeando esto desde hace tiempo así que debe salir perfecto, hoy incluso salí temprano, Sophie aceptó cubrirme para que yo pudiera ir a recoger las flores que pedí. Kia mira a su alrededor en busca de personas, pero no hay nada, solo autos.

—¿Es un autocine?

Sonrío.

—¿Dónde está la pantalla?

Frunce los labios.

—Vale, no hay, ¿Dónde estamos?

—¿Cuál es tu película favorita?

Abre los ojos, se mira la ropa y vuelve la mirada al campo, el atardecer se ve precioso, pero no más que ella con ese conjunto lila que está usando, Ayla fue un poco cómplice en esto.

—Simon...

—¿Lo descifraste?

—¿Me trajiste a ver las luces flotantes?

—Tenemos luces flotantes también, así que las verás, pero también haremos flotar algunas.

Se desabrocha el cinturón y enreda los brazos en mi cuello, yo rodeo su cintura y le beso el hombro.

—Con razón Ayla estaba tan insistente con que usara esto —sonríe.

—Sentémonos atrás, tengo que hacerle algo a tu cabello —le digo.

—No vas a cortármelo —sentencia, con su nariz pegada a la mía—. Rapunzel lo tenía largo cuando vio las luces.

Me rio.

—Tonta.

—Voy a confiar en tu buen juicio —me sonríe coqueta—. Recuerda que te gusta tirar de él cuando me follas.

Siento que el cuerpo se me estremece, joder, que ganas de provocarme, presiono mi agarre en su cintura, ella cierra los ojos y traga.

» Reconsidero, no quiero que me folles ahora, volviendo a casa sí.

Acabo riendo y le beso la mejilla.

—Anda, vamos para atrás.

Asiente y baja del auto para sentarse donde le indiqué, yo saco del maletero la canasta con flores que obtuve, además de algunas ligas que mi hermana me dio. Kiara me observa mientras yo ordeno lo que utilizaré.

—¿Debo cantar?

Sonrío.

» Ay, ¿me harás una trenza con florecitas?

Siento que mis mejillas se sonrojan y ella suspira de manera dramática, dejándose caer contra el espaldar del asiento. Me mira y sonríe, extiende su mano hasta tocar mi rostro y acaricia mi pómulo.

—Estás haciendo feliz a mi niña interior, ¿lo sabías?

Me acerco y es ella quien me besa, es un beso suave que disfruto seguir, la saboreo en medio, le acaricio la boca y ella suspira de una manera tan idílica que me hace sonreír, me aparto un poco para llenarle la cara de besos que consiguen hacerla reír.

—Te quiero, Harmony.

Su sonrisa me hipnotiza por el par de segundos que preceden a su respuesta.

—Yo te quiero a ti, Davis.

Le doy otro beso, más corto que el anterior y ella se gira, confiándome su cabello. Suerte la de ella que tengo experiencia haciendo esto, mamá no siempre estuvo en casa y a Tellie le encantaban las trenzas, pero no podía hacérselas sola y mis hermanas no es que tuvieran demasiada paciencia con ella. Yo era pequeño y me gustaba ver feliz a Stella, así que, viendo videos tutoriales aprendí, mi hermana era la más feliz con mis primeras trenzas mal hechas, luego empezó a lucir el producto de mi esfuerzo cuando mejoré.

Tomo el cabello de Kiara y lo trenzo con facilidad, hace mucho que no he practicado, pero parece que mis dedos recuerdan a la perfección como proceder porque, a pesar de que su cabello es largo, no tardo demasiado en terminar la trenza. Con cuidado empiezo a poner las florecitas en algunos espacios del peinado y sonrío complacido cuando termino.

—No cantaste —me dice.

—Es que yo no quiero aprovecharme de tu poder —le digo y ella sonríe.

Pongo algo de música en el auto mientras esperamos a que oscurezca, es un pequeño evento que está programado para las nueve de la noche, aún nos queda algo de tiempo para que todos empiecen a bajar de sus autos. Rodeo a Kiara con cuidado de no arruinar su trenza y ella me cuenta que siempre quiso venir a un lugar así, pero nunca tuvo la oportunidad.

—Soñaba con ver las luces flotantes y tú, sin saberlo, me has traído —gira un poco el rostro para verme—. Gracias.

—Imaginé que te gustaría. Yo solo quiero que seas feliz, Kia —le beso la sien.

