Wasted Nights

—Fue una buena noche. —La mayor de la sala habló—. Muchas gracias por venir, Kyoka. Disfruté de tu compañía.

—Para mí es agradable estar aquí. —Respondió la chica, quién había recién terminado de lavar los platos—. Muy agradecida por su invitación y espero volver pronto.

—Nos mantendremos en contacto, no te preocupes por ello. —La adulta miró a la adolescente, mientras que esta se secaba las manos.

—Le doy mi número, si gusta. —Ofreció, metiendo la mano en el bolsillo de su pantalón para sacar su celular.

—Perfecto. —La mujer se le acercó, tomó el celular y anotó su número de contacto—. Escríbeme o llámame cuando puedas.

—Lo haré cuando llegué a mi casa, espero no molestarla.

—Oh, no, no, más bien, estaría muy alegre que lo hicieras.

La charla era amena, tanto así que parecían ser amigas de hace mucho tiempo y no conocidas de hace algunas horas. Incluso, aprendieron cosas que desconocían, por ejemplo: Kyoka le narró a Inko sobre la historia del rock y que ella tiene una banda, además, le recomendó una lista de canciones que, efectivamente, serían gusto de la señora. Por su parte, Inko le enseñó a Kyoka sobre cómo hacer postres de chocolate y otros platos de comida que le gustaban a su hijo.

—Entonces, me reportaré con usted ni bien llegue a mi casa. Lo prometo. —Kyoka respondió con una sonrisa tierna.

—Pero, ¿ya te tienes que ir? —Inko se puso un tanto triste al saber que su noche de cumpleaños estaba a punto de acabar, provocando que la chica se fuera.

—Lastimosamente, sí. —Miró la hora en el reloj de la cocina. Ya eran más de las diez de la noche y se le hacía tarde en llegar a su casa—. Mis padres deberán estar preocupados. —Enredaba su jack con su dedo, mostrando que también estaba deprimida al tener que irse—. Además, la tormenta ha empeorado...

Y como sí ya estuviera predestinado a pasar, sonó el sonido de un trueno, que azotaba la ciudad indicando que era mejor estar refugiado antes de enfrentarse a la naturaleza. Inko saltó sorprendida por el estropitoso ruido, tembló un poco, pero, sé calmó al recordar que estaba a salvo en su casa. Volvió a mirar a Kyoka, quién más que asustada, se hallaba aturdida. Recordó que el quirk de ella hacía que su audición sea más sensible y un ruido tan fuerte la lastimaría.

—No puedo permitir que te vayas con este clima. —Frunció el ceño, sacando a relucir lo protectora que era—. Está lloviendo muy fuerte, además, ¿escuchaste eso? —Refiriéndose al trueno—. No me gustaría que resulte herida por estar hasta tarde en el cumpleaños de esta vieja.

—No, Inko, se ve muy joven todavía. Es muy linda conmigo y el tiempo que pasé aquí, valió la pena. —Detuvo el lamento de la Midoriya mayor—. Solo que no puedo aceptar. —Agachó la mirada, molesta por no haber anticipado esta situación—. No he comunicado nada a mis padres, así que, tengo que ir a mi casa para que ya no estén preocupados por mí.

—¿Me puedes pasar el número telefónico de tu casa? —Inko, como toda madre, encontró una solución—. Puedo contactarme con ellos y explicarles la situación. —Dijo, a lo que, Kyoka levantó la mirada, ilusionada con seguir estando en esa casa—. No aseguro una respuesta afirmativa, pero, más vale intentarlo a no hacer nada.

Pasaron los minutos de aquella afirmación. Minutos en los que Kyoka se asustaba más y más de los truenos en la ciudad y que Inko hablaba con los padres de la adolescente para explicarles la situación y ofrecerles que Kyoka de quede por el resto de la noche en su casa. Para buena suerte de ambas, los señores Jiro aceptaron la propuesta de Inko, admitiendo que sería muy peligroso para su hija, ya que, dejar ir a una chica sola a altas horas de las noches en un ambiente hostil no era lo más idóneo.

