Welcome To The Black Parade
—¡Maldito Deku, controla a tu perra rabiosa!
—¡Cierra la boca, estúpida bomba de mierda!
La escena en los dormitorios de héroes de la UA parecía de ficción: un Katsuki siendo retenido por las esferas pegajosas de Mineta, la cinta de Sero y sostenido por los brazos de Kirishima, mientras que frente al grupo se hallaba Izuku cargando por la cintura a Kyoka, quien daba una que otra patada para liberarse.
—¿Qué está pasando? —Ochako se acercó donde Asui, quien veía la escena con normalidad.
—Otra vez Jiro-san y Bakugo se pelearon.
—Eso ya sé, pero ¿por qué? —Volvió a preguntar.
—Bakugo le llamó tonto a Midoriya. —Ochako ya entendía más o menos como se dieron las cosas a partir de esa declaración.
—Deku-kun lo ignoró, pero Jiro le devolvió el insulto.
—¿Qué comes qué adivinas? —La chica rana asintió—. Tengo hambre.
—Yo también, vamos por mochis.
Y se fueron como si nada, preocupadas más por lo que iban a comer qué por la integridad de sus amigos.
En sí, no era para nada nuevo que Kyoka salte a defender a Izuku cuando este no lo hacía, tenía que defender a su novio o casi algo, todavía no lo dejaban en claro frente a todos sus compañeros, pero que había algo entre ellos era claro. Es más, ella ni siquiera se dejaba intimidar por los gruñidos y maldiciones de Katsuki, siendo contra él la mayoría de peleas.
—¡Suéltame, Izuku, déjame decirle un par de verdades a ese mecha corta!
—Esa no es la manera, Kyoka. —Izuku no quería usar su quirk con ella, pero estaba tentando a hacerlo.
—Bakubroh, cálmate.
—¡¿Por qué nadie nos ayuda?! —Incluso Mineta se lamentaba de intervenir en esa pelea.
—Porque todos demuestran su verdadera cara cuando estás en tu punto más bajo. —Sero respondió, yéndose por el camino filosófico o algo por el estilo—. Siempre tuviste razón, Shigaraki. No te supimos comprender.
La pelea se detuvo, todos se giraron a verlo. Incluso Kyoka, qué seguía con las piernas en el aire, le pareció muy extraño escuchar ese breve discurso. Aunque fue raro, incluso para adolescentes que salvaron a un país, Izuku fue el primero en salir de trance, así que aprovechó para correr con Kyoka en sus brazos con destino a su habitación, alejado de cualquier Bakugo rabioso, no sin antes darle una patada en la canilla al rubio, quien no tuvo tiempo de reaccionar.
—A la próxima que la llames así, tus piernas estarán sobre tu cabeza. —Dijo antes de irse.
—¡Me las pagarás, intento de chihuahua y nerd de mierda!
Se escuchó la exclamación del rubio a lo lejos, como si fuera el juramento de alguien que ha perdido todo a manos de su más grande enemigo. Aunque se pudo reír de ese pensamiento, el gruñido de Kyoka le hizo saber que era mala idea.
—¡Me la va a pagar!
Izuku la soltó, inmediatamente, cerró la puerta de su habitación y se puso frente a ella, temiendo qué escape y vaya a clavarle un jack sobre Katsuki.
—Kyoka. —Decidió hablarle.
—¡Qué! —Y fue una mala idea.
—No era necesario pelearte con Kac-.
—Vuelves a decir ese estúpido apodo y te juro que tus ojos no verán nada por el resto del día. —Levantó sus jacks, acción que asustó por completo a Izuku.
Él sabía el miedo que daba su pareja cuando se enojaba, en especial las veces donde no tenía un buen sueño a causa de trasnochar por componer su nuevo futuro éxito mundial.
—Te recuerdo que soy la víctima aquí. —Tartamudeó un poco, nervioso por decir algo fuera de lugar.
