Día 7
✨ Prompt: Ronroneo alfa.
✨ Sinapsis: JongIn es un alfa intratable y jodido. No era el caso cuando se trataba de su compañero.
✨ Extensión: 3257 palabras.
. . .
Kai era visto como ese tipo de alfa rudo, tocapelotas e intratable que nadie quería cerca. Demasiado molesto, demasiado dominante y estúpidamente posesivo; él había sido criado a la vieja escuela, en un pueblo donde ser poderoso y un poco jodido era lo más importante e indispensable.
Fue un gran choque mudarse a la ciudad y descubrir que el método de crianza que habían utilizado en él estaba más que oxidado y que, lejos de ser admirado por alguien, la gente o le temía o no lo soportaba.
A pesar de eso, Kai podía pasarse las opiniones y los señalamientos de los demás por el pene.
Era un alfa tradicional, criado por una familia milenaria que seguía las primeras costumbres de su raza, que protegía a los suyos con los puños y entrenaba día y noche para ser un compañero competente para su omega. También era jodidamente listo y sabía de negocios, por lo que, en definitiva, no tenía nada que envidiarle a los alfas modernos maricones que no soportaban ver a alguien diferente, que se creían superiores a su pareja y que habían perdido todo rastro de sus raíces y la verdadera esencia de lo que significaba ser un alfa.
Si es honesto, Kai realmente odia la ciudad y su modernidad de mierda. Preferiría mil veces vivir en su pueblo olvidado por todos, rodeado de montañas y hermanos conocidos y agradables que apestar por el aroma de los insoportables contaminantes que llenaban Seúl y soportar la mierda de "yo soy mejor que tú, así que besa mis pies".
La única razón por la que seguía ahí luego de nueve meses de haber llegado era por el contrato que por fin cerraría pronto y por el pequeño omega que había encontrado en el camino.
KyungSoo era el mejor compañero que el destino podría haber preparado para él. Sin dudas se trataba del omega más caliente, dulce e ideal que Kai jamás conoció en su vida.
La pequeña cosita era un cachorro solitario que había conocido en una cafetería. Trabajaba limpiando pisos y mesas y mantenía una expresión melancólica constantemente. Kai fue atraído por su aroma, por su cara triste y por sus curvas, no puede negarlo, y cuando KyungSoo lo miró de vuelta, todo pareció encajar en el lugar adecuado.
Salieron algunas veces, cuando KyungSoo no tenía turno en la cafetería y Kai estaba libre de trabajo, hablaron por largas horas a través de mensajes de texto y finalmente se aparearon, tres meses después de haberse conocido, cuando el pequeño le pidió ser suyo.
Kai supo que él era su perdición desde el primer instante que lo miró a los ojos.
Luego de aparearse, echados en la cama, abrazados con fuerza y totalmente desnudos, KyungSoo había hablado sobre el pasado que jamás le había contado. Era huérfano, a duras penas terminó el bachillerato y no pudo continuar con sus estudios universitarios por falta de dinero.
Había sido criado por un beta que estaba jodido de la mente y lo maltrataba cuando las cosas en su negocio no iban bien. KyungSoo vivió una infancia de mierda llena de abusos y después de ser un adulto no pudo encontrar la seguridad para salir de ese círculo vicioso y comenzar a vivir.
Kai lo sacó de toda esa mierda. Le dio una paliza al bastardo que le había hecho daño por tanto tiempo y lo trasladó a su departamento temporal en el centro de la ciudad. El cachorro continuó trabajando en la cafetería, consiguió algunos amigos y fue abriéndose un poco más al mundo, sonreía cálidamente cada vez más seguido y su cuerpo se había llenado de salud.
Él era feliz, y, maldición, Kai se sentía orgulloso por haber formado parte de ese proceso y los cambios positivos de su compañero. También estaba orgulloso del pequeño cachorro que le hacía feliz.
Mierda, realmente lo extraño.
