Día 10

✨ Prompt: Parche.
✨ Sinapsis: JongIn traspasó los límites y KyungSoo necesita darle una lección.
✨ Extensión: 3241 palabras.

. . .

JongIn había cruzado la línea. Lo había jodido malditamente mal y KyungSoo estaba verdaderamente enojado hasta el culo.

¿Quién se creía que era? A juzgar por su mirada se había dado cuenta de que la había cagado y que KyungSoo no aceptaría sus mierdas, que su represalia sería dura, joder, con un demonio, claro que sería duro.

Todo el mundo sabía que KyungSoo tenía un carácter especial; él no soportaba las estupideces de nadie. No lo permitió con sus cinco hermanos, todos machos, todos mayores y todos alfas, no lo hizo con su jodido jefe queriendo montarle la piedra porque creía que era un idiota o menos eficaz y capaz por ser un omega. KyungSoo no había dudado en irse contra su padre y retarlo abiertamente cuando el mayor no quería dejarlo seguir con sus estudios porque creía que su deber era servir a su futuro compañero y no tener un título universitario, él era la máxima autoridad en su manada y negarle algo era inconcebible e impensable, cagaría a cualquiera y KyungSoo solo tenía dieciséis pobres años.

Entonces, ¿qué podría detenerlo de tomar acciones contra su alfa imbécil? Un reto más, un reto menos, ¿qué importaba?

KyungSoo no respondió sus llamadas ni el lazo de búsqueda íntimo que compartía con JongIn desde que se habían emparejado. Después de recibir una orden directa y ser obligado a hacer algo que no quería públicamente por culpa de la voz alfa de su esposo, aún cuando sabía lo mucho que le jodía y humillaba que hicieran eso con los omegas, lo menos que podía hacer KyungSoo era coger el maldito teléfono o devolver el llamado de su unión.

KyungSoo fue a casa, conduciendo lo más rápido que podía y la ley le permitía. Él cerró la puerta de su hogar de un portazo y fue directamente al baño del segundo piso.

Sabía que JongIn no iría tras él aún porque tenía que atender a sus socios comerciales en ese momento, así que tenía un poco de tiempo para hacer lo que tenía que hacer. Abrió la puertecilla del espejo sobre el lavabo y sacó de él el botiquín de emergencias.

Mientras rebuscaba en el pequeño bolso, pasando medicamentos y jarabes, KyungSoo maldijo un aproximado de cinco veces cada tres minutos. Su omega estaba tan enojado, tan furioso, se sentía utilizado, humillado, avergonzado y minimizado, por ello, salir de ese estado tomaría algunos días. Y tal vez estaba actuando precipitadamente y terminaría arrepintiéndose por lo que haría, pero estaba tan lastimado y sentía tanta decepción hacia su esposo, que en ese momento no podía importarle menos.

Finalmente tomó lo que había estado buscando y lo guardó todo en su sitio, rápida y ágilmente. Se acercó al espejo y abrió el paquete del parche sin usar. De esta forma, guiándose a través de su reflejo, cubrió la marca de emparejamiento que compartía con JongIn.

La acción provocó un doloroso picor en su corazón y algo de incomodidad en su alma y su cuello, pero Kyungsoo era experto en ignorar las cosas que lo desviarían de sus decisiones. Él hizo de tripas corazón y con la barbilla en alto abandonó su casa.

No fue hasta que se encontró en la calle, rodeado de personas que transitaban por todos lados, que KyungSoo decidió tomar el teléfono. Hizo una parada a un lado, donde no le estorbaría a nadie, e ignoró los mensajes y llamadas perdidas de JongIn; fue al chat que compartía con su esposo y seleccionó la opción de tomar una foto. Fue de esta manera como capturó su cuello cubierto y algunas personas que caminaban a su alrededor y, sin sentir una pizca de remordimiento, la envió.

JongIn la vio de inmediato y una nueva llamada hizo vibrar su teléfono.

