CAPÍTULO 11

Kiara

2 de diciembre, 2028

Decir que estoy cansada es poco; sin embargo, no puedo decirle que no a jugar con Jane. Lexie y Ada están sentadas en el sofá, Lex llegó hoy y hemos pasado juntas el día. Finn y Lois están en la cocina preparando la cena, más temprano que de costumbre porque debo ir al departamento de Simon, hoy nos toca escribir de noche.

—Encontré una casa a las afueras de la ciudad, es lo suficientemente grande para albergarnos a todos, ¿Qué opinas? —le dice a mi hermana.

Me levanto para alejar a Jane y dejar una distancia prudente entre ambas para motivarla a gatear, la llamo y ella se ríe, avanza un poco, pero finalmente se sienta y aplaude. Suspiro y la tomo en brazos para abrazarla.

—¿Tú qué opinas, Kia? —me pregunta Lexie.

—¿De qué?

Jane se balancea sobre mi regazo, Ada la toma y me responde.

—Estamos pensando en alquilar una casa para la semana de navidad.

Me encojo de hombros.

—No tengo problema, puedo arreglármelas para estar ahí, esa semana no tengo clases. Será bonito estar todos juntos, ¿vendrá Eli?

Adara sonríe.

—¿Crees que se perdería la primera navidad de su sobrina?

—Nop, eso lo pondría en mayor desventaja contra mí.

—De paso puedes recordarle que aún te debe el Eurotrip —bromea Lexie.

Me rio. Aposté con el hermano de Lois a que Jane sería una niña, él pensaba que sería niño y perdió en cuanto nos anunciaron que tendríamos una sobrina, así que aún tengo un viaje todo pagado pendiente por cobrar.

—Ya está la cena —anuncia Finn—. Ya me toca, rubia.

Se lleva a Jane que sonríe gustosa de irse con él. Hay una pequeña probabilidad de que Finn sea su preferido, incluso por encima de mí y Elián. Nos sentamos a cenar y las chicas comparten su idea que, finalmente, es aprobada. Voy a tener que conversar con Simon para trabajar esa semana por videollamadas, no me apetece conducir tantas horas con tal de reunirme con él. Ceno delicioso y me aseguro de llenar bien mi estómago antes de levantarme para ir hacia mi tortura.

—¿De verdad debes irte? —indaga Lexie con un puchero.

—Sabes que odio la impuntualidad —le digo, ella rodea mi cintura, apoyando la mejilla en mi abdomen—. También te eché de menos, Lex.

—Eso lo sé —sonríe—. Ven pronto, igual te robaremos de ese compañero odioso por una semana.

—Algo así —me rio—. Nos vemos mañana, tengo que entrenar con Nick.

—¡Mañana cocino yo! —se emociona Lexie—. Suben para almorzar.

Lois y Adara asienten, yo los imito. Es algo bueno que Lexie viva un par de pisos por encima de ellos.

Me despido de todos y le beso la carita a mi sobrina que sigue embobada con Finn. Tengo cuarenta minutos para llegar al departamento de Simon, espero que el tráfico no me juegue en contra. Acabo llegando con diez minutos de ventaja, el portero del edificio me conoce por lo que me deja entrar sin necesidad de consultarle. Estoy por tocar la puerta cuando esta se abre y un chico de cabello rubio me sonríe de forma sugerente y me repara de pies a cabeza.

—¿Está disponible o es tu novia? —le pregunta a Simon.

Estoy por responder, pero Davis se me adelanta.

—Mi novia —abro los ojos, tanto que temo por que vayan a salirse de su lugar—. Va a ingresar, dale permiso.

—Lástima —el rubio vuelve a mirarme y su mano parece querer ir a algún lado de mi cuerpo. Hago ademán de alzar la mía para detenerlo, pero Davis vuelve a adelantarse y la toma con fuerza, con el otro brazo rodea mi cintura y me pone detrás de él.

—De lástima voy a carecer si no desapareces ahora —le indica—. No va a funcionar, busca otro lugar, gracias.

