Día 6
✨ Prompt: Ofrenda.
✨ Sinapsis: KyungSoo recibe variados obsequios en su escritorio. Conocer a quien los envía termina haciéndose realidad y él no puede arrepentirse por ello.
✨ Extensión: larga, señoras.
. . .
KyungSoo lo había notado durante los últimos días.
Su omega se había sentido extrañado, pero inusualmente halagado y esperanzado cada vez que llegaba a la oficina y encontraba sobre su escritorio algún obsequio sencillo, pero indudablemente bienvenido y agradable.
Desde pequeñas notas deseándole buenos días hasta caramelos de café -sus favoritos-, café de la cafetería de la esquina, que preparaba un descafeinado (espumoso, delicioso) que le agradaba bastante y no de la máquina horrible del comedor de la compañía, el desayuno cuando era un día especialmente duro y movido o galletitas con crema que KyungSoo comía en los breves descansos que se daba a sí mismo.
Cada uno de aquellos pequeños detalles hacían que su corazón se acelerara y sus mejillas enrojecieran de inmediato (más de una vez se vio en la obligación de utilizar un inhibidor para ocultar su aroma extremadamente feliz y enternecido y no alertar a sus compañeros de oficio sobre su estado de ánimo).
Creciendo en una sociedad donde la belleza, la delicadeza y los estándares eran sumamente elevados y devastadoramente perfectos, KyungSoo no había destacado realmente entre omegas o betas.
Cree que el mayor logro que pudo haber conseguido siendo un omega era hacerse con un puesto en una empresa de arquitectura, trabajando como diseñador. Después de luchar duramente por diez años luego de su graduación universitaria, por fin había conseguido un puesto como pasante en una empresa mediana, pero prestigiosa; a partir de ahí fue escalando lenta pero seguramente y, finalmente, entrado en los cuarenta años, tenía un escritorio lleno de materiales y un cubículo a su disposición.
Era algo realmente impresionante, y eso quedaba claro al momento de ver a sus compañeros de trabajo: todos betas y alfas. Él, siendo el único omega diseñador, se sentía bastante complacido y un poco orgulloso de sí mismo.
Sin embargo, eso no decía que el resto de su vida fuera igual de maravillosa. Seguía siendo demasiado corriente, mantenía un perfil bajo y no le gustaba a nadie lo suficiente. Con cuarenta y cinco años y siendo un omega perfectamente fértil y saludable, KyungSoo sentía que le había fallado a su naturaleza y a sus instintos.
No habían niños, no había un compañero y su casa era especialmente solitaria y silenciosa cuando no contaba con las visitas esporádicas de su madre. KyungSoo sentía el peso de la soledad y el anhelo sobre sus delgados hombros, también la inevitable incompetencia por no cumplir con el factor más importante de un omega.
Esto había sido un duro golpe en su autoestima; verse en el espejo y sentirse bonito era realmente una odisea que viajaba de la mano con los sentimientos negativos que traía la falta de una familia propia.
KyungSoo era muy consciente de su apariencia y de los estándares: no era delgado, sus facciones no eran realmente delicadas, sus cejas no eran delgadas ni sus labios finos. Tenía curvas, había un poco de pancita extra y su voz era demasiado grave, su cabello demasiado corto, sus ojos demasiado grandes y su piel tenia lunares por todos lados. La personalidad tranquila, reservada y tímida tampoco le ayudaba demasiado a compensar su falta de atractivo, por lo que fue tachado de la lista de "posibles prospectos a esposo y compañero."
Esto era verdaderamente duro, tanto que había tenido que asistir a terapia para buscar algún tipo de ayuda.
Con el tiempo pudo aceptarlo y trató de vivir lo mejor posible, construyendo los pilares de su autoestima con la misma intensidad que había utilizado para conseguir su empleo, y aunque el vacío en su interior era imposible de llenar y su omega fuera demasiado silencioso últimamente, él había aprendido a lidiar con ello.
Pero ahora estaba aquí, de pie delante de su escritorio con una nota en un post-it amarillo adherido al envase de un café mediano junto a un par de sándwiches y una cajita de regalo pequeña y bonita en su mano.
Sus pómulos se sentían extremadamente calientes y sus ojos viajaron por todos los cubículos de sus compañeros de trabajo.
No tenía amigos en la empresa, así que no era posible que se tratara de un gesto cortés y preocupado, además, KyungSoo nunca fue víctima de algún coqueteo o recibido ofrendas de emparejamiento en su vida, por lo que estaba en un punto muerto, sin saber qué hacer o a quién dirigir sus sentimientos desastrosos.
(Que se tratara de una broma de mal gusto era imposible. Estas cosas eran demasiado importantes en su mundo y burlarse de ello sería una falta de respeto total para el omega y las tradiciones).
Al no hallar nada fuera de lo usual y notar a todos metidos en sus propias conversaciones, disfrutando del día, KyungSoo volvió a fijarse en la cajita lila en su mano -su color favorito- y con cierto temor y muchas dudas, abrió la tapa.
Dentro había una preciosa cadena de plata con una flor brillante y rosa como dije principal, que hacía juego con una pulsera del mismo diseño.
Su omega aulló con un desconocido entusiasmo y KyungSoo se llevó una mano a la boca, tratando de cubrir su sorpresa. Era un regalo costoso y hermoso, delicado y tan sencillo como lo era el propio KyungSoo; él podía usarlo sin sentirse incómodo o creer que llamaba la atención, además, era lo suficientemente bonito como para cautivarlo y llenarlo de aprecio.
