Capítulo ocho

Las ganas de querer tomar a Camus de la mano eran demasiadas y sin duda tenía que esperar a que eso ocurriera.
Mientras caminaban por todo el gran pasillo del centro comercial, Kardia miraba de reojo a ese hermoso pelirrojo.

- Tu decidirás que película veremos.

- ¿Yo? - Cuestionó sorprendido Camus.

- Claro, lo que gustes decidir será digno de ver lindura.

Se colocaron frente a la cartelera, Camus miraba cada título de las películas disponibles mientras que Kardia se colocaba en la fila para poder adquirir los boletos.
Había distintas películas de varios géneros, entre ellos infantiles, de terror, de ficción y luego... ¿Románticas?

La película parecía divertida y con romance, quizá esa sea una buena opción para pasar la tarde a lado del señor Antares.
Con pasos apresurados se acercó a la fila para decirle a Kardia la película por la cual se decidió.

- ¿Ya decidiste cuál película preciosura?

- Me parece divertida esa película que se llama Inalcanzable.

Kardia miro el gran cartel, sacó su tarjeta y se acercó a la caja para pedir los boletos.
Mientras Camus esperaba a su lado, los comentarios comenzaban a irritar al joven de cabellos rojizos, detrás de ellos tenían algunas damas que solo los observaban de la cabeza hasta los pies y entre algunos susurros llegó a escuchar sus palabras.

"El padre y el hijo son hermosos"
"Con cualquiera de los dos me quedo"

Camus dejó escapar una sonrisa de lado, se acomodó sus largos cabellos rojizos llevándolos para atrás y entre sus pensamientos dijo:

Si supieran que no es mi padre.

Kardia le mostró los dos boletos, sin pensarlo dos veces colocó rodeó el ante brazo del mayor con el suyo y ambos comenzaron a caminar rumbo al área de dulceria.
Mientras la joven que los atendía, Camus observaba esa escena con molestia, no faltaba quien tratara de llamar la atención del señor Antares, desde unos simples roces y hasta de algunos guiños y coqueteos que Kardia terminaba ignorando.

- Ahora entiendo a lo que se refería Milo.

Murmuró para si mismo, dejo escapar un poco de aire entre sus labios, a los pocos segundos Kardia tomó la charola dónde llevaba palomitas con caramelo, un par de vasos con refresco y lo más importante... Una barra de chocomenta.

- Es hora de irnos preciosura.

Camus nuevamente se colocó a lado del señor Antares y colocó su brazo sobre el del mayor, con pasos firmes se acercaron para poder entregar los boletos y pasar a la sala correspondiente.
Los chicos que revisaban las entradas los dejaron pasar, para Camus era un gran alivio ver que en la sala del cine por lo menos tendría un poco más de privacidad y no estaría lidiando con aquellas mujeres que intentan llamar la atención de Kardia.
Tenía poco que lo conoció pero tampoco le agradaba la idea que alguien más quiera intentar lograr algo con él.

La sala estaba iluminada aún, por fortuna Kardia pidió los boletos hasta los asientos que se encuentran en la parte de atrás.
Ambos se dieron paso entre los asientos para poder llegar a sus lugares, justamente les tocaba en un rincón del lado derecho.

- Debo admitir que me gusta cuando colocas tu brazos sobre el mío.

Ante esto Camus se sonrojó al instante - Bueno... - Titubeó nervioso mientras tomaba asiento - ¿No le molesta el hecho de que hablen a sus espaldas y se le insinuen?

Antares dejó escapar una gran carcajada, tomó su respectivo asiento y colocó la charola frente a ellos recargado en sus piernas - Claro que no lindura. Llevo años soportando eso, desde que Milo iba al jardín de niños aguantaba los halagos de las demás mamás, de las docentes... De uno que otro hombre - Se llevó una mano a su mentón - Es por ello que decidí contratar a Shaina, ella me ayudaba a cuidar de Milo, aunque muchos llegaron a pensar que era mi pareja.

- ¿Y no lo fue? - Cuestionó un poco incómodo Camus.

- No, ella ya estaba casada con su esposo Seiya. De vez en cuando los dos se llevaban a Milo con ellos mientras yo trabajaba.

Esto fue un calmante para Camus, aunque Kardia tuviera una sonrisa envidiable y una mirada que provoca sensaciones en las demás personas, al parecer el señor Antares no es de los hombres que le gustara andar de casanova.

Inesperadamente las luces de la sala se apagaron, al menos los espectadores restantes ocupaban una tercera parte de la sala.
Para Kardia el hecho de estar hasta los asientos traseros le resultaba muy cómodo junto al joven de cabellos rojizos.

Mientras transcurría la película, fue risas y momentos de tensión por las que pasaban los personajes de la película.
Las palomitas se habían terminado, así mismo como los refrescos; Camus tomó aquel chocolate con menta y comenzó abrirlo poco a poco sin retirar su mirada de la pantalla grande.

Cuando una escena de besos salió en la película, Camus observaba con detenimiento esa parte, imaginándose ser aquel conductor que estaba felizmente en los brazos de su admirador anónimo.
Ante esto Kardia tomó lentamente su mentón atrayendo un poco más a su rostro sintiendo esa cálida respiración junto con el aroma sutil de su fragancia que emana de su cuerpo.
A la par de la escena, ambos unieron sus labios nuevamente sumergidos entre la inmensa obscuridad de la sala.





Cuando la película termino, ambos salieron de la sala tomados de la mano; al menos la situación estaba a favor de ellos porque ninguno de los presentes los conocían.
Ahora Kardia lo llevaba rumbo al restaurante.

- ¿Que te pareció la película Camus?

- Fue divertida y romántica, muchas gracias por este momento señor Antares.

- Quiero ir poniendo las cosas en claro Camus - Habló Kardia mientras caminaban entre la multitud - Amo tu compañía y también intento hacer lo mejor que puedo para lograr conquistarte como te lo mereces pero quiero pedirte a partir de este momento que no me hables de usted. Sé que te llevo veinte años más y yo...

El joven de cabellos escarlata colocó su dedo índice sobre los labios del mayor.

- Eres un caballero en toda la extensión de la palabra, si me pides que te hable de tu, entonces lo haré.

Ambos habían llegado a la entrada del restaurante francés, Kardia tomó su mano y lo llevo adentro dónde una mesa con reservación los esperaba para seguir con aquella cita y poder seguir conociéndose más.

Solo esperaba Camus encontrar el momento preciso para hablar con sus padres que su pretendiente no es un caballero de su edad precisamente.

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Inalcanzable...
Siento hacer un poco de publicidad a mi historia que acabé hace mucho tiempo jajaja.
Es que dije que película podrían ver, pero para no meterme en ideas de películas que ya existen mejor me decidí a poner una historia mía 😁
Ya no le falta mucho para terminar a esta pequeña historia, así que seguiré un capítulo diario en lo que llegó al final.
Muchas gracias por estar aquí mis bellos lectores los amo 💖💖💖

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