Día 16

✨ Prompt: Gruñido.
✨ Sinapsis: JongIn está pasando un mal momento y ver a KyungSoo siendo cariñoso con alguien más lo deja de los nervios. KyungSoo solo quiere respuestas y sinceridad.
✨ Extensión: 2929 palabras.

. . .

JongIn estaba realmente hasta el borde. Sentía que estaba a punto de estallar, sus puños se encontraban fuertemente apretados y la mandíbula estaba tan tensa que algo podría golpearlo en la cara y el objeto se rompería a la mitad. O en muchos pedazos, dado el aumento de enojo en los últimos cinco segundos.

Porque, mierda, no había nada que lo jodiera más que Park ChanYeol echándose encima de KyungSoo con todos sus músculos, su sonrisa gigante y sus bíceps enormes.

JongIn estaba tan enojado. Tanto.

¿Por qué ese gigantón tonto, torpe y con toda la anatomía de un alfa desagradable, pero con la actitud de un oso de peluche, podía acercarse a su hyung, SU hyung, colocar su frente sobre su hombro -tan malditamente cerca de su cuello, mierda- y reír prácticamente en su omóplato? ¿Por qué poseía tantos beneficios de cercanía cuando KyungSoo era tan enojón y tenía algunos conflictos con el contacto con la gente? ¿Por qué, por qué? ¡¿Por qué?!

Su alfa estaba tan celoso, sí, celoso y también era envidioso. Así era, porque JongIn no era un buen tipo pulcro como Park-gigante y musculoso-ChanYeol ni tenía todos sus beneficios -de hecho, sí los tenía, pero no le gustaba compartir el hombro de su hyung con nadie. No le gustaba compartir a su hyung con nadie, en realidad-. Él realmente era celoso, demasiado, abismalmente celoso.

Los celos corroían sus entrañas, deshacían sus tripas y lo convertían en una masa inmensa e intratable que nadie quería cerca.

Él realmente se sentía jodido. Sabía que estaba mal, joder, estaba muy mal tener esos pensamientos posesivos con respecto a KyungSoo, pero su alfa no era racional. Todo su alfa era una masa de defectos, toxicidad y molestia que JongIn ni siquiera se atrevía a revisar de vez en cuando porque sabía que todo era muy jodido y muy oscuro.

Era una mierda fea, densa y putrefacta. Una mierda fea, densa y putrefacta que deseaba a su hyung, lo quería para cuidarlo, para amarlo, protegerlo y apoyarlo en todo lo que desee hacer con su vida y, por supuesto, alejarlo de la manzana de la discordia que era Park ChanYeol.

JongIn bufó.

El tipo ni siquiera le desagradaba, de hecho, eran amigos desde hace algunos meses -enemigos cuando a trataba de KyungSoo, aunque ChanYeol no lo supiera-, pero, mierda, él era tan bueno, tan genial y se llevaba tan bien con KyungSoo que temía que él recibiera más atención de la que su hyung le daba a él. Era muy molesto sentirse inferior frente a otro macho alfa, realmente era insoportable y le tocaba el orgullo como nadie más lo había conseguido antes.

KyungSoo rió divertidamente con ChanYeol y esa masa verde y apestosa en su interior se intensificó. La cajita de leche de fresas en su mano se dobló cuando JongIn aplicó demasiada fuerza en el agarre y esta explotó en su mano. Joder. Mierda.

KyungSoo lo miró, siendo atraído por el sonido repentino, y sus ojos se abrieron con ligera preocupación al ver la expresión amarga del menor. Él bajó la mirada y se encontró con su mano empapada y su pantalón manchado.

—¿JongIn? ¿Qué ha pasado, estás bien?

JongIn gruñó alguna respuesta y tomó las servilletas que Kim MinSeok le pasó. El beta adorable de grandes mejillas le dio una sonrisa conocedora y JongIn desvió la mirada porque no necesitaba esa mierda en este momento, gracias.

La atención de KyungSoo fue demandada por ChanYeol una vez más cuando se cercioraron de que todo estaba bien, y con ello sus orejas ardieron en cólera. KyungSoo ni siquiera insistió en saber qué le ocurría, tampoco acudió en su ayuda para tratar de limpiarle ese desastre como siempre hacía porque JongIn era demasiado mimado por él. Él solo giró el rostro, escuchó a ChanYeol y se echó a reír otra vez.

Ah, ah. Sus pobres entrañas estaban tan apretadas. Incluso su aroma apestaba. JongIn deberá usar un inhibidor pronto de seguir así.

