Capitulo 1

—¿Segura que llevas todo lo que necesitas? —La voz de mi padre resuena con preocupación por décima vez mientras termino de atarme las zapatillas. Él quería comprarme unas nuevas para la ocasión, pero pensé que era mejor usar unas que ya encontrara cómodas en lugar de arriesgarme con unas nuevas que podrían lastimarme.

—Sí, llevo lápices de repuesto, la ropa de gimnasia de cambio, algo de comer y agua —recito, asegurándome de que el cordón esté bien amarrado antes de ponerme de pie y girarme para verlo—. Estoy lista, ya me voy.

—Éxito —me sonríe, pero puedo ver el nerviosismo en sus ojos—. Sé que tendrás éxito y que llegarás lejos.

Ninguno quiere decir en voz alta la pregunta que más nos preocupa: ¿Qué haré si no entro? Pero disipo ese pensamiento rápidamente y, luego de despedirnos, me encamino a dar la prueba más importante de mi vida.

La U.A. es tan imponente que, incluso antes de llegar a la mitad del camino de la pequeña cuesta donde se ubica, ya puedo ver cómo la gran puerta con la insignia encima se alza sobre toda la ciudad. A mi alrededor caminan cientos, si no miles, de chicos y chicas dirigiéndose al examen de admisión, lo cual solo hace que el nudo en mi estómago se haga mayor. Mientras más postulantes haya, más se reducen mis posibilidades de entrar.

Veo gente de todo tipo. Algunos se ven muy fuertes y concentrados, incluso hay quienes vienen recitando información en voz baja, probablemente repasando lo último que leyeron.

Me detengo frente al gran arco que marca la entrada de la U.A., la academia de héroes más grande de Japón, de donde han salido héroes como Present Mic, Midnight, Endeavor y, quizás el más famoso a nivel mundial: All Might. Pero, aunque su legado es impresionante y he visto muchas de sus peleas por internet, él no es quien más me interesa.

Tomo un gran respiro para calmar mis nervios y me aseguro de cruzar la frontera a la U.A. con el pie derecho. Puede ser algo supersticioso, pero ese pequeño acto me hace sentir más segura.

Me encamino hacia el gran auditorio, maravillándome con lo bien equipado que está todo. Es evidente por qué esta escuela está entre las mejores del mundo; han pensado en todos los detalles. Veo cómo los posibles alumnos con mutaciones físicas no tienen problemas para entrar a las aulas gracias a las gigantescas puertas. Al mismo tiempo, los prospectos más pequeños tampoco parecen tener inconvenientes, pues las sillas pueden ajustarse con solo presionar un botón.

Encuentro el asiento que se me asignó y dejo la mochila entre mis piernas. Según la carta con instrucciones que recibí, primero daremos los exámenes escritos: inglés, matemáticas, lenguaje, historia y ciencias. Luego vendrá el examen físico.

La prueba que más me preocupa es historia. A pesar de que he estudiado mucho el último año, no puedo compensar que pasé los últimos ocho años viviendo en Sudamérica y, por ende, aprendiendo una historia mucho más centrada en otros países que en Japón.

—Silencio, por favor —una voz fuerte interrumpe el murmullo general. Un hombre que parece más un ladrillo que un humano se para en el centro del auditorio. En segundos, el silencio domina todo el ambiente—. Bienvenidos todos y todas a los exámenes de admisión para la U.A. Empezaremos con los exámenes escritos, que tomarán toda la mañana. Luego tendrán un tiempo para almorzar y, finalmente, se llevarán a cabo los exámenes físicos según la clase a la que estén postulando.

Sé que la U.A. no solo imparte clases de heroísmo, sino que también tiene cursos para inventores, marketing y muchas otras áreas. Es una locura lo extensa que es esta academia. El hombre nos indica el orden de las pruebas, el tiempo que tendremos para cada una y la cantidad de puntos mínimos requeridos para aprobar. También recalca que, si fallamos en cualquier parte del examen, estamos fuera. No importa si aprobamos solo el escrito o solo el físico: ambos son necesarios para tener una oportunidad.