Quiero preguntar, pero decido esperar a que el rubio se vaya, en cuanto lo hace ingreso al departamento y aguardo por Simon que no tarda en cerrar la puerta.

—¿Y él era...?

—Un intento de compañero de piso —se lamenta—. Como viste, no salió bien.

—¿Por qué no?

—¿No es obvio? Empezó a hablar de las mujeres como si fueran objetos que él pudiese usar a su antojo, de cuantas traería al departamento y demás. No fue una conversación agradable, estaba por echarlo fingiendo algo de amabilidad, pero no me gustó el modo en cómo te habló.

—Y por eso dijiste que era tu novia.

—Para evitarte mayores disgustos, de igual modo, no creo que te lo vuelvas a cruzar, no es de nuestra universidad.

Me encojo de hombros.

—Puedo defenderme sola, Davis, pero gracias por hacerlo.

—El problema te lo traje yo, era lo correcto que me deshiciera de él también —señala el sofá—. Ponte cómoda.

Me lo tomo en serio y me dejo caer sobre mullido sillón, cierro los ojos por un par de segundos.

—¿Desde hace cuánto estás buscando un compañero de piso? —indago.

Siento como su peso hace hundir el sofá.

—Un par de semanas, pero hace unos días lo publiqué, error mío.

Abro los ojos y lo miro.

—Creo que Dylan quiere dejar su residencia, quizá quiera mudarse contigo —le digo—. Es una mejor opción, comparada con el rubio.

—El mismísimo Voldemort sería una mejor opción comparada con ese imbécil.

Me rio, él lo hace también, luego ambos guardamos silencio.

—Debo decirte algo —lo miro.

—Solo no me digas que te enamoraste de mí —señala con sorna, ruedo los ojos—. Estoy bromeando, Harmony, ¿Qué sucede?

—¿Podemos trabajar por videollamada la semana de navidad?

Frunce el ceño.

—Quedamos en que sería todo presencial —sentencia.

—Lo sé —un puchero involuntario se forma en mis labios—. Sucede que queremos pasar esa semana fuera de la ciudad, con toda mi familia y, para serte sincera, no me apetece perdérmelo.

Me mira por unos instantes antes de suspirar, creo que voy a conseguirlo.

—Pero encenderás tu cámara —establece.

Sonrío.

—¿No puedes inspirarte sin verme? —lo molesto.

—No seas tonta —me lanza un cojín que atrapo riendo—. No me gusta hablar con una pantalla en negro.

—Vale, de acuerdo, acepto eso. Gracias.

—No pasa nada, ¿ya escribimos?

Asiento. Me quito los zapatos y me acomodo en el sofá para sacar la laptop y el cuaderno donde tomo notas. Conversamos un poco de la escena en la cual nos quedamos, para entrar en contexto y poder continuar con lo que ya estipulamos en la escaleta. Un beneficio de escribir todos los días es que tenemos las ideas frescas, no las dejamos adormecerse ni perdemos el hilo de lo que queremos plasmar.

Empiezo a teclear, Simon me sigue, tenemos un par de discusiones en medio, pero logramos solucionar todo y continuar. Pierdo la noción del tiempo, solo tecleo, hablo, cambio el orden de algunas palabras que escribió Davis, vuelvo a tomar el mando para escribir y finalmente se me escapa otra vez. Luego, no sé más.

Simon

—¿Un sinónimo de "continuar" que no sea seguir? —pregunto, no obtengo respuesta—. Harmony, no estás escribiendo, por lo menos dame el sinónimo.

Nada.

» ¿Harmony? —bajo la pantalla de mi laptop para encontrarla en una posición nada cómoda.

Se ha quedado dormida.

Lo que faltaba.

Me levanto para mover su laptop y dejarla en otro lugar donde no corra el riesgo de caerse. ¿Debería despertarla? Probablemente, pero no lo hago, por el contrario, veo el modo de acomodarla para que pueda descansar. Tiene el sueño pesado porque incluso cuando la muevo, no se despierta. Traigo una manta para cubrirla con ella.