—Y que víctima para más tonta, por dios. —Kyoka se acercó y puso un dedo sobre el pecho de Izuku de forma acusatoria—. ¡¿Por qué rayos te dejas intimidar por esa basura?! Eres más fuerte, ¡dale un puño en su puto rostro!
—La violencia solo genera más violencia, Kyoka. —Y como esperaba, recibió un pinchazo en el cuello—. ¡Perdón!.
—Izuku, sé que eres muy paciente y todo, es más, no creo conocer a alguien más amable que tú. —Tales palabras hicieron olvidar su dolor y estar un tango avergonzado—. Pero a veces confundes ser buena personas con ser tarado, es más, creo que eres más tonto que Denki.
—Eso sí fue ofensivo.
—En serio, eres ¡ah! —El grito final representaba lo que era impotencia—. ¿Sabes qué? Estoy harta, déjame sola.
Kyoka se alejó, caminando hacia el borde de la cama. Tomó unos segundos para respirar, luego se agachó para sacar su guitarra guardado debajo de la cama. Se sentó en la alfombra frente y recargó su espalda en el colchón. Tocó unos acordes, todavía ignorando a Izuku, no quería dirigirle la mirada aunque fuera difícil, por lo que sacó un cuaderno y lapicero, junto a una mesa portable guardadas también en el mismo lugar que su guitarra. Usaría esa carga emocional para componer algo.
Por otro lado, Izuku se preguntaba que más habría escondido en su habitación. Ahora que llevaban un par de meses como novios, su espacio personal fue invadido, tanto así que incluso su armario, de muchas playeras blancas con logos simples, ahora tenía muchos sacones pequeños, blusas oscuras y pantalones jean rasgados y apretados.
Nunca antes le contaron que tener novia significaba que lo tuyo es de ella y lo de ella es de ella.
—¿Novia?
«Oh~, es verdad, tengo novia. Kyoka es mi novia.»
Tuvo una epifanía.
Que se den besos y una que otra noche duerman juntos, además del hecho de que su cuarto ya era la base de Kyoka para componer sus canciones, le hizo recordar la relación romántica que tenían.
—Oye, eres mi novia, ¿verdad? —Mala idea fue preguntar.
—Todavía lo soy. —Ella se giró a verlo con toda la furia del mundo—. No tientes a tu suerte, Midoriya.
—Tu miseria y odio nos mataran a todos. —Izuku dramatizó mientras se acercaba a Kyoka.
—Una palabra más y te juro que tus pecas no serán los únicos puntos en tu rostro. —Kyoka volvió a levantar sus jacks, manteniendo la distancia emocional que nació desde que entraron a la habitación.
—¿Qué estás escribiendo? —Sin hacerle caso a la amenaza se interesó más en lo que había en la libreta—. ¿Otro éxito?
Y contrario a su declaración anterior, Kyoka echó fuerte el aire por la nariz, como si pidiera a alguna deidad paciencia.
—Y aunque estés roto y cansado, tu cansada novia seguirá marchando...
Izuku leyó parte de lo de que parecía el coro. Miró a su novia, quien solo se concentraba en tocar su guitarra.
—Oye, yo ya perdoné a Bakugo. —Izuku soltó entendiendo por fin la situación—. Y él se disculpó, a su forma, pero lo hizo.
—¿Eso soluciona su actitud de porquería y el maltrato que sufriste por parte de él durante toda tu infancia hasta llegar a la UA? —Preguntó, cosa que Izuku no pudo responder.
Kyoka siempre se mostró desinteresada en problemas ajenos, los ignoraba. Ella se caracteriza por su actitud burlezca y medianamente grosera, en especial con personas que no son de su completo agrado; sin embargo, nunca llegó al extremo de querer golpear a alguien como con Bakugo. Y cómo no culparla, si cuando Izuku le contó toda su historia, no esperaba tener que escuchar como él soportó todo tipo de maltrato físico y verbal solo.