KyungSoo volvió a ignorarlo y continuó caminando, tratando de deshacerse del revuelo de sentimientos en su interior con horas de caminata y pensamientos desesperados.

. . .

Llegó a casa a las ocho de la noche. Las luces de la sala estaban encendidas y JongIn lo esperaba sentado en el sofá. Lucía desaliñado, con el cabello alborotado, los botones deshechos y el saco y corbata fuera de su cuerpo. Era un desastre totalmente diferente a su compañero bien arreglado y elegante.

Cerró la puerta detrás de él y se quitó los zapatos en silencio. KyungSoo pudo sentir como el alfa se ponía de pie y se acercaba a él con cautela y lentitud, tratando de no hacer ruido para no perturbarlo y seguramente temiendo decir algo que jodiera aún más las cosas.

La tensión era insoportable y su omega traidor deseaba hundir su nariz en el cuello de su compañero como siempre solía hacerlo luego de pasar el día entero sin verse. KyungSoo le recordó que se suponía que estaban enojados y sepultó aquel deseo en lo más profundo de la coraza que cubría su corazón.

-Soo, ¿podemos hablar? -aun así, se atrevió a tomar la iniciativa al notar que esto no era algo que KyungSoo haría por su propia cuenta-.

De igual forma, su intento fue en vano porque KyungSoo continuó ignorándolo. Pasó por su lado con pasos rápidos y firmes y se dirigió a la habitación que compartían desde el momento que se volvieron una pareja. Y como nunca antes lo había hecho desde entonces, KyungSoo tomó la almohada de JongIn y una sábana limpia y salió nuevamente. Bajo la mirada fija y ansiosa del alto, KyungSoo dejó su carga en el sofá y volvió a encerrarse en la habitación, esta vez para no volver a salir en el resto de la noche.

JongIn no volvió a insistir luego de eso y KyungSoo fue libre de hacerse un ovillo en la cama y llorar silenciosamente y con amargura para deshacerse del dolor que pesaba en su pecho. Luego de todo un día huyendo de esa puntada que le robaba el aliento y lo hacía sentirse decaído, KyungSoo por fin consiguió sentirse mejor al dejarlo salir todo.

Los tres días siguientes fueron un poco más de lo mismo. KyungSoo salía temprano de casa para ir a trabajar y permitía que JongIn viera el parche que permanecía sobre su mordida sin arrepentimiento.

Sabía que era un golpe bajo y que era algo que le dolería profundamente a su esposo, y solo por eso, por la intensidad de sentimientos que podría provocar al cubrir lo que alguna vez había llevado con orgullo y complacencia delante de los demás, KyungSoo continuó usándolo.

JongIn se había atrevido a utilizar su voz de alfa sobre KyungSoo frente a un grupo de personas, lo había ridiculizado y se había aprovechado de la debilidad natural y la sumisión inevitable de su raza frente a la suya para darle órdenes. Él lo había traicionado, había jodido la confianza que le tenía y lo había lastimado profundamente.

Y no lo mal entiendan, KyungSoo realmente no hacía esto por venganza, lo hacía para que JongIn supiera lo horrible que se sentía ser lastimado por la persona que mas quieres en el mundo.

BaekHyun, su mejor amigo y cuñado de su esposo, lo había mirado con preocupación y le pasó una taza de chocolate caliente recién hecho. Tenía el día libre en la editorial, así que había decidido aceptar la invitación del otro omega y se había reunido con él en su casa.

ChanYeol estaría trabajando en la oficina con JongIn y los niños estaban en la escuela, así que aquello era una reunión para hablar sobre sus problemas a todas luces.

KyungSoo le dio un sorbo pequeño a la bebida y agradeció la tibieza del chocolate, que le calentó la garganta y el estómago. BaekHyun se sentó delante de él y comió una de las galletas que había traído para los dos.

-Sé lo que vas a decir, así que hazlo ya -le dijo luego de algunos minutos y BaekHyun sonrió con suavidad, sabiendo que habían descubierto sus intenciones ocultas-.