JongIn hizo un par de bolas de papel con las servilletas húmedas y las arrojó a la papelera. Encestó sin esfuerzo y algunas chicas rieron y le aplaudieron la gracia. JongIn las ignoró y continuó comiendo su pollo de mala manera, incluso cuando sabía que a KyungSoo le molestaban los ruidos al masticar. Él fue ruidoso. Mucho. Porque estaba enojado y porque ChanYeol no dejaba de acercarse a su hyung nuevamente. 

Qué fastidio.

Si es sincero, JongIn no sabe cómo consiguió soportarlo por tanto tiempo.

Había salido de una molesta clase de matemáticas con SeungMin a su lado jodiéndolo más de lo normal, no había llevado consigo un paraguas y le había caído una lluvia torrencial encima antes de llegar a la universidad, así que tenía los zapatos mojados y los pies empapados, y muy seguramente olía a canela remojada o alguna mierda así. Tuvo un examen sorpresa de inglés, al profesor encima de su cuello mientras respondía, una petición de joder por parte de TaeMin y un ofrecimiento de un trío -¿de verdad, qué mierda?- con JiMin y Jennie.

Su padre también había tenido un arranque de ira contra su madre y JongIn se había metido en medio, ganándose un puñetazo sumamente doloroso por intervenir, además de algunos insultos y maldiciones porque era un "maricón de mierda." Puso el culo del viejo en la calle y acompañó a su madre llorosa al trabajo para asegurarse de que llegara a salvo. Luego puso una denuncia a escondidas de su madre y está esperando noticias de la policía ahora mismo. Si tenía noticia de la policía.

Sí, era un día de mierda, y ver al omega que le volaba la cabeza y cautivaba su corazón con otro tipo lo ponía de los nervios y hacía que las cosas no mejoraran absolutamente nada.

En otras circunstancias, él habría tomado sus cosas y se hubiera marchado de ahí. Pero JongIn era un idiota masoquista y quería ver qué ocurría entre ellos, quería saber hasta dónde podrían llegar. Porque si ellos estaban sincronizados o en medio de alguna mierda, JongIn pondría su culo lejos y se iría con el maldito corazón roto antes de hacer el ridículo siendo débil y confesando sus sentimientos a KyungSoo.

Él podría soportar vivir una vida siendo su amigo, pero no podría vivir siendo rechazado y manteniendo el recuerdo vivo en su mente por siempre.

Él no quería entregar demasiado de sí mismo porque temía no ser correspondido y porque no quería imponerse. No quería que KyungSoo estuviera con él por lástima, se emparejaran y tuvieran un matrimonio de mierda como el de sus padres. Él no podía permitirse eso, así que solo podía tomar su pollo y comerlo con toda la frustración que tenía sobre él.

—Entonces le dije a Baekkie que tal vez podríamos hacer un dueto de Justin Bieber o algo así. Tocaré la guitarra mientras tú cantas y él se encargará de acomodar el escenario y que todo se vea genial, ya sabes lo bueno que es con las luces y el sonido. ¿Qué dices?

—Eso sería genial. Una buena manera de cerrar el ciclo escolar en el club de música. ¿Invitaremos a las otras facultades a ver?

—Por supuesto, por ello debemos empezar a practicar cuanto antes.

—Razonable. ¿Dónde lo haremos?

—Podemos ir a mi casa después de la escuela y te quedas a dormir...

El siguiente movimiento fue algo inesperado, realmente JongIn no tenía la intención de hacerlo, pero, de nuevo, su alfa era un jodido manojo de instintos que a veces lo dominaba y lo hacía hacer cosas que no quería.

Como gruñir con advertencia, un sonido ronco y peligroso que salió de lo más profundo de su garganta y dejó a todas las personas cercanas a ellos tensos e inquietos en sus lugares.

KyungSoo se irguió y lo miró con sorpresa de inmediato, su aroma saliendo en oleadas como respuesta para tratar de calmar su enojo, todo de forma instintiva y natural mientras ChanYeol se movía, alejándose del mayor con cautela y sigilo.

JongIn continuaba gruñendo incluso después de eso. Sentía al alfa dominando su cuerpo y cómo este le hacía abrir la mandíbula y enseñar los colmillos. Seguramente sus ojos también habrían cambiado y las venas de su cuello y frente habían estallado. Genial. Realmente genial, justo lo que faltaba.

KyungSoo extendió lentamente su mano, precavido y sigiloso. Sus ojos demostraban la más profunda de las preocupaciones y su respiración era rápida, su aroma se fortalecía dentro de sus fosas nasales expandidas.