Suspira.

—Me siento feliz ahora mismo —me sonríe—. Digamos que mis niveles de felicidad han incrementado desde que... ya sabes.

—¿Desde que te apareciste en mi puerta a las tres de la madrugada?

Suelta una risa.

—Desde que dejé de ser tonta.

—Eres una chica lista.

—Ya, pero me falla un poco en temas románticos, supongo que es algún defecto de ser escritora de romance.

—Deja de pensar en eso —tomo su mentón, obligándola a mirarme—. Estamos aquí, ¿no es eso lo que importa?

Asiente, le beso los labios en un roce, Kiara se mueve cuando escucha las puertas cerrándose. Sus ojitos brillan con ilusión y me felicito internamente por haber obtenido ello.

Abre la puerta y baja, aguarda por mí mientras yo saco el ramo que le compré junto a las linternas flotantes.

—Apura, Simon, ya están yen... Ay —me mira y cierra la boca, para volver a abrirla y cerrar al otra vez.

—Son para ti —le entrego el ramo que ella recibe, las observa antes de mirarme nuevamente.

—Estás siendo demasiado perfecto —susurra—. Dime que no tienes algún oscuro secreto, por favor.

Sonrío y tiro de su cuerpo para pegarlo al mío.

—Mi único oscuro secreto es que me encanta follarte —le digo en voz baja, se le encienden las mejillas—. Creo que ni siquiera es un secreto, aunque sí es un poco oscuro, ya sabes, no puede decirse en horario familiar.

» Pero no soy perfecto, creo que eres bastante consciente de mis defectos, pero si soy un poco controlador y amo que las cosas salgan bien, mucho más si es para alguien a quien quiero, a ti te quiero, así que me aseguré de que esta noche sea perfecta para ti, espero conseguirlo.

Toma la tarjeta entre sus dedos, pero se la quito, ella me frunce el ceño.

—Es mía —me reprocha.

—Ya, pero aún no vas a abrirla.

—¡Simon!

Le robo un beso.

—Aguarda.

—Mira, si no querías que la viera pudiste guardarla y dármela después, ahora tengo curiosidad y quiero leerla —me mira mal.

—Hace dos segundos dijiste que era perfecto.

Una mueca aparece en su rostro, provocándome una sonrisa.

—Vale, pues ahora eres un idiota.

Me rio y eso la frustra.

—Estoy bastante familiarizado con ese término, si te soy sincero, más aún cuando sale de tu boca.

Rueda los ojos.

» Anda, vamos, no queremos llegar tarde.

—Pero Simon, la tarjeta...

Entrelazo sus dedos con los míos.

—La tarjeta la tendrás en unos minutos, solo aguarda.

La escucho resoplar y sus quejas no disminuyen conforme caminamos, me llama "idiota" un par de veces más, lo cual, en vez de enfadarme, me causa gracia. Está haciéndome un berrinche y se lo hago saber.

—No es cierto —se niega.

—Lo es, pero no me molesta, eres tierna.

Gruñe, yo rio.

Queda otro poco por caminar, me detengo para mirarla, ella suelta mi mano para cruzarse de brazos, sosteniendo su ramo con firmeza.

—Quiero mi tarjeta.

Suspiro.

—Es parte de la sorpresa, Harmony —me le acerco y rodeo su cintura con uno de mis brazos, el otro aún sostiene las linternas,

—Pero...

Pego mi frente a la suya.

—Necesito que leas ese mensaje cuando estemos allá, no ahora, por favor, ¿de acuerdo?

Resopla, pero asiente.

—¿Me das una pista? —sonríe como niña pequeña.

—Que te quiero —le digo.

Esta vez es ella quien entrelaza nuestros dedos y balancea el agarre conforme continuamos el camino. La luz es cada vez más escasa por lo que enciendo la linterna de mi teléfono para iluminarnos y no caer.

—Perdón por lo de hace un rato —me dice.

Le doy un apretoncito a su mano.

—Ya te dije que eres tierna con tus berrinches.

Rueda los ojos.

—No era un berrinche.

—Fue tu lado caprichoso haciendo acto de presencia.

—Menos mal que también te gusta.

Sonrío.

—Digamos que así me conquistaste.