Me siento en otro de los sofás y continúo escribiendo, marcando el punto en el cual inicié solo para que Kiara pueda corregir cuanto quiera. Tecleo y tecleo, lo hago hasta que alguien toca a la puerta, el sonido me hace voltear a ver si Harmony se despertó, pero nada.

¿Quién podría ser a esta hora?

El rostro de Tellie es mi respuesta cuando abro la puerta.

—Estaba aburrida y dije: ¿Por qué no ir a ver a mi hermano favorito? —me sonríe—. Traje tequila, ¿te apetece?

No espera mi respuesta solo entra y, obviamente, se encuentra con Kiara dormida en mi sofá.

—Puedo explicarlo.

—¿Esa es Kiara Harmony? —asiento—. Vaya, es más guapa de lo que imaginé, ¿Cómo pasaste de odiarla a tenerla durmiendo en tu sofá?

—Odio es una palabra muy fuerte, solo no me agrada.

—Sí, sí —Tellie se acerca a Kiara y la detalla—. Es, de verdad, preciosa, quiero tener la piel así de tersa.

Mi hermana me mira formando un puchero.

—Tellie, estás actuando raro.

—Sabes que no juzgo tus decisiones, pero ella no da malas vibras —indica—. Aunque quizá sea porque aún duerme, ¿no piensas despertarla?

Me pregunto lo mismo, pero en lugar de hacerlo, tomo a mi hermana del brazo y la llevo a otro lado, uno donde no pueda interrumpir el sueño de la rubia. Stella me cuenta que volvió hoy de Nueva Jersey, hace una semana viajó para supervisar una obra, de acuerdo con lo que me dice, regresó y le apeteció ver a su hermanito.

—... y aquí estoy, aunque no esperaba que tuvieras visita.

—Sabes que he estado escribiendo con Kiara, intercalamos tardes y noches, hoy tocó noche.

—¿Y se queda a dormir cuando toca noche? —indaga curiosa.

—No, Tellie, solo se quedó dormida hoy, supongo que tuvo un día cansado —me encojo de hombros.

—¿Hace cuánto está así?

Me encojo de hombros.

—Una hora quizá, no calculé el tiempo.

—¿Y no tiene que volver a casa?

—Tiene auto, puede volver a la hora que guste, solo me da algo de pena despertarla.

Mi hermana niega con la cabeza.

—¿Eres consciente de que esa chica es preciosa, verdad?

Frunzo el ceño.

—¿Qué tiene que ver eso?

Sonríe.

—Nada, hermanito, solo me apena no poder hacer ruido, ¿un shot de tequila, te apetece?

—Iré por los vasos.

Tellie aplaude sin hacer ruido, sin embargo, es en vano porque mi teléfono es lo que rompe la burbuja silenciosa que nos envolvía. Regreso rápido para evitar que Kiara despierte, pero fallo, sus ojos grises me evalúan somnolientos mientras tomo mi celular del sofá que se encuentra junto a ella.

—¿Ayla?

—¿Kiara está contigo? No ha vuelto a casa, no contesta el teléfono, no está con Adara ni con Lexie, estamos volviéndonos locas y...

—Alto, sí, aquí está, está bien —la detengo.

—Joder —suspira —. ¿Puedes pasármela?

La rubia se sienta y evalúa su alrededor, parece algo desorientada y me mira mal cuando le tiendo el teléfono.

—¿Qué? —me dice.

—Es Ayla, creo que llamaron a la policía —bromeo.

Esto último parece hacerla espabilar.

—Mierda —toma el celular —. Dime que no alertaste a mi hermana... Sí, Ayls, pero quedamos en que solo era para emergencias... Vale, que sí, estoy bien... Perdóname, olvidé el celular en silencioso, no volverá a suceder... Sí, sí, ya vuelvo a casa, llamaré a Adara.