El omega arañó su pecho y, guiado por este, inclinó un poco la cabeza y trató de encontrar algún rastro de un posible aroma sobre la cajita; era un procedimiento que hacía cada vez que recibía un obsequio, pero que era frustrado al no hallar nada que pudiera identificar; sin embargo, en esta ocasión las cosas habían sido diferentes y su nariz pudo percibir la esencia picante y deliciosa de las especias.
Las cejas de KyungSoo se arrugaron y su omega aulló una vez más, disfrutando de su victoria mientras se revolvía en su propio éxtasis. KyungSoo inhaló una, dos y tres veces y, no sin cierta vergüenza, extrajo la cadena de plata de la caja y se la colocó alrededor del cuello, deseando que el vago olor sobre la misma se quedara con él por un tiempo.
Era un buen aroma, le gustaba, era picante y adictivo y no podía tener demasiado de él. Aunque no hubiera una cara, el simple hecho de tener algo de este desconocido para poder identificarlo y relacionarlo con la pequeña felicidad diaria que sentía al ver sus regalos, le hacía sentir satisfecho.
Luego de ver el dije y encantarse con él por algunos segundos, KyungSoo tomó asiento en su silla y despegó el post-it del envase de café, se acomodó las gafas sobre la nariz y leyó la corta nota.
Buenos días, espero que hayas dormido bien y descansado lo suficiente. Por favor, acepta este regalo, creo que sería hermoso en ti.
Una sonrisa tonta nació en sus labios y, siendo un poco más tonto, guardó el mensaje en uno de los cajones de su escritorio, junto al resto que había recibido durante los últimos dos meses.
Entonces, KyungSoo inició ese día bastante feliz, con buen humor y una sonrisa imborrable sobre su boca.
A pesar del duro trabajo y las largas horas extras, nada consiguió ahuyentar su momento dulce.
. . .
Había un chico en el equipo de diseñadores. Era un beta nuevo, demasiado ruidoso y bastante talentoso, pues su tiempo como pasante realmente no había sido demasiado extendido. Él estaba en el escritorio junto al de KyungSoo, lo que lo convirtió prontamente en el blanco de conversaciones prácticamente unilaterales, la víctima de su bulliciosa existencia y el objeto de atención completa del chico.
KyungSoo se sentía abrumado y extrañado, porque recibir toda esa energía y efusividad de un momento a otro era algo completamente nuevo para él, pero no hizo nada por detener los avances de BaekHyun para ser su amigo y le permitió entrar a su vida después de algunos días de convivencia.
Dejando a un lado su voz ruidosa y movimientos desenfrenados, BaekHyun era un beta bastante agradable, atento y amigable. Él compartía su café en el almuerzo y le prestaba lápices cuando los suyos se acababan o perdían, además, no hacía comentarios que promovieran su falta de confianza y el temblor de su autoestima ("¿por qué no estás emparejado, por qué no tienes hijos, por qué siempre estás solo, no hay una marca en tu cuello?").
KyungSoo, por primera vez, se sentía cómodo con alguien más.
Por un momento creyó que podría tratarse de su benefactor de cosas dulces y bonitas al sentir una pizca de especias sobre su cuerpo, y eso lo había desconcertado profundamente, sin embargo, cuando BaekHyun se acercó para mostrarle algunos de sus diseños y pedirle consejos, descubrió que su aroma verdadero era la menta fresca y que el picante había sido algo pasajero que se había quedado sobre su ropa de alguna manera.
Por ello, KyungSoo seguía en su punto de partida y se abstraía en su mente cada vez que llegaba a su cubículo y encontraba nuevos regalos sobre su mesa de trabajo.
BaekHyun también lo notó un día y una sonrisa se había formado rápidamente en su boca mientras KyungSoo le sonreía a un plátano acompañado de muchas otras frutas, por supuesto, con su respectivo post-it. "Debes comer cosas saludables. Toma frutas de vez en cuando, harán feliz a tu cuerpo."
El beta le había rodeado los hombros y acercado a su cuerpo con malicia, luego le echó un vistazo a la cesta de frutas y murmuró con picardía.
-Vaya, vaya. Parece ser que Kyunggie tiene un admirador secreto. ¿Es acaso algún tipo de ofrenda ñoña y cursi? ¿Quién podría haberlo adivinado? Mi dulce y tímido pingüino siendo flechado por un plátano.
KyungSoo sintió el rostro ardiendo; pronto borró su sonrisa y guardó rápidamente la nota en el cajón acostumbrado, obteniendo un poco del olor que se dejaba apreciar con cada vez más frecuencia sobre el papel. BaekHyun rió por lo bajo y acercó su silla para sentarse junto a KyungSoo mientras lo miraba siendo torpe y vergonzoso.
-No creo que sea una ofrenda, ni siquiera sé quién lo envía. Solo... Han estado apareciendo cosas en mi escritorio por un tiempo y no tengo corazón para tirarlo todo -dijo con rapidez y agitación, apartando la cesta con frutas para colocarla en un lugar donde no entorpeciera su trabajo. No se atrevió a mirar a BaekHyun a la cara mientras mentía descaradamente-.
-Obviamente se trata de una ofrenda. Incluso tienes un collar y noté cómo olías ese post-it. No puedes engañarme, dime quién en el hombre o la mujer, chico. Te ayudaré si lo necesitas. Byun BaekHyun es un experto en el amor.
KyungSoo pretendió no haber visto el ojo siendo guiñado y el nuevo ardor sobre sus mejillas. Tomó uno de sus trabajos a medio hacer que había dejado del día anterior y uno de sus lápices con punta filosa.