—Siempre pensé que se llevaban mal, qué tenían sus problemas. —Soltó la guitarra—. Pero no al punto de que te pegue solo por no tener quirk. —Se mordió el interior del labio—. ¡Incluso te dijo que te suicides! ¡¿Qué tan podrida está la cabeza de ese hijo de perra?!
«La tía Mitsuki no tiene la culpa.»
Casi se le escapa. Conociendo a su novia, si lo hubiera dicho ya no tendría novia.
—Esto no se va a quedar así, vamos a decirle a All Migth, él te ayudará y por fin pagará por todo lo que te ha hecho.
Se puso de pie, botando a un lado la pequeña mesa y el resto de cosas. Agarró la mano de Izuku para acompañarla, mas no esperó que este la jale devuelta a su sitio.
—Él lo sabe. —Soltó de repente.
—¿Qué?
Izuku sabía que ese sería el punto de quiebre.
—Le pedí a All Migth qué guardara el secreto.
—Imbécil. —Recibió una cachetada a cambio.
Quizás pudo haber preparado el escenario para que Kyoka no explote de esa forma, pero prefería ser claro y directo con ella. La conoce a la perfección, sabe que si intenta guardar esos detalles importantes, la situación sería peor.
—Perdón. —Fue un hilo de voz que mostró que Kyoka deseaba desaparecer de la faz del mundo en ese preciso momento—. No quise hacerlo, lo siento, yo solo-.
Tartamudeó, tenía el pensamiento que era el fin de su relación, así que antes de recibir una sola mirada de decepción de Izuku se decidió por huir.
—Te amo.
Izuku la detuvo.
—Kyoka, yo... Te amo, ¿qué más puedo decir? —Sus mejillas enrojecieron, pero lo que más resaltaba eran las lágrimas que recorrían su rostro—. Gracias por ser mi novia.
—Yo también te amo, Izuku. —Se formó un nudo en su garganta—. Perdóname, por favor, no termines conmigo.
—Nunca lo haría. —Y fue ahí donde su voz se rompió junto a la de Kyoka.
Ambos se convirtieron en un mar de llanto. Por su lado, Izuku la abrazó y la respuesta de la rockera fue abrazarlo más fuerte, como si el pensamiento de que se fuera se volvería realidad si lo suelta.
—Perdón. —Ella seguía con sus lamentos—. No quería hacerlo, pero me hierve la sangre al saber que lo perdonaste. —Seguía llorando sobre el pecho del chico.
—Sé que te duele mi pasado. —Izuku conoce a Kyoka—. Que lloras por el pequeño yo que nunca fue ayudado.
—A ti debería dolerte, tú fuiste quien sufrió todo eso. —Su llanto parecían interminable a comparación del de Izuku—. Primero lo de tu quirk, ese tipo desalmado al que llamabas padre, Bakugo y ahora yo.
—Nunca te pongas al nivel de ellos, Kyoka, no me hagas enojar. —Izuku frunció un poco el ceño—. Eres la mejor persona que he conocido.
—Te hice daño.
—No me dolió. —Rio.
—Izuku, no puedes perdonar todo.
—¿Y por qué no? Mi novia está sufriendo por mi culpa.
—No es verdad, soy feliz a tu lado. —Respondió un tanto desenfrenada.
—Yo también, ¿cuál es el problema entonces?
—Solo es otro berrinche mío, perdón por ser tan egoísta.
—No, no lo eres.
—Lo soy, siempre hago esto, yo no-.
El pecoso no aguantó más la catarsis injustificada, así que levantó el rostro de la chica como al principio. Ella se mantuvo sorprendida por poco tiempo, ya que la constante de perderse en los ojos del otro provocó que el silencio escribiera en lienzo un recital de latidos y respiraciones en total sincronización con las caricias que propiciaban uno al otro.
—¿Me vas a besar o esperas que yo lo haga?
No necesitó un permiso o una señal de aprobación, ellos saben cuándo y cómo, así que, Izuku no perdió más el tiempo y como si fuera la primera vez, se preguntó a que se sabían sus labios, qué tendría que inspeccionar profundamente hasta encontrar la respuesta. Obvio que Kyoka no pondría resistencia, aunque esperaba que la respuesta no sea hallada tan pronto.