Ella se ríe. Pronto llegamos con el resto de personas y un par de niñas corren a verla, una pide permiso para tocar su cabello y la otra quiere abrazarla. Tomo su ramo para que ella pueda acuclillarse junto a ellas, le da el abrazo a la pequeña que se lo pide y le explica a la otra que su cabello no es mágico, pero que desearía que lo fuera. Canta un poco con ellas y yo siento que caigo más profundo de lo que ya estaba.

—¿De verdad parezco Rapunzel? —me pregunta en cuanto ellas se van.

—Luces como una princesa, sí.

Somos un número generoso de gente, el cielo definitivamente va a iluminarse con las luces. Están dando las indicaciones, pero yo ya he aprendido cómo es que debe hacerse así que lo ignoro y llevo a Kia a un costado para darle la tarjeta.

—¿Ya?

Asiento.

—Ya puedes abrirla.

De manera obediente abre el sobre y yo me remuevo ansioso mientras ella lee y yo rememoro lo que escribí.

«Espero que todo esté saliendo como lo planeé, si estás leyendo esto es porque, en su mayoría, eso ha sucedido. Tuve esta idea desde que te di el cuadro de Rapunzel y Eugene, averigüé todo y ahora estamos concretizándolo aquí. Si te soy sincero, agradezco el curso que ha tomado todo, siento que nos ha permitido abrir los ojos, a los dos, respecto a quienes somos juntos y al hecho de que quizá te quiero más de lo que imaginé que podría querer a alguien. Lo irónico de todo esto es que ni siquiera te has esforzado, he caído rendido a tus pies y tú has sido tú, me has atrapado siendo solamente tú, con virtudes y defectos, con sonrisas y malas miradas. No era miserable antes de conocerte, pero mentiría si digo que no has tenido un impacto, puede que hayas vuelto mi vida más emocionante y, por supuesto, le has dado una dosis única que solo tú posees, me has traído ilusiones, Kiara Harmony. Creía que no era bueno escribiendo romance y he sido capaz de hacerlo únicamente pensando en ti. Mi corazón late distinto cuando estás cerca, mi piel cosquillea con tu cercanía y mis labios se mueren por probar cada centímetro de ti, ¿mis ojos? Ellos no pueden evitar mirarte cada que estás junto a mí, puede que pequen de acosadores. Me gustas mucho, demasiado, creo, incluso, que he empezado a enamorarme de ti, lo que no es una tarea difícil, si me lo preguntas, que no te sorprenda si en unos días acabo confesándotelo. Ahora, sé que estamos saliendo, amo esto de las citas, de dormir juntos y de pasar tiempo juntos, pero... quiero más, llámame ambicioso, pero ansío más que esto.

Realmente anhelo que estemos en la misma página y que no esté precipitándome, igual, si fuese así, puedo esperar, descuida. Voy a arriesgarme de todos modos al preguntarte esto: ¿Puedo ser tu novio? ¿Me harías el honor de dejarme serlo? No he hecho una declaración pública porque odio la presión social, esto es más privado, más nuestro, así que imagino que estoy aguardando frente a ti mientras lees esto y, me apuesto lo que sea, a que estás luciendo preciosa como de costumbre, puede que mis ojos brillen un poco mientras te observo, ya me lo han dicho, así que me vendo solo ante mis sentimientos.

Sin importar la respuesta a la pregunta, quiero que sepas que eres maravillosa, Kiara Harmony, te admiro mucho y siempre lo haré.

Un beso (que planeo darte de verdad, pero escrito para materias de despedida)

Siempre tuyo,

Simon.»

Noto como sus ojos viajan por la hoja, una sonrisa tira de sus labios conforme avanza leyendo y a mí me pican las manos por atraerla a mí y besarla al fin, pero aguardo, lo hago hasta que vuelve a doblar el papel para mirarme y qué mirada.

—No entendí la pregunta.

Frunzo el ceño.

—¿Qué?

—Tu letra se volvió pésima en esa línea —señala—. ¿Puedes decirme que era lo que habías puesto?

Sonrío, ella lo hace también, de manera coqueta y sugerente, sé lo que quiere que haga, la conozco lo suficiente como para tenerlo claro. Tomo su cintura y la atraigo a mí, sus manos viajan a mi cuello, siento el ramo haciendome cosquillas. Sus orbes grises me animan a verbalizar la pregunta, porque ella quiere escucharla.

—Dime ¿por qué siempre acabo dándote lo que quieres?

