CAPÍTULO 17

29 de enero, 2029

Kiara

Debí preguntar cuál era el arreglo con las habitaciones, debí hacerlo para ahorrarme la sorpresa al descubrir que solo nos habían dado una, con dos camas, por supuesto, pero sigue siendo un mismo espacio. Eso no debería incomodarme, al menos no en el ámbito de dormir, Davis me ha visto hacerlo y creo que existe confianza suficiente como para cerrar los ojos sin temor a que me haga daño; lo que sí supone un problema es el hecho de que, tras ducharse, se pasea con el torso desnudo por toda la habitación. Lo que tampoco debería angustiarme, pero los cosquilleos que empecé a sentir hace poco han empeorado con el espectáculo, nada malo, que me está dando justo ahora.

—¿Puedes voltearte para que pueda cambiarme? —indaga.

Me rio.

—¿Quieres que me voltee?

—Sí, por favor.

—Con que ahora tienes pudor —me burlo, pero sí me volteo.

—Mira, no es tema mío que no puedas dejar de mirarme.

Sonrío.

—Sí que es tema tuyo, si tanta vergüenza te daba, podías cubrirte.

—Harmony, no seas problemática.

El tono que utiliza me hace reír. ¿Puedo hacerle la misma jugada? Oh, sí que puedo.

Me muevo y él me reclama porque aún no ha terminado, pero le informo que es mi turno de ducharme, lo que lo deja callado. Me ducho rápido y me pongo la ropa interior para salir y darle de su propia medicina.

—Oye, has visto mis... —me dice quedándose callado en medio de la oración.

Genial, si a mí me afecta, que sea mutuo, por lo menos.

—¿Tus qué? —inquiero, como si no me hubiese dado cuenta de su mudez.

—Mis...

—Veo tus ojos en un lugar que no es mi cara, Davis —observo.

Se aclara la garganta.

—Mis calcetines —termina, esta vez mirándome a los ojos.

—No, pero asumo que están en tu maleta.

—Ya, es que tu anoche quisiste ordenar todo y moviste mis cosas —se queja.

Me encojo de hombros y camino hasta mi lado de la habitación. Soy consciente de que sus ojos han vuelto a enfocarse en mi cuerpo, pero decido ignorarlo y continuar con mi pago por el molesto cosquilleo en mi estómago. Si bien no tengo mucho que presumir en términos de pechos, sé bien que la parte inferior de mi anatomía es digna de ser admirada y vaya que lo está siendo por los ojos de Simon.

Me visto ante su mirada incesante, dándole una ventaja que él no me dio, pero que me reconforta con la intensidad de sus ojos. Estoy llevando un conjunto de falta y blazer color verde, un tono de verde bastante similar al de sus ojos, ahora que me doy cuenta. Camino descalza en busca de mis tacones, pero Davis se me adelanta trayéndolos por mí, me obliga a sentarme, se arrodilla y, sin que se lo pida, los encaja en mis pies, asegurando el broche.

—Mira tú, me saliste caballeroso —me rio.

Sus ojos enfocan los míos desde abajo, cambiando el cosquilleo por un tirón.

—Ya te he dicho que puedo ser caballeroso y puedo también no serlo, es cuestión de elección y de circunstancias.

Se pone de pie y me ofrece la mano para imitarlo. Desgraciado, ni con tacones consigo alcanzarlo. Va por el saco de su traje y le pido que espere, me falta el delineado, rizado y labial. No me apetece aplicarme demasiado maquillaje hoy. Tardo apenas quince minutos y salgo del baño, encontrándolo listo para robar corazones.

—¿Vamos? —me ofrece su brazo y decido enganchar el mío ahí.

Al bajar, tomamos un taxi para que nos lleve al local donde se desarrollará el congreso. Agradezco al cielo que decidimos venir temprano, hay un conglomerado de personas aguardando en fila por las credenciales que nos darán acceso a las ponencias y a las fiestas. Nos ubicamos al final y esperamos junto a los demás por un par de horas; con todo el papeleo listo, ingresamos al recinto.

—No sabía que éramos tantos escritores en el mundo —comenta Davis.

—Ya ves, tenemos bastante competencia.

Conseguimos buenos asientos y nos ubicamos ahí, al menos durante las dos primeras exposiciones, luego hay un descanso en el cual nos separamos para ir a "socializar", Davis vio a una tal Jessica que, según mencionó, conocía de otra universidad. Por mi lado, un chico se me acerca y, si bien la conversación fluye con facilidad, mis ojos no dejan en paz a Simon que hace lo mismo que yo, pero con la chica que parece tener más manos que cabellos. ¿Por qué lo toca tanto?

—Kiara, ¿verdad?

Asiento.

—Y tú eres Charles —sonrío.

¿Por qué Simon está escoltando a la chica a su asiento?

—¿Hay algo interesante allá atrás? —me pregunta.

Espera, ¿La está llevando a donde nos sentamos nosotros?

—¿Eh?

—No dejas de mirar detrás de mí, avísame si aparece Rick Riordan, me gustaría saludarlo.