Kai gruñó su molestia sin ningún tipo de disimulo. El abogado que lo acompañaba en aquella reunión lo miró de reojo, una mirada llena de desaprobación que Kai ignoró olímpicamente. Firmó rápidamente el contrato luego de leer detenidamente el documento y se puso de pie antes que nadie, apretó la mano de su nuevo socio y salió de ahí sin mirar atrás.
La Harley lo esperaba frente al edificio; tomó el casco y cuando estuvo a punto de ponérselo, su teléfono vibró en el bolsillo de su pantalón. Kai lo tomó y contestó la llamada sin ver el nombre en la pantalla.
—Kim.
—¡Jó! Qué humor el tuyo aún cuando es tan temprano en la mañana. ¿No pudiste cagar antes de salir de casa? —la voz aguda y divertida de JongDae le jodió los tímpanos y Kai no pudo evitar rodar los ojos—.
El tipo era un amigo suyo desde la adolescencia. Lo conoció en la escuela y formó parte del grupo de alfas que componían la organización más segura y confiable del pueblo. Él también había sido un no-se-qué de su primo, MinSeok, antes de que este se fuera al extranjero y JongDae continuara con su vida, contrayendo nupcias y teniendo un par de cachorros no mucho después.
Era un buen tipo, de verdad, pero Kai no estaba de humor para su mierda cuando lo único que quería era llegar al departamento y ver a su pareja.
—¿Qué quieres, JongDae? Si no lo dices ahora mismo, te colgaré —advirtió mientras se subía a la moto con el casco bajo el brazo y la mirada puesta hacia adelante, ignorando los vistazos que le lanzaban de vez en cuando y las risitas tontas de algunos omegas que pasaban a su lado—.
—Ah, siempre tan amargado, de verdad. Ni siquiera KyungSoo consiguió alejar ese carácter jodido que tienes, amigo.
—JongDae.
—¡Ya, ya! Aigoo, qué tipo. Te llamo para decirte que todo en el negocio está bien, firmamos la alianza con Park y la tienda se llenó con buena tinta y piercings increíbles. Hombre, tienes que verlo por ti mismo, es una locura. Los clientes han abundado mucho por estos días y realmente te necesitamos aquí, tienes alta demanda.
El alfa de Kai aulló su satisfacción y una sonrisa ladina, genuinamente orgullosa, se formó en su boca.
Kai era dueño de una tienda de tatuajes y perforaciones, además, había heredado el bar de su padre y abierto otros tantos negocios que funcionaban bastante bien en el pueblo. JongDae, SeHun y YiXing trabajaban con él en la tienda de tatuajes, JunmYeon se hacía cargo de que todo fuera bien en el bar y ChanYeol era el policía del pueblo. Eran un buen equipo, trabajaban para la comunidad, además, y la gente les tenía aprecio.
Kai no veía el momento de volver a casa y ponerse a trabajar con sus agujas y tinta nueva.
—Eso es increíble, mantengan todo de la misma manera hasta que vuelva.
—Sí, no debes preocuparte por nada. Si la tienda no se ha ido a la quiebra en nueve meses, no lo hará por algunas semanas más. Cierto, tu madre te manda saludos y dice que vuelvas cuanto antes para poder conocer a KyungSoo.
—¿Estás en mi casa?
Hubo un momento de silencio y cuando JongDae habló, Kai pudo percibir la sonrisa en su voz.
—Sí; MinSeok regresó y quise venir a verlo.
La sonrisa de JongIn se borró de inmediato. Él suspiró silenciosamente y preguntó con cierto tacto. Era un idiota para la mayoría, pero la familia era la familia y sus amigos eran parte de ella.
—¿Cómo fue? ¿Es incómodo?
—Todo es un poco incómodo entre los tres, no puede evitarse, pero los niños lo adoran y a él se le dan bien los cachorros. También fue amable y aceptó la situación mejor de lo que podría haber sido. En verdad él es algo así como mi alma gemela... Hombre, lo extrañé más de lo que habría pensado. Es toda una mierda loca.
