CAPÍTULO 26
5 de abril, 2029
Kiara
Estoy amando desarrollar todo entre Harland y Selene, por fin hemos llegado a mi fuerte y me encanta escribir sus encuentros, sus interacciones, describir como Harland la mira, como Selene se emociona al cruzárselo, llevo meses escribiendo batallas, y pequeños guiños a una relación, ya estamos profundizando y soy la más feliz al respecto. Simon hace el intento, lo hace bastante bien para ser un escritor cuyo fuerte no es el romance, puede que ello se deba a que él sí es romántico, creo que vierte algo de sí mismo en los actos de nuestro personaje.
Conduzco escuchando Tenerife Sea, que, desgraciadamente, empecé a relacionar con Simon, la sola melodía me transporta al día en el cual me hizo hornear galletas para mantenerme tranquila antes del examen de Harris. No está bien, todo este lío no está bien. No sé cómo pararlo, me equivoqué al pedirle que interviniera con mi problemita el otro día y volví a equivocarme el sugerirle que se repita. Estoy cometiendo error tras error y no sé de qué manera ponerle un alto, ni siquiera sé si quiero que se detenga. Simon tiene las ideas claras y creo que eso me molesta un poco, tiene ventaja. Su plan de conquista no ha cesado, me trae helado siempre que puede, suelta halagos cada dos por tres, me hace reír y, maldición, le agrada a todo el mundo. Lois no deja de preguntar por él y Eli es otro insoportable que quiere invitarlo a venir a casa. He rechazado las citas, me he inventado excusas y no sé cuánto tiempo más soporte eso, nadie es de acero, ¿qué sucederá cuando simplemente se canse?
Me estaciono frente al parque en el cual escribiremos hoy, desde aquí veo a Simon que no tarda en ubicarme, su mirada me recorre entera. Estoy puesta un conjunto rojo de falda y blazer, parece gustarle porque vuelve a mis ojos y sonríe.
Camino hasta donde está, él se pone de pie para darme un breve abrazo que me abriga por dentro.
—El rojo es tu color, ¿te lo había dicho ya?
—¿Me veo bien?
—Preciosa, como siempre.
Sonrío. Que idiota, sabe qué decir para tenerme como tonta.
Estamos disfrutando estos últimos días escribiendo por las tardes, con la luz del sol como a Simon le gusta, porque una vez inicien las clases solo podremos hacerlo de noche, estos últimos dos semestres tenemos las pasantías y ocuparan buena parte de nuestro tiempo. No tenemos mucho que discutir respecto a lo que escribiremos hoy porque al planificar escribimos una escena que solo debemos transcribir a la laptop, yo dicto y Simon tipea, hacemos un par de cambios para adaptarla al contexto que hemos agregado y queda listo nuestro avance del día.
—Creo que es suficiente —me dice.
—También yo, igual ya me dio frio aquí —señalo.
Si bien el clima ha empezado a abrigar, no es tan cálido como para desear estar fuera toda la tarde. Simon me pide que vayamos a su departamento porque quiere mostrarme algo, no tengo nada que hacer, así que acepto.
—¿Vamos en mi auto?
—Sí, porque yo vine caminando —responde.
Se sube al asiento del copiloto y, con plena confianza, manipula la radio, yo lo miro extrañada.
—¿Pretendes cambiar mi música?
—Solo quiero saber que escuchabas.
—Taylor Swift, ¿quiere cambiarla, señorito?
Suelta una risa y niega alegando que Taylor le va bien.
Conduzco hasta su departamento y llego en menos de diez minutos. Me da curiosidad lo que sea que quiera mostrarme. Lo sigo en el trayecto hasta su piso, él abre la puerta para mí y yo entro primero, todo está tal y como lo dejé la última vez, no veo nada nuevo.
—En mi habitación —señala.
—¿Vas a aceptar la reanudación?
Niega.