BaekHyun apoyó sus codos sobre sus muslos y su rostro sobre sus palmas y le preguntó con suavidad, como si no quisiera enojarlo ni alterarlo y, en cambio, solo estuviera preocupado por el asunto.

-Soo, ¿no crees que tal vez has ido demasiado lejos? Todo esto, toda esta situación, ¿no te hace sentir triste?

KyungSoo bajó la mirada a sus pies y sus hombros se hundieron profundamente.

-Sí, por supuesto que duele y me jode la mente cada vez que tengo que salir de casa y JongIn me mira con su expresión suplicante y el constante tirón del lazo en mi interior. Me siento triste y solo y la cama es tan endemoniadamente gigante sin él a mi lado, pero también me sentí tan herido cuando JongIn me hizo parecer un idiota frente a sus socios de mierda. Joder, es un sentimiento y una sensación que no podré olvidar jamás, Baek.

»Ser sometido de esa manera, ser humillado... Fue tan decepcionante y patético. Solo quería llorar y golpear algo con todas mis fuerzas. JongIn me hizo tanto daño, me aturdió por completo y me hizo sentir cosas que nunca había experimentado mientras estuvimos juntos y, desafortunadamente, no fueron sensaciones agradables.

Luego de ello, ambos conservaron el silencio en un acuerdo no dicho, cada quien metido en sus propios pensamientos.

Luego de un tiempo, BaekHyun volvió a mirarlo y extendió una de sus manos para poder tomar la apretada de KyungSoo.

-Comprendo. Sé de lo que hablas, mi padre lo hacía todo el tiempo con mi madre, ¿recuerdas? -susurró con una sonrisa melancólica y KyungSoo lo miró de inmediato, sintiendo como su corazón se sentía apretado en su pecho-. Ellos tenían realmente una mala relación y no había nada que hacer por ellos, ¿pero tú y JongIn? Han estado juntos por tanto tiempo y nunca habían tenido una pelea así. KyungSoo, no huyas de esto y trata de hablar con él. No lo justifico ni lo defiendo, solo creo que lo mejor es que hablen y dejen claras las cosas entre ustedes. Lastimándose el uno al otro no ganarán nada; dile cómo te sentiste y escucha lo que él tiene para decir al respecto. Es lo mejor que puedes hacer. Ser orgulloso realmente no te llevará a ninguna parte, solo terminarás lastimándote aún más y lastimándolo a él en el camino.

KyungSoo pensó en lo que había dicho por un tiempo y BaekHyun no lo presionó ni insistió en ello. Él tomó otra galleta y se la comió de un bocado, luego una más y se la pasó al menor, ampliando un poco más su sonrisa cuando KyungSoo la aceptó.

-Yo... Pensaré en ello, ¿de acuerdo?

BaekHyun asintió, sabiendo que eso era exactamente lo que conseguiría de él.

-Lo sé, ahora dime, ¿qué tal ha ido el trabajo? Escuché que tienes un nuevo libro en manos para editar.

. . .

KyungSoo llegó a casa un poco más temprano. Como siempre, se quitó los zapatos en la entrada y dejó su abrigo y el bolso en el perchero. A juzgar por el silencio y las luces apagadas, JongIn aún no había llegado de la oficina.

Así pues, se dirigió a la cocina, lavó sus manos y comenzó a preparar la cena, algo que no hacía desde que se habían peleado hace una semana. KyungSoo lavó y cortó algunos vegetales, dejó el arroz cocinándose en la arrocera y condimentó un par de trozos de carne que saltearía con los vegetales listos. En la nevera estaba enfriándose una jarra de limonada y de la radio salía música suave que funcionaba bastante bien para calmar sus pensamientos.