—¡Muy bien! Kyoka, te quedas. —La señora casi salta de la emoción, aunque, mostraba su alegría abrazando a la mencionada, quién respondía el abrazo—. Prepararé algunos bocadillos para pasar el rato. —Iba a preparar un postre que estaba seguro que le gustaría a Kyoka—. Ah, e Izuku, por favor, muéstrale a Kyoka donde va a dormir. —Se dirigió a su hijo después de un buen tiempo.

Hablando de Izuku, él estaba atento a la conversación de las féminas. Si bien quiso añadir o decir cualquier cosa, ellas no lo dejaban. Es más, se habían olvidando de su existencia, así que, escuchó todo en silencio. La pareció extraño y agradable que su madre y novia se hicieran muy amigas, pero, la exageración de no querer despegarse la una de la otra le pareció lo más extraño de la noche. Solo se conocían hace apenas unas horas, ¿cómo rayos habían congeniado tanto?

Esa pregunta careció de sentido cuándo escuchó lo preocupado que estaba su madre y los padres de Kyoka sobre la seguridad de su preciada amiga e hija, respectivamente.

«Esto no puede ser cierto.»

Tanto él como Kyoka pasaron muchas pruebas o experiencias que requerían tener muchas fuerza física y mental. Por lo que, le parecía tonto que alguien quisiera aprovecharse de ella, ya que, Kyoka le patearía el trasero en un par de movimientos. Sin embargo, eso no quitaba el hecho de que sí estaba preocupado por el hecho de la tormenta, así que, se sintió un poco más tranquilo, por el momento, al saber que ella se quedaría.

—Tú y yo tendremos una charla después de que mi madre se vaya a dormir. —Izuku caminaba delante de ella, mostrando el camino.

—¿Y por qué no ahora? —La chica cambió su actitud al estar a solas con su pareja—. Quizás quieres aprovecharte de que Inko no esté y entrar a mi cuarto en medio de la noche. —Izuku se pudo nervioso, pero, controló su estado al ver que ella quería burlarse—. Oh, vamos, Verde, no tienes porque estar preocupado, todo está bien.

—En serio, necesitamos hablar. —Izuku no pudo más con el optimismo de su novia—. Llegamos, aquí dormirás.

Abrió la puerta del cuarto, mostrando el panorama cubierto con muchos póster de All Migth y que de algún u otro héroe. Kyoka no tuvo que pensarlo mucho: dormiría en el cuarto del pecoso por esta noche.

—Por favor, no desórdenes mucho y no encontrarás nada que no sabes sobre mí. —Izuku vio la oportunidad de burlarse—. También, evita encariñarte con mi cuarto. Recuerda, es solo una noche.

—¿Por qué lo haría? Si bien eres mi pareja, pasará mucho tiempo para que estemos en la misma cama. —Cruzó los brazos, dando media sonrisa. Izuku sabía lo que se venía: Kyoka estaba a punto de ganar—. Es eso o, tal vez, quieras echarte conmigo un rato antes que-.

—Mi mamá me está llamando. —Izuku huyó de la escena, con el rostro ardiendo de vergüenza. Ella ganó de nuevo, dándole la vuelta a la situación.

Algunas veces Kyoka era más de lo que Izuku podía controlar.

Sin embargo, al cerrar la puerta de la habitación, Kyoka pegó su espalda sobre esta y se sentó sobre el alfombrado suelo. Tapó su rostro con las manos, evitando con todas su fuerzas gritar de emoción, alegría o lo que fuera que sentía en ese momento. Acción que nunca le contaría a Izuku por más que su vida dependiera de ello.