-N-no creo que sea un tema sobre amor, Baek. Esto... Esto es algo que no esperaba, solo fueron cosas que comenzaron a aparecer repentinamente y hace poco pude sentir el olor de la persona que las enviaba. Yo... Yo supongo que me gustó demasiado y mi omega no puede evitar olfatear un poco.
BaekHyun apoyó su mejilla sobre su mano y lo miró con atención.
-Entonces no conoces a esta persona, tampoco sabes sus intenciones, ¿pero te gusta?
KyungSoo apretó los labios y el omega ladró en su interior.
-Es complicado. Yo nunca había recibido tanta atención y no sabía cómo actuar. Esto es bastante raro, ¿de acuerdo? Pero de alguna manera, me gusta. Siento que soy importante para una persona, que se preocupan por mí, que me miran de verdad. ¿Es algo patético sentirme así por alguien que nunca he visto?
BaekHyun guardó silencio por un par de segundos y la sonrisa pícara en su boca fue cambiada por una curva más serena y amigable. Él palmeó la cabeza de KyungSoo un par de veces y negó.
-Eres realmente adorable, y no, no es extraño. Está bien sentirse conmovido por estas cosas, también es bastante normal dada tu situación. Dime, ¿le has escrito antes? ¿Le has hecho saber sobre lo que piensas y sientes?
Los labios de KyungSoo se fueron hacia abajo y sus hombros se hundieron.
-No. Tenía un poco de miedo y nunca me atreví a hacerlo.
-¡Bien, entonces hazlo! -exclamó con entusiasmo y fue tanta su efusividad que KyungSoo dio un salto en su lugar y los demás les echaron una mirada curiosa-. Soo, debes dejar a un lado tus dudas y temores, ¡dirígete a este «alguien»! Creo que es lo mejor que puedes hacer, ¡así que sé valiente, hombre, no tienes nada que perder!
-P-pero, Baek...
-Escucha, Do -lo interrumpió de inmediato al ver que comenzaría a darle excusas que no quería escuchar y que KyungSoo se moría por dar-, siempre has sido extremadamente tímido, indeciso y reservado y por ello no has podido darte cuenta de las cosas que te rodean. Eres un buen chico, lindo, exitoso y capaz de tener la atención de cualquiera, pero, sin saberlo, alejas a los demás por tus propias inseguridades. Este tipo o esta tipa, lo que sea, ha sido realmente perseverante, tiene mis respetos, si soy honesto, y francamente se merece algo mejor que tú oliendo sus notas en secreto, sonrojándote con supuesto disimulo y sonrisas hechas hacia un plátano en vez de su cara. Has dejado pasar demasiado tiempo, amigo, ya es hora de que seamos más determinados.
KyungSoo lo escuchó atentamente, con los ojos ampliados y el corazón acelerado. Su omega ronroneó con aprobación y algo comenzó a nacer en su pecho.
Era simpatía, de verdad. BaekHyun era realmente algo diferente a cualquier cosa que haya visto y tenido la dicha de conocer y se dio cuenta de que el tipo realmente podía ser un amigo genial cuando lo quería.
KyungSoo se sentía apoyado, sentía su cuerpo lleno de ánimos y una chispa de valentía encendiéndose en su interior con la verdad expuesta por el beta. Porque aunque no era nada que KyungSoo no supiera antes, se sentía bien ser comprendido por alguien más, que este chico que nada tenía que ver con él quisiera algo bueno para KyungSoo.
Sonrió suavemente, sintiendo los ojos comenzando a calentarse, y asintió con suavidad.
-Está bien, lo haré, pero Baek... ¿te quedas conmigo mientras ocurre?
El chico tomó cálidamente los sentimientos que transmitía su sonrisa y los regresó en aquella que había formado él mismo; BaekHyun no dudó en asentir.
-Por supuesto. Yo te protegeré y apoyaré en cualquier momento. Para eso están los amigos, ¿no?
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Dicho y hecho.
A la hora de salida, cuando todos comenzaban a abandonar el lugar y solo quedaron KyungSoo y BaekHyun, el beta se acercó a él de inmediato con una hoja en blanco y un bolígrafo y se los tendió con una sonrisa socarrona.
KyungSoo los tomó, nuevamente olvidando su breve determinación, y su omega se mantuvo expectante, esperando a que el humano hiciera -por fin- la primera jugada.
Apoyó el papel sobre el escritorio y luego de suspirar profundamente, comenzó a escribir.
Hola. Lamento responder hasta ahora tus mensajes, la verdad es que sentía vergüenza e inseguridad al respecto, pero supongo que hoy, después de tanto tiempo, fui lo suficientemente valiente y decidido para decirte que me encuentro muy agradecido y feliz por tus regalos y tu atención hacia mí. Yo realmente me sentí halagado y conmovido desde el primer día, y admito que hasta el detalle más pequeño consiguió que mi jornada laboral se llenara de alegría.
Gracias por eso. Es realmente dulce de tu parte.
Espero que también inicies un buen día mañana cuando leas esto. Por favor, aliméntate bien, toma un rico desayuno y no te sobreesfuerces demasiado, ¿okay?
(Las frutas me han encantado, muchas gracias c:).
D.KS
-Para nunca haberle correspondido y sentirte nervioso al inicio, has escrito bastante -comentó un divertido BaekHyun mientras le tendía una barra de chocolate de excelente calidad-. Toma, dáselo como regalo. Seguro le gusta.