—Siempre fueron buenos amigos y muy unidos el uno con el otro, aunque te hayas casado y seas padre ahora mismo, es natural que lo echaras tanto de menos. Es alguien importante para ti.
—Él siempre va a estar en mi corazón, es algo que todos sabemos, incluida mi esposa. Aunque no estemos juntos nunca más, siempre lo querré y desearé lo mejor. MinSeok se lo merece.
—Lo hace. Es un buen tipo.
—Ah, suficiente de estas mariconadas. Oye, apresura tu culo y vuelve, es en serio, los niños me están matando porque mi Fiat no es tan genial como la Harley del tío Kai. Hazte cargo de esta mierda.
Kai rió ante esto y asintió.
—Bien, trataré de estar allá cuanto antes. Ya voy a irme, dale mis saludos a todos y cómprate otro auto ya, esa mierda es horrible.
Cuando la llamada finalizó -con un JongDae quejándose-, Kai por fin pudo ponerse en marcha y dirigirse al departamento.
Como era un lunático del manejo, llegó realmente rápido al edificio; guardó la moto en el estacionamiento y se metió en el ascensor. Con el casco bajo el brazo, pulsó el botón con el número diez y esperó a que las puertas se abrieran en su piso.
Los pasillos estaban vacíos y el lugar era silencioso mientras Kai abría la puerta del departamento. Era domingo y KyungSoo no tenía que trabajar, así que estaría todo el día en el departamento viendo películas o escuchando música mientras leía alguna cosa.
De hecho, esperaba encontrarlo haciendo algo o metido en sus asuntos, no ser rodeado por sus brazos y besado inmediatamente después de haber puesto un pie dentro del lugar.
Kai soltó el casco y rodeó de inmediato la cintura del chico con sus brazos, lo alzó en su abrazo y lo colocó a la misma altura que él para poder besarlo más cómodamente.
El aroma de la vainilla lo rodeó de inmediato, se fundió con el suyo y permaneció firmemente sobre su ropa, sobre su piel y en su nariz. Su boca le robó el aliento al omega tembloroso y caliente en sus manos y su lengua se deleitó con el sabor del chocolate sobre el músculo húmedo y ansioso de KyungSoo.
Se alejaron con un chasquido húmedo de sus labios y KyungSoo sonrió afectuosamente antes de inlinarse una vez más y dejar un beso en la comisura de su boca, Kai le mordió el labio inferior en represalia y una suave risita se escapó de la garganta del pequeño, llenando su corazón de calidez.
—Te extrañé.
—Creo que pude notarlo. ¿Esa es mi camiseta?
—Humjum. Realmente te extrañé mucho. Hice pollo frito para ti, ¿tienes hambre?
Realmente no tenía, pero su omega había trabajado para darle de comer su comida favorita y él no estaba desperdiciando su esfuerzo. Kai asintió y lo bajó al suelo cuando vio que este quería hacerlo. KyungSoo lo tomó de la mano, besó uno de sus nudillos y tiró de él hacia la cocina.
—Vamos a comer entonces y así podrás contarme cómo te ha ido.
Los dos comieron las enormes y deliciosas presas de pollo que KyungSoo había preparado en su tiempo a solas. El jugo y el aroma impresionante despertaron inmediatamente el apetito de Kai y lo llevaron a zamparse la mitad de la comida. KyungSoo había reído, sintiéndose totalmente satisfecho, y le pasó una cerveza cuando Kai admitió que todo había salido bien con el negocio.
Lavaron los platos juntos, trabajando en equipo, y se fueron al sofá para echarse un rato con el estómago lleno y la tranquilidad flotando por todas partes. KyungSoo se acomodó sobre el cuerpo de Kai y este no tardó en abrazarlo y cariciarle el pelo cariñosamente mientras veían el programa de televisión que el pequeño había colocado.