Me rio.

Simon le sonríe a ella también, ¿ahora es el "sonrisitas tres mil" con ella? Hombre.

» Entonces, Kiara, ¿irás a la fiesta de esta noche?

No lo pienso demasiado, me imagino que Davis irá con esa chica, ¿por qué habría de quedarme yo sola en la habitación?

—Claro, ¿te veo ahí?

—Te espero en el lobby del hotel.

—Genial.

Vuelvo a los asientos, pero elijo cambiar de lugar. No voy a sentarme junto a Simon si él está en pleno coqueteo con esa chica, no puedo arruinarle la cita improvisada. Reviso los apuntes que tomé en mi laptop y trato de ordenarlos para tener algo más en lo que pensar, pero no funciona del todo. He evadido los intentos de mi mente de volver a la noche de Halloween y he triunfado, al menos lo he hecho hasta hace unos días. Cuando mi desagrado hacia Davis empezó a mermar, el agrado empezó a hallar un lugar recordándome la posesividad con la cual abrazó mi cintura ese día, la delicadeza con la cual limpiaba mi piel y el hambre de sus movimientos cuando intentó besarme.

—¿Qué haces?

Su voz me hace voltear.

—¿Qué haces aquí? —indago.

Frunce el ceño.

—Vinimos juntos, ¿cómo que qué hago aquí?

Trago, queriendo que con ello se esfume mi incomodidad.

—Nada.

—¿Sucede algo? —pregunta y debo darle el mérito de lucir realmente preocupado.

—No, ¿qué sucedería?

—Eso te lo estoy preguntando yo.

Suspiro. Para mi suerte, el otro expositor sube al escenario y tengo una excusa para evadir el tema.

—Ya cierra la boca y déjame escuchar.

Me enfrasco en las ponencias e intento ignorar los celos comiéndome por dentro. No soy una persona celosa, no sabía que podía ser una persona celosa. Nunca en mi vida he sentido celos, pero soy capaz de identificarlos porque los he leído. El tema aquí es ¿por qué carajos estoy celosa? Cuando la conferencia termina me pongo de pie y vuelvo al hotel con Simon que se mantiene callado, evaluándome. Hace preguntas que yo respondo con términos vagos. La única conclusión a la que llego es que no me gustan los celos, no me agrada ver en lo que me convierto.

—¿Vemos una película? —pregunta en cuanto llegamos a la habitación.

Dejo mis cosas sobre mi cama y me quito el blazer.

—No puedo, iré a la fiesta —establezco.

—¿Qué?

—¿Tienes algún problema?

—Mañana la conferencia inicia temprano y debemos ir antes para tener buenos asientos.

—Ya veo yo como soluciono eso.

Lo dejo y entro a ducharme. Esta vez si salgo con la bata y le pido que se voltee para poder cambiarme. Me pongo un vestido negro que me llega a la mitad de los muslos y encuentro unos tacones dentro de mi equipaje, me los calzo sola y camino al baño para maquillarme, esta vez sí me tomo el tiempo de aplicar los productos correspondientes.

—¿Estás segura de que podrás levantarte? —me pregunta, mirándome a través del espejo.

—Lo estoy.

—¿Y con quien irás? Si quieres, te acompaño.

—No hace falta.

Simon

Ese vestido debería ser ilegal, al igual que la forma en cómo abraza cada curva de su cuerpo, sus piernas torneadas lucen increíbles y los tacones solo la hacen realzar más. Veo como se aplica un labial rojo y se ata el cabello en una coleta alta. ¿Con quién ira? Lo desconozco, pero hoy estuvo hablando con un tipo que parecía bastante interesado en algo más que una conversación. Quizá no debí dejarla sola.

—Te acompaño hasta abajo —me ofrezco, con la esperanza de conocer a su acompañante.

—Puedo caminar sola, gracias.

Joder, empiezan a enfadarme sus respuestas cortas. Está así desde el descanso y no he conseguido descifrar que carajos fue lo que puso esa muralla entre ambos. Intento, otra vez, obtener algo más que tres o cuatro palabras y soy rechazado. Toma un bolso pequeño y sale de la habitación dejándome solo. Solo debatiéndome entre si debo ir tras ella o no, debate que dura unos cuarenta minutos y tras los cuales me quito el saco del traje y la corbata para bajar a la jodida fiesta.

El local está lleno y, por un segundo, me replanteo el volver a mi habitación, pero entonces la veo, los veo. Sus manos están sobre la cintura de ella y parece querer besarla, pero Kiara evade sus labios para seguir bailando. Debería irme, quizá sí, no tengo derecho de reclamarle nada, no somos nada y mis celos no tienen justificación alguna más allá del deseo de ser yo quien la toque de ese modo.

Esa es mi parte juiciosa; sin embargo, algo respecto a los celos es que no siempre se dejan guiar por el buen juicio y atinan, en ocasiones, a las acciones en las que no incurrirías de no ser por estos.

