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El casi silencioso pero molesto sonido de la máquina de café estaba ocasionando un pequeño conflicto en el pelinegro, quien estaba tratando con todas sus fuerzas de calmar sus nervios y no sufrir una migraña en plena jornada laboral.

El pequeño vaso de plástico cayó de la máquina y comenzó a llenarse con su típico café negro, esta vez con doble carga de cafeína para poder sobrellevar las cosas y mantener sus nervios y estrés al margen de siempre.

Vio como las últimas pequeñas gotas llenaban el vaso de café y suspiró tan pesado como su cansada alma lo permitió. Le ardían los ojos y le dolía la parte baja de su cadera por estar tantas horas sentado sacando cálculos y presupuestos de cada publicista que conocía y que había contratado en el pasado.

Para su desgracia o más bien para la de la empresa, ninguno de los publicista que contrató o que logró contactar en publicidades antiguas se ajustaban a su presupuesto casi nulo.

Todos pedían millonadas, y era algo justo considerando de donde venía la promoción y lo grande que está tendría que ser.

La máquina en cuanto derramó la última gota de café resonó con un pequeño pitido, avisando que el café estaba listo.

El mayor tomó el pequeño vaso entre sus manos con cuidado, teniendo precaución de no quemarse en el acto como muchas veces lo había hecho en el pasado.

Tomó un pequeño palillo para remover el café y siguió pensando mientras se sumergía en el negro de su bebida favorita.

Si no conseguia una buena promoción los locales no se enterarian de sus nuevos proyectos y por ende Namjoon no ganaría terreno dentro de las grandes empresas, aun y si Kim ya tenía una cierta cantidad de fans,  estos no ayudarían mucho en la promoción, pues habían quedado bastante disgustados luego de que se anunciara su participación en un empresa que últimamente ha estado tan envuelta en chismes y difamaciones por parte de los medios.

Su salvación (o por lo menos una parte de ella) era sin duda el contacto de Jimin, y por más que no le gustará aceptar el hecho de que ahora su empresa dependía de aquel sujeto del que Jimin hablaba, tenía que comerse su orgullo y aceptar a regañadientes, pues sus alternativas eran básicamente nulas como para ponerse sus moños y no aceptar cualquier otra posibilidad.

Desvió sus irritados ojos hasta el pequeño tazón que contenía azúcar y pensó por un momento que tal vez sería algo bueno endulzar un poco su café amargo, con el pensamiento de que tal vez y así su día se relaje con un poco de azúcar en su sangre.

Sin embargo, en cuanto tomó la pequeña cucharada de azúcar, este fue interrumpido.

—Señor Min...—escuchó a sus espaldas la ya reconocida voz de su asistente—Ya llegó la persona que estábamos esperando.

El mayor volteo lentamente, dejando de lado la tarea de ponerle un poco de azúcar a su café y prestandole toda su atención a Jimin.

Recorrió su mirada rápidamente en el menor y notó como este se veía agitado, abatido e incluso cansado, haciendolo sentir un poco indignado consigo mismo.

¿De qué podría estar cansado?

ÉL debería estar cansado. Remediar con tantos problemas en un periodo tan corto se siente como si estuviera remando en un mar de alquitrán en donde sus únicos dos remos para escapar son en realidad dos pequeñas ramas frágiles tentadas a romperse en cualquier movimiento en falso.

—¿El publicista?—preguntó mientras comenzó a caminar por los pasillos de su empresa, suponiendo que Jimin lo seguiría por detrás—.

—S-Si—respondió torpemente mientras efectivamente lo seguía apresuradamente por detrás—Ya está en su oficina esperando.

Min sonrió por lo torpe que se escuchaba la voz de su asistente, haciéndose preguntar a la misma vez de manera interna porque estaba en ese estado tan cansado.