Sin perder más tiempo, nos reparten los primeros exámenes. Un cronómetro gigante aparece en la pantalla y la prueba comienza. Sobre mi mesa solo hay una botella con agua, un borrador y un lápiz. Sin dudarlo, escribo mi nombre en la primera hoja: Hizuki (T/N).

El almuerzo pasa rápido. Opté por barras de proteína para evitar sentirme pesada o con hambre durante la prueba física. Gracias a eso, soy una de las primeras en llegar al vestidor asignado para las postulantes mujeres. Abro un casillero vacío, guardo mi mochila junto con el jean, la polera y el chaleco con los que salí de casa.

Amarro mi cabello en una cola alta mientras escucho el murmullo de conversaciones a mi alrededor. Muchas chicas se conocen desde la secundaria o incluso la primaria, por lo que escucho. Aun si conociera a alguien, dudo que me recordaran. No tengo un rasgo característico como otras, y me fui demasiado pequeña.

Cuando volvemos al aula, está casi tan llena como en la mañana, aunque noto algunos asientos vacíos. A mi lado hay uno desocupado. Supongo que somos muchos más los que aplicamos para el curso de heroísmo, así que tiene sentido usar la sala más grande para nosotros.

Las luces se encienden, iluminando el escenario, y los pequeños murmullos se silencian poco a poco.

—¡Hola a todos! —En el centro del escenario aparece Present Mic y siento un hormigueo de emoción recorrerme—. ¡Todos digan hola! —Hace una pausa esperando respuesta, pero nadie grita de vuelta. La cultura japonesa no es mi favorita en este sentido. —Bueno, les explicaré rápidamente cómo será el examen de admisión.

Nos comenta que tendremos 10 minutos para el examen y que seremos repartidos en diversos centros de batalla. Además, habrá tres tipos de robots que debemos inmovilizar o destruir para ganar puntos.

—Maldición... —Escucho un murmullo no muy lejos de mi asiento y distingo a un chico con cabello morado y ojeras. Se ve molesto y preocupado. Supongo que su don no es ideal para este tipo de actividades.

—¡Disculpe, profesor! Tengo una pregunta —Un chico se levanta de su asiento y una luz lo apunta—. ¡En el folleto que se nos entregó aparecen cuatro tipos de robots! Si fue un error, la U.A., la escuela de héroes más prestigiosa, ¡es una vergüenza!

¿Qué le pasa? Es claro que Present Mic no ha terminado de explicar todas las reglas. ¿Y qué es eso de llamarlo vergüenza por un simple error de impresión? Ridículo.

—¡Y tú! —Se gira y, por un segundo, pienso que me apunta a mí, pero su mirada va un par de puestos más atrás—. El de cabello crespo, has estado murmurando todo el tiempo. ¡Nos distraes! Si viniste aquí por placer, ¡márchate de inmediato!

—Qué grosero —digo molesta. Esta vez posa su mirada en mí, pero antes de que pueda recriminarle su comentario innecesario, Present Mic habla, llamando nuestra atención.

—De acuerdo, aspirante 7.111, gracias por tu gran mensaje —dice Present Mic con evidente ironía antes de continuar con la explicación.

No puedo evitar rodar los ojos. Ni tan grande su mensaje, pienso con desagrado. Hay algo en ese chico que me molesta, un aire de superioridad que me da ganas de ignorarlo por completo.

—El cuarto robot vale 0 puntos y su único propósito es ser un obstáculo para ustedes —explica mientras en la pantalla aparece la imagen de un robot inmenso, claramente más grande que los demás—. Hay uno en cada centro de batalla y, aunque no es imposible de vencer, no lo recomiendo. Sería mejor evitarlo a toda costa, ya que solo les hará perder tiempo y energía.

—¡Muchas gracias! —dice el chico de antes, volviendo a sentarse con una expresión petulante.

Present Mic decide ignorarlo y continúa con su característico entusiasmo.