Así que no vuelvo a mi habitación, camino en su dirección y, desgraciadamente, soy testigo del beso que el tipo ese acaba dándole, una extraña sensación me recorre de pies a cabeza, es algo desagradable, sin duda alguna, porque me hace apretar la mandíbula y termina con mi indecisión.

—Harmony, tengo que hablar contigo —interrumpo, obligándolo a soltarla.

—Vuelvo en un momento —le promete ella.

Camina en dirección a, lo que creo, son los baños, hay un pasadizo al costado de la entrada y es ahí donde se detiene, cruzando los brazos.

—¿Qué quieres?

—¿Perdón?

—¿Qué quieres, Davis? Pensé que querías la habitación para ti.

Me rio y también cruzo los brazos, imitando su postura.

—Mira, no sé que carajos estás pensando, pero creo que fui yo quien te pidió que viéramos una película.

—Y fui yo quien te dijo que no, porque vendría a la fiesta.

Sus ojos grises están cargados por la ira, sus mejillas se encuentran sonrojadas y desconozco si es por la cólera o por cualquier otro sentimiento que pueda estar embargándola ahora.

—Genial, nos estamos entendiendo —replico con ironía—. Ahora dime por qué.

—¿Por qué? —se indigna—. Lo que haga o no, no te incumbe.

Remarca cada palabra, cómo si así fuese a hacerme comprender algo que, ciertamente, carece de sentido para mi mente dominada por los celos.

—No conoces a ese tipo, Harmony.

—¿Estás reclamándome? —se escandaliza—. Mira, tampoco conoces a la tal Jessica y yo no te he reclamado por estar coqueteando con ella en mis narices.

Me da un empujón en el pecho y yo no puedo evitar sonreír.

—Lo estás haciendo ahora —señalo volviendo a acercarme.

—¡No es cierto! Y, ¿sabes qué? Ya vete, tenía una cita y estaba yendo perfecto hasta que llegaste.

Me empuja otra vez, yo elimino la distancia nuevamente, ella echa la cabeza hacia atrás para mirarme.

—Kiara...

—No, lárgate y déjame sola.

Intenta rodearme, pero la detengo posando ambas manos en su cintura y apoyándola contra la pared que está detrás de ella.

» ¿Te falta compañía, acaso? Puedes llamar a Jessica, seguro que si la llamas, vendrá corriendo. Anda, llámala y déjame tranquila.

Forcejea un poco, pero yo presiono mi agarre, manteniéndola en el mismo lugar.

» Quítame las manos de encima, Davis, te lo estoy advirtiendo.

—Realmente eres caprichosa.

—Vale, pues no soy tu problema, así que lárgate y suéltame.

Suspiro, llenándome de paciencia.

—No dejaré que vuelvas con él, Harmony.

—Simon, suéltame —sisea, pellizca mis manos queriendo separarlas de su cintura, pero soporto el dolor y me mantengo firme.

—Estás ebria.

Esa es una excusa tonta, sé que no lo está, pero necesito sacarla de aquí.

—No lo estoy, estoy completamente sobria. Ni una sola gota de alcohol en mi sistema como para culparla.

Me destruye con la mirada.

» Quise besarlo y lo volveré a hacer, así que suéltame.

Está celosa, se ha vendido sola, está celosa de Jessica y todo este teatro lo está haciendo para enfadarme y vaya que lo está consiguiendo porque también estoy celoso. ¿A dónde nos lleva eso? Lo desconozco, solo sé que me incomoda la idea de ella volviendo a los brazos de ese tipo.

—No.

—Idiota, eres un idiota.

—Tú eres una engreída.

Golpea mi pecho con sus manos echas puños.

—Imbécil, estúpido...

Suspiro, sin aflojar ni un poco mi agarre.

—Eres tan...

—Tan qué —me interrumpe, alzando más el rostro y desafiándome con la mirada—. Anda habla.

La intensidad de sus ojos grises me golpea con fuerza y flaqueo, soltándola lo suficiente como para que tenga chance de largarse, pero reacciono rápido al tomarla otra vez y estamparla contra la pared, pero esta vez no me limito a ello, sino que voy a por sus labios, sin poder contener las ganas. La rabia y los celos me están comiendo vivo.

Espero por alguna reacción, un golpe, una patada, pero no llegan, por el contrario, sus brazos rodean mi cuello y sus manos tiran de mi cabello conforme su cuerpo se relaja, pegándose al mío. Entreabre los labios y me da chance de profundizar el beso.

Quiero borrarle los besos de ese imbécil, quiero que, cuando piense en esta noche, solo me recuerde a mí.

AY JESUS

ALEXA PLAY I CAN SEE YOU BY TAYLOR SWIFT

ALSO, LIKE THAT BY TINI

En fin, el incendio es en el cap 18 jajajaja, ¿nos esperamos al viernes? si me alcanza el tiempo para revisar antes se los dejo en estos días jeje.

¿Quien creen que narrará?

Nos vemosss, espero disfruten este cap, las amo.

Felices Lecturasss<3 

PD: confieso que amo narrar el pov de Simon jajajaja 

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