(Aquí iba el separador de siempre, pero,  ya no hay presupuesto para eso)

Y

sí, estaba emocionada al dormir en la cama de Izuku. Tanto que abrazaba una de las almohadas de Izuku y se hundía en la fragancia del cuarto. Estaba muy enamorada de él, tanto así que deseaba que el sol tomara vacaciones por un par de semanas más y dejarla disfrutar. Sin embargo, un destello en su mente apareció: ¿por qué disfrutar del cuarto de su novio si tenía a su novio a sólo algunos metros de ella? Negó varias veces con su cabeza, realizar esa idea era lo mismo que faltarle el respeto a Inko, quién prohibió a Izuku acercarse a Kyoka durante la noche. Se acomodó en la cama, cerrando sus ojos con fuerza y queriendo dormir para ignorar sus pensamientos, pero una vez que una idea entra a su cabeza, es muy difícil que salga.

Se levantó de la cama y fue en busca de su novio. Lo extrañaba y quería disfrutar las últimas horas juntos antes de separarse. Además, Inko le prohibió a Izuku, no a ella. No estaría rompiendo una regla o metiendo en problemas a Izuku. Todos ganaban, en especial, ella.

Salió a buscarlo, caminando de puntillas al pasar por el cuarto que le pertenece a Inko. Cuándo llegó a la sala, vio que el mueble donde Izuku debería dormir estaba vacío. Él no estaba ahí. Utilizó su quirk para localizarlo y, obviamente, le funcionó. Caminó hacia la terraza del departamento, ahí lo encontró: parado, apoyándose en el barandal, mientras, miraba con atención a la nada.

—¿Me estabas esperando? —Preguntó, ya sabiendo la respuesta.

—¿Soy muy obvio?

—Lo eres. —Caminó hacia él.

La tormenta había cesado y ahora solo quedaba el ambiente frío de la ciudad. Izuku se quitó la manta que le cubría la espalda y se la dio a Kyoka, abrigandola. Ignoró las brisas gélidas, ya que, ella se había apegado a él.

—Solo quería hablar contigo. —Tomó la mano de la chica—. Pero, antes que nada, ¿no te pareció rara tu actitud de hoy?

—Aquí vamos de nuevo. —Postró su cabeza sobre el hombro de Izuku, mientras entrelazaban las manos—. Ya te lo dije, quería caerle bien a Inko.

—Y lo lograste. ¿Puedes creer que ahora eres su mejor amiga? —Lo sentía por su tía Mitsuki, pero, nunca había visto a su madre congeniar tanto con alguien hasta que conoció a Kyoka.

—¿Tú lo crees? —Se sintió emocionada al oírlo.

—Sí. —Compartió el sentir—. Incluso, estaban tan sumergidas en su conversación que me dejaron de lado por un buen tiempo.

—En mi defensa, no sabía que la cocina fuera tan emocionante y atractiva.

—Y yo tampoco sabía que a mi madre le gustaría el rock, tanto como a ti te gusta. —Aguantó la risa al recordar como Kyoka cantaba una que otra canción, mientras su madre aplaudía, sorprendida por el talento de su pareja—. Hoy aprendí mucho acerca de ustedes.

—Si te sirve de consuelo, yo también aprendí que te gustaba Mount Lady. —Izuku se acordó de la foto firmada de la super heroína en su cuarto. Lo tenía como parte de su colección de héroes, pero, sabía que no tenía que dejarla a la vista de todos, en especial de Kyoka.

—No es que me guste, o sea, sí, me gusta, pero no de gustar de gustar, cómo me gustas tú o como me gusta el Katsudon. Me gusta como me gusta All Migth, no puede ser, eso se escuchó mal, lo que quiero decir es que-.

Se calló al verla mirada penetrante de Kyoka. Se miraba seria y él tenía haber metido la pata. Estaba dispuesto a disculparse, hasta que escuchó la risa perfecta de ella.

—Ya lo sé, bobo. —Apretó el agarre de sus manos, expresando confianza—. Sé que soy la única que te gusta... Más te vale. —Lo último lo susurró, pero, Izuku lo escuchó como si fuera una amenaza de muerte. Izuku no le quedó de otra que jurar que nunca vería a otra mujer que no fuera Jiro, más que todo por su bien.

—El "bobo" estaba de más. —Respondió, un tanto ofendido.

—No lo estaba. —Volvió a burlarse.

