CAPÍTULO 24

Simon

Me quedé con Rose por un par de horas más luego de que Kiara se haya ido, me decepcionó un poco el que no quisiera quedarse, aunque, claro, es una excepción, no la regla, tal y como ella dijo, fui yo el que estaba confundiéndose. Conduzco de regreso a mi departamento, resignado a dormir solo, con el aroma de la rubia aún impregnado en la almohada que utiliza siempre.

Dylan está en la sala cuando llego, con la laptop en su regazo y los audífonos en la cabeza, el volumen es tan alto que incluso yo escucho que está escuchando a One Direction. Levanta la vista en cuanto me ve y detiene la música.

—Pensé que te quedarías —me dice.

Niego, aunque yo también lo pensé.

—¿Qué escribes? —pregunto sentándome junto a él en el sofá.

Gira la pantalla para enseñarme su documento, es una novela de ficción, su especialidad.

—Me queda poco para terminar, quiero enviar el manuscrito a la editorial donde estuve practicando, probar suerte, ya sabes.

Le sonrío.

—¿Me dejarías leerlo?

—Vas a hacerlo, necesito una opinión objetiva.

—¿Y Ayla?

—Sé que no me miente, pero otra perspectiva no me vendría mal.

Me encojo de hombros.

—De acuerdo, me lo envías cuando lo tengas terminado.

—Hoy avanzaré regular.

Lo miro extrañado, Dylan no es de escribir en la noche, solíamos tener los mismos hábitos de escritura.

» No podré dormir hasta que Ayla vuelva a casa —me explica.

—¿Salió?

Asiente.

—Sí, fueron con Kia a bailar.

—¿Salieron solas?

Vuelve a asentir.

—Es noche de chicas.

La rubia me avisó que había llegado a su casa, mas no mencionó que volvería a salir, no me incumbe de igual modo, pero eso no quita que me preocupe.

—Amanecida doble —le digo—. Supongo que te haré compañía hasta que ambas vuelvan.

Sonríe.

—Ayla me dio una pista sobre lo que sucede entre ustedes dos, pero tranquilo, saben cuidarse, al menos sé que Ayla está a salvo cuando sale con Kiara.

—Ya, sí, supongo, pero ¿Quién cuida de Kiara?

—Ella misma —se encoge de hombros—. El tipo grandote la ha entrenado bien, descuida.

Sé que sabe defenderse, la he visto defenderse sola. No es una damisela en apuros, pero no puedo desaparecer la preocupación que surge al imaginarla en problemas sin que haya alguien que pueda ayudarla.

Saco mi laptop de la mochila para avanzar con la novela que venía escribiendo antes de que nos encomendaran el libro en coautoría, no he abierto el documento en bastante tiempo por lo que debo dar una leída ligera antes de plantearme el retomar la escritura. Intento hilar mis ideas y anoto lo que se me ocurre en base a lo que voy leyendo. Dylan bosteza a mi lado, volviéndome consciente del tiempo que ha transcurrido.

—Creo que dormiré un poco —me dice.

Asiento y reviso mi teléfono, tengo un mensaje de la rubia de hace quince minutos, es una nota de voz en WhatsApp, lo reproduzco y su voz va directo a mis oídos.

—No te dije, pero salí de fiesta —suelta una risita, se escucha el ruido de fondo—. Hay un chico aquí que quiere sacarme a bailar, pero le dije que no porque tú eres más lindo y... Ay.

—Pero ¿Qué haces? Deja eso —Esa es Ayla.

El audio se corta, pero hay otro que grabó al instante.

—Ayla me regañó, ¿no quieres venir?

—¡Kiara Elizabeth!

Vuelve a cortarse, pero hay una foto de ella haciendo un puchero. Supongo que debo ir, ¿no? Volteo a ver a Dylan, pero se tomó en serio lo de dormir, así que lo muevo para despertarlo.

—¿Llegaron? —me pregunta tallándose los párpados, supongo que para salir de la somnoliencia.

—Kiara me escribió diciendo que vaya, ¿vamos?

Se encoge de hombros y bosteza antes de levantarse.