—Ven —pide mi mano y se la doy, él tira de mí hasta su habitación.
Está en una esquina, no es muy grande, pero sí que es precioso. Es un cuadro de Rapunzel y Eugene en el bote viendo las luces flotantes, ellos están al centro, mirándose el uno al otro con ese brillo que solo detectas en la mirada de dos personas que se quieren, que empiezan a descubrir que lo hacen, cada detalle hace que mi corazón se acelere un poco más, desconozco si por emoción o por miedo. ¿Cómo sabe que me gusta Enredados? Probablemente Ayla sea la respuesta.
—¿Te gusta? —pregunta, temeroso.
—Claro que sí, es hermoso —señalo.
Su pecho choca contra mi espalda y sus manos bajan a rodear mi cintura, dejo las mías encima, y mi cuerpo de relaja de inmediato ante el contacto, no debería ser así, pero una no controla las reacciones del organismo.
—Estás triste, no es la reacción que esperaba, ¿qué sucede?
Está mal, eso es lo que sucede, esta dinámica no es idónea o eso es lo que me dice mi subconsciente, eso y que voy a acabar perdiéndolo, que lo que él quiere no va conmigo, que ya lo he intentado y no ha funcionado, ¿Qué me asegura que con él lo hará? Nada, no tengo un seguro que me prometa que él seguirá aquí.
—No sé si deberías seguir regalándome cosas... y haciendo todo esto.
Percibo como su cuerpo se tensa antes de que me suelte, provocando la misma reacción en el mío.
—¿No es peor que durmamos juntos?
Me siento en su cama y lo miro desde abajo. Las palabras se atascan en mi garganta y lo único que se me escapa resulta estúpido incluso para mí.
—No lo sé.
—¿Qué es lo que no sabes?
—No sé qué es lo que sucede entre nosotros.
Suelta una risa cargada de ironía, me molesta, pero desconozco cómo debo reaccionar.
—Creo que ese aspecto está bastante claro, Harmony —me dice—. Tú me gustas, a veces creo que también te gusto y otras que solo malinterpreto todo.
Trago, ¿Qué se supone que debo decirle? Yo ni siquiera sé lo que siento y no me creo capaz de explicarme. Quiero acostarme con él, eso lo tengo claro, pero Simon no quiere solo eso y también lo tiene claro. ¿Quiero algo más? ¿Quiero eso que él intenta ofrecerme?
—¿Podemos no tener esta conversación ahora?
—¿Cuándo entonces?
—Dame unos días.
—De acuerdo, unos días.
Sacude la cabeza y sale de la habitación, dejándome sola, no por mucho tiempo porque vuelve.
» El cuadro es tuyo, Harmony, puedes llevarlo.
Yo asiento y me pongo de pie. Quiero un abrazo, pero sé que no sería correcto pedirlo, no estoy siendo coherente. Tomo mi cuadro y salgo de allí, siento una presión en el pecho que no se va ni cuando concilio el sueño, la misma duda me asalta, ¿Qué tanto más soportará Simon?
14 de abril, 2029
Simon
Mamá me da los platos para llevarlos a la mesa, ha convocado reunión familiar, desconozco la razón, puede que solo haya deseado tenernos juntos para un almuerzo antes de que mis clases inicien y todo en mi vida se vuelva un poco más caótico. Desayuné con mi Lichi hoy antes de venir, Tellie me acompañó, pero salió a esperarme en el auto apenas tuvo oportunidad, la encontré llorando cuando salí, que nuestra abuela la desconozca le afecta mucho más que a mí. Ya le ha pasado, está conversando con Chloe en el sofá mientras yo ayudo a mamá.
Me cruzo con Sebastian que viene con los cubiertos y papá que trae las bebidas, cuando ya está todo puesto, mamá nos pide acercarnos. Cada uno toma su asiento habitual, me siento entre Tellie y Chloe, con Evie al frente. Mis sobrinos son conducidos por mi cuñado hasta sus sitios y finalmente él se sienta. Cada uno se sume en una conversación diferente, Chloe regaña a Stella por estar saliendo otra vez con el chico que la hizo pintar sus paredes de anaranjado.