Kai admitía que incluso un completo hijo de puta como él podría suavizarse y volverse la mierda mas cursi y blanda cuando se trataba de su chico.
Era inevitable; la felicidad y la armonía que se tenían luego de un emparejamiento, teniendo a tu compañero cerca de ti, poder abrazarlo, olerlo y tocarlo, verlo feliz, esas eran las cosas que un alfa buscaba en su vida. Era lo que un alfa debía proteger a toda costa.
—JongDae llamó hoy —murmuró cuando comenzaron los comerciales. KyungSoo giró la cabeza y apoyó su barbilla en su pecho para poder verlo—. Madre quiere que vayamos a casa para poder conocerte.
Al escucharlo, el cachorro sonrió, una de esas sonrisas bonitas y suyas que tenían forma de corazón y hacían que su alfa se derritiera. Kai deseó besarlo en ese justo instante.
—¿Sí? Yo también quiero conocerla pronto.
Kai detuvo sus caricias y lo miró con cautela.
No había tocado el tema sobre mudarse a su pueblo con KyungSoo porque no quería presionar al chico a abandonar sus cosas en la ciudad y meterlo en un sitio donde no tendría todas las comodidades que proporcionaba Seúl. Su hogar no estaba mal, pero ahí no estaban los amigos de KyungSoo, ni su empleo o sus recuerdos y, honestamente, Kai no sabía cómo reaccionaría ante la idea de irse y empezar desde cero en otro sitio.
Sabía que su chico estaba trabajando en su carácter, en ser feliz y sentirse independiente y autosuficiente, por ello temía desligarlo de todo y que su avance se estancara y perdiera. Fue razón suficiente para mantenerlo más tiempo del esperado en la ciudad y ser sigiloso sobre el tema.
Aún así, KyungSoo no se vio perturbado ni contrariado, él simplemente siguió sonriendo mientras lo miraba fijamente.
—¿Quieres hacerlo? —preguntó con cautela y el pequeño asintió con seguridad—.
—Quiero hacerlo. Quiero ver tu hogar y quiero conocer a tus amigos. Me encantaría ir a casa contigo, JongIn, establecerme y tener una familia en el lugar donde creciste y eres feliz.
La mano sobre su cintura se apretó y los ojos de KyungSoo brillaron fuertemente, el propio corazón de Kai vibrando a toda marcha contra sus costillas y el alfa reduciéndose a nada al ser llamado por su nombre real de una forma tan amorosa y dulce, y escuchar el "volver a casa", como si KyungSoo fuera parte de ese lugar, como si él realmente lo viera como su hogar, como su lugar seguro.
Él y su madre eran las únicas personas que podían causar esos sentimientos en él. El sentimiento de sentirse en casa, pleno, querido y aceptado.
Kai sonrió, lo acomodó sobre su cuerpo y llevó la cabeza de KyungSoo a su cuello para que descansara ahí. De esta forma, Kai podría besar su marca de emparejamiento, tener acceso directo a la fuente de su aroma y revolcarse en su mierda de pertenencia y complacencia al sentir su propia esencia impregnando la piel suave de su pareja.
Sus dientes rasparon cariñosamente el costado del cuello pálido y sus labios se cerraron en un trozo de piel al alcance, sintiendo el ritmo cardíaco acelerado del pequeño contra su lengua. Lamió y besó aquel enloquecedor lugar, y luego de consentirlo por un largo tiempo apoyó su mejilla sobre la cabeza de su pareja, sintiendo como este tocaba suavemente y con la punta de sus dedos, la marca que el mismo KyungSoo le había hecho el día de su unión.
—Te llevaré a casa entonces, cuando resuelvas los asuntos que tengas que atender aquí y avises a tus amigos que te irás.
KyungSoo sonrió en la seguridad de su cuello y besó su mandíbula.