—¿Hace cuanto llegó?—indagó mientras miraba de soslayo al menor y tomaba un sorbo de su café, viendo además como el rubio cabello de Jimin estaba todo alborotado, haciendo juego con la desastrosa ropa que llevaba en el momento—.

—Como hace unos veinte minutos, señor...—resopló con evidente fastidio y clara ironía en el honorífico—.

De pronto la sonrisa que decoraba en secreto el rostro de Min fue borrada rápidamente de la nada...

Paró en seco su caminanta e incluso sintió como Jimin se chocaba contra él levemente por estar siguiéndolo muy de cerca  desde atrás.

—¿Veinte minutos?—preguntó más para él que para Jimin, quien lo miró con el ceño fruncido en confusión—.

Min frunció el ceño y miró su café humeante, pensando y dejándose llevar por un momento por su imaginación...

El trabajo de Jimin es informarle y mantenerlo al tanto de todo en todo momento en el menor tiempo posible.

Pero saber que el supuesto "publicista" que estaba esperando en su oficina es conocido de Jimin, que llegó hace más de veinte minutos y que además Jimin aparecía de la nada con ese aspecto tan desaliñado y agitado habían sido factores ideales para que su imaginación -tal vez no tan limpia- le juegue una mala pasada.

—¿Veinte minutos? ¿Lo dejaste esperando tanto?—cuestionó rápidamente, otra vez obteniendo una mala jugada, esta vez de su voz, la cual sonó más grave y más severa que muchas otras veces—.

No sabia realmente el porqué, pero aquel sucio escenario imaginativo "llevado a cabo" en su oficina le desagrado más de lo necesario.

—Pues si, Intente llamarlo pero usted dejó su teléfono en la oficina y como tampoco me dijo a donde iba lo estaba buscando. Pero la empresa es muy grande y aun es muy pronto para que memorice todos los lugares y pasillos de esta empresa—recriminó con fastidio mientras inflaba levemente sus mejillas—Esto no hubiera pasado si usted me informara a donde va cada vez que desaparece.

Min analizó en silencio ese gesto y lo disfruto de igual manera, pareciendole un poco (pero muy poco) tierno...

Aunque claro, eso jamás se lo dejaría saber al menor.

Así que simplemente opto por molestarlo otra vez, con la pequeña y ridícula esperanza de poder volver a ver ese gesto tonto otra vez.

—Esto es parte de tu trabajo, niño—sonrió sin quitarle la mirada de encima al menor—aun y si me voy del país o fuera del continente, tú trabajo es buscarme, rápidito y de buen modo ¿ok?

Min analizó el rostro de Jimin y esta vez no hubo ningun gesto más que la pequeña arruga que se formó en la comisura de su nariz y el suspiró meramente cansado que dio segundos después.

Haber esperado nuevamente una reacción parecida a la anterior y no obtenerla a pesar de su provocación lo hizo sentir decepcionado y hasta cierto punto ridículo, pues no tenía ninguna justificación como para querer volver a verla.

—Como sea...—suspiró mientras retomaba su caminata hacia su oficina—¿Trajo todo su equipo? ¿Cuantas personas son?—preguntó sobre el sujeto que lo estaba esperando en su oficina, mínimo tenía que saber a cuantos se enfrentaba y a que número de personas tendría que convencer de que este negocio debía de concretarse si o si—.

—Pues...—vaciló Jimin en la respuesta, haciendo fruncir nuevamente el ceño al mayor—.

Curiosamente su oficina no estaba tan lejos de la cafetería, pero sí tenía que admitir que era algo mareador considerando que había tantas puertas, pasillos y escaleras en medio de todo.

—Pues...¿Qué?—indagó con un poco menos de paciencia que otros días mientras detenía sus pasos enfrente de la puerta de su oficina y tomaba el picaporte entre su mano, manteniendo en Jimin una mirada entre fastidiosa y dubitativa—.