—¿JongIn? ¿Qué ocurre?

JongIn no podía responder. No podía hacerlo porque sabía que lo jodería todo y no quería poner a KyungSoo en una posición comprometida frente a tantas personas.

Así que hizo lo mejor que podía hacer: tomó su mochila y se largó con rapidez de ahí.

Deambuló por los pasillos de la universidad y pasó jardines enteros con paso rápido. Estaba tenso, su mente era un desastre y el alfa se negaba a retroceder. La gente le hacía espacio al ver su rostro y los omegas bajaban la mirada mientras JongIn los pasaba. Estaba siendo un idiota, realmente era un imbécil.

KyungSoo lo alcanzó cuando caminaba por el pasillo desierto de la facultad de artes. Lo tomó de la muñeca y tiró de él para enfrentarlo. JongIn giró con precaución para no lastimarlo y se detuvo delante de él.

Estaba agitado, sudado y sus mejillas estaban rojas por el esfuerzo. Incluso su corto cabello se había desordenado y JongIn se sintió fatal al imaginar lo mucho que tuvo que haber corrido con sus cortas piernas para poder darle alcance.

—JongIn, mierda... Tú debes dejar de caminar tan rápido, estoy agotado. Necesito hacer ejercicios, maldición.

JongIn se soltó lo más suavemente posible de su agarre y sujetó el asa se su mochila con fuerza. Ahora que estaban solos los dos, JongIn podía sentir como el olor fresco y dulce de la sandía -que le pertenecía al mayor- le llenaba plenamente, llegando a su alfa con rapidez y desponjándolo de su irritabilidad y hostilidad de forma lenta y constante.

—Hyung, vete, ¿de acuerdo? Regresa y come un poco.

KyungSoo frunció el ceño y volvió a tomarlo de la muñeca, esta vez con un poco más de fuerza y determinación.

—No. No me iré hasta que me digas qué pasa contigo. ¿Qué ha sido eso allá atrás?

—Joder, hyung, no quiero hablar de eso.

—Pues tendrás que hacerlo, porque nunca habías gruñido por nada del mundo, mucho menos delante de tantas personas y definitivamente no a ChanYeol. ¿Por qué tu alfa reaccionó de esa manera? ¿Por qué lo miraste como si fueras a molerlo a puños y quisieras arrancarle la garganta? ¿Por qué parecía que ibas a descontrolarte en cualquier momento? ¿Qué te llevó a eso? ¡JongIn! —cada pregunta fue hecha con exigencia, con desesperación y una pizca de anhelo e ilusión que JongIn no sabía cómo tomar—.

JongIn se sintió presionado, ansioso cuando su alfa estaba tan irritable e inquieto, así que él no pudo evitar gruñir por lo bajo una vez más y exponerse finalmente.

—¡Porque te amo, te amo, mierda, te amo tanto que me jode verte con él! ¡Porque mi día hoy fue una mierda y todo eso estaba acumulándose en mi pecho y no me dejaba en paz! ¡Porque todos quieren que esté con ellos, que tenga sexo con ellos, pero yo no puedo dejar de pensar en ti, en tu rostro, en tu sonrisa y lo mucho que te quiero y no quiero hacerte daño! ¡Porque te amo pero tengo miedo de ser una mierda como mi padre y joderlo todo y porque sé que eres demasiado bueno para alguien como yo!

Explotó. De la misma forma que había gruñido, JongIn expulsó sus sentimientos más profundos y dejó que todo acabara incluso contra la voz del raciocinio que le impedía hablar, que le impidió confesar todo durante todos esos años.

Él solo estaba frustrado y acorralado un momento y al siguiente lo había vomitado todo. Se había deshecho de ese peso tan molesto que había cargado por tanto tiempo y ahora su cuerpo se había relajado como nunca lo había hecho. Y aunque tenía miedo, se sentía bien. Se sintió liberado, incluso con su miedo al rechazo.

Porque él no podía seguir de la misma manera. No valía la pena.

KyungSoo lo miró fijamente, con las mejillas aún más rojas y los ojos brillando intensamente. Su agarre se había apretado aún más sobre su muñeca, y aunque no dijo nada ni se movió, tampoco permitió que JongIn se marchara.

JongIn exhaló una profunda bocanada de aire y volvió a mirarlo, esta vez con seriedad y con un poco más de entereza. No hubo gritos esta vez.