—Sobre eso... JongIn, tengo todo listo desde hace dos días. Aquí no hay nada que me mantenga atado; mis padres han muerto, no tengo ninguna familia y mis amigos prometieron visitarme de vez en cuando. En cambio, allá me esperará gente que te quiere y que me aprecia, estaré alejado de mis malos recuerdos, podré empezar de nuevo y estaré contigo. Tú eres lo único que quiero en mi vida, y a donde sea que vaya, donde sea que viva, solo te necesito a ti ahí para verlo como mi hogar y ser feliz. Sea aquí o allá, mientras sea tuyo, nada más importa.
Y fue entonces cuando ocurrió.
Fue algo espontáneo, repentino e inesperado que tomó por sorpresa a su compañero, pero no a Kai: un ronroneo que nació desde lo más profundo de su garganta y se expuso de forma ronca, cálida y agradable.
KyungSoo se separó de inmediato de su cuello y lo miró con los ojos abiertos de par en par y las mejillas coloradas; colocó una de sus pequeñas manos en su cuello sin temer represalias por el movimiento atrevido y la vibración fue sentida a través de la piel, retumbando contra su palma y provocando la exposición agradable y fuerte de su aroma dulce. Una clara muestra de su emoción y felicidad.
—JongIn... ¡Ronroneas! ¡Realmente estás ronroneando! No puedo creerlo, de verdad... Joder.
Kai podía comprender su ilusión.
Un alfa no ronronea normalmente. El ronroneo alfa era símbolo de debilidad y de sumisión. Si un alfa reaccionaba de esta manera ante alguien era porque la otra persona había conseguido "domarlo", porque provocaba los más profundos sentimientos en él o simplemente porque era feliz y se sentía seguro.
KyungSoo había conseguido las tres cosas y por eso Kai no había podido evitar ronronear para él, para hacerle saber lo mucho que lo quería, todo el poder que KyungSoo tenía sobre él y lo mucho que influía en su vida.
En su pueblo, este era un gesto aceptado y respetado que se veía seguido en parejas consolidadas, alfas en medio de un cortejo o alfas y sus cachorros; la sinceridad y los sentimientos eran importantes, así que delante de su pareja y familia un alfa no tenía que reprimirse ni demostrar algo que no era o pensaba. El omega y los cachorros eran lo más importante; siempre sería así.
En la ciudad, no obstante, parecía ser algo tabú y prohibido. Kai seguía pensando que todos eran unos cabrones extremadamente jodidos con el culo y la mierda en la cabeza.
Kai colocó su mano sobre la de KyungSoo en su garganta y sonrió tranquilamente, grabando en sus memorias la adorable fascinación y admiración que sentía su compañero en ese instante.
—Ronroneo porque me haces feliz, porque te amo y estoy agradecido por tenerte en mi vida. KyungSoo, prometo hacerte feliz de regreso y darte todo lo que has querido y necesitado todo este tiempo.
Olfateó prontamente la salinidad de las lágrimas y Kai lo acunó nuevamente sobre su cuerpo, le acarició el pelo y cuando las lágrimas fueron derramadas, las besó una por una, secando sus mejillas con sus labios y probando en su boca el sabor de su alegría.
A su chico lo habían lastimado, lo habían derrumbado y hecho pedazos, lo habían jodido tremendamente fuerte por muchos años, y aún así él se permitía ser feliz, él lo aceptaba y luchaba por ello. Su KyungSoo era un verdadero luchador, era un hombre fuerte y lo llenaba de profundo orgullo e infinita admiración.
—Gracias a ti, JongIn. Realmente eres lo mejor que me ha pasado en la vida. Te amo tanto.
Kai sonrió suavemente, ese tipo de sonrisas que solo tenía para el pequeño, y lamió dulcemente la lágrima que corría en su pómulo. KyungSoo rió temblorosamente, con los ojos húmedos y cálidos y Kai le besó la mejilla, la esquina de su boca, lamió sus labios y dejó un suave y afectuoso toque de su nariz sobre la suya.
—También te amo. Mucho, Soo.
Sellando sus palabras, KyungSoo lo besó en la boca y se entregó a él completamente.
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