KyungSoo tomó el dulce con sorpresa y miró a su amigo atentamente.
-¿De verdad? Este es delicioso.
-Síp, de verdad. Aunque son mis favoritos, esta es una buena razón para obsequiarlo, así que vamos, déjalo ahí antes de que puedas pensar en ello y te arrepientas.
KyungSoo asintió lentamente y colocó el chocolate junto a la nota con cierta rapidez. Sus mejillas sonrojadas y la mirada brillante lo hacía ver bastante lindo y el beta tuvo que reprimir una carcajada ante lo gracioso que le resultaba toda aquella situación.
KyungSoo parpadeó cuando BaekHyun tomó la hoja repentinamente y, de un rápido movimiento, la frotó contra su pecho y cuello. Sus pómulos enrojecieron aún más y sus ojos grandes se ampliaron imposiblemente.
-¡Baek! ¡No hagas eso!
-¡Shh, déjame! Esto va a encantarle -cuando estuvo satisfecho, el mas alto colocó de nuevo la nota en su lugar y la presionó en una esquina con el vaso lleno de lápices de KyungSoo. Él se volvió hacia su horrorizado amigo y le sonrió ampliamente-. Escucha, conozco demasiados alfas, ¿de acuerdo? Así que puedo asegurarte que si él responde esto con un mensaje cargado con su olor es porque realmente está interesado y que todos y cada uno de sus regalos se han tratado de variadas ofrendas para ti.
-¿Qué...? ¡¿Qué tiene que ver eso?! -exclamó KyungSoo, sintiéndose tan abochornado que era imposible para él no alzar un poco la voz en medio de su tribulación personal-.
BaekHyun le golpeó la frente con suavidad.
-Eso es porque los alfas son bastante básicos. A ellos realmente les gusta oler al omega que les interesa, son muy instintivos, ¿sabes? Y sus instintos los controlan a través del olfato. Si esta persona está interesada en ti, devolverá el gesto con su olor porque para él o ella es una invitación a un acercamiento. Es así de fácil, no hay manera de que confundas las cosas luego de esto.
KyungSoo, no sintiéndose muy seguro, volvió a mirar la nota que apestaba a sí mismo y se mordió la esquina de su labio inferior. BaekHyun la había frotado tantas veces contra él que el olor perduraría en ella hasta el día siguiente sin ningún problema.
El beta le palmeó el hombro, tratando de animarlo y hacerlo olvidar aquello que lo acongojaba.
-Vamos, no pienses demasiado al respecto, ¿bien? Míralo como un paso decisivo y definitivo. Mañana sabrás qué quiere este alfa y si tus sentimientos son correspondidos, y si no es así, entonces simplemente puedes sugerirle que sean amigos y ya está. Ahora marchémonos, pronto van a cerrar la empresa. ¡Voy a llevarte a comer pizza! Hay un lugar italiano bastante agradable por aquí...
KyungSoo fue arrastrado lejos de su cubículo y una mueca se formó en sus labios. Precisamente eso era lo que temía, que su secreta persona favorita solo lo quisiera como un amigo y sus ilusiones sean destruidas de un día a otro y a través de una hoja de papel.
No obstante, esto no pudo alejarse más de la realidad.
Al día siguiente, cuando llegó a su escritorio sintiéndose extremadamente nervioso y ansioso, había una nota en respuesta, mucho más larga que las que normalmente recibía y con la misma letra cursiva a la que se había acostumbrado.
Pero no fue eso lo que entusiasmó a KyungSoo y lo hizo querer aullar con emoción, fue que, de hecho, el papel estaba rebosante del aroma a especias que le había encantado desde el primer momento que lo olió.
Hola, pequeño. No tienes que preocuparte por haber tardado, soy un hombre paciente y perseverante, sin embargo, me alegra saber que mis regalos han cumplido con su cometido y también me satisface leer tu respuesta.
Admito sentirme feliz al verte feliz, sonrojado y brillando hermosamente al aceptar mis ofrendas. Ese es el mejor regalo que puedo recibir de vuelta, pero tomaré el chocolate como un buen obsequio, para iniciar.
(Y sí, definitivamente esto es una ofrenda oficial. Estoy devolviendo tu interés justo ahora).
Espero que tengas un buen día y que podamos conocernos personalmente pronto.
Deleitándome en tu olor,
K.J
Los aretes de oro y diamantes discretos fueron el acompañamiento mañanero de su desayuno obsequiado.
KyungSoo, abstraído y aprovechando que BaekHyun no había llegado aún, cerró los ojos e inhaló el aroma del alfa masculino sobre la hoja de papel. Era tan fuerte y tan picante que resultaba ser genuinamente atractivo y delicioso para él.
Sonrió con suavidad y guardó la ofrenda en el bolsillo de su camiseta.
Él no tenía experiencia en estas cosas, no era el omega más bonito del mundo ni tampoco tenía una personalidad chispeante. Era un hombre de cuarenta y cinco años, solitario y demasiado tímido, pero después de tanto tiempo, después de tanta espera, sentía esperanzas y que nunca más estaría solo.
Ahora tenía a un pretendiente que olía delicioso y era atento, y eso era suficiente para hacerlo sentir realizado.
Él, por fin, era un omega como cualquier otro.
. . .
Pronto, el alfa y KyungSoo comenzaron a intercambiar cartas. Eran mensajes extendidos que explicaban el día a día del contrario, sus preocupaciones y, cuando su pretendiente estaba de un humor especial, coqueteo intenso e inevitable.