—Eso es todo por mi parte, pero para terminar, ¡les daré un obsequio! —Espero que sea algún tipo de ventaja en el examen, tal vez un arma. Mi don es más de protección que de ataque, así que cualquier ayuda extra sería útil—. ¡Nuestro lema! —Ah, palabras de motivación. Present Mic eleva la voz con emoción—. Como dijo el gran héroe Napoleón Bonaparte: "Un verdadero héroe es aquel que supera los infortunios de la vida. ¡Vayan más allá!" Todos conmigo: ¡Plus Ultra!

Algunos repiten la frase con energía, otros lo hacen en voz baja. Yo la susurro para mis adentros, tratando de interiorizarla. Superar los infortunios... Tiene sentido. Desde que tengo siete años, he soñado con ser una heroína, y he pasado años entrenando no solo para proteger, sino para pelear cuando sea necesario. Si mi primer reto es destruir robots, entonces eso haré. Me concentro en mi estrategia mientras nos encaminamos al centro de batalla asignado.

—¿Es que acaso viniste aquí solo para perturbar a otros?

La voz del chico irritante me saca de mis pensamientos. Lo veo regañando otra vez al mismo chico de cabello rizado y expresión nerviosa.

—No, por supuesto que no, yo solo...

—Esa chica parece estar concentrándose —dice de pronto, desviando la mirada hacia una chica de cabello castaño que hace ejercicios de respiración.

A mi alrededor, escucho susurros y murmullos sobre cómo ese chico nervioso casi se cae al entrar a la escuela. En cuestión de segundos, el ambiente cambia y muchos parecen relajarse, descartándolo como una amenaza. Sí, claro, pienso. Esto no es un simple examen, es una competencia. No debería distraerme con lo que hacen los demás.

Desde una torre cercana, la voz amplificada de Present Mic resuena en el aire:

—¡Bien, empezamos!

Las enormes puertas del campo de batalla se abren con un estruendo.

—¿Qué sucede? ¡No hay conteos en las batallas reales!

No necesito más indicaciones. Corro hacia el interior sin dudarlo.

—¡Corran, corran, corran! —grita Present Mic, y en cuestión de segundos, el resto de los postulantes empiezan a moverse también.

Tengo que ser rápida y eficiente. No conozco los poderes de nadie aquí, tampoco cuántos enemigos hay en total. Pero es probable que la cantidad de robots sea menor que la de aspirantes, lo que significa que conseguir puntos será difícil.

El chico irritante pasa corriendo a mi lado a una velocidad sorprendente. Así que su don es la velocidad... No me quedo a analizarlo.

"Sé inteligente." Todos están corriendo por la misma calle, pero yo necesito más oportunidades de sumar puntos. Giro en el primer callejón que veo y, con un rápido movimiento de mi mano, levanto un escudo tras de mí, bloqueando la entrada.

Mis barreras no son transparentes. Irradian un color rosa pálido, lo suficientemente visible si alguien presta atención, pero son rígidas como el acero. Puedo crearlas en cualquier punto con un simple gesto.

Si pudiera ver mejor la distribución del área, crearía varios escudos estratégicos y me aseguraría de tener una zona exclusiva para enfrentar robots sin interferencias.

—¡Lo siento! —grito a las personas que chocan contra mi barrera, pero no me detengo.

Acelero el paso y, poco después, detecto mi primer objetivo: un robot de dos puntos. Sin frenar mi carrera, extiendo las manos y hago aparecer un escudo justo en su núcleo. La barrera lo atraviesa, partiéndolo en dos.

—¡9 minutos! —anuncia Present Mic a través de los altoparlantes.

No pierdo el tiempo y sigo aplicando la misma estrategia con cada robot que encuentro. No necesito formas elaboradas para mis escudos, solo precisión. Creo paneles dentro de los robots, asegurándome de que no sean demasiado pequeños como para fallar ni demasiado grandes como para dañar a alguien más.

Cada barrera consume energía, y lo noto en mi respiración acelerada. Es un gasto considerable, pero sigo adelante.

