☕08☕

Eran aproximadamente las 8:30 A.m. y el rubio estaba bajándose del transporte público con demasiada prisa.

Caminó o más bien corrió con prisa por las calles, procurando no ser chocado por algún auto y a la misma vez intentando que el pesado portafolios que llevaba en sus manos no se le cayera y todas aquellas hojas se esparcieran por todos lados.

Llevaba 30 minutos de atraso y el joven creía que su día no había podido empezar peor.

Estaba llegando tarde porque por la mañana las sábanas se le habían pegado de más y no logró escuchar su alarma a tiempo, y todo porque se había quedado hasta altas horas de la noche analizando unos papeles que Min le había ordenado que clasificara.

Pudo terminar su trabajo recién a las 4 a.m. y le fue inevitable para su cuerpo caer rendido en la cama e ignorar la alarma.

En ese momento quiso tirarse de un quinto piso y no tener que saber nada del trabajo o de la simpática cara de su jefe.

Pero él se había hecho una promesa consigo mismo de que se esforzaria hasta lograr sus sueños, sin recibir ayudar de absolutamente NADIE.

Llegaba tarde, pero por lo menos había terminado de analizar y clasificar esos estupidos papeles que según Min era demasiado importantes y que debían ser revisados con urgencia y entregados listos para el siguiente día.

El rubio acomodó un poco su cabello despeinado y nuevamente se dio cuenta que necesitaba un buen corte de cabello.

Sacudio brevemente su ropa que se había manchado un poco por las sucias paredes del bus, el cual debía mencionar que estaba completamente lleno y sin lugar para una alma más.

Cruzó rápidamente la última calle y dobló en la esquina de un edificio gigantesco, el cual era el único que separaba lo demás con el gigantesco aparquidero y la inmensa empresa en donde trabajaba.

Todo iria normal de no ser que al doblar esa esquina, notó que el parqueadero estaba lleno de gente de todas las edades y alturas, algunos con lo que pareciera ser carteles y otros con luces, remeras y bandanas...

Frunció el ceño sin entender el por qué la gente estaba tan conmocionada en la entrada de la empresa, la cual en cualquier minuto parecería que sería derribada por la exagerada cantidad de personas que se estaban acumulando.

Miró su reloj y ahora llevaba 45 minutos de atraso. Gruñó entre dientes y no vio otra alternativa que tener que intentar pasar por todo aquel tumulto de gente.

Hizo lo que pudo e incluso tuvo que ser un poco rudo y empujar a la gente que le impedía el paso a la empresa. Llegó con dificultad a la entrada y se dio cuenta que esta estaba siendo cuidada por un guardia de seguridad que le doblaba en altura y tamaño.

Este tenia unos lentes oscuros y un auricular y un micrófono de manos manos libres, estaba cruzado de brazos mientras mantenía en su rostro una expresión completamente fría y ruda, probablemente para intimidar a todas aquellas personas que tenían intenciones de entrar a la empresa.

Recibió empujones y jalones en su ropa y cabello mientras intentaba proteger con su vida aquel portafolios que su jefe necesitaba.

¿Acaso su día podía ir peor?

Si, si podía ir peor y estaba a punto de averiguarlo...

-¡Oye, necesito entrar...!-habló en el tono de voz más alto que tenía al alto hombre uniformado-Estoy llegando tarde y el CEO Min me está esperan-

-Gafete de identificación-Interrumpió en seco el hombre, cortando cualquier explicación del menor-.

-¿Gafete de identificación?-preguntó confundido, pues no sabía que debía de tener uno y mucho menos recordaba a Min hablándole de eso o entregándole uno-no tengo ningún gafete de identificación, de hecho no sabia que se debía de tener uno.

-Sin identificación no entras-aviso con ese tono frio, tal y como si se tratara de un robot sin sentimientos. El rubio apretó los dientes y sujetó con más fuerza el portafolio que traía en manos, poniéndose aún más de malas por el horrible día que estaba llevando-si solo estas aquí para estorbar, le sugiero que se retire.

El pequeño soltó un bufido que había estado reteniendo desde la mañana, convirtiendo su inofensiva mirada en una completamente distinta.

Apretó sus puños y levantó una de sus manos, apuntando de manera exaltada y grosera al más alto, colocando una expresión sumamente aterradora.

Cuando Park Jimin se molestaba, lo hacía en serio...