KyungSoo trataba de controlarse, de verdad. Estaba en la oficina y cualquiera podría verlo en medio de sus sonrojos u oler su entusiasmo demasiado pronunciado, pero era imposible cuando recibía halagos como "eres lindo", "me gusta tu piel", "tus ojos son hermosos", "sonríes tan bonito", "me gustan tus manos", "me encanta tu olor", "quiero abrazarte" y, rayos, eso era demasiado para alguien como él.
BaekHyun también se había burlado de él cuando, en medio de leer algo como "eres la persona más bella que he visto en mi vida" soltó un jadeo ruidoso y el color llegó a sus oídos; no obstante, su amigo continuó apoyándolo en todo aquello, le brindaba algunos dulces para que se los regalara al alfa y le daba su opinión honesta al escribir sus respuestas.
KyungSoo se sentía como un adolescente siendo cortejado por primera vez. Se sentía realmente vivo.
Fue con ese hilo de pensamientos con los que caminaba directamente al elevador una mañana de tantas. Tenía un café en la mano, pues K.J le había avisado que al día siguiente no podría enviarle el desayuno debido a su agenda apretada, pero que en la tarde le haría llegar alguna cosa deliciosa. A KyungSoo no le importó realmente y simplemente asintió y decidió llegar un poco más tarde a la oficina ahora que no habría nada esperando por él en su escritorio.
Acomodó su bolso sobre su hombro y pulsó el botón para llamar al ascensor, y mientras bebía cuidadosamente un sorbo de café caliente, sintió un aroma familiar haciéndole cosquillas en la nariz.
Su omega, alerta, rasguñó su pecho y sus ojos se movieron de inmediato a su alrededor.
Fue entonces cuando lo miró.
Él era alto, su cabello era castaño y su espalda ancha. Estaba de espaldas a él, siendo seguido por un grupo de trabajadores de la compañía que lo saludaban y entregaban informes a medida que se dirigían a las puertas de la empresa.
Él olía exactamente igual que las cartas de su escritorio y su corazón tembló en su interior.
Entonces, siendo impulsado por su instinto, KyungSoo inhaló y llamó por encima del barullo de voces ruidosas del lugar.
-¡K.J!
El gran hombre se detuvo de inmediato y su rostro se volvió hacia él.
Y entonces lo miró a la perfección. Vio por primera vez su belleza atractiva y exótica, sus rasgos masculinos, los gruesos labios y los ojos pequeños, y, demonios, KyungSoo se había quedado sin aliento.
Porque él no tenía expectativas respecto a la apariencia del alfa de sus notas, pero al verlo directamente después de tanto tiempo, se sentía fascinado e impresionado por su atractivo, por su olor, por su presencia y su porte.
Porque él era mucho más de lo que habría pensado que merecía un omega con su aspecto.
Una sonrisa de disculpas se formó en la boca del alfa antes de asentir con reconocimiento. Él respondió de inmediato, sin necesidad de gritar debido al repentino silencio.
-Pequeño, hablemos en el almuerzo. ¿Puedes esperar por mí, por favor?
KyungSoo sintió como se sonrojaba hasta la punta de sus orejas y tuvo que apretar su agarre sobre el envase de café para que este no cayera al suelo. Sus piernas temblaron y su omega ronroneó al escuchar su voz suave, dulce y afectuosa, el "pequeño" llegando directamente a su corazón agitado.
KyungSoo asintió torpemente y el alfa sonrió una última vez antes de salir de la empresa, seguido de la horda de trabajadores que le pisaban los talones.
Él se quedó en el mismo lugar por minutos enteros, y no salió de su ensoñación hasta que sintió un brazo rodeando sus hombros y el aroma familiar de la menta cosquileó en sus fosas nasales.
-Entonces ya lo conociste. JongIn es realmente guapo e impresionante, ¿cierto?
KyungSoo giró el rostro de inmediato y le frunció el ceño a la amplia sonrisa del beta.
-¿Lo conoces?
-Claro. Somos amigos desde hace algunos años; su padre y el mío fundaron este lugar.
El corazón de KyungSoo dio un nuevo salto, esta vez nada agradable, y sintió como palidecía dramáticamente. BaekHyun tomó su café antes se que este fuera un desperdicio sobre el suelo de baldosas.
-¡¿Qué?! ¡BaekHyun! ¿Por qué no me lo dijiste antes?
El beta le dio un trago a la bebida y se encogió de hombros.
-¿Habrías aceptado el acercamiento de JongIn de saber quién era y lo que representaba para la empresa?
-¡Por supuesto que no!
-Exacto. Ahí está tu respuesta.
KyungSoo sentía que comenzaba a ser presa del pánico y realmente quería enterrar su cabeza en un foso de siete metros de profundidad y no salir de él nunca más en su vida. Llevando una mano a su frente, KyungSoo dijo con creciente estrés.
-BaekHyun, BaekHyun, por Dios, es el hijo del director general, quien tomará la compañía cuando su padre se retire a final de año, y tú, joder, tú eres el hijo de un socio importante. ¿Cómo puede pasarme esto? Yo no puedo...
BaekHyun frunció el ceño y lo golpeó con fuerza en el brazo. KyungSoo gimió y cubrió la zona afectada con su mano, un puchero bien puesto en su boca.
-¿Cómo que no puedes? ¿No puedes qué, Soo? ¿Ser mi amigo, gustarle a JongIn? Tonterías, claro que puedes. Puedes y te lo mereces, ¿me oyes?