Cuelga y busca su teléfono.

—¿Todo bien? —pregunto.

—Debiste despertarme —me reclama mientras teclea en su propio móvil.

Me echo un poco para atrás. Malagradecida.

Estoy por responderle, pero empieza a hablar con quién, supongo, es su hermana.

—Perdóname.... Joder, Ada, de verdad lo lamento.... Estoy bien, de verdad que sí, estoy en casa del chico odioso —me ofendo, ella sonríe—, solo me quedé dormida... Ayla no debió alertarte... ¿Qué Nick hizo qué? Prometo no volver a asustarlos así, de verdad lo siento, hermanita, discúlpame con los chicos también, arruiné su noche... Vale, también te amo.

Cuelga otra vez y se deja caer contra el sofá.

—Debería ofenderme, pero acordamos que no tomaríamos esto personal —señalo.

—No le dije a mi hermana tu nombre, te conocen de ese modo —explica.

—¿Si llamaron a la policía?

—Algo parecido.

Tellie llega junto a nosotros y a Kiara se le sonrojan las mejillas en cuanto la ve.

—No es lo que parece —señala alzando las manos.

Me rio internamente.

—A mí me parece que te dormiste en el sofá de mi hermano y creo que si es eso lo que sucedió —le sonríe—. También te conozco como la chica engreída, pero tú puedes llamarme Stella, soy la hermana mayor del chico odioso.

—Joder, se me fue el alma, pensé que era tu novia y te había metido en aprietos —relaja su postura y le regala una sonrisa a mi hermana—. Un placer, Stella, soy Kiara.

—Más conocida como engreída —intervengo yo.

Me mira mal.

—Vale, iré adentro, ustedes conversen o no sé.

Ambos asentimos, miro a Kiara, sus mejillas aún tienen algo de color, la izquierda tiene la marca del cojín sobre el cual se recostó, sus ojos lucen algo hinchados y su cabello está algo desordenado.

—¿Fue para tanto?

Ella asiente y se pasa la mano por el rostro, parece estresada.

—Si en alguna otra ocasión vuelvo a quedarme dormida y te da pena despertarme, avísale a Ayla antes de que envíen a todo el FBI a buscarme, por favor.

—De acuerdo —la veo bostezar otra vez y picarse los ojos—. Lucías realmente cansada.

—Aún lo estoy, no fui buena compañera de escritura hoy, perdóname.

—No pasa nada, avancé un poco más, te dejé señalado desde donde para que puedas leer y cambiar lo que gustes, ya lo discutimos el lunes.

Kiara asiente y acaba por ponerse de pie, dobla la mantita y se calza los zapatos.

—Ya me voy, Ayla no dormirá hasta que no llegue.

Stella vuelve a aparecer cuando ella ya tiene todo listo para salir.

—Simon, acompáñala hasta su auto —me ordena.

No hacía falta que no haga, igual pensaba hacerlo, siempre lo hago. Harmony le sonríe y le dice que no hace falta que me enfríe.

» No tengo a un hermano así de descuidado, el frío es lo de menos, deja que te acompañe.

Ambas se despiden de beso en la mejilla y yo bajo con la rubia, realmente hace frío y ella tirita incluso con el abrigo que trae puesto, me quito el mío y se lo cuelgo sobre los hombros para cubrir su espalda, al menos hasta que llegue a su auto.

—No era necesario —señala mientras esperamos a que el ascensor baje.

—No me sirves mucho si te resfrías —le digo para que no le dé importancia—. Imagino que eres de las enfermas caprichosas que no hacen nada en cuanto notan la gripe.

—Deja de proyectarte, Davis.

Llegamos a su auto y me devuelve el abrigo, se sube y agradece antes de encender el vehículo e irse. Regreso a mi departamento, pero tomo un par de respiraciones antes de abrir la puerta, me espera una noche larga con Stella y su botella de tequila. 

De broma en broma... jeje algo se asoma

4/4

En un rato subo el cap de hoy. Las amoo<3

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