Sí, Kyoka Jiro podía llegar a ser apática y desinteresada, pero si se trataba de él se volvía un garabato de sensibilidad y preocupación. Vulnerabilidad, impotencia y volatilidad emocional, cosas que aprendió a reconocer al enamorarse de Izuku Midoriya.
¿Se arrepentía? Nunca. Jamás. Ni se atrevan a repetir esa pregunta.
Y así pasaron las horas, envolviéndose en el calor del otro, compartiendo el amor que sienten junto a la necesidad de demostrarlo.
—Soy fuerte, Kyoka. —Se hablan en susurros.
La noche suspiró de amor.
—Lo eres.
La luna se esforzó por no cometer un error.
—Nunca podrán conmigo. —Izuku se acomodó en la alfombra junto a ella—. Porque el mundo nunca me quitará mi corazón.
Las estrellas dejaron las travesuras.
—El mundo te hizo esto. —Acarició las cicatrices de la mano de Izuku.
Y la lluvia dejó su intrépida aventura.
—No estoy avergonzado, voy a mostrar mis cicatrices.
Los vientos empezaron a cantar los versos.
—¿Sabes que Aizawa-sensei los citará a ti y a Bakugo? —Usando su quirk de látigos, envolvió sus cuerpos con una manta.
Mientras la oscuridad los albergaba en el centro del universo.
—No voy a explicar nada, ni a decir lo siento.
La luz, celosa de este hecho, miró con impotencia la cuestión.
—Y aunque te hayas muerto o ido créeme que tu recuerdo seguirá adelante.
Ay, el amor, el amor yace en una simple habitación.
—¿Lo leíste? —Ella colocó su cabeza sobre el hombro de su pareja.
—Es una buena canción. —Declaró con genuina verdad—. ¿Es para mí?
—Tú la vas a cantar. —Cerró los ojos por unos cuantos segundos—. La cantarás como un hombre, no un héroe. Solo un chico que tuvo que cantar esta canción.
—¿Estaré bien?
—Creo que vas a sufrir. —Ella se apegó aún más.
—¿Más? —Bromeó.
—No te preocupes, estaré ahí contigo. —Besó su mejilla, al lado de sus pecas—. Después de todo, que sería de un marinero sin su capitana.
—Oh, capitán. —Volvió a mirarla luego de incesantes minutos—. Mi capitán.
—¿Nuestro azaroso viaje ha terminado?
—No, acaba de empezar.
Y sin más, volvieron a probar los labios del otro en busca de resolver el misterio de donde venía tanto amor.
Fin
Y sí, tuve que darle un final, cerrar como debería haberlo hecho.
Una disculpa a todos, en especial a los que ya no están y que les encantaba esta historia.
En fin, toca hablar de algunos temas:
1) Como ya dije, hice esto para cerrar un ciclo y eso es la "saga Entre", aunque falta la historia de Kendo. Me tomó mucho tiempo, pero una vez que pensé en mi bloqueo y por donde empezó, me llevó a esta historia. Así que escribí, más por mí que por ustedes, para darle un cierre final a esto.
2) Hice la playlist de la historia. Como saben o si no se dieron cuenta, los títulos de los capítulos son canciones, de las cuales tomé inspiración, así que se los comparto:
https://open.spotify.com/playlist/05GtnaziTpa2ApsfA7MmMb?si=YpiNlSIfQIKs04vUvsbRnQ
3) Siganme en Instagram que tengo Instagram. Soy activo (no lo soy) pero publico uno que otro meme o a los conciertos a los que voy.
Y ya, creo que aquí concluye una parte del viaje, me voy a otro puerto, supongo.
No sé que más decir, así que, solo gracias por esperar tanto tiempo y seguir aquí.
Y ya saben:
Soy DekuSama y eso es todo por ahora.
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