-Pero, Baek, ¿me has visto? ¿Te has visto a ti y lo has visto a él? ¿Qué pinto yo en todo esto?
BaekHyun lo cogió por el brazo, mirándolo con extrema seriedad, y apretó con fuerza su extremidad. KyungSoo sintió que el contacto penetró profundamente en él, llegando directamente a su alma y consolando al omega herido por los pensamientos del humano.
-Claro que te veo, KyungSoo. Lo hago todos los días y puedo decir con certeza que eres una persona maravillosa que se merece todo lo mejor de este mundo, ¿entiendes? Incluso cuando eres tímido e inseguro, tú no eres malicioso, ni envidioso, no hay nada malo en tu corazón.
»Aun cuando nadie te habla, eres amable con todos, tienes tantas plantas bonitas en tu casa, los animales te aman, los niños te adoran, joder, KyungSoo, ¡ayudas a los abuelos a cruzar la calle! Cedes tus puestos en el transporte aunque estés cansado y escuchas a los demás con atención, incluso comes mi comida aún siendo tóxica, casi radiactiva, ¿cómo no puedes merecer a JongIn o tener un buen amigo, entonces? Claro que lo mereces, tonto, no te desprecies de esa manera o voy a golpearte realmente fuerte esta vez.
KyungSoo sorbió por la nariz cuando la sintió húmeda y la expresión de BaekHyun cambió de inmediato al temor profundo. Él dejó el café en el piso y lo envolvió en un abrazo fuerte y reconfortante, dejando palmaditas en su cabeza mientras KyungSoo correspondía el contacto y lloraba sobre su hombro.
-Ah, joder, joder, no llores, hombre. Si JongIn se entera que te hice llorar me va a colgar de las pelotas.
-Tengo miedo, BaekHyun, tengo miedo de no ser suficiente y que se arrepienta al final. Lo siento, mi autoestima es una mierda.
-Ya, está bien, no tienes que disculparte, ¿vale? -le dio un tironcito amigable en el pelo-. No hay nada que temer; yo nunca dejaría que JongIn se acercara a ti o permitiría que le correspondieras si supiera que no te valoraría, pero, hey, ambos serían muy buenos juntos. A él realmente, realmente le gustas desde la primera vez que te vio. No dejaba de hablarme de ti, ¡me tenía tan aturdido! Incluso discutimos un par de veces porque era espeluznante verlo observándote a escondidas; joder, era como un acosador porque no tenía las pelotas para acercarse a ti como alguien normal.
Esto consiguió hacer que KyungSoo riera suavemente y cerrara los ojos, aún soltando un par de lágrimas más. BaekHyun se animó al escucharlo reír y siguió adelante.
-Y bueno, sabes que odio a esos alfas que acosan a las personas, es algo realmente enfermo, así que le sugerí que te enviara notas o regalara algo de vez en cuando. Yo apenas iniciaba mis pasantías y estaba en el piso de abajo, pero sabía quién eras porque muchos hablaban sobre lo retraído y solitario que resultaba ser el diseñador omega del piso diez. Entonces le dije, ¡hey, idiota! Escríbele algo educado y bonito y llévale el desayuno. Eso era más aceptable, joder, y no era creepy.
KyungSoo se alejó entonces para poder mirarlo y BaekHyun le secó los ojos como lo haría un padre con sus hijos.
-¿Entonces fuiste tú el de la idea?
-Hum-jum. Se lo sugerí de pasada, pero él realmente me hizo caso y mantuvo su tradición por meses enteros. Al verlo haciendo estas cosas, tan atento e ilusionado, me di cuenta de lo que sentía por ti.
-¿Y cuando me sugeriste que le escribiera?
-Es porque ya había pasado demasiado tiempo, maldición, y sabía que si nadie te daba un empujoncito, tú no te atreverías a dar el paso. Estaba sufriendo por verte y verlo de la misma manera todos los días, chico. Ya está, de nuevo eres guapo -BaekHyun se cruzó de brazos y le sonrió con cariño-. Escucha, Soo, debes dejar de pensar tanto y comenzar a confiar en tu instinto y los demás. Déjate llevar, de esta forma todo será fluido y lo que tenga que pasar, pasará. Confía en mí, tú, tu corazón y JongIn van a estar bien, te lo prometo.
KyungSoo solo pudo asentir y mantener sus palabras en su mente.
Interiormente se sintió un poco más aliviado y reconfortado.
. . .
A la hora del almuerzo, cuando todos los diseñadores abandonaron sus escritorios para salir a comer, BaekHyun le dio una sonrisa y le guiñó un ojo; él despeinó su cabello corto amistosamente y susurró:
-Suerte. Nos vemos luego, y recuerda: todo va a ir bien.
Él asintió suavemente y lo miró irse, sintiendo como sus tripas se apretaban y el omega comenzaba a impacientarse.
KyungSoo ordenó su escritorio para tener algo que hacer mientras esperaba, pero todo quedó a medias al sentir el aroma picante en su nariz y ser consciente de la fuerte presencia de JongIn cerca de él.
Subió la mirada de los papeles en sus manos y en el rostro igual de guapo y masculino de la mañana había una sonrisa suave que hizo que su cuerpo vibrara y sintiera la mas pura y primitiva fascinación.
El alfa dejó un paquete frente a él y un par de latas de refresco. El olor a comida tibia le calentó el estómago y su corazón saltó dulcemente en su pecho.
-Aquí. Lamento no haber podido hablar contigo antes; tenía una reunión urgente que debía ser atendida... ¿tu día ha ido bien?