—Con este ya van setenta puntos —murmuro, justo cuando Present Mic anuncia que solo quedan tres minutos.

El problema es que cada vez encuentro menos robots. Maldita sea, tenía razón. Hay muchos menos de los que esperaba. Me apresuro a regresar al centro de la ciudad artificial en busca de otro objetivo, pero entonces escucho algo que me hace detenerme en seco.

- No... - escucho a alguien prácticamente llorando, y eso hace que frene de inmediato.

- ¿Estás bien? – es el chico nervioso de antes, y se ve muy pálido mientras gimotea en voz baja, por lo que termino acercándome a él - ¿Acaso estás herido? - Esto podrá ser una competencia, pero si quiero ser una heroína no puedo pasar por alto a alguien que llora.

Pero antes de que me responda, un gran estruendo resuena y hace temblar el suelo, y por un instante todo el movimiento que había se detiene. Comienzo a mirar en todas direcciones igual que todo el mundo, intentando averiguar de dónde viene ese ruido, y no tardó mucho en averiguarlo.

- El robot de 0 puntos...debe ser una broma... - hablo más que nada para mi misma con la respiración entrecortada.

Con razón Present Mic nos dijo que no lo enfrentáramos, esta cosa no es solo uno o dos metros más grande que el resto de robots, es por lo menos 30 veces más grande, incluso se asoma por encima de los edificios. Y sin tardar el pánico cae a mi alrededor, todos comienzan a huir en dirección opuesta a esa cosa, y tienen razón, no sacamos nada con enfrentarnos a eso, y si es que, solo perderíamos tiempo que podríamos usar con destruyendo robots que si den puntos.

Pero aún sabiendo todo eso, no me muevo. Las personas pasan corriendo a mi lado, pero yo no los sigo, esa cosa es enorme, y claramente quiere lastimarnos, además que va provocando que caigan escombros a su alrededor al ir destruyendo edificaciones.

- Puede lastimar a muchas personas si no hago algo...

- ¡Cuidado! – el grito del chico que antes estaba al borde del llanto me interrumpe, cuando veo hacía dónde él mira, está la chica de cabello castaño atrapada entre unos escombros, y más están por caerle.

Sin pensarlo corro hacia ella y formo un gran panel sobre nosotras que alcanza a sujetar los escombros. Hasta hoy, no he encontrado algo lo suficientemente fuerte como para romper o atravesar mis escudos, pero si cosas lo suficientemente pesadas como para que estos se me vengan encima, y esto está muy cerca del peso limite.

- ¿Puedes ponerte de pie? – le digo mientras le doy una mano para jalarla, intentando de no desconcentrarme y que el panel sobre nosotras desaparezca.

- Eso creo – hace una mueca de dolor a la vez que se pone de pie, parece que se lo dobló, pero no se ve roto o morado.

Un fuerte grito me distrae, y al girarme a ver quién lo hizo, solo alcanzo a ver cómo ese chico asustado sale volando hasta estar a la misma altura que el robot de cero puntos, el cuál sigue avanzando y en cualquier momento nos va a pisar.

- Rápido – le digo pasando su brazo por mi hombro y ayudándola a que nos alejemos lo más posible de esa cosa, pero el chico raro vuelve a gritar y levanto la vista - ¿Acaso él...?

No es que pueda verlo muy bien a toda esta distancia, pero estoy segura de que parece que sus piernas están rotas, y el grito que debe haber hecho es de dolor, aun así, él está yendo hacía el robot sin preocuparse de eso.

- No va a poder aterrizar con las piernas así... - empiezo a mirar alrededor, pero ya no hay nadie más que nos pueda ayudar, y cuándo ese chico caiga de seguro se va a matar - ¿Puedes quedarte apoyada en una pared? Es posible que pueda hacer una especie de escalera con mi don y subir a atraparlo a medio camino.

- Hazme subir contigo – me dice con la respiración entrecortada, debe estar igual de cansada que yo por el esfuerzo de destruir robots – Podré hacerlo flotar.