—¿Qué color seguirá ahora? —le increpa en voz baja.
—¿Lila? —sonríe mi hermana.
—Gastas saliva —le digo a Chloe—. Lo que le dices, ya se lo dije yo, no va a detenerse, solo prepara tu brocha porque, si quiere pintarlas de lila, vamos a necesitar más de una capa para cubrir el antiguo color.
No estoy del todo de acuerdo con el proceder de mi hermana, pero ¿qué hago si ella no quiere cambiar el rumbo de sus decisiones? Es como si a mí me dijeran que deje mis intentos con Kiara, no lo haría, incluso cuando nuestra conversación pendiente continúa en ese estado. Ella ocupa cada uno de mis pensamientos y no puedo solo echarla, no funciona de ese modo.
Chloe suspira y se mete otro bocado de comida en la boca.
—Te amo, hermanito —me susurra Tellie.
—Tampoco estoy aplaudiéndote —le indico.
—Ya lo sé.
A veces creo que el señor que le vende las pinturas reza para que sus relaciones vayan mal, mi hermana se merece un amor bonito y lo único que encuentra son idiotas.
—Entonces, Simon, ¿Cuándo traerás a Kiara?
Mis ojos van directamente a mi hermana mayor que niega, descarto a Tellie porque sé que no me vendería, Chloe tose, atorándose con la comida, lo que también me hace descartarla. ¿quién fue?
» Ninguno de tus hermanos —mamá me quita la duda—, fue un pajarito.
Papá me señala a uno de mis sobrinos que deja salir una risita. Traidor.
—El pajarito dice que llevaste a una chica linda de nombre Kiara a casa de Evie —alega mi progenitor.
—Quien traerá a una chica linda soy yo —interviene Sebastian, guiñándome un ojo—. Se llama Sierra, ¿puedo traerla a la próxima reunión familiar?
Mamá aplaude y, gracias al cielo, mi tema es descartado. Entiendo que mi hermano ya confirmó que sí se encuentra enamorado y que la tal Sierra es la mujer por la cual ha estado esperando para ponerle fin a su soltería. Se dedica a hablar sobre ella, ya tengo algunos detalles, pero escucho de igual modo. El tema de la rubia me tiene sensible, no quería que se ventilara aún con mamá porque sería ilusionarla e ilusionarme más a mí mismo cuando desconozco en qué terminará lo que intento con ella. Siento que camino en una cuerda floja y Kia la hace temblar cada que la veo dudar, cuando sus ojos grises adquieren esa sombra que me dice "bájate de aquí porque el impacto va a doler", pero sigo caminando, sigo intentando, ansiando que la inestabilidad termine para poder sentarme a su lado y solo disfrutarla siendo feliz.
Cuando terminamos de almorzar, mamá nos encarga lavar a Tellie y a mí, le saco la lengua a mi sobrino que me hace una mueca cuando paso por su lado. Que fácil me vendió el pequeño demonio.
Mi hermana empieza a lavar mientras yo seco los platos que ella me entrega, esto realmente es ridículo cuando hay un lavavajillas que haría la tarea sin problemas, pero es regla de mamá y no podemos contrariarla.
—No me has contado cómo iban las cosas con Kiara —canturrea mi hermana.
—Ya ni siquiera yo lo sé.
—¿Pasó algo?
—Creo que discutimos, pero seguimos viéndonos a diario así que debemos conversar para escribir.
—¿Conversaron sobre la discusión? —pregunta entregándome un vaso.
Niego.
—Solo sobre el libro y respecto a la universidad. Creo que ella no quiere esto, Tellie.
—Puede que solo tenga miedo, así como dijiste.