Pero no le dio tiempo a Jimin de contestar, pues apenas jaló el picaporte hacia abajo, la puerta se abrió, dejando a la vista un joven de no más de 25 años y vestido como un...¿abuelo? ¿Vagabundo?

El mayor se quedó algo estático en su lugar, no despegando su mirada del joven de cabello castaño y enmarañado, quien al escuchar la puerta abrirse se asusto y dejó caer el juguete de péndulo al suelo, rompiéndose en pedazos.

Yoongi se sintió más confundido que nunca...¿donde estaba el publicista del que habló jimin? ¿Donde estaba el equipo, las cámaras y las agendas? Pero sobre todo...¿Donde estaban todas las demás personas que esperaba tener en su oficina?

No obtuvo una respuesta, sin embargo si una sonrisa media extraña y una saludo efusivo del sujeto que estaba ahí parado...

—¡Hola!—saludo alegremente mientras se limpiaba sus manos rápidamente en sus pantalones beige manchados de alguna sustancia roja que su subconsciente confundido y cansado maquinó y dedució apresuradamente como sangre. El sujeto intentó acercarse rápidamente al mayor y este simplemente saltó hacia atrás del susto—lamento lo del péndulo, se lo pagaré lo ju-

—¡Jimin llama al de seguridad!— corto y retrocedió rápidamente, chocandose contra el cuerpo de Jimin y el marco de la puerta—¡Los prestamistas mandaron a un sicario por mi!

—¿Qué?—preguntó con un tono entre confundido y cómico el mencionado, no sabiendo realmente si reír por el grito poco varonil o por la evidente confusión que se había creado—Nono, primero que nada, el guardia de seguridad renunció hace unos días, y segundo, él no es ningún sicario, señor Min.

—P-Pero...—quiso hablar e incluso aferrarse al brazo del menor para resguardarse un poco mejor, pero Jimin fue más rápido e ingresó a la oficina rápidamente, poniéndose a un lado del tipo, dejándolo atrás,  confundido y un tanto asustado—J-Jimin ¿quien es él?

—Él es el publicista—concluyó con una sonrisa, la misma que había llamado su atención hace unos días atrás y que por alguna razón a querido ver más seguido—A él es a quien estábamos esperando.

La palabras de Jimin retumbaron en su cabeza como un disco rayado, pasó de sentirse asustado a desconsertado en una cuestión de segundos tan rápido que sintió marearse de un momento para otro.

Vio de pies a cabeza al sujeto que estaba a un lado de Jimin y sintió la necesidad de tener que sujetarse de algo más que el marco de la puerta al sentir como sus piernas flaqueaban y el gran nudo de angustia que había estado sintiendo por la llegada de su última salvación habia bajado por su garganta con tanta agresividad al igual que su presión.

—¿Él...?—logró de alguna manera formular, pudiéndose escuchar en su voz toda la incredulidad que estaba sintiendo—.

—Si, él—Respondió rápidamente y con una sonrisa volteó a ver al castaño que estaba a un lado suyo—No sé si lo recuerdas, pero mucho gusto, mi nombre es Park Jimin, asistente de presidencia, osea, de él.

El menor lo apuntó con el dedo y él boqueo como pez fuera del agua por lo surrealista que se sentía la situación.

—Oh sisi, lo recuerdo bien. Un gusto, mi nombre es Kim Taehyung, aunque tal vez lo recuerdes, te lo dije aquella vez en la universidad.

Ambos se miraron a los ojos y rieron cálidamente como si hubieran sido amigos toda la vida y la oficina de Min fuera el centro de reencuentro más emotivo que habían encontrado.

Hubiera desconfiado y descartado la visita del castaño al instante si no fuera por aquellas últimas palabras que salieron de la boca del extraño.

—¿Universidad?—esta vez preguntó o más bien cuestionó, con un tono de voz más firme, o mejor dicho más esperanzado—¿Estudiaron juntos?

Lanzó la interrogativa con la fe y la ilusión de que si él castaño extraño había estudiado con Jimin, eso quería decir que manejaba un cierto nivel al igual que su asistente.