JongIn llegó antes de que la cena estuviera lista y, guiado por el buen aroma y la radio encendida, se animó a acercarse a la cocina, donde se encontraba su esposo de espaldas a él. El parche aún se mantenía en su cuello y KyungSoo aún no se había girado para verlo, pero aún así, saber que estaba cocinando para ambos había encendido un poco de esperanza y tranquilidad después de tanto tiempo de culpa e incertidumbre.

KyungSoo apagó las hornillas cuando todo estuvo listo y sirvió la comida en sus respectivos tazones. JongIn aprovechó esto para acercarse, tomar los que ya estaban llenos y llevarlos a la mesa en silencio. No se habían hablado ni mirado directamente, pero la cercanía trajo consigo la sensación de estar en una zona de paz y descanso de tanta ira y molestia, y eso fue reconfortante para los dos.

Se sentaron uno frente al otro y comenzaron a comer. KyungSoo se mantuvo con la mirada fija en su tazón, la espalda recta y las piernas juntas, mientras tanto, JongIn lo miraba, repasaba sus facciones lentamente e inhalaba todo el aroma que desprendía su cuerpo, almacenándolo en su nariz con placer y comodidad.

Al acabar de cenar, KyungSoo recogió los tazones y los apiló unos sobre otros en la mesa, finalizó con el par de palillos siendo dejados a un lado y, finalmente, miró a su alfa por primera vez en siete días.

Fue entonces cuando se dio cuenta de la barba naciente en su mandíbula normalmente prolija, el cabello desordenado cubriendo de mala forma sus cejas y molestando sus ojos, la camisa arrugada y la palidez en su cara. Al igual que había sido para él, JongIn no la había tenido fácil esos días y su corazón dio un tirón doloroso.

-Quiero que hablemos -dijo KyungSoo con falsa firmeza y las cejas de JongIn se alzaron, sus ojos opacos brillando finalmente mientras se acomodaba en su lugar y asentía inmediatamente después de oírlo-.

-Está bien, hagámoslo.

-Tú más que nadie sabe lo que opino sobre hacer uso de la voz alfa, sabes lo mucho que me repugna que un alfa le haga eso a su omega y ese día lo hiciste no solo entre nosotros, sino que, además, fue delante de esas personas, JongIn. Fue una mierda, me sentí realmente traicionado, ¿sabes? Nunca había sentido algo tan malo, retorcido y jodido en mi vida y, joder, no quiero volver a sentir eso jamás.

JongIn bajó la mirada y un asentimiento suave fue formado por su cabeza.

-Sé que hice todo mal y que abusé de ti de una manera realmente asquerosa y baja, Soo, y es algo de lo que siempre me arrepentiré, pero yo realmente no sabía qué hacer en ese momento. Por un segundo estaba todo bien y luego estabas mostrándole los colmillos a mi socio y no podía calmarte. No sabía cómo podía tranquilizarte y las cosas se estaban complicando, y lo sabes, Soo. No hice esto para lastimarte o por creerme mejor que tú, lo hice para tratar de arreglar la situación. Eran personas poderosas, y aunque las cosas van bien en la empresa, no puedo comparar mi alcance con el de ellos. Si lo hirieses y él tomara represalias, yo no podría hacer nada para ayudarte.

KyungSoo apretó los labios y desvió la mirada. JongIn no había alzado la voz ni utilizó un tono juzgador; él se encontraba bastante calmado y eso fue de gran ayuda para que el propio KyungSoo mantuviera a raya su mal genio.

-¿Cómo debía haber reaccionado? Él tenía su rostro contra tu cuello cuando estaban leyendo ese contrato, JongIn, te olía y me miraba con esa sonrisa estúpida llena de superioridad, ¿cómo no alzarme y defender a mi alfa? ¿Cómo quedarme sin hacer nada? Me jodió de una manera horrenda y tú no te dabas cuenta de lo que ocurría. Nadie debe acercarse al cuello de alguien emparejado, joder, y él estaba casi sobre ti. Me voló la mente y mi omega no pudo quedarse quieto. Tú eres mío, tenías tu mordida ante todos y él se estaba mofando de todo eso. Luego me ordenas salir de la oficina con tu voz alfa y me sentí reprendido, como si hubiera hecho algo malo cuando solo estaba defendiendo a mi hombre...