» ¿Sabes donde están?

—Siempre van a la misma discoteca —informa—. Está en el centro de la ciudad.

Apago la laptop y saco dos abrigos de mi habitación, estoy imaginando que no ha llevado uno y lo que menos quiero es que coja un resfriado. Dylan va a lavarse la cara y me encuentra en la entrada. Decidimos ir en mi auto. Cuando llegamos pagamos la entrada y nos separamos para buscarlas, el lugar está lleno de gente. Me muevo entre las personas intentando localizar su cabello rubio y no lo consigo hasta quince minutos después. No está cerca de la pista de baile, la música no se oye tan fuerte en esta zona, está hablando con un chico y no luce contenta, conforme me acerco consigo escuchar lo que dicen.

—Bryce, fue genial verte, pero ya debo irme —le dice.

No interrumpo, sé que me ha notado, pero el chico me da la espalda y está claro que no es consciente de mi presencia.

—¿No quieres recordar viejos tiempos?

Kiara no se aguanta el bufido ni mucho menos se cohíbe al rodar los ojos, como si no fuese la primera vez que el tipo ha ofrecido eso.

—Ya te dije que no, gracias y muévete.

Quiere rodearlo, pero él hace ademán de sostenerla por la cintura para retenerla lo que no termina bien. Yo doy un paso adelante, listo para intervenir, pero la rubia, incluso cuando se tambalea un poco, consigue tomar su mano para doblarla en un ángulo que luce doloroso.

—No tocas a una chica sin su consentimiento, Bryce, es una regla básica de decencia humana —establece, él suelta un quejido—. Tenia un recuerdo bonito tuyo y lo acabas de arruinar. Ahora vete porque mi novio ya llegó.

Sus ojos dicen lo que su boca no puede, así que avanzo y le rodeo la cintura, pegándola a mi cuerpo. El imbécil me mira y, si bien es alto, no lo es más que yo y calculo que, si quisiera pelear, podría con él sin mucho esfuerzo. Él parece analizar eso también, porque decide darse la vuelta y volver por donde vino. El cuerpo de Kiara se relaja de inmediato, no me había percatado de lo tensa que estaba.

—Llegaste en el momento preciso —me dice, rodeando mi torso—. Tenía miedo de que insistiera otra vez, no estoy muy firme como para dar pelea.

Sus ojitos se enlagunan un poco.

—¿Te ha hecho daño?

Niega.

—Es solo que estaba sola, Ayla fue al baño y...

Las lágrimas caen, yo la abrazo con fuerza.

—Estás bien, ya se fue, Kia —le digo.

Ella asiente, pero no la suelto hasta que noto que se ha calmado. El rímel debe ser a prueba de agua porque sus ojos siguen viéndose alucinantes, incluso después del lagrimeo.

—¿Me llevas a casa? —pregunta.

—¿A tu departamento?

Arruga la nariz en una mueca tierna y niega.

—Me gusta más tu habitación.

Sonrío y entrelazo su mano con la mía, volviendo a atraerla a mi cuerpo. Me gusta esta zona, no hay mucha gente y el bajo volumen me permite escuchar a Kiara con claridad.

—No haremos nada, para que lo sepas.

Forma un puchero con los labios, tentándome a besarla hasta arruinar el labial rojo que cubre su boca.

—Pero ¿No era eso lo que querías?

—No, ya te dije que no, ese no es mi objetivo principal —rueda los ojos—. Además, estás ebria.

—Pero estoy consciente —alega—, puedo dar consentimiento.

Le beso la nariz.

—Sería un idiota si aceptara —está por decir algo y sé lo que es por lo que me adelanto—. No soy un idiota en este aspecto, Kia.

Suspira. Yo tiro de su mano para sacarla del lugar y volver al gentío que baila sin cesar una canción de moda, llamo a Dylan.

—Ayla quiere quedarse otro rato —me dice—. Ahora que sabe que Kia está bien, quiere bailar un poco más. Vayan, yo tomaré un taxi, no te preocupes.

—De acuerdo, ya nos vemos.