-¡Mire, yo soy el asistente personal de Min Yoongi, dueño de esta empresa y su estupido jefe, así que si no me deja entrar le puede ir informando al inútil de su jefe que Park Jimin renuncia y que sus metas no van a ser cumplidas, que estos papeles no se le serán entregados y que su agenda se vera incompleta porque su asistente, osea yo, no va a permitir que un simple guardia de seguridad le evite el paso a la empresa que literalmente está salvando de la banca rota!-informó completamente enojado, dándole la última mirada intimidante al guardia para que le quedara bien en claro que el no se estaba con juegos. Se volteó indignado, dispuesto a votar todo y regresar a aquella pequeña y modesta panadería con total de quedarse con su orgullo-.

Estaba por salir se aquel lugar sofocante lleno de gritos y gente mal educada que solo empujaba e insultaba si intentabas pasar, sin embargo su hombro fue agarrado por el guardia de hace unos segundos atrás, quien había cambiado su expresión dura y intimidante por una que parecía estar preocupada.

El rubio se volteó aún con el ceño fruncido, dándole una mirada nada amigable al hombre más alto.

-Esta bien...-dijo con cierto tono de inseguridad y duda, temiendo un poco por las palabras de aquel rubio de vestimenta tan...rara-puedes pasar sin necesidad de identificación.

El menor no aflojó su postura, meditando si de verdad debería de entrar, pues su humor ahora mismo estaba en el suelo y no tenía intenciones ni ganas de levantarlo.

-Por favor, no le diga nada a Min, tengo una familia que mantener y si me despide mis hijo no podrán seguir estudiando...-suplicó esta vez el hombre, quitándose los lentes negros para darle una mirada más sincera-.

Eso inevitablemente le estrujó el corazon de una manera dolorosa. Relajo su expresión un poco y se volteó completamente hacia el hombre para mirarlo a los ojos y darse cuenta que estaba hablado sinceramente.

Eso hizo traerles recuerdos del pasado y demás cosas que se juro que olvidaría por su bien mental y sentimental.

Bajó su mirada momentáneamente y vio el portafolios que aún sostenía en manos, pensando que él no había perdido tanto tiempo enfrente de una computadora hasta altas horas de la noche por nada.

Suspiró rendido y se dirigió nuevamente a la puerta sin mediar ninguna palabra más, cruzando la inmensa puerta de cristal que el mismo guardia le abrió para que pasara libremente sin dificultad.

Caminó por los pasillo de la inmensa empresa, sintiéndose un poco orgulloso por ya haberse aprendido el camino a la oficina de Min de memoria.

Miró su reloj e hizo una mueca extraña al ver que llevaba ahora más de una hora de atraso.

Esperaba que el pelinegro no lo regaña tanto, porque ese sería el colmo de su dia horrible.

Se subió al ascensor que llevaba hasta el último piso y espero con la poca paciencia que aún le quedaba que aquella estupida caja de metal se dignara a dejarlo en su destino. mientras tanto tomó el portafolios y reviso que todo estuviera bajo control en compañía de aquella molesta cancioncita de supermercado que resonaba en los pequeños parlantes del ascensor.

Se estaba relajando un poco de su día horrible con el silencio que se había producido en aquel ascensor, definitivamente necesitaba un descanso de todo y de todos.

O bueno, de todos excepto de una persona...

El típico "ding" que se escuchaba en los ascensores cuando llegaban a su destino hizo presencia. Las puertas se abrieron automáticamente y lo primero que vieron sus ojos no fue mucho de agrado.

Min estaba ahí mismo "abrazado" o más bien pegado como perro en celo a una rubia (claramente teñida) de vestido corto y zapatos de tacón tan alto como su ganas de sacarse los ojos.

Ver a tu jefe en aquellas situaciones con distintas mujeres no era para nada agradable, y el que diga lo contrario era o un idiota o un muy buen mentiroso...

Los tres cruzaron miradas en ese mismo momento y por alguna razón Min soltó inmediatamente a la mujer, la cual frunció el ceño por el pequeño empujón que recibió del mismo hombre con el que probablemente se acostó en la oficina de este minutos atrás.

Jimin arqueó una ceja al ver a su jefe algo nervioso, preguntándose el por qué, pues no era la primera que lo hacía enfrente suyo o era pillado por él, de hecho algo parecido fue su primer encuentro en aquella desastrosa entrevista de trabajo.

-Esperaré tu llamada, así que llámame cariño-rompió aquel "incomodo" ambiente la rubia de maquillaje exagerado y labios tan rojos como la sangre-fue un placer hacer negocios contigo.