—Me enamoré de ti, ¿vale? En algún punto dejé de pensar en mi buen amigo KyungSoo y comencé a verte como un hombre, como un omega. Comencé a idealizar a mi compañero reflejado en ti, siendo como tú, y entonces, sin darme cuenta de cuándo ocurrió exactamente, quería que estuvieras a mi lado, quería que fueras el padre de mis hijos, mi esposo, mi todo. Aún lo quiero, y aunque no sé cómo debería ser una buena relación, aunque no sé cómo debo actuar, quiero aprender y quiero hacerlo lo mejor que pueda si es contigo.

»Sabes toda la mierda que hay en mi hogar y sabes todo lo que me jode pensar en una familia disfuncional, en hijos que le temen a su padre, en el descontrol y la violencia. Toda esa mierda me ha mantenido silenciando lo que siento porque tengo miedo de hacerte daño, tengo miedo de ser como él, de hacerte llorar, de nunca ser suficiente. Pero también duele mucho verte así con alguien más, duele llevar todo esto por dentro y no sacarlo nunca y, joder, ya no puedo más, KyungSoo.

Entonces la determinación había relucido en los ojos de KyungSoo. Él se acercó a JongIn y alzó su otra mano para tomarle la mejilla y acunarle el rostro con suavidad y gentileza y, demonios, se sintió tan bien que JomgIn tuvo que cerrar los ojos y absorber la calidez del contacto como si se tratara de la necesidad de respirar.

—Tú no eres como él. Tú no te pareces en nada a tu padre, JongIn, nunca, no hay punto de comparación entre tú y él. Eres un buen hombre, eres un alfa genial y bueno, nunca me has hecho daño, nunca has impuesto tu voluntad sobre mí. Siempre te he preocupado tanto, me quieres de esa manera... ¿Cómo puedes mancillarte a ti mismo y verte como él? No es así, JongIn, ni nunca lo será.

—Hyung...

—No, calla, es mi turno de hablar —JongIn lo obedeció de inmediato y sintió algo agitado en su pecho latiendo duro, con fuerza, y también mucho alivio llenándolo. Porque para KyungSoo era bueno y eso era suficiente para hacerlo sentir paz—. Te quiero, ¿me oyes? Te quiero, te amo, quiero estar siempre contigo, quiero casarme contigo y tener una familia juntos. Quiero emparejarme, llevar tu marca y mostrársela a todos, quiero que seas mi alfa, quiero apoyarte y ayudarte siempre y que tú me apoyes y me ayudes a cambio. Te quiero en mi vida hasta que deje de respirar, ¿entiendes? Te adoro, JongIn, pero te creía tan inalcanzable, tan imposible.

»Porque eres Kim JongIn y todos te desean, todos te quieren para ellos y todos son mejores que yo. No sabía qué podía ofrecer, no sabía qué te podía gustar de mí y nunca me atreví a decírtelo. Porque gente como TaeMin, Jennie o SooJung estaban tras de ti y alguien como yo jamás podría acercarse e igualarse a ellos. Porque tenía miedo de que me rechazaras y te alejaras de mí.

—Nunca. Nunca te rechazaría —le aseguró con seguridad, con firmeza y determinación, tomándolo de su rostro con ambas manos y dando un paso más cerca—, no lo haría porque me gusta todo de ti, porque me encantas y porque mi alfa y yo te amamos de la misma e intensa manera. Eres lo más hermoso que he visto en mi vida, eres lo mejor que pudo haberme pasado, joder si no. Junto a mi madre, eres lo único que vale la pena, KyungSoo.

—JongIn —lo llamó con suavidad en sus ojos, con alivio, también con una mirada suplicante y JongIn estaba ahí para él, inclinando el rostro y rozando sus labios—.

—Solo te amo y te amaré a ti. Por toda mi vida.

Entonces lo besó. Tan simple como eso, había acortado la distancia y se hundió en el sabor y la suavidad de su boca cálida y generosa, probando por primera vez la dulce textura, la amabilidad de sus labios y su ternura infinita.

Y las cosas no se habían solucionado solo con eso, ambos lo sabían. Tendrían que trabajar en los celos de JongIn, en las inseguridades de ambos, en la confianza; tendrían que dar muchos pasos antes de sanar por completo y vivir de la manera que debía ser, debían hablar mucho, muchísimo, y JongIn aún tenía que sacar a su madre de su casa y llevársela con él, tal vez ir a terapias familiares, a charlas, a un psicólogo, lo que sea. Pero en ese momento, en ese justo instante, no había nada mejor que tener la boca del otro sobre la suya.

Se sentía satisfecho. JongIn no quería nada más.

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