Asiento y con un movimiento de mi mano el panel que había hecho para sujetar los escombros desaparece y estos caen ruidosamente al suelo, pero de igual forma alcanzo a oír cómo ese chico grita "¡Smash!" a la vez que golpea al robot. No puedo impedir que mi boca se abra de par en par cuando veo cómo el robot es destruido de un solo golpe. Creo varios paneles que van subiendo haciéndolos parecer una escalera, justo hacía el punto por dónde veo ese chico comienza a caer.

- Sujétate – le digo a la chica y ambas comenzamos a subir por mis paneles tan rápido cómo podemos - ¿Qué debes hacer para hacerlo flotar?

- Solo debo tocarlo – A medida que subimos las escaleras, me concentro en que los paneles que vamos dejando atrás desaparezcan y que nuevos paneles vayan apareciendo frente a nosotras para que no nos quedemos sin camino, requiere demasiada concentración - ¿No puedes atraparlo con estas cosas que creas?

- A la velocidad que va cayendo, si hago aparecer un escudo debajo de él, sería lo mismo que se estrelle contra el suelo – Ya estamos cada vez más cerca – ¡Prepárate!

Empiezo a sacar su brazo de mi hombro y la sujeto por él y la cintura, ella se estira y casi salta de la escalera improvisada, pero veo cómo le da un buen golpe al chico, quién no solo tiene ambas piernas rotas, sino que el brazo también.

Veo al chico caer aún unos segundos más, y pienso que no funcionó, pero casi al instante se detiene y comienza a flotar, la chica al lado mío se empieza a poner verde, y yo estoy demasiado agotada como para cargarla escaleras abajo, así que solo hago desaparecer todos los paneles que hay excepto en el que estamos paradas, y uno largo y delgado aparece haciendo símil a un tobogán que llega hasta el suelo.

- Vamos – la tomo de la muñeca y nos deslizo sentadas a ambas hasta el suelo - ¿Estás bien?

Ella dice una palabra y el chico termina de caer los últimos metros que le faltaban, quizás no fue el aterrizaje más suave, pero al menos no quedó hecho puré contra el suelo. Y apenas nosotras caemos al suelo, ella empieza a vomitar.

- Tranquila – es lo único que se me ocurre decirle a la vez que empiezo a sobarle la espalda y me esfuerzo por tomar aire - ¿Estás tú bien? – me giro para ver al chico, aunque mi pregunta es muy tonta ¿Cuándo alguien con 3 extremidades rotas ha estado bien?, pero él se está arrastrando en el suelo.

- Debo conseguir al menos un punto... - murmura con lagrimas en los ojos – Antes de que...

- ¡Los 10 minutos han terminado! – la voz de Present Mic se hace escuchar seguido de una sirena.

Con eso la cabeza del chico cae el suelo y estoy segura de que queda inconsciente. Al ver que la chica terminó de vomitar y que se encuentra bien, me pongo de pie y corro hacía él, está en un estado deplorable, y los murmullos alrededor no tardan en empezar.

- ¿Cómo alguien con esa clase de poder es tan cobarde y tímido? – dice uno

- Debe haber sido una actuación para despistarnos – habla otro.

- ¿¡Qué creen que hacen todos ahí de pie mirando!? – grito tan fuerte que hasta yo me sorprendo - ¿¡No ven que está herido!? ¡Alguien vaya a llamar por ayuda y ayúdenme a llevarlo de vuelta al edifico principal! – Algunos parecen caer en cuenta de lo que digo y dan ademan de comenzar a hacerme caso, pero una anciana aparece.

- Buen trabajo todos – dice amablemente, y le da unos dulces a un chico – Déjame echarle un vistazo.

Me pongo de pie cuando está a mi lado y me alejo, y escucho cómo alguien dice que ella es Recovery Girl, le da un beso al chico extraño, y poco a poco sus extremidades vuelven a ponerse en un ángulo normal y dejan de sangrar.

- Asombroso... - murmuro cuando ella comienza a caminar hacía otra parte preguntando si alguien más está herido.