—En fin... —Suspiró derrotado. No podría ganarle ni con ventaja, ¿que esperaba?—. Tengo algo que contarte.

—¿Qué pasó?

De pronto, ambos chicos de pusieron serios, en especial Kyoka, que dejó su sonrisa zorruna de lado. Ver a Izuku serio era muy normal en los entrenamientos o cuándo hacía rondas en la ciudad, sin embargo, cuando estaban los dos solos, muy improbable que esto ocurriera. Aprovechaban el tiempo en relajarse tocando sus instrumentos, hablar de cualquier cosa o ver una película, mientras criticaban todos los aspectos de esta. La última vez que sintió ese ambiente tan tenso fue cuándo descubrió quién era el padre de Izuku. Temía qué algo malo hubiera pasado, tal vez, ese bastardo lo habría llamado de nuevo o a Inko. No lo sabía, pero, tenía que estar preparada.

—Es sobre mi historia. —Izuku sintió como el viento y la mirada de Kyoka golpeaban su rostro.

—¿Tu historia?

—Sí... Es algo muy personal y secreto. —Si bien conocía poco o nada sobre el pasado de Izuku, no creía que fuera algo tan espectacular. O sea, le fastidiaba el hecho de saber que clase de persona era su padre, pero, él tuvo a Inko. Ella impediría que algo malo le sucediera a su hijo.

—¿Es sobre tu pad-. Digo, sobre ese imbécil? —Preguntó sería.

—No, no es sobre esa persona.

—¿Entonces?

—Le juré a All Migth nunca hablar de esto con nadie, ni siquiera con mi madre. —Volteó a verla, conectando sus miradas—. Pero, quiero que tú sepas de esto por lo que vendrá más adelante.

—¿Qué tiene que ver All Migth en todo esto?

—Prometo contarte todo, pero, antes que nada, prométeme que jamás se lo dirás a nadie. —No es que desconfiara de ella, solo que, quería sentirse más seguro y obtener un poco más de valentía para contar el mayor secreto de la historia de héroes en Japón.

—Izuku. —Puso una de sus manos sobre la mejilla del mencionado—. No pierdas más tiempo en esta noche, ya sabes mi respuesta y cómo soy. —Se acercó más a él, abrazándolo en el proceso—. Por esta ocasión, no seré una chica mala, así que, no tengas miedo a sumergirte.

A Izuku le gustó esa respuesta. Algo muy característico de Kyoka. Le brindó seguridad, más que todo al saber que tenía un aliado permanente a su lado. No dudó más y comenzó con el relato.

—Perfecto. —Dijo, correspondiendo el abrazo—. Todo empezó cuándo tenía cuatro años...

(Aquí iba otro separarador, pero, ya saben, falta de presupuesto)

3:57. Por favor, matenme.

Bueno, como ya saben, feliz año nuevo. Fue un año muy fluctuante para mí. En sí, muy inestable, tanto en lo físico y mental, pasando desde decepciones amorosas, activar el sharingan, acabar todos mis curros de la u, hasta comprarme el cyberpunk.

En conclusión, estoy bien 🤙o algo así.

En fin, después de un mes, exactamente por si quieren revisarlo, actualizo. No los hice esperar tanto por lo menos.

Y hablando de eso, solo queda 1 o 2 caps para terminar esto. En sí, ya quiero acabarlo porque me quedé sin ideas de como seguir y eso me da amsiedad.

Por otro lado, me estoy viendo en la necesidad de retomar otros proyectos y terminarlos el año que viene. Solo si dios quiere, o sea, si sale de mis huevos querer hacerlo.

No prometo actualizar pronto como otros escritos (finjo toser) Gotto (finjo toser) Kris (finjo toser) Zero (finjo toser) Hiban (finjo toser), pero, haré un esfuerzo.

(Saludos para ellos, ya saben que los quiero. Ailovyus).

Ya para terminar, vieron que no hay presupuesto? Mínimo apoyenme con votos y comentarios.

Bueno, no tengo nada más que decir.

Soy Dakusama y muchas gracias por leer.

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