JongIn se levantó de inmediato y se acercó a él en tres zancadas, lo tomó de los brazos y lo levantó para poder abrazarlo con fuerza.

Contra todo pronóstico, y tal vez porque lo extrañaba demasiado, su olor era demasiado bueno para ser ignorado y su calor lo reconfortaba, KyungSoo se encontró fundiéndose contra él, hundiéndose en su pecho duro con fuerza, como si temiera que, de alejarse o no apretarlo lo suficiente, JongIn se fuera para siempre.

JongIn colocó su barbilla en su coronilla y lo mantuvo cerca con su manos sobre su cabeza y la otra en su espalda y, joder, fue muy bueno, fue realmente bueno y agradable poder olerlo, sentirlo y ser sujetado por sus manos grandes.

-Lo siento, no me di cuenta en ese momento. Solo estaba enseñándole el contrato, no tenía idea de lo demás. Lo lamento mucho, cielo. De haberlo sabido, no me hubiera quedado de brazos cruzados, lo sabes, ¿verdad? No le permitiría a nadie acercarse a mi cuello con esa intención a menos que seas tú. Solo a ti te quiero ahí.

KyungSoo asintió suavemente contra su pecho y suspiró largamente, sintiendo como todo aquella carga que lo había molestado por una semana por fin desaparecía de sus hombros.

-Lo sé. Yo también lamento haberme puesto el parche, echarte del cuarto y no dejarte hablar antes. Fui realmente un tonto.

-No, está bien, me lo merecía. Siempre hay mejores maneras para solucionar un problema. Soo, prometo no volver a usar mi voz nunca más, ¿de acuerdo? Es un hecho. Si fallo puedes golpearme con una sartén y echarme de casa por un año si quieres.

KyungSoo sonrió y acarició la espalda del alto lenta y suavemente.

-Te golpearé con un ladrillo y cambiaré todas las cerraduras de las propiedades que tenemos fuera. Te dejaré en la calle de verdad -JongIn rió sobre su cabeza y le besó el pelo dulcemente-. Yo también prometo actuar de una manera diferente y hablar contigo cuando algo no me gusta. Creo que esa es la mejor manera de solucionar las cosas a ignorarnos y lastimarnos el uno al otro.

-Hmm, estoy de acuerdo contigo. ¿Es una promesa?

-Sí, es una promesa.

-Vale.

-Vale.

Sonrieron en el escondite de cada uno y se mecieron un poco, de lado a lado mientras disfrutaban del momento, de la paz que se asentaba entre ellos y el alivio por haber mejorado todo.

Luego de algunos minutos en la misma posición, KyungSoo se alejó brevemente y ladeó el rostro, dejando su cuello expuesto y con él, al parche bien pegado a su piel. JongIn lo miró con atención, con ilusión bailando en su mirada y una sonrisa queriendo nacer en sus labios.

KyungSoo asintió y dijo con suavidad:

-Vamos, puedes quitarlo. Ha sido suficiente para ambos.

JongIn no necesitó que se lo dijera dos veces o le concedió tiempo para arrepentirse (cosa que estaba lejos de hacer), él llevó su mano a su cuello y de un movimiento delicado para no lastimarlo, retiró el parche de la piel.

Y todo pareció calzar en su lugar en el momento que su cuello quedó libre y su marca fue expuesta nuevamente.

JongIn ronroneó con deleite y llevó sus labios a la marca para poder besarla, reencontrándose con ella nuevamente después de mucho tiempo.

-Extrañé esto. Realmente lo hice con locura.

-También yo. Por favor, no me hagas enojar y actuar así de nuevo.

JongIn besó su mandíbula y luego lo miró a los ojos con una sonrisa satisfecha, el compromiso brillando en toda su expresión.

-Nunca más.

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