- Gracias – me giro para encontrarme con la chica de antes, quién se agarra el estómago y aún se ve algo verde – Por salvarme, te lo agradezco mucho.

- No fue nada, tu y cualquier otro habría hecho lo mismo – le doy una dulce sonrisa.

- ¿Cómo te diste cuenta? – esta vez el que me habla es el chico irritante del aula.

- ¿Disculpa?

- ¿Cómo te diste cuenta tan rápido de que también nos deben estar evaluando por salvar a otros? – se acerca y me mira seriamente, solo por la forma que tiene de estar de pie, puedo decir que debe venir de una familia con dinero y con una muy estricta educación.

- No sé de qué me hablas – me cruzo de brazos y lo miro de arriba abajo, tiene una actitud diferente que en el aula ¿Quizás lo juzgué mal en un inicio?

- Entonces ¿Tu solo saltaste para ayudarles? – me mira genuinamente sorprendido, y yo frunzo el ceño. La chica que estaba a mi lado ya se ha ido, y yo ya quiero hacer lo mismo.

- ¿Qué clase de pregunta es esa? – mi voz sale con un tono bastante severo – Claro que solo me arrojé a salvarlo – Por un momento parece querer dar un paso hacia atrás y su rostro pierde seriedad - ¿Es que acaso no estás dando el examen para entrar a la clase de heroísmo? – hay unos segundos de silencio, pero cuando me voy a ir él se inclina.

- Lo siento – me responde con seriedad – Tienes la razón, soy yo quién se ha equivocado – se vuelve a enderezar y me mira con firmeza – Tienes mi respeto.

- Da igual – le digo sin saber bien si debe seguir cayéndome mal o no, le doy lo que quiero que sea una sonrisa, pero creo que me sale más como una media mueca, y sin decir más me voy.

El examen por fin ha terminado, y ahora solo me queda cambiarme para irme a casa, en exactamente una semana enviarán el resultado, y solo espero que sea positivo, porque no tengo un plan B en realidad. Y por ahora, solo me queda seguir ayudando a papá a terminar la mudanza, porque llegamos hace a penas unos días de regreso a Japón y la mitad de mi ropa sigue en cajas.

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Hago una bola el décimo boceto del traje que me pidieron entregar junto con la descripción de mi don y luego dejo caer la cabeza de forma pesada en la mesa. Por su puesto que siempre me imagine cuando ya fuese una heroína, pero en cuanto dibuje mi idea me di cuenta que era una estupidez y ahora ya no sé qué quiero.

- ¿Aún no te decides? – papá aparece en el comedor y mira la gran cantidad de basura que ya acumulé en la mesa. Solo hago un ruido de queja en respuesta y él se ríe – A mi me gustó el cuarto, esa falda con vuelos le daba un toque muy... diferente.

- Parecía una mezcla entre bailarina y payaso.

- Está bien – se ríe un poco entre dientes - ¿Y por qué no haces algo básico? – toma una de las bolas de papel al azar y la desdobla para observar el dibujo – Y por favor, algo más... cubierto – esta vez la que se ríe soy yo.

- Pensé que mi mayor problema sería entrar a la UA, y resulta que el problema es que no mandaré los documentos a tiempo porque no sé qué disfraz hacer – aún no puedo contener la sonrisa cada vez que pienso que logré entrar, y que en solo 1 mes más estaré yendo a las clases en la UA para poder convertirme en heroína.

- Reitero, haz algo básico – levanto la cabeza para mirar a papá mientras él acerca la silla de ruedas a mi para acariciarme la cabeza.

- ¿Algo básico cómo qué?

- Puedes basarte en tu héroe favorito – pone una hoja nueva frente a mi – o quizás algo cómo un vestido. La mayoría de heroínas usan solo un leotardo...Aunque creo que eso anula mi petición de que sea algo más cubierto – agrega luego de meditarlo un segundo. Me rio por lo bajo de su comentario antes de volver a tomar el lápiz.

- Así que mi héroe favorito y que además sea básico... - comienzo a dibujar algo con trazos suaves – Si, creo que puede ser, la mayoria de héroes van modificando sus trajes con los años ¿no?