Se encoge de hombros, engreída.

—Quizá porque te gusto mucho y empiezas a enamorarte de mí.

Me rio.

» ¿No vas a preguntármelo?

—¿Preguntarte qué?

Rueda los ojos.

—Idiota.

Sonrío y me inclino para llegar a su oído, siento su sonrisa contra mi mejilla.

—¿Puedo ser tu novio, Kiara Harmony?

Suelta una risita y me aprieta más contra su cuerpo.

—¿Quieres serlo?

—Creo que eso está claro, por eso pregunto si es que puedo, ganas ya hay.

—Como siempre —me aparto y está sonriendo.

—Contigo, sí —le beso la mejilla—. ¿Entonces? ¿Puedo?

Se lo piensa, yo ajusto mi agarre en su cintura y ella se rie.

» Lo estás convirtiendo en una tortura.

—Vale, yo creo que si puedes serlo, ¿continuarás comprándome helado?

Soy yo quien sonríe ahora. Le compraré todo el helado del mundo y si es que dejara de existir crearía más con tal de verla feliz. Rozo sus labios, solicitando permiso para besarla y es ella quien termina acabando con el espacio. Es un beso suave, tierno, inocente, muy diferente a los que solemos compartir, pero mentiría si digo que no lo disfruto.

—Te quiero —susurro contra su boca, ella sonríe.

¿Las sonrisas entre besos? Mi parte favorita de besar a Kiara Harmony, puede que después de los suspiros.

—Sabes cómo derretirme —se queja sosteniendo mi rostro entre sus manos—. Yo también te quiero, novio.

Uf.

» Supongo que ahora ya puedo presentarte con mi familia —se lo piensa.

—Tu familia ya me conoce —le recuerdo.

—Ya, pero te conoce como el chico odioso, no como mi novio.

Sonrío.

—Creo que Lois se tomó la atribución de informar a todos que estábamos a nada de convertirnos en esto.

Resopla.

—Igual te llevaré a casa.

—Yo también lo haré, aunque ya conoces a parte de mi familia.

—¿Le dirás a Lichi que soy tu novia?

Sonrío.

—Ya se lo he dicho.

Frunce el ceño.

—¿Así de optimista?

—Te mueres por mí —alego.

Ella se carcajea.

—Vale sí —da un brinquito para robarme un beso—. ¿Ya iremos a hacer flotar las linternas?

Asiento y la suelto para tomar solo su mano, ella se queja de que se le cansó la muñeca por sostener el ramo y termino llevándolo también, junto a las linternas. Volvemos junto al resto del grupo que ya ha empezado a intentar armar las luces para poder encenderlas.

—¿Trajiste encendedor? —me pregunta Kia.

Asiento y lo saco. Dejo sus flores a un costado porque necesito movilidad para hacer esto sin que ninguno de los dos se queme. Kiara camina a mi alrededor con cautela, pero no dejando fuera su curiosidad, mira alrededor y vuelve la mirada a nuestra linterna.

—Lo estamos haciendo bien —le indico, mientras sostengo el encendedor debajo de la mecha de la linterna.

—Ya, es que creo que debimos escuchar la explicación.

—¿No te fías de mí?

—No seas idiota, es solo que... nunca está de más otra explicación.

Ruedo los ojos y le pido que agarre la linterna desde la parte de arriba.

—Solo tienes que esperar a que el calor llene el globo, no seas impaciente.

Ella resopla y noto como se exaspera al ver que las otras linternas ya empezaron a flotar y la nuestra sigue entre sus manos. Hasta aquí es competitiva.

—Pero Simon, no vuela.

—Dale tiempo, joder.

—Seguro no entendiste bien algún paso...

—No es una carrera para ver qué linterna flota primero, así que dale tiempo a la nuestra o se resentirá y va a quemarse.

Forma un puchero con los labios y me mira mal, a mí se me derrite la molestia y acabo besándole la frente. Su berrinche se esfuma cuando la animo a soltar la linterna y esta empieza a sostenerse en el aire, Kia le da un empujoncito que termina enviándola al cielo con las demás. Apuesto a que es un ambiente digno de admirar, pero mis ojos no pueden soltar la expresión de Kiara al verse rodeada de las luces flotantes, da vueltas mirando hacia arriba, siguiendo la trayectoria de nuestra linterna que pronto se confunde con las otras.