Fue lo último que dijo la mujer, mirando de arriba a abajo al menor, quien frunció el ceño un poco confundido por aquella mirada tan despectiva que le había dado y el tono claramente retador con el que había dicho la palabra "placer"

¿Acaso aquí nadie tenía educación y respeto? ¿O cada persona que se junte con Min se convertía automáticamente en un idiota?

Si ese era el caso, deseaba a las estrellas y todos los dioses que no le ocurriera lo mismo...

Prefirió no pensarlo mucho y salir se ascensor para dirigirse a pasos apresurados hasta su puesto de trabajo, el cual quedaba dentro de la oficina de Min.

Saludó cortésmente a la secretaria de cabello castaño, recibiendo igualmente un saludo respetuoso.

Tal vez ella era una de las pocas personas que le agradaban de esta empresa, sin contar al grandioso de Kim Namjoon.

Caminó el último tramo a la oficina y tomo la perilla de la puerta corrediza, teniendo todas las intenciones de entrar y comenzar su día de trabajo para que terminara lo antes posible y poder irse a su lugar especial a relajarse.

Sin embargo, su acción se vio interrumpida por el pelinegro mayor, quien aparentemente había casi corrido detrás de él.

Ambos nuevamente cruzaron miradas, solo que esta vez no había ninguna mujer de por medio y la expresión de sorpresa de Min había cambiado a una molesta.

¿Tan poco había durado su suerte?

Por un momento había pensado que con aquella situación se había salvado del regaño por haber llegado una hora y media tarde.

-¿Viste la hora que es?-preguntó con un claro tono de regaño-¿Acaso no te hablé nunca de los horarios de llegada?

El menor suspiró con hastío y frunció el ceño, intentando con todo su ser de comportarse correctamente y no gritarle al idiota que tenía enfrente.

-No, como tampoco me informó de que necesitaba un gafete de identificación para la entrada de SU empresa-contestó con veneno en su voz, no dejando que una situación tan simple como una llegada tarde le afecte de más-.

-¿Te pusieron problemas en la entrada?-preguntó esta vez sin aquel ceño fruncido, pareciendo un poco...preocupado-.

-¿Sabe que? Olvídelo...-Prefirió dejar el tema atrás y darle una mirada nada simpática al mayor para que entendiera que se apartara de enfrente suyo-Tratare de que no vuelva ocurrir, lo siento.

Prefirió disculparse por su llegada tarde, tal y como se suponía que debía de hacer si quería mantener una buena o por menos aceptable relación con su jefe.

Paso hacia la oficina, siendo seguido por detrás por el mayor, quien no quitaba esa expresión rara en su rostro. Organizó un poco el portafolios que había estado protegiendo todo el dia y por el cual se amaneció haciendo.

-Tome...-habló el rubio, sacando de sus pensamientos al mayor-me desvele haciéndolo y casi no logro entregarlo, pero aquí esta analizado y organizado por fechas de ingreso.

-¿Que es esto?-preguntó confundido al tomar el portafolios entre sus manos y darse cuenta que se trataba de la pila de papeles que le había entregado al menor el dia anterior-.

-Los papeles que me dio ayer por la noche, me pidió que los analizara y los organizara por fechas-explicó con una pequeña, pero MUY peuqeña sonrisa en sus labios, haciendo sentir automáticamente mal al pelinegro
-¿No se acuerda?

Por supuesto que se acordaba...¿como olvidar que le encargo analizar y clasificar papel muerto que no servia para nada más que para tirar a la basura?

¿Realmente lo había analizado como el se lo había pedido?

Él sólo quería vengarse por haberle faltado el respeto el día anterior con el tema del nuevo artista que tomaría lugar en la empresa, pero realmente no pensó que el menor le haría caso y organizaría esa pila gigante de papeles, la cual parecía ser interminable por la cantidad que eran.

Eso inevitablemente le hizo sentir muy culpable, especialmente porque el menor tenía unas grandes ojeras en sus ojos y su aparicia no se veía nada bien.

Se veía más mal que de lo costumbre...

Un bichito llamado "remordimiento" pico en su interior al subir su mirada y conectarla con los ojos miel del menor, el cual claramente estaba esperando una felicitación o algo de su parte.

¿Que haría ahora?

...

Asgsgdhdk capitulo para mis bebés precios@ ♡

Espero que les haya gustado por lo menos un poco 👉👈🥺❤

La verdad me sorprendí cuando publique el capítulo anterior, no me esperaba que tanta gente lo haya estado esperando 😳❤

De verdad muchas gracias, no tienen idea de cuánto los amo❤

Ahora...¿quieren otro capítulo para mañana? ❤👀☕

Las amo~

MoonMacchiato ♡

#YoonminWeek

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