KyungSoo no dijo nada mientras el alfa tomaba asiento junto a él, robando la silla de BaekHyun momentáneamente. KyungSoo se dedicó a mirarlo largamente, preguntándose cómo era posible que alguien como ese alfa pudiera existir y compartir el mismo aire que él; el alto, sintiéndose un poco ansioso por su falta de respuesta, llevó su mano a la nuca y rascó el cabello naciente en la zona.
El movimiento logró que KyungSoo pudiera apreciar un bien formado bíceps apretándose contra la tela del saco y su boca de hizo agua, las mejillas se llenaron de color.
-BaekHyun me dijo que había hablado contigo... Él mencionó que tal vez estuvieras un poco incómodo sobre todo esto. Siento mucho si es así. No sé suponía que nos viéramos de esa manera por primera vez -sonrió suavemente, la culpa en sus ojos y la gentileza en su voz-. Creo que fue todo muy apresurado e impactante, ¿cierto?
-Yo... Sí, supongo que lo ha sido. Nunca pensé que K.J sería alguien como tú.
Esto pareció interesarle, porque sus ojos relucieron y su sonrisa se acentuó en su boca generosa.
-¿De verdad? ¿Cómo imaginabas que sería entonces? -había diversión en su voz, él estaba jugando con KyungSoo y divirtiéndose por su sonrojo cada vez más grande sobre su rostro-.
KyungSoo bajó la mirada a sus muslos y susurró muy bajito, notablemente avergonzado.
-B-bueno, tal vez... ¿Poco atractivo? ¿Menos exitoso? Definitivamente no esperaba a alguien tan grande.
-Ah, realmente no es así. No soy tan importante y definitivamente no soy el más guapo. Creo que Park ChanYeol y Cha EunWoo son quienes ocupan esos lugares respectivamente. Park tiene cinco compañías a su nombre, todas sumamente exitosas y EunWoo... Bueno, él no necesita presentación. ¿Quién no lo conoce?
JongIn tomó una de las latas de refresco y la abrió con un movimiento rápido, luego se la pasó a KyungSoo e hizo lo mismo con la suya. KyungSoo tomó la lata con reticencia y lentamente le dio un sorbo a la bebida, sintiendo como era observado y como su omega luchaba contra el humano para que hiciera algo realmente bueno y tomara la atención definitiva y completa del alfa.
Al bajar la lata y rodearla con las manos, KyungSoo se atrevió a mirarlo de vuelta y un suspiro abandonó sus labios mientras su nariz tomaba profundamente una bocanada de la mas pura y atractiva esencia picante y deliciosa.
-Aún así eres bastante importante. Imaginaba al hijo del director general estando emparejado con un omega modelo, tal vez alguien del medio o la hermosa hija de algún empresario.
JongIn se encogió de hombros y bebió un poco de su refresco.
-Soy un hombre bastante sencillo. Prefiero a los omegas tímidos y pequeños alejados de la industria. Es menos superficial, más hermoso y se amolda a mi gusto. Deberías comer también. La hora del almuerzo está corriendo y no debes empezar a trabajar con el estómago vacío.
KyungSoo lo observó atentamente mientras el alfa desenvolvía la comida que había traído para él. Abrió la tapa y el aroma a pescado fresco, frito y acompañado con un poco de arroz y ensalada le hizo salivar. JongIn le tendió un par de palillos desechables y KyungSoo los tomó lentamente.
-JongIn... ¿De verdad te gusto? Quiero decir, ¿realmente estás seguro de que quieres estar conmigo? ¿Conocerme mejor, salir y todas esas cosas? Porque realmente no tengo experiencia en esto, no sé cómo debería actuar o lo que debería hacer. No sé si podré llenar tus expectativas o ser alguien realmente bueno para ti. Tengo cuarenta y cinco años y lo único que hay de bueno en mi vida es mi madre, mi empleo y mis plantas. ¿Eso es suficiente para ti? Por favor, sé honesto.
JongIn lo escuchó atentamente en todo momento, pero no fue hasta que hubo acomodado la comida delante de KyungSoo que se atrevió a mirarlo. La inseguridad brotaba en oleadas del omega, los nervios eran visibles en el movimiento constante y rápido de su pie y el labio inferior siendo presa de sus dientes blancos.
JongIn sonrió con calma y dejó que su mano cayera sobre la cabeza del pequeño para acariciarle el cabello dulcemente.
-Sí, estoy seguro que quiero todo eso y no hay ni una sola gota de dudas respecto a gustarme. De verdad lo haces, me atraes y quisiera estar mas tiempo a tu lado; quiero hacerte feliz y ayudarte a creer en ti mismo. Quiero ser tu alfa, celebrar tus éxitos y construir una vida juntos. Me gustas desde la primera vez que te vi y sería un placer estar a tu lado hasta donde nuestra vida alcance, que me permitas demostrar mis palabras con acciones hasta convencerte de mis sentimientos. Solo debes decidir lo que quieres, KyungSoo, y dejarme cortejarte debidamente si es lo que deseas.
Lo que KyungSoo quiere. JongIn realmente parecía ser esa clase de alfa.
Era bastante común que el alfa tomara las decisiones con respecto al celo, la elección de su pareja y lo que debía o no debía hacerse. Al ser dominantes y mantenerse en la cúspide social, no había nada que alguien pudiera negarle. La palabra de un alfa es ley y todos deben obedecerla al pie de la letra, sin peros.