—Kiara es valiente, ¿Por qué tendría miedo de esto? No tiene sentido, he hecho de todo, Tellie. Ya ni siquiera creo que sea por el libro, hemos discutido y le he demostrado que puedo seguir siendo responsable con el trabajo que compartimos.
Mi hermana se encoge de hombros.
—A veces le tenemos miedo a las cosas más estúpidas.
No me convence y las dudas se incrementan en mi cabeza, ¿qué más debo hacer? La quiero y si se lo digo temo que salga corriendo. ¿Temor a enamorarse? Está rodeada de parejas felices, no tendría sentido. Necesito saber qué es a lo que le huye, quiero resolver ese miedo, encontrar el modo de que pueda superarlo.
Sacudo la cabeza y tomo otro de los platos que me ofrece Stella.
—¿Crees que debo seguir intentando?
—Te gusta, ¿Por qué dejarías de hacerlo?
—No lo sé, ¿amor propio?
Mi hermana sonríe.
—No soy experta en ese tema —cierra la llave del agua—. Esto sonará cursi, pero haz lo que tu corazón te diga, Simon. Intenta otro poco, si sientes que ya no puedes, tienes derecho a rendirte y, no sé qué podemos hacer, no creo que Barbie te reconforte, pero podemos encontrar un modo de sanar tu corazón roto.
—¿Me dejarás pintar tu pared? —bromeo.
—Puedo considerarlo —me abraza, mojándome un poco en el proceso—. El amor es bonito, no te rindas hasta que no creas que es un caso perdido. Yo le tengo fe a esa rubia.
Le sonrío triste, yo también le tengo fe.
Volvemos juntos a la ciudad, la dejo en su departamento y decido quedarme con ella, que propone la maratón de Barbie para poner a prueba que tanto me cambia el humor. Vemos Barbie Moda Mágica en París y me hace reír con sus ocurrencias.
—Mira, te pago el viaje a París —me dice—. Es una buena terapia, ¿no lo crees? Quizá Kia viaje a verte, así como Ken.
—Lo de Barbie fue por un malentendido, es por eso que Ken viaja —alego.
—Silencio —me pone la mano en la boca—. Kia puede darse cuenta e ir tras de ti, también aplica.
—No tenemos una Raquel.
—Raquel son los miedos de Kiara —rueda los ojos, como si fuera obvio.
Descubro que Barbie si me anima, pero creo que no es por Barbie en sí, sino por Stella que se esfuerza en hacerme reír. Es la primera vez que estoy en esa posición, siempre soy yo quien la consuela y desearía saber si soy así de bueno como ella. Tellie acaba dormida con la cabeza apoyada en mi hombro, pongo otra película, se despierta en la mitad y continúa con sus analogías entre Barbie y yo.
—Tellie.
—... entonces el dragón, en este caso, serían los miedos y...
—Tellie.
—¿Sí?
—Te quiero.
Mi hermana me sonríe y me abraza con fuerza. De verdad no sé qué sería de mí sin ella, incluso cuando me hace enfadar por las cosas que hace, se supone que yo fui un regalo para ella, pero yo también soy afortunado al tenerla.
—Lo que menos quiero es que te lastimen —me acaricia la mejilla—. Pero tampoco quiero que te rindas antes de saber que diste todo de ti.
—Voy a seguir intentando.
Cruza dos de sus dedos y me sonríe.
—Funcionará —me promete.
—Y, si es que no, tenemos a Barbie —le sonrío también, aunque por dentro desearía que ese no sea el motivo que nos tenga haciendo maratones.
—Tenemos a Barbie, exactamente.
Ay me duele el corazoooooooooooon
Alexa play perfectly wrong by shawn mendes
¿Qué canción las hace pensar en ellos? Tengo una playlist y me gustaría agregar más canciones jeje, dejen aquí algunas sugerencias si se les ocurre porfi
Que tengan buen finde, felices lecturas<3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top