Le pido que se quede quieta y me sonríe cuando la apunto con la cámara de mi teléfono, me esfuerzo en obtener una toma no solo para mí, sino para ella. A mí me bastaría con verla, pero sé que mi rubia querrá que su entorno salga claro también. Grabo un par de videos y vuelvo a guardar mi móvil, quiero disfrutar de la segunda linterna.

Esta vez cambiamos de roles, ella enciende y yo sostengo, absorbo todo con la mirada, queriendo conservar este recuerdo en mi memoria, ella sonriente e ilusionada, sus ojitos brillando con las luces en el cielo y los saltitos que da cuando nuestra linterna empieza a volar. Le rodeo los hombros y ambos vemos como el punto amarillo va haciéndose cada vez más pequeño.

—Que bonito —dice, mirando el cielo.

La luz le enmarca el rostro de manera preciosa.

—Hermoso, sí —respondo.

Voltea a verme y sonríe.

—No estás mirando arriba —señala.

—Ya, es que también tengo una hermosa vista desde aquí.

Vuelve a mirar el cielo, nuevas linternas son lanzadas y nos quedamos ahí hasta que poco a poco el cielo regresa a su estado natural.

—Fue más lindo de lo que pensé que sería —me dice.

—Que bueno que haya superado tus expectativas —le beso la sien—. ¿Lista para cenar?

—¿Me llevarás a cenar?

Asiento.

—Es una cita, incluye comida, por supuesto.

Sonríe, se agacha a recoger sus flores y tira de mi mano, las personas a nuestro alrededor empiezan a caminar también.

—¿Qué comeremos? —indaga, girando el rostro para verme.

—¿Comida italiana te parece bien?

—Delicioso, sí, quiero pasta.

—Genial, ya tengo la reservación hecha.

Balancea nuestras manos por un rato, luego empieza a dar saltitos mientras me hace preguntas del tipo "¿Cuál es tu casa de Hogwarts?", pregunto el motivo del interrogatorio, ella se encoge de hombros.

—Son datos que no sabemos del otro.

—Ya, pero sabes cosas más profundas.

Sonríe con picardía.

—¿De qué tanta profundidad hablamos?

Me rio.

—Vale, no tengo un color favorito, aunque el gris de tus ojos me encanta, si te soy sincero, no soy exquisito para las comidas, pero si he de elegir supongo que mi favorita es la peruana.

Kia rueda los ojos.

—Por eso Lois te adora.

—¿Eh?

—Lois ama la comida peruana, es que Kallie... ¿recuerdas a Kallie? —asiento—. Vale, es su mejor amiga y es peruana, Lois ama su gastronomía y, de algún modo, nos ha compartido ese amor.

—Genial, si ya nos llevábamos bien, imagínate ahora.

Se ríe.

—Mientras no me cambies por él, no tengo inconvenientes, es lindo que se lleven bien.

La atraigo a mi costado.

—No te cambiaría por nada, tonta —le beso la sien, ella sonríe.

Llegamos al auto y Kia se termina quedando dormida en el camino de regreso, cero estrellas como copiloto de regreso, se lo hago saber en cuanto llegamos y abre los ojos somnolienta.

—En mi defensa... —intenta argumentar, pero se rinde—, no tengo defensa, perdona, me ganó el sueño.

Sonrío y le beso la mejilla, ella dibuja otra sonrisa adormilada.

—¿Lista?

Asiente y se desabrocha el cinturón. Podría tener estas citas todos los días por el resto de mi vida, llevarla a un lugar bonito donde ella pueda disfrutar mientras yo gozo de su compañía, tenerla conversando sin parar a mi lado sobre temas aleatorios, algunos serios, otros con menor relevancia. Sostener su mano mientras me habla, ver el modo en cómo sus ojos se iluminan al ver la comida y los suspiros perezosos que deja salir cuando la beso al terminar la noche. Me parece el plan que más perfección posee dentro de mi proyecto de vida.  

LO MUCHO QUE AMO ESTE CAPÍTULO, AYUDA

En ig les dejaré una fotito que cree con la ia sobre Kia y las luces flotantes, me gusta mucho y la he estado guardando desde que la escribí. 

El cap está algo larguito, espero que lo disfruten<3

Nos vemos el viernesss<3 nuestro penúltimo viernes antes del final

Las quieroooo, que tengan felices lecturassss y una bonita semana <3



Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top