- Eso, así me gusta, sin rendirse – me da un ultimo cariño en la cabeza antes de adentrarse en la cocina.

La escuela comienza en un mes, hoy es el último día para hacer el envío de estos papeles, y las ultimas dos semanas han sido de solo ordenar las cosas que trajimos con nosotros y comprar lo que nos hemos dado cuenta que ha estado faltando. Además de anotar las pequeñas cosas de la casa que hay que arreglar para hacer la vida de papá más facil con la silla de ruedas.

Termino el boceto lo mejor que puedo y lo observo unos segundos. Anoto pequeños detalles en los lados, como las medidas y el color. Si ya lo voy a hacer básico, quizás hacerlo de mi color favorito no sea mala idea ¿no? Levanto el papel para obsérvalo a distancia unos segundos, y a lo lejos veo una de las fotos de mamá en la pared.

- ¿princesa, me ayudas aquí? – la voz de papá se escucha desde la cocina mientras el olor de la comida comienza a llegar. Termino de dibujar un último detalle en el cinturón del traje.

- ¡Voy! – doblo los papeles y los dejo ordenados – Luego de comer iré a dejar esto al buzón y pasaré a comprar el abrelatas que nos faltaba – al asomarme en la cocina papá me señala uno de los gabinetes más altos en dónde guardamos los bowls para ensalada.

- Está bien – Dado que tampoco soy tan alta hago una pequeña escalera con mis escudos y le bajo el bowl – Gracias, ya la próxima semana debería estar la silla que me va a facilitar el laboratorio y no debería molestarte más.

- Sabes que no me molestas – papá comienza a echar la lechuga lavada en el bowl y yo me pongo a aliñarla.

- Si, sé que no te molesta, pero será bueno no depender de ti cada vez que necesite moverme del primer al segundo piso.

- ¿Es que no te conté? – lo miro divertida antes de salir de la cocina para despejar la mesa y poner el mantel – Si esto de la UA en realidad resulta no ser lo mío, iba a emprender como creadora de rampas para sillas de ruedas – papá suelta una carcajada cuando vuelvo a entrar en la cocina por los vasos y servicios - ¿No es esa la mera razón de existencia de mi don?

- Por supuesto – pone el bowl de ensalada en su regazo junto con un par de platos y sale al comedor detrás de mí – Con tu madre rezábamos para que el don de nuestra hija fuese útil para los discapacitados – traigo el sartén en dónde papá cocina la carne y sirvo un pedazo en cada plato – Si no hubiese sido así habríamos tenido que cambiarte, así que tuviste suerte.

- Me salvé por poco entonces – dejo un platón con arroz al mismo tiempo que papá deja el jugo y pone su silla en la cabecera y yo tomo asiento a su lado – No sé si habría podido crecer sin esta deliciosa carne con arroz – el suspira entre risa y cansancio y pone su mano sobre la mía con cariño.

- Gracias por todo lo que me has ayudado por aquí este par de semanas, las mudanzas siempre son una locura y hay mucho que no puedo hacer sin la silla adecuada – me da un ligero apretón cuando doy ademán de decir algo, así que cierro la boca – Y sé que por eso mismo no hemos podido celebrar como corresponde que hayas ingresado a la UA.

- Da igual eso papá...

- No – me corta con mucha seriedad – No menosprecies eso, es un gran logro y yo... - toma aire y mira a lo lejos, cuando sigo su mirada veo que está observando la foto de mamá en la pared – Tu madre y yo siempre supimos que harías cosas increíbles, y estoy que no puedo del orgullo que siento por ti – un nudo se me forma en la garganta y le doy un sonrisa algo avergonzada – Así que mañana iremos a comer y a celebrar en grande que mi hija será la futura héroe número 1 no solo de Japón, sino del mundo.

Suelto una pequeña risa y asiento. En un mes, mi vida cambiará para siempre. Pero por ahora, solo quiero disfrutar esta cena con papá.

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