No obstante, aquí estaba este hombre adinerado, de buena familia y extremadamente guapo y amable pidiéndole a KyungSoo que decidiera por él, permitiéndole evaluar sus sentimientos, que fuera él quien pautara las normas de su relación. ¿Quería ser cortejado por JongIn? ¿Quería estar a su lado? ¿Ser su compañero, tal vez? ¿Se sentía lo suficientemente seguro estando con él? Eran cosas que no muchos omegas podían permitirse evaluar y él, sorprendentemente, contaba con esta opción.
KyungSoo recordó las palabras de BaekHyun esa mañana. Él rememoró todas las razones por las que podía permitirse ser feliz, que JongIn era un lugar y una opción más que seguros y que nada le pasaría a su lado. Él recordó todas las ofrendas, todas las notas guardadas en el cajón de su escritorio, la mirada intensa y anhelante del alfa en ese justo instante, el olor a especias contra su piel, su calor y como su omega había vuelto a la vida gracias a su presencia.
Ese hombre realmente lo hacía indudablemente feliz y KyungSoo lo quería para él a pesar de todo.
Quería seguir sintiéndose como un omega valioso y bonito, y eso era algo que solo conseguía gracias a JongIn.
Luego de algunos minutos, KyungSoo sonrió suavemente y asintió con felicidad.
-También me gustas, por favor, intentémoslo.
JongIn también sonrió y sus ojos se arrugaron por el alzamiento de las comisuras de sus labios. Así pues, relajado y feliz, KyungSoo tomó un trozo de pescado con sus palillos y se lo extendió al alto.
-Comamos juntos. También debes alimentarte y mantenerte saludable.
Como toda respuesta, JongIn se inclinó y le besó dulcemente la mejilla, provocándole un sonrojo y el aceleramiento de su corazón.
-Gracias.
KyungSoo bajó la mirada, pero sonrió y asintió ligeramente.
Sí, esto realmente era felicidad.
. . .
Bonus
Con una marca en el cuello dejándose entrever bajo el dobladillo del suerte cuello tortuga, KyungSoo abrió grande la boca y exclamó con una explosiva sorpresa. Su compañero simplemente sonrió mientras él escupía su incredulidad a diestra y siniestra.
-¡¿Qué?! ¡¿Realmente fuiste tú quien me contrató?! ¡¿Fue así como me conociste realmente?! ¡Kim JongIn! ¡Eso es poco profesional!
JongIn borró su sonrisa entonces y sus ojos también se abrieron. Él se puso de pie de inmediato, rodeó la mesa del comedor de su hogar y colocó sus manos sobre la cintura de su omega. Su compañero desde hace cinco años.
-¡No es poco profesional! Sí, admito que te contraté, pero no tenía ni la más mínima idea de quién eras o cómo era tu cara -KyungSoo alzó una ceja, cruzándose de brazos y esperando una explicación y JongIn se inclinó para besar su puchero por un momento. Al alejarse, continuó:-. En aquel entonces apenas comenzaba a salir de mi oficina en recursos humanos y estaba empezando a reunir experiencia para hacerme cargo de la compañía; padre me había pedido evaluar los trabajos de los pasantes y contratar a los que creyera más capacitados. Entonces fue cuando me di cuenta de lo increíble que eras y lo detallista y pulcro que eran tus diseños.
»Desde entonces eras el favorito de mi padre, sin embargo, él quería tener mi opinión al respecto. Le pedí que te contratara de inmediato y fue luego de que firmaras el contrato que supe que eras un omega.
A medida que hablaba, KyungSoo comenzaba a destensarse y poco a poco un sonrisa se fue formando en sus labios. Al final, él también rodeó la cintura del más alto y apoyó la barbilla en su pecho.
-Me sentí realmente sorprendido por ello, así que salí de mi oficina de inmediato y decidí que debía conocerte y felicitarte por tu trabajo, no obstante, cuando te vi en aquel cubículo, tan feliz y dichoso, no pude hacerlo. Me habías gustado tanto que fui incapaz acercarme. Sin darme cuenta, solo podía pensar en tu sonrisa, en lo bonitos que eran tus ojos, lo profesional y trabajador que eras y lo mucho que le gustabas a mi alfa.
-¿Entonces comenzaste a ir a la oficina a escondidas para poder verme por unos pocos minutos?
JongIn asintió y luego, suavemente, le besó el pelo.
-Lo hice. Era vergonzoso para mí, pero era la única forma de poder verte. Le agradezco a BaekHyun por haber sugerido la idea de las ofrendas, si soy honesto. De no ser por él no te hubiera conocido como lo hago hoy en día, ni me habría casado contigo o sería el padre de dos hermosos niños. Realmente le debo mucho.
KyungSoo sonrió contra su pecho, cerró los ojos y besó su cuello amorosamente; un toque íntimo y exclusivo para las parejas confirmadas.
-Hum. Mi pobre alfa avergonzado. ¿Qué sería de ti viviendo una vida llena de anhelo y deseo por el pobre omega tartamudo y vergonzoso de tu empresa?
JongIn bajó la cabeza y mordió juguetonamente la marca de emparejamiento al costado de su cuello.
-Omega que ahora es el principal diseñador de mi compañía, que ha construido su seguridad y que es más hermoso y genial que nunca. Soy un hombre afortunado.
KyungSoo tomó su rostro entre sus manos y sonrió mientras lo miraba a los ojos.
-No, JongIn, yo soy el afortunado.
JongIn simplemente sonrió de vuelta y se inclinó para llenar sus labios con el sabor y la suavidad de la boca de su esposo.
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