Acerté con lo del abrigo, Kiara no ha traído uno, pero yo olvidé el abrigo extra en el auto así que acabo quitándome el mío para cubrir a la rubia que me sonríe enternecida cuando se lo cierro.

—Eres lindo —me dice, robándome una sonrisa también.

—Anda, vamos —vuelvo a tomar su mano.

Salimos del local y ubico el auto donde la hago subir y me aseguro de abrocharle el cinturón. Bosteza en el camino, pero no se duerme.

—Bryce fue mi primer novio —me dice, de la nada.

—No te he pedido explicaciones, Harmony.

—Ya lo sé, tampoco estoy dándotelas, pero quiero contarte, ¿puedo?

Asiento.

» De acuerdo, a veces creo que lo nuestro se frustró por lo de Billy, yo estaba tensa porque él me enviaba mensajes y puede que eso haya influido, no lo sé, igual rompimos antes del secuestro.

Llegamos, me estaciono y volteo a verla ¿secuestro?

—¿Qué secuestro?

Sus ojos vagan por mi rostro, pero asumo que lo único que encuentra es confusión porque vuelve a hablar.

—Olvidé que esa parte no podía ventilarse porque aún era menor de edad —me dice, lo que no absuelve mi duda—. Hubo un problemita cuando tenía quince.

—¿Problemita?

—El ex loco de mi hermana me secuestró para vengarse de ella por una estupidez —explica rápido—. Bueno, yo me entregué porque me dijo que la lastimaría y yo no quería eso.

—¿Billy es el ex loco de tu hermana? —ella asiente—. ¿Y te secuestró?

Vuelve a asentir.

» No es un tema ligero, ¿por qué lo cuentas así?

Una lágrima se le escapa, pero la seca rápido.

—Es solo contexto —me dice.

—Kia, no te quiero forzar a contar algo que no quieres, pero, si te sientes cómoda, podemos hablarlo, sabes que puedes confiar en mí.

—Ahora no, quizá luego —establece.

—De acuerdo, subamos entonces.

Bajo y rodeo el auto para ayudarla, se tambalea un poco por lo que rodeo su cintura para darle estabilidad.

—Me trajiste a tu departamento —observa.

—Eso fue lo que pediste —le digo, asegurando el carro antes de ingresar al edificio.

—¿Harás todo lo que te pida? —me susurra, alborotando mis nervios.

Saluda con voz dulce al portero y entramos al ascensor, donde sus uñas acarician mi cuello, intentando doblegarme.

—Kiara, debes dejar de hacer eso.

—¿Por qué? —pregunta, inocente.

—Solo deja de hacerlo.

Llegamos al piso y la hago ingresar a mi departamento.

—¿Me alzas? —pide.

Ni siquiera sé por qué acato el pedido, pero la llevo en brazos hasta mi habitación, donde se quita el abrigo permitiéndome ver el vestido que le cubre una mínima porción de sus muslos. Se gira dejando al descubierto el escote que revela la piel cremosa de su espalda, estoy acabado.

—Te traeré un pijama —le digo, intentando evadir la imagen que está regalándome.

—¿No puedo dormir desnuda?

Mierda.

Vuelvo a verla, con algo de dificultad camina hasta donde estoy y pasea las manos por mi pecho.

» Ya hemos dormido desnudos, ¿no es así?

—No haremos nada, Kiara —reitero.

—Estoy consciente —insiste.

—No voy a follarte así.

—¿Así como?

—Estás ebria, tu juicio está siendo influenciado por el alcohol —tomo su rostro entre mis manos—. Si voy a volver a probarte, será sabiendo que vas a recordarlo y no te arrepentirás.

Suelta un pequeño gruñido que me hace sonreír.

» Vas a tener que volver a usar este vestido.

—¿Por qué?

—Porque quiero tener la oportunidad de quitártelo —le beso la frente—. Ahora iré por un pijama.

Escojo uno de mis pijamas y encuentro desmaquillante en la maleta que Tellie deja en mi departamento, se lo doy para que pueda quitarse el rímel, me mira mal.

—¿Por qué tienes desmaquillante? —indaga, queriendo sonar casual mientras se quita los tacones.