Y eso, aunque no le gustará admitirlo lo dejaría bastante tranquilo, pues había quedado más que claro que Jimin si tenía el conocimiento de todos aquellos títulos que presumió en la entrevista, pero que él (estúpidamente) ignoró.

Si Taehyung fue compañero de Jimin en la universidad eso da la seguridad o por lo menos parte de ella de que si sabía lo que hacía y que tal vez, solo tal vez su última alternativa no estaba completamente pérdida.

Eso si, al parecer en la universidad de Jimin también enseñaban como materia extracurricular "el gusto por el mal gusto" pues ambos vestían de igual manera rara.

—Oh no...—respondió completamente relajado el castaño, manteniendo una sonrisa extraña que comenzaba a ser del odio de Min—Nos conocimos en las máquinas expendedoras que están en las afueras de la universidad, yo no estudio—explicó y a Min casi se le escapa una lagrima de la frustración—Me prestó un dólar para pedir mi café y mi barra de cereal matutina.

—¡Oh cierto!—se río y confirmó bastante alegre el mencionado—Me dijiste que conocías un truco para que las máquinas expendedora te den comida gratis infinita, pero el guardia de seguridad te vio y te comenzó a perseguir por todo el campus llamándote "ladrón y vagabundo"

Ambos volvieron a reír por la anécdota y a Min casi se le sale la vena que estaba creciendo poco a poco en su cuello a base de cada palabra que estaba escuchando.

Fue inevitable para el mayor no mirar mal a ambos menores, pues claramente sentía que estaban jugando, cuando él se sentía una guillotina, con la presión de que en cualquier momento la afilada cuchilla bajaría y su cabeza sería cortada cruelmente a pesar de sus intentos desesperados por escapar.

—Maldita sea...—murmuró entre dientes, tratando de no perder completamente la compostura—estoy malditamente jodido.

Ese gesto de molestia e irritación no pasó desapercibido para el castaño de cabello alborotado, quien le sonrió con un poco de pena y se acercó un poco más al mayor con la intención de hacer una pequeña reverencia.

—Descuide señor Min...—intentó tranquilizar mientras sacaba de debajo de su holgado suéter de abuelo una correa que estaba atada a una cámara gris con detalles en cuero café—Haré el mejor trabajo que cualquier otro publicista, ya verá que no habrá nadie mejor que yo para este trabajo.

Min frunció el ceño e intervaló su mirada entre el castaño y su asistente, no pudiendo creer que haya caído tan bajo.

Pasó de tener cientos de solicitudes de trabajos a tener "últimas alternativas"

Y eso lo ponía en una situación meramente deprimente y pesimista. A este punto de la situación ya sentía que todos sus esfuerzos e intentos por no hundirse completamente en el fracaso no estaban sirviendo de absolutamente nada.

Así que...¿que más podía perder?

Fue su último pensamiento antes de estrechar la mano que Taehyung le había extendido  amistosamente unos segundos atrás.

—Esta bien...—aceptó con la mirada fija en el apretón de manos, resignandose a un nivel que jamás creyó que sería capaz de llegar—Bienvenido a Suga Records, Kim Taehyung.

...

VAHWKDL ay espero de verdad que les haya gustado aunque sea un poquito ;^;

Las extrañé mucho mucho y también extrañé volver a escribir shsk TT

De verdad, muchas gracias a todas aquellas personas que esperaron una actualización:(

Y lamento tanto si se lee aburrido o fuera de lugar con los demás capítulos ahsk ;^;

Estoy intentado tener un punto medio con mi tipo de narración antigua y la que uso actualmente T-T

¡En fin, las amo mucho y muchas gracias por leer! ♡♡♡


Juro que se va a poner interesante ahora con la llegada de Tae sbdj TT ♡ las amo mucho, gracias:"3

-Moonie~









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