—Es de mi hermana, tonta —sonrío—. ¿En serio ibas a ponerte celosa?

Me saca la lengua y se va al baño para limpiarse el rostro. Cuando vuelve, echa las manos al cuello para desatar el nudo del vestido y, sin una pisca de piedad, lo deja caer al suelo mostrándose tan perfecta como la recordaba. Retengo la respiración, ella me sonríe con coquetería. Joder, tiene tantas facetas que me resulta fascinante como puede ir de una a otra con tanta facilidad.

Sus caderas se mecen de manera natural cuando camina hacia mí, se inclina y toma el pijama para ponérselo y acabar con mi agonía.

—Ya puedes exhalar —me dice, burlona.

Y lo hago, dejo salir todo el aire que tenía contenido.

—Creo que tomaré una ducha —murmuro.

Kiara se carcajea y se mete a la cama, alegando que irá abrigando mi sitio y el de ella, se echa en diagonal, yo ruedo los ojos. El ligero problema en mi entrepierna requiere de agua fría por lo que tolero el chorro que cae sobre mi cabeza, enfriándome por completo. Realmente me estoy esforzando por no ceder a sus encantos, al menos no está noche.

Me pongo un pijama y salgo, ella palmea el lado donde siempre duermo, invitándome a acostarme también. Apago la luz y obedezco su capricho. Su brazo no tarda en rodear mi torso, yo hago lo mismo con su cuerpo, dejándola apoyar la mejilla en mi pecho.

—Fue en Miami —me dice en voz baja—. El secuestro fue en Miami cuando yo tenía quince. Billy me retuvo por dos semanas.

Su cuerpo tiembla y yo me giro para sostenerla entre mis brazos.

» Me golpeó, no solo él, sus hombres también, rompieron la ropa con la que estaba hasta que solo quedaron jirones... —su voz se entrecorta—. No es un recuerdo bonito, grababan videos para mi hermana y yo no quería que ella viniera, me daba miedo que la lastimaran así que decía que todo estaba bien...

La abrazo con fuerza sin saber qué decir.

» Hace tiempo no he tenido pesadillas, supongo que siete años son un tiempo prudente para ir superando el trauma. Tomé terapia y, en términos generales, no es algo que detenga mi vida, pero el recuerdo está ahí, lo que sucedió, lo que me guardé para no lastimar más a Adara. No suelo hablar del tema y perdón si te incom...

—Puedes dejarlo salir, Kia —le digo—. No me incomoda, si necesitas hacerlo, hazlo.

—Fue por estas fechas, imagino que por eso mi mente lo ha traído de vuelta.

Le beso la frente, odiando la idea de que alguien la haya lastimado así, cuando era inocente y solo quería cuidar a quienes ama.

—Estás bien ahora.

—Lo sé, estoy a salvo, Ada se aseguró de eso.

Se acurruca contra mi pecho. Ahora todo tiene sentido, el miedo de su hermana, el entrenamiento con el tal Nick, la habilidad que ha adquirido para defenderse, el miedo a no poder hacerlo.

Tomo su barbilla para mirarla a los ojos, su gris tormenta me detalla.

—Sé que no necesitas que cuiden de ti, que eres capaz de hacerlo sola, pero si en algún momento trastabillaras, te prometo que estaré ahí para respaldarte, ¿de acuerdo? Nada malo volverá a suceder, puedes dormir tranquila sabiendo eso.

Forma un puchero.

—Nosotros no cumplimos nuestros acuerdos, Simon.

—Esta es una promesa, no un acuerdo y yo cumplo lo que prometo —beso la punta de su nariz—, siempre lo hago.

Vuelvo a abrazarla, no dice más, solo deja que su respiración se acompase a la mía, le acaricio el cuero cabelludo hasta que concilia el sueño, yo aguardo un poco más, asegurándome de ahuyentar a cualquier fantasma que pudiese osar quebrar la calma que transmite cuando duerme.   

¿Que opinamossssssss?

Yo solo sé que amo a Simon jsdfhksjdfh

Nos vemos el luness<3 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top